Profesor de Literatura Capítulo IX ¿Yo? – Soy su profesor

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NARRADOR OMNISCIENTE

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Día domingo 6:00 a.m.

Era de mañana, el estudio olía a café, él estaba en casa… Aún no salía el sol pero el profesor Ken corregía todos los poemas de sus alumnos, uno por uno… Había apartado desde antes los de Any, no se pudo resistir leerlos muchas veces porque le habían gustado.

FRENTE AL MAR

“Andaba continua, vigilante en este final

Tu calma, tu brisa y el ambiente escalofrío

Tu opaco morado y ese verde azul del mar

Donde una y mil veces pesqué algún resfrío

Desde entonces pienso en ti cada noche

Como en esta noche solo busco regresar

Para inspirados rayones sin sentido

Me he inspirado muchas veces frente al mar”

OJOS AZULES

En la mañana de un sábado veraniego

la brisa llegaba como un suspiro aguacero

cerca al mar para voltear de lado a lado

a distancia aún le busco, pero no le veo.


No me atrevo a preguntar 

si aún está en aquel lugar

aún le busco, aún espero ver 

sus ojos azules sinceros

Me acerco cada vez más 

la mente me deja engañada

Un hombre rubio de espaldas

cuando hasta él casi llego

habla en voz alta, un aroma viñedo 

esa risa, esos labios

no son los que yo quiero.

Los poemas de Any le hacían pensar ¿Por qué agua, por qué mar? Quizá Any había estado enamorada de un joven que conoció en la playa y eso le daba curiosidad.

Parece que es muy pronto… Saber ¿Por qué si quería saber más de Any, por qué no le preguntaba? “Pero soy su profesor” se decía así mismo… “También es mi amiga aunque no se lo he dicho”… Eso estaba en la mente del solitario profesor de literatura.

Ken, el nombre que no quería que los alumnos sepan (Sospechemos que es porque su nombre no le gustaba, era feo y común.) ese nombre comenzaba a ser tentativo ofrecérselo por primera vez a una persona… Alguien que sentía las líneas al escribir su poesía igual que él, alguien que disfrutaba aprender y leer… Alguien que le hacía compañía cuando quería estar solo y no ser interrumpido. Ella no era tan buena escribiendo poesía pero él comenzaba a verla como una dulce compañía.

Interiorizar eso tanto tiempo mientras tomaba su café y leía una y otra vez los trazos de Any, confundió su mente un momento, le hizo sentirse admirado pensó que el segundo poema fue escrito para él: “Ojos azules”

Miren cómo se contempla en el fondo de su taza de café, viendo sus ojos más azules que otro día… Pobre Ken, necesitaba hablar con alguien que le hiciera recordar que si ella se enamoró del chico “METAL” un día anterior, ya no iba a tener más copias en la mesa del salón de profesores, ya no iba a tener a una pequeña alumna buscándolo y esperando en su silla.

El domingo se fue, las horas pasaron y el sueño resetea la mente de los cansados, pudo haber borrado los pensamientos de Ken… ¿Es posible en alguien tan inteligente como él?

Yo lo sé pero ustedes no lo saben…

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LUNES 7:00a.m.

Any estaba frente a su locker con la misma cara de siempre, llegó temprano a la facultad, su día era tan similar a otros, iría a darle el encuentro a su profesor favorito por eso se hacía un espacio en las mañanas. 

Casi subía las escaleras para llegar a la sala de profesores, se veía muy normal aunque si pudieran verla dirían que estaba entusiasmada o ansiosa… 

Una llamada la interrumpió.

-¿Mamá?

-Necesito que me hagas un favor, quiero que recojas un cheque en la oficina de tu tío.

Eso estaba a quince minutos de la universidad.

-¡Mamá, tengo clase!

-¿No comenzaba a las 9:00am?

-Pero es que…

-¡Por favor, Any!

-¡Está bien!

Any se regresó molesta a la puerta de entrada porque conversar con su profesor en las mañanas le hacía sentir más confiada e inspirada en su carrera, sentía que podía recibir excelentes consejos pero sobre todo se sentía… Lo único que no quería era perderse esa importante conversación pero tenía que pos-ponerlo para el fin de sus clases ya que si iba por ese bendito cheque, iba a perder las primeras horas.

Mientras tanto el profesor Ken estaba sentado, viendo de vez en cuando el reloj y también la puerta de vidrio. Tenía ganas de ver a alguien aunque no se daba cuenta de qué era lo que le faltaba.

Y así se fueron las primeras horas.

Any asistió a su clase de comu de las nueve de la mañana y después entró muy rápido a la clase del profesor Ken. Iba tarde así que no lo saludó… Corrió hasta su lugar, este estaba arriba en lo más alto del coliseo.

Sacó sus apuntes y empezó a escribir todo lo que estaba en la pizarra… Buscaba que él alce la mirada para que ella pudiera saludarlo de mano pero el profesor nunca subió la mirada.

-Bien, este período de la literatura tiene como característica general el hallarse constantemente en renovación. Es un período atravesado por grandes cambios a nivel social, cultural y político. Por tanto, la literatura reflejará estos 3 ejes y sus constantes cambios.

Así, la literatura contemporánea desea dejar al descubierto la expresividad de los autores, resaltando las desigualdades sociales y las consecuencias de la y del progreso. Las temáticas empleadas por parte de los autores de la literatura contemporánea muestran realidades objetivas, denuncian cuestiones y desigualdades sociales.

El objetivo es romper con los conceptos, modelos y parámetros estéticos anteriores (barroca e ilustrada o neoclásica).

Any grabó esa parte en su confiable grabadora porque no le daba tiempo de seguir apuntando esa información.

La tarea del día era agruparse con otras dos personas de su clase y hacer una exposición de cualquier época de la literatura con todo y sus representantes más importantes para la siguiente clase.

¿Adivinen quién estaba en el aula y la quería en su grupo? Sí, el joven enamorado estaba ahí, era un alumno de cambio de turno, el suplente de Laura… Pero Any no hizo grupo con él ni con nadie, pensaba en exponer sola.

El profesor apenas se había enterado de eso y también quería preguntarle a Any ¿Cómo le había ido en su cita del sábado?

Any se fue rápido del salón porque tenía que ocuparse sola de esa exposición. Fue a la biblioteca y ahí estuvo unas horas, después se fue a clase de redacción donde estuvo dos horas más.

Como a la cinco de la tarde quería hablar con su profesor, subió a buscarlo a la sala de profesores pero no estaba… Le preguntó al profesor Leonel que estaba sentado cerca de la mesa donde siempre se sienta acompañada de su mentor y este le respondió que había ido a la cafetería pero que había dejado sus cosas al fondo donde se ponen las copias.

Ella no pensó más que esperarlo y así se fue una hora… Se puso a escribir en el cuaderno una historia de una hormiga a la cual una abeja le pinchó el ojo accidentalmente con su aguijón, a esta hormiga se le empezó a hinchar el ojo, tanto que tenía el tamaño de una bola de billar pero su cuerpo permanecía igual… Realmente estaba en un problema grave esta hormiga…

-¿Any?

-¡Profesor, al fin puedo hablar con usted! (Ella se levantó de su asiento alegre y fue a abrazar a su profesor porque lo había extrañado.)

-¡Hola pequeña, ayyyyy! No me aprietes tanto… ¿Cómo estás?

-Yo bien…¡Me da alegría verlo! (El profesor Ken sonrió después de que ella dijo eso.) tengo que contarle todo lo que pasé en el día… ¡Y la cita del sábado!.. 

Any se veía tan entusiasmada que él temió que le haya ido bien en la cita pero viendo que cuando estaban en clase, Any no miró ni una sola vez a su “Joven admirador” entonces sabía la historia que venía.

-¿Entonces, cómo te fue? (Se cruzó de brazos viéndola con atención apoyado en una esquina de la mesa contigua)

-Fuimos al museo y luego al cine, vimos una película romántica y eso estuvo súper. (Él pasó saliva)… y cuando estábamos caminando cerca de mi casa intentó besarme de sorpresa, eran como las ocho de la noche.

-¡Mmmm, muy mal de su parte! (Dijo con seriedad.)

-Entonces lo empujé, se cayó al suelo y le dije: ¡Estás equivocado! La pasé bien en el museo y en el cine, pero… ¡No quiero que te vuelvas a acercar a mí con esas intensiones… ¿Me entendiste?! ¡Adiós!.. Y… Luego me fui molesta.

-¡Bien! (Ups, esa fue una reacción precipitada, trató de resolverlo rápido.) Mmmm que diga… ¡Esa fue una forma correcta y también fueron las palabras indicadas! Comprendo que quizá estés indignada, espero que no te haya molestado mucho esa actitud atrevida de aquél muchacho… 

-No, de hecho estaba esperando que cometiera un error ya que la cita fue casi perfecta… (Él volvió a pasar saliva) Nos encontramos en el centro comercial y él se veía muy bien, incluso olía muy bien, su vestimenta era la de un chico decente, ya no tenía esos trapos negros de roquero, tenía una camisa de vestir con corbata casual y un saco azul, unos pantalones de mezclilla que no tenían hoyos ni raspones y unos zapatos del mismo color que su saco, se veía muy elegante… Fue muy respetuoso, todo el tiempo pero al final cometió ese ¡Error tan grande!

-Al menos vistió bien para la ocasión… 

-Sí mire, él me entregó esta fotografía que nos tomó son su cámara instantánea… (Any sacó la  fotografía.)

Él observó la foto y confirmó la descripción de Any mientras que en su mente decía “No estaba tan bien vestido, yo hubiera llevado una camisa más clara”

-¿Y el domingo qué hiciste?

-Escribía una historia, una historia de amor. La he titulado “Lugar Rojo”, es la historia de una joven francesa, se enamora de un autor, el autor de unas cartas de amor que se encontró tiradas en el basurero. Es interesante porque luego intenta encontrarlo…

-Suena muy interesante… 

-Y ¿Dónde irá hoy? Va salir con algunos colegas de la universidad o quizá…

-¿Por qué tendría que salir hoy?

-Es día de San Valentín, el día del amor y de la amistad.

-No celebro esas cosas, el hombre debe ser un filántropo sin usar como escusa una fecha en especial.

-Pero una cosa son las personas a su al rededor y otras tus amigos, profesor.

-Yo sólo tengo una pequeña amiga… (Hizo más que sentirse confiado para poder decir eso.) Usted es mi amiga Srta. Any.

-¡Ohhh qué lindo! Y usted es mi amigo también… (Le dio la mano en señal de agradecimiento pero no se resistió a abrazarlo y aprovecharse de él con lo siguiente que le pidió) ¿Me llevará a comer?

-¿Tiene hambre? ¡Ahhh te refieres a salir!

-Sí… ¿Me compra un oso?, nunca me han regalado un oso de peluche, tampoco chocolates.

-Mmmm ¡Eres más astuta de lo que pensaba! (Se comenzó a reír.)

Any, Any, Any… ¡Qué chica tan traviesa! Aprovecharse un poco de su profesor para conseguir una salida gratis y quizá un oso de felpa. 

Así que le ayudó al profesor Ken para guardar todas sus cosas, le envió un mensaje a su mamá avisando que saldría con su profesor y que había conseguido ir al cine… A su mamá no le preocupaba nada de esas cosas.

-¿Sí revisó mis poemas?

-Así es. Pero tienes que escoger uno, yo pedí sólo un poema para la clase. Le digo desde ahora… En uno sacó “siete” y en otro “ocho”.

-¿De verdad? ¿Cuál de los dos?

Mientras tanto caminaban hacia el estacionamiento…

-No puedo decirle, tiene que escoger uno…

-Ok… Mmmm ¿Frente al mar?

-¿Escoge ese?

-Sí, ese.

-Ajá… Fue… un… “Ocho” (Any cruzaba los dedos y cerraba los ojos mientras él decía la nota)

-¡Bien, he acertado! (Dijo Any)

-Jajajaj… (Él rió)

-¿Por qué no le gustó el de ojos azules?

-También me gustó pero el otro tiene mejor ritmo…

-Oh entiendo… Ese poema lo escribí recordando un verano, me imaginé que tenía un novio, uno de ojos azules porque siempre me gustó el color azul en los ojos.

Él se quedó quieto y atento mientras escuchaba eso.

-El de “Frente al mar” apareció de pronto en mi mente, creo que casi no pensé cuando lo escribí.

-Me agradó mucho cómo termina.

-Por cierto, usted tiene ojos azules… ¿No le han dicho que tiene ojos bonitos?

Una pregunta como esa hizo que se ponga nervioso, sobretodo por lo que añadió antes, pero es que Any era tan inocente… Más ocurrente y chismosa, siempre quería saber todo… Él debía de cambiar de tema rápido, no podía tener esos pensamientos de nuevo, que su alumna lo admiraba mucho y que lo usaba como inspiración para escribir poemas y entregarlos como tarea.

En ese instante encendió el auto.

-Supongo que alguna vez me lo han dicho… (Le sonrió y: “¿Estará coqueteando conmigo?” Se preguntó en la mente.) 

Profesor ken, ya deje de pensar eso, es sólo una pequeña de diecisiete años, es su alumna y no tiene ninguna intensión así… ¡Basta! ¡Ponga los pies en el suelo!

-Seguro que sí… (Dijo Any e hizo su pulgar característico)

-¿Dónde quieres ir?

-Mmmm… ¿Podemos ir al cine?

-Si le parece bien, vamos.

En silencio emprendieron hacia el cine saliendo primero del estacionamiento y luego llegando al primer semáforo de la avenida…

Pero de pronto se cruza delante de ellos, en el semáforo, un muchacho con bicicleta… Era el joven enamorado que estaba molesto… Estaba viendo detenidamente a los ojos del profesor, esto hizo que se sintiera culpable.

Ken frenó el auto y se estacionó en la esquina, estaba asustado porque este chico realmente estaba obsesionado con su alumna.

Bajó del auto y comenzaba a estar molesto porque el joven pudo haber provocado que lo atropellen.

-¿Por qué siempre está con ella? ¿Dónde la lleva? (Dijo el joven con rabia de celos.)

El profesor estaba a punto de responder, las palabras estaban sobre su lengua.

-¡No, no le diga nada!.. ¿Quieres ganarte una denuncia, amigo? (Dijo Any, enojada.)

-No estoy hablando contigo, Any… ¿Por qué no responde, cobarde?.. (El adulto abrió los ojos en señal de indignación.) Any es una chica menor de edad, quizá el que deba de tener una denuncia es usted por intentar conquistar a una joven de la escuela.

Al profesor se le fueron las ganas de responder.

-¡Cállate! (Any se puso delante de su profesor y se acercó al joven.) ¿Qué te pasa? ¡Basta de seguirme, no quiero nada contigo, no quiero verte nunca más! ¡Mi mamá sabe perfectamente todo lo que hago en el día y con quién estoy… ¡Pero no sabe nada de ti y ni que me estás acosando! ¿Querías conocerme a mí? Pues espera a conocer a mi mamá, ella si yo quiero ahora mismo puede llegar hasta la puerta de tu casa, hablar con tu mamá y decirle que eres un muchacho drogadicto, masturbado y acosador sexual. Y atrévete por un segundo a pensar “No le va a creer” Porque yo sé que sí le va a creer porque esas son tus amistades, una sarta de vagabundos, nerds que ven películas de adultos, adictos a los vídeo juegos que se drogan en las fiestas de METAL… ¡TE JURO QUE MAMÁ NI YO PARARÍAMOS HASTA VERTE EN LA CÁRCEL! Pero no te preocupes, esta no es una amenaza, mañana mismo voy a poner mi denuncia, así que ve a casa porque mañana será un mal día para ti… Tengo como testigo a un adulto de que me estás acosando y siguiendo. ¡VETE! ¡Fuera de aquí!

El profesor sólo se quedaba viendo a Any y también al muchacho. Las palabras fueron fuertes a su oído.

-¡No lo he escuchado decir nada! ¡Pensé que iba a ayudarme con ella!

-Amigo (El profesor se calmó, intentando que el joven lo escuche con detenimiento.) Has podido ocasionar un accidente por tu precipitación e irresponsabilidad, yo no me voy a meter en tus cosas ni en las cosas de los jóvenes de la escuela… Pero si la Srta. Any te pone una demanda, voy a tener que decir la verdad.

-Yo le pregunté… ¿Quién es usted?

-¿Yo?… ¡Soy su profesor! (El enojo volvió con él porque pasaron muchas cosas por su cabeza pero se calmó y añadió) Y ella… ¡Es una excelente estudiante!

El chico se llenó de rabia y se fue montando su bicicleta a toda velocidad perdiéndose por las calles.

-¿Any?

-Dígame… (Ella veía hacia donde el rastro del chico se iba desapareciendo)

-Es mejor que te lleve a casa.

-Pero yo… Quería ir al cine… ¡Por favor! No deje que ese chico feo arruine lo que queda del día…

-Any… Si me ven contigo en el cine, o tu mamá se entera que estuviste conmigo, van a pensar igual que ese muchacho malcriado.

-¿Quiere que llame a mamá?

-No. ¡Te llevaré a casa, no vamos a discutirlo!

-¡Noooo, espere!.. (Any comenzaba a ponerse triste) Mamá sabe que estoy con usted, sabe lo de las clases de literatura… Me hizo prometer que seguiría sacando buenas notas en los demás cursos. Sabe que me asesora en los demás cursos de letras. Sabe que yo lo aprecio, que yo… Que yo lo admiro con todas mis fuerzas y que un día… No muy lejano… Quiero ser como usted… Yo… Ya no quiero ser una niña, quiero aprender a expresarme con propiedad, ya no quiero tener faltas ortográficas por la dislexia… (Any empezó a llorar mientras hablaba, no era un llanto fuerte, eran sus palabras de sinceridad que la hicieron emocionarse.) Yo… Desde que lo conocí pensé en esforzarme aún más para ser la mejor y no sólo en su clase… Usted no sabe todos los problemas que tengo en casa, ya no puedo conversar con un adulto ni hacer la tarea tranquila, ya no recibo consejos sino malos ejemplos… Si quiere revise mis otras calificaciones, me estoy esforzando y usted es quien me ha motivado. Usted no sólo es mi profesor, es mi amigo…

Él se sintió conmovido por esa mirada, por su tono de voz… Por esas torpes, ahogadas y dulces palabras.

-¡Ohh pequeña! No llores… Entra al auto, vamos al cine… (Any se secó las lágrimas que ella quería impedir que se le escurrieran por el rostro.)

Arrancó el auto en silencio y volvió a esperar en un alto pensando en lo que quería decirle a su querida estudiante.

Any estaba callada, casi ya no quedaba nada de ese nudo en su garganta.

-¿Any?

-¿Síp? (Le dio una sonrisa atenta, esas que utilizaba para ponerle atención cuando él le explicaba algún tema de su clase.)

Se acercó a abrazarla con su brazo derecho, la jaló hasta él… Apoyó su mentón en la cabeza de Any mientras ella se ahogaba en el pecho de su profesor pero por la presión que él ejercía sin darse cuenta al darle ese gesto de afecto.

-Any, no quiero que vuelvas a decir nunca más… Pero nunca más… Que quieres ser como yo porque no lo voy a permitir… Mientras sigas estudiando y esforzándote como ahora yo te prometo que serás un millón de veces mejor que yo… (Subió el mentón de Any para verle a los ojos con seriedad) Te convertirás en una escritora y darás muchas conferencias y muchas personas te felicitarás, no sólo yo. ¡Te prometo que te voy a ayudar!  (Any lo miraba atenta, a sus palabras y a la dureza de su consejo con sus ojos como los de un cachorro regañado.)

La joven Any tomó aire y le dijo con la misma seriedad.

-¡Sí! ¡Entonces yo prometo ser mejor que usted! ¡Seré una escritora famosa, mejor que J.K. Rowling! (Él sonrió de ver el rostro fruncido y corajudo de Any cuando le dijo eso y le causó tanta ternura que no pudo aguantar el jalarla y darle un beso en la cabeza)

-Eres tan graciosa, Any ajajajaj. ¡Muy bien, que así sea! (Puso también la voz corajuda)

Any se acomodó en su asiento y empezaba a imaginarse todo lo que él le dijo. Y como acusando el suelo con su dedo índice apuntando hacia abajo volvió a repetir:

-¡Sí! ¡Seré una escritora! ¡Así es! ¡Lo lograré! ¡Sí!

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“El que se ruboriza ya es culpable; la verdadera inocencia no siente vergüenza por nada.” – Jean Jacques – Rousseau

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