La reacción de Snape le pareció a la joven, tranquila, relajada pero no fue así.
Estaba enojado, más que enojado, con las jóvenes Gryffindor y la pequeña Hermione.
Snape subió a darse un baño rápido, agua caliente cayendo de una ducha que no tenía tuberías, toalla, jabón flotante y finalmente una crema de peinar para hacer lucir su cabello lacio y controlado. (🤭 no pude evitarlo)
Hermione se aseó con magia para ir rápido con las jóvenes y preguntarles cómo se les había ocurrido seguirlos y cómo lograron persuadir a Snape en el tren, eso sí que era increíble.
-Melissa, no puedo creerlo ¡¿Por qué las has traído? Voy a tener serios problemas con Severus!
-Pues no lo sé de verdad pensé que el lugar era plan tuyo para reunir a todas.
-Claro que no dime la verdad. Alguien debe haberte dicho algo.
-Está bien, escuché a Ron y Harry en el almuerzo del jueves, dijeron que te besaste a escondidas con el jefe de Slytherin, el profesor Snape y que tenían una relación equivocada aunque se les veía enamorados, ahora puedo comprobar que es cierto.
-¡Voy a matar a esos dos porque no se callan nada!
-Tú sabes que Ron me ha gustado por mucho tiempo, Hermione…
-¿Qué? ¡Claro que no lo sabía!- Dijo en tono y acción serio pero no sólo eso, aquello le sorprendió más porque Ron tenía un pequeño club de fan y ella podía ser la persona que lo formó.
-Sólo quería saber cómo era posible que cambiaras a ese estupendo hombre por alguien más…- Se tocó la cabeza en preocupación pero su semblante cambió a uno secreto. -Pero veo que yo hubiera hecho lo mismo que tú.- Se acercó de forma indiscreta al oído de la joven. -Snape es más en todo, mucho más atractivo inteligente y tiene un… Personalidad muy grande.- Le guiñó el ojo izquierdo y Hermione se sonrojó.
-Melissa te pasas…- La joven no pudo evitar tener todos los colores en su rostro. -¿Ahora qué haremos? Snape va a querer borrarles la memoria a todas.- Arrugó el ceño y apretó los párpados en un cerrar de ojos preocupado.
-Lo sé pero es mejor que le digamos que confiamos y haremos lo que ambos nos pidan. Confía en nosotros, Herm.
Al hablarle de forma preocupada a Hermione Snape apareció a través de la puerta con una mirada seria y muy amenazante aunque no era directa tenía un misterio que daba escalofrío, seguramente planeaba algo entre manos.
Las jóvenes se separaron de golpe y las demás se sobresaltaron de las sillas donde habían tomado asiento, eran seis en total contando a la menor de cuarto.
-Señoritas, buenas noches. Tomen asiento por favor.- Invitó a Melissa la que conversaba con su novia pero a Hermione le habló con una seña. -Tú ven aquí, por favor.- Suspiró apoyando los codos sobre la mesa y luego tomando una postura soberbia relajada al hacerse hacia el respaldar de su silla y al cruzar sus brazos en símbolo notorio de su incomodidad. El hombre sí causaba respeto ante los demás.
Hermione se sentó a su lado, estaba nerviosa. Snape prosiguió en su discurso. -Seguir a dos personas fuera del castillo es una falta grave, es aún peor espiar mientras estas comparten un momento íntimo, estaba pensando en que debería obliviarlas a todas pero creo que como personas civilizadas podemos llegar a un acuerdo.- Se hizo hacia delante. -Les informo, su compañera Hermione es mi novia, tenemos algunos considerables días de serlo, ella es prefecta de su casa, mayor de edad, la mejor en promedios altos de la escuela y está a punto de salir de Hogwarts con honores. Es imprudente en cierto grado la situación que tenemos porque las normas de la escuela no permitirían que estemos en una relación como la que ven. Pero esto es serio y no se compara con nada de lo que creen ustedes es una pareja.
-Por favor, no nos hagan olvidar este insidente.- Suplicó. -Sabemos guardar un secreto. Hemos visto que se aman, señor.- Dijo la más pequeña. -Consideramos a Hermione como nuestra líder, todo lo que ha dicho usted es verdad y ahora admiramos su persona por ser así de franco.
-Tiene razón, profesor, guardaremos el secreto con nuestra vida, juramos lealtad… Vemos que usted no es nuestro enemigo y prometemos mejores notas en clase de pociones, cualquier rumor prometemos desaparecerlo.
-Mhh interesante forma de persuadir a un ex mortífago.- Pensó rápido que les haría creer eso pero no podía arriesgarse a que Minerva se entere de su encuentro cercano, al menos en ese momento. No, no podía pasarle por la cabeza ni un instante. -Está bien, jovencita, pero las quiero lejos esta madrugada yo mismo las llevaré a su torre.
-De acuerdo, señor.- Respondieron todas al unísono.
Snape quedó viendo a Hermione, se puso de pie, tomó una caja de madera con ramas de té azul cercana a un mueble recto donde reposaban unos retratos, agrandó la caja pequeña de donde sacó un caldero y una hornilla portátil, puso carbón y lo encendió mientras la punta de su varita tocaba con delicadeza el recipiente negro, este se llenó hasta el tope de agua.
De forma elegante con sólo el movimiento de su muñeca preparó el té en veinte minutos, hizo flotar y servir aquél líquido entre azul y violeta en cada taza que flotó para llegar una por una frente a las jóvenes estudiantes.
Ya estaba hecho, su pérdida de memoria se iría por completo cuando durmiera un profundo sueño al llegar a sus camas.
Sí es cierto que en un pequeño momento pensó en las palabras de las jóvenes, que le convendría tener algunas aliadas en la escuela que desmintieran los rumores pero no, al final decidió que no era seguro para Hermione, la responsabilidad en esa relación caía sobre las manos de él, no quería arruinar ese testimonio limpio de la joven inteligente y hábil que tenía como novia.
***
Cuando habían llegado a la puerta de la casa de Gryffindor la joven de lentes con nombre hebreo Betsabé le dijo.
-Señor, no sé cómo voy a mirarlo ahora sin tener en mis recuerdos su gran personalidad.- Le guiñó un ojo y lo jaló de la manga para besarlo en la mejilla. -Hermione es como nuestra hermana así que le prometo que no sólo guardaré su secreto, Profesor, sino que defenderé la causa y las consecuencias, palabra de Gryffindor.- Al final su voz le susurró al mago.
Snape entre cerró los ojos confundido y de inmediato desapareció como lo hacía un mortífago, rápido, oscuro e impresionantemente oculto.
Al regresar con la joven la cual lo esperaba en la misma mesa donde habían tomado café, esta lo acusaba con la mirada, con los dos codos en la superficie caoba viendo su taza la cual estaba llena y una taza más que estaba vacía como si la hubiera analizado, una de sus manos sostenía su cabeza por su mandíbula.
-¿Lo hiciste es cierto?
-Que si hice lo que piensas sí. Les borré la memoria a todas, no es bueno que me tengan en sus mentes juveniles desnudo y encendido por la pasión hacia ti, eso te causaría problemas, podría ser por ejemplo que yo tuviera más alumnas interesadas en mí.
-Jajaja no me refería a eso, profesor.- Se puso de pie y caminó hacia él quien se había sentado en un descanso acolchado junto a una vitrina.
La joven se sentó a su lado y él se mantenía molesto con los brazos cruzados.
Entonces se acercó al oído de Severus, le preguntó en secreto una vez y él volteó a verla.
-Sí, todo…- Contestó deseoso.
-Dime, ¿Lo hiciste?- Ronroneó en su oreja haciendo otra pregunta.
-¡Sí, jovencita, lo hice!- Susurró en su rostro.
-Mmmh me encanta.
El hombre la tomó de la mano y la hizo poner de pie. Después la atacó rodeando su cintura con un abrazo apretado contra él de esos que te obligan a arquear la espalda.
-Eres una locura, mí locura, Hermosa Granger…- Se acercó a besar el cuello de la joven. -Quiero más, más preguntas y confesiones. Vamos a la cama, prometo que no te pasará nada.
-Mmm qué mal.- Empezó a caminar delante de él provocando con su caminar y el sutil desprenderse de la ropa estudiantil. -Qué mal que no pasará nada.
***
Media hora después estaban debajo de las sábanas haciendo cualquier pregunta y confesando secretos.
Ella boca arriba y él boca abajo apoyado de uno de sus codos, viéndola con un pequeño Lumus que descansaba junto con la punta de su varita entre sus cuerpos, eso les daba baja, íntima y romántica iluminación.
-Recuerdo también un día en cuarto año, fuiste al almacén de ingredientes y me mandaste a llamar con Pansy, querías darme una lección así que me hiciste subir por la escalera a tomar las partes desagradables de animales del pantano conservados en vinagre y formol. Me hiciste pasar, me alzaste una ceja enojado por haber puesto en duda tu conocimiento de herbolaria cuando en clase me insististe cambiar un ingrediente para ayudarme, pero es que el libro no decía eso… Me mandaste subir mientras tú sujetabas la escalera con ambas manos… En ese momento sentí que mirabas mis piernas y algo más.
-No voy a olvidar ese día, fuiste tan insolente. Y recuerdo bien sujetar la escalera.
-¡Confieza que me viste las piernas!
-¡Y no sólo eso, no estoy ciego, malcriada! Pero juro por Albus que no fue a propósito.
-Jajaja lo sabía, lo sentí… Tu mirada es tan fuerte. Mmmh en ese instante pasó por mi cabeza que podíamos besarnos al bajar con el pomo de cristal en mis manos, que me acorralaras o que hubieras intentado tocar mi pierna.
-Estuve tentado, pero era equivocado, sólo eras una frágil niña… Sugiero recuerdes ese día antes de la guerra.- Pensó un poco para ser específico. -El señor Malfoy junto a otros los encontró en la sala de menesteres mientras entrenaban en el ejercito de Albus Dumbledore. Te enviaron junto a las alumnas involucradas a un castigo en las mazmorras…
-Lo recuerdo bien, limpiábamos los Adornos de plata en la casa de Slytherin, recuerdo que también en lo alto de la chimenea me apoyaba de una escalera. Tú vigilabas el trabajo de todas.
-Fuiste la última en irte. La más afanada y ordenada.
-A propósito, buscaba pistas… Sabía que algo pasaba en esa casa de secretos. Pero eso no es el caso, tú… Decidiste correr para detenerme de caer.
-Te ayudé a bajar cuando vi que trastabilaste.
-Lo recuerdo… La escalera se fue hacia un lado y tú moviste tu varita con velocidad, mis pies estaban en el aire y me recibiste de casualidad tomándome por la cintura, recuerdo voltear al llamado de un idiota que me insultó desde el portal, al girar sentí que tocaste mis labios con los tuyos y me apretaste contra ti, pero todo fue tan rápido que salí corriendo de ahí pensando, convencida que me había imaginado todo.
-Quería que te quedes… Quizá gritonearte un poco o fingir que hiciste un mal trabajo sólo para estar frente a ti, jovencita. Y sí, mi rozar con tus labios fue un accidente, un gustoso accidente que no se borró de mi mente.
-Desde estonces me gustabas, aunque no me creas soñaba contigo, los sueños muy íntimos y ilógicos pero que me dejaban suspirando por más, era raro ese “Me encantaría que pase, cometer una locura, sentir que mi profesor recto, cuerdo, orgulloso y petulante pudiera aprovecharse de estar conmigo, de robarme un beso, quería sentir un poco de malicia Slytherin…” Ahhh..- Puso su rostro en el centro de la almohada. -Estoy enamorada de ti, Severus y aunque entonces sólo era un deseo desconocido y prohibido me hubiera gustado que pase algo más.
-Pasó algo más… Cuando estabas en el campamento, desmayaste, yo te besé en los labios y después de eso no pude sacarte de mi cabeza, te odiaba, sentía que te odiaba. Odiaba la forma en la que nuestras miradas se cruzaban en los pasillos, en las comidas del comedor, cuando salías al patio y alzabas la mirada hacia la torre de astronomía. El odio que más parecía un esfuerzo por alejarme de no ser imprudente, este me hizo darme cuenta que no existe una mujer como tú en otro lugar del mundo, sí acepto que eres pequeña muy pequeña para mí pero así te quería conmigo, tú has hecho que rompa todas las normas que yo seguía, así me incitaba acercarme, me incitaba conquistar tu carazon Gryffindor, que la joven castaña me llame “Mi amor” y no para vanagloriarme sino para poder también decir lo que siento, y yo siento por ti, Hermione. Y aunque me sienta patético al decirlo por mi carácter y forma de ser… Has llamado toda mi atención, estoy enamorado de una pequeña testaruda e inteligente.
-Jajaja…- Rodó en la cama cuando él fue hacia ella para tomarla de la cintura. -Noo, no seas así no me toques ahí me da cosquillas. ¡Yo te aaamo!
-Lo sé por eso lo hago.
-Fueron muchas las veces que desee este momento, así con un hombre increíble, un hombre de verdad y ahora caigo en cuenta que eres tú mejor de lo que esperaba, ser tan afortunada por aprender contigo no sólo las cosas de la escuela. Ese es un secreto que nadie creería que yo haya tenido tanto tiempo. No sé por qué nunca leíste mi mente, te hubieras sorprendido de mí, que no sólo era la niña aplicada, presumida y molesta como otros decían…
-Ya no veo una niña frente a mí, y aunque lo viera no quiero pensar en eso porque si lo pienso más empiezo a acusarme a mí mismo de ser el culpable de… Oh no eso es verdad… Soy el culpable.- Fingió arrepentimiento. -Yo soy el culpable de que ya no… Seas una niña…- La tomó para acercarla a él y besar su hombro por la espalda con un sonido y cambio de voz repentino.
-¡Severus Noo!- Estaba en la cama apretada por ese hombre que tenía ganas de jugar tímido. -¿Te ha pasado esto antes? ¿Les has dado puerro rojo a otra estudiante?
-Nunca, ni el rojo ni el verde y menos el amarillo, nada de nada.- Cambió de tema rápido. -Por cierto, recordé que tengo una plantación reciente de hoja de té de limón y té rosa. Deberíamos intentar preparar un poco y darle a todos los profesores de la escuela en esta próxima celebración de Halloween mezclado con un poco de amortentia y ver qué pasa desde lejos.
-¡Ahhh eso sería divertido, me sorprende de ti pero sería genial!- La joven se acomodó sobre el pecho del hombre que terminó acostado boca arriba pensando.
-Puedo darles poción para que tengan verrugas y así ambientar la cena. Puedo darles mal aliento, puedo hacer que se vean enfermos y demacrados, todos…
Hermione se alejó frunciendo el ceño.
-¿De verdad eres Snape?
-¡Lo soy Srta, no lo dudes!- Frunció el ceño como ella poniendo seria voz. -¿De dónde crees que los gemelos Wesley sacan todas sus ideas? Pues resulta que más de un Gryffindor tiene esa mala costumbre de quedarse libros que no le pertenecen y más si lo encuentran en la sala de menesteres.
Hermione tapó su boca sin creerlo.
Snape se acomodó más contra el respaldar de la cama y las almohadas blancas rellenas de pluma de ganso. Elevó de forma considerable la cabeza y la espalda tomando su varita para moverla en un hechizo.
-Eres tan distinto a mis prejuicios.
-Soy malo, Hermione, pero te amo, haré cualquier cosa para que estés bien, prometo mejorar.- Cubrió a la joven con la frasada por el frío intenso que empezó a sentirse.
-No eres malo, eres un hombre hermoso, eres un hombre astuto que sabe cómo robar un corazón pero conmigo no fue así, no tenía intensión de sentir esto… También te amo Snape, pongamos Hogwarts de patas arriba ya no me interesa esto, si me quedé en esta escuela fue para ver qué más conseguía aprender pero a tu lado aprender tienen un nuevo significado ¡Enséñame más!
-Bien, hagamos que el castillo tenga un excelente recuerdo de la celebración más importante del año.- El rostro demoníaco del hombre regresó unos segundos después de varios días que usó otra forma de mirar. -Sí, será mi cómplice Srta, esta vez asustaremos.
Hermione volvió a tapar su boca en sorpresa.
¿Te gustó el capítulo?
Tu calificación: