Veneno y Té-more Capítulo IV Problemas

La joven estudiante absorbía con cuidado su bebida caliente favorita dentro de su thermo, el sabor del durazno, la canela y las ramitas de menta era lo mejor de la noche para estudiar en la biblioteca, su recipiente estaba hechizado para evitar derrames o accidentes, así disfrutaba mejor de su lectura.

Su concentración no podía perderse y es que desde muy pequeña sentía que debía esforzarse el doble para conseguir tener éxito, a pesar de siempre salir exitosa la inseguridad cada mil años la traicionaba, bueno, es un decir porque apenas había cumplido los dieciocho, traducido a muggle menso significaba que no había vivido si quiera un cuarto de siglo.

Y así en su lectura atenta…

Una figura alta, oscura y enojada paseaba en el pasillo contiguo, el creía que buscaba un libro pero inconsciente la vigilaba, como cada día tenía que dar clase dentro de una hora pero el olor intenso de hojas de menta lo descolocó, era el olor de tres ingredientes exactos que no podía dejar de enumerar en las mañanas de invierno reciente.

La vio, era obvio que esperaba encontrarla con las narices enterradas en un libro más pesado que ella, literal en sentido físico y emocional.

-¿No puede evitar ser usted, verdad, Srta?

-Señor, profesor…- El hombre la espantó y de inmediato se tensó. -Yo… Es que…- Se sintió obligada a decir lo que pensaba con toda sinceridad. -Necesito mantener mis buenas notas para ingresar con sobresaliente a la universidad de magia en Francia, parece que me es fácil a veces pero si no me esfuerzo me puede ir muy mal.- Bajó la mirada.

El hombre se dio cuenta de su inseguridad y entonces se dijo en la mente “Y muchas veces la juzgaba por soberbia, mmmm parece que me precipité.” Luego siguió porque tenía ganas de molestar, algo muy poco frecuente en él.

-¿La sabelotodo Granger necesita estudiar para conseguir eso que dice?- Tenía que sonar desinteresado y lo logró.

La joven alzo la vista con carita de pena y humildad.

-Siempre, señor. Siempre debemos estudiar incluso si somos profesores algún día pero yo debo de hacerlo el doble.- Las manos de la joven quietas sobre la mesa y la tensión de sus hombros por la interrogatoria impertinente le causaron temor.

-¿Insinúa que yo como profesor soy ignorante?

-No… Bueno sí… Pero me refiero a que… Yo…- Bajó su cabeza porque esperaba que le fuera mal con él como si muy lentamente una cuerda se trepara en su cuello en parangón con una serpiente a punto de estrangular. Así se sentía con el jefe de Slytherin y se dio cuenta del temor que le causaba a la joven. -Yo un día seré profesora, hablaba de mí.

El hombre sintió una repentina angustia, Granger tenía aires de soberbia, era segura siempre pero no había notado aquello, estudiaba a cada uno de sus alumnos y por todos esos años a veces se le había escapado algo. Ella por ejemplo.

Se acercó como no debe de hacerlo con nadie, menos si es alumna, lentamente con coraje y seriedad puso su mano cerca de la barbilla de ella, la alzó para que lo mire a los ojos mientras él mantenía el ceño fruncido, quiso ser sutil pero la tosquedad le ganó porque le molestaba ese sentimiento que ella trasmitía, le recordaba a él, era como una patada en su estómago.

-¡Sea segura, no baje la cabeza usted puede hacer todo lo que le de la gana! Y Tiene razón, ignoro muchos conocimientos pero no ignoro cada movimiento irregular de mis estudiantes. Tenga cuidado.- Su voz de advertencia le hizo tener escalofrío.

El Mago se retiró de ahí dejándola sola con sus estudios y apuntes.

“Esta noche será, esta noche lo sorprenderé.” Dijo la joven en su mente a pesar del leve temblar de sus piernas.

La razón por la cual Snape no entraba a buscar dentro de la mente de Hermione era porque ella destacaba hábilmente en oclumancia incluso antes que Harry cuando recibió personalmente clase del profesor Snape.

***

Horas después cerca de las ocho de la noche.

Hermione hizo una poción de sueño que duraba unos minutos, el mago según su plan debía acercarse a ella e intentar averiguar qué era lo que pasaba, cuál era su idea o fin en esos estudios prohibidos, se temía que anduviese en cosas malas.

Ella por otro lado se arrepintió de tomar la poción porque no quería estar dormida profundamente cuando su plan pasara, no quería tenderle una trampa, sólo quería dejar de sentir temor por que pudieran expulsarla, para ella eso era peor que morir y lo supo bien desde primer año en Hogwarts.

Era la oportunidad perfecta para probar sus habilidades de transformaciones estudiadas de ese mismo libro.

Trajo a su pequeño gato castaño como ayudante, le dio de beber la poción y con hábiles movimientos de varita lo hizo verse identico a ella. Wow era lo más sorprendente frente a sus ojos, pero como el gato no llevaba ropa tuvo que ponerle una pijama de rayas para tapar sus partes nobles.

Y ella con mucha habilidad sintiéndose orgullosa utilizó el mismo hechizo que minerva usaba para verse como un gato, así es, ella sería el gato odioso y castaño que fastidia a veces en los pasillos con su maullido haciendo competencia a la mascota del conserje.

Minutos después el mago llegó y es que era fácil saber por el aroma impregnado en sus fosas nasales juveniles, su olor característico después de unos días era casi imposible de borrar y lo anunciaba, anunciaba su varonil y fuerte perfume que estaba cerca.

Cuando la vio tendida en el suelo se preocupó pero sentía muy dentro de él que algo andaba irregular, una de esas cosas por ejemplo era verla con pijamas, aquello lo dejó pensativo buscando alternativas y respuestas en su cabeza con posibles explicaciones, el hombre parecía un detective de CSI.

Se acercó más a ella poniendo su oído a su pecho para asegurarse que latiera el corazón y este así lo hizo por lo que su enojo empezó a rondarlo no por descubierto el misterio sino por la fuerte confusión y mal presentimiento, vio hacia la esquina donde estaba aquél gato castaño hasta que este ronroneó al bajar cerca del cuerpo dormido de la joven, lo rodeó a él frotándose entre sus piernas con un caminar meloso y entonces lo atrapó de una pata trasera.

Tomó su varita y apuntando el cuello de la joven tendida, dijo: “Revelus” además añadió: “Finite” ambas con su característica voz gruesa y segura.

El cuerpo no cambió por lo que se temió que aquello era un hechizo más poderoso, un hechizo que conocía muy bien.

El gatito se quejaba ya que él no lo soltaba.

-¿Poción para dormir, Srta. Granger? Debe tener graves problemas para conciliar el sueño pero sobre todo tendrá más problemas cuando sepa que su gato me odia, si no lo sabe cada que me ha encontrado en el castillo ha preferido sólo irse corriendo o tirarme un par de zarpazos.- Miró el rostro de la joven pero luego miró intensamente al gato. –Finite…- Hizo el hechizo pero susurró algo más al final de este en silencio.

La joven estaba atrapada en su grande mano pálida, sujeta desde su zapato de escuela mientras que la Hermione acostada se despertó lamiendo su pata peluda y huyendo del lugar como alma que se lleva el chamuco.

En su defensa la joven permaneció callada unos minutos sintiendo que era el fin de sus días en Hogwarts hundiéndose, ahogándose en la mirada negra como el lago profundo y perturbador del mago.

-¿Por qué, desde cuando usa este lugar para sus sucias clases privadas?- El tono del mago era recto y seguro. Él era el profesor así que no podía perder nada con castigarla.

-Desde hace mucho y sé que usted también lo sabe ya que lo he visto, Sr. Me ha estado ayudando además de intentar…- Pensó en decir una barbaridad, necesitaba presionarlo aunque no quería morir en el intento o perjudicarlo. -… Verme desnuda varios días…

El Mago se indignó y la soltó retrocediendo un paso.

-¡Jamás, Srta. Yo no soy capaz…!- Iba a seguir pero ella interrumpió en defensa.

-Señor, yo lo respeto, se lo digo de corazón… ¡Por favor déjeme seguir y así no me obligará a acusarlo de ser un pervertido con la directora!- Sus ojos se llenaron de lágrimas por aquella osadía y atrevimiento, estaba amenazando a nada más que Severus Snape, sentía que se podía morir en cualquier momento, era un manojo de nervios, ya estaba arrepentida.

Pero el mago decidió ceder porque sabía que estaba en graves problemas, no debió dejarla seguir con sus cosas desde la primera vez que la vio, perdió por blando, perdió por ser un poco tolerante pero sobretodo por su chismoso y mal intencionado plan de hacerle creer que podía ganarle.

“¡Qué inocente, Granger!”

-Trato hecho, pero antes me llevaré el libro que posee, es de mi propiedad.

La joven abrió los ojos de sorpresa, no pensó que fuera tan fácil manipularlo y ¿Ese era el libro de Snape? Aquello sí sonaba lógico ¿De quién más podría ser?

-¡Sr. Por favor deje que lo conserve, esta obra es una genialidad y la necesito conmigo para mi aprendizaje!

-Ahhh… La universidad de Beuné Francia enseña artes oscuras, tómelo como dato importante y… ¿Por qué quiere entrar  ahí, se puede saber?

-Porque es la más cercana a casa de mis padres en la actualidad, tengo la esperanza de cruzarme con ellos algún día.

-Le dejaré el libro pero sólo una semana más con una pequeña condición.

-¿Cuál, señor?

-Yo olvido que la vi y usted olvida que me vio.- Se dio la vuelta para irse pero añadió dándole la espalda en el portal. -¡En una semana quiero ese libro en mi despacho ¿Lo entendió?!

-Sí señor!

Pero ella era astuta, sólo necesitaba un día para copiar todo el contenido en una libreta nueva usando su pluma mágica.

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