_________Momento actual____________
Era casi la tercera persona que se quedaba arreglando los apuntes y guardándolos en la mochila para salir del aula, comencé a pensar que era muy lenta… Y sí, eso me trajo problemas…
-¿Quién eres?
Dijo desde su escritorio de forma seria mientras que yo a diez metros en la parte alta del aula me quedé quieta…
-Yoo…
Lo miré mientras él movía y guardaba sus cosas sin ver hacia mí. Y dudé en un segundo que me hablaba.
-Sé perfectamente que eres una infiltrada… Una ajena a mi clase… Conozco a cada uno de mis alumnos, conozco cada rostro, mueca, lápiz mordido y cualquier problema de matrícula que haya ocurrido en las oficinas de la escuela educativa.
-Se equivoca… Apenas he ingresado, debe haber un error en mi código que hace que no aparezca en su lista o en su clase… ¡Me tengo que ir!
Tomó su maleta y libros contra su pecho mientras me fui corriendo. Bajé por los escalones y atravesé la puerta de madera pintada de azul.
-¡Espera!
Dijo enérgicamente…
Al alejarme y estar cerca de los baños de damas me dije a mí misma en voz alta con aliento desanimado:
-¡Ya no podré venir a esta clase!
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“Suelo alejarme a veces pero no es por temor, es para pensar… Cuando me alejo para pensar puedo responder mejor a las preguntas que todos se hacen, es un don que tengo desde que tenía dos años… De edad…” (Violeta – El Diario de Violeta)
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