El mayor se acomodó sobre su cama con rostro resignado por ver qué tan lejos estaba el lecho de ella.
Movió su mandíbula en un gesto de idea aterrizada, se levantó midiendo distancias de forma imaginaria sin perder la delicadeza, se acercó a la otra cama, empujó unos metros hacia la otra acercándolas considerablemente y se sintió mejor sin embargo cuando empezó a relajarse se acostó boca arriba pero no consiguió tranquilidad.
“Seguro se tardará, es una mujer y además cansada, iré a recorrer rápido los lares, veré cuál sería el lugar más íntimo para ambos.” Pensó, así de rápido como se acostó se levantó.
Salió por el pasillo amplio alfombrado, estaban en el segundo piso, cada primera esquina había un refrigerador con refrescos y hielo que surtía todo el día pero entonces era de noche.
“Es conveniente, debería conseguir un par de copas, un vino tinto, una cubeta para enfriar. Seguro podré comprar en la tienda de recepción…”
Caminó más y más hasta que llegó al primer balcón desde donde se veía una magnífica vista a la piscina, una gran estancia elegante y unas farolas románticas.
“Mmm piscina de noche.” Siguió en sus pensamientos imaginando todas las cosas que podía pasar ahí.
Desde el balcón también vio un lugar para cenar junto a esta impresionante piscina, además de otros ambientes con mesas y una perfecta iluminación cálida.
“¡Mmhumm, es interesante!”
Bajó por las escaleras y luego hasta el nivel de la piscina, se dio cuenta que había masaje con agua caliente en la esquina debajo del balcón donde antes había estado parado. Pudo ver un sauna, gimnasio, ambientes para reuniones sociales, un pequeño pub-bar etc. etc.
La comida se servía como buffet todos los días según lo que preguntó en la cocina y había para escoger, desayuno, almuerzo, cena, la cocina estaba en el primer nivel sobre la piscina.
Caminó cerca de recepción y encontró un lugar de juegos, algunas motos, máquinas de juegos para niños y alguna que otra máquina de dulces. Se exponían también una repisa con algunos osos de peluche comunes sin embargo lo más llamativo era la vitrina con figuras de acción y peluches con temas de películas como Chuky, Batman, Superman, Harry Potter, El señor de los anillos, Volver al futuro, Star Wars, etc.
“Si le obsequio un oso de felpa me tendrá en cuenta para más cariños, es una pequeña, le va a encantar cualquier oso ¿O sería mejor preguntarle? Bueno da igual, si no le gusta podrá cambiarlo.” Hizo un gesto serio levantando una de sus cejas.
Fue hasta el aparador donde un joven atendía y pidió un oso de felpa con una cicatriz en la frente y lentes redondos.
“Hace mucho que no hago esto, ¿Qué le agrada a una jovencita tierna? Piensa, si tuvieras veinte años regalarías un eso gracioso pero también es una bella mujer, quizá un reloj o quizá un ramo de rosas o quizá una caja de chocolates o grageas de todos los sabores. Ahhhh ya olvídalo, ya compraste el oso.”
Pagó y fue de inmediato a la habitación, tenía la misma ropa con la que había llegado y no había lavado sus dientes todo el día por lo que tomó su cepillo el cual también compró en recepción junto a un tubo de pasta dental.
Con toda la osadía del mundo se metió al cuarto de baño a lavarse los dientes, mientras más se introducía el sonido de la ducha era más potente y también la voz de Angie que tarareaba una canción. Aquél armonioso conjunto de notas expresados con aquella voz no se escuchaban mal sino todo lo contrario, sonrió al verse disfrutar de aquello.
“Esta jovencita es una caja de sorpresas.”
Se acercó al lavabo y abrió muy despacio la llave dejando salir un hilo de agua para que ella no tuviera un accidente caliente.
Pero justo la joven salió de la regadera al terminar el largo baño relajante, se quitó la toalla de la cabeza frente al espejo pero este tenía la nuca del hombre quien lavaba sus dientes muy entretenido viendo a la joven por el reflejo cubrir su cuerpo con otra toalla por encima de sus pechos.
-Lo siento.- Dijo el hombre con la pasta dental batida en su boca, sostenía una risa de “Ups fue sin querer” transformándose luego en una inocente. -Do sieto.- Volvió a repetir sin entenderse nada por la pasta dental batida.
-Sal de aquí por favor.- La joven miró al mayor con los ojos entrecerrados.
-¡Te ves muy hermosa, y no vi nada más que su rostro, Srta. Lo juro!- Al fin habló más claro después de escupir la espuma con elegancia.
-Sal antes de que nunca más vuelvas a ver y no me refiero a mí sino a tus ojos que pueden dejar de funcionar sin querer… Mmmm quizá cuando duermas…- También hizo rostro de inocencia.
El hombre hizo una venia de respeto sin dejar de ver aquellas piernas y luego giró sobre sus talones para irse en una postura militar después de enjuagar su boca con rapidez.
“¿Será tarde para arrepentirme?” Pensó ella.
Angie salió con la bata de baño y el cabello desordenado.
“¡Vamos, tienes que vivir, Angie!” Se dijo.
Él se le quedó viendo desde el escritorio que estaba cerca del televisor abriéndosele los ojos por la impresión de verla mejor en toalla, de ver ese brillo estupendo de piel clara, sentado sobre la pequeña mesa donde se exponía el oso de felpa.
No podía dejar de admirar la belleza y frescura de Angie, tan hermosa e inteligente mujer de talante interesante e inocente.
-¿Entonces, duermes con un osito de peluche?- Preguntó Angie admirando el juguete.
-Es para ti.- Dijo el mayor con rapidez. Se levantó de la silla, caminó hasta ella y se lo entregó.
El rostro de Angie dejó ver alegría, era la primera vez que le daban un oso, y era cierto, nunca había tenido uno por ser alérgica de pequeña. Cuando lo tuvo en sus manos lo estrujó con un abrazo y eso causó ternura inmensa en el mayor.
-Pequeña hermosa, me agrada que te guste.
-Gracias, es un hermoso detalle. Y bueno, me gustaría que ahora vayas al cuarto de baño porque quiero ponerme algo de ropa.
-¿Por qué no vas al baño a cambiarte?
-Porque está lleno de vapor y va a arruinar mi cabello.
-No sabía de esas cosas, entonces también me daré un baño rápido.- Antes de entrar al baño retrocedió hasta su maleta y sacó dos prendas. -Yo sí tengo que llevar mi ropa al baño porque si salgo como tú, el aire acondicionado puede arruinar mi piel.- Lo dijo tan serio a pesar de que era una broma.
Ella puso cara de “¿El aire acondicionado arruina la piel? Buen dato…”
Patrick aguantó la risa, se quitó toda la ropa, ingresó a la ducha y se dio un baño rápido con agua caliente. Al casi terminar de recibir toda esa agua en finos hilos de tibieza suave empezó a reír por su ocurrente comentario, quería confundir a la joven y lo logró cuando la remedó. “Ayy siii Ayyy siii, el vapor arruina mi cabello” Pensó y de nuevo se aguantó la risa “El aire acondicionado arruina mi piel. Jajaja Niña ingenua jajaja.”
Aquél baño fue de unos diez minutos aproximadamente porque los hombres son así de rápidos (O al menos la mayoría porque algunos conocemos hermanos mayores que tardan como dos horas)
Salió de la ducha, se secó muy rápido frente al gran espejo, se colocó su reloj fino, su pantalón de vestir nuevo y otra playera de manga larga, esta vez color gris oscuro. Se peinó el cabello castaño-canoso con unos cuantos dedos y finalmente puso en su rostro un poco de colonia para después de rasurar con olor amaderado fresco y varonil.
Salió del baño cargando su ropa sucia en una bolsa de tela que dejó en el pequeño pasadizo de repisas en forma de cocina pequeña. (No se puso ropa interior porque se le olvidó llevarla pero no había problema, ella no se iba a enterar a menos que…)
-Estuve explorando el lugar, he visto cosas maravillosas.- Su voz gruesa y porte varonil era impresionable para ella.
La joven que había secado y cepillado su cabello guardaba sus cosas en el momento que esa voz gruesa alcanzó sus oídos. Giró para verlo y no se quedó callada.
-Eres muy atractivo y no sé cómo o por qué pero te veo más alto.
Patrick sonrió y respondió.
-No, no soy nada atractivo a tu lado, tú eres muy guapa, eres preciosa, una joven hermosa y mis palabras se quedan cortas.- Se acercó a ella para tomar su mano y besarla. -Soy alto y tú eres perfecta para mí.
La joven vestía una blusa blanca y un pantalón de vestir negro, era lo único que podía hacer el intento de seriedad formal en su maleta, le urgía salir de compras cuanto antes.
-Resulta que eres más conquistador de lo que pensaba. Gracias por lo que dices.- Bajó la mirada.
El hombre la tomó despacio de la misma mano para atraerla de su frágil brazo, hizo un pase más astuto habiéndose sentado en la cama, hizo sutilmente que ella se siente en su muslo izquierdo. La rodeó rápidamente con ambos brazos por la cintura para luego colocar su rostro en el cuello de ella, después de eso aspiró muchas veces en silencio porque quería saber qué pensaba ella de aquello pero le sorprendió que ella no se resistió ni dio algún comentario correctivo.
-Mañana quisiera ir a comprar un poco de ropa, cuando fui a magpie no tenía intensión de quedarme más de tres días.
El hombre volvió a respirar con el aroma de perfume en sus fosas nasales perdiéndose en las imágenes que le dictaba su mente.
-Voy a ir mañana temprano a buscar un auto para rentar, después de eso te llevaré a donde quiera y te compraré lo que más desees.- Sus ojos estaban cerrados, su voz fue suave sobre el cuello de ella quien disfrutaba de ese toque.
-Gracias, no tienes que comprarme la ropa, tengo dinero, recuerda. No quiero que gastes en mí.
-Pero eres mi novia…
-Aún no.
-Pero nos hemos besado.- Su voz gruesa insistía, los labios suaves, delgados y húmedos del mayor la tocaban delicadamente mientras hablaba.
La joven sonrió.
-Es cierto, nos hemos besado pero yo me compraré la ropa esta vez… ¿Sí le parece bien, Sr.?
-Sí, pequeña.
La joven bajó de su muslo y se acercó al espejo de la habitación para pintar sus labios en carmín rosa suave.
El hombre vio eso y sintió un hueco en el estómago. “¿Tendrá sabor aquél pintalabios? Ojalá pueda comprobarlo pronto…” Se levantó de la cama pensando en tomar su saco pero no lo hizo.
-Pase usted.- Hizo el gesto de salida a Angie abriéndole puerta. No se colocó el saco porque sentía calor.
-Gracias, caballero.
Salieron por el corredor y la llevó a propósito hasta girar completamente a la derecha del balcón en el segundo piso para que viera la gran piscina.
Bajaron las escaleras, caminaron hasta el restaurante y él escogió la mesa a espaldas de una pequeña pecera.
-Podemos pedir la cena o ir por ella en el buffet de afuera. ¿Deseas pedir?
-Quisiera pedirla esta vez.
-Lo que digas.- Dijo el mayor con gruesa y conquistadora voz. Como antes no se había sentado frente a ella sino que a su lado izquierdo la hizo estar para poder tenerla más cerca y girar para verla a los ojos.
Patrick llamó al mozo alzando la mano derecha, este vino dándoles una lista de platillos con rostro risueño. Aquél hombre enumeraba afanoso mientras ellos escuchaban atentos intentando ver todo en su mente hasta que Angie habló.
-Pues… La crema de chícharos con pollo empanizado.
-¿Qué le ofrezco de postre?
-Pie de limón.- Su voz salió segura, no había nada más que amara tanto como el pie de limón y el cheesecake de saúco pero no estaba el último postre en la lista por lo que tuvo que pedir en primera instancia su segunda opción de postre.
El hombre pidió exactamente lo mismo que ella añadiendo un filete en reducción de vino blanco como segundo tiempo.
Mientras comían, Angie sólo escuchaba al hombre hablar de su vida en Vancouver, su casa, su departamento y su fanatismo por el softball femenino.
-Las mejores jugadoras son las japonesas seguidas del equipo canadiense y en tercer lugar Estados Unidos.
-Pensé que USA estaba en primer lugar.
-No, Japón es mucho mejor. Hay un campo cercano, famoso en todo White Rock, ahí se hacen los eventos internacionales de fast pitch. Te llevaré, caminaremos por el bosque hasta llegar, podremos pasar cerca de mi casa un momento y luego salir a la plaza comercial el siguiente fin de semana.
-Me encantaría.
Al empezar con el postre él no se quedó quieto, se acercó para abrazar con su brazo izquierdo a la joven besando repetidas veces y con suavidad su mejilla, oreja y patillas.
-Eres la novia más hermosa y buena que puede tener un hombre.- La voz del hombre expresando directo lo que sentía era la consecuencia del accidente, nunca antes le hubiera podido hablar así a una mujer porque simplemente le parecía atrevido.
La joven volteó su rostro hacia su lado derecho para dar su opinión cerca a él.
-Yo sólo he salido con Ryan y Hunter. No sé qué es noviazgo aún.
-Noviazgo es eso que el hombre propone y algunas mujeres no quieren aceptar por el compromiso que eso conlleva. La palabra novia es una promesa de estar juntos todo el tiempo que se pueda hasta conseguir el fin más preciado por las princesas y caballeros como yo, el matrimonio. Con mi primera novia tuve un hijo pero no quiso casarse por lo que nos separamos al año de que el pequeño nació. Mi segunda novia dejó de ser mi novia cuando le propuse casarse un año después de salir y la tercera ya la conoces, no era mi novia, yo era su banco sin embargo no puedo negar que era una dama respetable.- Esto último lo dijo porque no veía bien que hablara mal de una mujer.
-Interesante, entonces ¿Si acepto ser tu novia significa que posiblemente después pueda convertirme en tu esposa?
-Sí así es, el noviazgo es eso.- Se apartó un poco de ella para ver su expresión.
-Acepto ser tu novia.- Sonrió frente al rostro del mayor haciendo que este quede impresionado.
-Es la primera vez que no veo terror en el rostro de una mujer al imaginar que puedo pedirle que sea mi esposa.
-Eres un buen hombre, la mujer que pueda casarse contigo será afortunada.
-Yo espero que seas tú.
-Y a mí me encanta que seas inglés.- Cambió el tema porque era pronto para definir algo así aunque en realidad imaginó un esposo como él y se quedó fascinada.
-Y a mí que seas una joven inglesa responsable y respetuosa.
-El lugar, se ve hermoso, es bastante elegante.
-Qué bueno que te guste.- Acercó el rostro a la joven, moría por probar sus labios pero no pasó.
El mayor dejó buena propina y la llevó a ver la piscina de cerca.
Cuando pasaban por el corredor después de las escaleras en una especie de espacio con poca iluminación, Patrick aprovechó a tomarla de la mano y hacer que ella frene su paso como en un pequeño rebote que la hizo voltear hacia él.
-¿Sí vas a darme un beso?
-Ya te he dado uno.- El mayor no la soltó de la mano hasta que la tuvo pegada a su pecho y atrapada con sus brazos desde la cintura.
Patrick tomó ambas brazos de la joven y los subió hasta su cuello, ella gustó de tenerse así.
-Pero sabes que uno nunca es suficiente, incluso sólo un beso no es suficiente.- Más que una petición parecía una exigencia sugerente.
-Sr. Arquitecto, basta… ¿Qué es lo que quiere de mí?- Le habló cerca, seductora, tenía una personalidad tierna y atractiva pero también podía ser provocadora. -¿Quiere un beso, quiere dos, qué más quiere de mí?
El mayor sintió que la sangre le subió a la cabeza de golpe.
-No me preguntes porque la respuesta sonará atrevida, sólo quiero conocerte.
-Mmmmmmh.- Su sonido de duda alargado más pareció una insinuación. ¿Por qué no me pregunta qué quiero yo, Sr.?
El hombre transformó su rostro espujandola hasta la columna apretando aquel delicado cuerpo a él como si no hubiera un mañana para ser juzgado.
-¿Qué quieres, Angie? ¿Por qué apareces en mi vida cuando pensé que era todo lo que había vivido, cuando pensé que un paisaje salvaje era lo más hermoso que podía guardar en secreto, por qué llegas a cambiar mi sentir con un gran golpe en mi mano y en mi pecho, un toque sutil en mi cabeza, por qué le aceptas a un hombre como yo algo como esto?
-Es simple la respuesta.
-¡Dime cuál es por favor!
-Me gustas.- Dijo lento. -Tenerte cerca a mí unas horas me ha hecho sentir que uno no busca a quién querer. Yo no estoy supliendo contigo a un protector o un cuidador, yo encontré en ese accidente a un hombre que realmente me gusta, por primera vez.
-Y tú me gustas.- Respondió rápido el mayor a pesar que no se preguntó nada.
-Pero tú no sabes cómo me gustas.
-Eso es suficiente para mí. ¿Que qué quiero de ti?- Acercó sus labios en el cuello de ella. -Yo te quiero a ti.- La abrazó muy fuerte recordando las horas anteriores en que ambos durmieron abrazados sintiendo que se conocían toda la vida.
Así se quedaron un instante hasta que un empleado del hotel los interrumpió.
-Buenas noches, sé que sonará entrometido pero no pueden usar los corredores o pasillos para darse muestras de afecto, tenemos dos niños en la piscina que no quisieran ver ese tipo de contacto humano y a padres que les incomodaría tener que explicarles una pregunta en consecuencia.
-Jajaja.- Ambos rieron por la inoportuna interrupción.
-Tranquilo muchacho, ya nos iremos a la habitación.- Dijo el mayor tomando a la joven de la mano.
Al llegar a la habitación y cerrar la puerta, Angie se acercó a él colocando sus manos sobre el pecho del hombre.
-Por un momento pensé que me pedirías hacer el amor.- Lo soltó sin más sorprendiendo al hombre. -Y… ¿Sabes qué?… Hubiera aceptado.- Se acercó más y le dio un pequeño beso. -Ahh qué pena que ya es tarde y mañana saldremos desde temprano, ahora vengo.
Patrick se quedó congelado sintiendo que guardarse algunos sentimientos y reacciones naturales de su cuerpo era ser cuidadoso y noble.
-¿Por qué se lo pediría a mi novia? Lo que haría sería besarte hasta que no puedas más.- Al finalizar le hizo un guiño, no podía evitar ser un caballero por más ganas que tenía de hacerla suya.
Angie tomó un par de prendas de su maleta y fue con paso cansado hasta el baño.
-Ahhh por cierto, No es necesario que juntes más las camas, voy a dormir contigo, guapo.
Eso lo dejó sin palabras.
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