Besos y besos en la cocina, como si fueran los últimos que iban a darse.
***
-La veo muy tensa Srta. Hill.- Dijo en tono divertido mientras estaba concentrado en la autopista.
-Me gusta que a veces se te ocurre tratarme de usted… Y sí estoy nerviosa, voy a conocer a tus amigos más cercanos, Rickman. Bueno al menos a los actores…- Le sonrió al actor. -Es una situación difícil para mí pero estaré bien.- Su voz coqueta hizo que Alan esboce una sonrisa juguetona, la joven se acercó para rodearlo del cuello y besar su mejilla.
-Pero no te pongas nerviosa, les vas a agradar a todos. Es un desayuno tranquilo, quizá se pongan un poco curiosos pero tú responde si quieres. Vamos a parar un momento, necesito gasolina, no quiero llenar cuando estemos de regreso porque voy a llevarte a mi departamento.- Usó su típica voz gruesa planeando en su mente muchas cosas a solas.
El actor empezó a conducir cada vez más despacio, dejando atrás un campo lleno de césped, casas enormes que se veían lejanos cerca de la pista.
Estacionaron para recargar el combustible, estaban al norte de Bromley y se dirigían a casa de Hugh Laurie donde se encontrarían a actores como Kate, Emma, Harriet, Tom, Gary y Ben Kingsley, este último una sorpresa para Verónica. Pero ninguno de los dos sabían que lo encontrarían a él “A ÉL”.
La joven estaba muy bien vestida, elegante, fresca con un vestido ceñido y sin ser atrevido decía mucho de su personalidad, el actor en un traje gris oscuro y una gabardina larga que llegaba hasta sus rodillas junto a una clásica chalina de hombre que lo hacía ver más interesante y atractivo. Según lo que decía su novia. “Mmmh esa chalina en tu cuello es tan mírame que soy hermoso, casual e importante.”
El adulto se complacía tanto de algunas ocurrencias de ella, le ponía tanta atención a cada cosa que ella decía de su persona que no sólo lo tomaba enserio sino que escuchar de Verónica halagos era como reescribir, editar una autobiografía en su mente titulada “Las cosas que Verónica gusta de mí.” y se reía cuando ella, la mujer más directa que había conocido abría la boca para decir. “Me gusta cuando peinas tus cabellos pero se te ve mejor después que los despeino.” “Tu sonrisa es muy atractiva e interesante, deberías sonreír más porque a veces eres tan serio y creído que me da temor de acercarme.” Ella, “Ella, mi pequeña Verónica.” Estar cerca de ella era sonreír muchas veces, ponerse nervioso, brillar como el hombre más atractivo de Inglaterra, eso y millones de cosas, su pequeña le hacía sentir.
Estacionaron el auto después de ese grande camino, una casa grande, un gran chalet inglés color marfil.
Se bajaron viendo otros cinco autos estacionados pero Verónica no se esperaba que en vez de ir a tocar la puerta de enfrente para anunciarse, siguieron su caminata rodeando la gran casa hasta divisar a cien metros una alegre reunión al aire libre donde mujeres y varones sonreían sentados al rededor de una mesa rectangular color blanco, bajo la sombra de un gran y elegante toldo.
Verónica caminaba ligeramente a medio metro atrás del actor pero este al darse cuenta de la timidez de ella y quizá inseguridad, esperó un segundo sin percatar que lo observaban con curiosidad, la tomó de la mano en una acción cariñosa y orgullosa para así presentarse ante todos.
Llegaron frente a los adultos y Verónica se retiró los lentes de sol antes de saludar a todos con una sincera sonrisa y el apretón justo con su delicada mano derecha. Su padre siempre le había dicho que mostrara sus ojos y su mirada delante de otras personas, que era una mala actitud conservar los lentes de sol cuando nadie más los usaba, si bien es cierto todas las mujeres presentes tenían lentes oscuros por el fuerte sol pero ella optó por no volvérselos a poner y hacer que todos aprecien su delicado muy atractivo rostro junto a una mirada coqueta, castaña y labios rosas suaves. Sus gestos eran delicados, quería dar a conocer quién era ella de forma natural y sí, lo hizo notar de inmediato.
-Jovencitos, ella es mi novia, Verónica Hill.- Dijo el actor con voz segura y gruesa.
-Verónica, ellos son mis amigos más cercanos: Hugh, el anfitrión de este bello desayuno.- Verónica se acercó y le apretó la mano sosteniendo una armoniosa y sincera sonrisa. -Emma.- Apretón de manos. -Kate.- Ella quería morirse al estar frente a Kate pero guardó la compostura. -Harriet, Tom, Gary.- Apretones de manos. -Y finalmente, Ben.- La joven le apretó la mano pero se la sostuvo de forma sutil por unos segundos más, gritó en silencio al estar frente a ese actor, era su ídolo desde pequeña, lo admiraba tanto, quería sostener su estado sobrio pero no pudo.
-¡Oh my Gosh, Ben Kingsley!- Dijo frente al actor que de inmediato esbozó una sonrisa.
Alan se sorprendió al ver el rostro de su pequeña con atención, vio sus ojos hermosos rápidamente impresionados y emocionados.
-Ben, envidio la emoción de mi novia y estoy seguro por conocerla lo suficiente que se está deteniendo de gritar frente a todos.- Dijo en tono gracioso y Verónica se puso más roja mientras Alan la sostenía de la cintura. -Yo no tuve eso cuando nos conocimos, soy un desconocido en su mundo pequeño de cine.- Añadió y los presentes empezaron a reír.
-Es un gran placer conocer a todos ustedes, las personas que Alan quiere mucho, grandes actores y actrices.- Verónica habló sincera y en tono emocionado no sabía qué decir, se estaba aguantando pero no pudo de nuevo. Cuando Alan la tomó de la mano ella lo miró a los ojos y dijo entre dientes. -Es Ben Kingsley OMG!!!- Todos volvieron a reír.
-SÍ mi amor, es Ben Kingsley.- Dijo Alan en tono divertido mirando a todos.
Los artistas se sentaron y la primera en hablar fue Kate.
-¿Por qué dices que no tuviste la misma reacción que tuvo Ben?- Miró al actor dándole una sonrisa a su acompañante.
-Lee mucho, la joven no ve televisión y tampoco ve películas de libros porque estos arruinan la verdadera historia.- Y todos volvieron a reír. -Ya les he comentado a algunos, me costó un poco conquistarla, sobre todo porque cuando me presenté pensó que era un profesor serio de sociales en alguna universidad de Londres.- Usaba ese tono pausado de diversión seria y gestos exagerados con sus labios.
-Entonces Verónica Hill, perdona por comenzar el interrogatorio pero ¿Por qué conoces a Ben y nunca viste a Alan?- Dijo Gary.
-No lo sé, he visto pocas películas en toda mi vida influenciada sobre todo de mi padre, él también lo admira.- Miró al actor. -Mi padre lo admira pero yo lo admiro más, después de ver un par de películas que me fascinaron.- Su rostro, sus mejillas estaban encendidas, su estado era notorio, nerviosa hasta no poder más…
-¿Ya le has mostrado cómo actúas, Rickman?- Dijo Kate.
-SÍ lo he hecho, por eso escucharle decir eso a Ben me ha puesto muy celoso.- Su voz gruesa dejó sentir al final un poco de verdad cuando miró a Ben.
-Perdón, a mí me fascina cómo actúa Alan sólo que no lo conocía y hasta ahora no he tenido el tiempo suficiente para ser fan del increíble actor que es. Pero… Sí soy fan de la increíble persona que es.- Su voz era de confianza, segura, eso le agradó mucho a Kate y a Alan le hizo sentir un hoyo en el estómago, un hoyo de emoción.
Verónica solía decirle cosas como esa pero escucharla presumir delante de otros le maravilló.
-Mmm…- Dijo Harriet en tono interesante viendo que le agradó escuchar eso a Alan. -¿Cuántos años tienes, jovencita? Espero que seas mayor de edad.-
Eso a Verónica le causó gracia y respondió de la mejor manera posible.
-Mmm voy a la secundaria, mis padres han firmado un papel donde me han dado permiso de enamorarme…- Mintió y bromeó. -Já, no, sí soy mayor de edad por su puesto… Y… Tengo 23 años.- Terminó de hablar con una sonrisa en los labios que fascinó a todos los presentes incluso al anfitrión.
-Eres encantadora.- Dijo Kate estirando su mano y tocando a la joven en la mano.
Verónica tomó el gesto de forma agradable.
-SÍ lo es, Rickman.- Dijo Hugh viendo al actor. -Pues dinos cómo, ¿Dónde encontraste a esta joven tan guapa para ir a buscar una para mí?- Insistió curioso y le dio un guiño a Verónica, uno de confianza y halago.
Alan vio a Verónica a los ojos.
-¿Quieres contarlo tú?- La tomó de la mano de forma sutil.
-OK, Intentaré resumir. Fue hace casi diez meses, Alan empezó a ir a la biblioteca donde trabajo, lo vi y me gustó su actitud exigente, reclamista, soberbia pero sobre todo su actitud coqueta. Me dio la impresión de que quería que corriera a pedirle un autógrafo.- Sonrió, miró a Alan y él asintió con un gesto divertido. -Mi trato hacia él era estricto, respetuoso como con los demás lectores pero algo en su persona me invitó a conocerlo, a acercarme con más confianza. Alan me llamaba a conversar y yo aceptaba gustosa, por varios días fue así contándole cosas personales y recibiendo muchos consejos pero poco a poco eso nos acercó más, abrió barreras altas de confianza. Yo empecé a traerle postres de chocolate los cuales él devoraba por varios días hasta que un día se dio la oportunidad de acercarnos más. Fue un malentendido, algo tonto pero divertido lo que hizo… Creo… Que habláramos de cosas más gruesas, noviazgo, compromisos y todas esas cosas que no se deben hablar a solas. Alan coqueteaba constantemente por su puesto pero yo no lo notaba de forma conciente, fue ahí que pasábamos del trabajo a conversar también en mi departamento… Loa dos guardándose distancia, recalco que siempre estuvo el respeto pero el sentarnos frente a frente, separados de se convirtió en sentarse al lado del otro… Casi dos meses más después de muchas conversaciones y convivencias, no podía negar que me fascinaba estar con él. Cuando ya me había hecho dependiente de su compañía él dijo. “Aprecio y valoro tu amistad pero voy a tener que irme.” Mi mente respondió en silencio “Ahora que empiezo a pensar que te necesito me dices que tienes que irte.” Já, sonó fuerte pero le dije que debía de ir a hacer lo que más le gustaba, que debería esforzarse por seguir siendo como él era, preocupado, dedicado, profesional, esa palabra lo define por completo… Y ahí fue que todo empezó, ya estaba terriblemente enamorada pero me negué a decirlo por temor a ser rechazada. Ya saben, él una persona ocupada, mayor que yo y la joven que ven frente a ustedes, sólo alguien que podía quitarle el tiempo. Por aquél momento me dediqué a mis asuntos para intentar dejar pasar lo que sea que estaba pasando en mí…- Los ojos y voz de Verónica soltaron acento nervioso y suspiró delante de todos. -Ahh pues, lo más importante es que él había estado muchos pasos adelante que yo en ese aspecto personal de mis sentimientos.- Miró a Alan para invitarlo a que continúe.
-Y fue justo ahí que me atreví a acercarme de otra manera y oh sorpresa me llevé cuando supe que también le agradaba y sentía por mí como yo por ella.- Su voz y entonación era como una gran e importante explicación que no debía de dar.
Los presentes se quedaron callados, hasta las ganas de molestar se les había quitado. Veían sonreír a Rickman, la admiración que él tenía por esa pequeña joven inglesa. No se esperaban, ni si quiera Kate una de las más cercanas a Alan que la joven haya dicho todas esas cosas de manera sobria, seria, y verdadera, se le veía feliz, se le veía enamorada.
-Interesante y bella historia. Sé que al igual que yo todos nos sentimos feliz por ti, sabemos que odias contar tus cosas personales y si hoy decidiste compartirlo es porque te hace sentir orgulloso el que lo sepamos. Felicidades por ambos y espero la invitación para la boda, pronto.- La voz gruesa de Ben hizo sonreír a Alan pero más a Verónica. -Cambiando de tema… ¿Qué es lo que le gusta más de mí, Srta?- Dijo en tono coqueto haciendo que Verónica abriera los ojos y separara los labios en una inevitable respuesta rápida.
-Ahh… Pues… Yo…- Se quedó congelada por la mirada y el tono que este hombre usó para hablarle.
-No la molestes.- Miró a Ben. -No le hagas caso, Verónica, así son estos hombres, tan mal educados.- Dijo Emma en tono materno.
-SÍ, perdón, me sorprendió su pregunta. Pues es admiración actoral, me impresionó mucho en las películas “La muerte y la doncella” y “Noche de reyes”. Las vi junto a mi padre muchas veces hace unos años, les tengo mucho cariño.- Intentó responder tranquila porque en verdad estaba alterada.
-¿Qué dice tu padre de Alan?- Preguntó Hugh antes de darle un sorbo grande a su jugo de naranja viendo a Verónica.
La joven sonrió de forma inevitable y se le quedó viendo al galante Rickman.
-Su padre me odia jajaja, conozco a su padre por la escuela, fuimos juntos, de hecho es mi contador de confianza y cuando todos nos enteramos de la situación en la que estábamos pues no fui bien aceptado por él.- Alan levantó las cejas en las últimas palabras.
-¿Estás hablando de Jhon Hill? Creo que me lo has presentado en muchas ocasiones, de hecho me lo has recomendado.- Dijo Hugh -Y no vayas a preocuparte pero también lo invité hoy al desayuno pero se negó por unos problemas personales.- Dijo en tono divertido.
-¡Ahhh, terrible mentira!- Rió Alan. -No es que le tenga miedo pero…- Miró su reloj. -Ya tenemos que irnos.- Se paró haciendo un ademán exagerado. -No, claro que no, es broma. Hill es un buen amigo y espero me perdone un día… Un día.- Volvió a sentarse y todos rieron.
El desayuno continuó entre muchos halagos de Verónica a cada uno de los actores presentes. Alan estaba complacido de ver cómo Verónica era tan extrovertida a la hora de dirigirse a sus amigos, no había tema que ella no pudiera continuar excepto cuando la conversación se volvía muy actoral, ella guardó silencio y sonrió a cada anécdota contada con diversión.
Fueron muchas horas las que conversaron y conversaron de forma respetuosa. La joven caminó por el gran jardín trasero viendo a dos de los actores jugar croquet.
Emma y Kate hablaban con Alan tomadas de cada brazo del mayor, Verónica veía cómo ellos se llevaban bien y los veía divertidos, le daba espacio a Alan con sus amigas de años. La joven veía a Tom golpear las bolas a través de esos arcos de metal pintados en blanco mientras que otro actor aprovechó a acercarse con ella.
-¡Ben, te estoy vigilando eh!- La voz de Alan se dejó sentir de pronto desde donde estaba en tono gracioso.
Verónica volteó sonriente para ver a Alan, después de un segundo giró para volver a observar a Tom, se colocó las gafas de sol y se dio cuenta de la presencia de Ben a su izquierda, se sobresaltó al sentir que la tocó con su hombro de forma sutil…
-Holaaaaa, Srta Hill.- Dijo el adulto levantando una ceja por encima de sus lentes oscuros haciendo que Verónica se ponga muy roja y nerviosa pero no por la voz del hombre sino por el contacto.
-¡Ayy Dios mío, ha hecho que salte!- Dijo la joven tocando su pecho.
-Espero que no haya sido de miedo.- Dijo con picardía el mayor que se quitó los lentes para mostrarle los ojos a la joven y conseguir posiblemente que se ponga más nerviosa.
-No, claro que no.- Respondió con sinceridad mientras veía a los ojos al actor.
-¿Qué le agradó más de las películas?- Insistió coqueto.
-Ya lo… Lo he mencionado, la excelente interpretación de sus personajes.- Estaba claramente nerviosa.
El adulto hizo una inclinación imperceptible de su cabeza delante de ella y Verónica le sonrió. Era claro que esperaba un poco de entusiasmo de parte de Verónica, alguna emoción descontrolada, que le contara un secreto imaginativo pero ella lo censuró sin más.
La joven sonrió por última vez y giró la vista para ponerla en el “Entretenido juego.”
Verónica se quedó viendo a los adultos jugar sobre el pasto verde recién cortado, era una vista llamativa, un paisaje hermoso delante de ella porque le recordaba las épocas cuando iba al club con su madre y más lejos como enmarcando la escena habían árboles de olivo, flores altas y un pequeño lago artificial.
“Todo esto es distinto al ambiente que le mostré a Alan. Mientras yo lo llevé a jugar algo estúpido, él me trajo a tomar el té con sus amigos.” Pensó.
No dudaba, Verónica sólo recordaba algo que ella ya sabía, ellos eran de mundos distintos de diferentes ambientes sin dar por hecho que ella era de ese ambiente con Alí y Rose. No claro que no, era de un ambiente tenue, cálido, suave, rodeada de libros, filosofía, poesía y amor por ese hombre que recientemente admiraba.
“¡Estoy tan enamorada de ti, Alan, no puedo creerlo!” Se dijo en secreto.
Veía sonreír a Alan, eso la hacía feliz, la hacía feliz estar con él aunque su padre no lo quisiera. Era tan importante para ella ser libre, poder hacer algo y que su mentor se sienta orgulloso.
Verlo, tan sólo verlo era suficiente para sentir que podían pasar muchas cosas, ella quería darlo todo, todo por ese magnífico hombre.
Cerró los ojos un instante y fue suficiente para sentir escalofríos al verse junto, debajo, sobre él… Esos momentos compartidos de pasión no sólo nocturna pero sí traviesa en ambos. Se conocían… “Soy tantas cosas por ti, no quiero por nada ni nadie que vuelvas a estar lejos de mí.” Dijo Verónica en palabras que se quedaron dentro de su boca.
Caminó unos minutos hasta los sanitarios al interior de la casa para lavarse las manos. Cuando estaba de regreso en el gran jardín… Una atrevida mano en su cintura la sacó de su concentración, la persona la arrimó hacia él y la quedó viendo cara a cara directo a los ojos a través de los cristales oscuros en las gafas de ella.
Sintió un poco de fuerza, enojo, molestia, también incomodidad. Ese par de ojos azules, ese cabello entre castaño y blanco. El mover de esa mandíbula con gestos de impotencia, la mirada que la controlaba y que no había dejado de afectarla.
-¡Le advertí de algo Srta. y como siempre desobedeciste!- Dijo el adulto. -Me alegra que al menos haya tenido la decencia de presentarte a sus amigos.- Su voz, era de enojo e impotencia. -Salgamos de aquí.-
-¡Papá, suéltame de una vez por todas y déjame vivir!-
-Verónica no sabes lo que haces, eres muy inmadura para darte cuenta en qué estás metida.-
-¡No me iré de él nunca más y tú, te lo juro que no harás nada para herirlo. Papá juro que primero te hiero yo! ¡Acepta esto como mamá ya lo hizo, ¿Por qué no me dejas en paz?!- La joven frunció el ceño y las voces de ambos no eran gritos pero sí tonos fuertes.
Hugh vio de lejos la escena, casi a doscientos metros de ahí, Ben y Tom a su lado en el jardín también veían la escena tensa desde su lugar. Tom el más cercano a Alan advirtió a Emma y ella avisó al actor.
-Al final vino tu suegro, Rickman y al parecer está muy enojado con Verónica.- La actriz le dijo en tono “Uy estás en problemas” El rostro del actor cambió de inmediato estaba feliz y se transformó en preocupación y tristeza.
La joven miraba atenta a esos ojos azules.
-Papá, por favor hay demasiado que hablar…- Intentó hablar tranquila pero no podía, tenía que decirle… -Cómo fuiste capaz de mentir, de hacerme creer tantos meses que Alan se había alejado por estar ocupado… ¿Cómo te atreviste a amenazarlo? ¿Cómo te atreviste a intentar comprarme con un auto y con el departamento? ¿Sí te das cuenta que ya no soy una niña? ¿Sí te das cuenta que lo amo y que ya no necesito de ti?- La joven se soltó de su agarre y cruzó los brazos delante de su progenitor quien se sentía devastado y dolido, su corazón se rompió otra vez y sus ojos enrojecieron.
-Eso está perfecto… ¿Así que ya no me necesitas? Bien… Pensé que te olvidarías de él pero veo que no. ¡Sí necesitas que te digan que estás equivocada! Ha estado en tu departamento, se le escapó a tu madre… ¿Cómo haces eso sí yo no te he educado de esa manera, hija?- Subió el tono de su voz y Rickman llegó justo a tiempo.
-Chonger, hola, lamento interrumpir pero creo que estás incomodando a Verónica. Vayamos a otro lugar a conversar.- El actor le habló al padre de forma respetuosa pero el padre ni lo miró. -Te estoy hablando, Jhon.- El actor lo tomó del brazo y el padre vio con una sonrisa ladeada la mano del actor tocando su antebrazo.
-¡Já, no me toques!- Se soltó en un movimiento brusco y el actor abrió los ojos claramente molesto. -Me han operado del corazón pero aún tengo fuerza en los músculos, Sr. enamorado.- Dijo el padre sonriendo a Alan con desafío y con rostro “Si me tocas de nuevo te mato.”
-No me voy a pelear contigo, Jhon, sólo vayamos a otro lugar, por favor.- Insistió el actor pidiendo de forma diplomática.
-No hay nada de qué hablar. Si quieren esto yo no voy a impedirlo… Pero tú no vuelvas a casa y tú… Ni si quiera te atrevas a reclamar nada.- Dijo el padre enojado. Se volteó y añadió. -Te lo advertí, Rickman.- Vio al actor por última vez mientras acomodaba su traje azul elegante.
El actor se enojó muchísimo pero tomó a Verónica de la cintura para abrazarla y decirle cerca al oído.
-No me importa cuáles sean las consecuencia de esto, cada noche volveremos a estar juntos, lo prometo.- Usó su voz susurrante en el oído de Verónica mientras esta quería salir de ahí y enfrentar a su padre.
-Lo siento, tengo que ir por él, no voy a permitir que te haga daño.- Le dijo la joven cerca al rostro tocando la mejilla del mayor.
Sus ojos estaban tristes, sus labios temblaron en la última palabra, Verónica ya estaba arrepentida de haberle dicho todo eso a su padre…
Y entonces salió corriendo atrás de Chonger para alcanzarlo, se subió a la camioneta de Alan y lo dejó viendo todo muy preocupado.
Ese arrancar del auto le hizo sentir un nudo en la garganta. “Verónica regresa aquí.” Se dijo Alan en susurro.
____________________________________________________________
“Sería maravilloso pensar que el futuro es desconocido y sorprendente.” – Alan Rickman
¿Te gustó el capítulo?
Tu calificación: