¿Quién Eres? Capítulo XXI Íntima-Mente Part – 2

  Horas después de la fiesta, amanecer en la casa Dumbledore.

_______________________

Cerca de las cinco de la mañana aún sin asomarse un rubio resplandor, Snape se levantó de la cama, fue hasta su capa y de uno de los bolsillos tomó una pequeña caja. Después empezó a buscar algo, pensaba y pensaba pero se dio cuenta que no era necesario destapar la poción.

“No me duele la cabeza, qué conveniente, es la primera vez después de tantos años.”

Y es que todos los días desde los dieciocho al despertar lo atacaba una jaqueca terrible y normalmente era después de dormir. (Cuando podía)

Traía la camisa abierta sin nada que le cubra el resto del cuerpo, miró a la joven unos segundos y necesitó apoyarse un instante contra la pared dejando caer su cabeza hacia atrás sintiendo que el corazón le empezaba a acelerar y el orgullo elevarlo a lo más alto que había percibido el cielo y bueno, era Severus Snape la soberbia tambien había incrementado, peligro para los que tenían que tratar con él, peligro para su novia.

“Ah pasado realmente…  Si pudieras ver esto, Dumbledore, estuviera más muerto que Tom.”

Salió de la habitación por el pasillo porque le dio curiosidad la casa, no podía evitar sonreír de vez en cuando al recordar las caricias, sus besos, su cuerpo. Tenía ganas de escribir pero también tenía hambre y no podía aparecer comida de la nada, sólo se le ocurría encontrar algún tipo de cocina quizá harina, mantequilla, algo que pudiera transformar, un poco de té para compartir, se sentía un poco extraño también estúpido ya que no habían personas ahí desde hace unos meses cuando le entregaron las llaves.

Me hablaste de un beso, me hablaste de ti, sé tus preocupaciones, tu forma de sentir,
Pequeña no he aprendido aún que la vida es tan suave y pasajera, podría estar muerto, vivo y lamentando la soledad ¿Qué he hecho yo para merecerte si soy un cruel pirata ladrón de alientos al corresponderte?

Ensayó un poco más… Porque estaba inspirado.

Me he bañado tantas veces de mentiras pero tú con una sola gota me has mostrado la verdad,
He traicionado a tantos, he intentado enterrar el pasado con lástima e indignidad, sentía que había perdido todo pero valió la pena esperar, ver que hasta este momento podría tener el único motivo de luchar por mí.
Veo lo delicado que es entregarse, veo lo que realmente es enamorarse.
No quiero equivocarme más, Hermione, no quiero fingir obedecer a dos amos, por ti voy a dejar para siempre el odio, por ti voy a dejar de odiar el vivir.
¿Qué importa el color si el comienzo de una poción exitosa es el sabor?
¿Por qué me siento tan fuerte?
Me haces sentir miedo, mi amor.

“Patético, esto último, no.” Pensó y sacudió la cabeza. “Creo que comienzo a sonar como Gilderoy… Noo mejor olvídalo.”

Imaginaba hablarle así a esa joven pero no podía ser capaz de decirlo, era un hombre grande, sus raíces estaba más profundas y su corazón que ya no era de piedra aún contenían cemento con función de pega muros altos, estos se iban rompiendo, y eso lo frenaría de ser todo lo cursi que en la juventud era a menos que… No sé sabe, quién podía saber si el hombre sería lo que Hermione necesitaba.

Caminó hasta una sala tocando con la superficie de su mano derecha en un rito similar al querer leer los recuerdos pero no encontró nada, era una casa que ya no tenía magia.

“Jovencito, eres más predecible de lo que imaginaba” Un recuerdo llegó a su mente con la voz de Albus Dumbledore y él se extrañó.

“La razón de esta pelea no te la estoy dando yo, Severus.” El volvió a sentir la voz de Albus en tono de acusación.

“Hijo, cúbrete un poco, estás desnudo.” Ese pensamiento sonó como un leve susurro.

Al darse cuenta ambas manos del mago se apoyaban en una mesa de adornos junto a una pared alta, al alzar más y lentamente la mirada se encontró con una fotografía de Albus más grande que la que habían puesto en el castillo al doble de tamaño natural.

-Carayyy!!- Intentó no alterarse del susto al ver que esta se estaba moviendo, por instinto tomó un libro para cubrirse o al menos esa era su intensión. -¡Albus, POR MERLÍN, nunca dejas de ser tan egocéntrico!

-Estuve esperando que vengas y mira cómo vienes.

-Es que yo, Director…- Sus manos sólo atinaron a cubrir más su desnudez, algunos libros parecían servir.

-Ya no soy director ¿No lo recuerdas, Jovencito?

-Lo siento, es que estoy levemente impresionado. Pensé que no volvería a ver tu rostro más que en la oficina de dirección.

-Y yo quería ver tu rostro, Severus, no otras partes de tu cuerpo… ¿Qué esconde, profesor. Es la primera vez que no veo tus ojos de frente, qué ha sucedido?- Le habló al mago de Slytherin pero este estaba avergonzado y no subía mucho la mirada.

-Es que yo, tengo a mi novia en la habitación principal.- Intentó verlo hacia arriba.

-Debe ser cierto… Mmm no estás mintiendo.- Los lentes del mago en la pintura se hicieron más abajo en el puente de la nariz, sus ojos viejos hicieron un pase rápido hasta la intimidad de Snape. -Me impresiona… Ammm… Escuchar que tienes novia por supuesto, aunque nunca dudé de tus buenos gustos, seguro que es hermosa… Seguro que es Hermione Granger.

Snape abrió los ojos de nervios y sin querer tiró varios libros los cuales reposaba en el borde de la mesa por el desorden y también dejó de tapar su intimidad por la sorpresa.

-Director, sea prudente.

-Bieeeen, jovencitooo, he acertado…- Sonrió con alegría. -¿Quién más podría ser si ambos han sido tan similares delante de mis ojos durante todos los años que he estado de director tanto en tu generación como en la de ella, son similares mi niño, pero a la vez son opuestos. Es ella, sí seguro que sí? Sólo necesitaban una pequeña oportunidad y como ignoro cuál fue, la única advertencia para ti es que si le haces algo a esa jovencita, Minerva en persona te matará, y sí lo hará porque yo le diré cómo.- El ex director le guiñó un ojo y volvió a subir un poco sus lentes.

“Ahhhhh, por un momento pensé que era omnipresente este viejo, seguro fue Minerva.”

-Prudencia, director. Hermione es mi novia, no piense que la utilizo o juego con ella. Yo estoy…- Tapó de nuevo su intimidad con ambas manos y un delgado libro. -Yo la amo lo juro.

-Te conozco, Severus. Sé que no la hubieras traído aquí si no fuera importante en tu vida.

-Ella… Es mi vida.

-Ahhh pero sin embargo te atreves a tocarla y hacerla tuya sin estar casados.- Dijo en tono de acusación.

-No director, yo me haré responsable no estaba pensamos lo contrario.- Tiró de nuevo el texto más pesado al suelo al chocar con la mesa.

-No soy director, Severus.

-Lo siento, Albus.

-No, lo siento yo.- El mago mayor colocó su mano derecha sobre sus sienes. -Qué vergüenza verte así… Por otro lado me doy cuenta que el tiempo ha seguido su curso sin mí. Espero que la próxima vez que hablemos tú y esa joven tengan un papel más cercano que ser simplemente “Tú novia”.

-Con permiso, Albus. No voy a defraudarla.

“Voy a quemar ese cuadro antes de que le hable a Hermione, o peor que la vea desnuda.” Pensó mientras que el libro que lo cubría adelante lo puso en su retaguardia, sujetaba este objeto con ambas manos y su rostro mostraba enojo.

Salió de aquella sala y volvió despacio hasta la habitación para reposar de nuevo en la cama.

***

Una hora y media después.

Snape veía a la joven, sus mejillas, la paz de sus respiraciones, despertar lentamente, su atención seria quería imponer presencia y caballerosidad además de sorprender con preguntas y respuestas, tenía el pecho descubierto con la camisa puesta pero el resto de su cuerpo estaba desnudo aunque se tapaba con la sábana blanca, sentado en el respaldar cerca de la orilla el gesto de su rostro era satisfacción y amor.

Hermione lo vio y sonrió de forma vergonzosa pero también complacida, de inmediato escondió la mirada junto al rostro viendo hacia la ventana, las cortinas se hacían transparentes aunque llevaban escudos Slytherin.

-Mira lo que hemos hecho, esta es una de las consecuencias de dejarnos llevar.- Su tono grueso en vez de relajar a la joven la hizo sonrojarse más, lo dijo a propósito porque le fascinaba verla así, nerviosa, ruborizada.

Ella apoyaba su rostro sobre sus manos viendo hacia el balcón de donde flameaba unas cortinas altas, transparentes dejando pasar con sutileza aire proveniente del jardín, el pecho le ardía igual que el rostro, sus labios querían moverse por inercia y su lengua parecía que aún tenía enredada la de Snape, se habían besado tanto que no podía pensar en nada más, se habían besado tanto que la sensación presente la incitaba, no estaba arrepentida al contrario se sentía tan dichosa de haber entregado su alma al mago.

-Aún no lo creo…- Dijo bajo con voz lenta y somnolienta.

-No vale ahora un “Quería que pase después” porque ha pasado y estamos aquí, no te puedo sacar de mi mente. Te veía dormir sabiendo que eres mía… Eso me fascina.- El mago esperaba que ella voltee pero no lo hacía, sintió que no quería. -¿Por qué no me ve a la cara, Srta? ¿Por qué no aguantas mis ojos un instante? Déjame ver que te gusto tanto como tú a mí ¿O te avergüenzo?

Hermione negó sin dejar de ver el aire pasar a a través de las cortinas, no podía evitar sonreír con timidez.

-No lo sé, siento un poco de vergüenza pero no de ti ni de lo que hicimos, de lo que pasó me siento plena, no pensé que fuera una experiencia tan… Lo he disfrutado… Pero no puedo verte… Tú mirada es tan fuerte.

-Se llama pudor porque he visto tu cuerpo desnudo y porque ahora te tengo atrapada en una cama ajena a las que conoces, maravilloso y fascinante… No, aquellas palabras no se comparan a lo que significas para mí, a lo que significó para mí esto, que no quedara más distancia entre nosotros, escuchar nuestras promesas…- Su voz envolvente, segura y conquistadora no podía evitar mostrar su genio, su postura dominante por ser mayor.

-Creo que sí es por eso.- Giró para verlo y se sentó de lado al igual que él acercándose a los labios del mayor con lentitud gateando sobre la cama cubierta con la sábana. -No me arrepiento, quisiera que pase de nuevo muchas veces más.

-¿Estás segura de lo que dices?- La voz gruesa seguía dominante. -Porque podría aceptar si me dices que nos olvidemos de esto sólo que tendría que matarme después.

-Completamente segura de mis palabras, Severus.- Le rozó los labios a Snape y este gimió sutilmente ante la voz entregada y sugerente. -No podría ni imaginar el pedirte algo así, cómo podría decir que nos olvidemos de esto si prácticamente te he entregado mi alma.

-¿Aún me amarás, aún después de ver que muchos se van a oponer? ¿Aún después de escuchar que muchos te van a recordar el pasado oscuro que me hice yo mismo?- Quitó las manos de la joven de la sábana y esta cayó. -Eres increíblemente hermosa por dentro y por fuera, agradezco tanto a Minerva que el año pasado me haya pedido observar a la joven Gryffindor, su desempeño estudiantil, su promedio alto, su trato con los demás, dejarle ser parte de la sala de investigación… Pensé que perdía el tiempo sin embargo he ganado lo indescriptible y por más que quise evitar ver más de lo que podía permitir no pude contra ti, no estaba preparado para ti, Hermione.

La joven sonrió sonrojándose delante de él.

-Y tú eres todo un hombre, con en el que quiero seguir aprendiendo, tu pasado qué me importa porque yo creo que si me hubieras buscado desde antes, si te hubieras tomado el tiempo de intentar coquetear con esta “Niña”, creo que al igual que hoy habría habido una oportunidad entre los dos.- A la mitad de lo que le decía subió la mirada para verlo a los ojos y morder sus labios con suavidad de forma provocadora.

-Mmm qué bonita eres…- Se acercó y se acostó sobre ella le abrió los labios con los suyos rozandolos mientras hablaba casi en susurro. -Nunca… He sentido como he sentido contigo… Estas horas que se quedaron atrás, cuando me has envuelto con tus palabras y tu suave cuerpo casi me he vuelto loco, Granger… Tú tienes tanto poder sobre mí… Ahora…- Besó el cuello de la joven empezando a encender su cuerpo completo.

Hermione lo besó y él se alejó con los ojos cerrados, luego se acomodó mejor sobre ella poniendo toda su cara sobre sus rizos castaños contra la cama girando un poco el rostro para hablarle al oído.

-Mi secreto para ti son confesiones de lo malo que he sido y lo malo que puedo ser contigo… El primero después de conocerme de esta manera es una pregunta… ¿Sabías que he podido seguir sin parar hasta el amanecer, hacer que desmayes de placer bajo mis manos y cuerpo?- Sonrió de forma maliciosa. -¿Donde está la joven valiente que quería encenderme?

Hermione gimió al recordar la completa llenura de él en ella.

-Te creo y no me da miedo… ¿Qué más hay para mí? Yo aún tengo tanto para dar.

Susurró aún más despacio.

-Aún hay muchas cosas que aprender conmigo, mi amor.

-Me confiesas que eres muy intranquilo y además pudiente en este tema de la intimidad.

-No, te digo que eso es lo que has provocado tú, únicamente tú me haces desearte con locura y fue realmente difícil aguantar. Esta es mi debilidad, tú…

-¿He atrapado a Severus Snape Prince?

-Y no sé cómo lo hiciste en tan corto tiempo. Ni si quiera el hombre sin nariz pudo ponerme una trampa tan difícil.- Mordió el cuello de la joven. -Como nunca antes una mujer lo ha conseguido… Escribiendo lo que siente a través de un libro indefenso… Mmmmm eres muy astuta, no quiero escapar ¿Tú sí?

-Astuto el profesor de pociones quien planeó esto.- Susurró la joven con ganas de más. Yo no voy a escapar, no de un mortífago tan bueno como tú.

El mago empezó a repartir besos húmedos sobre sus hombros, cuello pechos quizá iniciando de nuevo un banquete Gryffindor como desayuno.

-Tenemos que ir a la escuela o estaremos en problemas.- Soltó la joven sin piedad.

-Mi amor… Por favor.- Dijo al separar los muslos de Hermione para hacerle sentir que estaba listo otra vez.

-Mmmh yo estoy igual que tú pero debemos de regresar o nos matarán, tú no te reinvidicas y a mí me expulsan de la escuela.

-Ya no pueden hacer eso, ya estás graduada y si me ponen a ayudar a los elfos con la cena ya no me molestará nunca más.

Hermione puso ambas manos en el pecho del mago y empujó levemente.

-Tenemos que irnos.

-¿Por qué, niña? No no no, no me vas. A dejar así. ¿Dónde están todas tus confesiones de todas esas noches?

-Porque soy prefecta y tengo que dar el ejemplo. Y sí lo voy a dejar así, profesor, mis confesiones aún no las he cumplido pero pronto las cumpliré.

El hombre frunció el ceño.

-Coquetear con el profesor de pociones y luego echarse para atrás te va a costar muy caro.

-Me encanta imaginar cuáles serán las consecuencias.

***

Snape apareció en su despacho, era temprano aún y podía faltar al desayuno como tantas veces lo había hecho.

Hermione sin embargo llegó corriendo a este, Harry no quería verla porque podía adivinar con quién había estado y el mago no le había dicho a nadie ni si quiera a Ron que su amiga del alma seguro que se había estado besuqueando con Snape en algún rincón de alto maíz del gran terreno Wesley.

Los complices quedaron en no cruzar palabra alguna al menos por dos días, nada de intervenciones en clase de pociones para molestar al maestro, nada de chocar por los pasillos y es más, nada de hablar con nadie. Hermione había cumplido a cabalidad pero Minerva ya se había enterado de unos rumores por amigos cercanos a Draco, la bruja comenzaba a aprender el arte de saberlo todo como bien pudo siempre Dumbledore.

Pero Minerva no dijo nada ya que no creía capaz a Severus de besar a la joven delante de tantas personas pertenecientes a la escuela, delante de algunos padres de familia o peor gente del ministerio. Y menos se le pasaba por la cabeza que el hombre podría llevarla a su lecho.

Y es que la pareja no se había dejado ver a propósito era que no les importaba las consecuencias como si por primera vez la mente de Snape no se hubiera preocupado por pensar que no existía autoridad sobre él que se le antojara manipularlo ya no le importaba usar su magia de forma legal.

Pero en un mundo mágico, en este exacto la paz no sería para siempre.

💡
💡

CaPara AlemanSnape
Gracias por pedirme ser tu amiga. 😉

¿Te gustó el capítulo?

0 / 5

Tu calificación:

Suscribirse
Notificar de
guest

0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios