Profesor de Literatura Capítulo VIII Al siguiente día

Lista de capítulos

NARRADOR OMNISCIENTE

____________________________________________________________________________________________

Patio de la facultad, viernes 3:00pm, las clases de turno mañana habían concluido.

-¿Pudo hablar con el Joven?

Any no le respondía pero se le quedó viendo a los ojos con intensión de decir algo pero la detenía una situación en su garganta.

Ellos estaban afuera en el Patio, Any cargaba el maletín del Profesor junto a su propia mochila y él tenía como mil copias en un gran paquete sobre sus piernas.

-¿Srta, Any, se siente bien?

Any señaló su garganta con la mano derecha, tenía cara de ahogada y asco.

-¿Se siente bien?

Ella hizo una señal de necesitar agua, hizo mímicas para que le traiga una botella pequeña de agua, de las más pequeñas…

-¡Sí, si ahora vengo!

Él caminó con paso ligero hasta la pequeña tienda y compró dos aguas, de inmediato se sentó con ella de nuevo y le entregó una de ellas.

Estaba preocupado, no sabía qué hacer, se imaginó que estaba teniendo un episodio de ahogamiento por lo que empezó a darle palmadas en la espalda, al principio despacio y después con mayor energía…

Ella no decía nada, se hizo hacia delante y se atragantó con el agua. Pobre Any, terminó por tirar un poco de agua en el suelo.

-¿Srta. Bautista, estás bien? Se está poniendo roja.

Ella tosía y tosía como atorada con el agua, no podía dejar de toser y luego puso su brazo como una barrera frente al pecho del profesor para detener los golpes de la mano del profesor en su espalda…

-¡Yaaa yaaa! ¡Ya no me golpee!

-¡Pero es que se estaba asfixiando!

-Espere que me regrese el aire… Un momento…

Any se veía más relajada pero le respondió con una voz débil y necesitaba tomar aire.

-¿Qué pasó Any?

Any tenía una voz rasposa, delgada y débil. Luego se sentó con calma e intentó responder. El profesor al ver que ella se sentó, hizo lo mismo, se relajó y veía a sus ojos con atención.

-Es que… Es que cuando me preguntó acerca del chico de la carta… Mmm mm (Aclaró la garganta) Iba a decir “Sí lo vi” pero es que desde ayer en la noche tengo muchas flemas en mi garganta pero ahora hace un instante sentí que se me bajó un moco por la garganta y me dio asco, por eso le pedí el agua, entonces me dio el agua que sólo servía para pasar el mar sabor y usted empezó a golpearme sin sentido en la espalda… Hizo que el agua se me vaya por otro lado y me estaba asfixiando… (Any tomó un sorbo más de agua, su gesto era aún de incomodidad)

El profesor viéndole con atención había tomado un sorbo de agua… ¡Y se lo escupió encima como un auto-reflejo explosivo!

-Jaaaa jajajajajajaja… Jajajajajajaja Jaaaa… ¿Por qué no me dijio nada?

Any tenía toda la cara llena de agua, el agua escurría de su rostro y también por su cuello, tenía los ojos cerrados porque estaba empapada con el agua que antes había estado en la boca del profesor. No parecía que tenía ganas de responder pero lo hizo.

-¡Gracias, ya me había bañado! 

-Jajajajaja jaaaa, Perdón Srta Bautista es que… Es que jajajaj me dio risa que dijiste que un moco se te bajó por la garganta jajajajajaj y yo golpeándote en la espalda. ¡Perdóname por favor!

-Míreme cómo estoy, ahora me voy a enfermar peor y por su culpa.

El profesor se tapaba la boca mientras buscaba uno de sus pañuelos blancos para limpiar a Any. Y cuando buscaba el pañuelo tenía unas desesperantes ganas de reír cada que veía a la pobre alumna.

-¡Profesooorrr, basta! ¿Usted cree que no me doy cuenta que se está aguantando la risa?

Él no le respondía, sus ojos estaban rojos como queriendo llorar pero en realidad quería reír… Tomó el pañuelo y empezó a reír mientras le limpiaba la cara a Any.

-¡Aiisssshhh, yaaaaa!

Any se enojó y le quitó el pañuelo, luego puso cara de puchero mientras ella secaba su cuello con pequeños toques, traía agua hasta dentro de su oreja, su gesto era como triste pero en realidad era enojo porque él se estaba burlando.

El profesor dejó de taparse la boca y la abrazó pero no pudo resistir y empezó a reír despacio mientras la abrazaba por la pena que le daba.

-¡Perdóneme Srta. Any! Es que… Es que jaajaj, fue una situación muy graciosa. Y luego el agua y su cara de molesta me causó más risa… pero prometo que no me reiré de nuevo.

-¡Espero que este pañuelo haya estado limpio!

Any tenía el ceño fruncido pero seguía secando las gotas en toda su ropa.

-Srta. Any, ya deje el enojo. Fue un accidente.

-Lo sé, ya no importa.

¿Entonces sí hablaste con él?

-Tengo una cita con él, es este sábado y todo por la disculpa que le pedí.

-Pues intente conocerlo, intente disfrutar de esa salida.

-Mmmm, no sé… Yo no quería pero me sentía tan mal. No sé lo que él entendió del acto de romper su carta pero me escribió otra, esta tiene un corazón azul. 

-¿La tiene con usted?

-Sí, aquí está… La dobló como en mil partes…

-A ver… ¿Puedo leerla?

-Sí claro.

Él aclaró la garganta y empezó…

– “Any, gracias por darme tu nombre

es tan hermoso que me hace sentir mal por el mío

tus ojos de color café claro, casi del color verde

me hacen sentir avergonzado

porque no soy un hombre bueno

y no sé cómo escribirte que me han enamorado

pero sé que ahora es muy pronto

el escribir esa palabra

déjame acercarme y ser tu amigo

y si no funciona me iré en silencio”

-No es un poema pero al menos escribió algo mejor que antes ¿Verdad?

-Un poco flojo pero sí.

-¿Qué me aconseja para este sábado? Porque la verdad no quiero volver a estar cerca de él.

-Trate de ser usted misma.

-No me gusta cómo huele parece que ni se baña.

-Pues evite que le de un beso y asunto arreglado.

-Estoy hablando enserio… ¿Qué hago?

-Mire, trate de disfrutar de la salida y ser lo más sincera que pueda.

-Bien… ¡Estáaa bienn!

Any puso cara de resignación…

-¿Y dónde la llevará?

-Iremos al museo de arqueología…

-¡Vaya, sí escuchó mi consejo! (Lo dijo en voz baja como para sí mismo.)

-¿Cómo dice, profe?

-Decía… Que es un buen lugar para ir. (Le dio un pulgar arriba y una sonrisa… Era el primer pulgar arriba del profesor)

-Espero que lo sea… ¡Nos vemos luego, cuídese mucho! Por cierto… La clase de literatura estuvo muy buena, la de ayer y la de hoy. Sería genial que pudiera entregarme los poemas que escribí y decirme qué tal le parecieron.

-Le mentiría si le digo que ya lo he revisado, aún no, pero el lunes se lo daré junto con sus ensayos de Lengua española.

-¡Muchas gracias, profe!

-De nada, Any… ¡Cuídate mucho!

-¡Ehhh… excelente! Ya comienza a tratarme con más confianza. (Any regresó desde donde estaba y fue a abrazarlo) ¡Lo quiero mucho!… (Any le dio una sonrisa inocente de gratitud.)

Él se quedó congelado, le sorprendió ese gesto de afecto porque lo sintió sincero. 

Después de unos segundos de pensar en lo que pasaba, le dijo:

-Cuídese mucho… Srta. Any

Se sentó en la banca del pequeño parque de la facultad, no dejaba de verla… Se despidió mientras ella se iba y volteaba por última vez para alzar la mano derecha.

Vio cómo su silueta de joven y traviesa alumna se perdía lentamente…

Él tenía una inquietud… Una pregunta pequeña que se formuló en su mente: “¿Me quiere porque le haré su tarea de lengua española o porque le dije “Any”?”

Abrió su maletín y empezó a buscar los poemas de Any.

_____________________________________________________________________________________________________________________________

“Es curioso ver que… Si te estás muriendo, de repente todo el mundo te quiere.”  Dr. House

¿Te gustó el capítulo?

0 / 5

Tu calificación:

Suscribirse
Notificar de
guest

0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios