La molestia de Hermione se acrecentó por ver que el hombre la censuró, tenía claro que no quería hablarle y tampoco recibir mensajes de ella. ¿Qué era lo que seguía, rogar por piedad, rogar y pedir disculpas de nada, ser la que empieza a consentir cosas malas… De nuevo?
Había tenido suficiente de un hombre o remedo de hombre con ese comportar radical de “Te termino pero mañana te hablo y te pido disculpas.” No iba a consentir ello, está bien, él dijo que se acabó pero ella aceptó el trato entre ambos en la relación que lograron consolidar como profesor y alumna, no se acabó que ella fuera aprendiz directa de Snape, si el hombre quería el trato formal de siempre eso le iba a dar, nada, ningún atisbo de esperanza, ninguna cara triste o preocupada, ningún recuerdo que destruyera su corazón sólo el concentrarse por aprender bien la función de un docente.
Aquello que dijo ella, sólo decir que se le acercaría a Malik fue como un detonante para la rabia de Severus, algo que se le ocurrió para molestar y a la vez para saber qué tan tolerante era el hombre, por suerte no se equivocó, Severus Snape seguía siendo el hombre que quiere tener todo controlado, el que quiere hacer y que hagan como él quiere. ¿Por qué no le creyó, por qué no se tomó el fácil trabajo de ver ese recuerdo? No había diferencia es cierto pero, estaba exagerando al censurar todo contacto.
Hermione sabía que tendría que convivir con Malik en la escuela después de pedirle a Minerva permanecer en el castillo en una zona aislada, una cabaña un poco más grande que la de Hagrid. Necesitaba hablar, así que fue a buscarlo para decirle en su cara que no quería ni iba a tener nada que ver con él más que compañerismo local.
-¿Me buscaba, Señorita?
-Sí, supe su conversación con Severus.- El rostro serio de la joven marcaba los límites desde las primeras letras que asomaron en sus labios. -Sé lo que le dijo, sé lo que intentaba, equivocarse a propósito al hacer las pociones y sé que lo he visto antes, si no era usted entonces posiblemente ellos lo han mandado.- Señaló la mano del hombre quien la escondió por verse acusado. -Usted es masón de alto rango y su anillo lo delata. Ahora la pregunta sería saber por qué se hace pasar por mi familia ¿Cuál es su intención, qué es lo que espera de mí?
-Primero…- Se acercó frente a ella. -No sé de qué me está hablando. Y si me acerco a usted es porque somos familia pero también me interesa de otra manera.
-Ajá lo niega, no importa. Me siento halagada respecto al otro asunto pero si su intención es acercarse para conseguir algo le diré que no me interesa conocerlo ni tenerlo cerca por mi propia voluntad, su imagen, toda su persona me causa desconfianza, sus formas me parecen antipáticas. No quiero que se me acerque de ninguna manera y bueno no me conoce pero sí puedo comentar algo para que aprenda un poco de mí. Cuando tengo que usar mi varita soy bastante peligrosa pero cuando tengo que guardarla aún nadie sabe lo que significa la palabra “Defensa”. Si usted intenta algo contra mí o el profesor Severus, yo voy a tener que guardar mi varita y créame que se puede arrepentir de molestar.
-¿No hará magia contra mí?
-No no no, lo que intento decir es que debe tener mucho cuidado cuando guarde mi varita… Magia habrá se lo puedo asegurar.- Le guiñó un ojo y el mago se sintió insultado.
El gesto de su rostro se transformó, la mocosa lo estaba rechazando, a él, el mago con más poder en el mundo muggle posiblemente el que tiene más servidores, el encargado de las potestades y quizá de los gobernantes más importantes en Europa y Asia, era definitivo que la joven Granger no tenía ni idea con quién se metía.
-La escuché atento, no tiene que repetirlo dos veces.- Alzó un poco la voz para que ella lo escuche pero la jovencita lo ignoró y se fue.
***
Habían pasado dos días de que Hermione se había quedado en el castillo, Severus se sentía terrible y no por haber cometido un error con ella sino porque se moría de ganas de leerla. Intentaba olvidar que ese libro existía pero estaba tentado a escribirle y no lo hacía. No salió eso de su negra y oscura cabeza, una de las cosas que Hermione le había dicho “Cómo dejas que te engañen”, no se había dejado engañar, el hombre realmente era su familia.
Pronto empezarían a tener contacto y ayuda de la joven, ella se apuntó como aprendiz de la materia para ser profesora en un futuro no muy lejano.
