Tabla de contenidos
Capítulo 1 Prólogo Capítulo 2 Miradas Capítulo 3 Me conoces Capítulo 4 El Autor 5 Pudin de Chocolate Capítulo 5 Compañera de Habitación 7 Capítulo 6 Cara a Cara part.1 Capítulo 7 Cara a cara part- 2 Capítulo 8 ¿Qué Sudedio? Capítulo 9 La Hilandera part.1 Capítulo 10 La Hilandera part.2 Capítulo 11 Los Secretos de Snape Capítulo 12 Eres mía, te amo-Sólo quiero contemplar su maravillosa persona.- Dijo el mago viéndole a los ojos café, la barbilla, los labios, estaba completamente sobre ella.
-Es tan distinto de lo que pensaba, Señor. ¿Qué sucedió con usted?
-Nada, este es Severus Snape cuando no tiene dos amos a quien servir, este es Snape cuando vive por alguien más que por él mismo.
-¿Cómo pudo salvarse del ataque? Nosotros lo vimos morir.
-Mi cuerpo se paralizó a propósito, tenemos magia, señorita, vivir era fácil. Recuerde mi discurso la primera vez que estuvo en mi aula. Con las pociones puedes darle un alto a la muerte e incluso al envenenamiento de la sangre. Digamos que tuve la ayuda de una joven niña.
-No recuerdo haberlo ayudado pero suena como algo que podría hacer.- Hermione besó los labios delgados del mago y él sonrió.
-¿Quiere que me calle o quiere que le hable?- Dijo en tono de reclamo suave porque estaban conversando.
-Usted siga hablando, no tengo otra cosa que hacer para admirar sus palabras que besarlas cuando salen de sus labios, déjeme hacer, usted siga hablando.
-Niña eres tan…- Suspiró al verse rodeado del perfume de ella, de su inocencia. -Desperté al día siguiente muy temprano, dejé una de mis capas y no me llevé mi varita porque estaba hecha un desastre. Sabía que alguien querría eso de mí y sí fuiste tú quien tomó los objetos y los llevó delante de los demás. Ya te conté lo que querías escuchar ahora te diré algo más… Tú, pasaste unos días secretos conmigo, hiciste lo posible por hacer que pierda la paciencia, te besé y me besaste, planeé tenerte después de que tú me dijiste con gritos que necesitabas de mí, ambos confesamos nuestros sentimientos, ambos nos enredados en una tormentosa y complicada relación amorosa, tan prohibida como el inoportuno momento de la guerra y Voldemort, yo te pedí que mantuviera seguro un objeto que te obsequié el cual contenía mi sangre y también te pedí que conserves mi varita aunque después tuve que borrarte la memoria.- Hermione en instinto al recordar subió su mano a su pecho buscando el objeto el cual recordaba bien. Estoy muerto y no quiero que ellos sepan lo contrario, me basta con que quede entre nosotros por ahora. Te seguí desde entonces, vi la dedicación con la que intentaste armar y devolver la magia a este reliquia de pino, vi tus manos, tus libros, tus palabras durante los hechizos una y otra vez, te vi pensando en mí, la vi pensando en mí Srta. Granger y cada que la veía escribía una carta que nunca puse en la pata de una lechuza.
-Recuerdo el amuleto, pensé que me lo había dado alguno de mis amigos, estaba segura que lo perdí en la guerra.
-No, yo te lo quité el día que me atacó la mascota de Voldemort. Necesitaba lo que estaba en su interior, apuesto que no te diste cuenta que fue el mismo recipiente que usé al guardar los recuerdos para Mr. Potter
-Entiendo, entiendo que desde entonces me ha vigilado y..
¿Me ha visto desnuda, señor? ¿Por qué sigue hablándome como si fuera su distante alumna?
-No me he atrevido, eso es incorrecto.- habló en tono serio como si se ofendiera y luego razonó con calma. – No la he visto desnuda, nunca haría eso, aunque usted me ha dejado ver más de lo que hubiera podido considerar ver. -¿Por qué he de deshonrarla así? Cuando tenga que hacerlo, verla, será porque usted me lo permitió así como ahora.
Hermione sonrió viendo aquellos labios moverse delante de los suyos, frente a sus ojos, escucharlo decir eso, algo que quizá nunca iba a escuchar de un hombre de su edad, alguien que le dijo que la respetaba y además que estaba enamorado de ella, le hizo sentir dichosa, le hizo sentir afortunada por tenerlo para ella sola de alguna manera.
-Profesor, usted me está enamorando con esa forma de dirigirse a mí. ¿Quiere que lo adore? Porque empiezo a hacerlo créame, usted se está metiendo dentro de mí.
Besó los labios y la barbilla de ella nuevamente con dulzura y cuidado.
Hermione sí era afortunada simplemente por conocer una faceta que nadie si quiera podría imaginar en él.
“Saber que una persona creía que estaba vivo fue como una espina clavada en mi estómago, no poder decirlo antes por temor a que me descubran con temor de que tú me descubras y ser rechazado, tuve que hacerlo así.” Snape se habló así mismo en la mente. “Quizá ya no sea necesario decirle nada, quizá sería bueno empezar de nuevo.”
-Jovencita así es, quiero que me adore como yo la adoro a usted y como lo he hecho estos últimos meses, no lo haga por compromiso, hágalo porque así lo siente. El gusto por usted creció cada día desde que renuncié a usted y se quedó mi varita, la cuidó como si fuera mi propia alma la que resucitaría si completaba con éxito su cometido, desde que empezó a pensar en mi persona cuando los demás me olvidaron. Ah Granger, acudo a usted porque por usted he de vivir, por usted planeé vivir, me arriesgué a que con el tiempo me llamara loco acosador, un pobre hombre estúpido con gustos descarados y atrevidos, sí, gusto por una joven como usted la que cuando sale de su habitación y deja que le caiga el sol resplandece como una enorme gota de rocío o como los mismos reflejos de un espejo, quien cuando camina hace florecer otras flores además de su persona, pensando en mí, ha pensado en mí y la adoro por eso. Porque creí tenía que renunciar a todo, y ahora sé que aún sin saber de mí antes como se lo he contado, tenemos una oportunidad lejos de Hogwarts.
“Ahh te amo, Severus Snape, no puedo creer que me hables así y hagas que desee sólo estar contigo.” Pensó la estudiante.
-Nadie lo ha olvidado se lo aseguro.- Le dio más besos pequeños en los labios y él correspondió. -Y yo lo quiero por mi propia voluntad, lo admito, pensé en usted todo el tiempo y pensé aunque de alguna manera equivocada sólo en usted incluso cuando otro me escribía.- Lo vio a los ojos acusándolo porque ambos sabían quién era el autor de las cartas. -No estoy enterada de lo ocurrido entre nosotros, no es necesario. Ahora ve que quizá haya más de una oportunidad, no necesito dársela. – Quiso más, quiso más del hombre, no sé guardaría nada. -Dime, pregunta y yo te respondo.- Desafío volviendo a tutearlo. Estaban en la cama ¿Pará qué la formalidad? La joven deseaba conocerlo más.
-Eso suena bien y no me importa, lo que me importa es que usted no me olvide, Hermione.
-No lo hago ni lo haré, tengo en la memoria ahora cada día en que estuve frente a usted tomando clase, sus palabras de exigencia, sus palabras de desprecio, sus palabras de rudeza y correcta forma de ser. Usted siempre ha sido un caballero.- Habló en sarcasmo. -También grosero aunque fingía que nos odiaba, a Harry, Ron y a Mí. Pero sabía que era un caballero.
Snape se sorprendía de lo que decía, ella exponía justo lo que él quería justificar. Le encantaba esa conexión invisible que le aseguraba una compatibilidad perfecta como si se leyeran sin magia.
-Los odiaba es cierto. A Ron por besarla, a Harry por compromiso y a usted por sacarme siempre de mis casillas. Aunque debo admitir que no sé cuándo, no me di cuenta del día en que dejó de ser una niña y se convirtió en alguien que podía captar toda mi atención. ¡Y sí que captó toda mi atención, eso casi me causa que pierda la cabeza de forma literal y que la espada en mi cuello fuera de los centauros!
-Tienes que decirme todo, un día no te guardes nada dime lo hice porque al parecer has quedado traumatizado.- La joven era graciosa porque quería verlo reír. -No importa eso, Severus. Me refiero a eso de que cambié. Desde ahora puedes ver cómo me convierto en una completa mujer, le dejaré verlo de forma personal, le dejaré sentirlo.
La joven mordió los labios del mago y este sintió que su cordura se iba a pasear lejos de Europa.
-Ahh no sigas, jovencita no seas imprudente.
Abrió los ojos por la sugerencia, si ella seguía así tendría que huir porque no aguantaría más, estaba explotando por ella aunque no lo hubiera notado la inocente mujercita.
-¿Por qué soy imprudente, por desearlo?- Soltó con voz provocativa.
-No, eso está bien. Lo que está mal es que tú pretendas que yo me aproveche de tu inocencia en una habitación pequeña de universidad de cuarta. Y sí me muero de ganas de tenerla pero hoy calmaré mi ímpetu. Quiero saber más de ti y estoy seguro que tú, pequeña e insolente Hermione, quieres saber más de mí.- Se acercó a los labios de la joven y dijo en ese tono que podría desarmar a cualquiera. -Te amo, Hermione, oh estar así contigo ya es un privilegio tan grande, tomemos las cosas calmados porque si pasos tus límites ahora será una locura, ha estado conmigo en mis sueños, en mis noches tantas veces que si pudiera tocarla seguro que podría matarla.
Hermione jadeó de forma inevitable asintiendo una y otra vez, acercando los labios en provocación descarada.
-¡Máteme, señor! ¡Por favor!- Cerró los ojos en dolor placentero imaginario, el mago la hacía sentir así además de apretarla contra la cama apuntándole con su arma descontrolada. -Sin duda lo adoro, sin duda me gusta, me encantas porque no puedes dejar de ser tú, eres tan serio y además lo adoro.- Apretó las últimas palabras separando las piernas debajo de él para sentirlo mejor.
Él vio aquello muy sugerente pero no podía contra su genio.
-No crea que no quiero quitarle lo que le queda de ropa y hundirme en lo más profundo se su ser para amarla por la eternidad pero, quiero que usted no me corresponda sólo por emoción.- Habló apretando las palabras y ella tembló sintiéndolo desde la pelvis.
-Mmmh.- Dijo la joven mordiendo sus labios. -Le agradezco su caballerosidad ortodoxa. Quiero que sepa algo…
Toc Toc toc
Hubo una interrupción.
-Continúe Srta.
-Le decía que quiero que sepa…
Toc Toc toc
Otra interrupción.
-Permíteme un segundo.- Dijo el mago levantándose de la cama.
Caminó y abrió la puerta de forma descarada.
-¿En qué le puedo ayudar, Sr.?- Preguntó con aburrimiento.
Era nada más y nada menos que el admirador roba cartas.
-Yo… Disculpe es que busco a Hermione.
-Lo siento, estoy intentando convencerla de hacerle el amor hasta el amanecer, he esperado casi un año entero por poder tenerla entre mis brazos y tú lo acabas de arruinar, jovencito.- Habló serio y en susurro asustando al joven con su franqueza. -Si me disculpas no vuelvas a tocar, ella es mía ¿Entendiste?
-Lo entiendo, siento mucho la interrupción…
Snape le cerró la puerta en la cara.
Y Hermione tapaba su boca con ambas manos.
-Eres un tramposo.
-Ya no quería ver a ese baboso así que por las buenas lo eliminé.
-No quiero saber cómo sería por las malas.- Volvió a taparse la boca. -Si el rector se entera me matará.
-Mañana a primera hora estaremos lejos de aquí, en la Hilandera.
Hermione sonrió cuando el mago con rostro serio empezó a desabotonarse la camisa, tomó con ambas manos su cinturón dejándolo en el mueble y también se desabrochó el pantalón para quitárselo.
“¡Oh por Merlín, veré a mi profesor en ropa interior!” Se dijo la joven en expectativa.
¿Te gustó el capítulo?
Tu calificación: