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PétaloEn una oficina de dirección, a una semana del quince de febrero.
-No, dije que no -Snape estaba molesto.
-Debemos poner el ejemplo.
-Dije que no -soltó rotundo y se fue de ahí.
La directora estaba triste porque de verdad quería que él, antes que otro, conviva con los demás, y como nadie le podía ganar de terca, sin importar lo que dijo ese amargado hombre, lo añadió en el sorteo, estaba segura que iba a lograr que se sume a la causa.
***
Un día después
-Eh Ginny ¿Qué sucede? -Harry prácticamente trotaba para alcanzar a su novia por los pasillos largos de grandes arcos y ventanas, junto a un pequeño y verde jardín cuadrado.
-Le he robado algo al profesor Severus , salió esta mañana con la profesora minerva y he aprovechado a entrar con tu capa hasta su almacén.
Harry sintió que se le bajó la presión no porque estaba preocupado por ella sino porque usaba su capa para tapar la jaula de su nueva lechuza pequeña, y porque también y seguro, habían muchos de sus cabellos azabaches.
El chico estaba traumado y tenía tanto temor al pensar que si el pocionista conseguía uno de sus cabellos negros y delgados, con su habilidad de mortífago y espía meticuloso, lo iba a atrapar y matar.
Y la chica estaba equivocada, el profesor llegó justo cuando ella salió de las mazmorras con “supuesto” sigilo.
-No pues, Ginny ¡Tú quieres que me mate!
-A ver ¿Qué tiene? Sólo tomé unos pocos ingredientes, no pasa nada.
Harry tenía cara como que se iba a ir al baño a vomitar o a descansar las posaderas en el váter.
Últimamente le ocurría, se asustaba mucho y debía ir rápido al baño.
Por ejemplo Ginny el mes anterior que le avisó que no había empezado ciclo menstrual cuando le tocaba la quincena anterior.
Una semana anterior había cambiado el horario de pociones de la noche a uno diurno porque le había tocado Snape y este usualmente estaba tan enojado, no quería hablar con nadie y menos quería convivir después de la guerra. Este hombre cerrado y complicado se había convertido en un profesor ermitaño, enojón y amargado profesor, como antes pero multiplicado por dos.
Harry debía completar tres meses de estudio de pociones pero no quería que fuera él así que hizo cambio con uno de los profesores nuevos, usó la escusa de practicar deportes aéreos en el torneo de vuelo de escoba por las tardes.
*
El nuevo Hogwarts tenía profesores nuevo para abastecer a un ciento más de alumnado, ocho profesores varones y tres profesoras extranjeras. Una de ellas, la más joven tenía treinta años de edad y aunque parecía muy atractiva para algunos de los nuevos, esta mujer china sólo estaba en el patio meditando como un monje budista y no se comunicaba porque sólo sabía hablar en antiguo chino mandarín.
-Ojalá no te haya visto un Slytherin sino yo me lavo las manos y me voy a casa si te castiga. Meterme con Snape a estas alturas -renegó el lentudo como si fuera un viejo.
-¿Por qué tanto temor, Harry? Hasta Ron está tomando clases con él y no he oído alguna queja.
-Ron se está drogando con canavis o hechizando cada que pisa las mazmorras, es por eso que se aguanta. Pero la verdad es que Snape seguirá intentando que nos larguemos de aquí, lejos de aquí y directo a casa.
-¿A casa? -La chica se extrañó, empezó a caminar más lento. Ella creía que exageraba, el lentudo exageraba porque también tenía clases regulares con Snape y no había visto alguna mirada endemoniada, ganas de molestar o insultar, sólo silencio y rectitud el mago solía ser.
Harry suspiró.
-Desde hace tiempo nos quiere mandar a volar y tú te metes a robar. Te dije que vayas a Diagon y saques de mi cuenta si necesitabas comprar.
-Y yo te dije que puedes guardarte el dinero de tus padres donde no te cae…
Harry abrió los ojos por la falta de respeto y la risa en la cara de su novia, caminó más rápido hasta que se desvió en un cruce. Su novia lo miró y pensó que estaba muy mal.
Unos diez minutos después el profesor seguía las huellas de una alumna con el hechizo de rebelión, appare vestigium, hasta que le llevó al caminó junto al jardín exactamente donde unas huellas desaparecían. Al dar unos pasos para avanzar hasta el centro del espacio abierto, encontró lo que se temía, un pétalo tirado en el suelo torturado por los duros rayos del sol.
Tomó con cuidado el pétalo como si estuviera vivo o fuera un bebé y lo guardó dentro de un pañuelo. Sus ojos al alzar la vista se endurecieron.
***
En una sala común.
Algunos escribían y pintaban sobre pergamino, usaban brillantinas, lazos, calcomanías y gastaban tinta color rojo porque faltaban cinco días para celebrar el día de San Valentín, se adelantaban al evento y por primera vez en el año como había sugerido prefectos de Ravenclaw y Gryffindor, celebrar la renovación de las clases después de los eventos fatales, e invitar participar a los profesores.
Antes, como era costumbre, la gente de su propia casa se obsequiaba regalos o prendas con significado de amistad y amor, pero esta vez el juego era abierto y la gente del sorteo escogía por ellos un nuevo amigo para hacer. No importaba la edad, el escudo de su casa, si eran puros o no, sólo debían intentar convivir con otros e incentivar la unión.
Ellos querían que las festividades se queden así por costumbre ya que era una forma de unirse más entre todos, eran meses y casi trescientos veinti dos días conviviendo todos las fechas del calendario, en épocas pasadas sólo se pensaba en competir y ganar a como de lugar.Habían luchado tantas veces o había tales y gigantescas preferencias en las aulas, peleas por aquí, peleas por allá, era momento de pasárselo bien sin descuidar las responsabilidades de la escuela.
Los alumnos de primero a sexto año habían tomado el nombre del amigo secreto de una pequeña hurna con los nombres de quienes querían participar y el resto de alumnos, los de mayor grado, apenas tendrían el sorteo esa misma noche en otro recipiente del comedor, más pequeño.
*
En el almuerzo Parvati y Luna se entretenían en una plática de fantasmas del tercer piso, fantasmas nuevos de las personas fallecidas en la guerra, algo de lo que Hermione a un metro de ellas, y metida en un libro de Historia de la Magia, pensaba que era desagradable y perturbador en vez de interesante.
Luna decía que los fantasmas de los chicos de séptimo eran lindos y que si iban a las tres de la madrugada en la torre de astronomía podían conseguir una cita fantasmal o ver a Dumbledore volar y mirar el vacío hacia las montañas sin decir nada, callado y pensativo.
Aterrador, esa presencia era aterrador pero resulta que las alumnas no creían, estaban seguras que todo eso era idea loca de Luna.
¿Cómo no?
Al menos para Hermione era triste.
Era poco tiempo de haber vivido esos eventos, y bueno, también estaba triste porque lo de ella y Ron, que al no llegar a más y quedar en darse largo tiempo, se veía perdido.
Seis meses de aquello.
-Hermione -la hermana gemela de su amiga Patil susurró a su izquierda.
-Dime Padma -cambió la página de su libro. Sus manos se apoyaban en descanso sobre las mesa e intentaba concentrarse entre tanto ruido y olor a verdura salteada.
-¿Vas a jugar con los chicos? Es hasta esta noche, Ginny me dijo que no te interesaba ¿Es verdad?
-No tengo ganas -sonrió como esforzada a hacerlo. Era cierto, lo que menos esperaba era tener que asistir al evento de reunión con tantos globos en forma de corazón.
-Vamos, es por la convivencia, es por la amistad y la unión, no por el amor.
-Ah, sí, el tema del evento suena llamativo pero no quiero que me toque uno de los amigos de Harry o Ron.
-Pues fácil, algunos prefectos están haciendo el sorteo también el día de hoy, puedes hablar con Luis el pasante de maestro de transformaciones para que te ponga en la lista con los profesores nuevos.
Hermione dejó de leer.
-Es que de eso no se trata el juego, Minerva ha cambiado todo. El juego es mandar algo especial por quien sientas algo especial, no simples cartas para que otro se gaste el tiempo en adivinar quién eres… Y finalmente no es obtener cajas cuadradas de chocolates y flores que todos compran en el mismo lugar. Aunque bueno, si es por unir a todos por igual…
Padma suspiró.
-Es un magnífico juego, porque puedes averiguar más de la persona que te toque y así intentarlo sorprender, no es tan fácil ¡A ti te gusta leer, Hermione, e investigar! Enumeró; Debes de leer en su biografía lo que le interesa, debes escribirle y felicitarle por sus logros quizá animarle a tener un buen año de estudios, comprarle algo que le agrade o regalarle muchos obsequios en cinco días y contarle cosas tuyas para finalmente citarlo en un lugar de este enorme castillo para intentar ser amigos.
-Parece un arduo trabajo y no suena tan mal, creo que sería como preparar una monografía.
Padma hizo rostro de aburrida.
-¡Zas! Pues si le quieres escribir monografías, odas o prescripciones médicas, allá tú. Es tu oportunidad para convivir, además tendrás más cosas para contarle a tu madre al salir de la escuela.
Hermione sonrió y asintió, eran pocos meses de haber regresado la memoria a su madre.
-¿Puedo pedirte algo? -la castaña dijo con cuidado.
-Claro -su amiga intentaba levantar su ánimo.
-Por favor dile a Luis que me incluya en la lista con los profesores nuevos y prefectos.
Padma asintió, se salió de las bancas y se fue por la puerta del gran comedor.
***
En una sala nueva de profesores.
La señora Sprout discutía de algunas plantas carnívoras con la maestra de aritmancia y Remus intentaba charlar con Hagrid y Severus.
-Me ha tocado Minerva -dijo Hagrid despacio-, ¿Qué creen que le guste?
Remus se puso la mano en la barbilla para pensar de verdad en algo que pudiera llamar su atención. Creía que Minerva era uno de esos amigos secretos extremadamente difíciles.
-Algún sombrero llamativo o quizá una colección de libros de gatos, ella ama los gatos -dijo como si nada. Ninguno recordaba haber tenido un dilema tan grande como preocuparse en agradar a alguien que no solían tratar-, ¿Qué crees que le agrade, Severus? -se dirigió a Snape quien intentaba pasar desapercibido entre tanto mocoso nuevo que se hacía llamar “profesor”.
El mago de las mazmorras ante la pregunta cruzó los brazos y gruñó.
Silencio, se hizo unos segundos de silencio.
-¿Quién te tocó a ti, Severus? -Hagrid estaba animado a intentar convivir con él por petición de Minerva quien había sido la persona que impuso la celebración por recomendación de sus prefectos.
-No sé ni me interesa -seseó lento y de mala gana.
-Ey, pero ¿Estás participando?
-Le dije a la directora que no, se supone que era voluntario.
Remus negó.
-No, hoy en la tarde dijo que no, que todos deben participar de este evento. Incluso ha mandado a arreglar algunos lugares del edificio y lo ha incluido en el mapa de amenidades por San Valentín -Lupin mentía, sólo decía eso para molestar a Snape, la profesora aún no obligaba a nadie.
-Es una pérdida de tiempo -habló lento y en tono de desagrado.
Hagrid negó con la cabeza y sintió pena por la profesora nueva o prefecta que le haya tocado.
-Por lo menos dinos quién te tocó para que este amigo no termine con las manos vacías, Remus y yo nos encargaremos -Hagrid quería cubrirlo, sólo por ser amable con él, conocía bien su carácter y el perjudicado sería el otro mago.
-Hermione Granger, la alumna de Minerva -tomó el papel de adentro de su bolsillo y lo dobló en mil partes, para dárselo al semigigante prácticamente como si fuera un trozo cualquiera de papel.
-Yo me encargo -dijo Remus con tristeza.
Y Snape se fue con dirección a la puerta del salón para salir al pasillo. Quería llegar a las mazmorras, tomar té y dormir profundo hasta que su alma se salga de su cuerpo. Pero la profesora McGonagall no le dejó, lo empujó por el pecho y lo hizo ingresar de nuevo.
No es que parezca, de verdad estaba deprimido y no tenía ganas de jugar a juegos “de niños”. Además de que no existía alguien que lo pudiera entender o sorprender.
-Debemos comprarle algo, es una buena chica -Hagrid insistió delante de Remus y el otro asintió.
Entonces, la directora apareció en el portal con pasos apresurados, miró rápido por encima de las cabezas a ver si estaban todos y caminó hasta el centro del aula para decir algo con alta voz.
-Por favor, profesores todos y pasantes nuevos.
Hace unos días les comuniqué del evento de amistad que se llevará acabo en el castillo el cual fue recientemente restaurado. Ha transcurrido una semana desde que se empezó a organizar y tiene como objetivo la convivencia y la fraternidad.
Se les había dicho hasta la noche anterior que sería libre y que participarían quienes quisieran pero, por conmemorar a nuestros amigos fallecidos en la guerra, además el evento tendrá un significado importante de unión e igualdad así que todos sin excepción -miró al profesor Snape-, tendrá que participar.
Los más aburridos incluyendo Snape-, desearon morir ahí mismo.
-Uy -se escuchó un pequeño coro al fondo del salón.
No muy lejos de Minerva una profesora china flotaba sobre todos con los ojos cerrados esparciendo auras de paz y practicando sus costumbres meditatorias, siempre estaba así como en oración continua y transe profundo.
Magos y brujas la miraban con respeto porque nadie la juzgaba de sus creencias religiosas sin embargo sí pensaban que ella sólo vivía para eso.
Minerva siguió, con una ceja alzada, dio una mirada rápida a la profesora de China porque esta iba lento de aquí allá en el salón como un globo con helio.
-El cronograma y sugerencia de actividades está colgado ya en el periódico mural afuera del comedor, ahí tendrán marcado los lugares estratégicos donde pueden citar a su amigo secreto al final de la semana para conocer más de este.
Por petición de los profesores de vuelo, quienes son los más jóvenes de nuestro grupo, habrán lugares de encuentro y zonas donde esconder regalos, esto para los tímidos; Destaca el principio del bosque prohibido, el invernadero, el lago negro, la montaña del sur, los corredores del tercer piso y las mazmorras, además también los caminos que llevan a Hogsmeade.
-Ah, interesante -Hagrid sonó entusiasmado.
Remus mordió su chocolate.
La directora no paraba de hablar:
-Entonces ya no será válido el nombre que tienen ahora en sus manos sino que se hará un sorteo nuevo porque se añadieron unos cuantos más -sacó su varita y la sacudió-, aquí tengo la nueva lista de participantes -Minerva sonrió al mismo tiempo que lanzó los nombres al aire y estos hicieron un remolino que acabó por cortarse y lanzar los pedazos de papel adornados con luces doradas, el acto de los diminutos pedazos con brillo se expuso como un desfile sobre sus cabezas, cada rectángulo se detuvo al tocar la piel de todos a excepción de la mujer en oración y levitación con pose de loto.
-No, no voy a participar -Snape levantó la voz delante de todos al leer el papel.
Hagrid frunció el ceño por la fuerza y gravedad que usó.
-No he sugerido, jovencito, debes de participar. Es una orden de dirección.
Snape gruñó. Quiso desaparecer y meterse al lago negro con algunas piedras amarradas al cuello y sin aguantar la respiración, aventar su cuerpo al vacío del acantilado o tomar una poción desagradable que detuviera su corazón.
***
Al día siguiente en la mañana
Hermione esperaba el recado de Padma con el nombre de su amigo secreto ya que ella no pudo asistir al sorteo porque llevaba aritmancia en las noches con un grupo de cinco chicas después de cenar y luego se iba directo a descansar.
Lo que ella no sabía era que el papel que venía dentro de su carta con el nombre de su amigo secreto en realidad le había tocado a otra chica pero esta cambió de nombre y llegó a otro chico quien a su vez cambió y terminó empujando el nombre de la persona con ella, porque no asistió.
Granger tomó el papel con cuidado y leyó bien sin hacer algún gesto u objeción.
Susurró tres veces el nombre pero no porque era un problema sino porque no tenía idea de cómo averiguar acerca de sus gustos.
Pensó primero en qué decirle ya que debía enviar una primera carta a él, sostenía el papel delante de ella mientras reposaba acostada sobre su cama.
Era difícil y no se le ocurría nada, se sentó sobre su amplio descanso y estiró su brazo para guardar el papel para después.
Ginny vio el acto confundida desde su cama, acercó sus narices junto a ella y le habló:
-Y ¿Quién te tocó? -se acercó a leer el papel en la mesa de noche de su amiga pero se fijó más en el ceño fruncido de esta quien miraba a la pared con preocupación.
-Un profesor pero ninguno de los nuevos.
-¿Quién? Ya dime quién -insistió la chica.
-Me tocó el profesor Snape -soltó como si nada. Ninguna expresión o emoción en su rostro.
-¡Bestia, qué mala suerte! -comprobó al abrir el papel que estaba doblado en dos.
-Sí, bueno, para mí es lo mismo que con los demás aunque me será más difícil averiguar cosas porque no tengo ni idea de qué regalarle. Menos tengo a quién preguntar de él.
-No te preocupes por eso, lo más difícil será acercarte y citarlo para conversar al finalizar el evento.
-Na, eso no es difícil -levantó los hombros-, como dijo Padma, esto será de buen provecho y sobre todo complejo.
Hermione tomó su alforja y caminó hacia la puerta para ir a su próxima clase.
-Ey, quizá en la sección prohibida de la biblioteca encuentres algo de Snape.
Granger volteó y acusó con la mirada.
-Mejor devuelve eso que le robaste al profesor. Harry está enojado.
-No claro que no, lo necesito, es para el perfume de Harry.
La castaña le dio la espalda y se marchó.
*
-¿Qué le puedes decir, qué? ¡Piensa, Hermione! -se decía en voz alta.
Hermione recortaba letras de revistas porque si escribía con pluma y tinta el mago la iba a reconocer.
Pensaba en amenazarlo de muerte o en decirle que lo odiaba para que el mayor participe y le entregue un poco de información, porque no creía que si lo pedía amablemente conseguiría algo de él.
Creyó que podía hablarle del pasado o comprar una fotografía de la madre de Harry sacando su imagen del cerebro de este con una poción potente para dormir o quizá regalarle algunos calderos aburridos y negros para que aumente su colección.
Su mente estaba en blanco ¿Qué podía darle al mayor?
Debía actuar rápido porque para entonces los demás ya escribían la segunda carta a su receptor.
-¡Merlín esto es difícil! ¿Dónde puedo conseguir información de Snape? -la chica tenía buenas ideas aunque empezaba a hacerlo como todos, sin ganas de hacer.
Pensó por varios minutos así que
la solución rápida y fácil fue usar el cerebro de Harry porque nadie sabía más que él, de ese oscuro y pedante profesor.
El muchacho se había metido en la cabeza del pocionista en respuesta a una clase urgente que le ayudaría a derrotar a Voldemort dos años seis meses antes.
Era un reto, ella había tomado todo como un enorme reto.
*
Para las once de la noche su amigo había sido leído hasta el último rincón, estaba dormido tranquilo y en su habitación.
Tomó sus letras de distintos colores y tamaños que se había pasado recortando mientras veía el cerebro del lentudo y empezó a ordenar sobre pergamino cuadrado, fundiendo estas letras de colores con la ayuda de su varita y magia de colocación.
📜
Hola, amigo
No sé qué decir, sólo puedo contarte que en realidad no quería participar. Una compañera insistió así que salí al bosque y tomé algunas ramas de olivo porque eres el profesor de pociones y pensé podías sacar provecho de ello.
También envío una bolsa de gomas de menta y bolsas de té de tubérculo exótico, son muy buenas para hacer repelente o beber.
📜
Snape leyó esto en su almacén de ingredientes y no pudo encontrar las ramas de olivo pero al bajar la escalera de madera y salir del ambiente encontró frente a la puerta sobre el pasillo, un paquete de al menos ochenta centímetros en el suelo envuelto de papel café y erguido.
El mayor desenvolvió el objeto con cuidado y al retirar todo, algunos pajarillos verdes de dos alas empezaron a subir y volar elegantes.
No pudo contar bien, estos eran como veinte.
Uno se posó en su palma, los demás regresaron a reposar ordenados en el suelo, Snape estudiaba todo con detenimiento.
Estas curiosas hojas animadas estaban cortadas con cuidado y dedicación junto a una aceituna limpia y aceitada.
En el suelo estaba la maceta de un pequeño arbolito de la misma especie con pétalos de flores color blanco pero no sostenidos de las ramas sino esparcidos sobre la tierra negra que nutría.
Era el mismo árbol de aceituna y suponía que había sido arrancado de uno mayor, fomentado el crecimiento de raíces para que no muera, quizá un hechizo o dos para adelantar la vida.
Todo aquello un trabajo arduo y excepcional.
El acto le pareció significativo al mago sobre todo esas hojas volando como incectos en un hechizo simple que él solía usar en su soledad.
Raro, era raro cómo estaba pensando en tirar el objeto que recibiera de su amigo secreto, pero un pequeño árbol vivo, no, eso sería malo. Podría tirar una bufanda verde con plata o un par de guantes de leñador, quizá una bolsa de grajeas de todos los sabores, pero eso no.
Su ceño quedó apretado, quiso estar molesto pero no, le había parecido bien.
El día había comenzado bien.
***
Al otro día la chica leía su segunda carta donde le habían copiado un poema de Neruda acerca de la amistad y el silencio, junto a la misma caja de chocolates que otras chicas recibieron.
Parecía que tanto chicos y grandes habían quedado de acuerdo para comprar un lote del mismo chocolate con el mismo sello y empaque.
Ella no sabía qué más hacer para sorprender a Snape, sin embargo recordó el recuerdo de Harry donde Snape leía siempre junto a un árbol en las horas de descanso.
Libros,
clásico entretenimiento para Snape, la chica recordó que se había topado con él varias veces cuando había ido a leer.
Pero esta vez debía gastar un poco más de dinero por eso se las ingenió para salir de la escuela, ir al mundo muggle y comprar en una tienda.
Se arriesgaba a que la vean o la juzguen de que hacía lo que quiera, pero empezaba a buscar de verdad impresionar a su receptor.
*
Una taza fue lo que escogió.
Habían muchas con frases de libros, colores, transparencias pero ella tomó un recuerdo de su cabeza e imprimió esta imagen en un papel. La librería que vendía estos adornos se encargó de mandarla a sublemar y plasmar sobre la loza color café.
Un excelente regalo, una imagen panorámica de una repisa de libros de la biblioteca del castillo con los títulos de pociones y artes oscuras que podían ser los favoritos de Snape.
De un lado era de día pero si lo girabas se hacía de noche y como Plus, un fantasma volaba y volaba a través de las filas de libros cada que alzabas la taza para beber.
Snape lo recibió rápido, junto a una lupa bien envuelta en papel, el objeto estaba envuelto en plástico de arroz transparente con un lazo rojo que evitaba que muchas bolsas de semillas de cacao se cayeran de él.
Observó la superficie atento pensando que él o a alguien del castillo nunca se le hubiera ocurrido obsequiar algo así.
Simplemente impresionante, uno hechizo simple, un obsequio barato pero impresionante, se le había despertado las ganas de beber ahí cuanto antes.
Esa tarde tampoco pudo deshacerse del obsequio de hecho lo liberó de su envoltura, lo colocó en su mesa de estudios y colocó ahí agua caliente para hacerse un té.
También tomó las semillas que comprobó eran buenas y las guardó en sus latas grandes de reserva, unas que tenía por si se desataba una tercera guerra.
📜
Hola, amigo.
Espero le guste el obsequio, no compré chocolates como todos ya que siento es muy simple y feo, creo que todos se han puesto de acuerdo para comprar la misma caja cuadrada aburrida,
Yo no quería eso para ti.
Supuse que a usted le gusta sembrar así que ahí tiene una valiosa colección de semillas de cacao de las más finas las cuales pueden ser esas que salven la extinción aquí en Escocia.
¿Sabía que en el mundo muggle se puede acabar en menos de cinco años? Suelen usar en la industria chocolate sintético, para nada bueno con la salud, pues eso ha disminuído su producción.
Me despido, tenga buen día.
📜
Snape tomó la caja enorme de chocolates que compró al alumno de Ravenclaw que vendía a buen precio y lo tiró, ese amigo secreto tenía razón. Después de todo él estaba recibiendo excelentes obsequios.
Por eso compró un juego de plumas y tinta cara para enviar a su receptor.
***
Al tercer día Hermione desayunaba en su habitación cuando recibió su carta otra vez vacía y junto a esta una caja de cartón.
Ahí habían dulces que podía reconocer pero también otros que nunca había visto en la vida junto a otro paquete de plumas de color.
Sonrió, sonrió porque le agradó. Era emocionante la sensación de recibir un obsequio de alguien que no conocía.
Después de todo participar en el evento le hacía ser interesante y emotiva.
***
Hagrid estaba en el salón de profesores junto a Remus cuando abrió su caja decorada con corazones y notó que la letra de su amigo secreto se parecía mucho a la de Vector.
Snape en cambio recibió un enorme paquete y dentro de este un levita nuevo, negro, completamente elegante sostenido de un gancho de madera envuelto entre papel cometa beige. Al lado vio la etiqueta del traje la cual estaba escrita encima la marca “Daiha” en Hebreo.
-¡Merlín! -soltó Hagrid-, también quiero un traje.
Los hombres a unos metros de él sintieron mucho asombro.
-No creo que sea de un alumno, Severus -Remus se acercó a su izquierda y se puso a admirar la tela de este con cuidado mientras tocaba con sus manos -se ve y se siente muy caro.
Snape suspiró.
-Me propuse por Merlín averiguar quién era para hoy. Y esto me ha despistado.
-¿Y quién es? -Hagrid habló.
-No tengo ni idea -soltó el mago de Slytherin.
-Pues debe haber robado el traje del mismo convento de dónde tú sacas los tuyos, Snape, sólo que lo robó en un lugar más caro, quizá en Londres.
Lupin sonrió con burla y Hagrid se aguantó.
-Cállate Remus -Snape guardó silencio por unos segundos-, es muy caro, lo sé. Es de la misma tienda donde yo compro los míos. La única que vende estos tipos de corte aunque esta tela es de la línea más cara.
-¿Qué dice la carta, será mujer? Quizá piensa que eres judío por esas cosas de la circuncisión -sugirió Remus con curiosidad y burla, le alzó una ceja a Snape.
-Me habrás visto abajo, pues… -Snape le clavó la mirada al licántropo porque sabía que se burlaba de él.
-No, debe ser un chico inteligente -Hagrid quería participar pero lo confundió más a Snape sin embargo él sabía que no era varón.
Snape negó varias veces, tomó el objeto y se fue. Ya había leído la carta y esta estaba en el suelo porque cayó sin querer.
Remus se dio cuenta del descuido y la recogió para leer.
📜
Hola, amigo📜
Hagrid se acercó para acompañar al licántropo.
📜
No sabía qué darte esta vez pero noto que te gustan los levitas judíos.
Hasta mañana se debía dar una pista pero empecé de una vez.
No soy hombre, soy mujer.
Que tengas un excelente día.📜
-Remus -señaló Hagrid con el dedo-, dice que es mujer pero yo creo que es un asesino -advirtió el semigigante en una mueca preocupada al ver el orden de esas letras recortadas sobre el papel. Aquello sólo había visto en películas de terror, cuando era un jovencito.
***
Ahí estaba otra vez Hermione sobre su cama, pensativa, sin saber qué escribir o qué escoger como obsequio, era el cuarto día, cerca de las cinco y treinta de la tarde.
Snape era difícil, muy difícil de sorprender.
Y ella había dejado de recibir poemas copiados de libros de la biblioteca y chocolates, los mismos chocolates que todos regalaban ahí, todo ese día desde temprano, nada, no le había llegado nada. El joven o profesor que le había tocado ella como amigo secreto seguro se quedó sin dinero o sin tiempo y no sintió algún problema, a ella le daba igual.
Tenía un último plan que aunque no era seguro le dejaría tener suficiente hasta revelarse frente a él.
Fue hasta la lechuceria con apartado postal en la ciudad porque quería saber si había conseguido éxito en tener un poco de información del mago.
Se había averiguado la dirección de un vecino de Snape quien vivía en la misma calle. La carta tenía un nombre falso y había inventado que era un tío de Severus preocupado por él.
La carta le informaba al hombre de setenta años que quería convivir y acercarse a él.
Y tuvo éxito.
Tuvo una respuesta después de casi tres días, una carta larga.
Firmó al dependiente del negocio en el libro de entregado. El chico daba la cara ante las postales de personas muggles y luego este enviaba al destino mágico con lechuza o mago.
Granger llegó al castillo una hora después, se fue a la torre de astronomía y empezó a leer en voz baja.
✉️Buenas tardes señor Wilson, le saluda Virgilio el vecino de la familia Prince en respuesta de su urgente constante. Uso un seudónimo al igual que usted.
Comprendo por qué no me da más información de su persona y esa petición de que sea discreto a la hora de responder.
Quisiera no alargarme en cosas sueltas del pasado y concentrarme en el hijo de los señores Prince, pero con pena le digo que actualmente no sé mucho de él, de su sobrino, porque sólo viene en verano y sale muy poco, por eso no puedo comentar algo importante de él.
Su prima, la madre del chico (el cual ahora ya no lo es) fue una señora muy sufrida, se lo digo no con afán de acusar a nadie pero su vida fue muy difícil de sostener.
Era una mujer buena y humilde, a la cual difícil era verla sonreír, casi seguro estoy de que la mujer pasó necesidades porque su primo no le proveía bien.
Problemas personales quizá, no quisiera jugar delante de usted.
La señora los días lunes aunque no todas las semanas venía al negocio que yo tenía en la esquina de la calle, un pequeño y humilde negocio de venta de pan. Llevaba algunas monedas y me pedía las piezas más frías que tenía ya que aquellas eran las que estaban más económicas.
Me daba mucha pena por ella ya que a su lado a veces estaba este pequeño muy delgado y con ojeras, un muchacho de dos o tres años de edad, tímido, con la mirada avergonzada jalando de su falda para que le compre dulces de chantillí y mantequilla.
La mujer venía y con algunas monedas de vender objetos personales o de lavar ropa a escondidas de otros en la calle, compraba diez piezas de pan de maíz, mitad dulce y mitad salado.
Yo que también vendía flores en macetas cortaba, tomaba algunas y se las obsequiaba pero ella no quería aceptarlas, de inmediato miraba a su hijo, le sonreía y se las daba a él, el niño acercaba su rostro a ellas y aspiraba su olor concentrado con mucha delicadeza, a él le encantaba esta flor.
Azucenas de pétalo rosa.
✉️
Hermione paró de leer, había empezado interesada en tener pistas y comprar por fin algo a Snape por cumplir, pero aquello que leía era muy importante e impresionante y lo único que quería en ese instante era saber más de él.
Tomó la carta y se fue de inmediato a su cama, agarró su varita para hacer un lumus y empezó dónde se quedó de la carta.
✉️
A él le encantaba la flor tanto que su madre cada catorce de febrero juntaba para pagarme un ramo pequeño de cinco o si tenía menos dinero me pedía que le quitara los pétalos de dos y se lo enviara envuelta en papel, en el mismo papel periódico donde le daba su pan frío.
En secreto ella decía: “Por favor no mande dedicatorias porque no le agrada al señor Snape”
Pero a veces ella no llegaba la semana que seguía y yo sospechaba que era porque… Con el dolor de mi corazón tengo que decírselo, señor Wilson.
El padre del joven la golpeaba y nunca me enteré por qué, juro que yo tenía cuidado con lo de las flores y no creo que fuera por el motivo aquél.
✉️
Hermione colocó su mano derecha sobre su boca. Aquello era demasiado grave y personal pero no pudo parar de leer.
✉️
No comprendo por qué la golpeaba, sus manos estaban desgastadas, tenía cortes y moretones y sus ojos cansados como si todo el tiempo estuviera llorando con infinita tristeza,
me partía el corazón verla así ya que era una hermosa y educada mujer en comparación con su esposo quién era una persona desaliñada y desagradable.
Desde entonces comprendí el comportamiento del pequeño, por qué no salía, por qué su mirada vacía, por qué el temor al caminar junto a su madre, por qué nunca sonreía y por qué su delgada forma y cetrina palidez.
Comprendo por qué la señora no lo llevaba al parque con los otros niños o por qué no le ponía playeras cortas en verano. Era que él sufría al igual que su prima, el mismo maltrato,
golpes salvajes de su progenitor.
Pero un día,
sus primos simplemente desaparecieron,
el niño fue enviado a un internado en Escocia y de este regresó cuando era un adolescente de dieciséis.
Recuerdo bien ese día, porque sacó todo a la calle, todo lo de su padre; la ropa, los artefactos, el televisor, sus libros y sus herramientas y al tener una montaña de esto frente a su puerta, lo quemó.
Con una especie de encendedor largo y negro sólo apuntó y encendió todo hasta que esto fue una mancha negra al rededor.
Al día que siguió vino a mi puesto, compró dos macetas de azucenas blancas y una rosa porque no tenía más y diez piezas de pan frío como su madre solía comprar.
Yo lo vi, vi su billetera y estaba llena de monedas de oro pero él sólo pidió diez piezas de pan de maíz frío porque se había acostumbrado a su sabor y seguro,
pienso yo,
quizá era lo único que ella le daba en su comedor.
Y eso es todo, señor Wilson, no supe más nada de sus primos así que creo que ellos sólo están muertos y su sobrino… A él puede venir a verlo en los veranos aunque en la tercera semana del segundo mes.
Sin más que añadir,
Espero haberle dado la información suficiente para que pueda saber del paradero de su sobrino.
✉️
Hermione ahí en su lugar recordaba a su profesor y no pudo evitar llorar, Ahora era que se enteraba por qué siempre ese pedazo de pan a su izquierda en la mesa de profesores,
el té,
nunca un pastel de chocolate o jugo de calabaza,
no pollo o carne
sólo una pieza de pan y algo caliente de beber.
Entendía por qué odiaba la luz, por qué la capa gruesa, la ropa negra, el tapar todo su cuerpo aún en el verano, su larga cabellera para cubrir su rostro,
su sudor intenso en las mañanas de sol.
Su pasado había sido miseria y dolor.
Granger lloró por imaginar a ese pequeño jalar las ropas de su madre para pedir algo de comer,
lloró por imaginar cómo veía y sentía golpes en su cuerpo tan sólo a los tres. ¡A los tres!
Era tan pequeño, un frágil niño,
un bebé.
Sentía rabia, sentía tanta impotencia e intentó ponerse en el lugar de Snape pero no podía, ella no había vivido algo así.
Por eso,
Si antes estaba motivada por agradar al mago ahora lo intentaría otra vez, pero en serio.
Quería darle el mejor día de san valentín que él podía tener.
*
Se le ocurrió a esa jovencita regalar la flor pero pensó que debía dárselo de forma convincente y cubrir todo lo que había averiguado de él.
Cubrió todo con un anécdota que recordaba de su niñez.
No tomó sus letras recortadas de revistas y periódicos sino que agarró pluma y papel.
📜
Hola amigo secreto,
espero haberte sorprendido estos días, quiero que sepas que no he podido observarte mucho porque he estado ocupada, y al no aparecer una idea de obsequio en mi cabeza entonces pensé en regalarte algo que me trae recuerdos de la niñez.
Verás, mi madre es dentista y ella tiene una ventana que da a la calle en su negocio…📜
En eso no mentía.
📜
Por esa ventana, algunas tardes, se mete el olor de una hermosa flor, esta es de color rosa y melón. Lo venden en la esquina de puesto de flores de un pequeño mercado.
Por eso la próxima caja que abras debe ser con cuidado ya que dentro de esta está una maceta de esta planta viva.
Gracias por participar de esto, Severus
gracias por ser mi valentín de amistad.
Ha sido muy provechoso y divertido, un poco difícil por ser tú sin embargo me encantaría que pudieramos conocernos más y ser amigos.
📜
Snape tomó el obsequio esta vez en su habitación.
Además también llegó:
✔️Una colección de libros pequeños, los más pequeños del mundo con literatura clásica.
✔️Pan de maíz dulce de una pastelerías famosa, varias cajas y pan de maíz salado con mantequilla.
✔️Pergaminos, paquetes y paquetes de plumas y pergaminos.
✔️ Chocolate blanco, chocolate negro, dulces de todos los sabores directo del callejón Diagon.
Snape veía a los duendes flotar todo eso a su pequeño y mágico comedor.
-Eh ¿Qué están haciendo por qué traen todo lo del salón de profesores?
-Señor, es orden de Minerva. Los profesores deben llevarse sus obsequios -contestó el elfo.
El mago estaba escandalizado, aquello era una exageración.
-¿Todo esa basura es mía? -dijo amargado mientras veía que los elfos metían y metían.
-Usted lo ha dicho, señor -contestó Bel quien era un joven cocinero.
✔️Un pastel completo de chantillí.
✔️ Un par de botas nuevas y negras de las más caras que vendían los muggles.
✔️Unos cinco peluches de reptiles entre estos dos dragones, un cocodrilo, una rana, una tortuga.
✔️Una colección de calderos negros aburridos de distintos tamaños.
✔️Un juego de utensilios de pociones.
✔️Una repisa nueva de caoba para ingredientes.
✔️Una repisa nueva para libros con puertas de cristal.
✔️ Imanes de neodimio para armar estructuras geométricas.
✔️Pedernales.
✔️Instrumentos de jardinería.
✔️Aceites ecenciales de plantas y flores para hacer perfume de hombre.
✔️Semillas de frutas exóticas.
✔️Una enorme pintura del lago negro junto a un árbol de cedro.
✔️Y un juego de química para adolescentes, esto último para molestar.
Todo, todo empezaba a entrar a su habitación dejándolo apretado y asustado entre todo lo que aparecía y aparecía sin sesar dentro de su recibidor.
Estaba muy espantado.
Abrió la puerta de su estancia para notar que había otra nota más y el obsequio que estaba prometido en la carta.
Lo llevó con suma delicadeza encima de su cama y ahí le quitó el papel con cuidado.
Eran azucenas de pétalos rosas y dos de los brotes eran blancos.
Él reconoció que era un injerto, un corte perfecto en el tallo unido con papel.
Se quedó quieto,
boquiabierto,
arrodillado sin concentrarse en que al fin tenía la letra de su San Valentín en la mano,
sólo miraba la flor extrañado y todo a su alrededor.
Quiso maldecir a la persona pero se conmovió tan sólo por el olor que salió de esta planta y empezó a inundar su salón.
Se llenó de mucho rencor, tanto pero tanto enojo que no pudo más que doblar sus rodillas al suelo sobre la alfombra y empezar a llorar con la cabeza junto a los pies de esa flor.
Su frente cayó a la alfombra, débil, mientras pensaba por qué le pasaban esas cosas.
Debía admitir que el mejor regalo para ese día era recordar a su madre pero no soportaba el hecho de la casualidad, la chica le dijo que también le recordaba a la suya.
Lloró más en silencio, creía que era un obsequio sacado del recuerdo vivo de su mamá,
creía que lo estaban espiando, creía que sólo lo querían molestar,
pero al ver que aquello era absurdo sólo se rindió y empezó a llorar.
***
Al fin quince de febrero.
Era el día que habían escogido todos, sábado.
El mago se había tomado tiempo de analizar esa letra desordenada del papel y aún sin estar seguro de quién era decidió dar el mejor regalo a quien le había tocado.
Escribió una carta rápida a un proveedor de ingredientes extraños y le dio acceso a veinte mil quinientas monedas de plata de su crédito para pagar el contenido envuelto.
Con esta cantidad, que era el cálculo de todo lo que había recibido la madrugada anterior, pagó su caja de regalo.
El dependiente de la tienda lo envolvió y lo mandó a su destinatario.
*
Esa tarde antes de la celebración en el gran salón aún en su habitación la chica recibió un último regalo de su valentín de amistad, y cuando lo abrió la chica a su lado empezó a gritar.
-¡Qué asco, esto es una broma terrible! -Ginny se alteró.
Hermione aún sin saber qué pasó, veía y veía el obsequio sin poder creer que ese amigo fuera capaz de comprar algo así de caro.
Era una caja llena de gusanos de seda comiendo hojas de morera.
Y no era cualquier gusano sino unos que sólo se podían conseguir en asia.
-No, no entiendes, esto es demasiado caro.
-¿Qué, de qué hablas? Es desagradable -Ginny estaba espantada.
-No, no, no es desagradable… Son gusanos azules de seda negra. Me acaba de dar la pista, ahora sé con seguridad quién lo envió. Y no sólo eso, también cuánto le costó.
Hermione pensaba que era su profesora silenciosa y meditatoria China.
Comprendía por qué el silencio ya que no hablaba español.
-Pues esto lo ha sacado de un jardín de mariposas -dijo Ginny para intentar desalentar a Hermione otra vez.
Granger rodó los ojos, se colocó bien la corbata del uniforme y mientras corría leyó lo que estaba en el pedazo de papel.
📜
Voy a mostrarme a las ocho de la noche en el principio del bosque prohibido, sabrá a dónde ir cuando observe bien el piso.
📜
El nombre podía ser, no estaba segura pero si fuera, ¿Cómo podía saber que era ella si no podía hablar español?
Después de la cena la cual se había hecho en un toldo enorme al aire libre y fuera del castillo,
Hermione se cambió de ropa a una bonita y ligera, un vestido suave color verde limón el cual tenía volantes en encaje y sobre sus hombros desnudos un abrigo de color rojo oscuro bermellón.
Eran diez minutos para las veinte horas y ya estaba ahí. Había seguido un camino de cal hasta encontrar un toldo de color morado oscuro y rosa con telas transparentes pero juntas una con otra.
Ahí la encontró.
La profesora flotaba en forma de loto en un canto sutil de silencio.
-Hola, profesora Yuang -susurró con cuidado.
La profesora abrió los ojos pero no sé desconcentró.
-Alula, Buena noche -saludó como si estuviera en trance con un pésimo español.
-Profesora ¿Soy yo su Valentín de amistad?
-Alula hola, estar en meditación, pol favol -cerró los ojos de nuevo, su voz era tranquila pero casi no se entendía.
-¿Usted me citó aquí? -Hermione no sabía si sostenerla o dejar que siga así. Le daba temor que se caiga o flote afuera por los aires.
La profesora volvió a abrir los ojos y le hizo una ceña lenta con las manos como danzando hacia un lado.
Granger no entendió pero la imitó. Pensó que le enseñaba algo valioso o transcendental.
-Empuje, alula -dijo la mujer china, relajada, su cuerpo se pegaba cada vez más a ella, a Hermione y la arrinconaba a una esquina.
Hermione respiró fuerte, no le entendió bien.
-Pol favol, empuje -volvió a hablar Yuang.
Primero pensó que le hablaba de expulsar el aire, empujar un suspiro, pero no, Hermione frunció el ceño creyendo que estaba incómoda así que la tocó en las rodillas y la empujó hacia atrás un poco hacia atrás pero luego se dio cuenta que se le fue la mano y se salió.
Esta mujer de treinta años se salió del toldo y empezó a flotar. La chica asomaba su cabeza tan extrañada y sólo atinó a despedirse con la mano.
-Buena noche, profesora Yuang.
***
Mientras tanto en la sala de profesores, Remus y Hagrid escuchaban atentos a Minerva quien daba las últimas indicaciones del evento, y al fondo del aula un pocionista impaciente con ganas de irse a su habitación
Pero justo al buscar el espacio para darse la vuelta y escapar, se encontró rodeado por Hagrid y Lupin con rostro de querer preguntar.
-¿Quién es, Severus? No nos has vuelto a decir quién te tocó.
-Si la actividad de Minerva dice que es secreto es porque es secreto -soltó molesto, se tocaba los botones de su levita nuevo.
-Dinos quién -insistió Hagrid-, sé que te mueres por saber quién es tu amigo secreto. Yo apuesto a que son uno de los profesores nuevos ¿O ya sabes quién es?
-Tengo diez opciones de quién puede ser, cada una más increíble que la otra -Snape participaba de la conversación porque sí se sentía nervioso por saber que su amigo secreto, era mujer.
-Snape -lo miró Remus, el mago negro se veía nervioso -Te estás poniendo muy pálido-, le gustaba bromear con él.
-Cállate Lupin -ordenó enojado mientras intentaba verse en la repisa con lunas de cristal de la sala de profesores que había donado.
-Sí, está nervioso porque es mujer, Snape está nervioso -Hagrid empezaba a ayudar a Remus.
-He dicho que no, no lo estoy -el mayor empezaba a impacientarse.
Y Remus siguió.
-Debe ser una profesora nueva, la más linda ¿Crees que grite de horror cuando te vea en persona? -aún intentaba burlarse de él.
Hagrid lo golpeó.
-Basta Remus, harás que explote y arruinarás su noche.
Y en eso Snape desapareció.
Entró a su habitación mientras tomaba el llavero que mandó a hacer como último obsequio, lo metió a su bolsillo y desapareció hacia el exterior.
Llegó al lugar de encuentro de su amigo secreto y entonces dio unos pasos con intención de entregar el objeto, deseaba explicar que era el último pétalo de recuerdo de su madre ya que algún ladrón se había metido a su almacén y tomó las últimas hojas y pétalos por equivocación.
Él reconocía que había sido descuido de él.
Con suerte el amigo secreto le había dado una planta entera así que regalaría su último pétalo congelado en resina que quería conservar para él.
Y al pasar el portal de los toldos casi en cámara lenta supo quién.
Estaba sorprendido.
Quien había sido el autor de todos esos obsequios estaba ahí y por primera vez,
por primera vez se sintió intimidado con la belleza de una mujer,
Sus cabellos tan ordenador y castaños le quitaron el aliento.
No supo qué hacer, le era difícil sostener la mirada de sus ojos cafés y tuvo que bajar su atención al suelo, estaba afectado por las cosas que habían pasado, y ahora por saber que la chica era su alumna de Gryffindor.
-¿Profesor Snape, usted me citó aquí? Porque recuerdo haberlo citado en el castillo a las diez -ella no creía que le había tocado a Snape a pesar que lo intuía, era demasiada coincidencia pero lo intuía.
Además se había olvidado su obsequio pequeño porque no le tocaba estar ahí con él, sin embargo verlo frente a ella era más que perfecto.
Ahora estaba preocupada por su profesora Yuang ya que la había sacado del toldo cuando estaba en trance y con los ojos cerrados. Es que no le había entendido bien.
Snape no dijo nada, se acercó más a ella entre sorprendido y molesto y estiró la mano exponiendo su pálida piel con ese llamativo objeto.
-Este es mi último obsequio -hizo una pausa larga-, según las reglas del juego debo darle algo importante. Y esto que ve es un llavero con lo único que queda -le costaba lo último, iba a decir de su madre pero en cambio dijo-, de mi niñez.
Hermione observó el pétalo congelado en ese pequeño cuadrado de resina y recordó todo, todo lo que había leído, las flores del panadero, al niño y su madre, el día que llegó del colegio y todo era demasiado para sostener.
Era una noche hermosa y sentía que debía esforzarse con él, además de no pensar más en lo que iba a hacer.
Estaba conmovida con él,
de que el mago había elegido obsequiarle algo así.
Ni si quiera estaba enterada que el caprichoso destino amistoso le había puesto su nombre, otra vez, en las manos de Snape.
-Gracias -no dijo nada más.
Tomó el objeto e hizo lo posible para que este se quede colgado en su pecho al enganchar la argolla del llavero en uno de los eslabones de su delgada cadena de plata, el cual caía dentro del inicio de sus pechos
El mayor mantenía los brazos a ambos lados de su cuerpo y empezaba a hacer puño en ambas manos por la tensión. Sólo quería cumplir la actividad e irse para nunca más volver a participar.
Él no creía en las casualidades. Dos sorteos y le había vuelto a tocar esa mujer delante de él.
¿Por qué?
-Señorita Granger, por favor deme lo que ha traído para acabar esto de una vez.
Ella no supo responder, se quedó en silencio.
El insistió:
-Por otro lado si no hay nada más… Sólo dígame de una vez…
Pero fue interrumpido.
-Tú eres mi Valentine de amistad -sonrió con alegría-, me siento feliz por eso -el mago frunció el ceño-, y también quiero darte lo último que queda de mi niñez.
Él no escuchaba o veía que ella fuera a entregar algo así que alzó la mirada para ver a su alumna a los ojos y se sentía avergonzado de poder mirar sus labios pintados, su cuello desnudo, el comiendo de su pecho en un escote de tela suave y brillante, su cintura, sus manos y una de sus piernas a través de la tela traslúcida, por dónde no cubría la tela entera inferior.
La miró como esperando qué sucedería y entonces ella sí que lo sorprendió.
***
Un mes después había donado todos los dulces que la joven le había regalado además de llevar dos bolsas, de sus veinte envueltas en papel blanco las cuales venían con docientos pergaminos recortados a la perfección para su escritorio en su salón principal de profesor de poción.
Hagrid seguía preguntando qué pasó, quién era pero él se mantenía callado.
*
Hermione por otro lado había conseguido un criador de gusanos de madera porque estos se habían multiplicado y empezaban a hacer seda negra fina que utilizaría para hacer telas largas que sirvan para alguna prenda.
Esa misma tarde después de su última clase fue a visitar a la profesora Minerva la cual le invitó a ir con Hagrid a comprar.
Ahí mientras andaba con el semigigante, se separó de él un instante para observar unas cosas y entrar a la librería.
En lo que escogía y compraba algunos separadores de lectura, un hombre la vio desde afuera del cristal el cual obtuvo toda su atención cuando ella giró para mirar.
Al regresar al castillo la joven dejó al semigigante en un pasillo que lo llevaba al gran comedor y antes de irse de este vio al principio del corredor y se alegró.
*
Mientras tanto Remus y el Semigigante otra vez intentaban adivinar quién había sido el amigo secreto de Snape.
Desesperados porque aparezca este frente a ellos salieron al corredor y ahí de pronto sin fijarse en el otro, terminaron tapándose la boca por la fuerte impresión.
Snape sujetaba a la alumna de la cintura mientras ella le rodeaba el cuello con sus brazos y lo besaba con mucha pasión.
La pareja se separó un instante después de casi dos minutos y ella le habló.
-Lamento decirte hasta hoy, Severus, pero sé quién te robó.
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Fin.
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Feliz 14 o 15 de febrero no sé qué fecha lo celebrarán ustedes pero espero que la hayan pasado… Y la sigan pasando bien.
Beso a todos
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