Y así llegó el incómodo día de relación entre ambos.
Era la última clase en la tarde y ella entró al aula antes que él. Sacó su libreta de notas, dejó su capa a un lado y él la vió desde la puerta acomodarse sin temor de verlo, la tensión que esa situación le causó fue desesperante pero tenía que estar concentrado tenía que aguantar el que se le saliera algún tipo de reclamo.
-Srta Granger, buenas tardes.- Su tono era desinteresado, no la miró.
-Buenas tardes, Sr.
-Agradezco su puntualidad, es algo que admiro de usted.
-Gracias.- Ninguno miraba al otro.
-Lo primero será repasar las siguientes clases y en la noche iremos con Hagrid, necesitaremos compañía para entrar al bosque prohibido.
Mientras tanto en un oscuro ambiente lejos de las aulas en las mazmorras un hombre dejaba ver sus blancas manos frente a otro de cabello café. El hombre de blancas manos no mostraba el rostro pero su traje era elegante y su mirada era de poder y dictadura.
-La joven incita una obligación grande. Según investigué es astuta e intelectual, sus notas nunca han bajado de 9.999
-Esa tonta niña hija de Muggles no es tan tonta como imaginé además de presumir que sabe defenderse… Sólo ha sido la primera impresión, será más accesible dentro de poco.- El cuerpo del hombre se transformó delante del otro dejando ver el verdadero color de sus cabellos y ojos. La ropa cambió a un tono más oscuro, rojo vino, era un traje elegante y su piel se hizo pálida. -Mientras estemos distantes podrás hacer lo que te pido dentro del castillo. E intentaré estar lejos de Snape, el hombre es más oscuro de lo que calculé, años atrás no me hubiera imaginado encontrar a alguien como él. Snape debe ser mi amigo, no mi enemigo, así podré sacar toda la información que me conviene además de estos famosos libros prohibidos de la biblioteca me interesa en demasía que haya sido la mano derecha de Dumbledore. ¡Quiero esos libros! Es estúpido que no se mueva ese tipo de textos por el portal de la sala de investigación, la tonta regla sugiere que no se debe por los integrantes estudiantes y porque bueno, está claro el egoísmo mágico, lo que saben no quieren compartirlo a los demás, la joven que enviamos para sustituir a Granger no aprendió nada…
-¿Se refiere a los niños de primero y segundo año?
-Nada más porque estoy indignado sino te daría un largo sermón acerca de la eficiencia y la memoria.
De nuevo en el salón de Pociones…
-¿El orden de los ingredientes en los estantes deben estar al alcance conforme los días pasen, conforme. A cada clase?- La joven apuntaba en una libreta mientras él respondía a sus preguntas.
-No, ellos debes de aprender a identificar cada ingrediente, en cada clase sólo se le explicará la función de estos y el resultado final al combinar y convertir. Los pergaminos con ingredientes se dictan o se escriben en la pizarra. No puedes dar una clase donde todo el tiempo escriban ,ellos también deben terminar sucios.- Fue hasta su escritorio, apoyó ambas manos en este para pensar y continuar. -Por ejemplo; no es que espere usted que se equivoquen pero si lo hacen bien en un inicio les hará pensar que podrán hacer bien la siguiente poción, y si se equivocan usted debe ser más estricta porque tienen que equivocarse para aprender cómo se debe, sin soberbia.
-Entiendo.- ella escribía lo más rápido que podía, hasta tuvo que poner un pequeño hechizo en la pluma para finalmente soltarla con libertad, así logró atención completa en cada palabras del hombre.
-A estas alturas no tengo que señalar los ingredientes que son extremadamente peligrosos para que ellos manipulen. Usted lo sabe bien. ¿Qué hacemos en el caso de trabajar con muña, con flor de calabaza carnívora o con sábila negra?
-Es fácil. Los ingredientes los toco yo, paso por cada alumno o el grupo y pongo en cada caldero la cantidad exacta. Recuerdo bien que usted hacía eso y algunos pues al no poner atención cometen el error de poner más y terminar en la enfermería.
-Desde los más jóvenes hasta los más grandes nunca deben de probar las pociones, no es sopa, evite que se comportan como bestias, recuérdeselos cada clase y más si le tocan alumnos como el Sr. Seamus o el Sr. Neville.- Tocó ambas cejas con una de sus manos, recordó cada dolor de cabeza con esos jóvenes estudiantes.
-Las pociones serán buenas cuando den la consistencia, el color y brillo indicado.
-Ja ja, ellos sí que lo hicieron sufrir. Sr. Hermione recordó a Seamus que siempre terminaba con los cabellos de punta y la cara carbonizada.
-No, quien me hizo sufrir más fue usted. Porque nunca conseguí que se equivoque y mientras más le exigía encontraba la forma… De hacerme enojar, de molestar.
-No lo hacía a propósito.- Dijo la joven viendo la libreta en una respuesta más que rápida.
-Mmmh entonces es soberbia lo que acabo de detectar. ¿Si no se esforzaba para molestar-ME entonces… Sugiere que sólo le salían las cosas bien por ser al extremo una mujer brillante?
“Diablos, esta conversación se está volviendo personal.” Pensó Hermione.
-No, dije que no lo hacía para molestar, solo quería hacer bien las cosas… Porque sí me esforzaba para tener buenas notas pero no para verme mejor que los demás sino para darme la satisfacción a mí misma de lograrlo, complacerme a mí y si se podía complacer a cada profesor que tuve, demostrar que no importaba la pureza de sangre que corría por mis venas.
-Por su puesto.- Caminó al estante y dio una risa falsa. -Ja ja, le encantaban los aplausos esa es la verdad, Srta. Negar aquello sí sería atrevido.
-Los aplausos terminan, los logros personales me dan orgullo y confianza de poder lograr lo que se me diera la gana, la confianza de superar lo que sea, de ayudar a matar a un loco sin nariz, de dar mi propia vida por otro, de no caer en los juegos de cualquier mago aprovechado.- La joven alzó la voz.
Y él volteó de golpe a verla, ambos estaban rojos por el enojo, ya no parecía una conversación de temas académicos.
-Es incredulidad e ignorancia pensar que todos van a reconocer nuestros esfuerzos por ser mejores personas.- La voz del mago era amarga, cada palabra se le clavó a la joven en el pecho.
-No me pasó a mí, Señor. A mí siempre me lo tomaron a bien los profesores porque no era problemática o no tenía un carácter del demonio como usted… Comprenderá que otros pueden tenerlo. Comprenderá que otros sí eran soberbios…
-¡Pfffff patrañas, Srta! Si me hubieran reconocido una buena nota desde que era niño ahora sería la copia de Albus Dumbledore pero sin embargo eso no pasaba en mis épocas, el esfuerzo y las buenas notas no sirvieron para nada, para naaaadaaa. Y no se engreía o reconocía a un buen estudiante, se reconocía con injusticia a los abusadores y estúpidos niños por saber volar en una escoba y meter una bola mediocre en lo alto de unos aros.- Snape provocó que Hermione pensara en muchas personas justo en el instante como si hubiera podido ver chocar fotografías contra su frente. -Las niñas como usted incluso gustaban de esos tontos fortachones uniformados y vestidos como payasos y muñecas de porcelana antes que los serios y aplicados alumnos… ¿Para qué sirve las buenas notas, de qué sirve aplaudir aquello? Me pregunto qué hubiera pasado si hubiera sabido volar en escoba como esas eminencias en vez de ser rígido y darle importancia a una asignatura, hubiera podido dar de escobazos en la cabeza a todos mis amenazantes hasta la actualidad. Con esto demuestro la importancia de incentivar la creatividad, no de copiar libros de texto al pie de la letra, eso es inservible.
-¿Cómo es posible que crea eso, cómo es capaz de decirlo si usted es profesor? Leemos textos de magníficos magos.
-Las buenas notas no te ayudan cuando eres adulto, pero una poción bien hecha te salva la vida y una poción perfecta te ayuda a cuidar de los demás aunque estos simplemente no lo necesiten o simplemente sean unos mal agradecidos escupiéndole en la cara a uno.
-¿Qué intenta decir, Sr.?- El tono de ambos había dejado de ser una civilizada conversación por la buena enseñanza.
-Nada, Srta. Olvide esto último… Enseñe a sus alumnos que no importa qué tan bien hacen una poción por seguir al pie de la letra algo que otros hicieron antes, enseñe a sus alumnos otras alternativas, explote su curiosidad porque lo averigüen ellos solos, enseñe a que se desenvuelvan, a que la odien porque cada vez usted les exija perfección pero no para una buena nota sino para… Para…- Le volteó la cara a la joven. -Para intentar salvar a la única persona que te lo agradecerá, tu amo y dueño, el que decide cuándo vives y cuándo mueres.
-Señor, es mejor que ellos ayuden a quien sea sin que los obliguen a esconderse en las sombras destruyendo su alma lentamente, sin que los obliguen a pelear en dos lados. Sólo un hombre ha podido sobrevivir a eso, no creo que otro pueda y ojalá no haya necesidad de que eso vuelva a pasar.
-De todos maneras ¿Qué importan los que piensan mal y los que no saben nada?- Movió las manos y brazos, solía ser así de expresivo mientras hablaba con seriedad.
-No importa los que no son amigos pero sí importa los que quieren también dar la vida… Por usted.- La joven se dio vuelta y salió tomando la libreta, dejando a Snape solo con sus conflictos internos y de recuerdos.
Hermione llegó hasta su sala en la cabaña con el estandarte de cabeza de león de Gryffindor que ella misma colocó sobre un mástil de madera por sentirse orgullosa de su casa, tiró la libreta y la pluma y se acostó en la cama viendo hacia su baúl.
Sentía tristeza, a veces se le olvidaba quién era ese hombre, nunca en todo el tiempo que estuvieron juntos se le ocurrió preguntar cómo se sentía de todo lo vivido, sabía bien que no era un hombre completamente amargado, sabía que era expresivo cuando lo presionaba al estar junto a él pero no conocía sus temores ni su forma de pensar ante otras críticas de su propia persona.
Ahí en el rincón de su habitación dentro de ese oscuro lugar permanecía el libro que un día él le entregó, las cartas escritas con su puño y letra, los obsequios hechos por él con simple magia y artesanía.
El motivo la movió, el recuerdo la movió, ¿Por qué tenía que esconderse?
Se levantó de la cama y fue hasta el baúl para abrirlo, sacó el reloj que él le dio y se lo puso.
***
A la mañana siguiente el señor Malik intentaba conversar con cada profesor de la escuela, de forma tímida y astuta, hacía preguntas de los cursos, de la magia general en la escuela, intentó sacar información acerca de los libros de la sección prohibida y la forma en que los alumnos son escogidos para participar en esa institución educativa famosa de Europa.
Hermione fue al callejón Diagon para visitar el boticario Slug y Jigger, tenía que empezar a familiarizarse con los ingredientes, tipo de pociones y más cosas relacionadas, le interesaba conocer, le interesaba aprender todo lo que podía para no molestar con alguna pregunta tonta. El lugar era uno de los más conocidos para conseguir todo tipo de ingredientes necesarios en una excelente poción, era un lugar concurrido por distintos pocionistas del país. Al entrar al local sintió incomodidad, no se esperaba encontrar a Snape junto al mostrador cuando abrió la puerta para ingresar, no le quedó de otra que disimular.
Ignoró su alta figura la cual le daba la espalda en el mostrador, pasó hasta el lado izquierdo de la tienda repleta de repisas hasta casi tocar la pared y sacó su libreta para empezar a documentar las botellas, libros, ingredientes, funciones.
Lo que le habían enseñado en la escuela era completo pero no sabía todo, lo que veía delante de sus ojos era material exclusivo para especialistas. Sus anotaciones eran rápidas, no despegaba la vista de la libreta, las etiquetas, los títulos de textos, etc etc.
-Muy bien, veo que se esfuerza por mejorar, aunque…- Impuso su presencia de inmediato desde el lado izquierdo de la joven. -No es bueno seguir a los demás ¿Por qué me sigue?- Miró la mano de ella quien escribía sin parar hasta que notó que de la manga larga de su playera femenina se asomaba el reloj de madera que él mismo había tallado con magia.
Ella ignoró las primeras palabras.
-¿Por qué cree que lo sigo, Señor?
-No lo sé, interés personal quizá.
-No lo seguía, sólo pensé en evolucionar más mis pobres conocimientos en pociones, ya sabe, mejorar mi ineptitud. Y mi único interés personal es aprender de usted.
Snape sonrió por el auto agravio de Hermione, por llamarse inepta sólo para llamar la atención, él no lo iba a soportar.
-No se diga así.
-No lo digo yo, lo dice usted de todos sus alumnos.
-Es cierto, soy un terrible maestro. Soy un desgraciado murciélago de las mazmorras.- Apretó las palabras un poco, logrando que ella lo mirase a los ojos con ambas cejas alzadas en sorpresa.
“¿Quién demonios se lo contó?” Pensó la joven.
-¿Cree eso, Sr.? Yo no creo que sea un desgraciado, usted tiene mucha gracia, por lo menos para insultar.
-Oh muchas gracias no se puede negar aquello.- Le siguió la corriente y se relajó tanto en la conversación que apoyó un brazo sobre uno de los estantes.
Hermione sonrió y volvió a bajar la mirada. Pero Snape la sujetó de la muñeca con atrevimiento, la sujetó con cuidado justo sobre el reloj que él le dio.
-Es un hermoso reloj. Parece ser hecho a mano por alguien enamorado, capaz esa persona la quiere.- Esas solas palabras destrozaron cualquier barrera que ella podría haber levantado para no ceder ante sus encantos desagradables, sí, el hombre era desagradable, era el peor de todos cuando se trataba de aceptar que se equivocaba, aceptar que quería arreglar algo desarreglando a su antojo, siempre mantener la careta de malo y amargado, siempre hablar de él en tercera persona como si no se conociera. -Si fuera un hombre distinto podría pedirle disculpas ya que me comporté mal estos últimos días pero como soy un desgraciado sin corazón no lo haré pero sí le voy a sugerir que considere pensar en… Volver a escribir-me.- La mandíbula y labios del hombre paladeó cada sílaba en las últimas letras de su discurso moviéndose en exageración durante cada palabra.
“Ayyyyy lo amo, ¿Por qué negarlo? pero… Lo mejor será ser correcta como él me lo hubiera pedido, de todos modos lo necesito para que me ayude a recordar aquél día de la conferencia en la sala de investigación…” Sus pensamientos delante de él estaban protegidos, no se quería arriesgar a la vulnerabilidad.
-No, no lo haré, si quiere hablar escríbame usted y por favor deje de apretar mi reloj, me costó muy caro muuuuuy muyyyy caro.
-Orgullosa Gryffindor, casi olvidaba que no era Slytherin aunque eso la volvería menos accesible y más atractiva.- Si quería verse como un desgraciado lo había conseguido muy bien.
Hermione volvió a subir la mirada para entrecerrar los ojos.
-Usted es el Slytherin, no olvide aquello de “Tengo un dragón peligroso que podría comérsela” y tampoco olvide “Tengo una fiera salvaje que podría comerse ese dragón.” La fiera salvaje soy yo, también es mi carácter de tierna compañera.
-¿Me está sugiere algo indecente, Srta?- Su rostro se acercó expresando cierta diversión maliciosa.
-No, le sugiero que usted puede ser Slytherin pero yo soy Gryffindor y una muy enojada, no me trate como si fuera manipulable o susceptible.- La joven se giró para salir de ahí y perderse un momento hasta que él se fuera, aquello era lo que estaba en su cabeza.
“¡Ayy ya déjame ir o te besaré mago tonto!”
Pero Snape la tomó de nuevo de la misma muñeca.
-No te enojes si deseas odiarme…- Sus palabras parecían más un reto.
-Eso hago.
-¡Ódiame de verdad, ódiame con ganas!- Seguía apretando las palabras entre dientes.
-Está bien, si eso es lo que quiere.- Volvió a girarse para irse.
-¿Quiero?… La quiero a usted conmigo de nuevo. Eso es lo que quiero.
-Yo quiero que crea más en mí.- Soltó rápido sin darle tiempo a Snape de seguir.
-Lo hago, lo hice… Hermione. No me hagas ser alguien que no soy.
-No he escuchado nada interesante hasta ahora. Sea como usted quiera y con su permiso tengo que ir a almorzar.
-Te escribiré.- Dijo el mago y desapareció en un parpadeo de la joven quien se quedó viendo a todos lados confundida y exaltada, se daba aire con el agitar de una de sus palmas frente a su rostro sonrojado.
***
Ocho de la noche y la joven buscaba información en la hemeroteca, necesitaba conseguir algunas líneas de tiempo, nombre de participantes en la sala de investigación.
No podía sacar al mago de la cabeza pero sería capaz de resistirlo por ella y todas las jóvenes con novios así…
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Yo no sé cómo reaccionaría si Snape me ataca de esa manera sugerente como lo hizo con la astuta Hermione, creo que yo sí hubiera cedido…
¡Oh por Merlín soy Débil Débil Débil, ojalá fuera Gry! 🤭🤭🤭🤭🤭🤭🤭🤭🤭🤭🤭😍😍😍
Lamento haber cortado el cap así pero era tan largo que mejor lo partí en dos 😉.
#VivaSlytherin
#VivaelSevmione
#Sevmione ♥️
#VivanlosbombonesdelacasadeSlytherin 😏😏🔥 🔥 🔥
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