Veneno y Té-more Capítulo XIX Tres Años Después

Neville es su mejor amigo

______________________________

Las noticias en los diarios sólo fueron desastres, la escuela Hogwarts ya no tenía la misma reputación, era preocupante y habían intentado cerrarla dos veces.

Los siguientes años se levantaron como un escándalo terrible pero poco a poco el sonido del morbo se fue apagando al igual que las habladurías, mentiras y relleno bulgar de los diarios.

Como todo pasa y se disuelven los problemas como nubes en el cielo con calor intenso, esa noticia que antes eran vox populi ya casi había desaparecido. A nadie le interesaba hablar o escuchar por pensar que era nota vieja sin embargo recientemente se había levantado otra noticia más.

Severus Snape había sido llamado a audiencia y nadie lo sabía.

El problema que surgió no estaba en que existían parejas en Hogwarts las cuales se hacían dentro del castillo porque al fin y al cabo muchas nacían en el interior de las instalaciones, el problema real era que las reglas que se dictaban tenían que ser cumplidas o en el caso que no se quieran cumplir pues se debía renunciar voluntariamente a los  derechos y deberes de cumplirlas, así evitar tener que ser procesador por el ministerio o peor, ser juzgados hasta la consecuencia de tener prisión efectiva en Askaban. Lamentablemente, Hogwarts estaba en la administración del ministerio.

Casos similares se habían procesado ahí, ocurridos dentro del famoso castillo escocés. Un profesor y un ayudante de profesor igualmente metidos en problemas por salir con jóvenes estudiantes, a diferencia de Snape estos habían sido denunciado por haberse encontrado expuestos, descubiertos en el delito.

El cambio el pocionista se entregó como en un autocastigo a su irresponsabilidad, un olvido, un descuido, algo que se escapó de sus manos por estar distraído con su hermosa estudiante a la cual amó no por causalidad, distraído por poner primero sus sentimientos antes que la razón.

La joven tuvo seis meses silenciosos dentro de San Mungo donde no supo nada del mago y parecía que debía estar ahí obligada a permanecer hasta el alta a pesar que después del segundo mes casi para llegar al tercero, la situación ya no era grave.

“¡¿Qué demonios hago aquí?!” Se dijo desde la primera vez que abrió los ojos en una de esas frías habitaciones.
Pero luego supo que la retuvieron por el veneno y porque se le dio la gana al ministerio.

Después de los seis meses estaba obligada a tener un control mensual, el mismo que recibió el mago para comprobar que la cantidad de propiedades del veneno disminuyera lo suficientemente de su sangre para hacer la vida normal y dejar que el cuerpo cree solo anticuerpos para sanar por completo.

Hermione el siguiente año que transcurrió empezó su preparación en pociones, defensa contra las artes oscuras y el manejo inadecuado de objetos Muggle para ataques a traición.

Al finalizar la preparación intensiva fue prácticamente obligada a ser auror, las pruebas de aceptación para formar parte del Ministerio estuvieron fáciles por lo que al comienzo del tercer año ya estaba en segunda fila como investigadora.

En ese año donde empezaba a trabajar en los casos más importantes
era constantemente invitada por un compañero de trabajo al cual aceptó después de ocho meses de insistencia.

Pero a pesar de eso cada día y cada noche, no podía evitar ver hacia el edificio alto frente a su departamento, imaginando y deseando con todas sus fuerzas que él aparezca ahí, deseando que Snape la despierte al fin de esa pesadilla.

Imaginaba pero también soñaba soltando su deseo de verlo en susurros, al cerrar los ojos o al abrirlos. Hablándole a los paisajes o incluso a los objetos inertes.

Al sentarse en una mesa a tomar café cerca al cristal de la calle veía dentro de un ensueño que podía caminar con él, que podía ayudarle en su proyecto de ser profesor particular, para que sin esconderse en una calle le tomara la mano y le haga sentir todas esas sensaciones que regresaban a su cuerpo al escucharlo en su oído tímido de jovencita, escuchaba su voz clara tan cercana y grave.

Lo necesitaba.

No sólo lo extrañaba sino que no poder si quiera escribir una carta o saber cuándo iba a salir la estaba matando. El no saber nada le hacía daño a pesar de que el tiempo había caminado sin detenerse.

Neville era con quien últimamente conversaba había investigado para ella que Snape estaría ahí por lo menos unos cinco años más, noticia que por su puesto la destrozó, tanto que los pensamientos de borrarse la memoria o pedirle el favor a alguien eran cada vez más seguidos, a diario.

Sin embargo la noticia que él había conseguido no era acertada, nadie sabía bien porque el asunto era complicado a Neville lo que le llegó fue sólo un rumor.

Neville se había convertido en el hermano que no tenía, desde aquella vez que le confesó lo que sentía por Snape. La apoyaba en sus decisiones, no la juzgaba y estaba para ella cuando está terminaba llorando en la madrugada sin dormir.

Hermione sí que la pasaba mal,
en su mente estaba el consejo de su mejor amiga, el cual decía que debía olvidarse de él y continuar con su vida pero se negaba, se negaba a olvidarlo porque lo necesitaba lo necesitaba como en ese momento, al siguiente mes que se desmayó y despertó sola en la habitación de San Mungo convencida que posiblemente ya no podría verlo más.

Lo odió por no haberla hecho responsable también a ella, de no  librarse con algo ingenioso o astuto de intelectual y negra cabeza. Lo odió por haberla dejado sola, sin motivos, sin su compañía.

No le ayudaba mucho tener detrás de ella a un pretendiente muy insistente, casi ocho meses negándose a distraerse, a tomar aire o si quiera conseguir amigos nuevos como repuestos porque a Harry y Ron ya no le hablaban, culpa de ella.
La razón era que la habían juzgado además de alegrarse por lo que el hombre de su vida estaba sufriendo.

Una tarde, a la salida del trabajo vio al joven amable, caballero, alto, ojos verdes, el promedio niño bonito y presumido de Londres que la había invitado, este hombre que aunque físicamente no era tan llamativo para ella por no tener similitud con alguien que amaba, su voz, su gruesa voz le recordaba a él, no había tenido oportunidad de conocerlo ya que siempre se negaba, ni si quiera sus trabajos se habían mezclado, por eso pensaba que era tiempo de dejarle estar cerca por lo menos para tomar un café.

Consideró que era buena idea aunque en realidad eso sea probar su inteligencia e intención para con ella.

-Iré por ti a las siete, la función empieza temprano y quisiera que podamos disfrutar un rato de la feria de la ciudad.

Hermione sonreía casi obligándose así misma a disfrutar.

-Está bien, Malco, ven a las siente a esta dirección.

Le entregó un pequeño cartón que arrancó de su carpeta y luego imprimió con un hechizo simple el número de su departamento.

Se dio la vuelta, casi quitando la sonrisa al darle la espalda, y se perdió en la calle justo al instante que la multitud cruzaba desde las dos esquinas sobre las líneas peatonales.

En el departamento, frente a una vela con la que leía sobre un escritorio al negarse a usar la electricidad fue poniendo una a una sobre la superficie de madera las pequeñas notas que el mago de Slytherin le entregó años atrás, esas que le dio al hablarle de amor y té cuando sólo era una estudiante que no paraba en la biblioteca de un castillo. Se había enamorado ahí, se había enamorado intensamente.

Se sintió triste, desesperada, quería deshacerse de ellas porque cada vez que las leía su corazón se rompía por no poder estar con él. Por no poder enamorarse más de él.

Moriría lentamente si lo recordaba, no iba a poder recuperarse nunca más por eso después de la última crisis pensó que dejarlo ir estaría bien.

Lloró, casi todas las noches que aunque no se lo había dicho frente a frente, viendo sus ojos negros, la despedida era una espada atravesando en su garganta y pecho. Lo amaba con el alma pero no podía hacer nada para verlo y eso la destrozaba.

Vio la chimenea arder, una que ella misma se había encargado en mandar hacer, las brasas y el tronar de la candela al rojo vivo le dieron el aviso perfecto para tirarlas pero cuando estas cayeron cobre las flamas se arrepintió y con su mano derecha al querer recuperarlas sin magia se quemó, no le importó, con todo el dolor las sacó como pudo y en esa tortura profunda y con un hechizo silencioso las restauró, las apretó desesperada contra su pecho intentando no gritar de dolor.

Una media hora después sin parar de llorar por la tristeza y por lo que casi había hecho se dio fuerza para ir hasta la habitación de pociones, preparar un ungüento que cura las quemaduras, se colocó y se tiró en el mueble de la sala completamente acostada boca bajo frente a la misma chimenea que antes la había lastimado.

-Nadie puede quitármelas, ya he perdido tu mirada, sólo me queda tu voz.

A la mañana siguiente le tocó trabajar, ahí encontró al famoso Malco hablando con mucho interés con otro compañero que le mostraba el periódico.

-Es un asqueroso mago, este es el tercer proceso por haber violado a su alumna, ese desgraciado debería pudrirse en Askaban.

