“Los procedimientos más usados son el cruzamiento de datos, la búsqueda de testimonios, confidencias y documentos públicos (publicaciones reservadas o filtraciones), el uso de Internet o el análisis de los movimientos financieros. Menos ortodoxos, pero igualmente usados, son la infiltración propia o de terceros
la participación en los hechos investigados, la “zorra en el gallinero” (táctica que en el espionaje se denomina , sistema de que consiste en extender un rumor dentro de una organización y ver qué consecuencias produce; se hace cuando la investigación se encuentra atascada, pero se tienen buenos contactos y seguridad dentro de la organización), el periodista “ingenuo” (manteniendo una entrevista, no mostrar al interlocutor todo lo que se sabe, lanzando preguntas inocentes para ganarse la confianza del entrevistado y lograr posteriores entrevistas), la suplantación de personalidad y el empleo de ayudas instrumentales como puedan ser la fotografía, la grabación, el vestuario y el vehículo”
“LA FOTOGRAFÍA, LA GRABACIÓN, EL VESTUARIO Y EL VEHÍCULO”
Ok, dentro del plan que ejecutaré es mostrarme lo más transparente que pueda, las opciones que tengo son:
1. Hablarle al sospechoso de forma ocasional pero sin entrar dentro de lo personal JAMÁS AMISTAD.
2. Ser una entrometida, convertirme en la organizadora o la representante del edificio, hablar con los vecinos y buscar participación de todos… Eso me dará una escusa para acercarme.
3. Acercarme de manera sentimental, buscando una relación y arriesgando mi persona… Definitivamente esta opción será la última que tome.
4. Espiarlo todo el tiempo, ver a la hora que sale y entra de casa, visitar de forma incógnita los mismos lugares que él visita, seguirlo durante dos días me dirá cómo y cuál es su comportamiento.
5. Observar detenidamente las personas con las que se relaciona (Esto va estar difícil.)
6. Fuentes no tengo, sólo aquél auto y la persona con la que hablaba (Esperemos que se aparezca pronto)
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Hay que tener en cuenta distintos canales informativos. Estos pueden ser:
Públicos: la información es abierta, difundiendo osos de manera pública y voluntaria para ser utilizada de manera general y conocida por la ciudadanía. Ejemplo: la información de la administración pública.Privados: la información se limita a reducidos grupos de la población. No hay consignas para divulgar o no unos datos. Ejemplos: actos privados de empresas, boletines internos, informes, filtraciones, confidencias, etc.Reservados: la información se reduce a grupos minoritarios pero se intenta que aquella no salga a la luz y no quede a disposición más que para la persona autorizada para ello.
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Meterme en problemas no me importa, además si lo hago bien no hay por qué tener miedo al error.
Ay, ¿Qué tengo que negar? Sí tengo miedo!
Piensa, piensa Alexa…
Lo poco que has observado:
– Es alguien que protegen otras personas.
-Es misterioso y vive solo, probablemente no tenga esposa y personas al rededor. Lo que da indicios de que es detective de la policía o algo que tiene que ver con las drogas.
-Está en forma lo que significa que hace ejercicio muy seguido… Entonces algún parque o mejor aún… LO TENGO!!! Un Gimnasio!
LISTO, ahora sé cómo empezar.
1. Ir al mismo gimnasio que él.
2. Dedicarme únicamente a observarlo y ver si alguien más aparece. Si ese es el caso entonces dejar de lado el personaje principal y hacerme amiga de la segunda persona.
3. Si existe alguna situación peligrosa, huir de inmediato y cambiar de estrategia.
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Durante todo el día estuve observando el pasillo del edificio y el balcón para ver si alguien se asomaba o iba corriendo, casi eran once de la mañana cuando comencé a escuchar movimiento en el apartamento de a lado.
Estaba lista, había desempolvado el uniforme de gimnasio que utilicé hasta el año pasado, decía que era un uniforme porque todos los elementos eran de color negro, un bibidí deportivo, un pantalón tobillero para el gimnasio, unos tenis de suela enderezadora de columna vertebral.
Tomé la correa de Ipod y la coloqué en mi brazo, lo enganché bien y prendí mi lista de reproducción favorita.
Estaba muy ansiosa y nerviosa pero debía mostrar seguridad porque si él me descubría todo tenía que verse como una gran casualidad.
En unos minutos más la puerta se abrió y el salió, estaba vestido completamente de color negro al igual que yo, lo observé por la fisura de mi puerta que abrí ligeramente, se subió al ascensor y salí.
Quería estar relajada, así que empecé a estirar las piernas y los brazos, de inmediato y comencé a correr a toda velocidad con dirección a las escaleras… Bajé por ellas calculando el tiempo en que se cerró el ascensor y en que volvió a abrirse allá abajo. Llegué hasta el sótano, sujeté bien la correa del Ipod y conté hasta treinta. Después me puse las gafas negra para el sol vi la luz del sol sobre mis hombros después de salir del edificio.
Di un gran suspiro para recuperar el aliento, me incliné de lado derecho hasta llegar a mis pies y observar la calle con cuidado, después hice lo mismo del lado izquierdo y… Ahí estaba, venía hacia mí pero yo tenía puesta una careta de seriedad distraída, él había salido por la puerta principal del edificio.
Me volví a estirar lentamente hacia arriba con mis brazos extendidos viendo el azul del cielo, inspirando aire por lo cansada que estaba a pesar de que sólo había bajado corriendo las escaleras.
Continué estirando en el portal de la cochera, esta vez junté mis piernas y estiré mis brazos hacia el suelo para tocar mis tenis. justo en ese momento él pasó corriendo delante de mí.
Mi mirada detrás de esas lunas negras en mis gafas de sol era entre cerradas, como si él me debiera una explicación… Y es que estaba decidida a averiguar y tomar el papel de un personaje de libro, una detective o una villana, no, mejor una simple chica que corre para estar en forma.
Corrí con él a sesenta metros delante de mí, corrió recto por unas diez cuadras y mi corazón me gritaba “Ya párele” de lo agitado que estaba, pero tenía que tomarme en serio el plan así que suspiré y seguí… A todas partes sólo lo seguía.
Vi que volteó a la izquierda y luego a la derecha y entonces vi un gran gimnasio de cuatro pisos, corrí de frente hacia él, me refiero al gimnasio, aumenté la velocidad porque ya no me aguantaba, quería nivelar mi hidratación y quería tumbarme en alguna colchoneta para descansar, así que subí la velocidad casi estando a treinta metros del tipo alto.
Me crucé mientras seguía trotando, y entré al gimnasio, fui hasta el tercer piso sin preguntarle a nadie, busqué el sanitario y entré, no había más que bancas de madera así que me tumbé encima de una con el corazón a mil por hora.
Pensaba en voz alta…
¿Qué tan preocupada estás que haces esto? Sí que eres una loca Alexa!
Después de descansar por veinte minutos me metí a la aplicación digital del gimnasio para suscribirme, me dieron mi código de cliente y salí del sanitario.
Ni bien salí me di cuenta que estaba rodeada de muchos hombres fuertes en sus ejercicios lo que me hizo pensar mal acerca de la salud de las mujeres de esta ciudad, no me importó así que escogí la máquina que era más familiar y fácil de usar, me senté en ella y acomodé mis brazos, no me quité las gafas de sol, las quería conservar como medida de protección.
Intenté cargar el peso de la máquina jalando contra mi pecho la barra de metal pero no pude así que me volteé a averiguar lo que pasaba, me acerqué al mecanismo y vi que había ochenta kilos de cada lado para jalar con la polea, era imposible que yo cargue ese peso en este momento de mi vida.
Miré a todos lados y encontré dos lindos discos de quince kilos cada uno, los llevé hasta mi máquina y me encontré en un problema. Que la máquina no necesitaba discos sino que tenía una llave para bajar el peso, me reí de esa situación y devolví los discos.
Era un experimento lo que hacía, bajaba de cinco en cinco los kilos con aquella llave e intentaba jalar la barra contra mi pecho, se había vuelto una acción interesante con sabor a reto ¿Qué tanto podía cargar? Y luego seguí intentando dos veces más, en total fueron cuatro veces las que cambié de peso, así que finalmente lo dejé en treinta kilos.
-Disculpa, veo que tienes problemas para encontrar comodidad…
Alcé la mirada y delante de mí estaba un gigante bronceado con cara operada, se veía espantoso pero le agradecí su ayuda aunque más estaba coqueteando.
-Gracias pero estoy bien…
-Tengo un año en el gimnasio, casi soy un experto usando estas máquinas.
-Vale, gracias… pero no es necesario que me ayudes.
-Insisto, si no lo haces bien te puedes lastimar esa linda espalda.
En eso interrumpe una gruesa voz a dos metros de nosotros. Era un hombre que cargaba sobre su pecho dos grandes discos de al menos ochenta kilos. Dejó la barra con los discos y se enderezó.
Era él.
-La señorita te dijo que no le ayudes. Si fueras un caballero entenderías el primer “No”.
Me quedé viendo la mirada desafiante del hombre con cara de muñeca que le lanzó a mi vecino, pero en unos segundos después de ver que era aún más alto que él, se fue.
Me quedé callada e intenté seguir con normalidad ya que no podía salirme del plan. Pero… Me habló.
-Usted, es la persona que vive a lado de mi apartamento.
Tragué saliva porque no me esperaba nada de eso.
-¿Disculpe?
Se levantó de la barra en donde estaba y caminó hacia mí.
Así que yo me levanté también para no verme intimidada sino relajada.
-Le decía, que a Usted la había visto antes. Es la vecina que vive en el apartamento de a lado.
Me quité los lentes y los puse en el borde del cuello de mi camiseta, para mirarlo y desafiarlo e intentar intimidarlo con mi seguridad y actuación.
-No lo recuerdo.
-También te vi en el centro cultural de portsmouth hace unos días.
-Mmm, siento que me veo muy mal educada pero no lo recuerdo… Déjame ver…
-También aquél día, en el ascensor. Era de noche, le dije que no cerrara la puerta, el ascensor subió y luego entraron unos jóvenes que estaban de fiesta…
-Oh sí, ahora lo recuerdo.
¿Qué hago, qué hago? Son muchas cosas que no puedo resistir.
Piensa Alexa!
-En la exposición de arte… Fuiste aquél día, nunca se me olvida un rostro. Y perdona, pensarás que soy muy entrometido pero te vi en el café, uno cerca del edificio donde vivimos.
-Me estás asustando… ¿Y después de saber quién soy? ¿Qué piensas hacer? ¿Eres algún tipo de enviado para matarme o algo así? Sí soy tu vecina… ¿Qué harás al respecto?
ALEXA el plan que no querías ejecutar acaba de comenzar. A este hombre le gustas así que sin temor sé seria, averigua de él pero sólo sé su vecina, nada más que eso.
Lo dije con una sonrisa leve como acorralándolo a que diga “Bueno, me voy, nos vemos luego”
Pero no hizo eso.
-Soy Blass Colling, me acabo de mudar a esta ciudad por problemas en el trabajo anterior.
-Me pasó igual, acabo de mudarme. Salí corriendo de Londres por un problema laboral. Soy Alexa Kellis, fotógrafa de tiempo completo.
-Yo, trabajo independiente, digamos que micro empresario.
-Es un gusto Blass.
Extendí mi brazo para saludarlo con mucha seriedad.
-¿Me preguntaste qué iba a hacer después de confirmar que eres mi vecina? Pues quisiera invitarte a tomar un café. ¿Qué dices?
-¿Por qué me invitas un café?
-Porque fue lo primero que recordé… Ahí fue el primer lugar donde la vi.
-Siento que está coqueteando conmigo.
-No, bueno sí, pero es de una manera amistosa, no te asustes, no conozco a nadie en este lugar estaría bien que tú y yo nos conozcamos más.
-Está bien, eso no suena nada mal. Me gusta la idea.
Bien, al parecer este tipo era misterioso pero también mentiroso, vamos a ver cuántas mentiras atrapo el día de hoy.
-¿Tienes tiempo esta noche? (Me dijo con esa voz gruesa y una pequeña sonrisa ladeada en el rostro)
-Sí, lo tengo… ¿A qué hora?
-Te buscaré a las ocho de la noche.
-Me parece mejor a las siete.
-Vale, a esa hora paso por ti.
-Ok.
Se volteó y se fue.
No cambié algún gesto ni sonreí en ningún momento quería parecer aún más seria de lo que era con los hombres cuando estaba en Londres.
Quería tener mucho cuidado con lo que decía de mí, tener cuidado para que no me conociera lo suficiente, tener cuidado para no interesarme tanto en su fantasiosa vida.
Fui a casa y comencé a leer sin parar cómo defenderme a solas delante de un sospechoso.
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“Marcado por una sospecha”
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