-No lo veas tan malo, nos están dando una semana para esparcirse, al regreso sólo quedará la última recta y podremos deshacernos de Snape para siempre.- La voz de Ron Wesley era auténtica emoción.
-Tú crees que librarte de pociones y aritmancia es lo mejor que te puede pasar en la vida yo sin embargo pienso que es alejarme de mis asignaturas favoritas.
-¿Desde cuando te agrada pociones?- Preguntó el pelirrojo.
-Desde que empezó a ser… Complicado.- Hermione sonrío de forma inevitable.
-Eres una loca masoquista.- Dijo Ron con asco.
La escuela les otorgó una semana después de los exámenes para esparcimiento y descanso, Harry y Ron pensaban que se habían librado de esas complicadas pruebas y exámenes al igual que Hermione de hecho su viaje confiado en el tren y la satisfacción que la libertad les daba era una emoción equivocada, al regreso tendrían que pasar dos exámenes nuevamente pero aún no lo sabían.
Hermione en cambio tenía planes de descansar en casa de sus padres pero como le traía muchos malos recuerdos decidió viajar hasta Luton donde alguna vez cuando habría estado con sus progenitores fue a visitar una enorme feria de las mejores varitas, libros y artilugios de magia.
Se sentía bien regresar a un lugar que antes había sido su primer encuentro mágico en la infancia pero a la vez estar lejos de Hogwarts le hacía sentir un terrible hueco en el estómago.
-Y dónde irás tú, Hermione.
-Estaré en Luton, un recuerdo mágico de la infancia.
-¿Quieres que te acompañe?
-No, Ron. Estaré sola.
-Pero antes tú y yo…- Ron intentó un acercamiento.
-Lo siento, ya no hay un tú y yo. Regresa a casa y disfruta de los días libres, saluda a tu madre de mi parte. Y tú Harry, sal con Ginny y planifiquen formalizar su relación.
-Es lo que haré, Herm. Entonces esto será como un ensayo, es la primera vez que nos separamos para hacer lo que queremos.
-Sólo será una semana, Harry, sólo una.
Hermione se perdió en el camino hacia las montañas brillantes de Escocia, el tren tenía que regresar a la estación y de ahí estaría una semana sola.
Snape le hizo prometer que no le diría dónde iba a estar para no ser tentados de encontrarse y así lo hizo la joven, aceptó sin ninguna objeción porque ya habían estado separados largo tiempo y una semana se pasaría muy rápido, no era nada siete días.
Claro que sentía un hueco en el estómago por estar lejos de su misterioso y malgeniado novio pero veía como oportunidad aquella salida sola, era una gran aventura fuera del castillo y fuera de un par que necesitan niñera.
El tren llegó puntual y los tres estudiantes tomaron destinos diferentes.
Aunque estaba prohibido hacer magia fuera de la escuela, Hermione decidió usar un traslador situado en la biblioteca de Londres que la llevaría hasta la ciudad.
Con mapa en mano se subió al autobús y se aventuró sola hasta su destino “Samar Layek”, un lugar estupendo e histórico con calles de caminos empedrados y muros altos de algunas fortalezas aún conservadas, su hotel estaba exactamente atrás de la parada final de autobuses cerca del aeropuerto.
Ingresó hasta recepción y pidió una llave la cual entregaron de inmediato era una tarjeta, la cual era la llave para ingresar a su habitación.
“Estos Muggle cada vez más modernos… Ayy Noo ya empiezo a sonar como Snape.” Se dijo al despedirse de la recepcionista.
Al estar al fin frente a una gran cama blanca, un ordenado taburete, ropero, sillón, alfombra, y hermosa vista desde su ventana soltó su gran mochila, tomó su libro de magia y se lanzó sobre las almohadas.
📜 Ha pasado sólo unas horas y ya siento que te extraño.
📜…
Nadie respondió a pesar que se quedó en espera de diez minutos.
📜 Mmm a lo mejor estás ocupado pero no importa, es para informarte que ya llegué a mi destino y estoy bien. Espero que tú estés bien.
Pdta: No vayas a renegar en tus vacaciones, te amo 🧡.
📜 Señorita Granger sabría que escribiría cuando se acordara de su servidor, me alegra saber que está bien, yo estoy bien y últimamente… Mejor que nunca… Ten buen día, hasta más tarde, estaré fuera del castillo y quizá no tenga mucho tiempo de responder hasta que caiga la noche, disculpe aquello y esto que…
También la amo.
Algo revoloteo bruscamente en su joven estómago cuando deletreó aquellas palabras, Snape le estaba escribiendo por primera vez que la amaba, se sentía nerviosa porque no lo creía porque simplemente era muy muy extraño leer algo así de él.
***
Despertó temprano para alcanzar a desayunar en el hotel porque este le daba aquello gratis junto a su estadía, después de eso con una mochila más pequeña la cual estaba hechizada y colocada en su espalda, salió del hotel hacía la calle próxima para la feria de magia, era similar a un mercado de pulgas aunque eso sólo era la pantalla para los no magos.
Al introducirse entre las callejuelas al fin pudo distinguir en sus recuerdos junto a sus progenitores las tiendas más llamativas donde alguna vez leyó la tapa de un libro a través de un cristal el cual resplandeció como resplandece la marca en su brazo para ingresar a la sala de investigación encontró los primeros lugares familiares.
Caminó hasta las calles más estrechas las cuales exponían tiendas pequeñas con artilugios mágicos mezclados pero ella buscaba algo en específico, era la pequeña librería con la dirección que leyó al estar de interna en Croydon. Cuando estuvo ahí la curiosidad le hizo ver más de lo que le permitían, como planes de ventas en objetos de colección, algunos textos para juegos y textos que de la misma manera se venderían a gente no mágica, textos que revisó y serían expuestos en aquellas tiendas de libros.
“¿Magia para muggles, cómo es posible?” La misma pregunta llegó a su cabeza.
Ingresó y pidió con el nombre del título pero no obtuvo éxito, este libro no existía, eso le parecía extraño pero luego pensó algunas cosas.
“Quizá aún no han llegado.”
Al salir después de revisar algunas otras tiendas cercanas se fue a la calle donde vendían artilugios mágicos para mujer donde seguro encontraría más del labial color frambuesa que nunca se desprendía de sus labios, o el brillo en esmalte que cambiaba de color cada que su estado de ánimo cambiaba junto a su ropa.
Su día fue ocupado y entretenido aún cuando consiguió dos pequeños libros de magia antigua para su investigación, tres gomas de borrar que seguro pondrían de mal humor a su novio y un pequeño estuche de madera con el que pensaba hacer un obsequio, se disponía regresar a su hotel cuando de pronto al girar una esquina libre se topó con tres personas que no esperaba encontrar, sintió una fuerte punzada de cabeza y los nervios acumularse en su cuello.
Draco Malfoy, Minerva MCGonagall y su hermoso Severus Snape Prince.
Sintió un tirón muy fuerte en el estómago cuando comprobó que no eran invento de su fuerte deseo e imaginación, aquello fue tan fuerte que tuvo que sostenerse del muro.
“Han venido para investigar el libro, pero qué tonta soy, tenía que suponer que vendrían o sólo él con su manía de saberlo todo los acercara. Pff… En oportuna hora informé a Severus… Pero por qué justo ahora… Sí tengo que explicarle no me creerá.”
Se escondió, se tomó de las sienes con preocupación y volvió a ver sobre la calle escondida pero los magos ya no estaban.
Sus latidos y confianza empezaron a normalizar al ver que ya no tendría problemas para caminar libremente por ahí pero decidió retroceder sus pasos con intención de no encontrarse con ellos, lo hizo más para estar segura e ir directo a su hotel sin ningún remordimiento de culpa a desobediencia.
Pero fue muy tarde.
-¿Me está siguiendo. Srta?- La voz gruesa de un hombre sentado en un banco tapado con un gran diario abierto la sobresaltó.
-Prof… Fe… Sor…- Hermione se sintió en problemas.
-Le dije que no quería saber dónde estaría.
-Yo… Es que… Simplemente no lo creerías.- La joven no dejaba de ver hacia la larga calle hablando entre dientes para ocultar su sorpresa y nerviosismo.
-Ven conmigo.- La tomó del brazo y se esfumaron en un segundo.
Aparecieron en un gran parque con altos árboles y bancas antiguas recién remodeladas el lugar era poco iluminado y silencioso, podrían hablar con libertad al menos por un pequeño instante. Estaban entre la espesa vegetación que cultivaba el vivero el cual abastecía el mismo lugar verdoso con olor a tierra mojada y grandes árboles.
-Quisiera explicar… Sólo coincidimos, no fue a propósito lo juro por mis padres quienes influenciaron en recuerdos vivos que me trajeron hasta aquí, mi hotel está cerca enserio y reservé ayer… Lo juro, lo juro, Severus.
Snape escrutaba su manera, su voz, sus ojos para descubrir indicios de mentira.
-Está bien, es increíble pero te creo.
Se quedó viendo a la joven, pasó de sus ojos a sus labios.
-Mi… Hotel está en la parada de autobuses a unas cuadras de aquí, no sabía que podríamos encontrarnos y sin embargo me es… Muy oportuno… Verte de nuevo y estar a solas… Tan lejos de la escuela, contigo.
El mago sólo veía sus ojos repetidas veces y luego sus labios sin perder concentración sin cambiar de gesto, aquella joven le fascinaba.
-Sí que es oportuno… Tengo que irme.- Giró para huir de ella.
-¿Tienes, quieres irte?- Dijo decepcionada con un tenue aire de esperanza.
-Hermione, hemos hablado de esto.
-¿De qué?
-Tengo que irme.
-¿Tienes, darás clase?
-No, sólo regresaré a casa.- Habló serio.
-Quédate conmigo…- Dijo tímida.
-¿Para qué?- Preguntó con interés pero serio.
-No lo sé, salgamos, caminemos un momento, veamos tienda juntos.
-No hago esas cosas, Hermione.
-¡Por favor hazlo por mí! ¿Cuánto tiempo más vas a evitarme, acaso no has pensado que estaremos buen tiempo juntos? Yo sí pienso en ello…
-No sé a qué te refieres.- Dijo al sostener su actitud defensiva y escapatoria.
-Profesor…- Lo tomó del brazo. -Sé que las cosas no deben de ser forzadas pero al menos pregunte no se quede callado, pregunte lo que quiera, todas esas dudas en sus ojos quiero que estén claras.
-No comprendo de qué habla.- Retrocedió un paso.
-No te hagas, sabes que…- Lo acorraló sin mala intención cuando pegó el rostro de lado en el centro se su pecho, sobre el levita del mago. -… Que te deseo y lo que no quiere que pase eso pasará un día, decir lo que sentimos pasará que no sólo lo vamos a escribir, pasará que no sólo lo vamos a escuchar, pasará que también lo vamos… A sentir.
-Todo tiene su tiempo…- Él se apartó y era cierto lo que decía, no era que le tenía miedo a la joven sino que ella tenía que tener miedo de él.
-¿Cuál es el tuyo dime algo, cuál es tu tiempo cómo una estudiante como yo puede adivinar el tiempo de su mejor profesor?- Lo vio a los ojos reclamando sinceridad. -¿No me deseas, no le soy atractiva de esa manera?
-Es que no comprendes.- Entre cerró los ojos y se apartó un poco más con postura evasiva.
-Por eso al ver que huye de mí me siento confundida, escribimos cosas, nos hemos besado… ¿Qué sucede, mago?- La joven apostó a un tono reclamante un tono de exceso de confianza.
-Me eres muy atractiva, Hermione…- La miró un momento y luego se apartó al sentir presión. -Yo… Yo huyo de mí no de ti.
-Dime de una vez… ¿No me deseas?- Hermione se adelantó de forma retadora viendo los ojos del mago con enojo. -¿Cuándo es el tiempo, por qué no ver si sucede por qué no caminar juntos, por qué no seguir y hacer lo que quiere nuestro corazón, por qué no ser un poco más libres? ¿No… Me… Deseas?
Snape le dio la espalda y cerró los puños en señal de molestia y ella insistió aunque sabía que podía desesperarlo.
-¡Dime, Severus…!
-No quiero decirlo.- Dijo con baja voz.
-¡Dime por favor!
-No lo haré, niña.- Apretó más los puños y subió el tono en escala.
-¡Dime mago! ¡¿No me deseas?!- La joven habló por última vez y con voz decidida.
El mago frunció el ceño y se hartó de callar.
-¡CON TODAS MIS FUERZAS, BRUJA!- Dijo en tono fuerte, grueso y decidido. Giró y fue hasta ella de forma radical en un movimiento rápido y amenazante, estiró su brazo y la tomó de la mano. -Hermione… Yo lo hago… Con todas… Mis fuerzas. Vamos, vamos a donde quieras.
La joven cambió el rostro y se asustó pero pensó que era un hombre real uno que de verdad no buscaba aprovecharse, pensó en compartir su estadía ya que al estar a solas él podría mostrarse con libertad.
-Vamos a mi hotel y durmamos juntos después de hablar muchas horas, háblame de ti, pregunta más, y luego dime qué hacemos al día siguiente como lo hace un novio normal.
-Me despierto a las cinco de la mañana para leer una hora, duermo una hora más y luego escribo.
-Hagamos eso entonces.
-El café de grano me hace latir muy rápido el corazón, prefiero el…
-Me pasa lo mismo por eso prefiero el té.- Interrumpió la joven.
-¿Té negro?- Dijo el mago.
-Así es.
-Igual que yo, bruja.
-Sigamos esta conversación y verás que tenemos más en común de lo que te imaginas, Severus.
Snape asintió en silencio e hizo un esfuerzo para retener la sonrisa que quería asomar su rostro pero no pudo así que volteó la cara de forma astuta.
-Eres una malcriada, atrevida e insolente. ¿Quieres preguntas? ¿De defensa contra las artes, de pociones, cuidado de criaturas Mágicas, de qué las quieres?
-No, preguntas más personales.
-¿Por qué quieres que me comporte como un niño de dieciocho?
-No, yo quiero que sea todo un hombre conmigo.- Apretó la mano del mago y jaló levemente para después hacer que desaparecieran y aparecieran juntos en su habitación.
-¿Cómo es que se comporta un hombre?- Preguntó el hombre con curiosidad. -¿Qué se te ocurre?
-Yo no sé, soy mujer.- La joven dejó su mochila en el ropero y luego se sentó en el borde de la cama mientras él escogió la silla junto a la ventana.
-Es una magnífica vista, me gustan los lugares altos porque me ayuda a pensar.
-Disfruto de lo mismo también, te he visto en vigilancia sobre las altas torres del castillo en aquella época era interesante observar curiosa al profesor de pociones pensativo.
-Sí, muchas veces lo hice, observar a la pequeña niña de rizos con problema de soberbia estudiantil. Y sobre lo otro, yo no sé cómo piensa un hombre pero sé bien cómo piensa Severus Snape.- Giró para ver a la joven a los ojos, se puso de pie y se quitó la capa.
-Dime por favor.- Habló Hermione curiosa.
El hombre empezó a caminar hacia ella.
-Severus Snape aprovecharía la no interrupción de personas que tienen autoridad sobre él para acercarse a ti un poco más.- Dijo lento como en una clase de pociones acercándose más a la joven. -Te invitaría a experimentar nuevas sensaciones que en algún punto conceptual involucraría comprometernos a un asunto ajeno al trato formal de siempre, un asunto como el acostarse en la cama juntos para empezar a decir cosas en secreto, hablar cada vez más tentavimente despacio, bajo, cada vez más lento, cosas que sólo pueden decirse al oído, palabras empujadas por aire acumuladas en el pecho combinadas con emociones reprimidas.- La joven tuvo que retroceder al tener el rostro del mago muy cerca a ella. -Me daría la libertad de tomar una de tus manos con delicadeza y a besar los labios de una pequeña que necesita urgente sentir y saber una definición correcta de lo que haría un hombre con ella.
La joven respiraba cada vez más rápido era inevitable no acelerarse, era como una loca clase de pociones privada sólo que ahora en vez de tener inseguridad por equivocarse con un ingrediente, tenía ganas de tirar el caldero al suelo a propósito y provocar un gran desastre no académico pero él estaba siendo tan caballero que no haría nada tonto para arruinar el momento.
-Lo quiero, quiero aquello, quiero escucharlo y juro que pondré atención y no habrán interrupciones.
Snape besó los labios de la pequeña de forma tierna y luego subió a la cama hasta el fondo para pegar su espalda al respaldar, se quitó los botines exponiendo sus medias de vestir negro, jaló el cubre cama, se metió dentro, cruzó sus piernas en una postura interesante, estiró su mano izquierda para retirar sus varita escondida en la manga de la levita, la colocó sobre la mesa de noche, empezó a abrir lentamente cada botón desde el cuello hasta el pecho de esa prenda interesante pero luego decidió quitárselo por completo. Al sentirse cómodo no dejó de verla a los ojos mientras su mano derecha empezó a dar pequeños golpecitos sobre la sabana blanca para invitarla de forma seria pero sugerente a estar junto a él.
-Ven.- Dijo con esa voz gruesa inconfundible deletreando esa inocente palabra que no parecía inocente en ese instante.
Hermione sonrió al ver que él le señaló su lado derecho para estar juntos en la cama así que sin perder tiempo se quitó el suéter por encima de la cabeza, sus tenis y su varita la cual colocó en la otra mesa de noche.
Se acomodó cerca del mago mientras él esperó que se recargue en su hombro, juntó más su cadera a él y entonces sintió como el largo brazo del hombre empezó a rodearla por encima del hombro, ella giró porque no pudo resistir verlo y cuando se encontró con él sintió tantos nervios que tuvo que decirlo.
-Ayyy… Tu mirada es tan fuerte.
-Así soy yo en realidad… Fuerte en todos los sentidos.- Hizo una casi irreconocible sonrisa interesante.
La joven sonrió por aquella broma aunque sonó bastante serio.
-Realmente me eres muy atractivo en persona y… Me encanta como hueles.
-Gracias, por creer eso de mí y por disfrutar de mi última mezcla de madera silvestre.
-Mmm sabía que hacías tus propios perfumes.- Dijo como pensativa.
-Mmmmm.- Hizo sonido grueso y casi de remedo a la joven. -Sabía que sabrías eso ya que eres una metiche perspicaz con buen gusto.
-Já, lindo… Me pone nerviosa tu voz.
-No hay por qué estar nerviosa soy sólo yo.- Habló lento cada vez más grave.
-¿Por qué haces así la voz?
-Pensé que sabrías lo que significa seducir a una mujer.
-Ayyy…- La joven sólo pudo decir aquello al escuchar a Snape más interesante y con gravedad excitante.
El hombre acercó lentamente sus labios cerca al cuello de la joven, su rostro tocó los rizos castaños y suaves y aspiró el aroma fresco de su perfume.
-¿Sabes qué sueño cuando suelto la pluma y dejo el libro con el que hablamos sobre mi escritorio?- Susurró cruelmente para ella.
-No, ¿Qué es lo que haces?- La voz de la joven empezó a sonar deseosa y similar a él.
-Empiezo a imaginar cosas que quiero que pasen contigo…
Hermione tragó saliva y dijo tímida en el mismo tono de él.
-Te escucho… Mi amor.
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“Vale la pena soñar, vale la pena creer en verdad, en este tiempo donde todo es incierto, vale la pena intentar, vale la pena creer en verdad.” 2005
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