Río Ascendente Capítulo III Noche Fría

Ni Angie o el mayor querían tomar voz de mando porque aceptar dirigirlos era poner la carga sobre sus hombros, era aceptar la responsabilidad enorme de cinco vidas por lo que sólo caminaron delante sin decir una sóla palabra.

Los demás los siguieron por intuición, por ese defecto que está en la mente de no quedarse atrás pero, el mayor pensó que era necesario tener un líder ya que no tenía nada de malo si él tomaba las riendas un pequeño instante, llevarlos era difícil, estaban en una montaña conocida con un río muy turístico no en una selva virgen de Brasil o alguna otra tropical de Sudamérica, sí, no conocía el lugar y definitivamente tenían que caminar por largo rato.

La advertencia de los rápidos Magpie pedían como requisito obligatorio llevar una mochila de emergencia por si pasaba exactamente lo que a ellos, no estaban tan perdidos, sería fácil localizar el camino y librarse de ese incómodo accidente.

Por otro lado…

Angie aún sentía tristeza, la imagen de la mujer muerta no se le salía de la cabeza, le hacía sentir una sensación extraña en la garganta porque se había quedado impresionada.

“No puedes estar nerviosa por un cuerpo frío ¡Por favor, querida, estás estudiando medicina y esto puede pasar más seguido de lo que crees!” Intentaba alentarse hablándole así misma como su mamá. Se estaba perdiendo en otro pensamiento más grave hasta que tropezó sin querer con una rama.

“Uff, nadie se dio cuenta.”

Cerca de las cuatro de la tarde ya hacían perdidos casi una hora, el camino era más difícil de lo que pensaban.

El mayor después unos minutos más se le acercó, sabía que ella lo apoyaría, que todos los demás seguirían su consejo por estar preocupados.

-Disculpe, Srta. Angie.

-Dígame Angie.- Le sonrió al mayor calmando la actitud nerviosa por una segura y poco asustada.

-¿Angie, no va a pasar otro bote por el río?- Preguntó curioso, quería saber todas las posibilidades que tenían para llegar seguros al hospedaje.

-No, nosotros fuimos los últimos pero como bien dice, Mr. Patrick… Es posible que ya no tarden en venir.

-Dime Patrick.- Vio hacia los altos pinos y árboles, el aire no era tan espeso como antes.

-Bien, Patrick, los que llegaron antes deben estar buscando al bote con el que chocamos y también a nosotros, no tardarán en pedir un elicóptero de emergencia, sólo debemos permanecer cerca al río.

-Sólo tengo una preocupación que quiera compartir, el lugar no es tan accidentado pero la temperatura empieza a bajar, necesitamos caminar cuesta abajo todo lo que podamos, en tres horas empezaremos a sentir más frío.

Angie recordó que el exterior no era lo mismo que el hospedaje caliente que usualmente tenía calefacción.

-Sí, no había pensado en eso, hay que explicarles para intentar ir más rápido cuesta abajo.

La joven reunió a todos y tomando voz de mando aunque fuera delicada dijo.

-Hola soy Angie, deben estar buscando nuestro rastro, por favor debemos permanecer juntos y cerca del río, pronto bajará la temperatura por lo que será necesario caminar lo más rápido que podamos, podríamos buscar un refugio para guarecerse del frío lejos del río pero sólo si tenemos la mala suerte de que llueva, no es época así que no se preocupen, la lluvia haría que el cause incremente con velocidad, no sería nada seguro.- Su rostro reflejó los pensamientos e imágenes que golpearon su subconsciente. -¿Alguien ha traído provisiones de emergencia como decía el manual de usuario para el Rafting?

-Yo, hija. Mi hijo y yo tenemos una mochila con lo necesario, también tenemos atún y galletas saladas… Lo siento, soy Karol, mi hijo es Jay.

-Hola a todos.- El joven hizo una mueca de fastidio, sus cabellos tapaban uno de sus ojos.

-Gracias Karol, Patrick y yo también tenemos provisiones, en dos horas haremos una pausa para tomar estos alimentos. ¿Cuál es tu nombre?- Le habló al hombre con tatuaje en el cuello. -¿Tienes provisiones?

-Hola, soy Kostt Sandler, también tengo provisiones pero vegetarianas, no me alimento de ningún animal.

-Perfecto, Kostt Sandler. Entonces cada uno tomará lo que guste de sus provisiones en el siguiente descanso, por ahora tendremos que ir rápido.

-¿Podemos tomar un aperitivo, ahora?- Habló el joven viendo a Angie con descaro de pies a cabeza y mirada pervertida.

-Lo siento, pero ahora debemos caminar.

El hombre mayor llamado Patrick movió la cabeza de lado a lado para desaprobar esa actitud, siguió observando pero se colocó cerca de la joven, tenía ese presentimiento de que debía cuidarla.

Sandler se acercó a Angie para caminar a su lado y por supuesto molestar.

-Eyy, ¿Tienes novio?- Intentaba alcanzar a la joven quien caminaba rápido mientras escuchaba con uno de sus audífonos música que subía en tonos de piano.

-Lo siento, ¿Qué fue lo que dijiste?- Su rostro mostraba clara incomodidad, quería mandarlo a la hierda pero por respeto a los demás no lo hizo.

-Que si tienes novio, te pregunté si tienes uno o eres libre.

-Sí, me está esperando al final de este hermoso paseo. ¿Tú tienes novia?- Su mirada siguió en en el camino imaginario sin verlo porque le reventaba su actitud.

El joven miraba a Angie por completo, su espalda, observó el color blanco de su piel bronceada en el cuello, brazos y pantorrillas, su short de neopreno estilo deportivo que marcaba sus curvas bien formadas quizá por ejercicio, su playera de manga cero color blanco y su rostro que parecía el de un ángel pero con unos labios gruesos y rojizos naturales los cuales le quitaban toda inocencia cuando se imaginaba que podía usarlos para… De pronto puso atención para intentar responder a la pregunta.

-Mi novia murió, pues así es el destino, era su hora y qué bueno que fue ella y no yo. Era la mujer de cabellos rojos ¿La recuerdas?- Soltó con crueldad como si no le importara un rábano su novia o Angie quien fue quien peleó para que permaneciera con vida.

La joven no aguantó, él era un descarado, no podía quedarse callada.

-¿Acabas de perder a tu novia y con frescura vienes a coquetear conmigo, olvidando que algunos nos esforzarnos por sacarte del río y ayudar a tu novia?

-¡Eyy, relájate, ya es el pasado, yo estoy vivo y es lo que importa!

-¡Dios mío eres terrible, por favor no me hables, gracias!- Le hizo un gesto molesto de amenaza directa con la mirada y él levantó las manos rendido buscando su propio camino atrás de ella.

-Jovencito, no es momento de buscar novia y menos de esa manera tan poco ortodoxa, tu joven pareja acaba de morir, fue una tragedia ten un poco más de respeto y delicadeza.- La voz de Patrick sonó indignada.

-Señor, usted no se meta en lo que no le importa.

-¿Cómo que no me meta, acaso no sabes lo que significa “Respeto”?- Lo miró serio casi enojado. -Bueno Sr. Sandler, por ahora es una recomendación, no voy a molestarlo más.- Se apartó para caminar junto a Angie.

El sol empezaba a moverse lentamente sobre sus cabezas, no había pasado tres horas sino cuatro y morían de hambre, los rayos solares empezaron a esconderse en picada a unos metros atrás de las colinas y la oscuridad comenzaba a imponer la falta de color vivo.

-Señores, no creo que estemos tan lejos, vamos a hacer una pausa para tomar fuerzas, es una montaña que no está habitada por humanos por lo cual podríamos encontrarnos con algún lobo u oso así que necesitaremos hacer una fogata.

Todos asintieron alentando poco a poco sus pasos pero en vez de ir por leña se sentaron. Patrick se sintió comprometido a hacerlo pero antes observó que Angie no había bebido nada en todo el camino.

Se acercó cuidadoso y le habló.

-Disculpa, veo que no has tomado agua hasta ahora. ¿Tienes sed? Te daré una de mis botellas.

-Sí, tengo mucha sed.- Sonrió con humildad. -Mi cantimplora estaba en esta maya que está vacía, debe haber salido volando cuando el bote se volcó. Muchas gracias, eres muy atento. Por cierto quiero agradecer también que me hayas ayudado cuando todo pasó, no recuerdo muy bien pero te vi abrazarme para intentar lograr mi permanencia en el bote, no sé qué hubiera pasado si no hacías eso, supongo que te debo mi vida.

El hombre sacudió la cabeza recordando que fue todo lo contrario.

-No me debes nada, el accidente lo pasamos todos, y tú también me salvaste, pude darme cuenta porque cuando desperté eras la única que iba y venía para sacar a todos del agua.

-Sí lo lamento, tuve que reanimarlo, toqué con mis labios los suyos, tómelo como un beso amistoso.- Dijo tímida.

El hombre sonrió.

-No hay problema, ese beso que mencionas me salvó la vida, literal.

-Sólo hice lo que tenía que hacer. Dios permitió que funcione lo que utilicé para poder despertarlo al igual que lo hiciste tú, la acción de sujetar la correa de tu mochila a la mía me detuvo para no golpear las piedras con mi cabeza. Es un milagro que estemos vivos, la caída fue terrible.

-Vale, respeto lo que crees, gracias.- Le sonrió. -Toma esta botella de agua, pequeña.

-Muchas gracias, Patrick.

La joven se sentó a un lado sobre una piedra redonda no más grande que un balón de baloncesto, abrió su mochila, mientras tomaba un poco de pan blanco junto a unas galletas de avena con chocolate y el agua que le dio el hombre de ojos verdes color olivo, se relajó y exploró con la vista el cielo.

Su música la enfocaba, le hacía sentir tranquila a pesar de no poder explicar por qué razón no habían llegado al campamento, era extraño no estaba tan lejos.

Seguía atenta a su novela de ficción que contaba la historia de una familia en el campo, no perdía la vista ni el hilo de los acontecimientos, estaba tan metida y ensimismada que no se daba cuenta de lo que hacían los demás o quizá no le importaba.

-¿Qué es lo que lees?- El mayor preguntó para iniciar una conversación sutil.

-Una historia ficticia de un autor anónimo. Es una familia que vive en el campo en la época industrial, me agrada este tipo de lectura porque me hace olvidar lo demás por un momento, me saca de la modernidad y la contaminación.

-Siéntete orgullosa, no tiene nada de malo leer porque no te pierdes en el celular como lo hacen las personas, por ejemplo, mi novia no suelta el celular en todo el día.

-Ahh eso déjelo a mi novio, no puede vivir si no le responde los mensajes a su lista grande de amistades. Al menos eso espero, que sean amistades.

-Pues ese aparato a mí me tiene enfermo. A diferencia de ti sé que la inocente joven se escribe con otras personas que no son precisamente sus amigos, lo noto al ver sus ojos y boca cuando pone atención a cada respuesta que le llega.

-No juzgues, quizá sólo es tu idea. A mí me encanta leer quizá a otros les encanta perder el tiempo en su celular sabiendo de otros.- La joven le sonrió en tono de “Es parte del modernismo”

-También leo, en su mayoría son novelas históricas o militares, me agrada, también es ficción. Pero mi mayor pasatiempo son los conciertos de opera, una pieza de teatro, me agrada también la música sin letra.

-Ohh qué bien, igual que yo, no armonizo con la música moderna, sin embargo la clásica es hermosa.- Le puso los audífonos al hombre. -Esta es la música que escucho.

-Ohh es Bach, Johann sebastian Bach. Pues es música hermosa, también me agrada cuando tengo que hacer algún boceto.

-Los buenas costumbres se están perdiendo, pensé que era la única en este país que aún gustaba de la música real.

El hombre sonrió mientras apretó lo que estaba en sus manos.

-Vine para ofrecerte esta chamarra impermeable, todos los demás ya se han cubierto.

-Eres bueno, un magnífico hombre, gracias por preocuparte, pero no puedo tomar lo único que tienes para abrigarte.

-No, no es mío, el mío está aquí adentro, este es de mi novia y seguro que ella ya está más que abrigada.- Puso gesto incómodo al recordar esos mensajes que leyó dos días anteriores.

-Gracias, si es así la tomaré porque sí tengo frío.- Tembló delante de él y se sintió mejor cuando se cubrió con la prenda.

-¿Quieres que me quede a tu lado? Veo que ese joven te molesta constantemente.- La miró a los ojos mientras describía en su mente todos los tatuajes que él tenía en el cuello.

-Iba a pedirte eso pero me parecía demasiado atrevido, quería que le dijeras que eras mi…- Miró al hombre a los ojos pensó en decir “Mi padre” pero creyó que lo ofendería así que le dijo. -Mi novio.

-Si le dices a todos que soy tu novio no te van a creer, eres muy pequeña para mí.- Le dijo casi en secreto.

-Jajaja, ¿Entonces mi padre?- Dijo en susurro.

-No, eres muy hermosa para ser mi hija.- Bajó la mirada sonrojado por el piropo que le dio a Angie.

-Mira no importa los prejuicios, serás mi novio de mentira quieras o no.- Alzó las cejas. -¿Trato hecho?- Dijo divertida. -Además ese hombre me da miedo, no tengo nada en contra de los tatuajes en forma de calavera o esos gusanos en tercera dimensión, es sólo la idea, el verlo tan tranquilo después de que su novia murió, eso me causa escalofrío.

-De acuerdo contigo, Señorita.- Le apretó la mano aguantando la risa en complicidad. -También pensé igual. ¿Será alguna clase de Psicópata o simplemente es incapaz de sentir tristeza?

-Pues no quisiera averiguarlo personalmente, esa es mi verdad.- Sacudió su cuerpo como si le causará algo extraño en el estómago. -El hombre me da mucho miedo, tiene un dilecto imprudente. Y… Sobre la casaca, gracias de nuevo por prestarla, me servirá de mucho.

-De nada.- El hombre se paró y fue a encender la fogata con las ramas que había recolectado, no tenía que esforzarse mucho, traía un encendedor eléctrico y alcohol puro.

***

La noche cayó de inmediato, el frío empezó a calar el cuerpo hasta llegar a los huesos para poseer los individuos, controlarlos cerebralmente con temblores involuntarios.

Pronto vio a Angie intentando guarecerse del frío lejos de la fogata encogida en el suelo tomando ambas rodillas para permanecer caliente, el hombre caminó hasta ella y le habló.

-Angie, la fogata está encendida, será mejor que te acerques más o pescarás un resfrío.

-Gracias, Patrick, voy en un segundo.

La joven cerró su libro, lo guardó en la mochila y fue a donde todos estaban menos el hombre de tatuaje

Se sentó frente a la fogata y vio a Jay el hijo de Karol acostado en las piernas de su madre hecho bolita como un feto, la madre subió la mirada y le sonrió.

-No importa cuántos años tenga, siempre será mi bebé.- Le dijo a Angie.

-Mamá por favor no me hagas pasar vergüenza.- Contestó el niño desde sus piernas.

-Él no entiende que uno trata de cuidarlos.- Dijo Karol con tono rendido.

-Tranquilo Jay, no sabes lo que daría porque mi mamá estuviera conmigo aquí.- Angie suspiró después de imaginarlo.

-¿Donde está ella?- Preguntó el joven subiendo el cierre de su casaca hasta arriba para taparse el cuello.

En eso el hombre de cabellos canos apareció con más leña, tenía los brazos llenos y escuchó a duras penas aquella pregunta dirigida a Angie con curiosidad.

-Mamá murió cuando tenía doce años y papá murió el año pasado.

-Lo siento, de verdad.- La cara del joven Jay se transformó y se agarró más fuerte de Karol.

Patrick vio cómo le cambió el semblante a aquella joven quien cruzó los brazos para abrigarse y ver la fogata, escuchar cómo tronaba la madera al quemarse. Se acercó a su izquierda y le dijo al oído al rodearla con el brazo derecho por el hombro.

-¿Me permites?- Hizo gesto de querer abrazarla.

-Por favor, el frío es casi insoportable, ahora lamento no haber traído un pantalón.

-Yo sí tengo jajaja.

-¡Ahh qué presumido!

-Tranquila, cuando el cuerpo se acostumbre no sentirás más frío.

-No, aún la temperatura seguirá bajando debajo de menos cinco grados, este es el verano en Ontario.

-No lo creo, debe ser porque el lugar es alto.- El rostro de Patrick era preocupado, tenía que mantener la fogata encendida sino se congelarían durante la noche.

Sandler miró con curiosidad a estos dos entre cerrando los ojos, los veía conversar como si se conocieran de tiempo y veía al mayor cubrir a la joven del frío, pensó que podía ser su padre aunque sus facciones eran distintas.

-¿Y ustedes qué son, por qué tanta confianza?

-Es mi novia.- Dijo Patrick cumpliendo con lo que habían quedado hace unas horas.

-Ella me dijo que su novio la esperaba al final del paseo.- Estiró ambos brazos al mismo tiempo y luego los cruzó, alzó la cabeza para reafirmar lo que decía.

-Pues quizá se estaba deshaciendo de ti al decir eso.- La voz pausada del mayor salió golpeado.

-Mmm nop, en todo caso me hubiera dicho que tú eras su novio.- No se rendía, quería una explicación lógica.

El mayor se enojó al ver la soberbia del joven subir en tono.

-Pues es mi novia y no volveré a repetirlo. ¿Te molesta?- Miró al joven a los ojos de forma intensa.

-A mí no, ya entendí…- Levantó las manos rendido por segunda vez sin embargo no creyó en ellos, el mayor era demasiado grande para ser su novio aunque ambos tenían la misma forma de hablar el inglés.

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