Un Vecino para Espiar Capítulo V Cursi o Fingido

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-¿Es enserio? Perdona que me aguante la risa pero no me esperaba esto.

-Es que… no sabía qué darte, nunca antes había invitado a alguien a tomar un café y me había aceptado… La invitación.

Hablaba muy serio pero estaba atenta a cada uno de sus gestos y movimientos, no me iba a sorprender de esa manera.

-Muchas gracias, me siento comprometida a ponerla en un vaso o algo.

-No… No tienes que hacer eso si no quieres.

-Está bien, de todas maneras necesito sacar algo de mi habitación. Pasa! Espérame en la sala!

-Gracias, no tenías por qué… Olvídalo, me sentaré aquí.

Fui a la cocina a traer un vaso de cristal para poner las rosas ahí, lo llené de agua y fui por el pequeño corredor hacia la sala y entonces me di cuenta que había dejado la tapa de la laptop abierta. Me asusté, traté de quitarme los nervios en un segundo pero era tarde, él estaba viendo mi mac.

Así que aclaré la garganta antes de estar cerca a él.

-Mmm Mmmmm! Perdón por tardarme…

-No te preocupes, no has tardado nada. ¿Ya podemos irnos?

-Vamos!

Salí primero que él del apartamento y todo empezó a ser aún más raro…

-¿Me permites llevarte en mi auto?

-Es una gran idea.

Bajamos por el ascensor y buscamos su auto… Era una camioneta azul cuatro por cuatro con lunas polarizadas, tenía miedo, hasta esta se veía misteriosa y rara.

-Sube por favor!

-Gracias, qué caballero!

-De nada.

Se fue hacia el lado del piloto y subió. Cerró la puerta y arrancó… 

Estaba vestido de un traje azul y zapatos bien lustrados.

Lo observaba con el rabillo de los ojos mientras tenía el celular en mis manos, vi su mano derecha sobre el volante, la otra la descansaba a veces pero también la subía, noté que en ella tenía un reloj plateado con detalles en oro, se veía caro.

-Eres muy conversadora, te pareces mucho a mí.

-No me parezco a ti, no sabes lo que me gusta.

-Sé que te gusta la pintura, la fotografía y seguirme al gimnasio.

-¿Por qué crees que te seguía? Más bien puedo decir que como vivimos en el mismo edificio, y somos jóvenes… Bueno… Yo más joven que tú, pues las únicas distracciones que hay al rededor son las mismas a las que vamos casualmente. ¿Crees que soy policía y me enviaron a vigilare? ¿Qué tendría de interesante saber de ti? hablo enserio.

Hizo un gesto de sorprendido arrugando los labios y bajándolos como pensando.

-Tienes razón, no es muy interesante lo que hago pero es interesante saber quién soy. Y es interesante saber quién puedo ser… Contigo.

-Perdona pero no me convence el coqueteo frecuente que utilizas. Sé natural, soy soltera pero un hombre no me quita el aliento tan fácil.

-Sólo quería ser caballero. Pero deberías explicarme por qué me observabas tanto en esa exposición.

Lo interrumpí…

-Dame un segundo, me llegó un mensaje y necesito responder.

Era Lil, me escribió preguntando por el vecino y había puesto en la conversación su fotografía pero había remarcado el área de su trasero con el mensaje. “Un Calvin Klain perfecto”

Le respondí con rapidez tratando de no revisar la fotografía frente a Blass.

“Lil, estoy ocupada, te llamo más tarde”

-¿Sí quieres ir por ese café? Te veo un poco tensa. Además de hermosa por su puesto.

-Perdón es que tengo una amiga muy entrometida. Me preguntabas que por qué te seguía en la exposición. Te lo diré. Primero, no te seguía porque no sé quién eres, Segundo, también te vi en la cafetería pero no de la forma que tú crees. Estaba tomando fotografías dentro del ambiente y cuando llegué a casa para revisarlas, tú estabas en una de ellas a través de las lunas en la acera, corrías afuera con los audífonos puestos. 

-¿Conservaste la fotografía?

-Así es, se la mostré a mi amiga y pensó lo mismo que yo. Que te verías muy bien modelando bóxeres de Calvin Klain.

-Es mentira.

-Es verdad, aquí está la fotografía de aquél día.

Le dejé ver la fotografía de aquél día y también el mensaje que me envió Lil unos minutos atrás.

-Entonces… ¿Soy atractivo?

-Antes de que te emociones déjame explicarte. Fue interesante ver a un hombre… Pues así como tú.

-Te refieres a ¿Negro?…

-No me interrumpas… Te dije que era fotógrafa pero no te dije que en una revista de mujeres… Constantemente fotografiaba a modelos pero todos de piel blanca y ojos azules, era muy aburrido los mismos gestos y los mismos traseros de siempre. Cuando te vi aquél día te veías “tan bien” con ese short suelto de color negro las mayas apretando los músculos de tus muslos y el resto de tus piernas, tus brazos bien formados con líneas rectas, remarcando el nombre de cada tendón en tus brazos y pectorales… Finalmente… Pues me gustó mucho tu trasero y te imaginé en una sesión fotográfica. Eso es todo.

-Qmmm Ohh jajajaj vaya, has hecho que me ponga nervioso.

-Te dije que no te emocionaras… Bueno, le dije a mi amiga que eras un bombón de ébano pero eso que quede entre nosotros. Es un secreto.

-Jajajajajja. Agradezco que seas sincera, pero siento que estás exagerando.

-¿No me crees? Ahora lo vas a comprobar…

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Llamé a Lil y ni bien me respondió fui al grano.

-Alexa, pensé que estabas ocupada.

-Lil, te acuerdas cuando te mostré la fotografía del corredor… Mmm… Usé una palabra pero no recuerdo cuál para mencionar lo impresionada que estaba de ver a este hombre. ¿Lo recuerdas?

-Jajajja, cómo no recordar eso que dijiste acerca del “Bombón de ébano”

-Jajaja, gracias, había olvidado lo que dije jajajja.

-¿Dónde estás? ¿Sí estás ocupada?

-Estoy un poco ocupada, voy por un café con un amigo. Luego te cuento, hablamos luego.

-Oyeee, así que te lo tenías guardado… Cuidado con el vecino eh!

-Basta jajajja, nos vemos!

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-No vuelvo a dudar de ti. Te vuelvo a preguntar ¿Te parezco atractivo?

-Sí, se te ve muy fuerte con todo en tu lugar a pesar de tu edad.

-Primero me dices Bombón y ahora me dice viejo… ¿Quién entiende a las mujeres?

-¿Cuántos años tienes? Yo tengo 27 años.

-Tengo 43 años de edad.

-Ya casi llegamos.

Dije para acabar nuestra conversación.

Salimos del auto y entramos a un gran café, subimos al segundo piso, escogió una mesa muy hermosa cerca del balcón. El café se había convertido en una cena.

Me senté mientras él acomodaba mi silla, después se sentó frente a mí.

-Háblame más de ti, ¿Sólo fotografiabas a chicos bonitos?

-No, también ayudaba con la edición de algunos artículos.

-¿Por qué razón específica te saliste del trabajo?

-Mi jefe comenzó a acosarme… Tomó sin mi permiso una colección de mi trabajo y se lo dio a otra chica, “la fácil de la oficina”, se tomó atribuciones del esfuerzo que hice durante un año. Cuando fui a reclamar me amenazó con retirarme del trabajo así que yo lo amenacé con patearle el trasero si volvía a ver su cara frente a mí. Le puse una denuncia pero por algún motivo nadie me hizo caso. A los dos días mandó a alguien a asustarme afuera de mi casa. Así que mandé todo al carajo y me vine aquí a esta ciudad calmada.

-Vaya, siento lo de tu trabajo, me pasó algo similar. Trabajaba en la oficina federal como policía en Londres, sigo a los malos cuando es necesario. Pero la última vez asesinaron a dos hombres y uno de ellos era jefe de policía. Era narcotraficante pero a la vez policía, y todos creen que fui yo el que le disparó porque me enviaron con él a buscar al otro hombre. Pero yo no estaba cerca de él cuando lo encontraron muerto. Ahora ellos creen que soy de ellos, me refiero a que los policías creen que sabía todo esto y los estoy encubriendo, pero mi jefe me está protegiendo.

-Suena bien…

-¿Cómo que suena bien?

-Tu historia…

-Lo que te digo es verdad…

-¿Quién sabe? Yo sí sospecharía de ti.

-Gracias, eres muy amable.

-Mejor cambiemos de tema… ¿Sí aceptas que te tome algunas fotografías?

-Sí, ¿Cuándo quieres que lo hagamos?

-No lo sé, ahora estoy un poco ocupada. Yo te avisaré.

Los siguientes quince minutos fueron más que silenciosos…

Pedí un pastel de chocolate y una taza de café.

Él pidió un sándwich de pollo acompañado de un capuchino.

Terminamos de comer en silencio viéndonos de vez en cuando, yo lo veía de forma seria y luego le mostraba una sonrisa fría y amable. Él me veía extraño, no era interés sino que presentía que ninguno de los dos le había creído al otro.

-Gracias por aceptar el café. Eres una chica interesante.

Lo dijo mientras absorbía sus últimos tragos de café. 

-Gracias Blass, fue un placer aceptar la invitación. Me encanta el chocolate.

Tomé un poco con mi dedo índice y lo puse cerca de mis labios para quitármelo de un sólo lengüetazo sutil. No quería provocarlo pero quería llamar su atención.

Y sí lo logré, no dejó de verme desde el principio hasta el final de ese acto.

Nos levantamos de la mesa después de que pagó. Me ayudó con la silla y luego colocó su saco sobre mis hombros.

-Afuera hace frío, ¿Me permites?

-Gracias… (Dije viendo mi celular)

Caminamos hasta llegar a la puerta de la enorme cafetería, bajamos por las escaleras para llegar a la vereda donde el parking estaba esperando darle la llave a Blass.

Caminé sobre la pista para observar la calle oscura al costado de su camioneta, luego retrocedí lentamente para estar sobre la acera y Blass me jaló bruscamente tomándome con sus dos brazos contra su pecho.

