-¿Si leyó el libro?
-Me encantó, profesor, fue uno de los más románticos, más poéticos, me enamoré de Cyrano aunque siento que era un cobarde.
-¿Cyrano cobarde?
-Yo siento que la muchacha se hubiera enamorado perdidamente de él pero cuando se lo dijo era tarde.
-Cyrano no fue cobarde, fue un hombre valiente ya que renunció al amor de una mujer por verla feliz, un cobarde no hubiera hecho eso sino que hubiera reemplazado la voluntad por egoísmo.
-No lo había pensado así… ¿Por qué tengo que cargar tantos papeles, profesor? ¡Ay me pesan!
-Lo siento Srta. Any… Deme la mitad, usted cargue mi maletín.
-¡Muchas Gracias! (Vaya ayuda, dije entre mí porque me quitó medio kilo y me puso dos)
-¿Para qué son las copias, profesor?
-Son los exámenes del mes, de segundo, tercero y cuarto año.
-Ahhh… ¿Puedo verlos?
-¡No se atreva!
-¡Ay qué genio! sólo era una pequeña broma.
-No me haga enojar, no puede ver los exámenes… ¡Nunca! Bueno… Cuando lo tome nada más.
-Está bien… (Le puse pulgar arriba junto a una sonrisa. fue una hazaña el pulgar arriba porque tenía las copias y el maletín. Sin contar por su puesto con la mochila en mi espalda)
-¿A qué hora es su clase de lengua española?
-Dentro de dos horas… ¿Cómo sabía que me toca esa clase?
-Usted tiene casi dos semanas y media aquí en cambio su servidor tiene diez años. Me sé los horarios de los alumnos de memoria.
-Ahh, sí es cierto (Otro pulgar arriba con sonrisa) ¿Por qué me trata de usted?
-¿Usted por qué me habla de usted?
-Es por respeto, profesor.
-Ahí tiene mi respuesta…
-No pero me siento rara, me siento mayor cuando me dice “Usted” o “Tenga” “No se atreva” “Srta. Bautista”, puede decirme “Any” y hablarme de “Tú”, yo le sedo eso.
-Jajajaja, ¿Cree que por decirme eso ya la voy a tratar de “tú”?
-Pensé que así funcionaba jejejejej. Bueno, llámeme como quiera.
-¡Bien, ¿Alumna?!
-Eso está horrible, mejor olvide todo.
-Estoy bromeando, pequeña alumna. Aunque prefiero hablarle así, la confianza no tiene nada que ver con el respeto.
-Está bien, lo que usted diga.
Caminamos hasta la sala de profesores, que por su puesto estaba llena de profesores, era amplio, muchas mesas y sillas, algunos alumnos estaban ahí, los llamados “Chupa-medias” que son los que quieren más nota o los “Burros” porque le cargan las cosas a los profesores y profesoras… (Ups, eso último no me gustó)
Le acomodé las copias donde él me dijo, después me senté frente a él.
-¿Acabó todo el libro?
-¡Así es! (Dije orgullosa)
-¿Quiere hablar de eso?
-No lo sé, pero fue muy interesante.
-En realidad me da curiosidad, saber… ¿De dónde saca tiempo? Es una lectura de al menos cuatro horas para entender y sobre todo disfrutar.
-Es que primero leí el libro con mi lectura veloz, luego vi la película…
-Eso le toma aún más tiempo.
-Me encanta leer, y mi lectura es más rápida que los demás porque tomé un curso de lectura veloz, además vi la película antes de dormir. Y tengo una manía, siento que cuando empiezo un libro tengo que terminarlo, me da pena dejarlo, hasta pesadillas me da.
-¡Vaya! Debe ser un problema psicológico…
-No, sólo es una manía (Pulgar arriba y sonrisa)
-¿Por qué hace eso? Ese pulgar arriba…
-Lo siento…
-Pierda cuidado, he visto peores manías… Por cierto, necesito corregir unos exámenes…
-¿Puedo quedarme en silencio mientras termina?
-Ok.
Entonces saqué el libro que alquilé en la copiadora y empecé de nuevo.
Mientras tanto veía al profesor, usaba esos lentes de lectura muy cuadrados, me recordaba a papá cuando me ayudaba con la tarea en primaria, con ese rostro recto como la de un misil militar volando por los aires, inspiraba temor de tocarlo porque podía explotar.
Sus ojos eran azules muy fuertes y esa piel blanca un poco bronceada como la de un militar, ¿Por qué es tan formal y enojón? Quizá no tenga familia… ¿Le pregunto o no le pregunto?
-Profesor, disculpe… ¿Usted tiene hijos?
-Dos, un hombre y una mujer de dieciocho años, son gemelos, los dos viven con su mamá en Francia.
-¿Está casado?
-Quise casarme pero sus padres no lo permitieron…
-¿Por qué?
-Yo era pobre, estaba en el ejército y ella de una familia acomodada, ellos querían un abogado o un doctor para ser la pareja ideal de su hija.
-¿Usted la ama?
-¿Por qué es tan curiosa?
-No lo sé… ¿Sí la ama?
-Usted es una niña, no puede entenderlo.
-¡Vamos! Sí lo entiendo…
-La conocí en un bar cuando estaba de vacaciones, salí con un grupo de jóvenes militares, ella estaba allí con sus amigas, me gustó, estábamos ebrios… Tuvimos relaciones sexuales en la camioneta donde venía con mis compañeros y salió embarazada… A los seis meses me contactó, su vientre estaba grande, cuando fui con mi padre a su casa este nos retiró como perros aunque yo acepté hacerme responsable y tenía el apoyo de mi padre para resolver el problema… Ella estaba comprometida con un hombre estudiado con el cual también mantenía relaciones sexuales. Yo esperé que los bebés nazcan para verlos, sentía dentro de mí que no podía estar tranquilo, ellos tenían mis ojos y la prueba de sangre confirmó que yo era el padre… Pero… La familia decidió mentirle al prometido “El hombre estudiado” al fin y al cabo ella ni me quería. Entonces no pude ser padre por más que quise.
-¡Qué feo! Perdón, por meterme en lo que no me importa. (Bajé la cabeza en señal de pena)
-No hay cuidado, no guardo secreto de esto porque no fue un buen ejemplo y las veces que he tenido oportunidad de compartirlo prefiero dejar bien en claro la verdad. Que una persona irresponsable ata su vida al pasado y el arrepentimiento…
-¿Y usted de qué se arrepiente, profesor?
-De no haber luchado por esos niños que ahora llaman “papá” a otro hombre. En su tiempo mi límite era mi pobreza y ahora mi límite es lastimar sus vidas con procesos judiciales, ellos son mayores de edad. Y aunque tengo pruebas de todo lo que pasó, y cuando tengo las ganas de hacerlo me acobardo porque mil cosas pasan por mi cabeza.
Bajé la mirada con pena y traté de decir algo sensato, luego me levanté de la mesa y arreglé mis cosas para irme… Le dije:
-Lo lamento, es muy triste lo que me dice pero tiene razón. Es mejor que sus hijos nunca se enteren que usted es su padre. Yo tengo un hermano mayor por meses y eso que papá estaba casado con mamá… Y cuando aquél chico vino a casa a visitar a papá, destruyó mi vida y la de mi hogar, mis papás siguen casados pero ahora tengo un papá que desplazó a otro hombre de ser padre de su hijo. Eso es injusto y la herida duele, simplemente preguntarse ¿Por qué esperó dos años para embarazar a mamá y embarazó a esa cualquiera sin pensarlo?
-No lo tomes personal, Any. Porque todos cometemos errores, algunos grandes y otros pequeños.
-Yo sólo tengo diecisiete años, mi mayor error es haberle mentido a mi profesor y las consecuencias están resueltas.
-¿Estás de acuerdo que tuviste que hablar conmigo para arreglar ese asunto? Así de la misma manera quizá ese chico tenía que ir a buscar a tu papá.
-Sí, profesor…
Bajé la cabeza resignada…
-Mejor cambiemos de tema. Te daré otro libro para leer. Leerás a Victor Hugo – “Han de Islandia”, aquí lo tengo, acabo de leerlo así que tienes unos dos días para poder devolverlo.
-¡Está bien! Gracias, profesor.
Extendí mi mano para despedirme…
-Hasta luego Srta. Any.
-¡Cuídese profe!
Me fui de ahí con una sensación extraña, como si me hubiera arrancado una costra. Pero a la vez estaba un poco herida por haber contado el problema de mis padres como cualquier cosa y con mucho rencor.
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“La literatura es siempre una expedición a la verdad. ” – Franz Kafka
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