NARRADOR OMNISCIENTE
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Al siguiente día el profesor llegó temprano, tenía consigo las cosas de Any, sus libros, algunos cuadernos de apuntes, su perfume… Todas estas cosas estaban dentro de la mochila que ella había olvidado en su maletero
Esperaba ansioso que apareciera por esa puerta de vidrio, estaba en los límites de tiempo cuando ella aparecía con esa sonrisa, entusiasmada de verlo y comenzar a molestarlo con su pluma, a ella le encantaba hacerle caritas sobre la piel de su mano.
Sonrió a recordar eso.
Pero la impaciencia lo hizo pararse en su sitio y caminar hasta el balcón que daba a la puerta principal, ahí se quedó para ver si ella entraba por ese gran portal y luego subía por esas escaleras como todos los días… Desde donde estaba observaba parte del pasillo de integrado, parte del segundo piso donde daba clases, la copiadora donde le habló por primera vez frente a sus ojos y la salida para llegar a la cafetería. La vista era panorámica desde el tercer piso.
Esperó por casi veinte minutos, ansioso, con el corazón saliendo de su pecho, las piernas llenas de nervios y temor. La primera clase del día era con él… “Tiene que venir por sus cosas.” Se dijo así mismo.
Y apoyado en el balcón, atento a verla… Ella apareció…
-¡Tan hermosa e inocente como siempre!
Él veía cada paso que ella daba ingresando a la facultad, su rostro, esa ternura, su cabello brillar con los rallos del sol.
Pero había algo, algo que lo hizo dudar de hablar con ella. En su espalda había una pequeña mochila de colores, una que no había visto antes.
Sacudió su cabeza como ignorando ese asunto y regresó al aula de profesores, se sentó en su silla, el maletín estaba sobre la mesa, tomó unas hojas y empezó a leerlas con aire de importante. Pasaron unos minutos pero ella nunca apareció.
Esperó por media hora más, casi tenía que estar en el aula. Él era puntual, siempre llegaba con media o quince minutos de anticipación.
Pero ella no subió…
Suspiró un poco molesto, tomó sus cosas y bajó con el plan “B” en sus manos. La clase que seguía era teatro romántico francés, había escogido una escena de “Cyrano de Bergerac”, una escena donde él le habla de un beso al amor de su vida.
Entró al aula sin mirar a nadie y saludó.
-Buenos días, alumnos. Voy a recitar el fragmento de un libro, uno de mis favoritos, con esto voy a introducirlos a la clase de hoy.
Aclaró la garganta y empezó… Al principio leía, en la parte del diálogo pero después soltó el papel y comenzó a pasear por toda el aula hasta llegar detrás de Any como a un metro y seguir más entonado con esas palabras memorizadas desde su corazón hasta sus labios.
“…qué es, señora, un beso?
Roxana: ¿Sois vos?
Cyrano de Bergerac: Yo soy
Roxana: Y habláis de… de un…
Cyrano de Bergerac: Beso.
Dulce fuera el vocablo en vuestra boca,
mas no lo pronunciáis. Si os quema el labio,
¿qué no haría la acción? Sed generosa,
venced vuestro temor… sin daros cuenta.
Ha poco os deslizasteis sin zozobra
de la risa al suspiro y del suspiro
al llanto… Deslizaos más ahora
y llegaréis al beso sin notarlo,
pues la distancia entre ambos es tan poca
que un solo escalofrío los separa.
Roxana: ¡Callad!
Ken caminó sobrepasando ese metro hacia abajo y volteó como viendo hacia atrás del aula pero justo delante de la carpeta de Any. Ella permanecía con los ojos puestos sobre su bloc de notas y la pluma inerte en su mano derecha, sus cabellos la cubrían como escondiéndose pero él pudo notar cuando ella cerró los ojos al sentir la voz de su profesor tan cerca.
Cyrano de Bergerac: Al fin y al cabo, ¿qué es, señora,
un beso? (Ken hizo la voz gruesa pero suave al recitar estas palabras, no miraba a Any pero quería que le ponga atención a cada letra que salía de su boca.)
Un juramento hecho de cerca;
un subrayado de color rosa
que al verbo amar añaden; un secreto
que confunde el oído con la boca;
una declaración que se confirma;
una oferta que el labio corrobora;
un instante que tiene algo de eterno
y pasa como abeja rumorosa;
una comunión sellada encima
del cáliz de una flor; sublime forma
de saborear el alma a flor de labio
y aspirar del amor todo el aroma…
Él continuó bajando las escaleras al terminar cuando de pronto chicos y chicas del aula hicieron un escándalo de su forma de recitar.
-¡Wooooowwwww! ¡Ese Profeeeeee! ¡Está enamorado! (Muchas voces hacían alharaca)
-Y bien… (Dijo al llegar junto a su escritorio) ¿Alguien sabe qué libro es?
Esperaba que Any subiera la mano como siempre pero no lo hizo.
-¿Nadie?… Bien, sacaré la lista de asistencia y escogeré al azar. ¡Mei, piense en un número, cualquiera, a ese añádele cinco y dígame qué número es!
-Mmmm, ¡Veinte, profesor!
-Bien, recuerden que no sé en qué orden se han añadido hoy a la lista de asistencia. Veremos… ¿Quién es el número veinte?
Comenzó a pasear su dedo sobre la lista donde los alumnos van colocando su nombre en orden mientras llegan.
-Ya lo tengo… Tengo que advertirles, quien no me responda tendrá menos cinco puntos en el promedio final bimestral.
-¡No profesor, no es justo!
-Sí es justo porque esta lectura estaba en las primeras copias que vimos en literatura romántica. ¡Miren, ya les dije!
-¡Nooo, profesor!
-Número Veinte es: “Michel Arce” ¿Qué libro es?
-¿Literatura francesa, profesor?
-¡Te salvaste! Pero esa no es la respuesta… Así que menos un punto… Ahora dime un número
-¡Treinta, profesor!
-Más cinco es treinta y cinco… ¿Quién estará en el treinta cinco? (Paseó su dedo de nuevo.) ¡Ohhh Mathew! ¿Sabes la respuesta?
-No, profesor.
-Lo lamento, menos cinco puntos… Ahora dime un número.
-Diecinueve, profesor.
-Bien, diecinueve mas cinco es veinticuatro… ¿Quién será. quién será? (El profesor abrió los ojos al darse la casualidad de posar su dedo sobre el nombre que quería llamar)
-Ajá… Señorita Any… Por favor bendíganos con una respuesta correcta.
Any se molestó un poco pero se levantó de su asiento a pesar que los demás no lo hicieron… Ella seguía siendo educada y aplicada en clase
-El autor es Edmond Eugène Alexis Rostand, dramaturgo Neorromántico Francés, excelente escritor de teatro a mi parecer. (Miró el rostro de su profesor con orgullo y continuó) Esta obra se llama “Cyrano de Bergerac” (Miró a sus compañeros), estrenada en en París 1897, toda la obra fue escrita en verso y la escena es la “del balcón” cuando Cyrano se esconde en la sobra de la noche para hablar por Christian a Roxana. A pesar de que Cyrano estaba perdidamente enamorado de ella, él le ayudó a este chico a conseguir un beso, este chico, Christian era torpe, no sabía hablar poética-mente. Ese misma noche vio perder a Roxana frente a sus ojos al recibir los labios de otro hombre. Esta obra ha pervivido como un clásico del teatro francés hasta nuestros días y se le asocia con el Neo-Romanticismo… En fin (Dijo y se sentó pero continuó con algunas otras palabras), Eso es lo que pasa cuando las personas no aceptan sus sentimientos y son cobardes frente a la persona que aman… Porque un día tienen que estar agonizando para poder decir lo que sienten mientras que la mujer se enamora de otro hombre por ignorancia.
-Mmmm… Gracias Any. (Ken no se esperaba eso último que ella dijo, más parecía que se lo estaba diciendo a él)
Él mudo e incómodo intentó agregar algo para continuar con la clase.
-El Neorromanticismo fue una corriente literaria que se dio durante la Restauración Bornónica en España, los decenios finales del siglo XIX. Donde destacó especialmente el Teatro.
Esta obra de la cual habló la señorita Any, fue un éxito… El temor al fracaso del autor con esta obra fue tal que llegó a reunir a sus actores unos minutos antes de la primera representación para pedirles perdón por haberles involucrado en una obra tan arriesgada. A partir del entreacto la sala aplaudía de pie y Rostand fue felicitado por un ministro del gobierno tras su finalización entregándole su propia medalla de la “legión de honor” (En Francés, Légion d’Honneur es la más conocida e importante de las distinciones francesas. Fue establecida por el emperador Napoleón I de Francia en 1804.) para felicitarle añadiendo que tan solo se está adelantando ligeramente en el tiempo con esta condecoración. La obra finalizó con veinte minutos de aplauso ininterrumpido por parte del público.
¡Así de buena fue esta obra! Y por eso la van a leer para la siguiente semana.
-¡Profesor, no nos alcanza el tiempo! (Dijo una alumna de la primera fila)
-Bien, yo les sugiero que sí lo lean para tomarles un pequeño examen donde la mayor nota será “ocho”. Pero… los que no la quieran leer no la lean y tendrán que representar al menos dos actos seguidos y de memoria junto a un grupo máximo de tres alumnos. Y créanme que tendrán que hacerlo más que bien para poder conseguir un siete.
-¡Huuuuummmm! (Suspiraron varios alumnos a la vez, ya que lo segundo era más complicado)
-Les traje unas copias de la clase de hoy, por favor añadan-la a su carpeta de la clase porque toda esa información entrará en el examen final.
Entonces empezaron a pasar las copias de adelante hacia atrás y añadió…
-Pueden retirarse a investigar más respecto a esa hoja que por cierto contiene tres tareas para realizar. ¡Aprovechen el tiempo, así que comiencen!
El profesor esperaba que podía quedarse con Any hasta el final como otros días, pero esta salió más que de prisa.
Ken se dijo así mismo “Está molesta pero tendré paciencia, se acercará durante el día”…
Pobre Ken, eso no sucedió, ni en ese día ni en la siguiente semana… Any simplemente permanecía en silencio, en clase, en los pasillos, en la facultad y en el corazón de ken.
Eso le hizo pensar que la estaba perdiendo, por verla caminar de aquí a allá sin acercarse a preguntar, sin ir por copias y libros los cuales siempre solía prestarle.
Y le dolió más cuando vio que a su lado caminaba el muchacho enamorado que había sido rechazado, no la vio de la mano con él pero que ella dejara que se acerque le molestaba grandemente.
-¿Qué estás haciendo, conmigo, niña? ¿Por qué me duele tanto que no me hables? (Dijo en voz baja mirando el techo de su habitación)
-¿Qué necesito para acercarme a ella? (Se decía pensando en voz alta) No quiere leer las notas, las que dejo en su asiento, las que le entregan junto a su café, no voltea a verme, parece que no existo. Tengo que hacer que alguien hable por mí… ¿A quién podría contarle este sufrimiento? ¿A quién podría contarle que estoy enamorado y necesito ayuda? Si le digo a alguien de la escuela perderé todo el respeto de esa persona… Estoy desesperado… ¿Podré contárselo a Leonel?
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“Ser o no ser, esa es la cuestión. ¿Qué es más noble para el alma sufrir los golpes y las flechas de la injusta fortuna o tomar las armas contra un mar de adversidades y oponiéndose a ella, encontrar el fin? Morir, dormir… nada más; y con un sueño poder decir que acabamos con el sufrimiento del corazón y los mil choques que por naturaleza son herencia de la carne… Es un final piadosamente deseable. Morir, dormir, dormir… quizá soñar. Ahí está la dificultad. Ya que en ese sueño de muerte, los sueños que pueden venir cuando nos hayamos despojado de la confusión de esta vida mortal, nos hace frenar el impulso. Ahí está el respeto que hace de tan larga vida una calamidad…” – Hamlet
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