Con exactitud habían pasado catorce días en que ellos no se escribían, ni se llamaban, no convivían conversando en la biblioteca después de cada turno.
Verónica hacía su vida normal alejada de distracciones, concentrada en ser una buena trabajadora.
¿Se extrañaban? Quizá sí pero los dos sabían desde el principio que eran personas distintas, en asuntos distintos.
Rose tenía harta a Verónica pero en cambio a ella le había ido bien…
_____Flashback______ Una semana anterior____
-¿Hola, cómo te llamas? (Dijo Verónica)
El hombre árabe de al menos treinta años de edad se le quedó viendo sin poder creer que Verónica le estuviera hablando.
-¿Hablas Español? (Insistió Verónica)
-Sí hablo español, Soy Hafet. (Extendió su mano para saludarla)
-Verás, voy a ser directa, tengo una amiga, una joven guapa que está interesada en ti. Le agradas, obviamente ella no sabe que te lo estoy diciendo.
El hombre se sorprendió al escucharla…
-¿Cuál es el nombre de tu amiga?
-Rose, trabaja en el turno mañana aquí en la biblioteca.
-Me encantaría conocerla…
Los dos sonrieron…
___________fin flashback_______
¿Él la extrañaba? Sí, Alan no era de esos que reprimía lo que sentía, él sí podía recordarla cada momento, ella había olvidado eternamente su bolso en su camioneta, bolso que un día le dio curiosidad de abrir. Ahí guardaba cosas de chicas, como el labial parecido al que usó la noche en el teatro, un perfume pequeño que usaba cuando iba a trabajar y un cuaderno de notas para la universidad, aquél cuaderno de notas tenía una tarjeta, un porta recuerdos con las fotografías de sus padres y ella a los dieciséis años de edad. Él la tomó sin permiso para poder conservarla.
¿Dónde estaba él en este instante?
En “Isla de Man” junto a otros actores, una locación temporal para la película HP2.
Uno de sus amigos de producción lo fotografió con las ropas de su personaje y él buscaba la manera de llevárselo a ella, se le ocurrió enviárselo pero con destino a la biblioteca junto a una carta.
“Esto la va a sorprender” Pensó él mientras escribía algunas cosas.
Rose salía con este hombre árabe gracias a Verónica.
Y Verónica no estaba ansiosa de tener noticias de su amigo “Alan”
-¿Cuánto tiempo ha pasado que no sabes nada de él?
-No lo sé, ¿Unos días?
-Casi dos semanas, Vero. ¿No lo extrañas?
-No, porque sé que está trabajando. Es un hombre ocupado e importante.
-¿Qué quieres decir? ¿Acaso tú no eres importante también?
-En distintas cosas sí… Pero por ahora tengo cosas más cercanas y táctiles en qué pensar, como pasar los siguientes exámenes online de la especialidad. No quiero perder el tiempo, Rose.
La actitud de Verónica era fría ante Rose porque sí extrañaba al testarudo hombre “Todo se puede prevenir” al hombre “Dime Alan” al hombre “Te voy a extrañar”…
Sí así es, lo extrañaba pero ese día se enteraría de él al llegar una carta directo a su centro de trabajo con destinatario personal.
La joven revisaba la correspondencia como parte de su trabajo, en ella habían invitaciones para los gerentes, propuestas de servicios e incluso peticiones laborales, pero entre todas esas cartas abrió una que estaba con su nombre y olía fuertemente a él, esto la hizo sentir un hueco en el estómago, esa sensación como que se te va a soltar el estómago con una fuerte infección.
No sabía si abrirla ahí o esperar hasta llegar a casa pero la abrió porque su curiosidad pudo más que su cordura.
……………………..
“Hola, seguro estarás en el trabajo cuando puedas leer esto, no he podido escribir antes porque no ha sido posible respirar en poco tiempo, filmar es cansado más de lo que puedas imaginar.
Quería que vieras una fotografía mía para que no imagines cómo me veo en mi personaje de profesor con peluca negra jajaja. Ni yo puedo creer que tengo este personaje… Pero empieza a gustarme.
He querido llamarte y me pareció inapropiado, no he querido molestar porque sé que estás estudiando. A veces duermo horas seguidas pero otras grabaciones a veces son de madrugada y quizá eso tampoco me dejó atreverme porque no podía despertarte a la una de la mañana.
Prometo que voy a llamar y ojalá sea cuando te llegue la carta, estoy un poco lejos pero estaré cerca muy pronto, voy a escaparme si aparece tan sólo una pequeña oportunidad…
Y… Estoy buscando esa oportunidad como no te lo imaginas…
Esta película me emociona aunque causa en mí algunas dudas pero supongo que con el tiempo se tendrán las cosas claras…
**(Cualquiera que lea esta carta pensaría que estaba hablando de la película pero no aunque volvió al tema en las siguientes líneas)**
No quiero sorprenderte pero sería motivador que tú intentes marcar a mi celular, así ya no seré tan tímido o ya no sentiré que te estoy molestando con mis cosas de actor famoso, con mis cosas de hombre recto y exigente jajaja.
Saludos Verónica, espero verte pronto y si no se puede, al menos quisiera escucharte.
Pdta. Quiero Pudín de chocolate. ¡Te extraño, pequeña!”
………………………………
La joven terminó de leer la carta y no pudo evitar soltar una sonrisa… Es que sí fue inevitable, era lo que esperaba de forma inconsciente y por más fuerte que intentara hacer ver ese rostro, estaba sintiendo que todos esos días le había faltado más que “Algo”
Esa carta la hizo sentir mejor, como cuando te recuperas de la gripe pero falta un tantito más de medicamento para que al día siguiente tengas esa sensación en el pecho de libertad mucosa… Esa carta la hizo sentir bien porque en esta le dice que estaba pensando en ella desde antes, que quería llamarla pero que creía que la iba a incomodar.
“Eres un tonto, claro que no” pensó ella al leer nuevamente algunas líneas de la carta.
Si Rose supiera lo que pasó en el balcón de su casa esa noche, diría que los dos dejaron una aclaración pendiente, pero Verónica no pensaba así, no se quedó nada pendiente más que la tristeza de verlo irse. De “sentir” en un abrazo que no tenía ninguna explicación.
Pero la joven sí se preguntaba ¿Por qué ese abrazo pasó de ser tierno a apasionado dentro, muy profundo en ella, en su corazón? No sólo en ella sino también en él. ¿Es acaso que tenía que recordar todas esas palabras delante de Rose cuando ella le hizo admitir que él le gustaba?
Dijo tanto de él, pero principalmente que era un hombre atractivo con una novia de muchos años y “Esa”, la razón principal por la cual no iba a soltar su corazón como un cachorro libre a orillas del mar… Sí… ¿Ella sería capaz de detenerlo?
No era ninguna tonta y aunque era joven era madura en sus sentimientos. Sentimientos que poco a poco la estaban ahorcando.
-¿Cómo puedo saber que no está pensando en ella? (Susurró en su lugar) ¿Cómo sé que no está hablando con ella o que si arreglaron su asunto? ¿Por qué esperarlo? Y si lo espero ¿Por qué esperarlo como si fuera un amor prohibido en vez de esperar en él como una amistad que nunca voy a perder?
Qué testaruda, seguro que no lo iba a llamar. Y no, a pesar de todo no lo llamó pero le escribió un corto mensaje de texto al celular.
………..
“Me alegra que esté trabajando, tranquilo, si estás despierto en la madrugada puedes enviarme un mensaje como este. También te extraño “Sr. Exigente” Será un placer comprar más pudin” 😋
…………..
Dudó un poco en presionar el botón pero se lo envió.
Lo que no sabía la joven es que él había conseguido ir a Londres por dos días y estaba de camino a su casa. Aunque su idea era realmente impresionarla más…
Quería sorprenderla pero antes necesitaba hablar con ella. Y como si estuviera presente esperó que sea el tiempo prudente para tomar su camioneta y llamarla…
***
La joven terminó el turno pero había quedado de encontrarse con Rose y su “pretendiente” al culminar las horas laborales. El novio la estaba esperando afuera con un ramo de rosas rojas. Pero Rose aún no asomaba su rostro.
Verónica al salir vio al pretendiente de Rose, el árabe extraño cargar tras su espalda un ramo de rosas, este cuando vio a la joven la saludó de forma enérgica y platicaba con ella mientras sostenía ese ramo de flores. Los dos sonreían porque él le contaba que sería oficial desde esa noche, que le pediría a Rose para ser novios…
En lo que transcurría ese acto este se convirtió en una escena desagradable delante de un hombre que empezaba a asomarse en la esquina de la calle, había dejado estacionada la camioneta a la vuelta de la biblioteca y unos pasos tranquilos como apareciendo de la sombra a la luz empezaban a dejar ver un fantasma conocido, sus zapatos negros bien limpios, su saco largo y negro permanecía quieto hasta que todo su cuerpo terminó por apoyarse en ese muro de ladrillos ingleses observando desde lejos atento a lo que sucedía. Una bufanda que olvidó, que siempre llevaba en el cuello, no lo protegía del frío y tampoco de sentirse repentinamente indispuesto.
El actor se dio la vuelta al ver sonreír a Verónica, sintió tanta decepción que la flor que escondía en algún lugar, se marchitó de inmediato… Nunca se había sentido rendido tan rápido acerca de una certeza que ardía con respuesta positiva, estaba decepcionado.
Regresó como pisando de nuevo las mismas huellas hasta llegar a su camioneta, abrir la puerta y dejar caer con un leve empuje de su muñeca derecha la única rosa que sostenía escondida, la soltó sobre el asiento del copiloto con mucho fastidio.
Miró sus ojos a través del espejo retrovisor diciéndose “¿Pensaste que ella podría corresponderte, que iba a extrañarte, que iba a soñar contigo como tú lo hiciste todos estos días?”… Decidió salir del estacionamiento como siempre con las dos lunas polarizadas hasta arriba. Y cuando estaba por irse de la última rampa para la calle vio por el espejo a una joven emocionada que no era Verónica, treparse del cuello de ese hombre Árabe.
Sólo atinó a frenar, observar lo suficiente e irse por el otro lado de la calle, fue como si el corazón le hubiera vuelto a latir.
Verónica subió al auto de sus amigos que ahora eran novios oficiales, le ayudaron con la moto y fueron a su departamento.
Era día viernes y el joven Árabe le había comprado un obsequio a Rose, el cuál le había encargado esconderlo a Verónica en su departamento. Era un anillo para el noviazgo, su cultura era distinta por eso era más formal.
Rose pensaba que sólo irían a tomar unas copas pero los tres decidieron ir para allá.
***
Una camioneta los siguió hasta que llegaron, esta se estacionó en el número quince dentro del edificio porque el auto del árabe permanecía afuera.
Él actor vio todo, hasta que ellos subieron al apartamento y entonces decidió llamar a Verónica.
Dejó que el timbre lo ponga más nervioso y…
-Hola ¿Se encuentra la Srta. Verónica? (Usaba ese tono de voz natural en él con ese grosor particular)
-SÍ, soy yo… ¿Alan, eres tú?
-Así es, soy yo… ¿Cómo ha estado mi bibliotecaria favorita, la jovencita más hermosa y paciente de Croydon?
-Jajaja, gracias por eso… He estado bien, no me puedo quejar…
-¿Cómo te ha ido en los estudios?
-Dentro de poco tengo exámenes pequeños, estos serán más fáciles que los otros pero me esfuerzo para hacer buenas notas.
-Perfecto… (Dijo e hizo una pausa) Sabes, quisiera ir en este instante a tu departamento para poder saludarte… Pero no recuerdo cuáles eran los números de seguridad. Quizá pude perder la memoria por estar tanto tiempo lejos de ti.
-Es muy fácil porque si vienes me llamas y te doy acceso. Pero si pudieras tele-transportarte ahora mismo te repetiría la clave que es 154328. Tú te la sabías de memoria porque has venido mil veces.
-Ya sabes, tantas distracciones que tengo ahora en la cabeza me hace olvidar algunas cosas pero otras las tengo muy presentes (Dijo pensando en esa noche del balcón sin intensión de que ella se diera cuenta)… Esta llamada es para desearte buenas noches, las mejores que puedas tener.
-Gracias, Alan, deseo lo mismo para ti. Espero que descanses porque por lo visto es duro ser actor de una película.
-Hay cosas más difíciles aún, como usar la valentía para ser directo… (Bajó la voz en un susurro) Te quiero, descansa si puedes, pequeña.
-Te quiero también… Descansa, hasta luego.
Entonces la joven colgó y él esperó en el estacionamiento un par de horas. El tiempo prudente para que las visitas se vayan pero veía que estas no se iban así que optó por colarse de forma indiscreta arriesgando la sorpresa.
Subió por el ascensor, se abrió la puerta y pudo entrar de forma cauteloza a la habitación de ella mientras todos estaban en el balcón observado la calle. Pero luego pensó que quedarse ahí era una locura, que mejor estaría en el cuarto de baño.
Entonces escuchó que las visitas comenzaban a despedirse de Verónica, esto lo hizo sentir nervioso, podía imaginar cómo asustarla o incluso cómo convencerla de quedarse dormidos juntos, siendo cariñoso y quizá un poco atrevido, no le importaba porque lo que más deseaba era poder estar a su lado… Para suerte de él ella acompañaría a sus amigos hasta abajo lo que le dio oportunidad de ir al balcón y esconderse con ambas puertas cerradas después de que ella se fue.
Cuando ella llegara de nuevo al departamento iba a recibir otra llamada y esperaba que ella estuviera en su habitación cuando le respondiera porque ya no le iba a desear buenas noches. Tenía que ser más directo esta vez y así fue.
Verónica se despidió de sus amigos, subió por el ascensor pensando en la llamada y se dijo así misma… “Deberías ganarte el premio a la mujer más fría y sin sentimientos” “Tonta niña”
La puerta del ascensor se abrió y fue directo al cuarto de baño, se quitó toda la ropa y abrió la regadera para hacer caer agua tibia, no caliente, no fría, ese tibio desagradable que todos detestan y así poder castigarse por ser cobarde.
Al recordar la voz del actor debajo de esa enérgica caída de agua le hizo temblar de pies a cabeza por imaginarse el tener una conversación más directa, quería intentar ser más atrevida, quizá seguir el juego en la próxima llamada, pero no sabía si la siguiente oportunidad estaba cerca… Imaginaba las preguntas y las respuestas en su cabeza, debatía sola incluso en averiguar qué tan nerviosa podía ponerse o ponerlo a él estando tan lejos. “No puede ser tan peligroso si soy más directa” pensó, “Si no soy directa le haré suponer que estoy jugando, al fin y al cabo él es así y le encanta reír”
Dejó toda la ropa en el cesto del baño, sólo secó su piel y salió con la toalla en la cabeza, así desnuda, sin temor, con la seguridad de su soledad fue a la cocina por una manzana…
Y su teléfono empezó a sonar, teléfono que dejó sobre la mesa de centro, al ver en la pantalla que era él, contestó de inmediato y luego fue hasta su habitación para terminar de secar su cabello con la toalla, al mismo tiempo intentaba hablar con él.
-Hola de nuevo, ¿Olvidó algo, Sr, Rickman? (Dijo ella sin pensar, ya no le importaba lo que podría iniciar)
El actor escondió el rostro alzando su saco y dejándose caer apoyado en el rincón del balcón, tapaba con una de sus manos todo exceso de sonido de una enérgica voz.
-Últimamente olvido cosas pero algunas otras están presentes. A mí también me encanta escucharte otra vez.
-Puedo apostar que sé en qué estás pensando, mas no creo que estés escuchando… ¿Quizá piensa en molestar, Sr. Rickman?… Dame un segundo por favor, acabo de salir de la ducha.
-Ok.
A él y a la abertura justa de una de las puertas del balcón le constaba que apenas había salido esa hermosa joven de bañarse, ella lo hizo esperar como tres minutos.
Pasó el tiempo y volvió, el tiempo justo para que ambos sigan con la conversación
-Bien… Ahora sí puedes molestar. (Dijo ella con frescura)
-Molestar… Quiero más que eso, quizá conseguir que no duermas. A mí me gustaría no dormir por ti…
-Vas a tener que esforzarte porque cuando tengo sueño es inevitable cerrar los ojos y despertar al salir el sol… Pero qué crees, ahora no parece que desee dormir. Tienes ventaja pero sólo esta vez. (Hizo una voz más suave, quería envolverlo)
-¡Oh Vaya! Eso me agrada… Puedo imaginar estar contigo ahora, eso sería magnífico, poder hablar de muchas cosas así como antes, reír toda la noche, hacerte enojar, pero antes de eso poder abrazarte una vez más. Porque estar cerca nos daría mucho placer, Verónica… ¡Quiero abrazarte, mi amor!
-¿Un abrazo? ¿Como aquél del balcón?.. (Verónica se atrevió a decírselo de frente)
-No… No quiero uno así… (El actor hizo una voz que ella no había escuchado antes, una voz seria con ganas de conquistarla, ella estaba convencida que era esa voz) Quiero… Un abrazo donde pueda besarte en los labios uno donde me sienta libre de acariciar tu cuerpo y sentir que tú quieres hacer lo mismo conmigo… Y que después de perdernos y estar muy encendidos tener permiso de hacerte el amor toda la noche.
-Suena interesante Sr. Actor… ¿Aquí es donde debo ponerme nerviosa? ¿Aquí es donde pienso que hablas enserio y me haces sentir como una tonta al finalizar la broma? ¿Ahora de dónde salió ese guión, de qué película, de qué obra de teatro?.. Dime para darte una opinión verdadera.
-Antes no me creías que era actor, pero ahora ¿Insistes en que… en que ahora estoy en uno de mis personajes? ¡Olvida quién soy cuando no estoy contigo! Ahora sólo soy Alan, un hombre que volvió a llamarte, que no se irá desviando en la conversación sino que será directo con lo que quiere y desea, porque desde días atrás estaba planeando cómo decirte… Hablarte de lo que siente pero sin ser cobarde… Aunque le parezca una estúpida locura.
-Sé que eres “Alan” ahora, puedo notarlo en tu voz, la misma voz de esa noche, esa voz con intensiones de ponerme nerviosa sin saber qué decir o hacer, estar más confundida… No quiero juegos de noche o conversaciones incómodas… Hablar de los dos sentados en el suelo para tener un descanso y pasarla bien, ha sido muy hermoso, la amistad que te ofrezco es desinteresada y sincera, pero no juegues conmigo, ¡Por favor!, No ahora cuando sabes que te extraño tanto.
-Verónica, yo no quiero jugar contigo, mi amor ¿Eso te da seguridad, hermosa? ¿Pensar que estoy actuando? (Preguntó curioso)
-No, porque no me gustan las películas románticas, prefiero un buen libro, un libro de ese género… (Ella caminaba cerca de la puerta y luego regresaba a la ventana)
-Tú tampoco juegues conmigo (Dijo él siendo serio como rogando que ella diga lo que siente, se levantó del balcón y se paró afuera de la puerta de su habitación, tenía cuidado de su voz para que ella no lo descubriera antes.) Sabes que hablo enserio, yo sé que lo sabes. Tan enserio como sentí ese día de tu cuerpo al tenerte entre mis brazos. No sabes cómo estoy, no sabes cómo me he sentido desde esa noche, imaginar que tengo otra oportunidad, que puedo retroceder el tiempo para quedarme toda una madrugada y no volver a dejar que caiga una sola lágrima de tus ojos. Tan sólo de imaginar lo que pudo haber pasado… Quiero estar contigo mi amor, ¡Deseo tocarte, deseo que seas mía! ¡Quiero que seas mía, Verónica!
Verónica cerró los ojos y dejó escapar un suspiro sutil de rendición, rendición ante su insistencia de ser más fría cuando en realidad se estaba quemando por dentro sin pensar en nada más que en la voz de Alan al otro lado del teléfono y hacer notar el mismo deseo.
-No me gusta jugar… No estoy jugando ahora. Todo lo que sentí aquella noche fue enserio. También me imaginé que debió pasar más cosas… Que si tu seguías lo que sea… Yo… Yo iba a continuar… Lo que tu quieras de mí te lo daré… Lo que tu quieras tendrás, Alan…
-Oh, amor… ¿Como hacerte mía, Verónica? (Hizo una voz aún más gruesa, más secreta, más irresistiblemente susurrante sin tener el celular cerca sin temor a que lo escuchara)
Ella miró la puerta asustada porque pudo escuchar claramente la voz del hombre pero debía ser un sueño, que esté ahí con ella era imposible…
-Sí… (Dijo cerca al teléfono temblando y luego añadió) Sí, ser tuya todas las veces que quieras… Porque… Lo deseo con todas mis fuerzas, Rickman…
Él preparado giró la manecilla de la puerta entrando en su territorio, sin temor, sin nervios, sólo con ganas y deseo viéndola a los ojos. Cerró la puerta, se quedó apoyado en ella mientras se retiraba el saco de forma interesante y… Le sonrió… Dejando notar que su respiración era cada vez más agitada, que estaba esperando esa expresión de sorpresa en su rostro, ella no se lo esperaba.
-Dios!!! ¿Eres un fantasma? (Dijo ella con una sonrisa nerviosa)
-¿Quieres averiguarlo, pequeña? (Dijo viéndola con deseo) Porque yo tomaré lo que es mío… ¡Ahora mismo!
Entonces él se lanzó a sus labios, con mucha pero mucha hambre de ella, dejando salir de forma descarada la desesperación que tenía por estar rosando esos labios rojizos, de hacerle el amor toda la noche.
Se besaban con la misma intensidad, ella sólo dejaba que él la toque como quisiera, espiraba el aire dejando salir sutiles gemidos de placer mientras él la pegaba a su cuerpo para que sintiera que estaba caliente, para que sintiera que estaba listo desde hace dos semanas, era impresionante y podía apostar que sus calzoncillos se humedecieron en tan sólo ese beso, no por inexperto sino por aguantarse.
-Mmmmm ¿Por qué dejaste que me vistiera? (Dijo Verónica excitada, separándose de él intentando respirar)
-Para poder arrancarte esa Pijama… (Dijo él apretando los dientes más que excitado)
Se dejaron caer en la cama con la misma fuerza, no querían ser sutiles… Él no sentía ese deseo desde hace mucho tiempo e incluso el mismo acto era algo que casi había olvidado pero ella había despertado en él eso desconocido, algo salvaje que hacía hervir su sangre…
Los dos viéndose se quitaban la ropa de encima desesperados por estar desnudos, Alan sólo quería acomodarse, estar entre sus piernas y tenerla a su merced para poder…
-¡Hazlo, amor! ¡hazlo! (Suplicaba ella con descaro porque sentirlo con la ropa no le agradaba)
Él se convirtió en un loco al escucharla…
Se bajó el bóxer delante de los ojos de ella y al sentir con la cúspide lo húmeda que estaba por él, entró sin parar usando unos cuantos y lentos segundos. Era tarde recordar que ella no había sentido a otro hombre así, fue hasta sus labios para silenciar los primeros gemidos de dolor que se iban convirtiendo en ensordecedores gritos de placer. Estos eran tan placenteros a sus oídos experimentados que por poco lo hicieron acabar de inmediato.
Fue un gemido ahogado el de Verónica pero él la acompañó, se sentía bien como si el dolor fuera compartido para ambos aunque en Alan era un placer indescriptible no sólo hacerla suya sino tener el privilegio de ser él.
Se aferró a ella en un abrazo fuerte pegando su cuerpo mientras entraba y salía de forma constante, sintiendo cómo ella lo apretaba. Los dos estaban maravillados, deseando que el momento nunca se acabe.
Sus cuerpos ardían como en una llama constante avivado por el aire. Él con el rostro pegado en el cuello de ella, succionaba su piel dejándola marcada en esa zona y en el medio de su pecho, acariciaba todo lo que podía de su piel.
Empezó a hacerlo más suave separándose un poco de ella, era el primero en tocarla, iba a darle placer, que ella no olvidara esa noche, así viendo cómo todo lo de él se deslizaba dentro de ese lugar inocente que lo sintiera entrar de forma constante, quería que ella lo viera y al mismo tiempo lo disfrutara, subía la velocidad mientras el cuerpo de Verónica se mojaba más para dejarlo pasar y se dejaba llevar con esos jadeos de placer.
-Ohhhh mmmmm ohhhhhhh Alan…
-Siii amor, siiiii ohhhhhhh, eres mía… (Dijo él excitado)
Y así su ímpetu varonil empezó a bajar, muy suave y lento pero las sensaciones eran más fuertes, le ardía el pecho y todo el cuerpo. Tomó los labios de ella, la besaba mientras seguía sin parar, bajó una de sus manos para tocarla con sabiduría y hacerla acabar, se convirtió en un acto tierno.
Acariciaba con cuidado la piel de la joven, ella moría de placer y no dejaba de verlo a los ojos, la besaba a penas rosando sus labios, besaba su rostro, su cuello, su barbilla. Los dos comenzaron a perderse en el otro con gemidos más sutiles hasta que ella tensó su cuerpo con leves sacudidas y dejó salir el sonido placentero del orgasmo. Él grabó ese momento con orgullo, la joven se derretía en sus manos y eso lo haría terminar en cualquier momento pero.
Los papeles cambiaron cuando él se detuvo un momento y todo el cuerpo desnudo de ella subió sobre él como en un ensayo, él tomó con cuidado las sábanas cubriendo su espalda, esa cintura hermosa, ella se acomodó sobre él mordisqueando los labios de Alan, besando su cuello y oreja, apoyó ambas manos en el pecho del actor, tomó el miembro de él, dejó que se deslice dentro de ella y se unieron una vez más, ella sabía que tenía que darle placer, seguir besándolo.
Subía y bajaba sus caderas cuando iba adelante y atrás, era una sensación extraordinaria, muy profunda. Cuando tuvo el control y supo controlar esa forma, se dejó llevar cada vez más rápido dejando caer sus caderas más fuerte al bajar, apretando al subir, haciendo un sonido inevitable del resto de los genitales del hombre y sus glúteos.
-¡Ohhh santo cieloooooo, espera! (Dijo el actor intentando no terminar)
Pero ella quería ver su rostro ponerse más rojo, las venas hincharse más, quería ver cuando terminara dentro de ella.
-¡Esperaaaa, déjame salir, voy a… Ohhhhh mi amor, espera!
-¡Hazlo, quiero sentirte! (Dijo ella provocando en él perder el control)
-¡Ohhh mi amor! ¿Lo quieres? (Se aguantaba, tomó los glúteos de la joven con ambas manos para poder resistir pero ella intensificó el acto cada vez más sabio, más rápido y placentero)
El hombre veía sus hermosos pechos de cerca, con sus manos aceleró más el acto tomándola de los glúteos, apretándolos de forma desesperada para explotar en cualquier momento.
-Mmmmmmmmmm, mi amor…
-Sí, déjalo salir, mmmmmm… (Dijo ella excitada viendo el rostro de él rendirse de placer)
Y así él culminó…
Agitado, respirando en el rostro de ella, acomodando ese cuerpo inocente a un lado de él, abrazándola fuerte mientras se quedaban lentamente dormidos…
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“Tienes que ser muy específico con las escenas que interpretas, y con el papel que esas escenas tienen en la película…” Alan Rickman
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