Mr Zaris Tell Capítulo VIII Llegando A Casa.

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*Advertencia al lector, escena explícita de romance.*

Cuarenta minutos después…

(Casi estaban por llegar a la casa que el padre de Zaris le dejó antes de morir. Él estaba muy nervioso y le transmitió esos nervios a Nan. Cada que se veían solo sonreían y se sentían más comprometido con el otro sin saber qué esperar o qué podía suceder.)

-Zaris, no te sientas presionado a hacer esto. Te veo muy nervioso, vas a hacerme creer que será tu primera vez. No somos pequeños, no salimos a escondidas. Puedo ver que estás sudando desde donde estoy.-
-Nan, lo siento es que tengo más nervios por ti que por mí. Es que… Tengo miedo de que me rechaces. Bueno no, no sé cómo hacerlo para que te guste.-

(Zaris le habla con esa voz grave y coqueta pero los nervios que sentía era el de que en su mente estaba planeando ese acto en el que ella se entregaría a él pero él quería y tenía la intención de hacer movimientos más sutiles y menos toscos para agradarle a ella y que ese momento en que estuvieran completamente enlazados no sea traumático o desagradable para ambos. Pero Zaris estaba más preocupado por dejar una buena impresión. De pronto Zaris se atreve a preguntarle…)

-Nan, ¿Cómo… quieres… que lo hagamos? Yo so… Solo quería saber si deseas hacerlo de alguna manera, que me digas cómo quieres que lo haga… Ohhh.-
-Haha, lo siento es que eres tan gracioso… Hahahah No puedo creer que un hombre de cuarenta años me pregunte cómo hacerlo y cómo apropiarse de mí…. Tú hazlo por favor, como… Quieras-

(Zaris apresuró la velocidad al escucharla mientras ella le coqueteaba cada vez más.)

-Hahahah ya no sé que estoy diciendo, es que fueron estas pesadillas. En una de ellas me amenazabas con un cuchillo y luego te hacía el amor y estaba sobre ti pero de pronto tu me empujas y tenías el control al estar sobre mí. Eso me excitó muchísimo. En el otro sueño estabas rogando que lo hiciera… Creo que ese sueño me impresionó un poco.-
-¿Qué te parece si te relajas y olvidamos todo eso? Vamos a hacerlo a mi manera.-
-SÍ, está bien. Mira esta es mi casa.-

(Zaris estacionó el auto en la parte trasera de la casa, cerca de la cochera que lentamente comenzaba a abrirse. Zaris arrancó y empezó a entrar en la cochera hasta quedar completamente bien estacionado.)

-Listo, ya estamos en casa.-
-Bien, ahora cierra los ojos.-
-No me vayas a poner un cuchillo en el cuello por favor.-
-Shhh calla.-

(Zaris hablaba con esa voz característica, grave, gruesa, que le gustaba tanto a Nan. Se habían puesto muy misteriosos el uno con el otro pero esta vez fue Nan.
Nan comenzó a besarlo muy lentamente con besos pequeños sobre sus labios, eran besos tiernos que hacían temblar el cuerpo de Zaris. Nan traviesamente comenzó a posar su mano derecha desde el cuello de Zaris hasta deslizarlo lentamente sobre su pecho y así poco a poco dejar caer su mano derecha cada vez más. Zaris con los ojos cerrados alzaba las cejas como señal de sorpresa y esperando algo que su mente solo había imaginado. Nan poco a poco paso de su vientre a su pierna derecha de Zaris, deslizaba su mano hasta su rodilla y luego volvió a subir por su muslo y llegar muy lentamente a la entrepierna de Zaris, Nan comenzó a acariciarlo sobre la ropa y con su otra mano le abría la correa del pantalón y muy delicadamente desabrochaba el botón mientras con su mano derecha deslizaba el cierre hacia abajo para dejar ver el bóxer de Zaris y su excitación empujando la tela para querer salir.
Nan se acercó a sus labios y seguía con esos besos tiernos y pequeños mientras que Zaris sentía que soñaba de nuevo.
Nan subió la mano derecha hasta la liga de su bóxer y metió la mano dentro de él para tocar a Zaris.
Zaris deslizó el asiento hacia atrás inteligentemente como adivinando los movimientos de Nan. Ella se deslizó más cerca a él mientras tocaba la excitación de Zaris sobre la tela del bóxer y entonces se acercó a su oído y besaba su cuello para luego susurrarle mientras lentamente fue sacando con su mano derecha la excitación de Zaris al aire libre.)

-Si me dices que lo haga, lo haré.-
-¡Hazlo, sí hazlo, pequeña!-

(La voz de Zaris se entrecortaba y tenía tanta exaltación que se ahogaba en él mismo.
Nan se agachó y Zaris abrió los ojos y al ver las intenciones que tenía Nan, con su mano izquierda se tapó la cara mientras se mojaba los labios y se recostaba completamente hacia atrás. Ella comenzó a tocar con sus labios la excitación de Zaris, lo besaba y besaba al igual que lo hizo con sus labios, entonces sacó la lengua y comenzó a deslizarla en él como si tuviera una paleta dulce, lo hizo una y otra vez hasta que lo introdujo completamente en su boca y comenzaba a succionar, lo hizo unas diez veces deslizándose de arriba a abajo, introduciéndolo y sacándolo de su boca hasta que Zaris la interrumpe.)

-Espera, espera linda… ¡Ayyyy me vas matar!-

(Zaris tomó el rostro de Nan que se veía tan inocente y sonrojado, comenzó a besarla apasionadamente, se acomodó el cierre y muy lentamente salió del auto, se quitó la el saco, la camisa por encima de la cabeza se quedó en pantalones y se fue hasta la puerta del auto.
Después tomó a Nan delicadamente de las manos, la jaló suavemente para que salga del auto y cerró la puerta. Entonces la tomó de nuevo de la mano derecha y le dijo.)

-Ven pequeña, vamos a la habitación, necesitas sábanas blancas y una cama cómoda para esa piel delicada que tienes y esta pasión que arde en mí.-

(Nan solo quería besarlo y mientras caminaban así tan juntos, Zaris la llevaba de la cintura y subían las escaleras hasta llegar a la habitación. Nan veía por primera vez por qué le quedaba tan bien el traje a Zaris, su torso estaba bien formado, no era un fisicoculturista pero tenía todo donde tenía que estar, sus brazos fuertes, cuerpo fuerte, el vello de su pecho no era exagerado, tenía un trasero muy sexy y qué decir de lo otro. Nan ya no era una adolescente, tenía 25 años de edad había imaginado y escrito muchas veces del amor y de la pasión, la experiencia que tenía solo era teórica pero le bastaba para volver loco a Zaris.
Él la llevó a la cama, una cama enorme con sábanas y almohadas blancas, él veía cómo Nan se despojaba de su hermoso vestido entero color negro y blanco, muy apretado en su cuerpo que le llegaba hasta el muslo, se sacó también la ropa interior y quedó completamente desnuda para él.
Zaris solo pudo enloquecer al verla y en sus ojos veía las ganas que tenía ella de que se apoderara de su cuerpo.)

-Sube a la cama por favor, sí quédate así en la orilla y recuéstate completamente boca abajo.-

(Nan sin decir nada se subió a la cama y se acomodó boca abajo, con la cabeza hacia el respaldar de la cama, estaba muy exitada. Zaris se subió a la cama pero antes se sacó el bóxer y se subió sobre ella besando todo su cuerpo desde el cuello hasta los pies, y al subir de nuevo hasta sus caderas tomó con sus dos manos cada pierna de Nan y comenzó a separarlas para arrodillarse entre ellas, luego se recostó sobre ella deslizando su mano derecha por debajo del vientre de Nan y luego también deslizó su brazo izquierdo por debajo del cuerpo de Nan pudiendo al fin abrazarla con los dos brazos entonces su frente se apoyaba en la nuca de Nan, se hizo hacia atrás e hizo que las caderas de ella quedarán levantadas mientras el rostro de ella quedaba recostado sobre la almohada.
Zaris acariciaba la espalda de ella con su mano izquierda mientras tomaba con su mano derecha la cadera de Nan, y entonces acomodó suavemente su excitación cerca de la piel húmeda de ella, y así fue deslizándolo poco a poco hasta estar dentro y luego salir suavemente. Nan se volvía loca mientras que cada vez él lo hacía con mejor ritmo y el resto de sus cuerpo chocaba con ella tan sutilmente. Los dos gemían una y otra vez mientras se empapaban mutuamente, él se hizo hacia delante besando la espalda de Nan mientras seguían en ese ritmo de sus corazones.)

-¡Mmmmm Nan, eres tan suave, tan húmeda! Mmmmm, cielo!-

Zaris paro un momento porque estaba muy excitado y entonces empujó con su peso sobre el cuerpo de ella haciéndole estar completamente echada, los dos uno sobre el otro. Zaris la tomó, la giró, la abrazó, la besaba una y otra vez entregados mutuamente pero esta vez frente a frente. Entonces se acomodó sobre ella y separó sus piernas de nuevo para acomodarse y deslizarse dentro de ella mientras gemían por haberse unido nuevamente. La besaba, ella lo rodeó con sus piernas sobre las caderas de él, él entraba en ella una y otra vez y cada vez más rápido completamente abrazados.)

-¡Oh mi amor!-

(Zaris lo hacía cada vez más rápido y sentía que se mojaba en ella y cada vez más rápido hasta hacer que ella enloqueciera de placer y sus gemidos más fuertes, entrecortados y más ahogados lo dejaban sordo.)

-Hazlo más fuerte.-

(Nan le dijo con esa voz más aguda y a punto de terminar, Zaris apoyo su rostro en el cuello de ella mientras lo hacía con mejor ritmo y entonces ella lo abrazó del cuello y se le subió la sangre a la cabeza explotando en cada nervio de su cuerpo, dejando escuchar fuertemente su último suspiro. Él al escucharla no resistió más y la apretó contra su cuerpo para dar esos últimos suspiros de placer que hacía tensión en su vientre.
Al terminar se quedaron recostados sonriendo y gustosos de haberse entregado con el mismo deseo.)

-¡Ohhh cielo, estoy rendida!-
-haa sí y yo quiero hacerlo de nuevo muchas muchas veces más. Es tan delicioso. Espera, un segundo, quiero…-

(Zaris se retiró el preservativo, tomó el papel sanitario de la mesa de noche y lo envolvió, y sacó un poco más de papel sanitario, lo envolvió en su mano y se lo dio a Nan que estaba recostada de costado, tan inocente y acabada en el deseo.)

-¿Puedo secar el sudor de tu cuerpo?-
-Oh Zai, dame unos minutos y entramos a la ducha juntos.-

(Estaban susurrando.)

-Está bien, pequeña, yo te llevo a la ducha cargando.-
-¡Shhh, no me trates como una niña, por favor!-
-No lo hago, solo te quiero cuidar.-
-¡Shh calla, ven, abrázame por favor!-
-Claro.-

(Zaris suspiró mientras la abrazaba, ahí se quedaron un rato, unos cinco minutos mientras él le hablaba al oído.)

-Tienes una sonrisa que me vuelve loco, tu cuerpo me desarma. Me encantas.-

(Nan se giró hacia él.)

-Y tú me encantas Mr. Zaris.-

(Ella se acercó a él y lo besó una y otra vez, se subió sobre él y se acostó sobre su pecho.)

-Zaris, me he enamorado de ti por favor no me hagas daño nunca.-
-No soy capaz mi amor.-
-Ven, Mr. Zaris, vamos a la ducha.-

(Ella se sentó sobre su pelvis pudiendo sentir que él se estaba preparando de nuevo para estar juntos. Luego saltó la cama y lo tomó de la mano para llevarlo hasta el baño, él la siguió.
Llegaron al baño y Zaris abrió la ducha para dejar que corra junto al agua caliente, entonces la cargó entre sus piernas mientras ella lo rodeaba con sus muslos por la cintura, él la acomodó para entrar en ella y sin salirse la llevó hasta la ducha, la apoyó contra la pared y mientras caía el agua caliente sobre sus cuerpos él le hacía el amor tomando sus glúteos con amabas manos, ajustaba sus dedos para sostenerla mejor y cargarla ligeramente hasta arriba y dejarla caer sobre su hombría una y otra vez, lo estaba haciendo con mucha energía, quería volverla loca dejarle bien claro que era un hombre fuerte y deseoso por hacerla suya, un hombre con mucha fuerza y energía, hacerla gritar de placer, hacerla temblar de gusto. Nan trepada con sus brazos rodeando el cuello de Zaris soltaba todo lo que tenía que soltar, se entregaba a más no poder dejándolo escuchar sus gemidos cada vez más fuerte y desfallecida que lo volvía loco de placer.)

-Mmmmm siii.-
-ahhh hazlo mi amor, hazlo ahhhh.-

(Zaris de pronto comenzó a hacerlo más lento para que ella lo disfrutará, esto la hacía enloquecer pero ella le rogaba que lo hiciera con mejor ritmo y entonces ella terminó con un gemido tan dulce para los oídos de Zaris. Se besaban y se besaban, se entregaban nuevamente como dos personas haciendo algo prohibido, como cumpliendo el deseo más profundo de su ser.
Entonces Zaris la cargó mientras lo hacía muy rápido y sutilmente salió de ella para terminar afuera. La tomó con una de sus manos mientras con la otra se apoyaba en la pared para sostenerse en el orgasmo.)

-¡Cuanta energía haces que salga de mí, pequeña!-

(Ella estaba apoyada en su hombro mientras que el agua recorría sus cuerpos, los dos sonriendo tan satisfechos.
Unos segundos después estaban lavándose el cuerpo mutuamente con mucha delicadeza.)

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