Tabla de contenidos
Capítulo 1 Prólogo Capítulo 2 Miradas Capítulo 3 Me conoces Capítulo 4 El Autor 5 Pudin de Chocolate Capítulo 5 Compañera de Habitación 7 Capítulo 6 Cara a Cara part.1 Capítulo 7 Cara a cara part- 2 Capítulo 8 ¿Qué Sudedio? Capítulo 9 La Hilandera part.1 Capítulo 10 La Hilandera part.2 Capítulo 11 Los Secretos de Snape Capítulo 12 Eres mía, te amo-¿El profesor Dumbledore siempre confió en ti?- Hermione se sentó en el borde de la cama viendo cómo él buscaba algo en los altos cajones del ropero.
Habían terminado de comer.
-No, empezó a confiar cuando James y Lily Potter murieron. No quisiera hablar de ello porque debes saber la historia mejor que bien.
-Sí, lo siento.- Dijo intentando arreglar aquella metida de pata.
Snape quién había hallado lo que buscaba llegó hasta la alfombra y se sentó con cuidado apoyando la espada en las faldas de la cama. Sostenía un pequeño libro de pasta rojo oscuro.
-Este es mi primer libro de defensa contra las artes oscuras que realmente me ayudó, y no lo encontré en la biblioteca de Hogwarts.
Hermione lo acompañó al suelo, sentándose con cuidado y con ayuda de él a su derecha, se vieron muy juntos. La alfombra era cálida y no es que quisieran apreciarla pero ya que estaban en el suelo se sentían cómodos.
La joven leyó la portada y se dio cuenta que aquello no se lo esperaba.
-Este es un libro de maleficios y artes oscuras.- Sonó impresionada y confundida.
-Es correcto.- Dijo como puntualizando a que se le ponga atención al asunto.
-Pero ¿Cómo me va a enseñar defensa, leer un libro de artes oscuras?
-Es lógico, debes aprender qué tipo de hechizos debes repeler y para eso debes saber usarlos a la perfección para así…
-Para así contrarrestarlos, cómo no lo pensé antes.- Interrumpió a Snape. -Entonces lo leeré y practicaré.- Soltó aire en un suspiro.
-Sí, debes estudiar con cuidado y cuando estés lista iremos al salón de práctica.
Hermione se quedó muy interesada en las primeras hojas que leía de aquél libro mientras Snape contemplaba la forma en que ella fruncía el ceño frente al texto, la forma en que su mano derecha arrastraba esos dedos delgados, delicados y suaves sobre las hojas para subrayar de forma imaginaria para cambiar a otra página. La contempló un buen rato hasta que ella volvió a preguntar.
-¿Quién le dio este libro?
-Voldemort por su puesto, el fue mi maestro.
-Ya veo.- Hermione pasó saliva. -Espero que no se me caiga la nariz por leer este libro o peor se me haga una cicatriz en la frente en forma de rayo.
-¡Já, qué niña tan graciosa!- El hombre usó sarcasmo pero no soltó la risa sino que rodó los ojos.
-Debe haber sido muy joven cuando empezó esto, el ser seguidor de Voldemort.
-Lo era.- Snape era cortante, no estaba interesado en que ella sepa más.
-¿Puedo verla… Me refiero a la…?- No terminó de decirlo cuando Snape subió la manga de su levita.
Ella acercó su rostro y observó con detenimiento mientras él veía atento cómo esos ojos color café estaban maravillados y sus dedos tocaron aquella piel que se sentía levemente áspera y en relieve.
-Al parecer le emociona.- Dijo con curiosidad Snape viendo cómo ella lo acariciaba como si fuera algo valioso.
-Yo lo sabía, sabía que eras mortífago. Lo supe desde tercero, el tatuaje es fascinante. Leí mucho acerca de Voldemort que era un hombre poderoso desde la secundaria, y pues mire lo que ocasionó.
-Y me dolió mucho cuando me marqué la piel, pero me dolió más cuando marqué mi vida. Curioso lo que dices, me pregunto… Que si lo supiste ¿Por qué no le contaste nada a nadie? ¿Por qué no le dijiste a Potter o a tu novio que yo era un mortífago?
-Ron no fue mi novio ya deja de mencionarlo. Fue porque el profesor Dumbledore confiaba en usted. ¿Quién era yo para meterme en algo así?
-Me sorprende que eso haya sido suficiente para ti, Hermione.- Buscó los ojos de ella.
-Lo fue.- Lo miró a los ojos.
-¿Quieres saber un secreto?- Dudó un poco el hombre.
-Sí, me encantaría saber un secreto tuyo, debe ser algo así como tener poder sobre ti.
-Mmm… Yo lo sabía. Aunque eso no es lo importante de saber aún pero yo lo sabía.
-¿Qué sabías, Severus?
-Sabía que sospechabas de mí y no sólo eso, sabía que te habías dado cuenta que yo los ayudaba, desde primero, eres una bruja astuta, todo el tiempo cada año lo sabías. Y lo supe porque tu curiosidad y forma de verme me hizo traspasar las barreras de tu mente, sin permiso.
-¿Me ha leído?- Hermione frunció el ceño y cerró los ojos en un gesto dolido.
-Muchas veces por eso no tuve que advertirte que no dijeras nada, también supe el cambio repentino en la forma en que… En que empezaste a… Pues la forma en que ya no… Cuando cambiaste tu forma de verme.
La joven tapó su rostro inmensamente avergonzada.
-¡Entonces sabe el momento exacto cuando empezó a gustarme, eso es Vergonzoso!
-Para mí fue hermoso, incluso aquella vez en quinto año cuando mientras tomaba el desayuno imaginó que yo la invitaba a tomar un poco de mi whisky de fuego en el aula de pociones y al estar con algunas copas extras podría insinuar-me con un beso en su mejilla. O aquella vez en navidad cuando imaginó que yo le entregaba una carta, más precisamente una declaración de mis sentimientos hacia usted.- Su clásica voz pausada intentaba calmar la tensión porque venía algo peor. Antes de conocerte mejor, antes de que accidentalmente te besara y tengamos algunos secretos, antes de que confesara que tenías sentimientos por mí usando un disfraz de Potter, lo sabía. Y… Me equivoqué en dejar que pasen algunas cosas sobre todo el me distraiga y llegue a herirla.
Hermione intentaba entender frente a esas confesiones incompletas y se moría de la vergüenza, no dejaba de tapar su rostro.
-¡Oh por Merlín, me muero de vergüenza! Lo siento… ¿No me digas que leíste mi mente antes de que te convirtieras en director? Esos días, es que yo, tenía muchos conflictos hormonales.- Su voz sonaba al extremo apenada.
-Lo siento, sí, esa última cena vi la forma en que pensó que yo podía actuar con usted si estuviera enamorado y las otras precoces escenas en su cabeza dentro de mi habitación en Hogwarts, que me hicieron estar inquieto toda una semana…- El hombre tocó el cuello de su levita por el calor repentino. -Pero no sientas pena, debe sentirse mejor al saber que yo empecé a sucumbir a su mente y a fijarme que mes a mes dejaba de ser una estudiante delante de mis ojos o mejor dicho una niña. La razón por la cual ahora aunque lo deseo no puedo tocarla es que no puedo evitar ver la inocencia de su persona desde la primera vez que leí su mente aquello de “¿Por qué me parece atractivo?”… Yo le pregunto eso, ¿Qué te parece fascinante de Severus Snape, Hermione? ¿Cómo podía ayudarte un mortífago?
-Lo siento, soy la culpable de que tengas esos temores y formas de verme pero sí cometiste un error, debiste dejar mi mente en paz para así no ver esas cosas que viste. Lo que me parece más atractivo es su silencio, eso es lo que me atraía en aquel entonces, su semblante sin expresión cuando sabía que pasaba y sabía cosas que los demás no, su manera de enseñar su forma de hablar, tu forma intelectual…- La joven dejó de tapar su rostro. -Tu forma de ser era algo que no podía ver en los hombres de mi edad. Pero fue también la duda que confirmé cuando Harry nos dijo que mataste al profesor Dumbledore, no creí que fueras un traidor, sentía cólera sí pero también dudaba.
-Ohh eso me deja más confundido y halagado… Pero tienes que saber, si no hubiera visto lo que había en tu mente ahora todo habría quedado en que Severus Snape fue un mártir estúpido muerto de amor por una bruja que se casó con James Potter. Yo no morí con los colmillos de esa serpiente clavados en mi garganta, si hubiera sido así Harry me hubiera visto junto a Sirius, James y Lily en el bosque prohibido antes de entregarse a Voldemort. Al serle revelada la verdad del amor que sentía por su madre, la ayuda que le ofrecí, él me tomó cariño intenso y me perdonó sobre todos los prejuicios. Si yo no hubiera leído tu mente, jovencita, hubiera desaparecido para siempre.
-Severus, tienes razón. Por eso algo dentro de mí me decía que tenía que ir a ver con mis propios ojos que tú estabas muerto.
-Yo induje…- Se puso de pie y le dio la espalda a la joven. -Yo induje el que pienses así de mí. La verdad del por qué sé el momento preciso en que cambiaste tu forma de verme es…- Volteó a verla sintiendo que podría cometer un gran error al no dejar las cosas como estaban. -Yo, puse todos esos pensamientos en su cabeza, los iniciales, su interés repentino en mí.
Hermione transformó el rostro delante de él.
-¿Cuándo?- Apoyó ambas manos en la alfombra.
-No importa cuándo, yo soy el culpable de los sentimientos que tiene hacia mí y juro por Salazar Slytherin que no fue para enamorarla de mí sino para llamar su atención y tener un sólo aliado en todo el castillo, yo no lo tenía y a veces caminaba en falso, lo hice porque fue la única alumna en la que yo podía confiar, y la única persona tan astuta como yo.
Hermione sintió que se bañó en agua fría.
-No, señor, no es posible, yo sí siento por usted, yo no estoy bajo ningún hechizo.- Sus ojos empezaron a ponerse rojos al negar también con la cabeza.
-Morí, Hermione, pero ahora estoy vivo y necesitaba decírselo a alguien. No tienes que decir lo que sientes, estoy seguro que no fue por el hechizo.
-Por favor dígame que ahora no estoy bajo un hechizo.
Snape se acercó a ella de frente y se arrodilló.
-Ya no.
-¿Desde cuándo?
Snape no dejaba de verla a los ojos y ese acumular de lágrimas que amenazaban a caer en cualquier momento.
-Yo sólo la hechicé un sólo día y es por eso que no puedo creer que hayas visto todo eso conmigo, que sigas interesada en mí.
-¿Un día, eso quiere decir que sí lo quiero por mi propia voluntad?- Sus ojos se llenaban más de liquido ardiente.
-Sí al igual que yo estoy interesado en ti.
Hermione tapó su rostro y empezó a recordar todas esas veces que en su cama no dejaba de pensarle, no dejaba de ver la manera en poder ayudarle, en poder acercarse a decir que daba su vida para que él sintiera que no estaba solo sobre todo después de aquello, después de entrar en conflicto con que su profesor fuera un traidor.
-De verdad estoy enamorada, yo pensé que sólo le admiraba.- Empezó a llorar.
-Sí, usted me ama y yo la amo a usted porque usted me amó primero. Desde que le quité el hechizo veinticuatro horas después de hacerlo me pregunté ¿Por qué nunca se atrevió a decirme que quería ayudar?
-Pensé que sería rechazada, usted me trataba muy mal.
-Yo la traté así porque odiaba con todas mis fuerzas dolerle a un joven e inocente corazón, yo quería que me odies, quería ser para ti una abominación. Pero no pude hacerlo peor.
-¡Maldita sea yo lo amaba! Usted hizo que yo le odie y confunda mis sentimientos dándole un poco de lástima a un niño que no sabía vivir solo.- Empezó a llorar. -El odio que sentía, usted fue el culpable pero yo… No dejé de pensar en usted.- Snape se acercó para abrazarla pero ella lo empujó con las manos. -¡Yo, lo amaba! ¿Por qué me has hecho esto? ¿Por qué yo? Si yo también le gustaba sólo debió ser amable, no dejar que viera su muerte, no hacerme pensar que lo único que podía tener de usted era su varita la cual quería tocar desde que nos pusiste atrás de ti cuando Remus Lupin convertido en lobo pudo habernos matado. ¿Por qué dejarme partirme en dos de llanto en mi cama intentando recordar por qué estaba tan vacía desde esa noche?
La voz del mago cambió, se quebró.
-¿Ya no lo haces? ¿Ya no me amas?- Preguntó con cuidado.
-Ese es el problema…- Hermione dejó de tapar sus ojos. -Usted sabe que sí.
-Hermione…- No supo que decir y ella desapareció.
No podía seguir guardando esto. PENSÓ el mago. Lo siento, lo he arruinado.
Hermione quién apareció en la casa de los gritos tuvo una oleada de recuerdos pasados y se quedó ahí, llorando el que quizá lo que sentía era culpa de él. Preguntándose qué hubiera pasado si hubiera aceptado seguir con Ron o por qué la tristeza repentina desde una noche antes de que el castillo fuera destruido. Ya quería saber todo.
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