La biblioteca Capítulo 2

Tres días después…

Verónica estaba casi lista para salir, el día había sido productivo, se sentía satisfecha con todo lo que estaba a su alcance. Pero había un problema, una persona aún permanecía en uno de los corredores sentado en su mesa inerte como memorizando un discurso.

-Disculpe, caballero ya casi es hora de cerrar, mañana podrá venir desde  temprano si desea, podría ayudarle a encontrar más libros.

El hombre subió la mirada para escucharla atento a sus indicaciones pero se enojó por la interrupción.

-¿Siempre hace eso cuando alguien decide quedarse unos minutos más?

La joven no esperaba algo así… Bueno la verdad sí se esperaba eso y más porque ella no sólo analizaba su posición sino que también solía ponerse en los zapatos de sus lectores, ella en épocas anteriores cuando era una estudiante, odiaba que la interrumpan mientras estaba concentrada en un libro.

-Lo lamento (Bajó la cabeza) No se enoje por favor pero yo sólo estoy cumpliendo con las reglas del establecimiento. (Buscó la mirada del hombre)

-Está bien, tiene razón, es su trabajo y no puedo perjudicarla así. (Hizo mueca de resignado alzando los hombros y poniendo cara de “En fin”)

-Le agradezco… (Le dio una sonrisa de respeto)

La joven iba a retirarse y él la detuvo con su voz.

-Espera… ¿Cuál es tu nombre?

-Hill, Srta. Hill…

-¿Tú nombre es “Señorita Hill”?

-Soy Verónica. (Dijo nerviosa, él se estaba poniendo tan “¿Exigente?”)

-Los nombres definen el carácter y la personalidad de la gente, deberías dejar que más personas te llamen por tu nombre porque eso te dará más seguridad. Desde ahora no me digas “Señor Rickman” dime “Alan”, no me molesta la “informalidad” con personas a las que frecuento seguido. (Extendió su mano para despedirse de la joven con respeto) Nos vemos mañana. (Le dio una sonrisa sutil, tomó sus cosas y se fue)

-Nos vemos mañana Sr. Alan.

Mientras él se alejaba y escuchaba “Sr.” hizo como si le hubieran hincado los dos oídos quedándose quieto y luego siguiendo su camino.

“Qué joven tan extraña” Pensó y se fue.

La joven sin pensar que había hecho mal fue hasta sus cosas, preparó su bolsa, salió por la puerta despidiéndose del guardia que estaba apresurado por cerrar.

Salió, localizó su pequeña moto, puso el casco sobre su cabeza y arrancó rumbo a su mini departamento, era una habitación simple que había conseguido, tenía un baño pequeño y una cocinita con todo lo esencial.

Estaba más tranquila por haber logrado eso, “Mudarse”

No se percató que el hombre vio cómo se marchaba.

***

 

-¿Me dices que es un hombre mayor y extraño?

-SÍ, lo es, no puedo describirlo como alguien egocéntrico o pedante porque no lo es, pero es un poco extraño. (Dijo la joven a Rose)

-¿En Croydon, te parece raro? Aquí la gente es extraña… Son de dinero, son inteligentes, pensadores y exageradamente expresivos con gestos. Así son por aquí. Me extraña que te extrañe.

-Jajaja, tú y tu forma de hablar… (Rió Verónica) Es cierto, hay algunos otros lectores nocturnos que también son serios y extraños… Gracias Rose, eso me deja más aliviada porque yo pensé que le había caído mal pero entonces eso significaría que a todos los del turno noche. Les caigo del hígado. (Le dio una sonrisa de agradecida a su amiga)

-Tranquila Vero, has como yo, disfruta de los libros, de tu trabajo, al fin y al cabo los días pasan y siempre llegarán los pagos ¡Oh sí!..

-Mmm, créeme que sí disfruto de este trabajo. Al menos más que tú.

-Es bueno ser francos, pero yo no seré bibliotecaria toda mi vida.

-Yo tampoco lo seré, te lo prometo. (Dijo Verónica con seguridad)

Las horas pasaron dejando atrás la despedida rutinaria de Rose al culminar su horario… Como siempre eran esas las horas más difíciles de Verónica hasta que se concentraba en sus cursos online para que el tiempo corriera más rápido.

***
Tres horas después…

Verónica vio entrar a la persona más afanosa de todas cuando se trataba de llegar a la biblioteca para ponerse a leer y estudiar.

Sí, era el Sr. Rickman más conocido como “Llámame Alan”

-Buenas tardes (Vio su reloj) Mejor dicho, buenas noches. (Dijo el actor con amabilidad)

-Que gusto verlo de nuevo, su mesa está libre, he conseguido que nadie la ocupe para que usted pueda tener paz.

-¡Excelente jovencita! (Le guiñó un ojo y se dio la vuelta para irse pero luego retrocedió para hablarle a la joven)

-De nada Sr. Alan. (Dijo la joven)

-Gracias, por tomarte la molestia de apartar mi lugar. (Fue lo que había olvidado decir momentos atrás, después de eso se retiró serio)

La joven se preguntaba dentro de ella, “¿Será que así piensan los grandes? ¿Algún día seré tan exigente con las cosas que quiero? Aún soy joven y a veces acepto las cosas como vengan, pero… ¿Pero un día tendré todo planificado? Yo espero que sí, espero ser mejor persona y esforzarme.”

Decidió dar una ronda y preguntar a todos los lectores si estaban cómodos y si necesitaban algo más.

En la biblioteca casi eran los mismos de siempre cerca de las ocho treinta de la noche. Un hombre de al menos treinta y cinco años, obsesivo matemático, tenía pilas y pilas de libros de química pura y matemática tres.

Una señora de al menos cincuenta que leía mucha literatura romántica, uno tras otro intentando acabarse toda esa sección.

Dos maestros de historia de al menos noventa años de edad, siempre pedían los mismos libros para preparar exámenes y armar clases.

También estaba el estudiante mayor, gordo, creído, de lentes más gruesos que cualquiera, obsesionado con los discursos políticos, este no la trataba bien por eso Verónica había decidido no molestarlo nunca. Ni bien lo vio se pasó de largo.

Y recientemente estaba este joven de al menos treinta años, callado que leía variado y hacía anotaciones con aspecto de ser extranjero.

Y el que parecía profesor de sociales de la universidad con la mirada fuerte, siempre teniendo un consejo en sus labios, siendo sarcástico y a veces soltando la seriedad para hacerla reír. Ella aún no sabía lo que él leía pero sospechaba que tenía que ver con sociales, por la manera en que se expresaba.

-Disculpe, ¿Quisiera nuevas recomendaciones? (Le dijo a la señora romántica) Han traído un nuevo juego de tomos tapa rojo vino, he averiguado que son muchas partes de una sola historia. (Susurró Verónica como contándole un secreto de máxima seguridad)

-¿Son novelas románticas? (Dijo susurrando con los ojos resplandecientes con brillo obsesivo)

-Seeeeeeeee (Contestó Verónica como guardando el secreto de algo prohibido)

-¡Los quiero TODOS! (Dijo la señora entregándole a Verónica su tarjeta para pedirlos)

Verónica hizo un símbolo de “OK” con su mano derecha para seguirle el juego. Después se fue sonriendo.

Entonces llegó hasta el profesor de sociales, pero sólo le dio una ojeada porque ya sabía lo que pasaba cuando lo interrumpía.

Este estaba como pensando sosteniendo un libro viendo hacia el corredor. Alzó la mirada y se cruzó con la de Verónica. “¡Ay no, ahora me va a gritar!” pensó ella.

-Verónica, ¿Puedes venir un momento, por favor? (Dijo intentando suavizar su voz ya que estaba en la biblioteca)

-SÍ (Susurró Verónica pero más notorio fue su cabeza haciendo un ligero movimiento de arriba a abajo para terminar de afirmar)

-Gracias, ven. (Insistió el actor)

-¿En qué lo puedo ayudar, Sr. Alan?

-Primero deja de decirme “Señor”, sólo dime Alan. Segundo, siéntate un momento. Quisiera quitarte un poco de tiempo y preguntarte qué opinas de unas ilustraciones.

-Está bien… Alan. (Dijo Verónica sentándose con una sonrisa respetuosa)

-Mira esta ilustración, es como una fotografía de un personaje.

-¡Ohh excelente! Es el profesor Snape del libro “La piedra filosofal” J. K. Rowling es un excelente escritor aunque una parte de mí me hace sospechar que es “Mujer” no “Hombre” como otros comentan.

-¿Snape, mujer? (Dijo espantado)

-Noo, me refiero al autor del libro.

-Ahh OK, ¿Entonces conoces este libro?

-Lo leí hace mucho, casi un año atrás, incluso tiene dos partes más.

-¡Excelente! ¿Qué te parece el personaje que te mostré? A mi no me termina de convencer, su comportamiento es extraño. ¿Crees que podría interpretarlo?

-Mmm déjeme ser sincera, usted también es extraño y recto pero no lo imagino con cabello negro largo y los ojos delineados con negro para verse tétrico, a mí me provocaría escalofrío.

-Pues voy a interpretarlo, quisiera saber qué opinas del personaje.

-El personaje es un completo misterio, no se termina uno de convencer si es bueno o malo… Pero hasta ahora en los libros resalta sutilmente inteligencia, habilidad y oscuridad. A mí me agrada, J. K. Rowling hizo un excelente trabajo con ese libro y con ese personaje.

-Mmmmm lo que dices es cierto. (Dijo pensativo) Le escribiré al productor e intentaré comunicarme con la autora.

Verónica hizo una mueca como diciendo “Genial, debería intentarlo” — “Un momento” Pensó la joven dubitativa, “¿Cómo sabe que es una autora mujer?” Pero luego imaginó que pensaba como ella, el mundo aún no estaba seguro de haber visto al autor del libro.

-¿Eso es todo en lo que puedo ayudar? (Dijo la joven)

-No, quédate a conversar, aún tengo cosas que contarte. (Dijo él exigente)

-Claro que sí.

-¿Ya viste la película del libro? (Esta era la oportunidad del actor para decirle quién era)

-No, no me agrada ver películas de libros porque estas suelen arruinar la historia original. (Verónica respondió con sinceridad)

-Un día si quieres te invito a verla y te llevo al estreno de la segunda película. (Dijo él casi desesperado para que ella reaccione pero la joven vivía en otro mundo)

-Mmm prefiero no verla, quisiera mantener la historia original en mi mente.

-Bueno, es tu decisión. Es la primera vez que una joven me rechaza una invitación así… No importa, tendré que llevar a una de mis sobrinas (Dijo rendido)

Ella sonrió dándose cuenta que era muy insistentemente cerrada con sus propias ideas así que decidió abrirse.

-Estaría interesante criticar esa película. Acepto su invitación aunque la película no me agrade.

A él no le quedó de otra que reír y decir…

-No, ya no la veas. (Dijo como echándose para atrás a propósito para molestarla con una sonrisa en el rostro)

-Lo que usted diga. Jajajaj. Lo sé soy indecisa e insegura y además molesta.

-Eso es porque casi nadie te llama por tu nombre (Dijo el actor con seriedad viendo sus guiones entre sus dedos)

-Tienes razón, Alan. Eres una persona inteligente así que aceptaré mejor tus consejos, lo prometo.

-¿Siempre eres tan condescendiente? (Dijo el actor curioso)

-No, pero me esfuerzo por hacer un excelente trabajo.

-¡Qué va! Eso no lo dudes, de verdad haces un excelente trabajo… Pero entonces eso significa que aquí en esta biblioteca no eres tú… Así que eres “actriz”. Porque yo soy actor. (Al fin se lo dijo)

-SÍ claro. (Dijo sin creerlo, lo vio a los ojos para comprobar que era mentira, él tenía que ser profesor de sociales o algo así)

Y él pensó que jamás había hablado con alguien tan testaruda.

-¿No me crees?

-¿Usted es profesor de sociales de alguna universidad, cierto?

-Jajajaj, entonces eso pensabas que era. (Le dio una sonrisa de sorpresa)

-SÍ, lo lamento. Veo que estaba equivocada. (La joven sonreía porque no le creía)

-De verdad soy actor, de teatro, de cine y creo que también de televisión… ¿Y tú, qué haces además de trabajar aquí?

-Estoy haciendo una maestría online de literatura, tengo la carrera de Literatura pero me estoy especializando para poder ser maestra en la universidad. Y si tengo mejor suerte  que eso pues seré escritora.

-Interesante… Y ¿Aún vives con tus padres?

-No, ya no vivo con ellos. Así tengo paz y… Pude dejar de escuchar a mi padre decir que soy una mediocre por escoger esta carrera de letras.

-Uhh, no te va bien con él, qué pena, se ve que eres inteligente a pesar de tu carrera mediocre. (Sonrió el actor)

-Já… No, nada bien, no le hablo desde hace un par de semanas. Es una persona soberbia pero responsable, lo respeto a pesar que él a mí no.

-Haces bien. No hagas caso, tu vida no debe importarle a nadie más que a ti, tú misma, todo lo que hagas, siéntete orgullosa por las cosas que logras. A veces vas a fallar pero prometo que la vida se va encargar de volver a encaminarte. Eso pasó conmigo, tenía un estudio de diseño y falló pero ahora me dedico a otra cosa que me agrada y soy feliz.

-Gracias, necesitaba eso. (Dijo la joven sonriendo con sinceridad)

A él le agradaba que la joven sonriera porque casi siempre estaba seria. Era una joven hermosa de cabello castaño claro con unos veinte años de edad por lo menos, sus ojos eran claros, café claro, pintaba sus labios rojos pero estos no eran resaltados mientras estaba en la biblioteca.

-Bien, perdóname por haberte quitado tiempo de tu valioso trabajo. (Dijo él)

-Este es mi trabajo, conocer mejor a los lectores. (La joven le dio un guiño, así como él solía hacerlo con ella, después se fue sosteniendo una sonrisa hacia su eterno mostrador de recepción)

“Es un hombre amable, me cae bien” Dijo en su mente

________________________________________________________________________________________

“Yo soy el personaje que se supone que no te guste” – Alan Rickman

¿Te gustó el capítulo?

0 / 5

Tu calificación:

Suscribirse
Notificar de
guest

0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios