-¡Gracias Merlín, es un varón! -Snape Gritó por dentro al recordar lo que le había dicho el doctor.
Estaba en la universidad en ese instante, una semana después de comprobar en San Mungo que Hermione esperaba un heredero varón para ambos. Tenía que admitir que sentía algo en las entrañas, algo nuevo como felicidad, temor, furor ¿Qué estaba pasando en su cuerpo? ¿Así se sentía Hermione, también?
Incluso unos días atrás había tenido una sensación fuerte de náuseas y no sé explicaba por qué. ¿Acaso eso era normal?
***
Unos meses después, exactamente unos cinco. Hermione aún asistía a la universidad, no había razón para dejar de hacerlo porque su embarazo era fácil de esconder con un hechizo simple, además que este era casi perfecta, sólo un mes tuvo ligeros mareos pero nada más, podía comer todo lo que quisiera sin tener que devolverlo.
Esta joven, una tarde de día fresco se dispuso a regresar sola a casa, la casa que Severus había comprado hace un buen tiempo atrás.
Ni bien había acabado su última clase del día se sentía cansada y lista para acostarse en la cama de la habitación principal, ese mismo fin de semana esperaría la visita de su madre y con eso la oportunidad de decir por primera vez, que estaba a unos meses de ser mamá.
¿Por qué se había esperado tanto? Cualquiera podría preguntarse.
Pues porque para ella y Severus era inesperado, más aún para la futura abuela, una mujer que los últimos seis meses sólo había tenido noticias fuertes.
Severus le había insistido en acompañarla a casa, que mejor lo espere acostada en una ampliación de un mueble en la universidad, ya que ella no quería reposar sola dentro de los aposentos de Snape el departamento del edificio central, también en el interior del mismo lugar.
Hermione prefería ir a casa, a su cama, debajo de sus sábanas, beber mucho té de menta y dormir mientras mordía algunos pepinos con limón y poca sal. Su barriga le pedía mucho dormir y a veces no podía contra ello, en automático tenía que soltar todo y dejarse ir.
Durante una semana Granger había estado inquieta y con pesadillas, sentía temores razonables y otros irrazonables acerca del embarazo, <<así es el embarazo>> leía en alguna revista y ella respondía “Lo que ustedes digan” era tremendo cuando tenía que llorar por una uva pequeña cuando se acomodaba junto a dos grandes, veía una familia por todas partes y hasta empezó a sentir pena por su gato nuevo, el cual ya había esterilizado desde hace tiempo.
Al llegar a la habitación principal en su casa (En la gran colina) reposó somnolienta y con dolores fuertes de pies, los cuales por alguna extraña razón parecían hincharse cada vez más. Así durmió profundamente cerca de tres horas hasta que escuchó que alguien daba pequeños golpes en la puerta principal, el ruido hizo que despierte de golpe y alce su varita al mismo tiempo que se pudo sentar.
¿Quién será? Se dijo en la cabeza ¡Aún es muy temprano para que llegue tu padre! Habló a su vientre junto a un movimiento circular debajo de su ombligo.
Tomó su varita para poner el objeto cerca de su cinturón solo por si necesitaba defenderse de un curioso o un perseguidor del Ministerio, cubrió su espalda con una campera larga mientras describía los sentimientos inciertos de poca seguridad combinado con una pizca de desesperación. Bajó una a una las escaleras sin dejar de ver la puerta y finalmente la valentía cumplió eso que era difícil de conseguir en ese instante, abrir un simple y oscuro picaporte de botón con manubrio usando su muñeca hacia la derecha.
-Buenas tardes ¿Puedo ayudar en algo? -sostenía fuerte su varita por debajo de la campera con una posición extraña que parecía un descanso de mano sobre su cintura.
Y fue ahí que el individuo dejó de estar de perfil para presentar su rostro albino e intelectual, sus ojos eran enmarcados en unas monturas negras rectangulares, se quitó el objeto y lo guardó en el bolsillo de su pesado saco supuestamente para dar una mejor impresión.
-¿Señorita Puckle? – ese hombre no esperaba verla ahí.
-Ho… Hola profesor Sandler ¿Qué lo trae por aquí? -su forma de hablar fue temerosa. Hace mucho no sabía nada de él. Sólo sabía que Snape había intervenido en sus recuerdos al igual que hizo con Marcos.
El rostro del hombre albino se hizo ceñudo y casi no pudo deletrear lo que pasaba primero por su cabeza, la chica le dijo “Profesor” pero él no recordaba una alumna como ella.
-Eh… puedo preguntar lo mismo señorita ¿O no? ¿Usted es alumna de UL? ¿Usted es mi alumna?..
Hermione no supo qué responder.
-Sí, soy alumna… -quizo inventar otra cosa pero el mago no le dio tiempo y se metió sin invitación hasta estar dentro de la estancia. Sandler pensó más allá de lo que veía, no era lógico que su amigo de la infancia tenga a una joven como compañía dentro de sus apocentos, a menos que sea una empleada o una asistente.
Caminó hacia ella y entre cerró la vista como en acusación, su voz curiosa cambió a ser perspicaz.
-No me va a creer esto pero recuerdo haber estado buscando información acerca de un ex compañero de la escuela que ahora trabaja en la universidad, en la misma universidad donde estudié y sido profesor por muchos años. Es el profesor Severus Snape, estudié con él en la escuela de magia y hechicería Hogwarts en Escocia. Los registros y documentos me han traído hasta aquí aunque no había confirmación de su residencia, me he enterado gracias a unos contactos en los registros y propiedades de Londres Muggles que nos conocen a ambos.
-Mh… pues yo vivo aquí… -no estuvo segura si debía dar aquella información o convencer a su ex profesor de que era un fantasma-, el profesor me arrienda una habitación de estudiante.
-¿Usted es familia del profesor Severus? Porque no puedo creer lo que me dice -su pregunta y tono fue demasiado inocente para ser real. Ella creía que se estaba haciendo pasar por despistado, que todo eso podía ser actuado.
Hermione tenía que pensar en algo para que este hombre no regrese y crea que pueda molestarla, por todas esas amenazas que recibió Severus en la universidad, todas esas insinuaciones antes de que ocurran todos los problemas con Marcos, su hijo latino atractivo y mujeriego.
-Está bien, nos descubrió. Yo soy su esposa -soltó una verdad a medias.
Sandler abrió los ojos y sacudió su cabeza de lado a lado.
-Wow, eso es más increíble aún… Porque usted es muy atractiva para ese hombre -su voz cambió de tono al final y se acercó más a ella.
Para mala suerte de él, sus últimas sílabas fueron escuchadas por el dueño de casa, Snape había entrado a la sala y se había colocado detrás de él con la varita lista y firme en su mano izquierda al decidir poner los brazos cruzados.
-Gracias por lo que dice pero no creo que eso le agrade escuchar a Severus —Advirtió Hermione.
-Él no está aquí -se acercó un poco más a ella, Hermione tenía el hechizo para esconder su embarazo y le causas mucho estrés, sintió que la presión le bajó al terminar acorralada frente al librero de Snape, definitivamente Marcos había aprendido de él.
Snape carraspeó muy fuerte y fulminó a Sandler después de que este giró veloz.
-Buenas noches, Santori -se adelantó hasta ella y luego tocó al hombre. Hizo en automático que ambos desaparecieran y aparecieran en un parque cercano.
Santori intentó no caer por el mareo, dio media vuelta y reclamó.
-¡Ey! ¿Qué sucede? Al fin te encontré, viejo amigo…
-¿Qué quieres, Santori? -habló lento y serio.
-No es nada, sólo quería saludar a mi viejo compañero de escuela, supe que te recuperaste de todas tus heridas, me lo han contado en el ministerio de justicia mágica.
-¿Qué te ha traído hasta aquí, me refiero a mi casa la cual debía ser un secreto en el mundo mágico? -Snape intentó ser cortante porque no quería las narices albinas de un hombre malo cerca de su hogar.
-Primero dime quién es esa jovencita atractiva, ella me dijo que es tu esposa ¿Puedes esconder algo así?
Snape rodó los ojos y pensó que no se le pudo haber ocurrido algo mejor a Hermione que confesar eso, una mentira, aunque buena idea como información para alejar a Santori.
-Es así, es mi esposa y sinceramente no te quiero cerca a mi casa o mi familia. Tú y yo nunca hemos sido amigos.
Santori abrió los ojos.
-Esto es increíble, me niegas ahora después de que sé que tienes muchos secretos conmigo. Yo te ayudé con Lily cuando tenías como trece años de edad, te ayudé hasta los diecisiete o más.
-No sé quién es esa persona que mencionas y no me interesa discutir del pasado, contigo. Si me buscas por algo que tenga que ver con trabajo, que sea sólo en la universidad.
-Tu pasado puede condenarte con esa joven castaña ¿Acaso sabe ella que casi mueres por una mujer de cabellos rojos y ojos verdes?
-Ella sabe todo de mí… -Snape le mostró su varita con sutileza-, lamento haberte desilusionado, pero te buscaré yo, tú no vengas de nuevo aquí -entre cerró los ojos y le dio la espalda.
Sandler se quedó helado por lo que escuchó para después hacer un gesto de que no le interesaba que un viejo amigo le hubiera rechazado.
*
Cuando Snape regresó a la colina donde estaba su casa, se dio con la sorpresa que no estaba. Pensó que su joven novia debía ser responsable de aquél hecho. Por eso envió un patronus urgente para que ella lo encuentre.
Así sucedió,
Snape esperó en un lugar cerca de la ciudad, un callejón sin salida completamente oscuro y terrorífico hasta que Hermione apareció y lo tocó para ir a casa.
-¿Qué sucedió? -Snape estaba alterado.
-Quisiera saber eso ¿Cómo es posible que ese hombre vuelva a buscarte?
-Es porque no borré su memoria completa, aún recuerda nuestra infancia y adolescencia. No puedo creer por qué otra vez lo vi cerca a ti, algo sucede con nuestro destino, ¿Por qué la insistencia de su persona delante de mis ojos? -la pregunta se lo hizo a él mismo aunque habló fuerte en ese ambiente de la sala.
-Pues no volverá a encontrar la colina, la he escondido -Hermine estaba asustada, Santori era un hombre experto en artes oscuras y si permanecía fuera de Azkaban era porque cumplía una condena de libertad condicional al servicio del Ministerio. ¿Cómo pudo habérsele escapado a Snape que él servía en la universidad de Londres como maestro desde que salió de la escuela, todo esto inmediatamente después de acabar la universidad en un año (Un logro que otros no habían conseguido) Snape fue maestro en Hogwarts pero Santori tenía muchos más años como profesor de universidad por eso los celos en el cargo de Decano al llegar Snape y fesplazarlo, era un genio y si no se equivocaba, era el responsable de atrapar al menos el cincuenta por ciento de esos objetos encerrados en cubos de cristal guardados en los sótanos de la Escuela profesional de DACao en Londres.
Snape se quedó preocupado muchos días hasta que Hermione le contó a su madre que sería abuela y ahí, todo el asunto con Santori se olvidó.
¿Debió olvidar ese tema con el albino?
***
En la ciudad y cerca de una plaza principal, un hombre alto bien vestido y bien peinado con gel sobre sus cabellos rubios platinados, iba hacia una casa cerca de su trabajo secundario. Lucius Malfoy estaba detrás de la madre de Hermione y ni su mayor coquetería con esta mujer atractiva física e intelectualmente, le hacía caer a ella en sus redes. Lo único que había logrado con Jean era tomarla de la mano, coquetear muy cerca a su rostro suave, y sonrojar sus mejillas a más no poder, pero eso del beso se estaba volviendo complicado, algo casi imposible de hacer.
Nunca había conocido una mujer tan difícil de conquistar. No le agradan los regalos caros, ni las cenas románticas.
Y eso la hace más llamativa para mí.
Se dijo en la mente antes de tocar la puerta.
-Jean -dio dos toques a la puerta.
Nadie le abrió por lo que decidió hacer magia y pasar sin ser invitado.
Cuando entró a la casa vio al señor Granger gritando a la mujer y ella con los ojos rojos cubría su boca con la mano izquierda.
El mago se enojó de inmediato, empujó al hombre con actitud airada sin tocarle (Sólo con su magia), hasta sentarlo en el sofá detrás de él. Se sentía mortificado por ver aquél rostro hermoso empapado de muchas lágrimas y aquellos ojos en profundo dolor. Terrible, como si le hubieran lanzado un puñetazo a él.
-¿Qué está pasando aquí? ¿Qué hace usted aquí? Se le había prohibido acercarse a este lugar, señor Granger -Se colocó delante de la mujer y la atrajo para abrazarla ya que esta estaba ahogada en llanto. No le agradaba verla así.
-¡Largo de aquí y suelte a mi esposa! -ordenó enojado. El Señora Granger estaba hundido en descontrol.
-Esta mujer delicada e inteligente no es más su esposa —Lucius contenía la exposición de su rabia por ella.
-¡Aléjate de este asunto, fenómeno! -gritó el señor Granger.
-¿Fenómeno? ¿Eso es lo que piensa de los magos? Pues le doy información… Usted tiene dos hijos fenómenos, una joven y un bebé.
Granger se abalanzó hacia Lucius pero el Slytherin no dejó que lo toque y lo hizo flotar mientras este luchaba para alcanzar su rostro.
-¡Basta ya! -dijo débil, la mujer.
-Te recuerdo bien Lucius Malfoy, eres quien gritaba a mi hija “Sangre sucia” cuando el sucio eres tú al intentar meterte con mí mujer. Tú y tu mujer son un asco, han usado su magia para atraparnos en sus estúpidos anhelos de convivencia familiar, son unos desgraciados, unos fenómenos malignos e incapaces de sentir felicidad ¡Han arruinado nuestras vidas! -Sus ojos derramaron lágrimas de desesperación.
Lucius soltó a la mujer y dejó en paz al padre de Hermione.
Se acercó a él y le habló cara a cara viendo sus ojos claros tan azules como los suyos.
-Yo no tenía ni idea de lo que hacía Narcisa -Habló de forma explicativa, con sutileza y cuidado. Se calmó porque lo que hizo su ex mujer era definitivamente un escándalo-, y no esperaba que llegue a estos extremos, Esa mujer con la que te has acostado está pagando en la cárcel así como yo también pagué por mis errores en mi tiempo. Yo no he embrujado a Jean, lo que siento por ella es sincero, la admiro y me gusta de verdad como una mujer, sin importa si tiene magia o no, ya que este poder sólo ha traído desgracias en mi mundo. Ah… Yo ya no soy un hombre infeliz, he aprendido mucho en poco tiempo y es justo por estar cerca a su hija y su yerno. Esta mujer si al final no me acepta a mí, aún permaneceré cerca para ofrecerle respeto, lealtad y sincero agradecimiento de amistad -se acomodó la ropa, se dio media vuelta para irse después de colocar el pequeño ramo de flores lilas y rosas sobre la mesa de la entrada.
Dejó solos a la pareja de muggles porque sentía vergüenza por Narcisa y lo que acababa de decir.
La madre de Hermione se sorprendió al escuchar a Lucius hablar así, el señor Granger en cambio no creía nada de lo que este dijo.
-Es hora de que te vayas también, Jhon, no quiero verte, no me siento bien cuando te escucho, estás enojado y no es justo que vengas a gritarme a mí.
-Jean por favor, no tuve la culpa de todo esto -se desesperó, tenía los ojos rojos.
-Aunque no lo tengas ya ha pasado mucho tiempo, el luto ya lo viví, así que ahora vive para ese niño y déjame vivir a mí.
Jhon Granger se fue, azotó la puerta por el enojo y dejó a Jean con ganas de salir, aunque no detrás de su ex esposo.
Quería ir con Malfoy porque este no le había dicho todo eso antes, después de unos meses había quedado descartado que estuviera enamorado, sin embargo sí le había quedado claro que quería acostarse con ella, Lucius Malfoy era un coqueto empedernido y presuntuoso hombre de lujos y no pensó que tuviera verdadera atracción por ella. Sobre todo porque le parecía galante y atractivo.
***
En la escuela Snape tenía cuidado e intentaba aparecer y desaparecer para despistar a Sandler, el cual estaría detrás de él o de Hermione.
Ese hombre de cabellos blancos era peligroso pero si podía aclarar todo con él o hacer un nuevo hechizo de obliviate, este se quedaría quieto como un pobre gato viejo abandonado.
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