Después de que todos habían visto a Hermione y Snape besándose comprobaron que ambos se correspondían sin estar hechizados o confundidos con alcohol casero juvenil eso que habían mencionado en la fiesta de egresados, sin embargo Severus se arrepintió horas después cuando todos los alumnos habrían ido a dormir.
“¡Ayyy profesor, por qué cambia tanto de parecer!”
Fue con cada uno, los visitó de forma espeluznante para borrarles la memoria aunque algunos, los que habían previsto algo como esto tuvieron la suerte de conservar el recuerdo, los niños tienen magia así que como tuvieron al mejor profe de pociones pues también tuvieron una pócima para contrarrestar un ataque como ese. Pero para Snape, esto estaba fríamente calculado, no era que fingiera delante de Hermione el exponerse sin importarle, realmente le importaba poco lo que pasaba, es que también en él estaba ese no perder cordura por ser ejemplo de infinitas cabezotas rubias y pelirrojas, que un profesor como él se besuqueara como niño sin reglas era un pésimo ejemplo social y escolar e imposible de soportar.
Pasó una semana en que la relación de ambos se ordenaba pero casi no hubo oportunidad para hablar en persona, y sí, se había determinado lo importante, Hermione estaba dispuesta a mudarse con él aunque no supiera en lo que se metía.
La escritura nocturna de Snape en la mañana, ese intercambio de palabras en la tarde era tan propio que incitaba a Hermione ser traviesa, la joven no tenía experiencia de nada pero igual no era una mojigata, señores por favor es Hermione Granger ¿Qué libro no había leído ella? Libros desde caer bien a las personas, libros desde cómo cocinar raíces de mandrágora como afrodisíaco, libros de cómo ser interesante e inocente a la vez, libros de “Ser una Slytherin cuando en realidad eres GryRavHuff”, libros para criar gnomos de jardín con problemas de género, libros de “Cómo conquistar a Severus Snape” de su autora favorita, y en fin podía haber leído lo que sea, hasta cómo ordenar separadores.
Y esa Hermione curiosa se lanzó a decir que sí a vivir con el mago, le interesaba tanto saber cómo era convivir con él y al no tener ni idea le incitaba más, su cabeza explotaba mil veces al imaginar al mago ir a la cocina para servir un café, tan sólo verlo hacer un pastel “Sí, me dijo que él había hecho un pastel”, ver en vivo y en directo que salga de la ducha con el cuerpo semi mojado y el cabello escurriendo de agua “¡POR MERLÍN ME MUERO!“ Pensaba, después volvía a ser ella “¿Qué estoy haciendo, por qué me da tanta curiosidad, él y su silencio al pensar, él y su silencio al escribir, cómo será cuando tiene toda esa inteligencia trabajando frente a un pergamino, por qué me arde tanto el pecho?” y sus dudas eran claras por culpa del mayor.
No, no piensen mal, el mago no era malo al contrario la referencia es hacia otras cosas.
La intensa forma en que ella sentía ya no sólo lo traspasaba, su pequeña mente, el pequeño corazón latente de ella era como esos repartidores experimentados que empacan cartas y envíos a toda una ciudad con sellos rojos y rectangulares marcados en los títulos. Su forma de sentir era como agua que no podías atrapar con las manos y se escurría fácil entre los dedos, porque cuando pensaba que la tenía que había escuchado suficiente que percibía lo más alto que ella podía llegar en su imaginación para conquistarlo se veía así mismo como un bajo hombre viendo hacia una nueva montaña más grande para escalar delante de la anterior, aún no la conocía lo suficiente y es que ella no se mostraba por alguna razón, debía de saber más, cómo pensaba, cómo sentía y lo tenía que averiguar.
Había estado resolviendo unos problemas curiosos e inesperados los cuales ella tendría que enterarse pronto pero no era aquello el peso más fuerte sobre sus hombros para cargar.
Snape aún sentía ese temor grande de que lo supiera Minerva, tenía temor de que Albus le haya contado que lo vio desnudo. “¡Oh por Merlín!” Nunca había pasado un momento más incómodo que ver al ex director tan de cerca y en esas condiciones poco pudorosas.
Otro temor del mago era la diferencia de edad entre ellos.
Por otro lado…
Hermione hacía las cosas de siempre en la escuela, ya saben, lo de siempre era tener libros en las manos, en la alforja e incluso en la mente, leer por ahí sentada afuera de la torre de astronomía, en el patio de lado sur o junto al lago era usual, era su rutina llenadora, era su paz sin embargo también la habían visto leer en el primer piso cerca de las escaleras que llevaban a las mazmorras y el alto campo deportivo. Pero la gente no la vigilaba por razones de inteligencia (Quizá sí) o resguardo directo de Snape sino porque se veía distinta, no había dejado la disciplina tras su espalda pero ahora se veía más fresca, más llamativa, más provocadora, con sonrisas repentinas deslumbrantes, con risas lejanas y recordosas, su uniforme se ceñía más al cuerpo, su cabello no iba amarrado todo el tiempo.
Los niños la miraban, los adolescentes, los jóvenes que estaban a unos días de salir y una que otra Slytherin con intereses y gustos femeninos, esas admiraciones color rosa, rosa igual que los labios que las hacían alucinar. Y como siempre pasa nadie le hablaba sólo mostraban una simpatía temerosa al corresponder cual espejo una mirada suya, la conocían poco y sabían que aunque indefensa se veía era más peligrosa que el mismo jefe duende de Gringotts.
Snape no podía evitar desviar su vigilancia un pequeño instante para observarla, admirar aquella joven niña hermosa que ya no era una niña, era un experto en pasar desapercibido, era un experto en verla de lejos, tan lejos que sólo divisaba su cuerpo y sus manos moverse como pequeños hilos y tan cerca como un fantasma que busca ayuda para regresar al buen camino. Que si estaba enamorado, sí y mucho que quería ir a besarla, sí con todas las ganas y fuerzas de su cuerpo pero se aguantaba. El hombre se perdía viéndola mientras pasaba junto a otros Slytherin que no tenían idea de que él la admiraba pero era astuto y sabía que ellos la miraban antes.
-Pobre sabelotodo insufrible, profesor, se quedó sin padres.
-Mejor para ella porque ya no tiene que justificar su pureza de sangre sino sólo decir que es huérfana.- El otro alumno dijo con asco.
-Si hablan de su compañera otra vez me voy a tener que desquitar con ella… ¿Qué les gustaría? ¿Castigo en mi despacho por soberbia, castigo por egocéntrica y destacada, castigo por presumida o quizá por una posible trampa en los éxtasis?
-Profesor, déjela, le falta poco por salir y no le importa perder puntos de casa lo único que le importa es salir de aquí con un historial perfecto de notas, supe que se esforzó para conseguir sobresaliente en su asignatura, creo que un traidor le dio clases particulares.
-¿Traidor?- Snape transformó su cara.
-Sí, fue un Slytherin. Pero ni si quiera sabemos que es verdad.
-Así es, Sr. Prefecto, tiene un sobresaliente en Pociones.
-Entonces déjela en paz, ya se va.
-Pero tengo poder, Sr. Grow. Puedo hacerle la vida imposible estos últimos días de escuela. Me molesta tanto que ni Sketcher haya podido superarla habiendo repetido un año, más les vale a ustedes dos subir las notas el próximo año ya que no quiero más decepciones ¿Cómo es posible que una tonta niña pueda superarlos a ambos?…
“Esa niña brillante, hermosa, de una fascinante piel tersa y aroma de flores silvestres, esa jovencita que me tiene colgando de censura y provocación.”
-No, no, no volveremos a hablar de ella, hablamos en serio, Sr.
Snape sintió algo extraño en el estómago al ver que ese Slytherin la defendía, tenía que decir más para ver si esa repentina empatía tenía algo misteriosamente personal.
-Es la primera vez que escucho tal compasión hacia un Gryffindor, Sr. Grow.
-No es nada, Sr. Es sólo que me es patético el que no tenga padres.
-¿Seguro, Crow, no será que esa estudiante ya capturó su atención?
El joven se puso nervioso.
-Yo… NOOO… Osea no, yo sólo digo que…
Snape levantó una ceja y añadió.
-Si fuera que te es llamativa no sería algo malo, lo malo es que se atreva a acercarse a ella sin que su jefe de casa lo sepa.
-No, profesor, juro que no es interés personal… Bueno, ella es brillante y atractiva pero mis padres nunca permitirían que tenga amistad con alguien… Pues ya sabe… Alguien así… Como ella.
El mago bajó la cabeza, su mirada se hizo más fría y penetrante.
-¿Cómo?
-Lo siento, sólo intentaba decir que mis padres no lo permitirían ya que ella es hija de muggles.
-Mmmm.- Snape asistió sin interés y siguió caminando, aquellos dos alumnos eran con los que más hablaba de toda la casa Slytherin.
Su plan después de la última clase era atajarla en el corredor rumbo a la cena, tenía que contarle lo de Albus aunque se muriera de vergüenza además del asunto confuso y repentino que llegó a él (Literal) a primera hora del día.
Minerva le había pedido que fuera subdirector, y un hombre venía de lejos para reemplazarlo en la asignatura de DCAO tres veces a la semana… Mmm y eso no era todo el asunto.
Así hizo, al llegar cerca de las seis y media de la tarde salió de su despacho portando elegante ese distinguido traje gris oscuro, un aspecto alto le hacía lucir su levita sacerdotal de miles de botones con mangas puntiagudas, la camisa asomaba por algún lugar de su cuello casi invisible bordes de color blanco y sobre estas dos prendas su temida capa negra con olor a mortífago libre. (La verdad es que el perfume de Snape era llamativo para las jóvenes malas de todas las casas, el problema era que también causaba terror)
Sabía que ella pasaría en cualquier momento por lo que se acercó a la oscura sombra de una columna cercana a un ventanal con reposadero para sentarse, esperó y esperó hasta que escuchó pasos conocidos, rítmicos y tranquilos. La alumna volteaba al cruce con dirección hacia él leyendo un libro que sostenía con una mano, estaba distraída.
Severus observó por última vez unos cuantos pasos de esa delicada forma de caminar, ese mover de aquel uniforme en el cuerpo de esa hermosa mujer y entonces la sorprendió.
-¿A dónde va, Srta.?
La hizo saltar saliendo de la sombra a la escasa luz cálida de las antorchas, el libro se le cayó al suelo.
Snape se acomodó frente a ella con los brazos cruzados y el rostro casi sin expresión que pasó a ser serio pero su corazón casi lo delataba con una sonrisa.
-Profesor, lo lamento, iba a la cena, estoy en hora justa.
-Claro que no, está a destiempo.
-Sr.- levantó el rostro para ver aquellos ojos negros que la ponían… Ponían… Le daban nervios. -Apenas son seis y cuarenta y cinco, la cena empieza a las siete.
-Mmm veo que quiere tener la razón sin embargo acaba de confesar que está a destiempo.
-Sí pero quería llegar antes para así poder…
-Nada, guarde silencio. Deje de requintar.
-Pero es que…
-Si sigue voy a tener que llevarla a subdirección.
Hermione se quedó confundida.
-Pero Sr. No hay subdirección.- Caminó unos pasos hacia él sin atreverse a desafiar de nuevo su mirada.
Pasaron algunos alumnos en grupo, cuando estaban lo suficientemente lejos el mago se acercó más.
-Hay una oficina de subdirección… La… Mía.- Al hablar ella lo vió a los ojos y empezó a ruborizarse, su forma de hablar le incitaba, era claramente su voz de conquista.
-No sabía que era el subdirector, Sr.
-Por petición de la directora lo soy desde hoy.
-Sr, Si me sigue reteniendo llegaré tarde a la cena.
-No podrá ir, venga conmigo.
-Pero me perderé la cena, Sr.
-¿Qué le dije de no contradecir-me?- Su tono subió un poco.
La joven asintió.
Empezó a seguir a Snape el cual sólo subía, subía y subía escalones sin parar, ella no conocía esa parte del castillo quizá la torre más alta, no tenía ni idea de lo que pasaría no podía saber si esa sería una reunión amorosa o que el mago guardaba un secreto para ella.
Al llegar a lo más alto una puerta de madera se abrió.
-Le presento al nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras, es pariente suyo según su árbol genealógico.
La joven se esperaba cualquier cosa menos algo como el invento más desagradable del día. Dirigió su mirada a la única fuente de luz natural.
En esa única ventana tipo gótica sin ángulos rectos ya hacía un hombre de espaldas con un cigarro en la boca, dejaba que el aire llene sus pulmones con la ventisca natural de la noche, este vestía como un simple Muggle, estaba desaliñado y su presencia era fuertemente oscura, su cabello era extraño el cual parecía moverse como si fuera corto y largo. Le dio una última pitada a su cigarro y lo lanzó por la ventana, la colilla se convirtió en una mariposa negra que no fue nada agradable frente a sus jóvenes ojos ya que era de mal augurio según sus creencias familiares.
-Lo siento Sr. No conozco a ningún pariente mago.- Miró a Snape y frunció el ceño pasando al suelo con confusión.
-Él es primo lejano según las pruebas que yo mismo verifiqué.
El mago extraño se atrevió a avanzar hacia ella y a soltar la voz lenta y precisa.
-Señorita Hermione, es un placer conocerla en persona, soy Savier Malik, hijo de Jarol Puckle, medio primo de Mónica Wilkins, significa que soy hijo de un hijo no reconocido por tu bisabuelo materno, sin embargo mi madre que es sangre pura me puso el apellido de mi padre quien era un Squib, según la información que tengo hasta hoy.- Parpadeó viendo el suelo y luego subió la mirada para meterse en los ojos de ella pero no los encontró. -Seré el nuevo profesor de defensa en esta escuela y me dijo el respetable profesor Snape que usted será aprendiz en esta materia.- La voz del hombre la ponía muy nerviosa pero también le dio rápidamente un atisbo de familiaridad. -Me encantará tener ayuda suya, sé que es un bruja excepcional. Y me temo que sí existe una línea de sangre mágica en nuestros antepasados.
Hermione respondió rápido.
-La primera materia en la cual me voy a especializar es pociones… Es cierto, también me gustaría aprender la que menciona pero para serle sincera y no quiero faltarle el respeto, quisiera aprender con el profesor Snape, de hecho mi solicitud se hizo con la condición de tomar clases directas del profesor. No estoy desacreditando su forma de enseñar pero sin embargo los alumnos escogen a sus mentores y si escogí la materia es por el profesor Severus el cual es un excelente mago. Además yo no lo conozco, usted no es nada mío, no sé donde estuvo los últimos seis años de mi vida y además no confío en que fuera mi familiar, no parece conveniente en este instante porque suena absurdo, el abuelo de mi madre era una persona correcta no puede tener un hijo no reconocido, usted está mintiendo.
-Me temo que no miente, Srta. Granger, el abuelo de este hombre es su bisabuelo y él es su tío.
Snape le entregó una carpeta con el árbol genealógico y además unas fotografías de su supuesto tío siendo niño junto a su reconocido bisabuelo.
-Esto es imposible, hubiera sabido aquello durante mi niñez.
-Un hijo no reconocido es algo que se le esconde a la familia entera, Srta. Granger.
-Pues le felicito por el nuevo puesto de profesor. Y gracias de nuevo pero no seré aprendiz suya.
Hermione estaba molesta y sabía que Snape no podía equivocarse pero no tenía buen presentimiento de él ni el momento en que aparecía.
-Respeto eso, Srta.- Los gestos marcados del rostro del mago era resignación.
Malik no dejó de ser amable a pesar del completo rechazo de Hermione.
La joven hizo una inclinación delante de los hombres y añadió.
-Con su permiso me retiro a mis obligaciones.- Pero la verdad es que ya no tenía nada que hacer.
Snape vio esto de forma incorrecta así que se fue después de la joven, también se despidió y fue detrás de ella para detenerla, sus pasos eran ágiles y rápidos.
Pensaba en reclamarle pero luego pensó que podían hablar de eso después.
-Srta. Granger, por favor deme un minuto.
Hermione a pesar de escucharlo no paró.
-Srta. Granger, es importante que le hable de un asunto pendiente.
La joven frenó y giró hacia él.
-Dígame, Sr.
Snape caminó más hacia ella teniéndola completamente frente a él.
-Srta. Hermione, le escribiré en dos horas.
Hermione sonrió de forma inevitable.
-Esperaré sus palabras, Sr. Y me encantaría tener su compañía antes de dormir.
-¿El bosque prohibido, el lago, mi despacho en las mazmorras…? ¿Dígame dónde quiere que la vea? Juro por Merlín que iré de inmediato.
-Mi habitación, pero primero podríamos hablar.
-Qué así sea.
El mago con sutileza alzó la mirada después de tenerla sobre los ojos de ella, en dos barridas rápidas hacia arriba y abajo de las escaleras se acercó más para tomar a la joven de la cintura y darle un beso suave, lento, húmedo.
-Hasta luego, profesor.- Hermione rompió el beso de forma intempestiva.
-Hasta después, Srta. Alumna.- Apretó las palabras en tono serio.
Hermione corrió para alcanzar la cena y lo logró, sobre todo poder recuperar el tiempo para escribir unos ensayos simplemente por gusto y perderse en las letras de ese maravilloso libro. No podía creer que el hombre había sido engañado.
***
Minerva lo interrumpió mientras escribía en el libro las primeras palabras para saludar a la joven.
Los primeros tres toques en la puerta fueron ignorados y luego hubieron otros dos los cuales hicieron que la puerta se abra sola.
“Qué inoportuna eres…” Pensó Snape.
-Severus.- La Bruja pasó hasta donde él estaba.
-Señora, ¿En qué puedo ayudarla?
-El señor Malik empezará el día de mañana.
-¿Eso es lo urgente de saber, para eso gastas tus pisadas hasta este frío lugar?
-Así es, es indispensable que coordine con él los grados que enseñarán la materia de Defensa contra las artes oscuras.
-Creí que fui claro, profesora. Yo ya no daré clase de esa asignatura. Necesitaré tiempo para algunos proyectos personales.
-Pero sigo sosteniendo que necesito la vigilancia del nuevo profesor, usted va a supervisar cada una de las clases. Puedes negarte, Severus, pero sin embargo es una petición sin respuesta negativa, deseo y lo necesito como profesor de Defensas aunque sea una vez por semana.
-Sutil, Minerva, eres bastante sutil. Pues entonces que sea como quieres. Ahora permite que tenga un poco de privacidad.
-Encantada de dejarlo, profesor. Este lugar es escalofriante.
-Agradezco el cumplido.
La profesora salió tomando la postura recta de siempre con una mano en el cuello por una sensación que no se iba de su garganta al percibir lo oscuro de ese lugar.
📜 Hermione… Hermosa…
No pasó mucho tiempo hasta que ella respondió.
📜 Se ve rus… ¿Por qué te dejas engañar?
📜 ¿Qué engaño se ha cometido contra mí?
📜 Aquél hombre, el que dice que es mi familia.
📜 Es cierto, yo he revisado todo de forma minuciosa.
📜 ¿Estás seguro?
📜 Me ofende tu duda, Hermione.
📜 No lo quiero cerca de mí.
-Si así quieres, prometo que no lo estará sin tu consentimiento.
El mago apareció lento cerca a ella, se materializó en aquel espejo humo negro tocando el borde de la gran ventana.
-Tengo miedo de él.
-Es un hombre sin magia.
-Sí la tiene.
-Pero no es como la tuya o la mía.
Se acercó para recibirla mientras ella lo rodeaba con sus tiernos brazos.
-Voy a averiguar quién es él.
-Está bien, si eso te satisface, hazlo. Pero el acto me insulta.
-Severus, quita ese carácter tuyo sobre todo conmigo, no tengo intención de faltarte el respeto sólo que no tengo un buen presentimiento. ¿No te parece extraño ahora, justo en este instante aparecer de la nada?
-Se estaba buscando un reemplazo, nada es extraño.
Hermione se apartó hacia atrás para verlo a los ojos.
-Quizá sí, quizá sólo sea mi impresión por la noticia.
-Hablemos de lo que dudas.
-Está bien.- Hermione bajó la mirada y luego la puso sobre el libro que Snape le dio para comunicarse.
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