Un Vecino para Espiar Capítulo I PORTSMOUNTS

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-Te lo digo Lil, es un lugar hermoso para vivir como nunca te hubieras imaginado ni en las fotos del calendario de Darris.

-¡My Gashes! Te dije que me avises cuando decidieras abandonarnos, tenías que esperar la semana que me fui de vacaciones a Ibiza para largarte de esta jodida Revista.

-Tú sabías que me iría en cualquier momento, nada más esperé estar frente a esa cara grosera de tu jefe para decirle que se metiera la revista en donde no le cae el sol… Jajajaj debiste ver su cara y la sorpresa de Tais, esa chupamedias mentirosa se acostó con más de la mitad del quinto piso, y estamos hablando de casi quince muchachos practicantes, dos gerentes y la familia del dueño…

-Exageras Alexa, no sabemos que eso pasó con certeza… Pero debiste avisarme que te ibas… ¿Qué pasó con Matt, es acaso que no congeniaste con él? 

-Estaba harta de Matt, harta de la revista y harta de verlo reír con tantas mujeres a su alrededor mientras lo fotografiaba. ¿Qué querías que hiciera?

-Pensé que te habías ido por el hermano del dueño, el que saboteó tus fotografías y se atribuyó el éxito de ellas.

-No quiero recordar bien ese hecho porque causa un enorme hoyo en mi estómago. Estoy bien aquí y ufff… No sabes lo que necesitaba de este silencio ensordecedor y alejarme de las luces de Londres. Fueron muchos años en esa revista, ganaba buen dinero pero había llegado el momento de cambiar.

-¿Tú, Alexa? ¿Dejarás de tomar fotografías?… Pero si casi puedo decir que te acostabas con cada una de tus cámaras…

-¡Vale, no exageres!

-No me imagino cuántas cosas habrán captado esos virginales lentes y teleobjetivos… Pero bueno, se le perdona a una fanática de la fotografía como tú.

-¡Lil, te extraño amiga! Espero que en un par de meses podamos juntarnos a tomar un café. Y deja de hablar de mis bebés, me costaron entre todas casi más de la mitad de lo que me costó este departamento, tuve que pedir prestado a mi madre a un año con intereses sin embargo un amigo que me debía me pagó y así hasta me quedó para comprar un lente.

-Bien por ti que has asegurado dinero ahorrado en préstamos a tus amigos. Alexa, ruega que pueda aguantar más tiempo que tú y los siete años que viste los pantalones cuadrados de tu jefe. Juro que ya no puedo más, el lugar es estresante, la administración es una corrupción y me falta poco para vomitar el café de la cocina.

-Rogaré! Claro que rogaré, Lil!

-Cuídate Alexa, nos vemos!

¡¡Ohh es tan hermoso este silencio!! Lil, querida amiga, espero que salgas lo antes posible de esa casa del demonio!!! 

Claro que sabía bien de dónde había huido, esa empresa me dio más de lo que esperaba, me hizo crecer como fotógrafa, como editora, pero como siempre aparece el lobo y se quiere comer a la caperucita roja pero como la caperucita no quiere que se la coman, entonces el lobo le roba su trabajo y la amenaza con quitarle todo… La caperucita roja se endemonia y le parte el tracero a insultos.

De verdad antes era mejor, cuando la vida no te recordaba que a veces estabas sola y tenías que defenderte de alguna manera.

***

Al siguiente día me desperté con un ruido terrible, como los de un gran camión, al principio pensé que estaba soñando pero no, era una mudanza real… Y me dije en la mente “¡Qué magnífico sonido de los taladros perforando la pared en el departamento contiguo, majestuoso sonido dulce a los oídos con el fin maravilloso de colgar unos cuadros viejos!”

La mayoría de mis vecinos eran jubilados, personas mayores que se cansaban del ruido de la ciudad, personas que quieren disfrutar sus sesenta en adelante en un lugar frío con aire acondicionado, un pueblo pacífico y cafés en cada esquina de esas fantasmales calles.

Así que de inmediato iba a tener que sonreír a uno más en el edificio, un vecino con babuchas, camisones largos y pasos lentos.

Aún no estaban ocupados todos los departamentos, además yo tenía una enorme ventaja que era la tranquilidad y paz de mis vecinos… Ellos no me iban a causar ninguna incomodidad porque eran mayores, con amables tratos, sin armar pachangas, con sonrisas suaves, lecturas de libros y música de piano, mi favorita.

Pero este vecino parecía que le estaban haciendo un departamento dentro del suyo, seguro iban a vivir muchas personas o al menos eso pensaba.

Salí a ver por la ventana con el corpiño deportivo que usaba para dormir de color negro, mi departamento estaba en el séptimo piso y podía acomodar con tranquilidad un trípode en el balcón, quería capturar la arrugada cara de mi nuevo vecino, pero aunque esperé por muchos minutos, no apareció ningún auto y ningún vecino.

Todo el día me la pasé haciendo un nuevo portafolio de fotografías, unas de retrato para intentar venderlas por Internet y abrir una página web para mostrarlas, me quedaba casi dormida  después de salir de la bañera para escuchar que la puerta se abría y se cerraba… Era obvio que no era mi puerta sino la del vecino de a lado.

Sí, ahí había comprobado que el vecino nuevo se había mudado exactamente al departamento contiguo.

No me interesé tanto porque los ojos se me cerraban y terminé aplastada en el rincón de mi magnífica cama japonesa.

Al despertar como a la seis de la mañana salí a caminar con unas polainas de entrenamiento, una sudadera negra y gruesa y mi Ipod con música electrónica.

La verdad es que la electrónica no me gustaba pero me ayudaba cuando quería entrenar un poco, los ritmos aceleraban mi corazón y hacían que acelere el trote aunque después me doliera la cabeza.

Me metí a un Latte para tomar un buen café, revisar las solicitudes que envié de mis fotografías y observar a otras personas disfrutar de la vida. Pero algo desentonaba en ese café con personas mayores, sonrisas arrugadas, suéteres color pastel, sombreros a cuadros al estilo escritor…

Era un hombre, un hombre rubio, alto con cara de molesto y unos treinta años de edad, tenía puesto un nike de color azul eléctrico con un enterizo rojo vino, era asqueroso y me puso de malas, pero aproveché a tomarle una buena fotografía con mi Ipod. Tomé muchas más, el visual del Café, a la gente de edad, las ventanas, etc etc. 

Llegué a casa para preparar una ensalada y mientras revisaba las fotografías apareció un misterioso hombre fornido corriendo por la vereda que se traslucía por las ventanas del Café, este era un hombre negro guapísimo de al menos un metro noventa de alto, su rostro, rudo y frío como el de alguien que estaba peleado con la vida, una mirada tan fuerte e intensa que de solo observar con detenimiento me puso nerviosa. Y bueno no aprecié mucho aquello sino su cuerpo.

De inmediato me imaginé que podía modelar bóxers Calvin klein, o quizá la mejor línea de ropa de hombre. Mi trabajo tantos años había sido fotografiar anorexias de ojos azules y hombres tipo “Max Steel de cabello oro” Y él me parecía un tipo bueno para explotar, busqué muchas veces modelos negros así de atractivos pero nunca tuve éxito. Él se veía tan perfecto.

Terminé la cena observando una y otra vez a este tipo, el color de su piel, el brillo de esta con la luz, que podría hacer un álbum de fotos para WesterMan trajes de baño o quizá su línea nueva nocturna con ropa elegante, sí, esos hombros fuertes gritaban Marfontti, la revista para hombres ingleses más importante del país.

Para comprobar que tenía razón, llamé a Lil pero antes le envié la fotografía.

-¿Ya viste la foto que te envié?

-¿De qué me hablas ALex?

-Del modelo de ébano, el bombón que corre detrás de la ventana, es la foto a la que le hice zoom.

-¿Tú llamando Bombón a un tipo que no tiene ojos azules y cabello castaño?

-Sí… ¿Por qué no?

-Todo el tiempo que te conozco pensé que eras racista.

-No lo soy… No entiendo por qué te hice pensar eso…

-¿Quieres que te lo recuerde?

-No me hables de Jaison el de la oficina, ese hombre tenía descontrol con su peso y su obsesiva forma de observar a todos me asustaba. Hasta recordarlo me causa escalofríos.

-Él quería contigo… No vi ni si quiera que te acercaras a decirle “NO”

-Pero él estaba casado y regalaba rosas a escondidas, eso no está bien…

-¿Desde cuándo eres moralista? Además estaba divorciado, su mujer lo había engañado.

-Ups, no sabía eso porque siempre lo vi con su anillo de matrimonio.

-¡Ahhh sí es cierto! Te libraste esta vez, Alexa.

-Vamos!! Dime, ¿Qué te parece, crees que me aceptaría tomarle unas fotos?

-Yo creo que sí… Pero avísame cuando lo hagas para estar presente y comprarle unos bóxeres blancos, el contraste y su paquete sería llamativo.

-Por favor no seas mañosa… Está bien ¡Te lo prometo , amiga!

-Jajajaj, te escucho tan emocionada, Alex.

-No es para tanto, me tengo que ir ¿ok? Llámame para informarte más.

-Vale, adios!

Me quedé ahí en mi cama viendo la fotografía imaginando estar frente a este hombre luciendo ropa de diseñador y que los flashes y rebotes captaran el contraste de su hermosa piel otra vez.

¡Qué interesante sería!

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Todas las imágenes de esta Obra tienen derechos de terceros y ninguna me pertenece!

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