No Vio Cap 1

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—Harry me dijo que le persiguió hasta el exterior del castillo y le atacó por la espalda, el profesor desvió el hechizo como si hubiera sido una mosca, le gritó a Harry que no podía usar sus propios hechizos contra él… El libro era de él —Ron miró a Patil con asombro, le contaba algunos secretos que se había enterado después de la guerra.

—Después de todo no era tan malo… Me refiero a Snape —se quedó pensando la joven Gryffindore—, debemos decirle a Hermione, le cae mal el profesor, casi no puede soportar saber que verá al profesor otra vez en el castillo.

En ese instante Hermione venía desde el otro ambiente con un par de libros bajo el brazo. Ese día se había celebrado el cumpleaños de Ginny.

Patil intentó detenerla y ella no quiso detener el paso.

-No tengo tiempo, chicos -respondió como si no le interesara y siguió de largo hasta empezar a subir las escaleras para llegar a su habitación ordenada en la madriguera. Estaba de mal humor porque no logró inscribirse al curso de herbología debajo de aritmancia.

***

El tercer día que entró para recuperar el año de estudios faltante (Tarde por unos asuntos personales) y después de la guerra, se dio cuenta que las prioridades en sus compañeros o los temas de conversación, no eran lo que a ella le interesaba, ella tenía otra clase de preocupaciones; Sus padres eran una de esas, segundo le urgía una mudanza por petición del Ministerio de Magia y otra cosa era una boleta de notas que había desaparecido de su expediente. Los encargados de ello, el ministerio de educación mágica, le aseguró que iban a encontrar esos papeles importantes antes del término del primer bimestre del año, Hermione creía que aquello era problema suficiente para no poder estar en paz un par de meses.

Trataba de tomar todo con calma sentir apoyo de algún modo de sus amigos, pero al fijarse en los que necesitaba, la realidad chocaba con ella, esa realidad donde se habían quedado atrás los problemas de niños y ahora todos tenían problemas de grandes, cada uno, adultos con problemas que necesitaban justa atención. ¡Qué pena! ¿Quién podía ayudar? Era mejor tomar un poco de distancia, un poco de discreción y guardar todo para ella.

Las noticias más platicadas en el patio eran que entrarían a la fila de maestros, el señor Snape en pociones y Sirius Black en defensa contra las artes oscuras. Después de que estos tuvieran una recuperación de dos meses en San Mungo.

Para Hermione no era relevante que Snape regresara a cubrir su puesto o que Sirius después de haber desaparecido sea invitado por la profesora McGonagall a cubrir DCAO.

Otras noticias decían que Remus Lupin y Tonks habían fallecido, pero que habían sido vistos en Rumanía escondidos en una comunidad que convivía con Dragones.

—Hermione, hay chicos practicantes de Ravenclaw y Gryffindore ¿Has notado que se ven apuestos? —Parvati sostenía una suave sonrisa coqueta al recordar a uno de los profesores asistentes en herbología.

Hermione giró a ver a su amiga Ginny, era otro día de la siguiente semana. Reposaba en sombra junto a Padma y Parvati.

En un principio iba a salir de ella una respuesta impulsiva, inquieta o hasta desinteresada, sin embargo tomó aire y respondió con empatía.

—¿Crees que lo son? No he tenido clase con ninguno —sonó sutil, ligera, decidió seguir en ese juego tonto.

—Lo verás, es lindo e inteligente.

—Ginny me dijo que tienes un novio Muggle, quizá por eso no te interesa observar a los practicantes de profesores —Padma lanzó con rapidez.

—Já —rió y puso su libro junto a ella, tenía las mejillas rojas. Luego tomó su bolsa y la puso sobre sus piernas. Su ceño estaba relajado, un carácter maduro y resignado—, es un pretendiente, no es mi novio, se ha conseguido mi apartado postal, me ha enviado unas cartas. Las chicas han encontrado esas hojas en mi baúl y por eso han corrido aquél rumor incierto y no confirmado —parpadeó lento.

—Ah, me comentó Ron que prefieres no salir con nadie ahora —Padma volvió a atacar a su amiga con preguntas personales, sostenía un rostro perspicaz.

—Es cierto, tengo cosas que hacer fuera del castillo y necesito terminar rápido los estudios, intentaré terminar el año en mitad de tiempo, ya he enviado una solicitud a la profesora Minerva, esa es mi prioridad ahora.

—Relájate Granger —Ginny soltó con tono de ánimo—, te gusta estar ocupada y luego no tienes tiempo para otras cosas.

—No es eso —negó con misterio—, es que no me interesa ningún hombre aquí en el castillo o fuera de él, no es necesario tener novio o algo por el estilo ¿O sí? Quizá yo… Soy distinta, quizá no se trata sólo de lo que ven los ojos y las hormonas en revoloteo incontrolable a nuestra edad.

—Hay practicantes muy guapos —Ginny opinó sincera—, es cierto, debes comprobarlo sin que muera “tu intelectualidad”, no tratamos de engañarte, se trata de simpleza y practicidad.

Hermione apretó los labios y negó.

—Aún no me he dado cuenta. Sólo estoy concentrada en pasar pociones avanzadas de nuevo —se defendió de sus amigas.

—Entonces puede gustarte Snape —dijo Padma con ganas de molestar—, supe que te has reunido con él un par de veces en la compañía de Harry, en las vacaciones.

Hermione frunció el ceño en consternación.

—¡Ey! Claro que no, Snape es una persona desagradable… No he tratado con él como piensas… Ustedes saben cómo es el hombre —hizo un gesto con sus manos de que era obvio saber que él era malo.

—Sí, es feo… —Ginny hizo cara de “Eww”

—No, no es por el físico —puso su mano derecha en su pecho. Pensó más de lo que debía—, de hecho es alto y se viste bien además cuando no es profesor es un caballero, he oído hablar de eso a la profesora Vector o a la señora Pomona —pensó al recordar a Snape cuando se reunió con Harry para hacer declaraciones en el Ministerio de Magia—, en realidad es por su carácter, es insoportable, irritable, desconsiderado, malvado, soberbio… —usaba un gesto disgustado—, no soporto verlo otra vez en la escuela… Ustedes saben cómo nos ha humillado… ¡Nunca invertiría sentimientos en alguien como él, es un desperdicio! —intentaba decir que no le gustaba y al parecer parecía exponer que lo odiaba. Se le estaba pasando la mano en ese comentario—, Bueno, es mejor que olvidemos esta conversación porque posiblemente me equivoque al decir algo de él, nadie conoce a ese hombre y yo prefiero estar en ese grupo.

Padma negó como en desaprobación y Ginny frunció el ceño extrañada. Su amiga hablaba como si estuviera quejándose de él.

—Parece que ese carácter rudo y malvado era para proteger a Harry y a ustedes… —Parvati soltó para suavizar la tensión, no quiso seguir, pero no resistió.

—No se metan con él, ha pasado por muchas cosas y no es nuestro asunto. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar? Es profesor de nuevo en Hogwarts y punto. No vuelvan a bromear de que me agrada él u otro profesor porque no me interesa nadie ahora mismo, y nunca podría fijarme en… En alguien como él, porque simplemente es malvado y no se deja conocer.

Ginny hizo gesto de sorpresa, Hermione hablaba en serio.

***

Un pocionista salía del invernadero cuando vio un grupo de jóvenes a diez minutos antes de empezar el horario de almuerzo. Debía cumplir otra vez su papel de disciplina que tanto le encantaba, llamar la atención de Gryfflindors, intentar bajarle puntos por respuestas atrevidas, mandar unos cuántos a dirección y llevarlos a castigos en el bosque prohibido, eso le encantaba.

Al acercarse más se dio cuenta que estaba una joven de cabellos castaños que recientemente había tratado por temas del ministerio junto al señor Potter. Se dio cuenta que era ella y frenó sus pasos lentos a tres metros antes de estar detrás de ellas. Decidió esconderse detrás de una gruesa columna redondeada para escuchar atento la conversación y esperar el momento ideal para alzar la voz y atacar a las estudiantes.

Sin embargo se quedó en silencio, parecía que las jóvenes estaban hablando de él. ¿Por qué hablaban de él?

“-Entonces puede gustarte Snape -dijo Padma…”

Observó atento y escuchó cada palabra dicha por Granger hasta fruncir el ceño en un principio y finalmente darle la razón con un asentir lento.

Al pasar unos minutos estas jóvenes caminaron hacia el comedor, no pudo evitar volver a repetir en su cabeza lo que ella, Hermione Granger, dijo a sus compañeras:

Es insoportable, irritable, desconsiderado, malvado, soberbio…
Él asintió mientras recordaba su voz, ese era él y estaba orgulloso de dar esa impresión a los Gryfflindor, pero la forma en que habló la chica parecía ser más un reproche en comparación de una opinión. ¿Acaso había cometido un error contra ella en el Ministerio o ella hablaba del pasado? Si era el pasado, la joven tenía razón.

En ese instante no le dio importancia, pero días después comprobó que ella hablaba en serio con eso de que él le parecía insoportable, y era un asunto demasiado personal. Se dio cuenta que la alumna cambió sus horarios de pociones con el profesor Slughorn y por alguna razón aquello lo hizo enojar.

Granger sería ese reto de hacer las clases más difíciles y ahora sin ella tendría que hacer el sílabus más fácil para el resto de alumnos, los cuales eran unos inútiles.

El asunto se tenía que resolver cuánto antes, aquello de escoger entre volver a escribir su planificación o en convencer a Minerva a que regrese a Granger a su clase.

Por eso impulsado sólo por no tener que desarmar su currícula escolar perfecta de cada año, exigió a la directora que no mueva a Granger, según él por estar preocupado de su aprendizaje, un argumento más falso que las monedas de siete libras.

Minerva, directora actual de Hogwarts, atenta al discurso convincente y serpentino, cedió y decidió darle la razón en que el otro respetable profesor era muy poco para ella, uno más del montón en cambio con él, sería un reto resolver los exámenes más difíciles de escuela de magia en todo el mundo.

Una tarde después, martes exactamente, tenía a la chica en la mitad del aula, de su aula de posiones, sentada sin ninguna expresión molesta, prestaba atención como si ese fuera el primer día de escuela y no le hubiera visto nunca a la cara.

No era nada personal, pero el mago estaba realmente ardido.

Snape ignoraba que ella había asistido con Horace al tener un horario cruzado, no porque quisiera estar lejos de él, por eso le fue fácil hablar con la profesora y que esta le otorgue permiso de usar el giratiempos para recuperar su otra clase. Y la mujer no se negó.

Snape quería ser obvio y restregarle a la cara que ella no podía menospreciar su excelente enseñanza, sin embargo parecía que la joven no estaba interesada en reñir, interrumpir, ser una insolente sabelotodo o presumir que sabía más que otros. Ella se veía rara y desinteresada, como si las quejas hubieran muerto al cumplir los timos anteriores para selección de nivel, donde por su puesto ella rebasaba a todos incluso si la comparaban con el coeficiente de los nuevos profesores.

Pobre mago, Snape había puesto mucho interés en el asunto, él pensaba que después de haberse rebajado en aceptar ser profesor de nuevo ya era suficiente como para que le hagan una estatua de bondad, algo que no era él. Desde un inicio no debió prestar atención al comentario de la jovencita, que inventó un odio para que no vuelvan a mencionar a Snape en ese sentido, en que ella pudiera estar interesada de él.

***

Una tarde…

—Profesor —dijo Hermione delante de Black, en símbolo de respeto a pesar que lo llamaba por su nombre al estar fuera del castillo—, es la primera clase que tomo, voy retrasada, espero que pueda hacer algún trabajo para recompensar.

—Pff, Granger, debe ser una broma. La anterior clase fue teórica, esta vez habrá duelo en el atrio de madera. Veamos cómo están sus compañeros. Acabé de leer sus promedios de hace un año y medio y muchos han recibido una calificación aceptable en comparación a ti, que eres una experta con tu varita a la hora de defenderte.

Hermione se pintó de rosa las mejillas por ese cumplido.

—Gracias, sabes que me esfuerzo, Sirius —cambió el trato porque no había nadie más cerca, eso creía la joven mujer.

—No te apresures, sé que llevarás bien el curso a pesar de lo difícil de las tareas. Vamos, casi empezamos —Invitó Black con amabilidad, en una postura que transformó en altiva y seria.

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