Tabla de contenidos
Capítulo 1- La importancia del trabajo Capítulo 2- Conozco a los lectores 3 Su Sonrisa 4 Compras y Rubor 5 Pudin de Chocolate 6 ¡En serio, soy actor! 7 Pizzas De Teatro 8 Malos Entendidos 9 Proyector 10 Una Clase de Teatro (Borrador) 11 Ella me gusta – No, yo le gusto-No, nosotros nos gustamos… 12 ¿Una carta de amor? 13 ¿Desperté? 14 Me encantaría… Pausa por Motivo Importante 15 Desayuno Incómodo 16 Desayuno Incómodo 2 y Visita Sorpresa 17 Flash Back 18 Pudor 19 De lo que soy Capaz 20 Admiración 21 Juego de Amigos 22 Paz 23 Salida Peligrosa 24 Hasta Nunca Mi Amor 25 No me Mires Así 26 ¿Me Está Terminando…? 27 París Cómplice 28 Cásate En París 29 Okinawa Luna de Miel – Parte 1 30 Luna de Miel Parte 2 – Final-Muchas gracias por su colaboración Sr. Rickman.
-Para mí es un enorme placer el poder ser parte de este proyecto.
-No queremos molestarlo más, el día de mañana será la inauguración del local… Su representante nos dijo que usted podría darnos un espacio pequeño de su ocupada agenda. Le habíamos explicado que este proyecto es para que los jóvenes de esta ciudad estén motivados e influenciados a leer más y dejar la televisión a un segundo plano. Usted verá que ya no es tan confiable permitir que se distraigan tanto con ese medio de comunicación.
-Comprendo a la perfección… Además de que esa motivación valdrá un costo… (Dijo con sarcasmo)
-¿Usted tiene hijos adolescentes?
-No tengo esa dicha (Dijo serio con el ceño fruncido) pero sé qué es ver a un joven perderse por malas cosas que ofrece esta vida, a veces planeamos nosotros mismos un estilo de vivir y eso no se cumple, y cosas como la lectura nos amplía la perspectiva e impresión que tenemos del mundo, además de hacernos sensibles cosa que no pasa con la televisión de ahora e incluso con el cine. (Dio una mueca de interés y luego dejó que vieran una sonrisa sutil)
-Gracias Sr. Rickman, sabe exactamente lo que estamos haciendo. ¿Podríamos tomarnos una fotografía con usted? Profesor Snape (Dijo en voz baja uno de ellos, tan sutil que pensó que el actor no alcanzaría a escuchar)
-Y no le hagan caso a mi representante, mañana estaré con ustedes. (Intentó seguir normal aunque eso último le molestó)
-Estamos más que agradecidos Sr. (Le extendió su mano)
-Entonces mañana temprano a las 10am. Les confesaré un secreto, me encanta leer. (Les dio un guiño antes de irse)
El hombre se retiró dejando ver bien su traje completo, muy bien portado.
-¡Sr. Rickman fue un placer conocerlo!
Levantaron la voz para que esta lo alcance y así fue el actor volteó y alzó la mano en símbolo de despedida.
Subió a su auto, acomodó el espejo retrovisor viendo hacia atrás y luego vio sus propios ojos reflejados. Se colocó el cinturón, prendió el auto y arrancó.
A veces le molestaba cómo la gente hacía tanta alharaca por tenerlo en frente como si fuera un extraterrestre, porque él cuando la gente se le acercaba siempre tenían que preguntarle acerca de una de tantas películas que hizo, como si para él eso fuera lo más importante de su vida.
Llevaba un noviazgo de muchos años con una mujer con quien se sentía más que feliz. Sus proyectos de teatro lo emocionaban, los fines de semana pintaba haciendo bocetos artísticos con sus propias manos, de vez en cuando tomaba clases de piano y leía, leía todo el día cada que podía incluso los nuevos personajes que tenía que aprender…
Esa era su vida que a pesar de tener muchas cosas que quería, aún se sentía un poco vacío. Pero eso no lo hacía sentir mal todo lo contrario le hacía sentir común. Por eso ¿Existiría alguien que conociera en el futuro que en vez de preguntarle cosas que no le interesan, podría preguntarle cosas que lo hagan sentir interesante?
Llegó a casa, saludó a su novia, subió hasta su recámara y se quedó toda la tarde estudiando uno de sus personajes recientes.
***
Al otro lado de la ciudad una jovencita egresada de la universidad para la carrera de Literatura, buscaba trabajo en una agencia a varias cuadra de su casa. Tenía una semana preocupada de no tener dinero, no le había ido tan bien como esperaba.
Su papá era contador, una persona soberbia, no era millonario pero tenía dinero y se sentía importante, siempre estaba ocupado.
Le había echo sentir lo decepcionado que estaba por escoger esa carrera mediocre. Así le llamaba él “Una carrera mediocre”, eso la hirió tanto por eso había dejado de hablarle, se había propuesto irse de casa por sus propios medios con sus veintidós años de edad.
Y sí ese fue su día de suerte, la agencia le encontró un trabajo para encargarse del segundo turno en una biblioteca. “Uff” se sintió aliviada cuando se lo dijeron.
Prepararon todo lo necesario para que se presentara, no tenía que competir con otras jovencita por el puesto ya que al parecer nadie quería ese trabajo, eran diez horas que llegaban a las cero horas de la madrugada y cualquiera que aceptará debía de tener un auto porque entonces no le convenía gastar en autobús. Ella no tenía auto, pero podía defenderse con una pequeña moto color rojo que no pasaba de cuarenta y cinco kilómetros por hora.
La paga “Qué va” no era tanto como se imaginaba pero le dejaría rentar un departamento cerca y vivir tranquilamente en lo que usaba sus tiempos libres para escribir y planear una especialización.
Su cita fue esa misma tarde, conoció a su compañera del turno mañana y a dos guardias de seguridad.
La joven del turno mañana se veía tranquila, de esas jovencitas “reservadas” con “temor” de decir lo que sentía.
Al conversar con ella se dio cuenta que no tenían nada en común excepto querer independizarse, bueno, eso y que estaba peleada con sus padres aunque la razón de la compañera era desobediencia y rebeldía y poder tener libertad de hacer lo que se le pegara la gana con su vida.
Le alivió sentir que sus horarios se cruzaban durante dos horas, las horas “Más pesadas” como describían los responsables de la biblioteca que apenas se iba a inaugurar.
Al terminar el día subió a su recámara, saludó a su mamá quien no era muy conversadora con ella porque vivía pensando en el siguiente día que se reunía con sus amigas del club, la mamá sí la quería pero estaba disfrutando del dinero de su papá, él la tenía engreída porque su esposa era su vida.
Antes de dormir prendió su laptop y empezó a buscar varios departamentos cercanos a “Croydon”, la ciudad donde trabajaría no estaba muy lejos de la casa de sus padres, tan sólo a treinta y cinco minutos pero “En auto”
Al apuntar varios números en su celular, cerca de cinco que rentaban habitaciones pequeñas con baño, se quedó dormida.
***
-Sr. Rickman gracias por venir. ¡Qué puntual es usted!
-Dijeron a las diez, faltan cinco minutos para eso lo que significa que he sido impuntual… (Les mostró una sonrisa)
-Jajaja, claro que no… Bien, le explico, el gerente del proyecto para esta biblioteca no pudo estar presente pero está su representante, es el señor de azul.
-Parece un niño, se ve bastante joven. (Dijo Rickman con una voz gruesa y seria)
-Venga, vamos a presentarlo.
-Vamos (Dijo con respeto el actor)
Las personas de la biblioteca lo acercaron al hombre de azul, lo presentaron y mientras tanto comenzaban a invadir unos cuantos reporteros que fueron censurados, la biblioteca no era pública era privada pero estaba al servicio de la comunidad. Eso fue suficiente para poder impedir que entraran a molestar con sus cámaras.
Después de que se celebró la inauguración todo el bullicio se fue, se quedó atrás el corte del lazo, el champán, los cócteles y los apretones de manos…
***
El primer turno en la biblioteca casi se había completado cuando llegó ella con la moto, unos cinco minutos tarde la hacían sentir mal pero nadie se dio cuenta “Uff”
-Cinco minutos tarde…
-Perdóname Rose, el motor de mi moto me dio problemas como nunca.
-Tranquila Vero, hoy estás de suerte por el escándalo de la inauguración pero la próxima tienes que estar atenta, el gerente es muy malo y me quitas minutos a mí… Por cierto ¿Cuál era tu apellido? Ya no lo recuerdo…
-Hill, Rose… Es un apellido común y corto…
-Yo soy Silent… Jajajja
-¡Vaya qué graciosa eres!
-SÍ, perdón, fue un pésimo chiste.
-¿Tienes a muchas personas leyendo?
-Unas veinte personas han comprado su carné, deben de estar por ahí con sus libros.
-¿Cuánto cuesta? (Dijo Verónica con curiosidad por si acaso)
-30 Libras… Creo que si son del barrio no les cobran mensualidad pero si son de las colindancias entonces tienen que pagar veinte libras cada mes para poderse llevar todos los libros que quieran.
-Es poco, algo que un estudiante pagaría hasta con los ojos cerrados. Aunque no le veo chiste el no ir un poco más lejos… A la biblioteca pública, no se cobra nada ahí.
-Las bibliotecas públicas no te dejan llevar más de un libro al día. En cambio aquí puedes llevarte hasta diez al día.
-Una ventaja grande, es atractivo además de buen negocio. (Dijo Verónica yendo más allá)
-A nosotros no nos cobran, podremos leer cada que queramos.
-Genial.
Las jóvenes conversaron por largo tiempo hasta que Rose terminó su turno. Verónica tenía el horario difícil, el horario donde quizá no vería a tantas personas jóvenes.
Se pasó frente a la computadora de recepción guardando información de cualquier cosa directo en su USB, le gustaba descargar libros, descargaba imágenes de sus redes sociales, imágenes de muchos años atrás.
A veces caminaba entre los pasillos para vigilar a esas personas bien vestidas, personas mayores que quizá cursaban maestrías, algún doctorado o simples adultos disfrutando de un libro al anochecer.
Solían ir también profesores de primaria, de universidad y algunos grupos de estudio pero todos eran tan déspotas, se veían grandes, se creían superior a ella cada que le hablaban… La pobre estaba casi acostumbrada.
Así pasó día tras día en lo mismo, toda la semana se fue.
***
-Cariño, ¿Por qué reniegas tanto?
-Estoy harto de ese sonido…
-Te recuerdo que fuiste tú el que quiso este departamento.
-Lo sé, creo que ya estoy viejo para la ciudad.
-La solución la tienes tú, cambiarte a cualquiera de tus casas.
-Sabes que es temporal, el teatro nos queda cerca y la gente no molesta tanto como antes.
-Si el ruido de los autos es el problema entonces ve a la biblioteca. (Dijo la novia intentando librarse de la conversación)
-¿Y así llamar la atención de las personas? (Hizo una mueca de creído)
¡Sí que se sentía importante a veces!
Exactamente, este actor lo era, era muy cuidadoso y profesional en cualquiera de sus trabajos.
-Vete en la tarde, al anochecer… Así podrás evitar que te “Sigan”
-Mmmmm, es buena idea, estuve dentro de esa biblioteca, tienen bastante espacio como para ser un fantasma, no tengo nada que perder…
-Ves… (Dijo la novia sin darle tanta importancia)
***
Mientras tanto en la biblioteca…
La joven empezaba el turno de la noche, cada vez más acostumbrada al silencio, los lectores de esa hora no eran nada conversadores, gente que no tenía tiempo de nada incluso sin tiempo para ser agradecidos por un buen trato en recepción o al recibir la ayuda para encontrar los libros que necesitaban.
Fue al tocador para lavarse las manos y respirar un poco hasta que empezó a escuchar el timbre de entrada, un sonido activado automáticamente cuando alguien entraba a la biblioteca.
Caminó lento adivinando la cara de esa persona, quizá con aires de importante sin si quiera mantener la sonrisa por más de tres segundos.
Pero su trabajo y su personalidad no tenía nada que ver con el comportamiento de los demás, ella tenía que ser responsable y amable aunque no lo quisiera, ella debía esforzarse, no podía ser como los demás.
Llegó a recepción y no había nadie, se puso a observar por todos lados hasta que…
-Buenas tardes, quisiera adquirir el carné de biblioteca. (Dijo la voz gruesa del actor)
Era un hombre adulto con buen porte, parecía un profesor de sociales de alguna universidad cercana. Tenía unas gafas oscuras pero se podía ver a través de esos cristales… Ella sabía que tenía que ser delicada con ese “tipo de personas”
-Muy buenas tardes (Dijo amable) ¿Me brinda su identificación por favor? Es para poder registrar su nombre y levantar el acta para entregarle su carné.
-SÍ, aquí está… (Respondió el actor de la misma manera, con respeto)
“Aquí es donde se enteraba de quién era y llamaba a sus amigas para que se tomarán foto con él” Es lo que su mente equivocada maquinaba pero no… Quién sabe si ella ignoró ese aspecto de su persona o quizá simplemente no veía televisión.
-Usted es Alan Sidney Patrick Rickman… (Escribió en el registro porque sólo necesitaba el nombre y saber si vivía cerca de la zona) Sr. Mañana o el día que pueda venir le entregaremos su carné, ahora no creo que pueda dárselo porque el encargado de imprimir los carné sólo viene tres veces a la semana, pero mientras tanto tenga este pase temporal y además de esta ficha donde registrará todos los libros que quiera llevarse. (Le dio una sonrisa)
-¿Entonces eso es todo? (Parecía que él esperaba más de esa jovencita guapa)
-No es todo, cuando tenga el carné deberá pagar la suma de 50 libras. Son treinta por el carné y veinte por el pago mensual. ¡Aquí tiene su boleta de pago!
-Bien… ¿Usted es? (Le preguntó el nombre a la joven sin creer que no lo había reconocido, al parecer no era tan famoso como él creía)
-Hill, Srta. Hill. Yo le ayudaré con los libros que necesite Sr. Rickman, todos los corredores están cuidadosamente señalizados, si tiene alguna pregunta o se le complica algo no dude en venir a mí.
-Muchas gracias, es muy amable. (Le dio una sonrisa amigable, aún dudosa)
Dijo el actor sintiéndose tranquilo al saber que la joven no lo iba a delatar con la prensa. Se retiró los lentes para que la chica lo viera a los ojos pero esta volvió a poner su concentración en un cuaderno donde escribía afanosa y luego subía la mirada hacia la computadora de registro.
“Extraña joven” Dijo el actor en su mente y se fue a buscar un lugar para sentarse a leer dos guiones y un libro en particular.
El hombre vestía un blazer de dos botones color beige de esos que estaban de moda, una camisa oscura, una chalina de hombre al rededor del cuello con unos pantalones casuales color café que perfecto con sus zapatos.
La joven lo observó bien, “Tiene buen gusto” dijo para sí misma pero sus ojos no iban directamente a él, lo veían con el rabillo del ojo, siempre hacía eso, su padre le había enseñado que las personas dejan ver mucho de su persona en la manera que visten. “No son colores fuertes, quizá sea de buen carácter” Añadió a su pensamiento.
El tiempo pasaba lento mientras ella había conseguido atrapar su propia atención en un curso rápido de Cambridge completamente ONLINE, “Excelente” podría especializarse en literatura contemporánea inglesa y francesa mientras trabajaba.
Mientras tanto el actor tenía la paz que estaba buscando, concentrado en el nuevo personaje de un libro juvenil… Su afán por hacer un excelente trabajo y llenar 100% toda expectativa era su forma de trabajo, no conocía otra manera de sentirse realizado…
Por otro lado se había quedado pensando… Hasta entonces nunca le había pasado que una sola jovencita lo hubiera ignorado de esa manera, él tenía curiosidad de enterarse, quería saber por qué no sabía quién era él… “¿Por qué, por qué quiero saber eso?” “¿Será que hace poco me llegaron mil cartas con jovencitas de quince años de edad creando historias conmigo y cualquier personaje que interpretaba?” “Qué va”, estaba aburrido de leer, podía ir a averiguarlo usando sus encantos masculinos, tenía que conseguir un “¡Ohhhh ya sé quién es usted” o un “Me firma un autógrafo”
¿Qué podía perder?
Fue dejando sobre la mesa sus guiones empastados en cuero negro, su celular, la llave de su auto y sólo sostenía el cartón con lo que podía pedir un libro. Llegó hasta recepción con cara seria viéndose importante y esperando que le pregunten…
–¿Puedo ayudarlo en algo? (Dijo la joven bibliotecaria)
-Necesito un libro pero no está a mi alcance…
-Entiendo… ¿Quiere que lo tome?
-Así es. Justo ahí donde estaba sentado… (El actor sonrió malicioso y ella se sacó de onda super horrible porque no se esperaba esa situación en doble sentido)
“¡Qué idiota soy, todo por no expresarme con propiedad!” Pensó la joven.
Dio la vuelta al mostrador y siguió al hombre, no se lo imaginaba tan alto, a pesar que ella medía más de 1.70mt. él seguía viéndose mucho más alto.
-¿Donde está el libro?
El hombre colocó goma de mascar en su boca e hizo como distraído con las manos enlazadas detrás de su espalda pero luego volteó y respondió.
-En el mismo corredor donde estaba sentado.
-Bien… Vamos entonces…
La joven siguió al actor hasta el corredor donde estaba sentado, al llegar él la miró y señaló la parte más alta del estante, necesitaba una escalera para poder alcanzar el libro que estaba a dos metros y medio del suelo, era obvio que él solo habría podido conseguir el libro porque la escalera estaba muy bien asegurada pero luego la joven pensó que era de esos profesores que no querían arrugar su ropa. Sin embargo para ella alcanzar el libro era toda una aventura interesante y no le molestaba para nada.
Pero por un segundo recordó la situación de doble sentido en que había estado hace unos minutos, entonces le entró la pena de subir por esa escalera.
-Sr. Rickman, al principio de cada estante está la escalera, aprieta el botón y esta se abre, la puede deslizar hacia cualquier lado que desee, sea a la derecha o a la izquierda.
-Perdón, no me había dado cuenta de eso. (Por su puesto que sí se había dado cuenta sólo que quería molestar)
-No se disculpe, de todas maneras no me molesta hacerlo por usted.
Él volvió a sonreír maliciosamente mientras ella se decía así misma “Estúpida, deja de hablar así, pareces una simplona poco inteligente”
-Digo… cada vez que necesite ayuda para alcanzar un libro, no me molestará tomarlo y entregárselo. (Ella no perdía ese rostro serio y centrado)
-Le agradezco su amabilidad. ¿Necesita que sostenga la escalera?
-No es necesario, la escalera está asegurada contra el estante y el estante al suelo, todo por su seguridad.
-Pero podría sostener la escalera si desea. Digo, para que estés más segura. (Dijo serio y caballeroso)
“Ahora sí se pasó de fastidioso” Pensó la chica.
-Bueno, si no le molesta. (La joven decidió olvidar todo y seguir con su trabajo)
Subió la escalera, tomó el libro sin pena ni nada, bajó por la escalera con cuidado de caerse sobre él y logró estar frente a la mesa entregándole el libro en sus manos.
-Listo. ¿Necesita algo más?
-¿A usted le gusta leer, cierto?
-Sí así es. (Dijo la joven segura)
-¿Y suele ver poca televisión?
-No veo televisión pero voy al cine seguido.
-Mmmm… ¡Eso es bueno! (Dijo él sin saber qué más decir)
-¿Usted gusta de ir al cine? (Dijo ella tratando de ser amable y seguir la situación de preguntas)
-No voy tan seguido como quisiera.
-¡Qué bueno! (Dijo la chica también quedándose sin palabras)
-Sí (Dijo cortante el actor)
-Bueno, tengo que regresar al mostrador así que si necesita algo no dude en avisarme. (Le dio una sonrisa amable y se fue)
“Dios, soy tan patético” Pensó el actor por ser tan notorio, faltaba poco para decirle “Soy actor, mi último personaje famoso es Severus Snape de la novela juvenil escrita por J.K. Rowling”
Suspiró y se quedó en aquella mesa “Ni si quiera me gusta las historias psicológicas” dijo mientras tomaba el libro que ella bajó hasta sus manos.
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“La tenacidad es la fuerza interior de perseverar hasta vencer” – Miguel Ángel Cornejo
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