Serpiente de Corazón

La joven Gryffindore estaba aburrida de escuchar siempre al mismo par de idiotas que le decían “Herm” abreviando su nombre aunque a ella le disgustara.

Habían tenido vacaciones largas después de la guerra, el castillo había sido parcialmente destruído.

Las vacaciones de verano las pasó en casa de su tía que casualmente vivía a dos calles de su interesante profesor Severus Snape… Un personaje que se había convertido en un cómplice de recientes secretos con ella…

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“Cómo será hacer enojar a esa serpiente, se decía cada vez que lo veía desde su balcón ir a comprar al café bar en la otra esquina”

Había estado tanto tiempo observando sus movimientos que ese interés repentino por jorobarle la vida empezó a emerger.

No se animaba a bajar las escaleras de su casa, cruzar dos calles y tocar la puerta con un “Hola profesor Snape, ¿Puedo pedirle unos libros de DCAO??”

Más que una molestia quería averiguar qué hacía ese hombre, cuál era su diversión, quería ver si realmente era pálido en todo su cuerpo o si algunas zonas eran rosaceas.

Quería saber sus sentires, quería conocer su corazón.

Era verano y cerca de ahí había una piscina Muggle la cual habían inaugurado recientemente, era enorme y fingía ser una pequeña playa.
La tecnología para esa piscina la habían traído de Japón… Ella se preguntaba si él se animaría a tomar baños de sol…

Estuvo casi un mes siguiendo sus pasos desde ese balcón mandando invitaciones falsas tratando de averiguar algún interés suyo para atraerlo a la piscina y un día lo consiguió, pero para eso tuvo que avisar a su tía quien trabajaba en ese gran local del restaurante en la piscina, un enorme lugar donde servirían comida japonesa y habría demostración de plantas curativas. Él seguramente iría a chismorrear para una poción nueva.

Y así fue pero por algún motivo quería impresionarlo, un motivo que no sabía, un motivo que buscó muy en el fondo de sus locos pensamientos y no lo encontró por lo que luego ya no le importó.

Ella siempre iba con una pequeña bolsa de playa en la que ponía un poco de maquillaje ligero, un pareo, un top de colores frescos, un libro pequeño para no perder la costumbre y sobre todo un poco de crema anti quemaduras, de moda en los comerciales muggles.

Se refrescaba en esa grande piscina con olas falsas creadas con grandes motores, nadaba mirando el domo, salía y se sentaba a tomar una bebida fría mientras suspiraba y lo pensaba. Sí a él, pensaba en su profesor.

Cuando lo convenció…

Ese día llevó su ropa de baño dentro con un polo negro de esos que se ponen transversal mostrando un poco el ombligo y un short pequeño azul rasgado que se ceñía a sus curvas, dejaba ver su piel despampanante junto a sus largas piernas, el color natural de su piel pálida combinaba con el marco de sus lentes de sol. Su cabello iba amarrado para controlar sus rizos fricientos.

Lo vio llegar con una playera negra mangas hasta los puños y delgada doblada en cada brazo hasta los codos y un pantalón blanco por el calor, el mismo gesto fruncido de siempre impaciente por ver a lo que había ido “Herbolaria japonesa”.

Ella dejó su bolsa playera en su banca blanca frente al agua donde podía recostarse a tomar sol, estaba frente al ingreso número cinco de la piscina justo afuera del restaurante. Lo vio llegar, a través de las lunas y con los ojos tapados por sus gafas oscuras decidió caminar con seguridad por delante de él llamando de inmediato su atención pero siguiendo de largo sin voltear a verlo ni un instante.

Pero la suerte no iba con esa joven, su profesor Remus estaba ahí por lo que al acercarse a la gran mesa de demostración donde los herbolarios estaban apenas poniendo el puesto de exposición, un llamado repentino la delató.

Traía el short pequeño y alto dejando mostrar más de piel que de pudor y la parte de arriba de su ropa de baño bien sujeta por su cuello, la joven ya no era una niña plana, era una señorita despampanante y hermosa, llena de curvas y Lupin se lo hizo saber.

-Hermione Granger… ¿Tú por aquí?- Dijo quitándose las gafas de sol.

La joven vio a su profesor Lupin con una sonrisa forzada ya que Snape les puso atención de inmediato.

-¿Profesor Lupin, cómo está?-

-Parece que no tan bien como tú… Y es que has crecido, Granger…- Dijo con descaro viéndola de pies a cabeza.

-No sé si fue un cumplido, profesor.- Rió incómoda.

-Lo es, te ves hermosa, es genial encontrarte por aquí.- Se acercó más a ella.

-Gracias profesor.- Le extendió la mano para saludarlo ya que no quería un beso en su mejilla. -Me alegra verlo también.-

-¿Ya viste a tu profesor de pociones? Se ha deshecho al fin de su eterno levita.- Dijo cerca del oído de la joven.

“Y le queda muy bien, habría pensado toda mi vida que usaba hombreras pero es que de verdad tiene músculos en esos fríos brazos Slytherin” Pensó rápido la joven.

-No, no lo he visto.- Dijo desinteresada.

-Está justo detrás de mí con cara de pocos amigos.. Venga, vamos a saludarlo seguro que le dará gusto vernos jajajaja.- Dijo Lupin intentando ser gracioso.

-Mmm… Pero si quiere morder usted ofrezca su mano, estoy de vacaciones y no quiero hacerlo enojar.- Dijo la joven siendo cautelosa.

-No le tengas miedo a tu profesor. Es buena persona aunque no lo parezca.-

Lupin le alzó la mano viendo hacia el pocionista, el hombre vestido de negro hizo un gesto de desagrado el cual luego cambió a sonrisa fingida.

La joven caminó segura tras Lupin mostrando sensualidad en todos sus movimientos pero no para provocar a nadie sino porque así era su nueva personalidad juvenil.

Llegaron frente a él quien no dejaba de mirarla con seriedad exactamente donde estarían sus ojos marrones los cuales estaban tapados con sus gafas de sol con monturas color piel.

-Profesor Severus, es un gran placer poder verlo y saludarlo.- Dijo la joven arrepintiéndose rápido al sonar tan exageradamente emocionada.

-Lo mismo digo, Granger.- Hizo una venia y luego tomó su mano para depositar un beso en ella.

“Mmm por merlín, acabo de mojar mis bragas.. ¿Qué fuck te pasa, Hermione?” Pensó ella.

Su voz, su voz, su vozzzzzz!!!!!! era la misma que usaba en las clases de gritos y disminuciones de puntos a Gryffindor. Sentir esos fríos labios sobre su piel la hizo desearlo con locura sobre todo después de sentir que algo recorrió su cuello y bajó por toda su columna vertebral hasta sus caderas.

“Tanto que lo miras, te has obsesionado con él.” Pensó de nuevo la indefensa Gryffindore.

-¿Snape, así que disfrutando las vacaciones de verano?- Dijo Lupin quien envidió de Snape el toque que le dio a Hermione con sus labios.

Mientras tanto Hermione no podía dejar de ver a esa oscura serpiente con descaro a través de sus gafas de sol. “No puedo creerlo, es todo un caballero, pensé que era un desgraciado amargado sin modales.” Se decía mientras ahora lo miraba no sólo para analizarlo sino también para contemplar la belleza escondida que en él había.

Belleza extraña, hombre interesante de un momento a otro con desesperante y fuerte atractivo.

-Me encontré a la joven Granger hace unos minuto, luego te vi y no pude creerlo.- Dijo Remus con ganas de molestar.

-Vine porque una propaganda escrita llegó al buzón de mi casa, habrá una exposición de plantas japonesas curativas.- Le dijo con ese tono pausado “Snape” que solía usar. -¿Y usted jovencita, por qué ha venido aquí? ¿Dónde están sus latoso amigos?- Preguntó por lo que Hermione se sintió comprometida a decir la verdad.

-Vine a esparcirme un momento, y mis amigos están haciendo lo de siempre, perdiendo el tiempo con seguridad. Pues me estoy quedando cerca de aquí en casa de mi tía, cerca de la escuela de Dacao, me interesa estudiar la especialidad ahí por lo que averiguo algunas cosas y veo lo de la inscripción antes de culminar la escuela…-

-Brillante, Hermione.- Dijo Lupin -Eres la misma insufrible de siempre.- Intentó hacer un chiste frente a Severus quien era la persona que le decía así.

La joven y el pocionista pensaron lo mismo, en su mente imaginaron golpearse la frente en un “Ayy qué idiota eres, Remus”

-Mmm sí, profesor. No puedo evitar ser una sabelotodo insufrible jajaj.- Se esforzó para reír y añadió. -Con su permiso, profesores, los dejo. Iré a refrescarme un poco.-

Caminó alejándose sintiendo aún incomodidad por lo que al llegar a su lugar posó sus manos en el botón de su short y lentamente delante de esos cuatro ojos abrió el cierre y deslizó el short por sus largas piernas.

-Mmm vaya, ya no es una niña.- Dijo Lupin accidentalmente delante de Snape viendo con descaro a la joven.

-Tú nunca cambias, Remus, ella podría ser tu hija.- Suspiró. -Dejó de ser una niña desde sexto año. Y deja de mirarla así… ¡Pervertido!- Dijo con asco.

-Quejicus, ¡por favor! dime que no la estás viendo ahora mismo e imaginando que puedes recibirla con su toalla para secarle la espalda… Luego poner un poco de crema en sus hombros… ¡OHH por merlín!- Llevó su mano a la boca para tapar el decir más tonterías.

-No me lo hubiera imaginado hasta ahora que lo mencionas.- Frunció el ceño viendo a Remus babear por la joven Granger. -Cierra la boca, lobo que estás babeando.- Snape le dio la espalda a la joven para evitar ser como Remus y pecar de lujurioso.

-Quejicus así que vendrás por aquí, Quizá podamos encontrarnos estos días en lo que dure este evento.- Le habló en tono amigable.

-Yo vendré por lo que te digo, si te veo pues no me quedará de otra que escucharte.- Dijo sincero el ex mortífago con gesto de “Ah qué castigo.”

-Aprovechemos en llevarnos mejor además de poder ver a la joven Hermione en bañador.- Le alzó una ceja mal intensionado.

-¡Qué desagradable eres, Remus! Deja de mirar…- Iba a terminar de decir pero volteó a verla también con el cuerpo mojado, con gotas por su rostro, su pecho, sus largas piernas…

-Tienes razón Quejicus, acabo de mojar mis calzoncillos.- Añadió Lupin sintiendo incomodidad por ver a tan provocadora jovencita.

-¡Qué asco me das!.. Nos vemos luego, voy al Baño.- Le dio la espalda y se fue a buscar el sanitario de hombres.

Este quedaba en el segundo piso. Desde donde podía ver la amplia piscina y sin querer a la joven Hermione acostada en su silla blanca poniéndose bloqueador con sus delicadas manos como contorneando su cuerpo… Vio cómo esas gotas de espeso blanquecino caían una a una en la mitad de su pecho y bajaban por su vientre resbalándose…

“Por Merlín Srta. Granger!!” Dijo en su mente y mordió su labio inferior por inercia.

La joven metía sus manos tocándose los pechos, bajando a sus abdominales y esparciendo el bloqueador uniformemente sobre toda la piel de su cuello con…

-Ohh Srta Granger, sí que has crecido… Y no sólo físicamente sino también en insensatez.- Dijo en voz baja al ver a muchos hombres a su alrededor comiéndole con la mirada pero sin darse cuenta que ver un poco más de la cuenta a esa joven había causado reacciones corporales naturales en él.

-¿Así que no la estabas mirando, ehh?- Dijo Remus descubriendo al pocionista fijar sus ojos atento en dirección a la joven.

Severus puso cara de desagrado.

-Fue accidental, no soy un pervertido como tú.- Le dijo con voz golpeada viendo hacia los ojos claros del licántropo.

-¿Y eso que te delata en tus pantalones también es accidental?- Señaló la entrepierna del pocionista.

-¡Oh por merlín!- Se dijo así mismo. -Soy un pervertido como tú.- Tapó su pelvis con disimulo.

-Pero tú un pervertido inocente que no puede controlarse ja ja ja.- Se burló de Snape.

-Hermione me gusta ¿Y qué?- Dijo el mago de cabellos negros.

-No tiene nada de malo, sólo y únicamente que a mí también.- Le dio una palmada en el hombro.

-No creo que le agraden los licántropos.- Dijo Snape seguro de sí mismo.

-Y yo no creo que le agraden las serpientes con ponzoña.- Dijo Remus aún en tono burlón.

-Yo soy un caballero tú un tonto pervertido.- Dijo Snape.

-Pues me va a preferir a mí. Soy alegre, apuesto y tengo buenos chistes.- Añadió Remus con una sonrisa en los labios.

-¿Planeas sacarla a pasear en las noches de luna llena?- Snape lo miró serio mientras lo golpeó donde le dolía. -Digo, así como con NY que en paz descanse.-

-No te atrevas a mencionarla… Lo de ella fue un accidente.- Suspiró -Ya lo veremos, Snape a quién de los dos elige Hermione.- Cambió el gesto.

-Lo siento pero no voy a competir por una señorita como Granger, por ser una mujer no un trofeo y además una aplicada y excelente alumna. Inténtalo tú, yo paso de esto.- Dijo Snape con desinterés.

-Si lo sé, eres un abuelo.- Dijo en tono de burla.

-Tengo la misma edad que tú, Remus hasta meses menor.- Se defendió el pocionista.

-Pero a mí no se me nota, a ti sí.- Dijo Lupin que quería seguir con la discusión.-

-Basta de tonterías, ya no tengo quince años… Hablamos luego.- Dijo Snape molesto y se fue.

***

Al día siguiente la joven estaba sentada tomando un vaso de jugo de naranja desde su silla de bronceo y Remus se acercó mientras Snape observaba sus movimientos.

-Hola Hermione, ¿Quieres almorzar conmigo? Supe que están vendiendo una sopa de ostiones deliciosa en el restaurante.-

-No me apetece, profesor, muchas gracias.- Dijo Hermione en tono amable.

-Bueno, estaré por aquí por si necesitas algo.-

-Muchas gracias, profesor Lupin.-

Snape veía atento ese fracaso del licántropo sobre todo porque para él le era más fácil conseguir que ella le acepte algo, era un ex espía y sabía muy bien observar lo que las personas necesitaban, a esa hora cerca de las tres de la tarde el sol golpeaba duro el domo y Hermione podría tener mucho calor, no ganas de comer ostiones.

Remus al fin se iba, Snape se animó a intentar llamar la atención de la joven con algo sutil y obvio.

Se acercó al puesto de helados y dulces para pedir una malteada de yogurt, estaba sentado en esas bancas altas hasta que la vio acercarse y formarse para la gran cola del helado en cono.

-Srta. Granger. Otra vez por aquí… Espero tenga el descanso pertinente al año cansado de Hogwarts.- Se refería a todo el asunto de la guerra.

La joven no se esperaba que su profesor pocionero pudiera o quisiera entablar una conversación con ella.

-Profesor Severus, saludos respetuosos… Pues intento aprovechar el tiempo en todos los sentidos, sobre todo recuperarlo. He encogido mis libros de runas, Aritmancia y DACAO para que los muggles no me vean extraño y yo pueda disfrutar el repaso a estas importantes asignaturas mientras tomo un poco de sol en estas vacaciones, el pasado sí fue duro y cansado pero… He podido superarlo.-

-Era necesario un descanso… Y ¿Qué sabor de helado es su favorito?- Le preguntó con astucia el sabor del helado no si quería helado. Así podría comprarle sin que ella pudiera negarse.

-Me encanta el chocolate negro con vainilla.- Dijo la joven mostrando una sonrisa que cautivó al mago.

-Un pirex con helado de chocolate negro y vainilla por favor.- Miró al joven que atendía.- Este sirvió de inmediato y le entregaron el helado. El pocionista arrimó el recipiente de vidrio frente a ella.

-Eso es mucho helado, Profesor.-

-Si no te lo terminas puedo hacer algo de magia para evaporarlo en mi garganta.- Dijo serio.

-Jajaja.- La joven no pudo evitar reír de nervios y sonrojarse por la amabilidad de su profesor. -Muchas gracias, ya llevaba media hora en la fila.-

-De nada.- Volvió a concentrarse en su malteada y el pequeño libro que disfrutaba.

-Me alegra no ser la única que gusta la lectura en vacaciones… ¿Qué lee profesor?-

-Leo el por qué las jovencitas son tan preguntonas.- Dijo alzando una ceja sin mirarla.

-Eso es interesante. ¿Está ocupado este lugar?- Preguntó Hermione.

-Adelante, no lo está.- La miró directo a los ojos y volvió a fijarse en su libro.

La joven no le habló más y se concentro en el helado.

Unos minutos después no pudo terminarlo. Miró al mago otra vez y dijo.

-Muchas gracias, profesor. Es muy amable, estuvo delicioso.-

-No es nada.- Dijo sin verla y arrimó el Pirex de cristal frente a él.

Ella sonrió y se acercó a besar su mejilla lo que hizo sentir al hombre un par de labios fríos… Esta sensación de frialdad le recorrió todo el cuerpo de pies a cabeza y casi le hace caer de su silla alta veraniega.

“Mmm está joven desprende magia sin darse cuenta” se dijo mientras siguió en su lectura. “Profesor Snape 1 y Remus 0 já!” Rió para sí mismo.

***

Tres días después Hermione estaba desayunando en su silla de piscina mientras dos hombres discutían.

Remus había intentado muchas veces acercarse a ella…

-No puedo creer que te haya aceptado un helado.- Dijo sorprendido.

-Lo que yo no puedo creer es cómo puedes pensar que vas a conquistar a una jovencita recta como Granger. Ella no estaría con un profesor simplemente porque faltaría a reglas estrictas de Hogwarts.- Dijo Snape en acento ortodoxo.

-La joven me gusta… Tengo que conseguir algo o al menos intentarlo.-

-¿Algo como un beso? ¿Puede ser uno en la mejilla?- Dijo presuntuoso.

-¿Por qué lo dices, Snape?- Cruzó los brazos enojado.

-Nada más…- Levantó los hombros como si no le interesara. Pero en realidad recordó los fríos labios de Granger en su mejilla izquierda.

Remus volvió a caminar hasta la joven mientras el pocionista permanecía parado observando todo.

También cruzó los brazos, se fijó en la ropa de Remus un poco veraniega y ridícula en primera impresión. Observó con cuidado y haciendo un poco de magia para escuchar la conversación, puso extrema atención.

-Hola, Hermione.-

-Profesor, Remus, ¿Cómo está?-

-Siempre te veo sola, ¿Tu novio se pondría celoso si aceptaras la invitación de un profesor a cenar?-

-No, no se pondría celoso si se entera.-

-¿Quieres ir a cenar?-

-Pues primero que se entere mi novio.- Dijo la joven sin mucha importancia.

-¿Dónde está tu novio?-

-El profesor Severus debe estar en la exposición de herbolaria japonesa.-

-¿Snape?- Dijo asombrado y luego lo saludó de mano desde donde estaba con Hermione. Volteó en un segundo para mirarlo por inercia.

Y el hombre de cabello lacio quien escuchaba todo abrió los ojos de sorpresa y se acercó a rescatar a su alumna.

-Hermione, hola.- Dijo a la joven siendo un poco confianzudo. ¿Me llamaste, Remus?- Miró al licántropo.

-No, sólo te saludaba y…- Lupin se arrepintió de preguntarle ya que Snape era más hábil que él además de que lo respetaba en gran manera por todo lo que hizo en la guerra. -Pues espero que ambos tengan un excelente día.- Dijo Remus y luego se fue tristemente derrotado.

-Gracias por el rescate, profesor. Se me estaba haciendo molesto tener sobre mí al profesor Lupin.- Dijo respirando de alivio.

-De nada, Srta. Granger.- El mago tenía las manos en los bolsillos de su pantalón negro de vestir. La miró acostada en su silla habiendo terminado de comer un sandwich y tomado un jugo. -No debería de mentir así, ser sincera para rechazarlo hubiera sido más práctico.- Dijo Snape cuando se aseguró que Remus había desaparecido.

-Si hubiera sido sincera no hubiera podido llamar su atención, profesor.- Dijo Hermione con astucia. -No hubiera aceptado una salida del profesor Lupin pero una de usted sí.-

-¿Mía?- Preguntó el mago impresionado.

Hermione se quitó los lentes y dijo en doble sentido.

-Suya, profesor.- Usó tono serio pero coqueto sin dejar de verle los ojos negros.

Él se dio permiso de verla entera.

-¿Aceptarías una cena, conmigo?- Pecó en redundancia con curiosidad.

-¿Dónde, a qué hora?- Dijo la joven sonriendo y coqueteando más.

-¿Qué tal aquí en siete horas, en la barra de bebidas?- Dijo el mago sin cambiar la seriedad y la expresión de su rostro.

-Excelente.- Dijo la joven alzando los hombros como si le diera igual dónde.

El mago hizo una venia casi imperceptible y se fue caminando con la postura de siempre.

“Snape 2 y Remus… Perdió” Pensó mientras regresaba a la exposición.

***

Unas horas después Hermione apareció con unos audífonos puestos en sus oídos, el cabello amarrado para tener control de él dejando caer algunos mechones por su rostro y lados. Caminó hasta la barra, se quitó los aparatos Muggle de los canales auditivos y los colocó junto a un bolso negro sobre la barra, se dispuso a sacar su libro para leer pero…

-Srta Granger, qué bueno que vino, me halaga su puntualidad.- Dijo Snape usando esa voz neutral y grave de siempre.

-No tiene que agradecer, me agrada tener la oportunidad de hablar un poco con usted.-

-¿Qué te parece si vamos a otro lugar?- Dijo el mago intentando dar un paso más largo que ella.

-Estaría bien, no hay problema.- Dijo la chica segura.

El mago tomó su mano y aparecieron en una sala amplia iluminada por dos lámparas con luz cálida rodeada de libros.

-Esta es mi casa, estamos a dos cuadras de la tuya por si te aburres o arrepientes puedes escapar fácilmente.- Dijo el mago.

-Me gusta el lugar, es excelente para la lectura pacífica.-

-Sabía que le agradaría explorar en mi biblioteca, Granger.-

-Profesor usted es un caballero, todos piensan que es una amargado sin vida.-

-Esos son prejuicios, nadie se toma la simple tarea de preguntar.-

Snape le señaló el mueble para que se siente y él se sentó a su lado por lo que obligó a la joven girarse un poco hacia él.

-Yo era de las que creía que era un patán grosero y amargado, pero me arrepiento, usted es una persona admirable además de ser un hombre atractivo y caballeroso en gran manera.- Dijo la joven con sinceridad, el hombre era Oclumante, de todos modos intentaría leerle la mente.

-Ten cuidado con lo que dices de alguien sin conocerlo, Granger. Y yo no soy atractivo.- Dijo haciendo un ademán con las manos.

-Para mí lo es y mucho. Además de ser alto, esconder un carácter social y propio, su amabilidad, tener unos ojos hermosos y además ser irresistiblemente inteligente… Usted tiene muchas cualidades y virtudes, profesor y todas ellas me gustan.- Fue al grano.

-Es extraño que una jovencita como tú me lo diga, casualmente por ser una de las más brillantes en Hogwarts, además de ser también una joven mujer… Hermosa.- Dijo interesante.

-Sólo soy sincera, profesor.- Dijo la joven con humildad.

-Le creo.- Dijo silabeando después de analizar a la joven por unos segundos.

Caminó hasta el pequeño bar y preguntó.

-¿Un poco de Vino, Granger?-

-Me encantaría, gracias.- Dijo la joven.

Mientras el mago servía las copas no podía dejar de pensar.

“Esta joven está diciendo la verdad, y ha venido a nuestra cita como va a la piscina ¡Oh por merlín es una descarada o simplemente es joven e insensata! Un pequeño short rosa, una blusa sin mangas de color negro… Le gusto a esta joven realmente… Y a mí me encanta ella. ¿Qué hago?”

Snape se acercó, le entregó la copa y luego se recargó en el mismo lugar del mueble viéndola con escrutinio.

-Dime cuando tengas hambre.- Dijo el mago.

-Ya tengo hambre.- Dijo la joven lamiendo y mordiendo su labio inferior y levantando una ceja coqueteando sin ninguna vergüenza.

-Mmm me refiero a comer alimentos.- Aclaró la garganta nervioso.

-Jajaja lo sé. Pero no, eso no, aún.- Dijo tranquila sintiéndose extraña y en confianza.

El mago le mostró la primera sonrisa y ella se quedó perpleja.

-¿Qué te gustaría saber de mí, Granger?- La miró y se relajó. -Es más fácil preguntar que inventar una tonta invitación para ver a japoneses moler plantas con un mortero y servir cosas espesas en canapé.-

-Lamento eso, tenía que lograr que fuera a esa piscina, moría por verlo en bañador de nadador (Es una trusa pequeña ceñido al trasero y geniales masculinos)… Y bueno, ¿Qué pasatiempos tiene, profesor?- Dijo curiosa intentando frenarse un poco.

-Leo mucho e investigo, jovencita traviesa… Y ¿Usted?- Le alzó una ceja.

-Leo y escribo. Ya lo sabe, no puedo evitar ser una sabelo…- Snape la interrumpió.

-No lo sabes todo en realidad. Nadie sabe todo de este enorme mundo pero sí eres insufrible.- El mago volvió a sonreír lo que hizo derretir a la joven Granger. -Lo digo con todo el cariño que le tengo.- Le guiñó un ojo haciendo la voz aún más interesante.

Hermione no pudo evitar sonrojarse porque él empezaba a coquetear.

-Gracias, sospechaba desde hace mucho que era un cumplido.- Dijo la joven poniendo su copa con vino en la mesa de centro.

-Entonces ¿Vas a estudiar DACAO en la universidad que está a cuatro calles?- Dijo curioso.

-Así es.- Dijo ella también relajada.

-No pensé que le interesara esa especialidad.- Entre cerró los ojos en duda esperando una respuesta inteligente pero en cambio tuvo…

-Últimamente me interesa más de lo que se imagina.- Hermione dijo lento… La joven le alzó una ceja, lo miró de pies a cabeza y ladeó una sonrisa coqueteando descarada.

Él volvió a ponerse nervioso pero sacó de nuevo su lado centrado.

-Srta. Deje de coquetear, sobre todo si su fin en esta cena quiere que sea la seriedad y escasez de distracciones. Ya me es difícil concentrarme en sus palabras viéndo sus labios y cómo está vestida. Además que no estoy acostumbrado a esos mimos e inclinaciones hacia mi persona.-

-¿El fin de esta cena, Profesor?- Preguntó. -Si usted supiera lo que yo quiero, no lo aceptaría.- Dijo la joven con astucia y veracidad.

-No me tientes, Hermione. Soy un hombre además de ser profesor de pociones. Tengo un lado mío muy guardado que seguro le complacerá conocer más adelante.- Subió un poco la grosura y tono de su voz dándole a entender que se frenara, que tuviera cautela con él porque podía hacerla pedazos ahí mismo en el sofá.

-Creo conocer perfecto su lado de maestro, la disciplina de su comportamiento en las aulas de la escuela, la inquietante forma de ser suya con extremo soberbio por su gran conocimiento.- Suavizó la voz en tono delicado y provocador. -No he sido novia de un joven estudiante en la escuela porque nadie me parece más interesante que usted. Además no es sólo el que me guste…-

-¿Qué tal el beso con Wesley?- Dijo sacando una carta bajo la manga.

-Fue como besar a mi gato pero no pasó nada después.- Dijo informativa.

-¿Qué quieres de mí, Granger?- Preguntó sin más atajos.

La joven se acercó a él y lentamente se sentó sobre sus muslos viéndolo de frente.

Él se hizo hacia atrás en el mueble dándole espacio para que se acomode mejor.

-Yo me quiero cenar un Pocionista… Ohh- Dio un suspiro de exitacion casi en susurro frente al rostro de su profesor. -Aunque en realidad no sepa lo que eso signifique… No, eso no… Yo… En realidad… Me lo quiero cenar específicamente a usted.-

El hombre pasó saliva viendo perdido los labios de la joven moverse con sensualidad cerca a los suyos.

-Para que pueda… Yo… Dejarle hacer eso… Primero tendría que aprender y yo podría enseñarle.- Salió esa voz grave galante en desafío.

La joven asintió moviendo un poco sus caderas hacia delante. Sintió que él la tomó de la cintura con agilidad y la apretó más contra él.

-Mmm.- Volvió a soltar un sonido exaltado. -Es el fin que quiero para esta cena.- Dijo Hermione acercando más sus labios en la oreja izquierda del pocionista.

Y él empezó a besarla mientras que ella rodeó el cuello del mago con sus brazos y el cuenco entre sus piernas estaba aplastando la protuberancia del pantalón de su profesor.

-Granger, espera…- Dijo agitado. Mientras ella le besaba la barbilla, el cuello, mordía su oreja y luego le daba pequeños besos en los labios. -Tú realmente me gustas mucho, no quiero que esto sea…-

La joven lo interrumpió.

-¿Que sólo sea hoy? ¿Sólo un día? ¿Sólo una cena?- Preguntó la joven agitada desabrochando la camisa blanca de su profesor.

Él asintió con la cara roja y los calzoncillos apunto de explotar.

-Severus…- tomó el rostro de su profesor. -Yo quiero enamorarme si tú me dejas… Porque… No me fue suficiente observarte desde un balcón todo un mes para alucinar contigo antes de dormir.-

-Mmm niñaaa… ¡Vamos a la habitación!- Dijo él rugiendo de exitación.

Un segundo después cayeron en la cama desnudos.
Los dos enredados y enlazados como en un nudo celta, compenetrados, ella tirando del cabello de él cada vez que él entraba en la joven con ímpetu masculino dejándola sentir lo adulto y sabio que era para ella.

Había sido delicado al principio para enseñarle que no era un desgraciado, patán mal educado, que no la iba a tomar como si fuera cualquier cosa. Esa serpiente tenía corazón, nadie lo sabía más que ella, nadie lo sabe más que ella.

Acarició cada rincón del cuerpo de su joven alumna, piel tersa de
porcelana y cuando tuvieron que unirse fue para Hermione lo mejor que podía sentir, no sentía sólo una gran parte de su cuerpo unido a la de ella, tibio, inflamado, latente, repleto de sangre, firme y enloquecedor miembro masculino deslizarse cada vez con más ritmo haciendo su joven cuerpo hundirse entre las sábanas mojadas de sudor en el terrible calor del verano. También podía sentir sus sentimientos sinceros, su alma hermosa y fiel, su inteligencia física y conocimientos mágicos. Su profesor, ese magnífico y valiente mago experto en artes oscuras la estaba haciendo suya para siempre, esa cama en la hilandera era cómplice del deseo, de un gran amor pasional que emergía entre una leona y una serpiente de corazón.

Cómplices para siempre en secretos dictados y gemidos al oído.

/////

¿Cómo podrá verlo el primer día de clase después de tantas promesas, después de esas largas horas en su habitación? ¿Después de esas estupendas y largas vacaciones?

Sonrojada vio que entró tirando la puerta, esa serpiente que tenía sentimientos, que le dijo al oído muchas veces hasta hace dos semanas que la amaba… Apareció no como siempre de pálido sino con el color de piel en un tono que jamás hubieran visto en Snape.

Tostado…

-¡Mmm qué verano, Hermione!- Susurró la joven cuando el mago se sentó en su escritorio y la miró.

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Fin

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Ay caramba, el Verano sacude las hormonas y las pone a mil por hora.

Gracias por leer!!! Vamos a la piscina que ahí está el profesor Snape!!!

❤️😍😍❤️❤️
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Gracias Kev. I. Por tu granito de arena en este relato corto 😍❤️ yyyy provechooooo, disfruta del verano y la playa en Lima, tú que puedes!!

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