¿Quién Eres? Capítulo IX Nos Volveremos A Ver

Muchos alumnos de Hogwarts habían ido a llevar queja acerca de Hermione delante de la directora, habían visto a la pequeña y a su novio Ron vestido como el profesor Snape y es que no podían creer que hubiera sido el verdadero Snape sino un juego o burda imitación del mago pocionero.

-¿Cómo es posible que usted y el profesor se puedan dejar ver así de esa manera?

-Es que no hemos hecho nada malo, no comprendo el reclamo, le prometo profesora que sólo fuimos a una biblioteca en Londres, leímos unos libros y revistas acompañados con café muggle que sabía terrible, es que no averiguamos cómo era conseguir el café con crema.

-Alumnos de Ravenclaw los vieron, no la acusan de romper reglas estrictas de la escuela, tomar café horrible o leer revistas sino que la acusan por seguir robando ingredientes del amanecen del profesor para hacer poción multijugo, tuve que persuadirlos para que no fueran corriendo a molestar a su compañero, el prefecto fue quien los vio, saben que no tienen permiso para ir a otro lugar fuera del castillo, me impresiona la irresponsabilidad del profesor.

-Felizmente pensaron que hice poción Multijugo…

-¡No, eso es grave! Le pueden quitar la prefectura y además ya han mandado una carta al profesor que quizá reciba mañana temprano, nos exigen castigo para usted.

-¿Cómo es posible, por qué no puede ayudarme en aquello? Es que… Profesora, sólo estábamos conversando no hicimos nada que nos comprometa.

-No sólo no puedo ayudarla pero es seguro que quieran meterse con Snape, él ya está bajo la lupa de la prensa amarilla mágica y el ministerio… No sé si el profesor Snape le mencionó que usted había ganado un premio al mejor trabajo estudiantil del mes para la sala de investigación, la enviarán a Croydon como intercambio, la ceremonia será en una semana y tendrá que permanecer ahí unos dos meses, alguien de aquella escuela vendrá en su lugar.

-¿Croydon? ¿Irme de la escuela? ¿Cuándo? ¿Qué si me niego?

“Tranquila Hermione tienes magia” Se dijo en la mente.

-Es necesario sino le quitarán cualquier privilegio de acceso a la sala de Historia Mágica, se supone que es miembro en el grupo tres y tiene una función importante como todos los demás, esta es una invitación de intercambio, el ministerio de magia internacional espera que accedamos, somos los representantes de este año, no nos podemos negar.

-Profesora no es justo, apenas nos estamos conociendo.

-Lo siento ya está informada.

Hermione salió triste del despacho de la directora, tenía que preguntarle al mago si sabía que tendrían que estar separados no podía perder más tiempo aunque fuera temprano y el mago estuviera ocupado.

📜 ¿Podemos vernos en la biblioteca ahora? ¡Por favor, por favor!

📜 Ocho de la noche, es muy temprano, Srta.

📜 Está bien, hasta más tarde entonces.

📜 Dígame, ¿Necesita algo, cuál es el problema?

📜 ¿Podemos vernos en el campo deportivo a las diez?

📜 ¿Voy a su torre para ir juntos?

📜 No, ahora es peligroso pero estaré ahí.

📜 Hasta entonces.

Hermione llegó a su torre, se sentó en el sofá de la sala y tomó su cabeza con ambas manos para pensar.

“¿Dos meses no es tanto? ¿Podré estar sin verlo dos largos y agonizantes meses? ¿Por qué ahora? ¿Podré hechizar a alguna persona?”

En ese instante expuso el sello de su antebrazo, brillaba reluciente, algo que había deseado tanto ahora la iba a alejar del mago, aquél sello por tanto esfuerzo, tantos ruegos, tantos exámenes y clasificaciones le obligaría alejarse por un tiempo de él.

“¡Bendito sello y participación! Tranquila tranquila, estuviste observando al hombre a través de los días en unos meses ¿Qué pueden ser un par de meses más?“

Una joven compañera de Gryffindor que cursaba el segundo año la vio preocupada.

-¿No me digas que estás así por un niño? No vale la pena.

La joven bruja la miró con ternura.

-Sí, es por eso y porque no podré verlo en largo tiempo.

-¿Entonces no estudia aquí?

-No, no es estudiante de Hogwarts.

-Tienes mala suerte, yo y unas amigas de la escuela hubiéramos ido a vengarte por lo que te hizo, ya sabes, unos cuantos petardos y chicles broma, quizá un hechizo para ponerle cola.

Hermione Sonrió.

-Gracias pequeña compañera.

-Si quieres podemos ser amigas, entre los leones nos cubrimos las espaldas y cazamos en manada, yo sé que en la vida real los leones cazan solos pero nosotros somos leones de Gryffindor y tenemos los mejores trucos para torturar a los idiotas.

Puso cara de malota, su rostro pequeño y voz inocente la hizo sentir mejor.

-Gracias, amiga.

-Soy Samantha.

-Es un placer ser tu amiga.

-¡Arriba las Gryffindor!- La pequeña bruja hizo el puño de victoria delante de Hermione.

-¡Yeeiiii!- Fingió entusiasmo.

Después de que su pequeña compañera se fue, ella asumió todo lo que podía pasar, estaría de nuevo sólo escribiendo con él y en parte no habría mucha diferencia porque seguían escribiendo, el mago no era muy conversador en persona pero sí en puño y letra.

“Esta puede ser una buena oportunidad para conocernos más y saber a dónde va esta relación extraña.”

Se cambió de ropa, un traje completo de mezclilla, un sombrero tejido a mano con lana, sus cabellos sueltos para sentirse libre. Tendría que esperar un poco de tiempo.

Llegada la hora fue sigilosa por el castillo, podía aparecer y desaparecer pero prefirió hacerlo a la antigua.

Esquivó dos veces, una al prefecto de Revenclaw habiendo subido y bajado escaleras por necesidad y la otra al tétrico Argus Filch con su gato adorable a quien tuvo que darle de comer croquetas con sabor a pescado para distraerlo.

Estaba a punto de salir por la puerta alterna del castillo cuando sintió pasos cercanos a ella.

Su corazón se aceleró por el susto, si la encontraban iba a ser el fin de su perfecta conducta.

Se escondió atrás de una de las grandes estatuas desnudas a esperar, pecó por tener más curiosidad de la que podía soportar y entonces se asomó para ver en el corredor oscuro.

Una gran capa la cubrió y dejó de ver.

-¡¿Hermione, qué estás haciendo?!

-¡Bendito sea tu nombre, Harry! No tengo tiempo, tengo que dejarte.

-¡Harás que nos bajen puntos, el profesor Snape bajó hace una semana cien puntos a Slytherin!

-No te preocupes, iré con el profesor en este instante ya sabes, son asuntos de la sala de investigación.

-Bueno, eso me deja más tranquilo.

-Estoy retrasada un par de minutos, Harry, me tengo que ir.

-No puedes salir por ahí, esa puerta está vigilada, regreso desde Londres, fui a ver a Hagrid.

-Perdón Harry pero no puedo hacer platica ahora, es urgente porque ya conoces a tu querido profesor.

-Ni me digas, después de haber hecho lo posible para que viva fue bastante agradecido… ¡Pff! ¡Un sólo pergamino que decía “Gracias”!

La joven se tapó la boca para no reír.

-No olvides el: “… A todos. Pdta: No me molesten…”

-¡Mmm es Snape sin duda!

-Harry perdón pero me tengo que ir.

La joven desapareció por no tener tiempo y apareció en la tribuna de Gryffindor, ahí estaba él de espaldas viendo impaciente su reloj de arena, ni bien la detectó en el mismo lugar le habló.

-Supuse que habría tenido algún problema, usted nunca llega tarde.

-Hola perdón por la cita de último momento, es sobre la Directora, me dijo que me enviarán a Croydon dos meses como intercambio y quería saber si sabía algo.

El mago no giró para verla.

-Sí sabía… De hecho está en la hoja que envié junto al libro mágico por donde nos comunicamos.

Giró y se acercó a ella, traía la capa puesta, se veía más serio que otras veces.

La joven tocó su frente en señal de haber sido torpe, en señal de haber ignorado la nota del mago.

-¿Entonces no lo veré dos meses?- Habló resignada.

La mirada de la joven estaba en las gradas, se sentía avergonzada.

-Srta. Me ofende su distracción, son seis meses y está todo detallado ahí.

La joven lo miró a los ojos pero no resistió y la volvió a bajar.

-Entiendo, supuso que yo lo sabía… Entonces esta conversación no tiene sentido, disculpe por quitarle el tiempo.

-Srta, no se disculpe, entiendo que no leyó la nota pero hemos venido aquí, podemos hablar. Siento debo ser atrevido al decir que no podremos vernos por un tiempo pero seguiremos en contacto.

-Las cosas no serán igual, justo cuando apenas nos estamos conociendo… Que sea ahora es tan molesto…

-No se preocupe, podemos seguir en esa labor de conocernos, pero ahora que recuerdo no se han hablado de las reglas excepto por algunas pregunta en la reunión personal pasada. Quiero proponer una importante para usted, no debe de permitir que algún joven estúpido le quite tiempo con babosadas y la distraiga de sus estudios, y si le parece bien no podrá salir con otro mago, ni le tomará la mano ni le escribirá después de las diez de la noche.

Hermione empezó a sonreír, el mago quería hacer que se sintiera mejor comportándose como un novio contemporáneo a ella.

-¿De verdad, esa es la regla para mí?- No dejaba de sonreír.

-Sí y no se ría, no es broma.

La expresión de Hermione cambió a seria pero sólo para seguirle la corriente.

-Entonces déjeme darle unas reglas a usted. Uno…- Aclaró la garganta y el mago levantó la ceja al escuchar que iba a enumerar. -Uno… Nada de escribirle a otra alumna después de las diez de la noche. Dos, sea más blando con los alumno de Gryffindor. Tres, por favor no deje de escribirme a mí.

-Mmm está bien todo menos el número dos.- Se acercó a ella con gesto recto y la abrazó. -Aún quedan unos días, podemos encontrarnos aquí.

-Sí.- Dijo la joven abrazada de él por el torso, abrigada dentro de la capa negra y los brazos del profesor.

-¿Sí le he dicho que me gusta?- Habló el mago viendo ligeramente hacia abajo y ella apretó más el agarre.

-¿Y usted sabe que me gusta?

***

/////////////

No importa qué tan lejos estemos el uno del otro, no importa si usted un día despierta y olvida mi nombre por accidente, no importa si un día usted pierde la memoria o lo hago enojar, yo sé que aunque el tiempo pase usted estará ahí en mi mente, en mi corazón, en cada rincón de Hogwarts, el aula de pociones, la misma escuela.

No importa si un día olvida todas nuestras conversaciones, si un día olvida las noches en que nuestra mente nos hizo estar frente al otro y el gusto por el otro nos dejó sentir emociones.

No importa si un día se aburre de mí y me falta con una palabra grave, no voy a dejar de amarlo por eso, yo lo buscaré y estaré frente a usted para decirle “Aquí estoy, yo lo amo, no dejaré que me de la espalda, no dejaré que se olvide de mí tan fácil porque los corazones no desaparecen sentimientos y los cerebros no desaparecen razones.”

Sr. Quisiera descubrir por qué me pasa esto ahora, sentía que mi vida era tan buena pero era una gran mentira, usted llegó a mover el suelo concreto donde yo caminaba en comodidad y costumbres, a mover cada fibra de mi sistema nervioso, a remover los sentimientos inexistentes por otro que piensa igual que yo, le admiro tanto y lo extraño tanto a pesar que aún no me he ido, he gritado a solas viendo las nubes de Londres alejarse en el tren, he visto las negras de lluvia entrar en coraje porque ya no puedo tocar su mano, me hace tanta falta pero acepto esto, los truenos me han asustado. Acepto el cambio y las oportunidades, acepto la espera larga para volver a verme en sus ojos negros que tanto me intimidan.

Acepto que un día volveré a estar frente a usted aunque sea para decirle que olvidé unas hojas en su salón, olvidé su regalo de cumpleaños, olvidé cerrar la tapa del caldero de mis emociones y ahora me ganan y se han secado, se desparrama la poción con tristeza que moja mi cuerpo entero como las duchas tibias en el invierno, el relajarse, sentarse en la cama completamente sola, lo extrañaré, lo extraño ahora.

Sr. sé que lo extraño porque añoro su carácter malo, su sarcasmo cuando me quita puntos, su forma de decir que le caigo mal por ser tan preguntona. Sr. Lo necesito pero también necesito aceptar el tiempo de espera. ¡Ayúdeme, prometió que me daría lo que yo pidiera!

Y si eso es apagar la tristeza que creó un nuevo río en la línea de tiempo de mi vida entonces debo gritar “¡Te amo, dos meses serán largos y aún faltarían sumar cuatro!”

Mi pluma ha caído del escritorio, mis manos nerviosas la obligaron cuando describí su persona con nostalgia, su gruesa voz en el comedor poniendo al derecho todo lo que intentó contradecirlo, extraño la sombra de su capa cuando mira por el alto balcón en la torre de astronomía, extraño subir hasta el lugar más alto para quedar en vernos dentro de un rato.

Espero que esté bien, he cumplido con su regla (Sabe que la cumpliré), nadie molesta por aquí y es que usted sabía bien que a mi alrededor sólo hay puras chicas, esta escuela no es mixta como Hogwarts, es más pequeña… Perdón de nuevo, ya se lo había dicho.

Pdta: Cuento los días para poder verlo de nuevo.

Jane.

///////////////////

Snape volvió a cerrar el pergamino que ella envió desde hace tres meses atrás antes de entrar a la escuela.

La joven no estaba respondiendo los mensajes todos los días, temía que le hayan rebuscado las cosas y que encontrando el libro mágico se hayan hecho de él por las reglas en esa escuela.

“¿Es a propósito Srta. Jane? Porque si pudiera enviarme si quiera un auxilio no estaría preguntándome como estúpido en este escritorio la razón del por qué no me ha escrito todas las noches… ¡Tengo que hacer algo ahora! ¿Cómo es posible que no encuentre la escuela?”

El mago corrió al pensadero, quería ver si se le había escapado algo, un detalle, una pista que le diera la ubicación exacta y es que al igual que el castillo de Hogwarts estaba hechizado, esa escuela en un barrio muggle seguro estaba triplemente protegido, si no conseguía él mismo el paradero al menos debía intentar una invitación para el ingreso tal cual lo hizo la joven Granger.

—–Flashback——

-Les pedimos que se acerquen, señores, el portal va a ser abierto en breve. Los magos de Rusia serán los que nos hagan el honor de lanzar el hechizo de autorización. Aquellos magos elegantes…- El presentador señaló a los hombres con apariencia egipcia, elegantes de pies a cabeza con pines resaltando el símbolo de un compás arquitectónico. -No más trasladores, no más aparecer y desaparecer miles de kilómetros, tan sólo el abrir y cerrar de una gran puerta dentro del castillo y las otras escuelas en todo el mundo.

Aquellos hombres movieron sus manos con elegancia y abrieron el portal. La joven junto a un grupo de magos Londinenses caminaron hacia ella para atravesarla y al mismo tiempo unos cinco magos y brujas llegaron de otros lugares lejanos haciendo que todos queden estupefactos.

-Wowww.- Se escuchó al unísono.

-Ahora llegó la hora de explorar otras posibilidades, otros mundos mágicos, Señores.

Todos rompieron en largos aplausos, aplausos para recibir a los extranjeros y para empezar las pruebas y caminatas hacia el portal.

——-fin flashback——–

“¡No tengo autorización!”

Y entonces saltó al ver a la joven delante de él en su frío aposento.

“Por Merlín me estoy volviendo loco.”

Corrió hasta el despacho de Minerva, no podía parar de caminar, tenía que verla o tendría que mandar a muchos a volar.

Subió por aquellas escaleras circulares hasta empujar la puerta y estar frente a la bruja.

-Severus ¿Qué pasa, hijo? … Casi me tiras la puerta.

-¿Donde está Hermione?

-Está en Croydon tú lo sabes.

-Directora, he estado en todos los rincones de Croydon y no he encontrado la escuela.

-Es muy pequeña, quizá por eso.

-Dime dónde está o cómo puedo ubicar a la joven Granger.

-No tienes acceso, hijo y no te lo puedo dar ya que tampoco lo tengo.

-No puedo creer que me digas así, Minerva.

-Juro que no tengo nada contra ustedes, lo que digo es cierto, Hermione está en Croydon, tenemos que esperar a que regrese.

-Minerva, ¿Y si está en peligro?

-¡Eso es imposible, es una escuela! Sabes que los invitados que inauguraron la ceremonia son los que manejan esa escuela, sabes lo estrictos que son, sabes que…

El mago abandonó la dirección.

Era exactamente lo que vio en sus recuerdos, aquellos magos, los que una vez Hermione mencionó que eran extraños y malos, esos hombres controlaban la escuela.

-¡Severus!..- Gritó la bruja quien lo alcanzó en el corredor. -Lo tomarán como ofensa, te juro que Hermione está bien.

-Ya lo veremos.

El hombre desapareció en un gran espectáculo negro.

***

Los encontró, la forma más segura fue atravesar el portal. Hechizar al auror en jefe de todos aquellos quienes vigilaban la sala de investigación y matar a los Masones.

“Bueno, sólo si es necesario.”

El mago siguió a los hombres hasta aquél edificio enorme de diez pisos, aparentaba abandono y dejadez. Entró por las puertas con normalidad sin importar que lo descubrieran pero las brujas ahí ni lo miraban, estaban muy concentradas en lo suyo saliendo y entrando a aulas muy parecidas a las de las escuelas muggle.

“Debe estar en la biblioteca.”

-Disculpe Srta. ¿Dónde está la biblioteca?

-En el quinto piso, profesor.

Tomó camino hacia las escaleras de emergencia, tenía que hallarla en ese instante y comprobar que todo andaba bien. Llegó a la puerta la cual se abría como las puertas de un ascensor sólo que estas estaban hechizadas.

Se introdujo en la biblioteca, tenía el presentimiento que la encontraría ahí y sí la encontró en una amplia mesa rodeada de libros y al frente de ella un joven estudiante con cabellos rubios.

-Srta Granger ¿Cómo ha estado?

La joven escuchó aquella voz y saltó para abrazarlo.

-¡Profesor, lo he extrañado tanto!

El mago la abrazó en primera instancia pero luego retrocedió en su emoción.

-¿Por qué no ha respondido mis cartas?- Reclamó con seriedad.

-Aquí no hay correo y tampoco me dejaron usar el libro, de hecho me quitaron todas mis cosas.

El rostro de la joven se puso triste.

-Te sacaré de aquí ahora.

-Pero no puedo salir.

-Saldremos de aquí, en Hogwarts también puedes hacer grandes cosas.

-De verdad no puedo salir.- La joven señaló su muñeca, un pulsera negra era su atadura a esa escuela.

-¿Qué demonios es eso?- El mago hizo un hechizo silencioso y aquél artefacto se hizo cenizas en la muñeca de la joven.

Snape la llevó dentro de un pasillo en la biblioteca con paredes de cristal, tomó su hombro y desaparecido con ella.

Aparecieron en la tribuna de Slytherin.

-¡Dime qué le han hecho, y por favor no mienta!

-¡Juro que nada, sólo me han quitado mis cosas, por favor no me asuste!

-Algo anda mal en todo esto Srta.

-¡Por favor profesor, me está asustando!

Y entonces muchos aurores los tomaron de sorpresa por los hombros a sus espaldas.

________________________________________________________

“Pronto tendremos que elegir entre lo que es correcto o lo que es fácil.” – Harry Potter

#Sevmione ♥️

¿Te gustó el capítulo?

0 / 5

Tu calificación:

Suscribirse
Notificar de
guest

0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios