♥️♥️♥️ Luna de miel Part 2
Verónica le contaba a sus amigos la forma en que volvió a encontrarse con Alan y también la manera en que aquél galante e impulsivo hombre la convenció de casarse.
El actor salió de la ducha y fue a la sala para saludar a los amigos de Verónica, los cuales no lo veía un par de años o más, salió vestido en una bata larga y una pijama color gris.
-Amigos míos, que bueno que han venido a visitar… Me…- Bromeó en acento seco. -Verónica me dijo que me odiaban así que les dejaré crucificarme ahora con palabras motivadoras.
Alí sonrió y se atrevió a opinar.
-Es verdad porque usted sólo desapareció de la vida de Verónica y ella no quiso contarnos nada así que asumimos que usted la dejó, a eso le suma el que se haya dejado ver por ahí con otra mujer, junto a una boda falsa y “la historia patética de amor de muchos años.” ¿Vas a negarlo, no todo fue mentira o sí, Sr… Rickman…?- La voz de Alí era agria aunque en leve tono cómico para no incomodar la reunión imprevista.
-Tú lo has dicho, sólo fue una historia patética de amor inventada para los medios de comunicación, me tenían harto que cada que venían a mí con micrófonos y cámaras preguntaban si era Gay o si no seguía las costumbres morales de la sociedad inglesa al no estar casado, de las dos creo que la última me pesaba más.
-Yo hubiera pensado que sí, es la verdad.- Dijo Rose en tono travieso. -Me refiero a eso de que eres Gay, con esa mirada tan “Hot” que a veces pones para coquetear a las nenas pues lo podría hasta afirmar, de tantas miradas furtivas alguien podría haber quedado confundido, hablo también de algún chico.
-Gracias… Lo sé Srta. Malcriada, no podría esperar más de usted.- Sonrió a Rose y esta le guiñó un ojo.
-De nada bombón, muaaaak.- Le lanzó un beso al actor y este se puso rojo.
Alan vio a Verónica sentarse a su lado y este le pasó el brazo por detrás del cuello hasta llegar a su cintura, quería tocarla ahí en símbolo de expresión notoria de reciente propiedad.
-Pero no habría que crucificar a nadie, Verónica nos dijo que fue ella la que rompió con usted y también nos contó su loca reconciliación de amor.- Dijo Alí mientras alzaba las cejas al actor con ganas de usar una cuchara chismosa. -Tranquilo Alan que esa mujer a tu lado ya es tu esposa.
-Sí, ya es su esposa, “Sr. Llámame Alan” y seguro que ha habido reconciliación duradera.
El actor sonrió de manera sexy a Rose al recordar en la mente aquellas noches en París con su esposa, recordar esas largas horas de reconciliación, el gesto fue a propósito para que la joven viera lo irresistible que podían ser sus maneras… Y lo consiguió.
Verónica vio divertida la escena porque sabía que el hombre era serio pero coqueto cuando quería.
Rose sin embargo exageró un gesto silencioso que decía con sus labios y mano izquierda. “Callme baby” y el actor respondió también en silencio. “I will do it.”
-Espero que Verónica haya contado todo con lujo y detalle.- Besó el cuello de su esposa con suavidad.
Unos segundos después empezaron a reír al quedarse con lo que Alan había dicho delante de todos, eso de que si Verónica había contado lo suyo con él sin escapársele algún detalle.
-Shhh, Aaaalan…- La joven se sonrojó delante de sus amigos al sentir los labios tibios y delgados del mayor.
-Tórtolos, ya habrá tiempo para más. Nos comentaba Verónica que se irán de viaje.- Miró al actor que se levantó del sofá y caminó hasta la barra de tragos.
-Sí, Sr. Alí, mañana en la noche nos iremos de luna de miel a Okinawa.- El actor veía con atención la botella y servía en un vaso. -Saben, sería interesante poder ir los cuatro, puedo arreglarlo con una llamada simple, Charles es muy buen representante pero sobre todo un excelente amigo.
-Sí, nos gustaría ir con ustedes y aprovechar el viaje para celebrar nuestro matrimonio, no tuvimos tiempo de cumplir con la Luna de miel por los estudios de Rose. Mmm… Si puedes conseguir el viaje para nosotros te lo agradecería mucho ya luego sólo me pasas la factura, Alan.
-No hay problema con el pago, sale por cuenta mía, querido Alí.- Dijo en gesto serio, el hombre tenía dinero para eso.
-No me ofendas por favor.- Alí se incomodó con aquello.
-No es ofensa es simple invitación.
-Por favor te lo agradezco pero no.- Alí insistió.
-Mira, hagamos algo. Yo pago la luna de miel a Okinawa y tú pagas el viaje de grupo a las bermudas, avión, hospedaje, comida y además una fiesta entera en tu antro de muerte.
Todos empezaron a reír.
-Está bien si es con deuda sí.- Alí vio al actor pensando que era una genial idea ir de vacaciones.
-¿Quieren un poco de vino tinto semi seco, Alí?- Miró al árabe y Verónica que hasta entonces vio lo que hacía el actor, reaccionó mal.
-Alan tú no puedes beber alcohol por ahora.- Verónica caminó hasta él y le dio un beso mientras le quitó el vaso.
Alan la vio a los ojos y después bajó hasta sus labios para hablarle de manera interesante y susurrosa.
-No es para mí, princesa.- Alzó la voz. -¿Y usted Srta. Rose, desea un poco de vino semi seco o puedo ofrecerle un poco de jugo de naranja para preescolar?
Verónica y Alí se taparon la boca para aguantarse la risa y es que Alan nunca se cansaba de molestar a Rose con su inmadurez, ella y su esposa tenían una enorme diferencia de personalidades, la joven le caía antipática pero empezaba a razonar con ella por su mujer.
-Sí por favor, deme un poco de jugo de naranja pero con Vodka.
***
Ninguno quiso hablar acerca de lo que pasó Alan en el hospital por lo que era incómodo así que concentraron todo en el viaje.
Después de unas horas de vino para tres presentes y agua para Alan, las chicas estaban en la alfombra. Verónica sentada cerca de las piernas de Alan apoyaba su nuca en la rodilla del mayor mientras este le acariciaba el cabello y Rose sentada cerca de Alí quién se había sentado junto al actor, apoyaba su espalda con las piernas de su esposo y desde ahí hablaba con Verónica secretos personales. Los esposos sin embargo hablaban acerca de política razón que hizo que esas jóvenes se apartaran.
Después de una larga conversación, todos se fueron a descansar.
En la madrugada de ese enorme departamento la joven Rose se despertó por agua, caminó por el largo pasillo, se dispuso a bajar por las escaleras para encontrar la cocina y sí, después de unos minutos entre habitaciones y estudios repletos de libros al fin la encontró.
“No había visto un departamento tan grande y elegante en toda mi vida, My Gashhh.”
Abrió varias puertas de la alacena para buscar un vaso y lo encontró. Empezó a llenar de agua filtrada su vaso y luego retrocedió, saltó sobre la encimera que estaba a sus espaldas para sentarse, con casi nada de voz empezó a susurrar una canción hasta que escuchó pasos aproximarse.
Se quedó quieta para ver quién era y se asustó al ver al hombre en calzoncillos.
“¡Diablos, el señor amargado!” Dijo en su mente lamentándose.
Este se acercó al mismo lugar de donde ella tomó agua y se inclinó para absorber el líquido directo y con sus labios.
La joven contempló su espalda, trasero y piernas e hizo un gesto de aprobación.
-No estás nada mal, amigo ¿De qué tamaño es tu paquete? Bueno es que no me cabe en el coco que tengas a Verónica, abueliiitooooo.- Susurró burlándose de él a propósito.
-¿Quieres comprobar el tamaño?- Respondió Alan como si nada sin parar de beber agua, ya se había dado cuenta que la joven malcriada estaba ahí sobre su encimera. -Digo, no estoy proponiendo nada indecente sólo es que yo, como caballero no puedo dejar a una señorita de su clase con la duda.
-¿Qué insinúa, viejo?
-Viejo tus calzones de abuelita que por cierto se ven de aquí a China, ese camisón no te tapa nada.- El actor volteó e hizo un gesto con sus brazos de “No queda de otra, usted es una insolente.” Su rostro se hizo aburrido delante de ella.
-Jajaja ya quisieras verlos de cerca.
-¡Por favor, ¿Así o más locamente atrevida?!- Dijo en tono desinteresado.
-No tendría que usar una enorme camisa suya si tuviera pijama para sus invitados.
-Los hombres de verdad dormimos desnudos, las mujeres de mentira también.
-¡Ahhhhhhhhhh Dios mío y usted es un caballero!- Abrió la boca grande y frunció el ceño en desaprobación. -Ay siii ayy siii las mujeres de mentira… Si estuviera desnuda ahora mismo correría el peligro de ser abusada por un actor.
El mayor rió ante la sugerencia y se tomó las sienes en un gesto de rendición pero aún así siguió en el juego de estar a la defensiva.
-Yo soy todo un caballero con las que son damas.- Se acercó a ella y cruzó los brazos.
Rose bajó de verlo a los ojos a echar una mirada furtiva y rápida a su entrepierna.
-Mmm sí que es impresionante Sr. Actooor.- Mordió sus labios a propósito.
Alan sonrió y usó sus manos para cubrirse de forma desinteresada.
-¡Eres una descarada, Srta!, le pido disculpas por mis fachas pero esta es mi casa y no creí que hubieran ratones en la cocina.
-¡No soy ratón, soy sólo amiga de su esposa y seré su amiga a la fuerza quiera o no quiera el famoso actor Alan Rickman… Profesor…
-Vale, por las buenas comprendo con simples palabras. Hagamos una tregua, no volveré a llamarte inmadura y tú no me volverás a llamar abuelo.
Rose se bajó de la encimera.
-Trato hecho, Sr.- Estiró la mano para tomar la de él. -No hay nada mejor que quedar de acuerdo semidesnudos en la cocina de tu casa.
-Como se hacen los verdaderos acuerdos en Inglaterra, jajaja.- Su voz ronca y gruesa le causaba risa a la joven.
Rose le sonrió al actor, el hombre no era tan amargado como pensaba.
-Oye, antes de que te vayas…- Tomó al actor del brazo y este la miró confundido. -De verdad sé cómo cautivaste a Verónica.
-Espera, intentaré leer tu mente.- Tocó sus cabellos blancos. -Dirás que con mi virilidad notable.
-No, con tu sonrisa.- Lo miró de forma amistosa.
-Ayyy qué bonita niñaaaa.- Alan fingió ternura.
-Digo la verdad.- Hizo cara de inocente.
Alan no se esperaba eso así que sólo sonrió y ella volvió a hablar.
-Querido Alan, no somos buenos amigos, pero, me alegra saber que estás bien.
-Estoy y estaré bien, no te librarás de mí tan fácil.- El actor le dio la espalda y antes de que camine la joven se atrevió a peñiscar su trasero con la mano derecha.
Alan dio un salto y ella se fue divertida.
-Ahora me darán buen dinero por mi mano jajajaja.- Rose susurró para que él escuche.
Pero él en vez de enojarse se indignó porque se sentía abusado.
-¡Qué malcriada, le diré a Verónica que su amiga me está manoseando! … Habré visto antes tremendo atrevimiento, caray… Outchhhhhh, pero me las va a pagar!- Su gesto de dolor notable lo siguió hasta llegar de nuevo a la habitación para ver a su esposa dormida muy tranquila, la impresión que eso le causó le hizo olvidar casi todo.
“Me vengaré en el viaje, no molestaré a Verónica ahora.”
***
24 horas después…
Dos parejas de recién casados iban rumbo a Okinawa en el avión, el actor usaba lentes oscuros para evitar molestias en el avión. También por seguridad estaban viajando en primera clase.
La conversación de ambos caballeros se había alargado más de lo que creían.
-¿Y eso de que no necesita licencia de conducir por ser la reina?
-Jovencito, estás hablando de la reina, no la vas a encontrar un sábado por la mañana conduciendo un mini cooper.
-Es cierto.- Alí se acomodó y dejó en paz a Alan para acostarse a dormir.
El actor giró para ver a Verónica, la veía muy alegre conversando con un joven rubio de al menos treinta años de edad, la sangre le hervía porque sabía que ella no solía ser muy sociable pero sí amable y era posible que estuviera respondiendo a aquél joven por no ser grosera.
“¿Qué esperas para decir que eres casada?” El actor rodó los ojos y se estaba aguantando de ir a golpear al joven con su guante de cuero pero no, decidió ser más sutil o al menos eso creía.
Se quitó el cinturón de seguridad y se levantó de su asiento. Se dispuso a fingir que le hacía falta algo.
-Mi amor.- Dijo viendo hacia donde ella estaba alzando una mano para llamar su atención.
El joven rubio y estirado vio al actor y le pasó la voz a Verónica.
-Tu papá te está llamando.
-Ohh gracias, con permiso.- Verónica se levantó y el joven se fue caminando hasta su asiento.
Al llegar frente al actor.
-Uff muchas gracias, ya empezaba a incomodar aquél jovencito.
-Sí vi tu rostro fingir una y otra vez, pequeña. Yo quería saber si tienes una pluma que no estés utilizando.- Dijo como si de verdad necesitará eso.
-En tu saco, en el bolsillo grande, ahí he dejado un par de plumas.
-Gracias, Hermosa.
-De nada, guapo.
El actor se acercó a su boca rodeándola por la cintura con una de sus manos para atraerla a él y la besó, no con un beso tierno y casto sino con un beso apasionado, algo que no solía hacer en público pero sabía que el rubio los estaría viendo.
Verónica acarició su rostro sonriendo por la táctica que usaba, conocía bien al actor y no la besaba a menos que estuvieran solos o dentro de una camioneta con lunas polarizadas.
Vero regresó a su asiento, se acomodó hacia atrás y se dispuso a dormir.
Pero, el niño rubio no se quedó tranquilo, se levantó y fue a preguntar al padre por su hija, al menos eso era lo que quería comprobar con su poco inglés.
-Disculpe Sr. ¿Usted es el padre de aquella dama?
-No, yo soy su esposo.
-Ahh comprendo, gracias.- Se dio la vuelta para irse pero Alan le habló.
-Te doy un consejo, cuando veas una hermosa chica, antes de empezar a coquetear y soñar con ella despierto pregúntale si está comprometida, no sé de qué país seas, suenas como finlandés, sé más delicado porque eso dice mucho de las buenas costumbres.- Le dio la mano en señal de triunfo.
El actor se salió con la suya, a pesar que no estaba acostumbrado a hacer cosas como esa, verlo con Verónica lo encendió mucho y el joven estirado se quedó molesto y quizá ofendido grandemente en el orgullo.
Unas horas más tarde después de un cómodo sueño los amigos bajaron en grupo, se subieron a un auto del resort y este los llevó directo a su estancia, era de noche así que llegaron sin apreciar el paisaje, el viaje tuvo considerable incomodidad por la turbulencia, pero no se enfocaron en quejas sino que en silencio se fueron cada uno a su habitación.
Alí llevó a Rose muy animado de estar ahí, su intención por su puesto era hacerle el amor.
Mientras tanto en la otra habitación un hombre se sentía muy cansado para eso, moría de sueño.
Verónica lo acompañó pero después de unos minutos le dijo que iría a explorar al amplio hotel y tomar un poco de agua pero el hombre ya estaba dormido y no alcanzó a escuchar.
Bajó por el ascensor hasta el primer piso desde el tercero y llegó al restaurante que en ese momento tenía algunas personas también recién llegadas. Su forma sport elegante de vestir además de su atractivo físico llamó la atención de inmediato.
Un grupo de tres jóvenes en una mesa a diez metros se le quedaron viendo, era el finlandés con un par de amigos, estos estaban muy elegantes.
-Mira, parece que se te hizo el día.- Un hombre de al menos treinta y cuatro años con cabello negro y ojos claros le dijo al rubio que al parecer era de aquellos hombres que no se le escapaba una sola chica.
-Ahh es mi amiga casada de veinte años, bueno en realidad no sé cuántos años tiene pero está casada.
-¿Y a ti qué te importa si es casada, cuándo te ha preocupado eso?
-Su esposo es más alto que yo y se ve muy amenazante aunque es un viejo molesto, seguro que no tarda en venir.
-Ohh bueno, pues esperemos, apuesto que el hombre ya está durmiendo.- El joven de ojos azules absorbió un poco de su licor con una sonrisa maliciosa.
Los dos hombres esperaron pacientemente a que la joven tenga acompañante pero esto no sucedió.
***
Una hora después en una habitación oscura un par de esposos susurraban un tanto decepcionados.
-¿Qué pasó, Japón te ha cohibido?
-No me digas así, Rose, se va a desanimar peor.
-Mejor vamos a dormir.- La joven Rose rodó los ojos.
***
En otra habitación un hombre dormía plácidamente hasta que un mal sueño lo despertó. Abrió sus ojos frunciendo el seño, a su lado no estaba su esposa por lo que aquello lo preocupó aún más.
Cómo se había vestido con el pantalón con el que llegó y sin camisa, tomó una playera negra de su maleta y se colocó su saco. Se colocó los zapatos, fue frente al espejo para lavarse la cara, los dientes, y luego puso un poco de agua a sus cabellos para despeinarlos más. Antes de salir colocó un poco más de perfume en su manga derecha y cuello izquierdo.
Bajó sin perder tiempo para ir al restaurante, exactamente a la barra, observó pero no había nadie, se puso a pensar que quizá su esposa se había ido al sanitario, fue hasta la última parte del restaurante pegado al cristal detrás de una columna y ahí empezó a leer una revista inclinado hacia delante, apoyado sobre su mano izquierda.
Esperó unos minutos y apareció, aquella joven sí se había ido al baño, cuando estaba por por entrar al ambiente de inmediato vio un par de fieras persiguiendo sus pasos.
-Mmm… Mala suerte para ellos, les tocó el mismo viaje que el mío.
Se levantó y salió del ambiente para quedarse detrás de unas columnas, sostenía la revista como distraído, desde ahí empezó a escuchar la forma en que le hablaban a su esposa.
-Srta, parece que su esposo ya se quedó dormido.- Dijo el rubio que junto al de ojos azules empezaron a reírse. -¿Qué tal si acepta nuestra invitación para tomar un par de copas?
Verónica sólo permaneció callada mientras leía el mural de las actividades en el resort.
-Srta, además de ser inglesa es muy mal educada, dos caballeros le están hablando.
Verónica no volteó y se quedó quieta leyendo sin parar.
-Esta joven mujer es de las que roba fortunas, deberíamos ir a ver a la habitación del esposo, seguro que ya está muerto.
Ambos empezaron a reír.
Verónica se enojó por aquello y giró para responder.
-Ustedes no son caballeros, por favor les pido que me dejen en paz.- Se giró para darles la espalda y seguir en su lectura.
-Eyy no nos has respondido, qué mal educada!
-Pero… ¿Cómo no va ser mal educada una mujer fácil como esta? Sólo debes ofrecerle dinero.- Dijo el de ojos azules y Alan abrió los ojos sintiendo que el mismo demonio lo poseía.
El otro tipo alzó las cejas en desaprobación porque tampoco le pareció que le dijera eso a la joven.
Sin embargo Alan en menos de un segundo tomó postura recta al jalar su saco, caminó hasta estar detrás de ellos y con mucha sutileza tocó el hombro del hablador.
-Disculpe…- Dijo de forma amable.
Pero se transformó partiéndole la cara con un sólo puñetazo que tumbó al joven directo al suelo. Después de esa acción volvió a arreglar su traje.
El golpe fue tan fuerte que la mano empezó a molestarle.
-¡No le vuelvas a llamar así a mi esposa, la próxima vez no voy a ser tan prudente como ahora!- Dijo con formal tono viendo al otro en el suelo con cara de asustado, muy sorprendido y mareado por el tremendo golpe en su mandíbula.
Alan tomó a la joven de la mano, estaba enojado así que caminaron a la recepción del lugar para informar el problema que acababa de suceder.
-Dijiste que los ingleses no se peleaban.- Dijo el de cabello negro sosteniendo su mandíbula como podía con el cuerpo acostado en el suelo, su labio estaba roto y sangraba.
-Pero él es un inglés casado.- Dijo el Rubio.
-¡¡¡Idiota Steven, este viejito me las va a pagar!!!
***
Media hora después.
-Le estoy diciendo que mi esposa ha sido acosada y agredida verbalmente por dos gandules, el corredor tiene cámaras así que le pido por favor que les de un aviso de que no se metan con ella y menos conmigo, no creo que pase una segunda vez porque la próxima me iré contra ustedes ya que deben de saber qué clase de personas hospedan aquí.
-Sr. Lo siento tanto, vamos a identificar a los agresores y les avisaremos su queja, si se ponen desinteresados o lo niegan llamaremos a las autoridades pertinentes, el día de mañana le daré el vídeo.
-Gracias.- Pronunció de forma exagerada.
El hombre tomó de la mano a Verónica quién sólo se quedó callada, cuando llegaron a la habitación el actor cerró la puerta y cruzó los brazos viéndola con molestia obvia.
-¿Qué hacías abajo?
-Sólo tomaba un poco de jugo de naranja y comía un cóctel de frutas. ¿Por qué me hablas así si antes de que te quedes dormido te avisé?
-¿Ahora me vas a decir que no los habías visto en el lugar?
-¿A quiénes, Alan?
-¿Cómo que a quiénes? Pues a ese par de individuos. No creo que tengas tan mala memoria como para olvidar que uno de ellos te estaba molestando en el avión.
-Alan, no es justo que me hables así, no lo había visto, sólo estaba concentrada en lo mío mientras intentaba pesar en cómo decirle a mis padres que…
-¿Y ahora cuál es tu descontento?
-Mi amor por favor, no tengo ningún descontento pero sabes que mi familia no sabe que me casé.
-Podrás decírselo después, ahora sólo me preocupa el que tengamos que chocar con ese par nuevamente… ¿Quieres que esté todo el tiempo contigo?
-Tú sabes que eso me encantaría sin embargo no necesito niñera para cuidarme, este viaje es por una razón que debemos celebrar, te vi cansado y sólo bajé a comer algo que no tuviera conservantes. Por favor dime que no piensas que yo provoqué esta falta de respeto.
Alan pensó bien qué decir, su enojo estaba más fundamentado en el sueño que tuvo que en la situación que acababa de acontecer.
Suspiró delante de la joven y rendido vio el suelo.
-Lo lamento, sólo, no puedo comprender aún que tú y yo…
-Shhh no digas nada.- Interrumpió Verónica. -No vayas a mencionar tu edad o mi edad porque sabes que me enoja.
El hombre movió la mandíbula de lado a lado en un gesto pensante.
Verónica sonrió.
-¿Qué pasó, señor Rickman? No pensé que fueras a bajar, ya casi subía cuando pasó todo. Me alegra que hayas estado ahí y… Verte golpear a ese hombre me asustó pero también causó en mí algo extraño, algo…
-No por favor, no creas que soy violento.- Se sentó en la cama y tomó a la joven de una de sus manos para que se sentara sobre sus piernas. -Sabes que no soy así, es sólo que se atrevió a decir algo innombrable para mí hacia cualquier mujer.- Posó su mano en el muslo de la joven donde el borde del vestido estaba muy apretado.
-Sé que no eres así, mi amor. El sentimiento extraño que vino no sólo fue asombro o miedo, se me hizo como… Excitante.- Mordió sus labios viendo los ojos olivos del actor en la última parte.
-Ohhh ahora comprendo… Seguro me viste todo un matón y… ¿Por eso se te hizo excitante? Las chicas de ahora son tan extrañas jajaja.- Rió con gruesa voz.
-Jajaja, Rickman, eres tan complicado.
El actor acariciaba la pierna de Verónica.
-Deberíamos empezar a sembrar un pequeño bebé dentro de ti, Sra. Rickman. Ya no eres una señorita, ahora eres mía, mí esposa.
El actor se puso de pie con cuidado viendo hacia la cama haciendo que Verónica se quedara sentada mientras se retiraba el saco.
-Mmmh suena interesante…- Asintió lentamente mientras mordía sus labios.
***
Una semana después de disfrutar de la hermosa playa, paseo en yate, masajes japoneses, saunas calientes pero muy calientes, conversaciones con amigos, cena en concierto dentro del anfiteatro y convivencia entre el actor y su hermosa esposa, recibió una llamada con una excelente noticia. Eran los resultados que obtuvieron de sus exámenes, todos estos dieron negativo a cualquier problema y lesión oncológica, los pólipos eran tan pequeños y normales que sólo tendría que estar en observación una vez por año aunque su dieta tenía que cambiar con urgencia pero como su esposa era tan exigente en el tema tendría que sacrificar la vida alimenticia que hasta entonces había llevado. Aquella fue la única tragedia de esta historia.
Fin.
///
A veces las personas llegan en la vida en el momento que uno menos lo espera, mientras otras se quedan por costumbre en una relación por temor de no poder rehacer su vida.
Verónica encontró el verdadero amor y fue tan afortunada que para él pudo ser una mujer completa desde el inicio, nada de relaciones rotas, nada de corazón herido, rencoroso o interesado como defensa de experiencias pasadas, aquello era lo que el actor necesitaba, a mí me hubiera gustado una historia similar.
Respecto a las relaciones con diferencia de edad…
Pueden decir que es injusto, que aquél hombre ya había vivido mientras ella apenas estaba empezando a conocer el mundo pero no es cierto, él debió de ser más grande para no romperla, usarla como muchos disque jóvenes de cara bonita y músculos inflados que se hacen llamar hombres por acostarse con una cada fin de semana lo hubieran hecho, un joven no era para ella.
Y sobre los actores..
La condena de un artista siempre será intentar volver a tener una vida normal después de la fama, conseguir personas que realmente se preocupen por ellos de forma real. Nadie más que los amigos, familia y cercanos de Rickman saben lo que de verdad pasó, saben cómo fue Alan en realidad y hasta este capítulo hemos aprendido todo lo que él decía a través de sus famosas frases, si bien es cierto que quizá no pudimos conocerlo en persona, al menos a través de lo que él cree y lo que dejó en esta tierra lo conoceremos por la eternidad.
Alan era un hombre ejemplar.
¡Te recordaremos por siempre donde quiera que estés, querido Alan!
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EPÍLOGO 1
Muchos años después…
Un hombre con la mirada seria vestido de forma elegante caminó en una suite, piso veinte de un edificio. Se trasladó de la sala a un gran y enorme balcón, abrió los ojos y en el reflejo de ellos se veía un espectáculo de edificios altos, rascacielos con una iluminación que sólo se ve en fotografías profesionales aéreas y aires de tonos rosas. Era un país moderno y millonario, los colores fosforescentes y grandes paneles dejaban ver el avance tecnológico de aquella ciudad.
Aquél hombre todavía no llegaba al borde de este en donde contempló a una joven de cabellos lacios sostener una copa de vino blanco, ella observaba el horizonte negro donde le era posible contemplar las estrellas.
-Verónica Hill, o ¿Puedo decirle Sra. Rickman?- Dijo el hombre con seriedad llamando toda atención en voz alta.
-Dígame señor en qué puedo ayudarlo.
-Necesito de su ayuda, tengo un problema con un libro.- Hizo una sonrisa ladeada.
-¿Cuál es el título?
-Plenitud.- Contestó el hombre con elegancia.
La joven sonrió aunque ya no era tan joven, los años habían pasado, se había casado por segunda vez y tenía un hijo de seis años de edad el cuál estaba con sus padres en Inglaterra.
-Ese libro lo he leído mil veces los pocos días que hemos estado aquí. ¿Cuál es la pregunta, Sr.?
-¿Por qué una autora decide publicar en anonimato un texto que habla tan bien de un hombre como Alan Rickman, dices que es extraordinario?
-El nombre “Alan” para mí es sinónimo de extraordinario, Sr.
-Siento que ha exagerado, Srta.
-Y yo que me ha faltado un poco más de entusiasmo para describirlo.
-¿Recuerdas cuando lo conociste en la biblioteca?
-Como si fuera ayer, me es imposible olvidar algo que cambia una historia simple en una compleja.
-¿Crees que lo conociste bien?
-No, pero vi todo mi mundo cuando vi sus ojos desde aquella vez… Y cuando digo todo me refiero a una vida.
-¿Una vida con él?
-Él es la vida, mí vida.
-¿Nunca creíste que pudo ser sobrestimado por ti, en el libro confiesas que él fue el primer hombre al que conociste bien?
-No, no lo sobrestimé.- Caminó hasta una mesa alta de cristal y puso ahí su copa alta, después regresó al balcón para apoyarse en las barandas plateadas y cristales transparentes. -No existe ni existirá un hombre como él.
-¿Por qué lo amas tanto hasta ahora?
-El amor nos sobrepasó a ambos en algún momento, aquél amor que sabes que existe y al tenerlo en las manos quieres conservarlo, hacer lo posible por no arruinarlo, siento que ambos lo hicimos, lo cuidamos.
-¿Sientes que te falta algo, ahora?
-No.
-¿Qué te ha agradado más de él?
-Su sonrisa, su paciencia, sus consejos, hacer el amor… Sus conquistas constantes, su hablar pausado, sus formas intelectuales e interesantes.
-¿Por qué aceptaste casarte de nuevo?
-Porque él me lo pidió, sugirió que me case de nuevo.
-¿Siempre hiciste lo que él te pidió?
-No, siempre hice las cosas antes de que él me lo pida.
-¿Y si pudieras lo seguirías haciendo hasta ahora?
-Así es.
-Gracias, por todo. Tenemos que tomar un taxi ahora y nos esperan en recepción.
-Gracias a ti, guapo.
La mujer caminó hasta la sala para tomar su cartera y salir por la puerta, el hombre vio lo bella que era, sus ojos, sus cabellos, su forma de caminar, su mirada seria y altiva, el hombre Rickman la había impregnado por completo, sus formas eran tan de Alan, era una mujer realizada, exitosa pero sobre todo guapísima e interesante, con una postura única, una forma de hablar única, una seriedad admirable.
La siguió hasta el ascensor donde no dejaba de verla con disimulo, el borde de su falda las curvas de su cuerpo y el perfecto estado físico que no necesitaba presunción.
Al llegar a recepción la joven dejó las llaves y se colocó unos lentes oscuros, salió por la cochera y subió a una gran camioneta tipo limusina, el hombre le abrió la puerta sin dejar de verla mientras sostenía un pequeño maletín, quería fingir distracción pero sus ojos volvían a ese cuerpo cual imán potente frente a metal, empezaba a desearla con desesperación aunque eso fuera una locura.
Cuando ya hacían acomodados ella sonrió recordando algunas cosas del pasado, su sonrisa era un expresión de alegría y seguridad.
El hombre se había sentado en uno de los asientos laterales mientras ella junto a una ventana usaba los asientos paralelos al chófer, la parte trasera. Él se atrevió a moverse junto a ella prácticamente a su lado para contemplarla de cerca.
-Tokio es una ciudad avanzada y distinta a otras.- Dijo el hombre.
-Es sólo una ciudad, no importa el lugar sino la compañía.- Sonrió con libertad mostrando la mejor sonrisa que usaba para coquetear.
-Tiene razón, pero… Sí importa el lugar y la compañía porque cuando tienes ambas el placer es mayor.- Se atrevió a ponerle la mano encima del muslo a esa mujer hermosa, llevaba casi una hora imaginando aquello.
Verónica mordió sus labios, al parecer tenía ganas de coquetear, ya había llamado la atención del hombre así que ahora iba a continuar.
-¿Qué necesito para tener el privilegio de tenerla aunque sea una noche, Srta.?
-Sólo necesita pedir.- La joven se acercó a él desafiando su mirada sobre ella.
Él sintió dolor al ver esos labios tan cerca, deseó devorarlos, deseo verlos sobre su pecho, deseo verlos dejar huellas de color rojo en todo su cuerpo, deseó sentir su tibieza, la locura de ellos en situaciones indebidas que eran completamente permisivas para los juegos pasionales de madrugada.
-¿Quién ha podido resistirse a esos labios, son un deleite tan sólo verlos, quién ha podido?
-No lo sé pero usted puede intentar resistir hasta llegar al aeropuerto, son treinta minutos donde yo puedo concederle cualquier cosa que me pida.
-¿Así es como consiguió la fama, coqueteando con hombres ingleses indefensos y caballerosos?- Puso la voz más gruesa.
-No, además de astuta soy inteligente… La fama no te da placer, en cambio lo que pueda pasar esta noche con usted sí podría darnos eso y más.
-No me provoque Sra Rickman.
-Pues ya basta de preguntas, entonces. Mejor disfrutemos del viaje.
-¿Puedo tocar su mano?- Preguntó el hombre.
-Todas las veces que quieras, mi amor.
Empezó a dibujarse una sonrisa en el rostro del hombre, una sonrisa de fortuna y satisfacción.
Deslizó lentamente su mano sobre el cuero negro del asiento para tocar los dedos de ella pero Verónica no aguantó más y se lanzó a abrazarlo con fuerza.
-¿Cuándo se acabará esto?- Preguntó el hombre con tono emocionado.
-No pienses en cuándo.
-Tu hijo es…
La joven lo interrumpió para decir.
-Lo mejor que ambos hemos hecho, Alan. La locura más grande, la aventura más difícil aún más que casarnos de nuevo sin que te descubran.
-Es una belleza y no puedo creer que siempre regresamos antes de tiempo por extrañarlo. Lo amo Verónica pero no más de lo que te amo a ti.
-Patrick es como una copia tuya, por eso es tan hermoso.
-No, es hermoso porque tiene tus ojos. Pero propongo que hagamos unos dos más… ¿Qué tal gemelos?
-Jajaja ¿Hablas enserio?
-No, mejor trillizos.
-Tantos años y no pierdes esa locura tuya, mi amor. El fantasma sexy sólo bromea.
-No perderé mi humor mientras sigas conmigo para hacer enojar a tu padre.
-No hables mal de él, si te adora.
-Chonger ¡Oh sí, me adora!.
El mayor la tomó de la cintura para jalarla hasta él y besar su hombro descubierto.
-Mi amor las noches contigo cuando salimos de viaje son… Son una locura…
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Marzo 2016 6:30pm. para sus fan…
Alan Rickman, un hombre que no se dejó conocer por completo, que nunca habló de su vida privada tenía un entorno amistoso cercano que siempre estaba para él, ya sea la familia, los amigos de la escuela, los amigos del trabajo y muchos verdaderos Fan, si pudieran ver la definición de “buena educación” les diría que lo vean a él.
Porque…
Era un hombre tan importante y profesional que los comentarios en entrevistas mayormente eran de aquello que amaba más, actuar.
A pesar del poder y la fama sobre las masas nunca dejó de ser humilde o ejemplo humano para todas las edades.
Un secreto, se ve tan Hot en pijama 🤭
Algunas personas superficiales lo acusaban de cosas que degradaban su imagen pero nunca dejó de ser un caballero incluso con ellos, el noventa y ocho por ciento de las veces aceptaba dar autógrafos, escuchaba y respondía a sus fan regalando sonrisas y sentido del humor transparente, nunca perdió seriedad, nunca perdió galantería.
Y si no tuviste la suerte de estar frente a él, no te preocupes siempre hay una segunda oportunidad, no te dejes engañar.
Revistas conocidas locales e internacionales resaltaban su única personalidad y presencia, aquello lo llevó a tener una imagen como el hombre más sexy de Inglaterra o incluso del mundo, su mirada, sus poses, su fineza de caballero le daban todas las de ganar sin necesidad de presumir dinero o presumir músculos inflados, si yo tuviera que enseñarle a un pequeño niño ser un hombre de verdad le mostraría la vida de este ser humano como ejemplo a seguir que supera dificultades o malas decisiones y es un completo emprendedor en este mundo.
Dicen que Alan Murió pero como tantos artistas o presidentes puede que sólo haya escapado de la maldad y control de un grupo pequeño de hombres conocido en el mundo por manipular o utilizar a personas famosas, yo quisiera pensar que es verdad aquella especulación e imaginar que una historia como esta pasó (Jajaja me conviene convencerlos la verdad)
La lista de personajes que interpretó es larga pero sólo uno lo dejó como un héroe para siempre a pesar que no necesitó nunca que un personaje lo ascendiera así, su noble corazón donde quiera que él esté seguirá siendo por la eternidad admirado como un héroe y el hombre más inteligente del planeta.
¡Te amamos Alan!
Firma:
Verónica Rickman, Hija de Jhon Hill Chonger.
Pdta: Me lo quedé yo jajaja y es feliz lo juro, Rickman también conocido como “Dime Alan” es feliz y muy guapo a los 77.
Pdta 2: (Soy yo, Alan) Tengo una esposa muy atractiva no se preocupen pero sobre todo buena amiga y seguiré leyendo Harry Potter, Alí es un árabe tonto que no sabe bailar y Rose es una malcriada.
Pdta 3: Alan me quitó la pluma, no le hagan caso, lo último que puedo decir es que somos felices, no es un cuento de hadas es un sueño, sueño que puede ser distinto el día de mañana, siempre habrá un lugar mejor para estar les hablo enserio. Saludos
Pdta 4: Lo lamento, me emocioné, no podré poner mi nombre o esta última parte.
Hasta luego 😉.
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#Paratodaslasfan
#AlanRickmanporsiempre
Las invito a leer mis otras historias, muy pronto otra con el hombre cabellos despeinado entre castaños y canos.
“Río Ascendente” En esta semana será publicado.
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