Todos los alumnos regresaron a la escuela un poco tristes de continuar aún algunos años más de magia y otros porque se iban de esa escuela en la que vivieron tantos años difíciles pero que en algún modo se había convertido en su hogar.
Hermione tenía en la cabeza los dos días que el mago permaneció con ella, no salieron de la habitación ¿Y por qué salir si tenían magia? Sería su secreto a pesar de Harry y Ron, todas las cosas que hablaron se quedaría sólo en la mente de esa joven bruja y el mago más amargado e inteligente del mundo entero.
Tenía cosas importantes que hacer, cerca de las tres de la tarde el acceso a la sala de investigación se había renovado y tenía material para compartir el cuál creó los días que tuvo libre después de que Snape la dejó a causa de una invitación directa de Mcgonagall, la invitación era una junta con maestros de otras escuelas para implementar una nueva curricula de estudios mágicos universal.
Como casi siempre, Hermione bajó hasta estar frente a la sala, cinco y media de la tarde con exactitud donde los duendes de siempre la miraban de forma despectiva y ella temblaba por lo horrible que eran esas cosas sólo que esta vez estaba segura y no sentía miedo ya que cualquier mal trato hacia su persona sería vengado por su nuevo profesor favorito.
“Snape me ha dejado los labios hinchados por tantos besos y el cuerpo tembloroso por pequeñas y decentes caricias, no le agradará que le cuente de estas cosas y de los aurores déspotas que buscan molestar… Ahora estoy se puede decir que más protegida, Mmm quizá es sólo algo psicológico porque ese mago no hará nada por mí si le digo que los duendes son malos”
Al estar solos en esa habitación… Lo más que se atrevió Snape fue a tocarle la cintura, acariciarle los brazos, besarle el cuello, abrazarla sentados en la cama y muchas otras caricias que se podían determinar como respetuosas aunque ella en realidad quería… Bueno ya lo saben.
Lo más fuerte para ella fueron todas esas cosas que él decía cerca de su oído, cuando la abrazaba, cuando la besaba… Tan sólo recordar aquella intimidad y sensualidad, aquella manera de envolver con sutiles frases de pocionista inventando para ella distintas maneras de hacer amortentia, su manera de hablar no le dejaba tener paz, el rubor subía rápido, sus piernas temblaban al recordar que estuvieron junto a las de él y su vientre bajo sentía retorcerse con extrañeza… Su cuerpo entero sentía tanto deseo algo que no había experimentado antes pero también era la primera vez que se sentía enamorada pero enamorada de verdad, esa sensación de vacío cuando él no estaba, esa sensación o ganas de sonreír cada que recordaba su boca cerca y sus labios tocar la superficie de piel en su cuello.
Bajó la manga de su camisa después de mostrar su sello de acceso delante de los duendes también el decir su código sin equivocarse, pasó a la sala tres y ahí se encontró con dos alumnos nuevos pero estos eran extranjeros, al verlos hizo una venia como saludo, se acomodó en su lugar sacó su cuaderno sus dos plumas y empezó a copiar todo su trabajo sobre el panel compartido.
Al pasar por lo menos media hora la actividad en el panel era fluida y ella empezaba a escoger comentarios y algunos trabajos de sus compañeros para leer tentada de copiar a su propio cuaderno con la otra pluma que usaba sobre el panel. Mientras esta empezó a copiar sobre su cuaderno personal una conversación privada se hizo en la esquina superior derecha con puño y letra del mago que dirigía el grupo, esa caligrafía era tan única, llamativa y estilográfica.
📜 Buenas tardes o debería decir buenas noches, Srta. Estaba… Yo… Pensaba en ti. (Era la primera vez que el mago dejaba ver inseguridad o temor frente a ella pero Hermione no se dio cuenta)
El rostro de la joven se iluminó de inmediato y ese bendito temblor en el estómago junto a un profundo escalofrío de huesitos recorrió su espalda.