-PERDÓN!

Dijo un ciclista que pasó a toda velocidad.

Luego volteé agitada por lo ocurrido y me encontré frente a los ojos de Blass. Nos miramos intensamente a los ojos, su mirada era muy fuerte parecía que me hipnotizaba. Y me habló.

-Ten cuidado…

Luego aflojó sus brazos con suavidad.

-Gracias por salvarme de morir aplastada por un par de aros número ocho.  (Respondí seria.)

-De nada.

Luego me hizo la seña de subir al auto, subí y cerró mi puerta, después subió él y arrancó la camioneta para lentamente alejarnos del frente.

-¿Te puedo invitar a salir de nuevo?

-De pende de dónde sea podría aceptar o negarme.

-Tengo un primo en Fareham, hará una reunión en su casa el fin de semana, de hecho acaba de comprar esa casa y quiere que todos la vean. Me encantaría que pudieras ir conmigo.

-No quiero sonar racista, pero, si es esa fiesta de gente de color que me va a molestar por ser blanca, prefiero no ir.

-Jajajajja, Sí eres racista. Pero no, de hecho mi primo es blanco y tiene los ojos claros como tu.. Aunque no tiene pestañas largas y naturales y esa mirada tan fría y penetrante.

-Gracias por el cumplido.

Me volteé desinteresada y observé mi celular como si viera algo importante… Lo hice esperar un poco más y dije.

-Es una buena idea. 

-¿Sí quieres venir?

-Sí.

-Bien, pasaré por ti el sábado en la noche, cerca de las nueve… Ahh… Lo olvidaba, para lo de las fotografías… Puedes venir a mi apartamento cuando quieras.

-No haré las fotografías en tu apartamento ya que si es similar al mío tendríamos poca luz natural y mucha luz artificial. Prefiero… No lo sé, unas fotografías en la azotea o también pueden ser unas fotografías interiores, tienes razón, veo que vistes bien así que no tendríamos que alquilar ropa.

-Gracias por lo de “Vistes bien” Siempre he tenido buen gusto. En todo ámbito.

-De nada.

Paró con el semáforo cuando dijo eso y luego me quitó el celular.

-¿Qué tanto vez aquí?

-¡Ey, dame el celular!

-Te lo devuelvo si dejas que te de un beso.

-Quédatelo!, me lo das el sábado.

Dije desinteresada.

-Sí que eres una chica difícil.

Dijo dándome el celular. Y yo bajé el volumen de mi voz.

-Los besos no son regalos ni premios ni algo que se cambien por un celular. Un beso se da a voluntad, es algo que no se da por dar, tiene que ser natural. Tiene que provocar sentimientos reales… Estar acompañados de caricias y una mirada fija, quizá rozar la nuca con las manos, deslizar mis uñas entre tus cabellos. Hacer que el otro también quiera lo mismo y que imaginen las mismas cosas.

Me acerqué a él mientras le hablaba, cerca de sus labios. Pasé mi lengua por mis labios con sensualidad, estaba muy cerca de él. El semáforo ya se había puesto en verde. No se esperaba que me acerque así, estaba nervioso, lo veía en sus ojos.

-Siento haber pedido un beso tan simple, no sabía lo que significaba para ti.

-La gente ha destruido el significado de todo. No es tu culpa.

Volteé desinteresada, me incorporé en mi asiento y me quedé en silencio viendo hacia la ventana por muchos minutos. 

-Espero que no te arrepientas para el sábado.

-No lo haré. (Le dije seria)

Bajamos del auto al llegar a la cochera del edificio, caminamos al ascensor, entramos y me quedó viendo.

-Espera, quédate así, voy a tomarte una fotografía.

-¿Está bien así?

-Sí, es una foto rápida.

-Bien.

-Listo, mira.

-Se ve bien.

-Un poco borrosa por el lente pero se te ve bien.

Después de mostrarle la fotografía, el ascensor nos dejó en el pasadizo de nuestros apartamentos. Caminamos juntos y me acompañó hasta la puerta.

Extendí mi mano para despedirme pero él se acercó un poco para besarme. Me quedé viendo fijamente sus ojos, estos tenían un brillo exagerado. Iba a reaccionar mal pero me quedé quieta para ver si continuaba.

No entré en la situación del beso ni me acerqué así que se arrepintió y dijo.

-Me agradó salir.

-Lo mismo digo. (Trataba de mostrarme seria y educada.)

Entonces me volteé y abrí la puerta de mi apartamento. Él seguía detrás de mí. 

Lo miré y dije.

-Descansa.

Y él respondió.

-Igualmente.

Entonces cerré la puerta de mi apartamento, en los siguiente segundos también se escuchó que entró.

Fui a mi habitación, me quité los zapatos, el vestido azul, la ropa interior y me fui a la bañera para tomar una ducha caliente y pensar como avanzar en mi plan.

Algo me decía dentro de mí que este tipo no era tan cursi como presumía.

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“El poderoso Roble fue una vez una semilla que calló en la tierra”

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