Mr. Potter Actúa Raro Capítulo VI Día Uno – Es El Colmo, Granger 💋

“Es claro que los alumnos De Gryffindor están metiendo sus narices donde no los llaman, creen que van a destacar si descubren al pocionista de Slytherin del cual todos sospechan por callado y supremo enemigo de los integrantes de la orden del fénix en contra de Voldemort años atrás, quieren tener méritos que alimente más su soberbia por destacar y recibir aplausos de Dumbledore.” Snape esperaba en el aula de pociones después de un día pesado de clases y reuniones a escondidas en Malfoy Manor.

Ese cansado tiempo podría ser recompensado por un exitoso confesionario.

Pasó lo que sospechaba, el recado fue a oídos de Potter por su querida amiga Granger quien se presentó frente a él como Harry.

Vio esos ojos claros intercambiarse en su mente con unos café, vio su cabello lacio intercambiarse en su mente con rizos castaños, vio el olor de jabón y perfume de caldero chorreante en oferta que siempre traía encima junto un mal acomodar se su corbata impertinente, desorden total a muestra de fracaso convertirse en ese olor que era único de la Gryffindor, ella, recordó el olor en su cama impregnado por hacerla reposar ahí unos pequeños minutos los cuales se acentuaron el día anterior a ese al entregarle la poción de dolor, también horas antes cuando esta tropezó y la sostuvo fuerte de la extremidad con su grande mano mientras el arrepentimiento de su salvaje corrección lo carcomía, lo que le había impregnado mezclado con su sangre y la tierra húmeda que aunque no había sido en ese orden lo percibía así, y es que cuando un olor le era insignificante se le olvidaba rápido pero recordarlo tan fresco como ayer y mencionarlo ahora que este falso varoncito frente a él se le habían ido las cabras por no eliminar su olor de mujer debajo de ese disfraz de sopenco la delataba, mencionar cada ingrediente en su cabeza para memorizar cada detalle de la gran mentira.

“¡Niña tonta!” Se dijo “Las Notas de Salida de lo que llevas puesto, mmmh jumm: Son flor de karo karoundé…”

-Buenas noches señorita Granger.

-Buenas noches, profesor.

“… Ingredientes… ylang-ylang, naranja, coco y durazno (melocotón); las Notas de Corazón son jazmín, osmanto (olivo oloroso), rosa, violeta, gardenia y fresia; las Notas de Fondo son vainilla, sándalo, almizcle y ámbar.” Snape pensó que al menos sí era el estudiante que esperaba frente a él.

Lo suponía, nada podía ser más claro.

Decidió acabar con eso pronto, la gran mentira y pérdida de tiempo cometiendo una locura verbal por arrebato, la joven y cualquier Gryffindor no le verían la cara nuevamente además no llegaría más lejos, no se atrevería a retarlo.

-Usted le dijo a Dumbledore que yo estaba interesado en usted MR. Potter cuando esa es una desagradable e imposible posibilidad, no me gustan los hombres y menos los niños y si fuese así no pondría lo ojos en usted porque es muy desagradable si quiera escuchar su voz.- Eso último lo dijo acercándose un poco a su rostro, lo estaba entrevistando, cuestionando en un intento de que saque todo afuera de una vez por todas. Era imposible, la chica no se atrevería a acceder a una barbaridad. -Sin embargo he sido bueno toda mi vida para sacar provecho de las pocas oportunidades, en tomar cosas a cambio de algo que valga la pena arriesgar.- Pensó más. -Ahora mismo necesito tantas cosas para balancear una vida llena de molestias y obstáculos rutinarios, es difícil en mi situación actual ya que lo más fácil sería crear una llamativa solución para usted y para mí.- Se acercó más, erguido y soberbio frente al lentudo. -Si lo que quiere es un beso se lo puedo dar.- Separó los labios dispuesto, sus zapatos tocaron los del niño. -Pero eso le costaría muy caro. Ahora le explicaré a detalle pero seguiré…- Se hizo hacia atrás caminando entre sus repisas en el aula de pociones, después de un paseo desesperante en silencio regresó a estar frente al niño provocando escalofrío. -Si lo que está buscando es averiguar algo mintiendo vilmente como ese mamarracho de que está enamorado o siente algo por mí ya que le parezco una increíble persona, eso que quiere de mí, lo que fuese le costaría aún más caro y si fuera únicamente confesión me aplaudo por ser tan admirable.- Aplaudió y cruzó los brazos, su hablar se hacía cada vez más lento. -Pero sé que todo lo anterior tiene una razonable explicación, que es una gran estupidez, una mentira, una desfachatez creada para acabar con mi paciencia ya molesta por estar aquí frente a usted. Me fue suficiente aguantar a un Potter, con dos me volveré un asesino serial.- Frunció el ceño decidido a castigarla. -¡Le doy dos minutos para que me lo diga y en mí cara mortífaga, dígame la verdad!- Se lo soltó para sorprenderlo, le confesó que estaba de lado de Voldemort para que intentara lo que sea, que ya no descubriera la noticia del año, estar más cerca para averiguar eso de él si ese sea el caso precisamente, su inmiscuirse, salir triunfante, dejar un sello Gry glorioso. -¿Qué quiere de mí, Mr. Potter? ¡Hable ahora que estoy de buen humor!- Sí rostro demostraba lo contrario.

-Yo… Yo…- No sabía qué decir no podía ser ese el instante en que confiese todo y se ponga a reclamar un castigo merecido, menos después de saber que Snape podía ser humano y misericordioso, se había preocupado por ella cuando le dijo que tuvo un accidente, que sus actividades le hacían estar muy cansada. Quizá ya no tendría que mentir de que era Harry. No lo haría era muy pronto, es más no sé lo diría nunca así que se libró fácil al contestar con una mentira. -Sí, quiero un beso pero ¿Qué me pedirá a cambio, Sr? ¿Y si le digo que estoy enamorado que quiero que pase algo entre nosotros, más que secretos de alumno y profesor, qué pasaría, qué me pediría a cambio?

Snape le había mentido horriblemente, lo único que quería el pocionista era la confesión directa de la joven ahí delante de él tapando su belleza fresca e intelectual con una cobija asquerosa de heredero de James. Pero se le tenía que ocurrir algo de inmediato, si ella quería sostener su engaño debía ser por lo menos una razón importante para la guerra, le seguiría el juego hasta el último movimiento, a por el jaque mate.

“Veamos hasta dónde llega, jovencita. ¿Un beso, algo tan absurdo y sin sentido?” Pensó en desafío.

-Si quiere un beso se lo doy ahora mismo. Pero luego le cobraré haciéndole prometer que hará exactamente lo que le pida el resto de sus días aquí en el castillo, entre todas esas cosas la principal sería que me entregue a su compañera Granger.- Pensó y relajó sus facciones -Si usted me confiesa que está enamorado de mí lo acepto con halago y me pongo a aplaudir pero si busca que usted y yo tengamos algo entre los dos me voy a negar rotundamente, le daré un beso y de igual manera me entregará a su compañera Hermione.- Su rostro se hizo malicioso viendo la reacción en la cara del joven, esa confusa forma de mirarlo.

“¡Te atrapé, Granger!”

-¿Qué quiere con mi amiga Hermione, Sr?

-La joven me gusta… ¿Tiene algún problema con eso?- BANG!! El hombre se volvió loco.

Harry sintió que las tripas se le cambiaban de lugar, el dolor que aún estaba en su cuerpo al mover sus músculos o al tensar fueron escondidos con rapidez.

-No puedo creer que me pida eso ¿Cómo cree que yo, Harry, voy a entregar a mi mejor amiga en sus manos?- Se alteró pero no mucho porque el vientre le dolía. -Ella es menor, es una chica de buenos sentimientos, no es trofeo o algo que se le ocurra cumplir de tener en su oscura cabeza degenerada.

-Usted no sabe qué intensión tengo con ella así que no me juzgue, lo único que quiero es ser cariñoso y cuidarla.- Snape pensaba que era la peor estupidez que se le había ocurrido decir, no pudo más que sonreír malicioso para convencer en el juego de quién miente más, quién gana a quién, ella no le permitiría acercarse más para besarla era una chica educada a pesar de ser infinitamente molesta y atrevida.

-No puedo, es que es inconcebible ¿Cómo hago, qué hago? ¿Pará qué la quiere?

“¡Eh ganado, Salazar!” Se dijo triunfante Snape con un leve erguirse seguro.
Se dispondría a rematarla ahí mismo, después una pequeñita amenaza, sólo un poquito más de presión y la tendría callada para siempre, eso era lo que planeaba su cabeza lacia y negra.

-¿Quieres el beso o prefiere confesar sus verdaderas intenciones de colmarme la paciencia? De todas formas puedo enseñarle a la joven lo que usted inutilmente a sabido fracasar, Potter, Hermione sería mejor que usted por mucho, al menos sí es una auténtica estudiante incapaz de meterse conmigo o mentirme.

Snape la arrinconó, un golpe más y la tendría en sus manos.

El joven tembló de la vergüenza.

Harry giró como analizando con cuidado y sobre todo para evitar sentirse halagada. “¿Qué es lo peor que me puede pasar?” Se dijo en la mente. “Ya no soy una niña, se me puede ocurrir una manera de hacer las cosas diferentes ¡El hombre no hará nada, ¿Qué puede querer de mí?, no hará nada.”

-Está bien.- Giró para ver a los ojos al pocionista. -Deme el beso y haré lo que usted me pida en cuanto a mi mejor amiga. Sin embargo, si descubro que usted quiere aprovecharse o hacerle daño de alguna manera, me encargaré de denunciarlo aunque todo Hogwarts se entere de que soy Gay.

Snape se sorprendió, casi abre la boca, su rostro se pintó de mil colores.

Después se mordió el labio al repetirse en la cabeza lo que escuchó con claridad, no se mordió para coquetear sino que escuchar del propio hijo de James que era gay le era insoportablemente gracioso y placentero, se quería hacer la pipí de la risa ahí mismo gritaría por no aguantar más explotar, era divertido.

“Es gay” jajaja “Su padre también lo era.”

-Bien aunque no le debe importar lo que quiero de su amiga. Sólo prometo que no le pasará nada, una vez que ella esté interesada en mí usted se desaparece de mi vista… Cumpla su parte MR. Potter y yo cumpliré la mía a detalle…- Retó al joven cuando se acercó mucho a su rostro con una sonrisa maliciosa. -Le doy mi palabra de Slytherin de que no le pasará nada y que este beso será lo que deseaba.- El hombre estaba a punto de besar a Hermione disfrazada, estaba seguro que no se lo permitiría.

“Se irá corriendo, pondrá una escusa tonta… Niña, no sigas más que te he descubierto…” Se dijo en susurro, no quería juntar sus labios a esa figura frente a él.

Y no retrocedió, Harry no retrocedió sino que cerró los ojos, esperaba, acercó el rostro sutilmente, Snape le dio un beso lento que tocó con cuidado los labios delgados del niño afeminado.

Y no retrocedió, Harry no retrocedió sino que cerró los ojos, esperaba, acercó el rostro sutilmente, Snape le dio un beso lento que tocó con cuidado los labios delgados del niño afeminado

Después de la muestra de cumplir su palabra cambió su rostro a desagrado aunque en realidad el beso había sido todo lo contrario. Su mente le había mostrado un tenue brillo de luz al cerrar los ojos, frescura en vez de calderos, iluminada escena en vez de oscura. Como si hubiera puesto los labios en un cristal que detenía el beso de una mujer al otro lado.

Se sintió confundido, el perfume de ella se le metió hasta los pulmones, sus pies se clavaron al suelo.

El mismo Harry se sorprendió de lo que pasó, corrió más rápido que una zaeta en el aire montada por él mismo para desaparecer cuanto antes de ese oscuro lugar


El mismo Harry se sorprendió de lo que pasó, corrió más rápido que una zaeta en el aire montada por él mismo para desaparecer cuanto antes de ese oscuro lugar.

“¡He besado a a a Snape!” Se decía la niña corriendo sin parar por el pasillo más largo antes de subir al piso superior, hasta el dolor se le olvidó. “¡Y me ha gustado! Me voy a condenar por seductora y acosadora de indefensos profesores de Dacao!”

“¡Es el colmo, Granger! ¿Hasta dónde fue capaz de llegar?” Dijo Snape profundo en una voz que se quedó entre su paladar y punta de su vípera lengua.

Snape la vería esa noche nuevamente, le entregaría la segunda parte de lo que prometió.

“¿Un poco de desconcentracion es… Qué era lo que estaba pensando?” Separó los labios con suavidad. “Qué estás perdiendo el tiempo con gravedad.”

***

Horas después durante la cena Hermione sonrojada no quería compartir palabra con nadie y menos mirar hacia la mesa de profesores, todo lo que pasaba revoloteando en su cabeza era secreto aún si se le notaba en el rostro, manos y temblores de sus piernas, ese inquieto pensar de que lo vería de nuevo la metía en un lío de sensaciones temerarias.

Al terminar los últimos bocados, puso dentro de la alforja una galletita pequeña, sin subir la mirada se acomodó la corbata, el suéter, la falda y fue hacia las mazmorras.

Apresuró el paso de camino tan metida en sus asuntos que no se dio cuenta que la seguían sin esconderle nada.

Entonces vio la puerta negra del mago junto a una duda inquieta de que si se dejaba ver en ese estado lo arruinaría todo pero su determinación Gry era más fuerte. Acercó sus nudillos para tocar, unos centímetros hacia delante, unos centímetros hacia atrás, sin embargo no lo hizo, después de un minuto volvió a acercar los nudillos y esta vez acentuó tres leves y tímidos sonido de débiles golpes.

Snape estaba detrás de ella quizá con risa burlona veía su nerviosismo, suspiró al sentirse divo.

“Esto es lo que causa un simple beso a una adolescente. Yo mismo me meteré a azkaban la semana que viene.” Alzó una ceja.

-Buenas noches.- Soltó el mago y ella saltó pegando su frente y ambas manos contra la madera oscura. La alforja se resbaló de su hombro al antebrazo, apretó la mandíbula y giró lentamente.

-Ayy no noo, Señor no, juro que se me sale el corazón.- Estaba agitada.

-Sé que puedo dar miedo, Granger pero no sea ridículamente exagerada. ¿Por qué juega conmigo?

-Perdón perdón perdón, no quería molestar sólo vine por…- Hizo las manos en forma de súplica, sus ojos aún estaban entre cerrados por los nervios, después se tocó una sien y la otra le sostenía el corazón como si de verdad fuera a salir volando para rebotar en el piso de piedra dejando marcas redonditas de color rojo.

-Sé por qué vino, Srta.- Abrió la puerta con un hechizo silencioso sin dejar de verla a los ojos con una actitud que parecía de espera impaciente. -Pase.

-Sí, gracias.

Puso una silla frente a otra para hablarle de cerca y la invitó a sentarse con una seña de mano.
Hermione se sentó y él habló rápido.

-Hablé con el Señor Potter, me dijo que usted le dio mi recado, le agradezco.

El gesto de tener el rostro del hombre tan cerca la convertía en una gelatina humana.

-Ahh siii.- La niña ni recordó de lo que hablaba.

Snape caminó hasta su escritorio para sacar un pomo de vidrio similar al anterior.

La joven se sentó en la silla donde el mago había estado sentado y se giró hacia él para quedar exactamente delante de sus ojos, a su alcance si quería.

-Sí… De hecho…- Mintió con descaro. -Él me dijo que el profesor Snape necesitaba una ayudante por las mañanas de los fines de semana y que también sugirió… Podía ser una alumna como yo.

-No, no es así, no necesito un ayudante, necesito una ayudante y de preferencia… Usted.- Se sentó cómodo con excesiva modosidad viendo a los ojos a la niña creándole inconscientemente una pesadilla de por vida. -No los fines de semana sino todos los días. Verá, algunas veces tengo que salir de imprevisto por asuntos importantes fuera de esta elegante escuela, la ayuda que quiero es simple y su amigo Potter se lo explicará.

-Por favor usted dígame.- La joven se puso de pie.

-Quiero alguien que prepare las clases a escondidas siguiendo la currícula de esta escuela por cada año y curso. Y que unas cuantas noches pueda acompañarme a hacer algunos experimentos biológicos en el invernadero. Por su puesto, nadie puede enterarse porque correría peligro.

Hermione se sintió aliviada al escucharlo, el hombre no se quería aprovechar sólo la quería explotar un poquito.

-Suena muy interesante.

-Entonces ¿Acepta que nos veamos a escondidas algunas horas de algunos días dentro del castillo, Srta. Granger?

-¿Y por qué no? Usted es uno de los mejores profesores de Hogwarts en la actualidad, para mí es un honor.

Snape no cabía en sí mismo por la adulación y el respeto que la pequeña mostraba.

-Mañana en el invernadero a las siete de la noche.

-¿Y la cena?- Se preocupó la joven.

-Se quedará sin cenar hasta las nueve, yo podría conseguirle un poco de pan y agua.- Señaló como si eso fuera un regalo amable.

-Bueno, peor es nada.- Alzó los hombros.

-Ya puede retirarse.- Snape hizo ademán de que apresure sus pasos, que desaparezca delante de él a la de cero. Pensó que nunca había estado delante una joven tan leal.

Hasta que.

La estudiante quiso impresionarlo más.

-Sé sus secretos, Sr. Sé que es mortífago porque Harry me lo dijo y quería comentar que no se lo diré a nadie nunca y le agradezco por las clases que le dio a Harry de oclumancia, él me las dio a mí y eso me ayudará a cumplir mi palabra.

El pocionista hizo como confundido.

-Yo sólo soy profesor de Hogwarts en dos áreas, su amigo está mal de la cabeza.

-Buenas noches, Sr.-
Hermione hizo una reverencia y salió de ahí.

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