La biblioteca Capítulo 22 Paz

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El actor despertó viendo a la joven darle la espalda, una bella y delicada  pierna estaba atrapada levemente debajo de la suya. La movió despacio para intentar no despertarla.

Sábado en la tarde, apenas veía la diferencia de días pasados sin ella.

La tranquilidad que ella imprimía al dormir era gratificante no sólo a sus ojos ni a su cuerpo con esas sensaciones extrañas en su estómago, esa sensación extraña al respirar, esa revolución de pensamientos en su cabeza le escribía historias utópicas en su alma las cuales nunca había conocido antes.

La contempló un momento y recordó las veces que al tener esa edad salía solo por el parque con una libreta en la mano y una pluma estilográfica con la que imprimía bocetos a mano alzada de lo que sus ojos veían interesante, una hoja caída de un árbol alto, alguna impresionante figura alta y arquitectónica, un grupo grande se músicos del conservatorio nacional.

También pasó por su cabeza el día que las cosas se hicieron diferentes. Ella confesó delante de todos que cuarenta y ocho horas fueron suficientes interactuando con él para sentirse atraída no sólo de una manera emocional e intelectual.

Y vino en esa paz repentina muchos días en que jugaron a ser amigos.

Ella le hablaba de sus metas las cuales no estaban tan lejos y él de su experiencia actoral en el cine y teatro, en más de dos ocasiones se atrevió a citar al pie de la letra algunos párrafos y líneas de libretos, escenas donde podía resaltar su galantería haciendo sonreír esos labios pintados de carmín con el uso correcto de pronunciación, entonación, pausa dramática, la sensualidad de su voz para recitar, incluso su memoria era un armas portada sobre sus hombros no para defensa sino para lucir su verdadera esencia en el campo llamado mundo, él sabía que la cautivaba. Se sentía orgulloso al ver que era sincera que enserio lo escuchaba y no sólo eso, lo disfrutaba.

Lo disfrutaba él lo sentía creyendo que era un inocente trato entre los dos pero es que Verónica no estaba lejos de entender su entorno de letras y arte al contrario podían estar unidos de alguna manera.

Las primeras veces que se quedó en su departamento hablando con ella hasta altas horas, el trato era formal e incluso sus cuerpos se distanciaban no por el miedo sino por el respeto mutuo que guardaban.

Recordaba la luz de la lámpara principal de resplandor cálido, ella con una botella de agua en la mesita esquinera sentada frente a él, sus labios tocar el borde de ese material plástico lentamente, ese abrir y cerrar de sus labios le antojaba tantas cosas, después sentía un cuchillo clavarse en su ombligo cuando ella de forma inocente y malvada como en juego maniático con su lengua, atrapaba esas gotas dentro del cilindro acceso abierto a mojarse y tragar el líquido transparente en una escena perturbadora – desesperante, hacía que él experimente la misma saciedad que ella en las pausas de conversaciones por algún libro que habían leído por coincidencia.

-Jane Austen, una excelente escritora y novelista británica.- Miraba a la joven directo a los ojos.

-Me gustaría ver posteriormente la adaptación que hiciste en el cine del personaje, el Coronel Brandon.- Dijo Verónica más que interesada.

La postura del actor era relajada, inclinado hacia atrás, cómodo en el mueble más grande del departamento, cada brazo reposaba en sus muslos y su cuerpo ligeramente inclinado hacia la derecha le hacía dar una armoniosa impresión a ella.

-Actuar es interesante, lo difícil para las personas es vivir vidas reales.- Hablaba gesticulando con precisión cada palabra frente a ella portando seriedad, suavidad y experiencia.

-Suenan bien ese par de palabras. “Lo difícil” para mí es excitante, atractivo, una montaña nueva qué escalar, para ti debe ser un rostro conocido que de vez en cuando te reta pero fácilmente puedes superar.- Verónica hablaba con tono suave, un tono que se sentía correcto en los oídos del mayor.

-No es tan fácil o fascinante como crees, pequeña.- La voz gruesa, con pausa le dibujaba interés.

-Te entiendo, quizá no sea fascinante pero sí interesante,  te escucho lo hago con atención pero permíteme un segundo.-

La joven se fue a la cocina por más agua, era tan sedienta que en el día dos botellas de litro eran insuficientes.

Alan esperó que regrese y se atrevió a tocarla.

-¿Por qué no te sientas a mi lado?- Hizo un gesto particularmente suyo con la boca y ojos.

La tomó de la mano.

-Empezaremos a susurrar y podemos acabar la conversación antes, se arruinaría.-

Ella aceptó el contacto.

-Si nos dormimos juntos podemos compartir nuestros sueños al despertar.- El adulto intentó decir algo gracioso con el rostro serio pero también coqueteaba hábil, al final de lo dicho separó los labios y levantó la comisura derecha de este.

Lo consiguió, ella le regaló una sonrisa que se convirtió en una muy sutil y pequeña risa.

Verónica sabía observar, esas sutilezas, pero aún consideraba que podía ser confuso, no había sido directo en sus palabras.

Se sentó a su lado y él se acercó a ella, la joven no se apartó, Alan extendió su brazo detrás de la nuca de la joven y luego lo recargó con suavidad sobre el tierno y tibio hombro de ella, al ver que ella no se quejó lo apretó imperceptible en señal de mayor confianza de mayor acercamiento.

Ella se recargó hacia atrás pero finalmente decidió recargarse en el pequeño espacio de su torso.

-¿Alguna vez has tenido sueños que se han hecho realidad? ¿Quizá alguna pesadilla?- Preguntó el actor con la cerviz altiva, giró hacia su derecha para intentar ver el gesto de ella.

-He tenido sueños que me dejan intranquila y otros que me dan paz, me temo que sí, he tenido sueños que se cumplen con el pasar de mi vida a veces porque yo quiero que pasen lo veo antes.-

-¿Sueños recurrentes, extraños?- Añadía lento, con gruesa voz melosa.

-Un sueño extraño es más común en mí, esos que parecen tener elementos, cosas, personas que nunca he visto, sentimientos que nunca he sentido. He conocido a muchas personas de esta manera y veo que no es una casualidad, suelo tener muchas paramnesias específicamente los llamados Déjà vu.- Volteó a verle los ojos.

-Interesante.- Dijo el actor al parecer cortante pero en realidad estaba pensando qué decir, era que tenía muchas cosas en la cabeza o que escogía la correcta para llamar su atención. Él sentía que algo no estaba completamente bien pero iba contra eso, la joven le agradaba.

Y salió de sus recuerdos…

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-¡Buenos días!- Habló cerca al oído de la joven en un tibio y lento susurro.

Ella volteó hacia él viéndolo con los ojos somnolientos.

-Hola, ¿Qué hora es, mi amor?- Dijo la joven intentando sentarse por lo relajado de su cuerpo. -¡Oh por todos los pajarillos del cielo! La cabeza me da vueltas, no debí de tomar tanto licor, ni si quiera sé lo que bebía…! Lindo, ¿Hice algo patético, dije algo tonto…? Perdóname si lo hice, no suelo hacer las cosas que hice ayer-

-Siete y treinta de la mañana, ¿No recuerdas que llegamos a casa e hicimos el amor cinco veces?- Hizo tono gracioso aún en susurro evitando subir el tono para no molestar a los intranquilos conductos nerviosos en el cerebro de Verónica.

-No lo recuerdo porque creo que me quedé dormida la primera vez de todas esas cinco.- Rodó los ojos e hizo mueca divertida. -Hablo enserio, Rickman.- Sonrió la joven dejándose caer con sueño sobre el muslo del actor que descansaba sobre la cama.-

-Despierta ya, he pedido unas películas para ver.- Dijo animado.

-No entiendo, antes tenía que ser yo quién te despierte como aquella vez que me invitaste al teatro, te llamé muchas veces y no me respondiste, estabas perdido en dónde de tu inconsciente ató a ti cadenas contra la cama.- La voz de la joven sonaba animosa pero lenta.

-Estaba recordando todas las veces que nos quedamos aquí a solas y no querías estar cerca a mí. ¿Por qué?- Dijo en tono de voz gruesa.

-Tenía miedo… Le confesé en esos momentos o quizá después a mi única amiga, que era la primera vez que me pasaba algo así, tanto tiempo sólo conviví con mi padre y un joven quien decía ser mi fiel y eterno novio virtual, quien cambiaría muchas cosas en mi vida supuestamente, quien prometía todos los santos días pero el tiempo pasaba y no veía nada de él, hasta hace poco me rogaba que me quede con él de alguna u otra forma, creo que sí te lo comenté alguna vez de él.- Alzó la mirada viendo en sus ojos adultos interés y curiosidad. -No solía hacer eso, meter a gente extraña en mi casa, menos en mi mente ni en mis pensares, mi confusión era fuerte cuando te veía leer, cuando te veía escribir ya que claramente me gustabas y mucho.- La joven se sentó mejor sobre la cama y él giró más hacia ella. -Tú tienes una voz que habla por ti sin que abras la boca para decirme “Hola” y en aquellos momentos era tan fuerte y me tocaba, me traspasaba me aterraba esa voz, me aterraba hacer cosas que no sabía o de pensar y decir cosas equivocadas porque no quería que te alejaras sino tenerte de alguna manera… Tú tenías novia. Nunca estuvo en mi pensamiento alejarte de ella, no quería esa clase de amistad pero me tentaba lo otro, era tan llamativo, tan peligroso y… Por eso únicamente siempre me alejaba. Accedí a dejar que te acerques pesando que yo iba a ser la primera que lo haga, acercarme tanto a ti, sentirte en cualquier gesto con las manos, con los brazos con cualquier parte de mi cuerpo y ahora estamos aquí los dos en algo real.- Dijo explicando con preocupación y en las últimas palabras sonrió grandemente.

-No quería causar eso, parece que fue algo incómodo para ti. Pero te entiendo eso de confiar en alguien es difícil, soy más grande que tú, tengo muy malas experiencias y no quiero que pases por eso, quisiera mostrarte y enseñarte de las pocas cosas que he aprendido, una de ellas es que siempre habrá un final para todo, una obra comienza y luego termina, vienen los aplausos intermedios, los aplausos finales y cuando llegas a casa obtienes paz.- Se acercó a los labios de ella pero sólo para contemplarlos un poco y estar cerca a su rostro sobre la cama. El actor se subió a lo largo de la cama y ella lo imitó sin perder atención. -También quería algo y no te dije nada, sólo decidí callar para no alejarte pero admito que hacía mal y no me arrepiento. Si yo… Le hubiera estado haciendo daño a la otra persona, nunca, créeme me hubiera acercado a ti, te confieso que mis pensamientos eran muy carnales, humanos e imperfectos y aunque no quería comprometerte a nada quería estar cerca.-

-¿Por qué cerca?- Preguntó con lenta pausa y voz suave que lo envolvía mientras se acomodaba sobre el pecho del hombre.

-Cerca para tener a alguien como tú en mí vida.- El actor también habló con voz lenta y voz suave.

-Me quedaré contigo de mil maneras solo si tú quieres, pero ten en claro que cerca, porque sé que muchos quieren estar cerca a ti, te dan atención, incluso te dan lo que quieres haciendo uso del conocimiento y las cosas que te agradan porque te conocen más que yo, muchos años más que yo. Quiero ser real contigo, Sr. A. Rickman. Darte de mi persona no sólo atención, ni las cosas que otros te dan para agradar quiero darte cosas que no le he dado a nadie de mi esencia las mejores cosas que puedas obtener de mí porque también quizá tendrás cosas malas y por favor no te concentres en esas sino en las buenas, quiero estar de forma incondicional, sé que de mí el amor que te doy es desinteresado, quizá limpio, quizá inocente como si te presentará mi alma, mis letras y mi poesía y te dijera “Mira, si quieres léela, si quieres úsala, si quieres tómala como se te antoje…- Hizo pausa atravesando sus ojos con su mirada para tocar su alma. Vio como el adulto se sintió tocado y emocionado. -Toma mi alma como se te ocurra, te la prestaré aunque no me pertenezca a mí pero déjala intacta, no rompas las letras escritas en ella, no las rompas con mentiras imprimiendo sobre ellas en el papel de mi ser completo con tinta negra que arde y quema para hacer daño, cosas que no están escritas, que no concuerdan, que no adornan, sólo matan.”- Verónica se emocionó tanto que derramó una lágrima.

Hace mucho que ella no pensaba así, como en la adolescencia donde escribía mucho acerca de sus sentimientos pero esta vez lo estaba escribiendo en él.

-Lo prometo, nada que te mate, que duela o arda para hacerte daño…- Dijo lento, pausado, se quedó sin palabras.

-Ahora vamos a ver esas películas que tanto has presumido.- Su sonrisa se dibujó sincera frente a la luz que entraba por la ventana y su voz nuevamente fue suave.

***

Unas horas después acostados en la cama.

-El profesor Snape, wow un excelente trabajo para interpretar, tengo que confesar que sentí escalofrío viéndote así de negro. Jajaja, es simplemente excelente lo que haces en el cine, en el teatro. De verdad estoy tan orgullosa… –

-Gracias, significa mucho para mí.-

-Y para mí que signifique en ti…- Se acercó a besarlo con ganas de sus labios. -¿Cuál será la siguiente película? Por favor y que sea una que me ponga intranquila.- Dijo en tono malicioso. -Aunque verte de negro ha sido bastante intranquilo.- Sonrió sobre los labios de él coqueteando sin ninguna atadura.

-Jajaja.- El actor rió con gruesa voz. -¡Ayyy Dios, me encanta que seas joven y traviesa!- Añadió entre risas.

-¿Qué… Pero si yo soy bien portada, o no crees eso?- Hizo voz inocente.

-Lo eres hasta cierto punto, eso de que eres inocente y bien portada.- Se acomodó sobre ella sin dejar de sonreír para besarle el rostro, los labios mientras su grande mano tocaba su vientre plano y caliente. -Tengo muchas más películas, veamos las que quieras.

-Una nueva, de nosotros sobre la cama.- Dijo con risa en sus jóvenes labios.

Alan sacudió su cabeza de lado a lado en negación.

-No me tientes a hacer cosas que no debemos hacer y suenan jodidamente llamativas.- La joven abrió la boca al escuchar la voz apretada y gruesa del actor.

-Jajaja era broma.- Dijo tranquila y divertida.

-Hoy a sido un día muy hermoso, tranquilo y lleno de paz.-

-SÍ.- Verónica cambió el tono de voz a otro seductor subiendo a horcajadas sobre él. -Primero que venga la tormenta sobre ti, Sr. Actor y luego…- Fue interrumpida.

-Llegue la calma…- Dijo Rickman antes de atrapar a la joven que estaba sobre él.

Verónica tomó su playera, se la alzó y con ayuda del actor se deshizo de esta por su cabeza.

Empezó a besarlo de forma descontrolada hundiendo sus dedos en el cabello de su nuca, tomando al actor con más ganas que otros días.

Besó su cuello y se acomodaba mejor sobre él retrocediendo un poco.

El actor subió el rostro con los ojos cerrados. Mientras ella sin que él se lo espere empezó a bajar con besos húmedos por su pecho y vientre, se sobresaltó al intentar adivinar lo que seguía pero la escuchó, ella hizo una voz aún más sensual.

-Entonces…- Deslizó una se sus manos en el borde de la liga del boxer del adulto. -Dijiste hace un instante…- Metió su dedo índice de la mano derecha jalando levemente la liga que presionaba la pelvis del actor. Él la miró apretando sus labios entre sí reteniendo un gemido silencioso. -Que te encanta que sea joven y traviesa…- Verónica esta vez se atrevió a…

El adulto volvió a subir su rostro mordiéndose los labios en un movimiento involuntario de toda su columna vertebral y aguantó la respiración.

-¡¡¡Ohh santo…!!!- Intentó decir pero sólo guardó silencio y aguantó de nuevo el aire.

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“Hay una voz dentro de ti que te dice lo que debes hacer” – Alan Rickman

“Los actores que juzgan a sus personajes son unos tontos. Por cada papel que interpretas tienes que absorber las motivaciones de ese personaje”. – Alan Rickman.

Lamento la demora pero, seguiré cumpliendo con las actualizaciones de forma frecuente.
Saludos, mis queridas y respetadas lectoras.

B. J. B.

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