Al otro lado de la escuela en unas mazmorras, exactamente en un aposento sagrado y privado de lectura estaba un hombre de cabellos lacios, mirada interesante, sujetando la pluma con su mano derecha sonreía al intentar adivinar el rostro de ella por leerlo, su otra mano sostenía su rostro con el índice cerca de su ojo, el dedo medio debajo de la nariz y su dedo pulgar sosteniendo su barbilla. Snape se sentía nervioso y curioso de imaginar lo que provocaba en esa pequeña.
📜 Hola Lindo, yo también pensaba en ti es difícil sacarte para intentar concentrar mi mente, no es que quiera olvidarte sino que últimamente las cosas sólo caen…
Aquél hombre sonrió pero no entendió a qué se refería.
📜 Caen… Por qué caen.
📜 Supongo que estoy un poco casi mucho jajaja distraída y las cosas se me resbalan de las manos. Me basta pestañear para verte conmigo y eso me pone feliz aunque bastante nerviosa.
📜 Ahh comprendo creo que me ha pasado dos veces, no distracción sino que se me haya caído la pluma al leerte. Y bueno no quisiera quitarte tiempo, sólo dar un comentario de lo que copias sobre el panel, he revisado las primeras hojas y está interesante, gracias por esforzarte esperemos el aporte de los demás ya que ahora cerraremos cada semana tema por tema para resolver las metas mensuales más rápido. Lo que propones acerca de los antepasados y apellidos nobles en familias mágicas con respecto a magia oculta es correcta sobre todo por los árboles genealógicos que expones y comparas, la explicación es brillante. Eres una bruja brillante.
📜 Y tú eres un profesor tan guapo… Que diga tan estudioso, esforzado e inteligente. (La joven mordió sus labios, dijo lo que dijo con toda intención.)
Snape se sentía patético pero por alguna extraña razón le agradaba observar a la joven en ese actuar corporal y emocional que recordaba en su mente con cada halago.
📜 Antes de despedirme, quería… Pasaré por el callejón diagon para surtirme de algunos ingredientes que utilizo en pociones, los pequeños magos de segundo año lo necesitarán. Y me preguntaba si deseas venir conmigo para perder un poco de tiempo con tu profesor favorito.
📜 Ammm…
📜 No me digas que no tienes permiso porque me harás enojar.
📜 Yo iba a decir que sí que vinieras por mí a mi habitación. Me encantaría verte, lindo, no hay nada que desee más ahora, ven después de la cena.
📜 Claro, niña bonita… Nos vemos en la noche.
📜 Nos vemos. (Sonrió a extremos de felicidad)
Hermione tocó sus mejillas por inercia ya que las sentía calientes quizá por el rubor que el hombre provocaba en ella con tan solo decir una palabras cariñosas simples.
Cuando la pluma de Hermione terminó de copiar la joven corrió al gran comedor para cenar, eran siete y media de la noche y la cena terminaba ocho y media. Tomó un poco de jugo de calabaza, una pierna de pollo que se sirvió con ensalada y un pastel de vainilla, estaba hambrienta por lo que al terminar de comer como si la viniera a interrumpir un troll a toda velocidad subió para su habitación a darse un baño porque sentía mucho calor.
Su cuerpo fue relajado con un pequeño masaje mágico de manos invisibles al untar crema perfumada con olor a flores y madera húmeda.
Puso sobre sus labios el brillo color frambuesa que no se iba por ser mágico y en su mano izquierda colocó el reloj que él le había dado, se vistió con la falda gris de la escuela y un suéter rojo vino oscuro, por encima se puso la capa y de calzado unos botines. Al darse cuenta que hacía fresquito puso sobre su cuello una bufanda del mismo color rojo vino.
Al girar para ver la habitación por última vez se dio cuenta que estaba un poco desordenada, su libro de historia mágica sobre la cama y en una de las mesas descansaba la pila de libros nuevos que había comprado en los restos de días de aventuras cerca de su hotel, movió su varita y con simple movimiento todo quedó en su lugar.
Abrió su ventana para contemplar desde lo alto e intentar ver la zona cercana a las mazmorras como llamando al mago para tenerlo frente a ella pero él no le dijo la hora así que tomó su libro mágico y su pluma con la que empezó a escribir.
📜 Ser pequeña en edad me da en cierta medida ventaja sobre ti, no podrás resistir si un día intento convencer con un puchero algo que quiero… Sólo bromeo, propongo que te olvides que soy joven, a veces aquello me molesta porque siento que no soy suficiente para ti, tú eres alguien importante y siempre ocupado, no quiero que uno de los dos esté esforzado a complacer al otro, quizá soy yo quien te quita tiempo y no te merece ya te lo he dicho antes, tú me agradas más por ser grande y responsable, tus manos de experiencia, tu actitud seria, tus facciones rectas que parecen molestas y se han marcado con el pasar del tiempo en esforzado trabajo intelectual, me encanta que seas más grande porque me siento protegida. Mi amor tú me encantas, me encanta como eres por completo aunque dices que exagero al describirte pero sabes que me eres atractivo primero de forma no tangible y luego físicamente sabes que… Que eres hermoso para mí. Los días que estuvimos juntos fueron increíbles, gracias por ser un caballero pero me está volviendo loca que mientras más te comportas así más quiero tenerte entre mis brazos, tu seriedad la deseo tanto, tu mesura y paciencia, tu caballerosidad me es irresistible, tu cuerpo el cual me dejaste tocar con prudencia ¡OPM!… Sr. Mago comprenda que soy de carne y hueso y su prudencia me enloquece y sus besos… Los extraño.
Snape observaba a la joven exactamente detrás de ella pero aún así decidió responder.
📜 Yo no iba a besarte, salí de las mazmorras por ti hace buen rato, de hecho estoy detrás de ti contemplando cómo miras por la ventana cada que piensas que escribiste algo atrevido. Soy prudente porque te respeto, esto es todo menos un juego que quiera provocar alguna intención conveniente, Srta…
-También extraño tus besos. (Terminó de hablar las últimas palabras ahí detrás de ella dejando sentir con su voz la gran presencia y conquista que usaba con ella.)
La joven volteó con el rostro ruborizado.
-Hola, hermosa.- Añadió la gruesa voz del mago.
-Hola.- Contestó con timidez.
El hombre soltó el libro sobre la cama y la quedó viendo a los ojos, esperaba que no durara en sostener su fuerte mirada sobre ella y así pasó la joven no resistió mucho y la desvió a la pared.
Caminó hasta ella cerca de la ventana y dejó que lo abrace sobre el levita para luego corresponder con la misma o más intensidad que ella, no tenía la capa. Al sentirse ambos cerraron los ojos para traer recuerdos cercanos de sensaciones y sentimientos.
-No creas que no siento ya te lo he dicho, siento y mucho pero espera pronto saldrás de la escuela o yo perderé la cordura antes, cualquier situación que pase primero.- El hombre le habló en susurro.
Hermione sonrió y alzó la vista.
-No te presiono para conseguir algo de hecho no me importa mucho. Lo que sí es que no puedo evitar decir lo que siento.
-Si se trata de decir lo que uno siente entonces…- Acercó sus labios al oído de la pequeña bruja y dijo en voz baja. -Quiero comerte desde hace tiempo.
La tomó del mentón y la besó de forma apasionada.
Hermione se quedó desorientada.
-¿Vamos?- Dijo el mago con la voz de siempre recuperando toda postura recta. –accio capa.
-Vamos.- Tomó al mago de la mano.
Aparecieron en el callejón diagon y como ya era tarde muchas de las tiendas estaban cerradas.
-La tienda que buscaba no abrió hoy, casi siempre vengo a esta hora, tenemos que ir a otro lugar. Como te dije al estar solos no me molesta que me vean contigo pero el callejón nocturno es peligroso, de preferencia no me conviene que sepan quién eres, las personas que frecuentan aquél lugar suelen tener mala fama por gustos a las artes oscuras, también taparé mi rostro y posiblemente me reconozcan pero tú no hables con nadie.
-Sí está bien.
Snape tomó de ambos lados la capucha de la pequeña bruja para ponerla sobre su cabeza.
-Si sientes que debes responder sólo conviértete en una persona antisocial.- Subió su propia capucha y la tomó de la mano de nuevo para guiarla hasta un cruce de Diagon y así ingresar al rincón más oscuro y terrorífico del barrio.
Caminó al lado del mago un poco atrás porque él la llevaba apresurados, cuando llegaron frente a una horrenda entrada con puerta destartalada y grabados de espinas en bisel, soltó a la estudiante e ingresaron.
Snape se fue directo al mostrador y pidió.
-Necesito 20 raíces y gargantas de planta carnívora lengua rosa, 20 garras de duende azul enano, 20 litros de ranas licuadas, las más pequeñas y enteras, 20 kilos de gorgojos moteado café come gangrena, 20 pares de ojos de saltamontes gigante, 20 arañas violinistas de las más venenosas y vivas, 20 cerebros de pollo vivos y latentes si se puede en sus pomos individuales con líquido artificial, 20 ovillos cabello virgen de bruja anciana, 20 dientes de centauro molido y 20 hojas de Menta gigante.
Snape le entregó al vendedor una pequeña caja de madera que estaba oculta en su capa la cual medía aproximadamente diez por diez centímetros y Hermione se quedó con la boca bien abierta por no creer que aquello sostendría todo.
-¿No querrá también una plantación de rocío silvestre para guardar ahí? Uff felizmente tenemos magia.
Snape volteó y la miró con los ojos abiertos de molesto cuando en el mismo momento el hombre que parecía tener como cien años cargaba lentamente de un interior contiguo una enorme hoja del tamaño de su cuerpo con el doble de gordura que la joven.
-¿Así está bien la Menta?- Preguntó el vendedor el cuál dejó ver su rostro rosado como si estuviera con la cara pelada por el sol.
-Perfecto, Enrique.- Dijo el profesor con seriedad.
-No pues también sería bueno llevar tres vacas, seguro que entran ahí. Pfff!- Dijo sorprendida.
-Calla.- Dijo Snape más serio aún.
-Terminaré de empacar en una hora.- Dijo el hombre de la tienda con curiosidad de saber de quién era aquella delgada voz que habló en susurro al profesor.
-Gracias, Enrique. Regreso en unos minutos.
-De nada, profesor y hasta luego Srta.- Miró la presencia de la estudiante cubierta por una capa.
-Hasta luego, Enrique.- Contestó amable la pequeña haciendo que Snape haga rostro de “Lo primero que le dije y lo primero que hace.”
La joven se dio cuenta que metió la pata por lo que quiso corregir rápido.
-¡NO SOY SE ÑO RI TA… QUÉ LE IMPORTA SÓLO LLENE ESA CAJA EN media HORA O LO HERVIRÉ EN EL PRÓXIMO CALDERO QUE PRENDA Y CRÉAME QUE ESO SERÁ PRONTO!- La voz de Hermione se transformó en una gruesa imitación de un abusivo manipulador asustando, su voz dejó al vendedor asustado e hizo que Snape la mire muy extrañado y asustado.
-Sí lo lo lo siento per per dón.- A duras penas habló el vendedor. -Es es tará en media ho ho ra.- Tembló
Snape la tomó de la mano y la llevó afuera de la tienda.
-¿Qué fue eso, niña? Lo acabas de traumatizar de por vida.
-Pues… Sin comentarios. (Tapó su boca para evitar reír y Snape entre cerró los ojos)
-A veces no te entiendo.
-Ah es que me dijiste que me comporte como la persona más antisocial que conozco así que te imité y usé un hechizo para transformar mi voz.- Le respondió a Snape con la voz más angelical que tenía añadiendo una tierna sonrisa inocente que sólo dejó ver sus labios estirados ya que tenía la capa puesta para que el mago no se moleste.
-Ah fue sólo eso.- Usó el mejor sarcasmo que tenía para ella. -Está bien, ya entendí la referencia. Ven conmigo.
Hermione lo siguió hasta llegar a una tienda más iluminada, Snape entró y salió rápido.
-Mira es un pequeño búho bebé, lo compré hace dos días y pensé que te gustaría cuidarlo por mí hasta que crezca y pueda ayudar con el correo, el mío murió hace un mes, estaba viejo y no tenía fuerzas para continuar.
-Es hermoso, y claro que puedo cuidarlo por ti.- Los ojos de la joven vieron al pequeño animal con los ojos bien abiertos.
-Bueno, quería pedir en realidad si me otorgas permiso de usar tu búho de correspondencia hasta que el pequeño crezca, es una magnífica criatura, lo tienes bien cuidado y siempre he admirado su gallardo, este pequeño es la misma raza pero la verdad es que no lo quiero para mí, este búho lo compré para ti.
-Es hermoso, gracias y lo cuidaré, cuando crezca podremos utilizarlo también para correspondencia. Sí, puedes usar mi búho.- Susurró al igual que el mago, no podían hablar fuerte.
-¿Quieres un poco de amortentia?
-¿Para qué lo querría, Severus?- Dijo confundida.
-Para darme un poco más de tus labios.- El hombre hablaba enserio mientras admiraba los ojos de la joven.
Hermione lo tomó de la mano y lo jaló hasta un pasaje oscuro cerca de la primera tienda.
-No pensé que fueras este tipo que veo ahora… ¿Por qué escondes esto a los demás? ¿Por qué escondes esta forma tuya de ser? Es tan hermosa, eres tan distinto a lo que pensé, no eres frío ni alguien malo ni alguien difícil de tratar o alguien que siempre quiere amenazar.
-Hermione, nadie más me ha dado todo lo que tú me has dado, tus palabras, tu confianza. Ahora… ¿Yo por qué tendría que mostrar esto a alguien más, quién más lo merece?
La joven dejó la jaula en el suelo la cuál se veía gigante para esa pequeña ave y se acercó al mago para abrazarlo como pudo desde el cuello.
-El regalo más perfecto que alguien me ha dado ha sido mostrarse sin fingir alguien que no es, si tienes que ser duro en clase y serio no me importa pero si eres así conmigo a solas lo único que vas provocar son mejores cosas de mí para ti. Prometo guardar el secreto de tu corazón si tú prometes guardar el secreto del mío.
-¿Cuál es su secreto, Srta?
-Mi secreto es que me gustas también mortífago.- Dijo en tono coqueto.
La joven lo dejó solo en ese callejón confundido, pensaba que había entendido pero tenía que analizar profundamente esas palabras, las insinuaciones de Hermione eran cada vez más fuertes pero también lo dejaban confundido, quizá las distintas generaciones, los distintos lugares de crianza, las diferentes costumbres no dejaban que la entendiera por completo.
Snape fue tras ella que regresó a la tienda donde hicieron el pedido, el vendedor le entregó la caja pequeña la joven apreciando sus delicadas manos. Mientras tanto el profesor pensaba lo antes dicho de esos jóvenes labios.
“Me gustas también mortífago… ¿Quiere decir que me quiere siendo malo o que me quiere sin importar mi pasado?”
Regresaron hasta la habitación que permaneció con las luces apagadas en un ambiente más que cómodo.
-¿Por qué me gustas tanto, qué me has dado, bruja?
-Juro que nada, el que me ha dado has sido tú, no te hagas que eres un experto en Pociones.
-Tú me has dado algo bruja mala.
Al pasar dos horas no podían dejar de besarse en la habitación de Hermione, a ella le encantaba sentirlo abrazar su cuerpo mientras la devoraba con unas ganas que nunca había visto antes de nadie.
Snape se daba más libertades cada que empezaba otra ronda de besos intensos con esa pequeña atrevida pero si su joven e increíble novia lo leía podría ver lo que en su mente se proyectaba, para nada eran más besos sino contacto verdadero, sueños despierto con esa piel que ella dejaba asomar a veces debajo de aquella falda gris.
-Tengo que irme.
-Lo sé mi amor pero no te vayas.
-No me pidas eso, bonita.
-¿Por qué no, qué tienes que hacer?- Lo voz de Hermione eran súplicas peligrosas en sus sabios oídos.
-Esta vez es estricto que me vaya, tengo muchos inútiles exámenes para corregir, es que si me quedo un poco más voy a perder la cordura…
-Te ayudo a hacerlo, a corregir los exámenes y perder la cordura.
-No, pequeña ya descansa.
-¿Y qué pasa si no quiero, si ya me cansé de aguantar que te vayas? ¿Qué pasa si te invito a la cama si te invito a quedarte a decirnos que no podemos más con esto?
-Te arrepentirás de aquello, eso pasará.
-Severus te deseo.
-No sabes lo que dices.- El corazón de Snape empezó a latir muy rápido. -Eres imprudente.
-No lo soy, quiero entregarme completamente a ti, quiero que seas el primero, quiero sentirte de otra manera, acariciarte de otra manera, quiero saber qué quieres tú porque sé que quieres algo similar y puedo verlo en tus ojos y en la manera de respirar. Dime lo que quieres por favor.
-Quiero que seas mía pero no es correcto ahora.
-¿Cuándo es correcto? Por favor quiero saberlo hoy.
-No me preguntes así.- Las palabras sonaban más apretadas al salir de la boca de Snape, Hermione lo haría perder la razón.
-Está bien.- Dijo la joven rendida apartando al hombre con un pequeño y leve empujón desde su pecho. -Ve a dormir, yo prometo que no volveré a molestar con esto.
Snape vio aquello de forma negativa pero aún así decidió permanecer callado e irse de ahí lo antes posible.
Hermione se quedó sola, pensaba que quizá él tenía razón que quizá no era prudente o inteligente mostrarse de esa manera delante de él, su actitud tenía que cambiar ya que no podía hacer nada con sus sentimientos corporales al menos sería prudente hacer algo con sus sentimientos emocionales, tenía que actuar de otra manera, quizá intentar imitarlo más, aprender de su manera de ser y quizá y sólo quizá conseguiría que el hombre diga más seguido y en persona que la amaba.
***
Días después de los exámenes finales.
Hermione aún tenía que asistir a todas las clases, ella siempre llevaba anotado los promedios completos de donde calculaba sus notas finales en cada año por curso, siempre le había sido complicado con pociones o Dacao pero esta vez estaba segura de que había pasado con un excelente perfecto en clase de su profesor favorito.
Asistió a sala de investigación por última vez en la semana hasta que la abrieran de nuevo pasando las vacaciones aunque esta vez ya no asistiría de alumna de Hogwarts, la graduación estaba cerca y las emociones cruzadas la tenían muy callada.
No había escrito al mago por unos días para darle espacio, la pequeña pensaba de forma acertada que él podría estar ocupado y así era porque casi no lo vio por el castillo así que decidió no dar mucha importancia y dedicarse a otras personas que sí la buscaban.
Harry, Ginny, Ron y Luna estaban organizando en casa de los Wesley una gran fiesta por término de año, era el reventón más grande que se había organizado antes con dinero del lentudo Potter, la última semana aquella pequeña caminaba de lado de sus amigos sin parar de hablar de esa magnífica celebración.
Consiguieron invitar a todos los conocidos incluyendo a la escuela de mujeres Beauxbatons y la de varones Durmstrang de donde seguro vendría Viktor, alguien de quien Hermione no sabía después de muchos años. Además vendrían invitados de otras escuelas las cuales participaban en la sala de investigación mágica internacional.
El padre de Ron había invitado también a los adultos involucrados como profesores de Hogwarts y también pertenecientes a la gran filas de autores que trabajaban para el ministerio.
Era la fiesta más grande que nunca antes se había organizado. Lo mejor de aquella fiesta es que no era de parejas por lo que cada quien podía llevar a quien quiera para la convivencia.
Snape no pasó desapercibido que ella se había alejado un poco y eso no lo hacía enojar sino que lo hacía sentir extraño pero siguió tomando postura seria e importante haciendo sus actividades como siempre recorriendo los pasillos y corredores amplios del castillo.
Sabía que algo no andaba bien, quizá era su primer distanciamiento o diferencia de opiniones sólo que el problema era que no sabía qué había hecho mal, eso lo desesperaba, sabía que las chicas de cualquier edad eran complicadas y además se tenían que tratar con sumo cuidado para que no vean una ofensa. Hermione tenía carácter fuerte, siempre lo supo pero él no iba a ser quién pregunte como tonto. “¿Qué fue lo que hice?” Su orgullo podía más y al mismo tiempo no quería que pase un semana sin entender nada, era injusto tener que esperar por ella, esperar que esa pequeña malcriada lo deje a la expectativa, no podía perder el tiempo así, no era el hombre para soportar una niñería como esa tenía que venir a explicarle algo pronto sino la mandaría a volar por quitarle el tiempo. Estaba muy enojado.
La misma tarde Hermione iba junto a Ginny y Luna escuchando con paciencia sus ocurrencias juveniles.
Luna gritaba como despavorida por una idea que se le cruzó en la cabeza y las otras jovencitas tapaban sus oídos y la sostenían de no irse corriendo por ahí para expandir el escándalo.
-¡Es Viktor es Viktor, Víctor irá y está tan guapo Hermione ha cambiado mucho es todo un hombre!
Los desesperados gritos se dejaron escuchar por todos los corredores aledaños así que el mago de mal humor no tardó en enterarse al estar exactamente en un cruce cercano con eco.
Hermione y Ginny estaban sentadas en uno de los grandes espacios de los ventanales viendo saltar a la rubia exagerando con alharaca la visita de los extranjeros a esa fiesta.
-¿Qué tiene de malo que venga Viktor?- Preguntó Hermione.
-No es nada malo es todo bueno, ahora que no tienes novio puede que haya otro gran encuentro entre ustedes.
-¿Pero quién te ha dicho que no tengo novio?
-Bueno, bueno es uno por correo pero no el lo mismo, Viktor intentará acercarse y podrás sentir lo fuerte que es, un novio real es tan distinto a que lleves tu libro y bailes con él apretándolo contra tu pecho, niña.
-Mi novio es real, ya lo he visto y lo he besado, no le gustará saber que he bailado con otro chico o dejado que se acerque.
-Pero no vendrá a esta fiesta, él nunca lo sabrá, quizá esté ocupado o sea un profesor tonto y aburrido.
-Es profesor pero no es aburrido y menos tonto.
-Eres joven, Hermione, Disfruta, baila con todos los chicos que puedas y luego le cuentas que la pasaste bien, apuesto que te contestará de que le parece bien.
-Nunca les he hablado de él, lo poco que saben es por Harry y Ron, ellos no saben más nada que molestar y seguro les ha dicho aquello de mi novio, ustedes saben que no me divierto con lo mismo que ustedes, tengo más cosas en común con él de lo que se imaginan.
-Pero ahora están peleados, déjalo un rato en espera y diviértete.
-Es injusto, no me gustaría que él saliera con otra mujer.
-Ayyy Hermione… Pues sí, nos dijeron que te pudrirás de vieja antes de que puedas divertirte con ese profesor.
-Eso es mentira, el poco tiempo que he estado con él me he divertido más que el tiempo que estuve con Ronald. Perdón Ginny no es algo personal.
-Tranquila Herm, sé que mi hermano es un tonto celoso. Yo opino que deberías invitar a tu novio a la fiesta, sabemos que es profesor pero sé que no se negará en bailar contigo, has cambiado mucho Herm y te verás hermosa en ese vestido esmeralda oscuro.
-Gracias, Ginny… No sé si le guste bailar y sin embargo no me molesta porque él y yo nos entendemos de otras manera más interesantes… Estamos un poco distanciados pero lo extraño, extraño hablar con él.
-Ya hablarán, Herm.- Dijo Ginny tocando su hombro.
Pero la joven Rubia quería seguir.
-¿Qué pasa si Viktor quiere besarte?
-Pues no lo sé, no me importa lo que él u otros quieran. Chicas… Por favor disfrutemos de la fiesta sin pensar en lo que pueda pasar.
-Tenía razón Ron, estás tomando toda la actitud de tu querido profesor.- Dijo Luna en tono aburrido.
Snape terminó de escuchar aquello frunciendo el ceño, estaba enojado con unas pequeñas brujas sonsacadoras. Pero escuchar a Hermione defenderlo lo dejó sin palabras, tenía que hacer algo, sorprenderla, revelarse como hombre o quién sabe.
Quizá sólo hacer una locura.
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“Lo mejor que te puede pasar al admirar a alguien es que ese alguien te hable por las noches a preguntar cómo estás y decirte que te quiere.” Violeta 2009
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