Hermione no supo de quién hablaban pero al sentir mala espina se acercó y les quitó el diario de las manos de un jalón, en ese pase lo vio y casi se derrumbó al suelo.

Se quedó observando la página llena de tinta y una sola gran imagen.

Al ver la portada y el rostro del hombre, débil, resignado frente al tribunal de la corte, una imagen que se movía mostrándole a quien quería ver con todas sus fuerzas, la impactó

Al ver la portada y el rostro del hombre, débil, resignado frente al tribunal de la corte, una imagen que se movía mostrándole a quien quería ver con todas sus fuerzas, la impactó. Quiso llorar pero se aguantó.

El hombre estaba delgado, triste, se llenó de rabia por lo que escuchó de ese par de idiotas que discutían sin razón, hablando de él como si lo conocieran.

No pudo más, tenía que gritar algo, desquitarse, defenderlo aunque eso fuera a mostrarla con sus compañeros ya que se le había prohibido discutir el tema.

-Ustedes no conocen a este varón, ya quisieran estar en su lugar si realmente son hombres. No saben, no tienen ni la mínima idea de quién es.

Malco y su compañero la vieron extraño, irritados por el acto y confundidos por el enfado de la joven mujer.

-La alumna que ustedes dicen violó soy yo y no, nunca me hizo daño. ¡Par de estúpidos! Ustedes son los asquerosos.- La rabia transformó su delicado rostro el también mostró tristeza y decepción.

-Hermione no lo sabía, lo juro.- Dijo el joven asustado pensando que ya no podría conocerla o tomar un café con ella. Quiso disculparse. -Juro que no lo sabía y yo te creo a ti.

-Lo dices por conveniencia…- Susurró sin fuerzas aún viendo la foto pero después volvió a mirarlo. -¡Nunca voy a salir con un reverendo estúpido como tú que lee el profeta y además ni si quiera sabe escribir!- Le tiró el informe que escribió él, la primera vez que ella intervenía en un trabajo con su pretendiente, se lo lanzó al pecho y todas las hojas se regaron en el suelo.

-No… Yo… Lo siento.

-Ojalá pudieras despedirlos.

El compañero de Malco negó insistentemente asustado.

Tenía tiempo para leer ese informe, una semana quizá, pero como no durmió lo había terminado a primera hora de la mañana dándose cuenta que el niño de ojos como el cielo era una patada en la canilla con letrero en la frente de “imbécil”. -Deberían encerrar a algunos como criminales por tener tantas faltas graves de ortografía y ahí, ya adentro, rogar que el hombre del cual hablaron mal les enseñe bien cómo debe portarse un profesional, cómo es que se escribe un simple informe con inteligencia.

Hermione ya estaba a metros lejos de ellos por lo que terminó escupiendo a gritos sus últimas palabras.

Ella no sabía que estaban procesando al mago por tercera vez, no sabía lo que realmente ocurría y tampoco podía averiguarlo.

Un mes después la invitaron a una reunión social de trabajo donde asistió por compromiso, ahí una de sus compañeras le reprochó que esta no tenía novio y que los buenos años se le escaparían pronto.

-Para salir con alguien, creo que debo crearlo desde cero, ninguno tiene la suficiente talla para gustarme o la suficiente hombría para satisfacerme.

-Eres una exagerada, jovencita.- Dijo la mujer mayor que tenía pintado los ojos color café. -Deberías ser más accesible, eres una niña bonita. Ve y diviértete, eso es lo que debes hacer.

-Soy una mujer, ya no una niña y una mujer quiere un hombre de verdad no cualquier remedo de niño.

Entre la multitud de gente que trabajaba para el ministerio habían manojos de jóvenes recién ingresados y un soldado mayor de al menos cincuenta años, su barba era gris.
Se sintió lo suficientemente ofendido como para intervenir en el área donde ella se había convertido sin querer en jefa gritando entre todas esas mujeres reunidas sentadas en los blancos sofás.

-Una mujer que habla así debe sentir vergüenza… Estás tan joven y eres una vieja amargada.- Le dijo a la joven.

-Usted no se meta en lo que no le importa, inútil.- No si quiera lo miró.

Hermione había cambiado, se había hecho más dura aunque eso que mostraba era sólo una coraza de tristeza ante los que no la conocían.

El hombre se sonrojó porque no se creía que ella le había faltado el respeto. La niña que recomendó el ministerio para su área le había faltado el respeto.

A la mañana siguiente quiso encontrar ese diario que hace un mes arrancó de la mano de Malco para leer algo de verdad en esas tontas manchas de tinta pero como era de esperarse sólo había asqueroso amarillismo e inventos.

Tomó su teléfono con rueda de números y marcó a un amigo que el último año había sido su refugio.

-Neville, me dijiste que podías ayudarme, ha pasado muchos meses y no tengo nada. ¿Qué sabes de él? Acabo de leerlo en el diario El profeta

-Lo siento, Hermione, nadie puede ver nada, nos han censurado pero sin embargo mientras más me acerco y conozco a otros aquí, creo que podré hacer algo por él o conseguir la información que quieres con exactitud, apenas tengo unos meses…

-Neville…- empezó a llorar, su voz se quebró. -No me siento bien, creo que será una de esas noches difíciles, no he comido en dos días y me da igual hacerlo ¡Por favor, ven, tengo miedo de dañarme!

En la mente de la joven estaba la culpa de que lo condenen a muchos más años.

-¿No has ido a tus citas con el psicólogo? ¿Por qué no te has cuidado y seguido las indicaciones?

-Le he borrado la memoria con mi varita porque decía que estaba traumatizada, que me habían hecho mucho daño y temo que estoy apunto de creerlo, hacer lo mismo conmigo, borrarme para siempre, creer que estoy dañada… Quiero borrarme… No sólo la memoria.- Su llanto continuo apagó su voz.

-Voy a ir, no te preocupes sabes que puedes contar conmigo.

-No, no vengas, Neville.- Se contradijo porque le daba pena.

-Lo haré aunque me lo niegues.

Hermione empezó a llorar con más fuerza, casi se había acabado un vaso lleno de puro vino tinto color rojo, estaba débil, más delgada, sus leves ojeras recientes eran espantosas. El último mes lo había pasado fatal gracias a ese idiota de Malco y la fotografía de Snape en movimiento.

Haber visto esa noticia le hizo sentir muy mal, había despertado lo que tanto tiempo empezaba a duras penas superar.

***

Una hora después Neville se sentaba en el borde del muro de la ducha viendo cómo el agua caía sobre la cabeza de su mejor amiga la cual estaba sentada dentro de la tina.

-No puedes seguir así, vas a matarte. ¡Por favor, Herm, es suficiente!

-Créeme que no me duele tanto ya no estar con él sino no saber absolutamente nada de su persona, no saber si está bien o mal, no saber qué tiene que vivir ahora, la incertidumbre caba un hoyo en mi cabeza y no me deja, me he empezado a sentir culpable.

-No tienes la culpa, aunque lo hubieras podido impedir él no te lo iba a permitir para protegerte.

-Y por eso empiezo a odiarlo, por eso justo por eso.- Hermione empezaba a temblar por el agua fría.

-Ya sal de ahí, esto no está bien. Te prepararé algo de cenar.

Hermione destruída por ella misma asintió y añadió.

-¡Te lo juro, Neville, te juro que esta será la última vez que me veas así, las cosas van a cambiar, lo prometo, por Severus te lo prometo!- Sus ojos hinchados lo miraron con coraje y a la vez con tristeza.

Hermione tampoco sabía que el hombre estaba siendo procesado no por más acusaciones o delitos sino que el jurado había tomado la apelación anónima de un hombre la cual había servido mucho y en esa noticia no se anunciaba que la razón de la audiencia era pensar en dejar salir libre a Snape.

Esa misma semana fue ascendida como jefe general de grupo norte y sur en el ministerio para dirigir a muchos nuevos ingresados convertidos en aurores y así servir en todo Reino Unido, ahora ella tenía más poder por eso quería ser más responsable.

Sus salidas a reuniones sociales eran menores y también la destrucción de su soledad, de verdad había intentado empezar algo nuevo, una nueva forma de resistir, de vivir sin él.

Con unos ahorros y una indemnización de parte del ministerio por encargo de Snape había comprado un terreno en un pueblito alejado de la ciudad, ahí construyó con sus propias manos un vivero, un jardín herbolario y una plantación variada de té americano, se dedicó al jardín el cual rodeaba su pequeña casa que construían lentamente una agencia arquitectónica muggle.

La primera semana donde ya estaban brotando las flores, mandó a llamar a una persona para que pueda ayudarla en esa casa.

Entrevistó a dos personas, tenía que escoger a una pero al final terminó contratando a ambas distribuidas por más horas e intercaladas para ayudar además de la casa también en el jardín, el lugar más sagrado para ella.

Ahí estaban las plantas que él alguna vez le compartió en semillas, raras especies para pociones que aún no existían.

Uno de los que contrató era una mujer de al menos cincuenta o más años, dedicada a la florería y especiería, esta tenía una sola regla, el no entrar al invernadero por ninguna circunstancia.

Después estaba Lot, el hombre de al menos sesenta años era un ex soldado dedicado a las hiervas venenosas y plantas carnívoras, él además de ser cocinero, le ayudaría también en el jardín pero este sí estaba autorizado de entrar al invernadero para cuidar de las plantas y criaturas como mandrágora, nabos tibetanos, diente de león rugiente y las demás plantas carnívoras.
Hermione rió cuando tuvo que mostrarle aquellas macetas y parcelas pequeñas con especies que él nunca había visto antes por ser un muggle. Su rostro mayor se quedó sorprendido por lo que sólo bastó explicarle que era una investigadora en un área secreta para una universidad.

Ambos ayudantes lo eran, eran muggles.

Su mejor amigo Neville estuvo con ella todo el tiempo siendo el primer voluntario en dejar una óptima plantación de hiervas medicinales las cuales se encontraban de lado este del jardín cuadrado. El jardín que estaba atrás del invernadero.

Neville se hizo tan cercano a la bruja que prácticamente vivía en ese jardín y invernadero haciendo creer a los ayudantes de la joven por testimonio de compañía que este era el prometido o novio de ella

Neville se hizo tan cercano a la bruja que prácticamente vivía en ese jardín y invernadero haciendo creer a los ayudantes de la joven por testimonio de compañía que este era el prometido o novio de ella.

Pero no, Hermione no tenía ninguna intención con él de ese tipo, para eso prefería quedarse sola sin embargo eso no lo sabían sus empleados los cuales trataban al jovencito como su jefe.

Hermione había cambiado, su carácter se había hecho más fuerte, era una joven impetuosa pero que había aprendido a controlarse si se enojaba, en el ministerio la conocían como “La seriedad que molesta” tan seria que debías evitar saludarla o cruzarte con ella al servirte una taza de té en la cocina. Como jefa era exigente y responsable, la primera en llegar y la última en irse.

Por otro lado…

Neville era incondicional como la joven también lo era para él, una noche recordando las cosas de la escuela y celebrando que la casa de Hermione estaba terminada se emborracharon tanto que se caían de ebrios, sus pasos dudosos por la acera al salir del bar era vergonzoso, aunque la peor era ella porque Neville prácticamente fue obligado a ir y beber.

Bueno, para ambos era la primera vez.

Hermione ahí en la estación del metro aún cuando el vehículo estaba por frenar y todo se movía en su cabeza sin poder subir, se lanzó al cuello de su amigo para evitar caer porque su taco puntiagudo se dobló al meterse en una línea de la acera justo cuando el tren se detuvo frente a ellos, un hombre con barba blanca conocido los miró entre cerrando los ojos reconociendo al instante a la jovencita. Este al verla de pies a cabeza sintió vergüenza.

-Hermione…- Susurró. Fue inevitable, un tropiezo pero ninguno de los dos jóvenes se dio cuenta.

Neville empezó a vomitar al inclinarse por la explosión que salió desde su interior, un desastre vergonzoso.

-Señores, ambos están tan intoxicados.- Sugirió el hombre.

-Lot, Lot, querido Lot, llévame a casa.- Era el ayudante de Hermione.

-¿Qué hago con su novio, señorita?- Preguntó serio y despacio.

-No sé dónde vive.- Respondió tocando su cabeza la cual le daba vueltas y vueltas. Ella escuchó bien, el hombre sugirió que Neville era su novio pero no tuvo fuerzas para corregir al mayor.

-¿Por qué no lo lleva a su casa?

-Es buena idea, Lot. Por favor llevamos a casa y te recompensaré.- Le entregó su billetera en las manos al hombre porque no pudo terminar de hablar cuando también empezó a vomitar dejando al ayudante aún más decepcionado.

Hermine casi cayó al piso si no fuera por el mayor que la tomó de un brazo y la cintura, este sacó su varita haciendo un pase rápido y los apareció en la casa de ella.

Ninguno se dio cuenta que este también era mago, los jóvenes estaban desmayados de sueño, a ella la tenía en brazos y al niño alto de cabello café oscuro lo hizo flotar atrás de su espalda cuidando que no se azote la cabeza al subir cada escalón de la inclinada escalera.

A Neville lo llevó a la habitación de invitados y a ella la limpió y arropó mientras estaba completamente dormida.

Les preparó un té visitándolos a cada uno en sus camas, té de rosas amarillas y una poción para eliminar el daño del alcohol en su cerebro.

Que bueno que se los había encontrado, el hombre había coincidido con ellos en el tiempo indicado.

¿Te gustó el capítulo?

0 / 5

Tu calificación:

Suscribirse
Notificar de
guest

0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios