La biblioteca Capítulo 18 Pudor

La joven se quedó paralizada mientras los hombres la miraban de pies a cabeza, la tensión era tal, el dolor por la vergüenza era tal… Que uno de ellos se desplomó en el suelo.

Verónica regresó al baño con prisa para intentar ponerse algo y salir para ayudar.

Corrió apresurada y llegó frente al adulto.

-¿Qué le pasó?.- Dijo el mayor.

-Debe ser su corazón, tenemos que llevarlo a la clínica, los de la grabación no pueden enterarse.-

-¿Verónica, pero a qué clínica?-

-La que sea, rápido que se puede morir. No sé si son los nervios pero no escucho su corazón.-

-SÍ, sí late.- Dijo el adulto. Yo no sabía que estuviera enfermo.-

-Yo menos.- Dijo Verónica.

La joven marcó y marcó dando vueltas en el centro de la sala.

-¿Sabes qué? Mejor vámonos, no podemos esperar. Vamos ayúdame a cargarlo.-

-Tranquila, no pasa nada, sólo es un desmayo.- El hombre intentó cargar al otro pero estaba muy pesado. -Buscaré ayuda no puedo con él.-

Verónica empezaba a estar más nerviosa.

Dos empleados del hotel ayudaron al mayor, cargaron al hombre desmayado hasta una camioneta de ambulancia que llegó a tiempo alertado por una camarera, con la camioneta lo llevaron a la clínica más cercana.

Verónica fue detrás de ellos en un taxi.

***

Tres horas después una enfermera al cual había llamado con insistencia para que la informara le dijo que podía pasar a ver al paciente.

Al entrar vio al hombre con un golpe en la cien derecha, un pequeño corte en la ceja, tenía conectado la máquina de pulso que mide los latidos de su corazón en su dedo medio de la mano derecha.
Tambien conectado vía intravenosa del brazo izquierdo con una gran bolsa de suero en lo alto, colgaba de un gancho sobre un tuvo de acero con ruedas.

Pasó despacio hasta él y sintió que su corazón se arrugaba por verlo tan débil. El rostro del adulto miraba hacia la ventana y se veía cansado.

-Hola.- Dijo la joven en algo parecido a un susurro.

El hombre volteó a verla y sonrió. Ella se acercó a su rostro para darle un beso en los labios, un beso indefenso y casto, luego lo tomó de la mano que no tenía la intravenosa.

-Ohh déjame cerrar los ojos, me siento avergonzado.- Dijo el mayor.

-Lo siento, no tienes que disculparte por desmayar, es mi culpa.- Los ojos de la joven enrrojecieron y un nudo se formó en su garganta. -No me agrada nada verte así.- Su voz se puso débil y herida.

-Tranquila, estaré bien. Sólo estoy deshidratado. Me bajó la presión, creen que es un pequeño defecto congénito en mi corazón por eso tendré que quedarme un momento más para descartarlo.- Habló despacio con los ojos cerrándose de sueño.

-Ese golpe se ve terrible.- Dijo Verónica que se limpió una lágrima a punto de caer.

-No llores, no pasa nada estoy perfecto sólo que me han puesto un desinflamante que me mantiene lento. Este golpe no es nada comparado con el golpe de saber que puedo perderte.- El rostro del mayor se descompuso de inmediato. -No sé cómo fuiste a estar desnuda frente a sus ojos, frente a ese hombre…-

-No, no digas eso por favor.- Dijo la joven viendo esos ojos claros.

-¿Dónde está Rickman?- Dijo Chonger.

-Aquí estoy.- Dijo Alan que esperaba en la puerta. Entró y se apoyó en la pared con los brazos cruzados.

-Eres un desgraciado quiero que lo sepas.- Se agitó el papá. -¡No tienes pudor, Rickman!

-Papá por favor.-

-Tú no digas nada, Verónica.-

-Eres suficientemente hombre para tomar a mi hija como si fuera una actuación más en tu vida. ¡No puedo creer lo tonto que eres! Si eres lo suficientemente hombre para verte a escondidas con ella en un hotel sin que los demás sepan de eso… ¿Qué pasa, te da vergüenza? ¿Sabes por qué? Porque sabes que estás haciendo mal, que estás haciendo el ridículo, espero… No por mí sino por ella que también seas lo suficientemente hombre para hacerte responsable de tus actos. ¡Te lo juro, Rickman, que no quiero ni permitiré que te le acerque una vez más a cualquier integrante de mi familia… Y te suplico que seas consciente! ¿Cuánto te falta para estar en el lugar que estoy ahora? ¿Acaso no se merece ella ser feliz? ¡Eres muy grande para mi hija! ¡Por Dios… Está comenzando los veintes, comenzando a vivir y tú pasas los cincuenta y seguro tienes en tu lista a miles de mujeres con esa cara de bueno y santurrón! No dudo que eres un buen hombre, lo que dudo es que seas bueno para ella.- Chonger empezó a llorar.

-Papá lo que dices… Es injusto…- Dijo la joven con lágrimas en los ojos. -Papá si nadie sabe es porque yo se lo he pedido.-

-Déjame con él por favor.- Dijo Rickman.

La joven no insistió y se fue tapando su boca con tristeza.

-Te suplico, amigo, no me pidas que me aleje de Verónica.- Dijo Alan con voz calma pero afectada.

-Y yo te suplico que hagas eso exactamente. Y además si aprecias tu carrera como actor, te ayudaré a que hagas eso quieras o no quieras por respeto a mi hija… Escúchame muy claramente, tú sabes cuántos años tengo, un año menos que tú y estoy aquí no porque vaya al gimnasio todos los días y coma alimentos orgánicos sino porque simplemente me enfermé y ni Melissa ni Verónica lo saben. ¿Tú hasta cuando vas a vivir? Porque no dudo que se hayan enamorado, conozco bien a Verónica y es una joven decidida en todas sus acciones porque las piensa diez veces o más antes de realizarlas. Dime… ¿Eres tú quien le exige más, cierto? Siempre eres tú quien le pide más, nosotros la hemos criado para… Por favor aléjate de ella, no quiero herirte más. Por nuestra amistad…- El rostro del padre era lo más patético que había visto Rickman antes.

-De verdad quiero casarme con ella. No le he pedido nada, no la voy a frenar en nada. ¿Por qué no confías en mí? Tu me preguntas hasta cuándo viviré pero eso ni Verónica puede responderlo… Sólo puedo decir hasta cuándo la amaré y lo hago amigo, la amo y es… La única a la que he amado. No digas cosas como que muchas pasaron por mí, sabes que es mentira… No me conoces cinco años sino de toda la vida y es la primera vez que me escuchas que me quiero casar.-

-No es sólo casarse también es tener una familia. ¿Podrás con eso Rickman? porque serías descarado si se lo pidieras ahora, sabes que si se lo mencionas se sentirá comprometida para hacerlo y sabes que no podrás esperar hasta que a ella se le antoje.-

-Te equivocas, no me desespera eso, por otro lado puedo darle mucho y no me refiero a lo material… No estoy de acuerdo contigo pero sí voy a pensar en todo lo que me has dicho.-

-No lo pienses, decide hoy.- Chonger cerró los ojos. -Sólo tengo que hacer una llamada y lo pierdes todo, lo juro, hasta tu espectacular testimonio de hombre correcto y tus reconocimientos de ciudadano talentoso inglés.-

Rickman lo miró a los ojos con rencor pensando muchas cosas que atacaban su cabeza, se giró para darle la espalda y antes de salir dijo.

-Yo no le diré esto a Verónica. Tú ganas… Pero ten en cuenta que te preocupa tu familia más no la mía, amigo.-

El hombre salió sin ver atrás caminando rápido con el corazón destrozado. Llegó a la salida subió a su camioneta y arrancó con rabia para luego irse sin decir nada.

***

Los días pasaron, Verónica no le habló a Alan ni estuvo atenta si la llamaba, se enteró del problema cardíaco que tenía su padre y se concentró en ello hasta que le dieron el alta.

Regresó a la biblioteca más tranquila y revisó su celular. Era raro, el mayor no le había llamado.

Pero no pensó nada, sólo que podía estar ocupado.

///

Dos semanas habían pasado concentrada en sus cosas y entonces se dio cuenta que algo andaba mal. No había recibido noticias del actor pero ella tampoco le había escrito para darle espacio.

Se sentó en las bancas afuera de la biblioteca frente al estacionamiento, sacó el celular de la cartera y escribió.

¿Cómo estás? Perdón que no te haya escrito, vi que tú no lo hiciste así que decidí no molestarte para que te concentres en esa película.

Estuve ocupada con la escuela y mi padre, van a operarlo en unos días… Ya no me han molestado con nada de nuestra relación así que creo que las cosas se han arreglado un poco.

¡Te extraño Sr. Exigente! Ojalá puedas venir a verme como lo prometiste, quisiera que conozcas uno de mis lugares favoritos en la ciudad, quiero verte, lo prometiste en tres semanas más.

Cuando puedas manda señal de vida por favor.
Te amo!

Se levantó y condujo hasta el Departamento en su auto rojo, uno que le dio su padre mientras estaba internado. Parecía que su relación con él había mejorado.

///

Verónica fue a trabajar la semana que siguió pero su estado de ánimo ya no era el mismo.

El actor solía demorar unas horas en responder pero ya eran cinco días del mensaje y empezaba a estar preocupada de que el hombre no le llamara.

-Verónica, ¿Cómo te va con el galán?-

Era el novio de su amiga quien se acercó para conversar.

-Bien, está trabajando en una película.- Respondió orgullosa.

-Excelente, se ve que es un hombre dedicado.- Sonrió y vio la hora en su reloj. -¿Rose te contó que va a renunciar?-

-Me dijo que se iba a meter a la escuela de idiomas… Parece que lo de ustedes va enserio. Los felicito.-

-Pues déjame confesar que a este lugar empecé a venir por ti. Pero cuando tu novio en aquel momento no me dio acceso a ti. Tú me presentaste a Rose… Tú no eras para mí sino para tu amigo.-

-Me halaga… Já, eres un buen hombre, sobre todo sincero. Pero… Qué bueno que estás con Rose.-

-SÍ, lo supuse. El árabe es muy cerrado para ti, no es suficiente… Y tienes razón estoy enamorado de Rose, es una chica impresionante y por ella me mudaré a Londres.-

-En hora buena Alí.- Verónica lo llamaba así. -Es un gran placer tener como amigo al hijo de un Jeque multimillonario camuflado entre tanto turista londinense. ¿Ya le has dicho a Rose ese detalle de tu vida?-

-SÍ, y le importó un rábano, dice que el dinero es de mi padre y no mío. Ya sabes cómo es, no sabe lo que dice y me alivia porque me quiere por lo que soy, arriesga la relación con sus padres, ellos son prejuiciosos y racistas, no les agrada que esté conmigo. Si te conté que el día que me presentó a sus padres me fui como un terrorista musulmán “pero yo soy Ateo!!” les dije jajajaj.-

-Pobre Alí. Jajajaja no les hagas caso.- La joven sonrió.

-Me tengo que ir, señorita seriedad. Guardarme pastel.-

-SÍ es cierto, es hoy ¡Ohh casi olvido mi cumpleaños!-

-Ayyy los Ingleses son impresionantes!!!- Sonrió -Pero qué crees, yo no me olvidé de tu cumpleaños.- Levantó una caja sobre el mostrador.

La joven abrió los ojos sin poder creerlo.

-Woww es una colección de Oscar Wilde.- La joven rodeó el mostrador y abrazó a su amigo.

-Te lo digo, los Ingleses son impresionantes. También podría llevarte a mi departamento, pero no pienses mal, Rose siempre está ahí y se queda hasta las dos de la mañana, podemos ir juntos a un bar a celebrar.-

-No gracias, un mejor regalo sería dormir.- La joven sonrió.

-Hoy me iré temprano así que dame mi carné.-

-Son apenas las nueve.-

-Es que quiero dedicar más tiempo a Rose, ella es joven y no es absorvente, me gustaría que disfrute todas las cosas que yo a su edad.-

-No digas eso como si fueras un anciano.-

-Tengo treinta y siete años y Rose es un año menos que tú.-

-Amigo, los dos se aman eso es lo único que importa, la edad, el país, las costumbres es lo que menos importa.-

-Gracias, Verónica.-

El hombre se despidió y salió de la biblioteca.
Ella fue a dar una ronda y se dio con la sorpresa que sólo habían dos personas, de regreso al mostrador pasó por aquél lugar donde el actor solía sentarse, casi podía verlo atento a esos libros de pasta negra y esos guiones sobre la mesa.

“¿Por qué no me ha llamado?” Se dijo sintiendo que algo andaba mal.

Y así se fueron todas las horas hasta que la última persona salió de la biblioteca a las once treinta de la noche. Decidió que no pasaba nada si se iba antes a casa.

Se acercó al guardia y le dijo que cerrara.

Salió hasta su auto, se subió y arrancó rumbo al departamento.

Al llegar estacionó el auto con cuidado, bajó de este y caminó hasta el ascensor. Subió hasta su piso, marcó la clave porque había olvidado la llave aunque en verdad no sabía dónde estaba desde hacía una semana.

Las puertas se abrieron, dejó su cartera sobre la mesa de vidrio y cuando iba a entrar a su habitación.

-Hola Hermosa.- Dijo una voz gruesa y conocida.

Su corazón empezó a latir desesperado. Se giró y lo vió.

-Papá, debo haber olvidado la llave en casa.-

-Así es, eres una tonta a veces.- Dijo divertido.

-Pues algo he tenido que aprender bien de ti.- Verónica respondió en el mismo tono.

-Basta de faltarme el respeto.- Dijeron esos intensos ojos azules. -Todo lo que te he enseñado es para que seas una buena chica, no quiero que fracaces, todo lo contrario, quiero lo mejor para ti.- Sacó una caja de su bolsillo. -He visto que te has esforzado mucho estos meses trabajando y he sido injusto contigo al poner desinterés en tus asuntos profesionales, te amo y quiero compensártelo.- Abrió la caja y metió su mano. -Feliz cumpleaños, pequeña testaruda.-

-¿Qué? Pensé que el auto era mi regalo.-

-No, eso sólo fue agradecimiento por cuidar de tu viejo. En cambio estas llaves son tu regalo.-

-¡Por favor dime que es un yate!

-No exageres, es la llave de este departamento, para ser exactos una copia.-

-Mmm sabía que saldrías con una ocurrencia así para hacerme sentir como tonta.- Frunció el ceño.

-No, no sabes lo que dices. Esta es la copia de un departamento que te pertenece, lo he comprado para ti, en la mañana hablé con el dueño que por cierto salió siendo conocido y los papeles te los entregarán mañana junto al abogado para que los firmes.-

-Papá esto es increíble, no tuviste que hacer esto… Por otro lado no sabría si podré aceptarlo.- Dijo la joven sin creer nada.

-Acéptalo porque es parte de tu herencia.- Sonrió de lado y se acercó a abrazarla.

-Jajajaj ¡Eres tremendo, papá! Muchas gracias!!!-

-Además es mejor que me acabe el dinero ahorrado antes de que me muera.- Lo dijo en tono serio.

-No digas eso, papá, eres un exagerado… Estoy decepcionada de esa comida orgánica.-

Lo abrazó de nuevo y se sentaron en el sofá.

Los dos quedaron en silencio.

-Papá, ¿Qué pasó con Alan en el hospital? No me ha escrito desde entonces, quería ver si te había dicho algo.-

-¿No te habló por tu cumpleaños?- Disimuló porque bien sabía lo que pasaba.

-Ahora que lo pienso bien, creo que no se lo dije, no lo sabe. Pero eso no me preocupa ahora, me preocupa que no haya respondido si quiera uno de mis mensajes.-

-Es un hombre excesivamente ocupado, ¿Qué podrías esperar de él?-

-Tienes razón, papá, no lo voy a molestar, esperaré que se desocupe.-

-Haces bien, pequeña.- Besó el rostro de su hija.

Se acomodó en el pecho de su progenitor y cuando él se quedó dormido tomó su celular y escribió.

Hola sr. actor, espero que estés bien, no te lo había dicho pero hoy es mi cumpleaños… Imagínate que casi me olvido.
Quiero contarte algo, mi papá me compró un auto y un departamento… Parece que lo de la operación ablandó su corazón tacaño.
Es gracioso,
me dijo que era un adelanto de su herencia jajaja. Él suele bromear así y tú debes de conocerlo bien.
Pienso en ti, sabes… Todos los días a cada hora, me pregunto si reconocerán lo esforzado que eres. Por mi parte estoy orgullosa de que el gran actor Alan Rickman, el hombre más inteligente, talentoso y atractivo de todo Inglaterra sea mi novio, porque eres una gran persona y sólo tener el privilegio de estar en tu vida me es suficiente para ser feliz.

Hoy te vi nuevamente sentado en el lugar, tú lugar… Mi corazón y esta biblioteca te extrañan, recordé la primera vez que te vi… ¿Sabías que no sólo vi a un hombre mayor que parecía profesor de universidad?.. También vi desde aquella vez a alguien que gusta de reír, alguien que puede ser humilde a pesar de su atractivo soberbio, vi a un hombre impecable con un gusto excelente por verse bien y vi a alguien que admiro, desde aquel entonces supe que tenía que aprender mucho… Contigo.

Quiero darte espacio pero no puedo evitar escribir… ¡Por favor, no demores tanto en responder!
¡Ohh no, no te sientas precionado!
La verdad es que no sé lo que digo, quizá tengas escenas muy difíciles en esa película y no te da tiempo de coger el celular por el cansancio.

Cuídate mucho.

Descansa mi amor.

///

Al otro lado de Inglaterra un hombre estaba sentado en una silla dentro de su camerino cuando sonó su celular con el timbre característico de que le llegó un mensaje.

Dejó de escribir y agarró el aparato entre sus grandes manos, observó la pantalla y vio.

“Buzón de entrada / 5 SMS”

No había leído ningún mensaje porque sabía que eran de ella pero no pudo contra las ganas de querer leer ese que apenas había llegado.

Apretó el botón de abrir y empezó a leer cada palabra con gesto serio atento a esas sílabas y letras juntas.

Cada que sus ojos avanzaban más sobre el mensaje su rostro iba cambiando hasta que terminó, guardó tembloroso el celular en el bolsillo sintiendo rabia acumularse en su garganta para gritar…

Se vio frente al espejo y explotó…

Cuando todo terminó en el suelo al voltear la mesa con furia tapó su rostro con ambas manos y empezó a llorar como nunca antes había llorado.

Sentía que iba a morir sin ella que todo había dejado de tener sentido.

-¡Quieres… Hacerme daño… Pero en realidad… No sabes… Todo el daño que te estás haciendo, Chonger… Y todo el daño… Que le hacemos a ella! ¡A ellaaaaa! ¿Qué estoy haciendo, Verónica? ¿Por qué me dueles tanto?- Sólo podía llorar de impotencia.

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“Hay historias que parecen seguir a un grupo de personas pero que en realidad tratan de todos nosotros” – Alan Rickman.

Siguiente Cap. “Lo que soy capaz”

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