-Srta. Granger. ¿En qué puedo serle útil?
-Disculpe la falta de respeto y sobre todo el hacer que pierda tiempo, profesor, es que la anterior clase olvidé mi manual de acceso para el aula de investigación.
-Oh estaba a punto de utilizar aquel montón de hojas para avivar el fuego de mi chimenea.
No la miró, pasó la página tosco, le envió un mensaje a la joven, el mensaje directo que le molestaba su presencia con mucha exageración.
-Supuse que sería un estorbo para usted.
No quería molestarlo, nadie podía meterse con el hombre y salir vivo para contarlo, era un amargado de nacimiento y ni si quiera el tener otra oportunidad de vida lo había ablandado.
-Está en el estante de hierbas, no suponga nada, Granger. Tome su manual y cese esta incomodidad.
-Gracias, profesor.- Avanzó hasta llegar frente al estante.
La joven jaló el manual y algo similar a un papel cayó al piso lentamente en un vaivén ligero e impaciente.
-Granger, recoja eso del suelo.- Vio atento el papel. -En vez de llevar el manual con usted debería aprenderse de memoria las reglas junto a ese código de ingreso. ¿Así que tiene acceso a la sala de estudio?- Su mirada permanecía en el libro pero se tentó de verla a los ojos.
-Sí. Sí me lo he aprendido, sí me sé mi código de ingreso y sí tengo acceso al aula de investigación porque usted y la directora me lo dieron…- Alzó la mirada para encontrarse con aquella oscura e intimidante. -Gracias por conservar el manual y gracias por el acceso a la sala de estudio ha sido lo mejor que he tenido en mucho tiempo, profesor.
Miró el rostro de la joven.
-Srta. Granger. ¿Cree que no sé que ese objeto es importante? Usted es una alumna brillante, pero no se crea más de lo que es capaz, hasta usted se puede olvidar las cosas que son verdaderamente indispensables. Por favor no vaya presumiendo que tiene acceso, no olvide el manual en cualquier lugar y no le enseñe el sello a nadie que ya han querido falsificarlo por culpa de gente irresponsable como usted… Comprenderá.
El hombre escupió las palabras para dar fin a la conversación.
La joven bajó la mirada porque no aguantó aquella negra sobre su persona y dibujó una sonrisa tímida.
-No vuelva a decir que soy brillante, Profesor Snape. Porque entonces pensaré que es víctima de sus propias pociones en estudios de magia antigua.
-¡Salga de mi vista y no vuelva nunca, Prefecta…!- Volvió a poner sus ojos en las amarillentas hojas del libro.
-Tengo clase de pociones mañana, profesor.
-¡Ajá, una Gryffindor atrevida! No sea graciosa, Srta. Granger. ¡Fuera de mi vista!- Snape le dio la espalda y caminó hasta la puerta interior en el fondo del aula.
Hermione se dio la vuelta al fin con la respiración normal, el hombre le producía escalofrío, el aroma de sus ropas eran tan fuertes que le obligaban a aguantar la respiración.
“Ahh es un trol sin corazón que se baña en Menta y lavanda…”
La joven salió del aula para preparar sus cosas, casi faltaba dos horas para ingresar a la sala de investigación e intercambio.
***
Nervios hacían una fiesta en el interior de un tímido cuerpo, la joven alumna parpadeaba lento en un dejarse llevar por el sueño reparador sobre uno de los grandes ventanales, sentada casi al nivel del suelo, pensaba que flotaba, era una burbuja al rededor de su cuerpo, era un aura rosa invisible para cualquiera entre los pasillos altos del castillo, apoyaba la espalda en la columna mientras una sensación extraña, crecía cada vez más rápido, el presentimiento, los ecos en gritos repetitivos de un llamado sutil. Una voz que le hablaba en la mente, una voz de conquista.
“¡Por favor, silencio!”
El ruido no se callaba, el ruido la llevó a un paseo, un paseo al mundo de la predestinación, un paseo al mundo del caprichoso anhelo, deseo, el mundo de su subconsciente, el celoso mundo de las posibilidades.
Sueño, sueño espeso primero claro y luego oscuro, aquel hombre estaba sentado frente a los libros, frente a esa mesa asignada, sus blanca mano, la que sostenía la pluma escribía afanoso, con ímpetu, con grandiosa seguridad, era un espectáculo maravilloso. Podía verlo, podía verlo y quería gritarlo porque no era una mujer, vio la satisfacción en ese par de ojos, el ceño fruncido concentrado, su cuerpo relajado, lo observaba desde la espalda de este como espiando en su santuario intelectual, una habitación oscura y a su derecha el aire ingresaba en armonía para mejor estancia y comodidad.
“Es él, ¿Qué son estas patéticas mariposas en mi estómago, qué es este ir y venir en la marea azul, en la marea alta de mis sentimientos, por qué te siento, por qué te veo?”
Hermione veía atenta desde la esquina, ese santuario, libros, el ambiente oscuro y la luz pequeña, luz pálida con brillo débil de una vela encendida, pequeña luz igualada al paralelo de sus entrañas que tiraban su ser para todos lados, ganchos toscos se habían incrustado en su carne, carne fresca de Gry expuesta y atada a esa persona.
“No estoy muerta!”
Ganchos que la hacía colgar en la barra expuesta en turno de espera, el objetivo era ser comprada por kilos de razón, locura y sentimientos, la primera vez, el sueño con alguien que nunca había visto en su vida. “¿Una conexión intangible?”
“¿Quién eres?”
Despertó de golpe y cayó al suelo, sus libros se regaron en el suelo y sus manos, uniforme, rodillas golpearon fuerte contra la superficie de roca antigua ligeramente sucia y no precisamente por la falta de limpieza en el corredor sino por el transitar constante de alumnado distraído.
Comenzaba a pasarle seguido, la distracción, la torpeza de olvidar cosas y dejarlas caer al suelo.
-¡Por Merlín, es tarde!- Dijo al ver su reloj de arena colgado en su cuello.
A unos minutos de que el centro de investigación cierre las puertas…
“¡Por favor, por favor el grupo tres, el grupo tres!- Corría y recitaba al mismo tiempo.
La puerta se le cerraría en la cara si no se le ocurría algo rápido.
“Ni modo, si se enteran me matan pero lo vale, no puede ser hoy el día que deje de leerlo, es un hombre, es un hombre…”
Desapareció y apareció en un corredor contiguo al ingreso. Dio la vuelta en la esquina y subió la manga de la camisa delante del duende en un movimiento desesperado por tener acceso.
El duende la miró molesto pero aún así la hincó con su uña para ver el sello resplandecer frente a sus ojos negros petróleo.
“¡Sí, entré!” gritó en la mente porque estaba exaltada pero disimulaba.
Corrió hasta el aula, entró y miró al autor en la mesa, le dictó el código rápido para ingresar cuanto antes.
-PG173
-Grupo tres.- El mago bajó la mirada con desinterés.
-Muchas gracias.- Hermione mordió su labios por inercia.
Vio sobre el panel en la mesa su ingreso que fue más veloz que otros días.
Y, cuando al fin estaba dentro de la conversación quiso gritar al ver que estaban separados en grupos de dos. Todo el panel había sido dividido en seis y la persona asignada a ella era él.
“Por Merlín debe ser un sueño” se dijo en secreto.
PS401 -Buenas tardes, soy coordinador general para el grupo tres, disculpe el atrevimiento es que formé los grupos y la escogí a usted para que me acompañe desde ahora en la investigación de historia y magia antigua, si usted me permite también quisiera que me ayude a la dirección del grupo en el próximo congreso.
PG173 – Es un honor, un placer, acepto, me encantaría, seguro he podido responder en muchos idiomas aunque creo que ya se dio cuenta que la idea me fascina.
PS401 – Bien, deme un par de minutos.
“¡Ahhh eres tan estúpida, suficiente era que dijeras: Sí…!
La joven quería gritar, era él, era él.
“¡Bendita suerte la mía! Hermione eres una bruja profeta…” Se dijo en la mente.
Miró atenta cómo la caligrafía perfecta aparecía frente a sus ojos.
✒️📜 El primer trabajo a realizar es la colección de todas las bibliografías hasta la fecha. Queremos hacer una gran biblioteca internacional mágica. Segundo, me gustaría que me ayudes con otras cosas personales pero por ahora está bien que filtres información segura a la sala, no queremos ninguna acercamiento a las artes oscuras para los jóvenes estudiantes.
✒️📜 Yo, soy estudiante. Aún no he culminado la escuela Sr.
✒️📜 Lo sé por tu código, sé que eres una joven estudiante en Hogwarts.
✒️📜 Ah es cierto, y usted es ¿Estudiante?
✒️📜 No, y con su permiso tengo que retirarme de la conversación privada, hay muchas cosas que discutir y avanzar. Estamos en contacto.
✒️📜 Sí, de nuevo es un placer trabajar con usted.
✒️📜 Por cierto, usted también es una persona admirable.
Hermione sintió que una flecha despedazó su carne, atravesó sus huesos rompiendo al menos dos de sus costillas porque la dejó sin poder respirar.
“¡Necesito un neumotorax, AHORA!”
Su reacción tenía que ser madura, guardar la compostura, se lanzaba aire con el agitar de su libreta estudiantil.
***
Al finalizar la junta de investigación tomó sus cosas, las guardó en la alforja y caminó hasta la puerta de salida. Salió por la gran puerta resguardada por duendes, dio la vuelta hacia la izquierda y al entrar en el pasillo siguiente tocó sus sienes con ambas manos dando una vuelta entera junto a un grito agudo.
-¡Ahhhhhhhhhhhhhhh! ¡Me habló! ¡ME HABLÓ ME HABLÓ! ¡ESTOY LOCA ESTOY LOCA!- Dio un último grito fuerte cuando llegó a la escalera. ¡Ahhhhhhhhhh me hablóooooooooo!
No se dio cuenta que su respetable profesor Snape subía hacia ella, sus pasos secos estaban muy cerca, por la misma escalera a donde Hermione se dirigía.
La miró espantado, la joven estaba haciendo alharaca, gritaba como una loca desquiciada poseída por un vociferador, él tapaba sus oídos para no lastimarse con esos alaridos tipo cachorro de león.
-¡¿Miss Granger, qué demonios le pasa?! ¿Ha perdido la razón?
El rostro del profesor era un poema de terror viendo a Hermione a los ojos, su cara era de susto, para él fue más perturbador que ver a Lord Voldemort intentar peinar sus desparecidos cabellos.
-Oh lo siento, lo siento, tengo que… Hacer unas cosas.- Retrocedió avergonzada.
Hermione se fue veloz con pena tapaba su boca con la mano derecha, quería reír al recordar el rostro de su profesor pero sobre todo quería reír de felicidad porque lo que más quería desde hace un mes al fin se había cumplido.
Empezó a pensar de camino a la torre de Gryffindor, dejó que su corazón hable una vez más.
“Quizá era momento de hablarle, decirle que es un a persona importante e influyente en mi vida, que quiero ser como él, quizá podemos ser mejores amigos ya que me ha confirmado que es hombre, podré salir con él si es de Hogwarts, podremos ir a explorar las grandes montañas escondidas de Escocia para cazar al que le dispara a pie grande. Y cuando llegue la tarde puedo invitarlo a cenar, leer libros de poesía, escuchar música de violín hasta tarde, si es extranjero podré mostrarle muchos lugares en Londres, mis favoritos, los lugares altos que tocan el cielo y las nubes, los lugares cerca del mar, y después de muchos días cuando esté cerca a mí… Cuando tengamos más confianza hablarle de cerca y en ese instante enseñarle todos mis lugares favoritos de… Los lugares más hermosos y escondidos que hay en mi corazón para él, los que nadie ha visto.”
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“Al leer las tarjetas me sentía como en un cuento romántico, él escribía a veces versos y otras veces sólo eran sus sentimientos. Es muy intenso leer de un hombre algo como esto ya que no suelen ser tan sentimentales… No sé cómo decirlo, este hombre nunca lo había visto, se quedó en épocas antiguas pero me encanta que sea así.” – Liliana, Cap. Un beso.
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