Mr. Potter Actúa Raro Capítulo IX Día Cuatro – Feliz Navidad🎄🎇🎁

Hermione vio a los ojos a sus padres los cuales tenían otra expresión distinta a la curiosidad.

-Mmm es que lo que me dijo el profesor es algo que no puedo creer.- La emoción y semblante de los padres se hizo como un rudo juicio, tan serios que fue inevitable ponerse nerviosa y más cuando el padre levantó una ceja.

-Bien jovencita ya ve a dormir.- Dijo su progenitor.

Al día siguiente a primera hora de la mañana empezó a escribir una carta a su profesor donde le confesaba ciertos hechos donde ella había suplantado a su amigo Potter, aquello, algo que debía haber contado desde hace meses atrás le hacía pensar que quizá el hombre se iba a pensar en salir con ella a escondidas en esas situaciones y épocas difíciles de la escuela, ya era bastante el aceptar la diferencia de edades y lo absurdo que era que una joven estudiante de Gryffindor estuviera interesada en el profesor de pociones Severus Snape.

En un aposento de las mazmorras…

-No Albus, la joven ha aceptado de forma voluntaria verse conmigo una vez más el día de hoy, estaré con ella esta noche y la mañana que sigue si las cosas no salen como pienso.

-¿Estás seguro que fue ella quien robó los ingredientes de tu almacén para hacerse pasar por el alumno Potter?

-Completamente seguro, puedes revisar en mis recuerdos si tienes dudas de eso.

El director se sintió un poco decepcionado.

-Es importante que no la pierdas de vista, es claro que los jóvenes están confundidos y desconfían de ti pero yo me voy a encargar de mantenerlos ocupados.

-Albus, basta de arriesgar la vida de los mocosos, la búsqueda de los horrocruxes es únicamente alejarlos de este lugar, de tenerlos fuera de alcance, lejos de las manos de voldemort, hacerles perder el tiempo un poco más… Te dije desde el anterior ciclo que podía hacerlo yo…

-No no no, los conozco, Severus.- El director hizo un ademán con sus manos. -Si por ellos fuese ahora mismo estarían frente a Voldemort, intentando pelear aún si es inútil porque no saben cómo funciona todavía.

-¿Harry aún no sabe lo que me contaste, cierto?

-No, pero pronto se dará cuenta, más pronto de lo que todos esperan. Mientras tanto cuida de Granger, la joven es muy importante para el grupo y…- Acusó con la mirada a Snape. -No te pases de listo con ella, Hermione es una joven delicada y sé que no puedes mentirle tanto tiempo…

-¿Con Granger? Ni loco, esa Gryffindor me da escalofrío, es muy astuta…- Snape se despidió y subió hasta la torre de las lechuzas para enviar una carta a una dirección en Londres, un lugar que sólo él conocía y había protegido con magia.

Lo que Albus no sabía es que ese serio y formal hombre de pociones realmente estaba interesado en la menor, gustaba de ella, se había propuesto estar cerca para protegerla porque le importaba impresionarla, llamar su atención, evitar que esté en el foco de una gran pronta tormenta y no precisamente porque un director se lo ordenaba. Sin embargo tenía que ser sutil, tenía que hacerle creer que se alejaría.

Así el hombre cerca de las cinco de la tarde fue a comprar un obsequio como hacía la gente por costumbre para esas fecha para entregarlo pasando las doce de la noche.

En la mente tenía tantas cosas que podía regalarle, cosas que no eran exclusivamente románticas pero literal podían contener su propia esencia y un poco de respuestas al futuro.

***

En una casa lejos del castillo y cerca a la ciudad.

-No Ginny, no creo poder ir, la pasaré en casa con mis padres.-Le hablaba por el teléfono de la oficina de su padre.

-Es una pena, quería que sepas de algunas noticias inéditas. De verdad estaría muy bien que hagas el esfuerzo por salir de tu casa en la madrugada y pasar el veinticinco con nosotros.

-Mmm sospecho qué puede ser eso inédito que quieres contarme, Gin, pero mejor guárdalo hasta que nos veamos en el castillo nuevamente y no, no voy a ir esta vez, lo siento.

-Bien Srta. Misteriosa con novio nuevo, hablamos después.- La joven Wesley quería atraparla, sus sospechas e instintos metiches eran altos.

-¿Cómo sabes que tengo novio?- La joven metió la pata.

-¡Wow entonces mis sospechas eran ciertas!- Ginny gritó con acierto al otro lado del aparato de comunicación llamado: “teléfono”

-Ammm sí, se podría decir que sí tengo un novio pero no le digas a nadie.

-No se preocupes Srta. Granger, confíe en mí.- Ginny imitó la voz de Snape y Hermione colgó el teléfono.

“¡¡¡Ohh por Merlín esta chica es una adivina!!!”

Hermione subió a su habitación, tomó el obsequio que había comprado junto a la carta, salió de la habitación al pasillo hasta chocar con la pared, miró hacia arriba y con magia jaló el botón de la puerta del techo para que baje la escalera que la ayudaría a subir a la buhardilla de la casa.

-¡Hermione, cariño, te busca tu profesor de pociones!

Con magia al escuchar a su mamá limpió todos los muebles y destapó los objetos de las grandes sábanas blancas que cubrían todo, incluso las cajas que se fueron hacia un rincón flotando en un torbellino, se colocó una alfombra en el centro del suelo  una redonda con círculos en su interior hasta el centro con colores como amarillo ocre, rojo vino, verde y azul. Un sofá grande y largo estaba descubierto, limpio como si estuviera recién lavado, una ventana al fondo de forma circular y a un lado una ventana rectangular con interior en forma de cruz, esta semiabierta dejaba pasar levemente el frío hasta su rostro el cual sonrió al pensar en él. “¿Cómo se atreve a venir a mi casa otra vez?”

-¡Ya voy mamá!

Hermione había arreglado el lugar pero no para tener una visita sino para “Pasar sola la madrugada” con alguien a escondidas.

Estaba nerviosa, quería verlo pero a la vez eso le causaba un jalón de emociones en el estómago, pensar en estar sola con él era escandaloso, algo le decía que no estaba bien.

Bajó por la pequeña escalera empinada, también la escalera hacia el primer piso, fue hacia la puerta que abrió sin pensar que su madre lo había invitado a ingresar al ambiente.

La mamá había hecho eso exactamente, lo hizo pasar y sentarse en el sofá de la sala, para que observe el lugar, viendo todo lo que acontecía curioso, extrañado, vigilando cada movimiento de la joven y sus saltos veloces por la escalera, vio su sonrisa, la emoción y desilusión en su rostro por no verlo afuera frente a su puerta.

-¿Busca a alguien, Srta. Granger?- El hombre se puso de pie frente a ella, se veía elegante con un levita azul y una capa negra.

Al escuchar la voz del pocionista se impresionó aún sin mirarlo, giró sobre sus pies y caminó hasta él con una inevitable sonrisa.

Los padres estaban en la cocina.

La joven abrió la boca al ver lo que el mago le ofrecía en la palma de una mano. Un obsequio forrado con papel brillante color verde, para variar.

-¿Por qué has venido a mi casa?- Susurró la joven.

-Quería verla antes de tiempo, Srta. Además me parece injusto que sus padres no sepan lo que tenemos…

-Shhh.- La joven se puso roja y él no perdió la seriedad, retrocedió cuando ella le puso las manos en el pecho.

El papá salió por la puerta justo en ese instante y vio aquello con curiosidad.

-¿Cómo está, profesor? Hermione no nos dijo que nos acompañaría en la cena de hoy, de hecho no sé si es lógico o ilógico pero podría pensar que ustedes no celebran navidad.- El padre presintió que debía ser exigente, esos dos delante de él escondían algo.

Snape hizo una venia de respeto.

-Señor Granger, disculpe el imprevisto pero vine a dejar el regalo de intercambio de Hermione. Y bueno, acerca de la navidad, sí la celebramos por costumbre.

-Ohh ¿Hubo un intercambio de regalos en la escuela?

-No, únicamente entre los dos.- Señaló con su mano a la pequeña joven y luego se señaló así mismo con toda la mano.

-¿Quiénes dos?- El papá sintió feo al escuchar eso.

-Verá Sr. Estoy enamorado de su hija y me encantaría tener su aprobación para intentar ser cercano y conquistarla.- Snape se estaba comportando extraño.

Cuando Hermione escuchó eso se mordió la lengua de nervios. Eso no podía ser cierto, era demasiado pronto. ¡Es una locura, Snape es Slytherin!

-Ahh ¿Está interesado en mi hija, la cual es menor de edad?- El papá puso su mano derecha sobre su corazón sin darse cuenta.

-No, en el mundo mágico se podría decir que es una adulta.- Snape ya estaba arrepentido de esa conversación con el progenitor de la joven.

El papá estaba apunto de tener un ataque de nervios.

Hermione se metió en la cabeza del hombre.

“¡Basta, ¿Qué haces?!”

“¡Tengo que decirlo! Así es como se hace.” Respondió Snape con la mente.

-Pero es mi hija, mi pequeña hija.- El padre estaba muy confundido, no se esperaba eso al menos por unos años y no esperaba tener a un hombre que se viera más grande que él mismo aunque sabía que eso era sólo por sus formales normas y vestimenta, podía ser menor aquel profesor.

-No quiero esconder mis sentimientos hacia ella. De todos modos vengo otro día, sólo vine para entregar este presente a Hermione y este a su esposa.- Le entregó una caja cuadrada de cartón también forrada con papel brilloso verde.

-Ahh, gracias.- El padre no sabía qué decir.

“Te veo más tarde, jovencita, me quedaré en la buhardilla.”

“No,no te vayas.”

-Papá ¿Puede quedarse a la cena?

“No Hermione, no quiero interrumpir su cena familiar.”

“Pues ya casi eres de la familia, profesor, curioso es que no me dijo que haría todo esto, no entiendo.” La joven levantó una ceja al decirle eso con la mente. Iba a reclamarle horas después “¿Qué tramas, Severus, por qué estás haciendo esto delante de mis padres?”

-Ahh, si desea quedarse estará bien.- Dijo el papá.

-Me temo que no, no puedo quedarme.- Miró al papá y luego a Hermione. -De verdad no puedo quedarme.

La cena de navidad se haría ese mismo día veinticuatro a las diez de la noche. A pesar de las intenciones del pocionista este no quería un interrogatorio del por qué hacía lo que hacía, ni de los padres ni de ella.

-Es bienvenido, profesor. Es una pena que no pueda.

-Ehh sí, tengo que irme, hasta luego Sr. Hasta luego Hermione.- Hizo una venia profunda y salió por la puerta apresurado.

“Ese comportamiento es extraño.” Se dijo la joven.

No pudo estar tranquila durante la cena por temor a que le pregunten, intentó no conectar miradas con sus progenitores pero no se libró, el papá habló y delante de su mamá.

-Jean, el profesor de Hermione que vino hace una hora me dijo que está interesado en conquistar a Hermione y además que está enamorado de ella.

La mamá dejó de comer y vio a su hija a los ojos.

-¿Ese hombre de aspecto mayor y serio, el de cabello lacio y negro?

Hermione siguió con sus alimentos.

-No ha venido nadie más mamá, sí, él.- Su tono fue rendido.

Mientras tanto alguien escuchaba atento desde la buhardilla. Si el  profesor de pociones quería hacerla sentir incómoda lo había logrado.

Sentado sobre él sofá con un hechizo para escuchar claramente con una pierna sobre la otra y un brazo recargado en el respaldar mantenía la mandíbula apretada esperando el peor rechazo de los padres con un rostro común, ese rostro de pocos amigos que aguantaba enojarse desde hace unos días. ¿Sería posible que esperara una posibilidad?

-Hermione pero ese hombre es muy grande para ti, cariño. Es bastante agraciado y elegante pero se ve mucho mayor.

El padre abrió los ojos sorprendido al mismo tiempo que Snape lo hizo junto al desajustar la tensión de su mandíbula.

-Es el profesor de pociones de DCao en la escuela, de la casa de Slytherin, no sé cuántos años tiene pero definitivamente es menor que ustedes.

-¿Qué, por un año?- Dijo rápido el papá desesperado porque todo iba no tan bien como esperaba.

-No lo sé…- Suspiró rendida ¿Por qué escondería eso a sus padres? Les contaría, en ese instante. -Yo nunca, yo… Hace unos meses atrás no me había fijado en alguien, mh me refiero a mirar a un hombre y… Pensar… Que me agrada y que… Yo… Papá, de verdad no busqué poner mis ojos en un profesor pero…- Ya está, tenía que decir lo que pasó sino no entenderían. -Está bien.- Dejó los cubiertos a un lado del plato mientras los padres la miraron espectantes. -Hace casi un año estuve solucionando unos problemas con los chicos, ya saben, con Ron y Harry, los conflictos en la escuela acerca de la seguridad de Harry habían sido peligrosos por lo que intenté ayudar, Harry estaba recibiendo clases con el profesor pero  nunca se llevaron bien, había un odio tonto de cosas pasadas que tenían que ver con el padre de Harry, él vio sin querer cosas de su juventud, la juventud del profesor. Todos los años que estuve ahí pensé que era un hombre frío y sin corazón porque era tan recto, tan exigente, tan preocupado en que si no aprendíamos entonces sólo eramos uno fracasados y personas que le hacen perder el tiempo.

-Un profesor exigente no es un mal profesor.- Opinó el padre.

-Lo sé pero era tan rudo y tan molesto… Pero Harry me enseñó lo que este fue de niño, de adolescente y entonces vi por qué era tan frío, no como otros profesores en el castillo. Y vi que era tan parecido a mí, había tenido esta molesta persecución de alumnos de mi casa por ser mestizo en sus épocas de estudiante, le habían quitado a su mejor amiga, lo trataban mal sin motivo, tan sólo quizá por ser inteligente por ser dedicado porque leía más que otros queriendo ser un experto. Esas cosas lastiman a las personas, los prejuicios, las persecuciones y por mucho tiempo también me lastimaron por ser quien era, porque tantas veces me desestimé y me esforcé por ser la mejor de la clase tan sólo por demostrar que cuando tienes talento aún si eres la persona que no esperas tienes que demostrarlo pero estaba equivocada, nadie debe demostrar nada sólo… Simplemente debemos ser. Lo siento, siempre debí sentirme orgullosa de mis raíces de tener la magia que tengo, la familia que tengo. Y pensé que era desdichada pero cuando vi aquello, esos secretos de un hombre tan parecido a mí empecé a pensar que nos llevaríamos bien.- Alzó la mirada directo a los ojos de sus padres. -No tenía intensión de perseguirlo y que se volviera mi novio porque eso no estaba en mí, sólo quería conocerlo, congeniar con alguien tan similar a mí en algún punto de nuestra humanidad, quería ser su amiga y entonces…- Bajó la mirada. -Ahí me di cuenta que no importaba cuántas veces podía hacerlo enojar para ver si era un desgraciado.- bajó la mirada aún más avergonzada.

-¿Por qué lo molestas así?- Las cejas de la madre mostraron tristeza.

-No sé qué me pasó mamá, fue como si lo hubiera probado a ver si era malo pero no, todas las veces que lo metí en problemas él estuvo primero tan interesado en… En… Cuidarme.

-Es que ese es su deber, hija ¿Cómo se te ocurrió, acaso no tiene mejor cosas que hacer que ver el mal comportamiento de una joven que siempre fue disciplinada? Me has escrito que las cosas no han estado muy bien que digamos en la escuela, seguro debe tener cosas importantes y le pusiste además, una carga que no debía. ¿Por qué, Hermione?

Hermione bajó la cabeza aún más, con lágrimas en los ojos sin caer, sólo acumulándose.

Snape entendió en qué se metía, la joven no estaba fingiendo como todos esos días que se hizo pasar por Potter. Si su intención era buscar una respuesta, la estaba escuchando.

-Lo siento… Pero si sirve de algo él me dejó acercarme cuando logré lastimarme sin querer, me curó y ahí en esos pequeños y silenciosos instantes vi quién era realmente y empecé a sentir que lo…

-Oh hija… Ya no sigas… Te entendemos…- El padre se levantó de su silla y la abrazó. -No tiene nada de malo sentir algo especial en el corazón y si tú crees que ese hombre es especialmente correcto para ti, nosotros no podemos otorgar ningún permiso porque depende todo de ti.

-Aún tengo muchas preguntas y dudas pero sé que si estoy cerca aún siendo su amiga estaré bien y él lo estará.

“No, si estás cerca será peligroso.” Se dijo Snape.

-Pero…- La mamá se adelantó a su hija sobre la mesa. -Pero ¿No quieres ser su amiga, verdad?- Le sonrió.

Hermione negó lentamente y secó sus lágrimas. Era claro que se estaba enamorando.

-Hija, si él es tan bueno como lo describes será bienvenido todas las veces que tu quieras aunque sigo pensando que es muy grande para ti, demasiado mayor.

-Por favor, cariño.- La madre alejó al papá de la joven. -Ya tiene mucho en qué pensar.

Snape deshizo el hechizo para no escuchar más y entonces desapareció de ahí pero no para irse sino que no quería que ella supiera que había escuchado, él quería que se lo diga así de frente y sin engaños por lo que esperó una hora más en su aposento y luego volvió a aparecer en la buhardilla.

Al aparecer cerca de las once y media de la noche vio a Hermione observando el obsequio que él le dio.

Era un brazalete de acero blanco y plata con una cadena que se acoplaba perfecto sujetando una diminuta botellita transparente y un pequeño corcho de tapón que evitaba que su sangre se derramara, sí, era la sangre del mago junto a unas gotas de poción que él mismo había elaborado.

La etiqueta decía “sangre” debajo unas letras más pequeñas que decían  “Snape”


Cuando la joven sostuvo la botella con sus dedos el mayor apareció en el ambiente.

-Hermione, espero que sea de tu agrado.

La joven aún no comprendía lo valioso que era tener eso en procesión.

-Es un poco raro ver que has decidido regalarme un poco de tu sangre.- Cada vez que la veía en el pomo de vidrio sentía nervios, era la sangre de una persona, tan brillosa, espesa, rojo vivo, rojo puro. -Me parece un detalle hermoso. Bueno, yo no tengo mi sangre para ti pero debo darte esto.- Se puso de pie sobre la alfombra y le entregó el obsequio. La carta que escribió y un libro de hojas  pergamino, hojas en blanco, fino papel antiguo en cortes perfectos rectangulares con bordes de oro, en la tapa gruesa una barra de cera verde y tres sellos, una con la letra S y dos más del escudo de Slytherin, sabía que el hombre debía tener un momento de escritura o que enviara muchas cartas así que pensó que era ideal, un obsequio ideal.

Snape lo tomó, lo abrió, leyó la dedicatoria.

Para una magnífica persona, mi profesor favorito.

y luego tomó el pergamino que ella misma había cortado y enrollado.

La declaración allí escrita no era tan sorprendente para Snape quién estaba enterado de todo.

Al terminar de leer.

-Srta Granger ¿Con quién cree que está hablando?

Hermione se sintió confundida. Se estaban hablando con confianza ¿Por qué volvió a la formalidad?

El hombre arrugó el papel.

-Hermione, lo sabía, desde que vi que Potter tenía rizos castaños y estaba colgada en lo alto de un árbol con heridas en su rostro. ¡Niña, te buscaste un daño muy grande y no supe cómo remediarlo. Y sí, me has hecho perder mucho tiempo en preguntas como ¿Por qué Mr. Potter me manda corazones de humo y me persigue sin dejarme en paz?!

-Lo siento sólo quería saber… Yo…- La joven cambió de parecer y siguió con otro tema. -Gracias por no acusarme con el director.- La joven bajó la cabeza avergonzada.

-Me temo que sí la acusé con el director como también le mostré que se hicieron pasar por él.

Hermione no podía creerlo, había descubierto todo.

-Lo siento.- Dijo de nuevo.

-Yo lo siento más, siento haberle hecho daño pero si usted es inteligente sabrá que no fue a propósito.- Caminó hasta estar muy cerca a ella, le levantó la cabeza desde el mentón viéndola con altivez directo a los ojos castaños. -La acusé de robarme ingredientes del almacén, de colmar mi paciencia, de calumnia, la acusé de mentirosa, de mala conducta pero no la acusé de haber hecho que me interese en usted aún siendo sólo una niña tonta que pudo haber hecho que la mate un mortífago o dos, que me haya expuesto ante sus demás compañeros en el castillo pero sobre todo que me saque un beso a la fuerza sosteniendo una estúpida farza.

Hermione no quería mirarlo a los ojos, el hombre estaba enojado.

-Lo lamento tanto yo no quise molestar.

-Yo siento haberla hecho pasar vergüenza con su padre por decirle que estoy interesado en usted aunque nada sea posible. Esto que buscó es tonto y tiene que devolverme lo que se llevó hace meses atrás.

-Es posible lo que siento que puede pasar. ¿Por qué no es posible, Señor?

-¡No ahora, no en estos tiempos, Granger!

-¿Por qué no?- Buscó la mirada de este el cual se la entregó.

-Me gustas, eres una mujer hermosa pero también eres una niña. No voy a arriesgarlo, es imposible.

-No me importa, yo te quiero, yo…

-Tú sólo estás confundida. Le pido por favor que se cuide, que regrese con sus amigos, que intente aprovechar lo que pueda del castillo y lo que este puede darle, ambos sabemos que es muy poco y son sólo peligros. Pensé que el dejar que me acerque era parte de un plan junto a sus amigos pero me doy cuenta que no es así, este día iba a terminar en un desastre porque así estaba planeado por mi mente, sacarle en cara el daño que hizo, sacarle en cara de que era una mentirosa pero me equivoqué.- Acercó sus labios a ella junto al cerrar lento de sus ojos. -Le dejaré una cosa más, devuélvame lo que es mío.- Susurró.

Sus labios tocaron los de ella conectándose nuevamente pero en un momento distinto, se pegaron también por culpa de ella y se besaron lentamente pensando con sentimientos en lo más profundo de su ser que era algo prohibido y que el otro también debía pensar igual. Recordaron todas las reacciones de sus cuerpos, las mismas que sintieron en las mazmorras cuando ella tenía ojos verdes, cabello corto y despeinado.

-Ahora todo ha sido saldado… Feliz Navidad.- Dijo él en un susurro que subió de tono en las últimas sílabas.

El mayor se dio la vuelta para irse.

-Espera… No te vayas por favor.- Pidió Hermione pero él no volteó. -Voy a buscarlo lo prometo.- Susurró por falta de fuerzas, el beso la debilitó.

-Descanse Srta. Granger.- Se acercó a la ventana viendo los adornos de navidad de los vecinos y casas cruzando la acera. -No me busque porque no estaré más para una niña ilusa.

La joven tenía en sus manos el obsequio que él le había entregado prometiendose que no haría caso a su advertencia. Él la quería y lo demostraría.

¿Te gustó el capítulo?

0 / 5

Tu calificación:

Suscribirse
Notificar de
guest

0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios