—Jueves, 7pm Momento actual, tres semanas después del incidente de la novia de Rickman, mismo día en que desafortunadamente el pretendiente desconocido de Verónica escuchó la conversación con Rose acerca del hombre mayor—-
Mientras que Verónica se ocupaba de sus asuntos en el mostrado de la biblioteca recibe una llamada de su amiga.
Rose curiosa se había quedado con ganas de más acerca del tema “Amigo de Verónica”, el tema que habían conversado horas antes.
Verónica estaba centrada pero pensaba en lo que había expresado delante de su amiga, en cierta forma se sentía arrepentida… “Estás mal, él no puede si quiera darte un poco del cariño que tanto tiempo le dio a su novia”, la joven tenía que ordenar sus prioridades, él es distinto, de otro ambiente rodeado de distracciones, en otro ambiente donde sólo es “Él”.
“Y por otro lado nos llevamos tan bien al charlar.” Pensó.
¿Cuánto tiempo iba a durarle esas insinuaciones, cuánto tiempo él iba a ser todo un caballero que sólo la busca porque la novia le mintió y se siente solo?
-Entonces ¿Ya llegó, hablaste con él?- Preguntó Rose al otro lado del teléfono.
-Rose, ni si quiera ha llegado a la biblioteca, es más, no estoy pensando en él como te lo imaginas, tengo muchas cosas importantes en la cabeza. Deja de llamar cada media hora para preguntar lo mismo.
-¿Si piensas hablar con él?
-No hay nada para hablar que sea personal, quizá sólo me pregunte el qué sucedió y por qué dejé que beba tanto a lo que le responderé que no se preocupe y que olvide todo. Por favor, es una persona grande, apuesto que todo lo que pasó ni si quiera será algo considerable e importante el día de hoy.
-Mmm tienes razón… Perdóname es que es tan interesante lo que estás pasando que me gustaría algo así para mí en estos momentos. Quiero olvidar al tonto de Mathew.
-Si deseas te presento a uno de los grande lectores del turno noche. Hay uno misterioso, puedo hablar con él para hablarle de ti. Te lo presento.
-¿Es atractivo? (Dijo Rose interesada)
-Yo que sé, parece extranjero pero seguro que para ti es guapo… Déjame hablar con él… Huyyyyy y hablando del rey de roma…
-¿Llegó el extranjero?
-Llegaron los dos, Alan y el extranjero, están en la puerta de la biblioteca, ¡Vaya! No sabía que se conocían. (Verónica hizo un gesto de extrañeza)
-¿Qué están diciendo?
-No lo sé porque estoy lejos de ellos, creo que sólo se están saludando. Te hablo después, vienen para acá.
-Vale.
La joven puso atención en su computadora intentando ignorar a las dos personas que se aproximaban.
-Buenas tardes Verónica. (Dijo Alan muy galante)
-Buenas tardes Sr. Rickman. (No lo miró) Y es que los últimos días él había vuelto a tratar el tema del día ebrio en casa de la joven a pesar que ella le había dicho que ya lo olvidaran.
-¿Entonces sigues molesta conmigo? Jovencita, me lastima su indiferencia, tampoco respondiste mis llamadas, espero que con buenas excusas. Lo que no sabes es que no te dejaré salir de la biblioteca hasta que me cuentes todo lo que pasó aquél día, ha pasado el tiempo suficiente. (El hombre le sonrió y fue a su lugar después de entregar el carné)
La joven podía ver cómo este joven seguía a Rickman que leía impaciente su celular. Ella veía al extranjero pero este no se atrevía a chocar mirada con ella.
-Y bien, cómo te llamas, ¿Qué es eso importante que tienes que decirme de Verónica? (Dijo Alan mientras acomodaba sus cosas y se sentaba en su lugar)
-Amm yo, soy Hafet, siempre me quedo en la biblioteca en el turno noche, sólo me gusta leer. Lo he visto a usted algunas veces, sé que es una persona estudiosa y sé que es amigo de Verónica.
-¿Y bien? ¿Qué tiene que ver eso con Verónica?
-Yo… Pues… (El joven no se atrevía a decirle)
-¿Te gusta ella, verdad? ¿Quieres que te la presente? (Dijo el actor provocando que hable)
-Sí me gusta y mucho… Pero creo que ella no sabe que existo. Además, de eso no quiero hablar.
-Tu acento, es extraño… ¿Eres árabe?
-Lo soy…
-Pues ve al grano, ¿Qué quieres decirme de ella?
El joven no pensó, lo único que quería era desunir a los amigos.
-Bien… Tú, le gustas… (Dijo el joven Árabe)
-¿Yo? No lo creo, eso es absurdo… Soy muy grande para ella, además que somos buenos amigos.
-Pero admite que ella te agrada no sólo como amiga porque es muy hermosa y sé que no has dejado de notarlo todas las veces que la miras o hablas con ella. (El joven Árabe empezaba a ser más fluido con sus palabras, se escuchó con un tono subido a los oídos del actor el cual se incomodó)
Alan se quedó callado mirando directo a los ojos de este joven.
-¿Cómo sabes que me gusta y que le gusto? ¡Qué te importa!.. Bueno, te importa porque te gusta Verónica. Si somos amigos o algo más eso no te incumbe… (Alan empezaba a marcar territorio sin darse cuenta)
-¿Eres Alan, verdad?
-Soy yo… ¿Y eso qué? Creo que no te das cuenta que empiezo a incomodarme. ¡Dímelo ya! ¿Cómo sabes que le gusto? (Dijo frunciendo el ceño y cruzando los brazos sobre la mesa)
-Pues pregúntaselo tú a ella. Bastante incómodo me siento de que la joven por la cual vengo a la biblioteca le gusta otro hombre y que este es casado y mucho más grande que ella.
Alan se levantó de su lugar haciendo ver al joven un par de centímetros más bajo que él, presumiendo su altura y quizá su porte distinguido.
-Yo no soy casado. De hecho ahora mismo estoy soltero.(El actor miraba con atención al hombre, parecía que hablaba en serio)
-Pero tenías una novia, razón por la cual ella no te hará caso nunca.
-¿Quieres que le pregunte a ella si le gusto para poder deshacerme de ella y dejarte el camino libre a ti porque eres más joven y eres soltero y además mueres por ella? (Dijo el actor)
-Sí. (Respondió el árabe)
-¿Y crees que podrás convencerme de eso jugando sucio conmigo? (Volvió a sentarse para relajarse al hacerle entender al chico que no es ningún tonto)
-Yo no juego sucio.
-Pues… Hacerme creer que esa joven pone sus ojos en mí es jugar sucio… Si yo supiera que tengo al menos una mínima oportunidad con ella no te la dejaría nunca en las manos. De eso deberías estar convencido porque sería una locura.
-Yo no tengo por qué mentir y menos a usted. Pero voy a pretenderla aunque usted le pregunte o no, sé que son amigos por eso no estaría mal que se entere. (Se levantó frente al actor con desafío, se acomodó el traje y se fue) Suerte con ella. (Añadió el árabe enojado)
El actor hizo una mueca de desagrado, todo eso lo agarró desprevenido.
-¿Qué le pasa a este insolente?.. Lo mismo digo, jovencito. (Dijo en voz baja mientras veía al joven irse y al mismo tiempo desajustada la bufanda de su cuello)
“Gustarle a Verónica, eso es imposible, somos buenos amigos” Pensó mientras permanecía en silencio. Tenemos confianza, nos llevamos muy bien.
El joven extranjero sí cumplió con su cometido, dejarlo confundido, desencajado, curioso y pensativo. Acaso sería capaz de preguntarle a ella “¿Te gusto más que tu amigo?” o lo contrario, ¿Sería capaz de confesar que ella sí le gusta de esa manera?
El actor se fue al mostrador para intentar hablar con ella, no de ese tema sino saludarla.
La joven mientras tanto hacía apuntes de sus clases en línea.
-Verónica… (Susurraba él cerca de ella para que le hiciera caso, estaba jugando para que no esté seria con él)
-¿Qué? (Dijo susurrando la joven para seguirle la corriente, ese susurro gracioso y sutil de dos cómplices escondiendo algo)
-¿Quieres ir a mi departamento al salir de la biblioteca? (Susurro más notorio)
-No, nunca. ¿Por qué quieres que vaya a tu departamento? (Ella le seguía el juego y luego volteó a verlo)
-No lo sé, también podríamos ir al tuyo y ver una película juntos mientras pedimos algo de cenar o quizá hablar un poco como siempre. (Dijo Alan)
El actor sabía que tenía ventaja, él la cuidaba y además le daba compañía por eso casi siempre ella no se negaba, él no era una amenaza. Le hubiera encantado que el joven insolente estuviera presente y viera lo bien que se trataban.
-Mmmm, acepto pero si no te acabas todo el alcohol de mi casa.
-Prometo que no voy a beber más además no lo hice después de aquél día. (Alzó las cejas mientras pronunciaba lento esas palabras susurrantes cerca del rostro de ella)
-¡Vale, ya vete a leer! (Dijo ella también cerca al rostro del actor)
-Noooooooo, no quiero, quiero seguir molestando. (Dijo él aguantando la risa)
-Gracias, sabía que sólo me estabas molestando. (La joven lo vio a los ojos y quería reír porque se escuchaban como tontos hablando en susurros)
El hombre le dio esa sonrisa que le encantaba a ella, con los ojos brillantes mientras se apoyaba en el mostrador.
-Vuelvo enseguida, hoy te ayudaré en el mostrador. (Hizo la voz baja pero esta vez era más grave)
-No gracias porque me vas a estorbar y además no vas a poder estudiar. Así que te vas a tu lugar y te aprendes de memoria esos diálogos. (Dijo mandona)
-Ok, lo que tú digas. (Dijo él levantando los brazos rendido)
El actor se fue sin notar nada raro… Pero le tranquilizaba que podía tener oportunidad de estar a solas con ella.
Las horas pasaron y faltaban pocos minutos para las cero horas de la madrugada que era cuando el turno noche culminaba. Él tenía algo importante que decirle a ella, unos mensajes que le habían llegado al celular, una mala noticia.
Verónica acomodó todas sus cosas, las guardó y salió en dirección a su moto pero esta no estaba. Vio hacia la camioneta de Alan y él la estaba metiendo en la parte de atrás del auto.
-¡Eyy, avísame que harás eso, casi me da un infarto!
-No te preocupes, aquí estará seguro tu medio de transporte. Jajajaj
-No te burles de mi pequeña moto.
-Ahhhhh, ¿Es una moto?. Jajajaj, mentira sube al auto. (Dijo el actor haciendo una mueca con la cabeza para que suba al auto)
La joven subió y fueron de camino al departamento de Verónica.
Cuando estaban ahí…
-Ese par de puertas pequeñas es el balcón? (Dijo el actor curioso)
-Así es, es un pequeño balcón. (Contestó la joven)
-¿Y qué vista hay desde ahí?
-Puedes verlo por ti mismo, no es tan impresionante pero son las luces de la ciudad, la altura ayuda a apreciar otras cosas, como tu vida que peligraría al estar atrapado en un terremoto.
-¡Qué graciosa! (Hizo una mueca de “Eres exagerada”)
El actor caminó hasta ese pequeño balcón que tenía lugar tan sólo para tres personas.
-¿Dime, que vas a pedir para cenar? (Dijo la joven acercándose también al balcón)
-¿Qué tal comida árabe? (Dijo él recordando al insolente)
-No gracias (Dijo ella con rostro de “No me gusta”)
-¿Qué tal comida coreana?
-Eso sí suena mejor aunque es un poco picante.
-Entonces será coreana sin mucho picante. (Dijo el actor tomando su celular para marcar y pedir)
-Dame un momento, ya regreso (Dijo ella)
Se tardó unos minutos y luego regresó. Para entonces el actor ya había pedido la cena.
-Tengo algo importante que decir, Verónica.
-¿De qué se trata? Porque si es una disculpa más por la otra noche, mejor olvídalo, ya pasó. (Dijo ella poniendo atención amable mientras se iba al otro extremo del balcón viéndolo de frente)
Él estaba apoyado contra el barandal con las manos en los bolsillos.
-No, aunque sí me gustaría hablar de eso… Lo que quería decir es que… Este fue mi último día en la biblioteca, pensé que aún tenía esta semana entera pero tengo que viajar mañana en la noche, el director de la película nos reunirá antes.
-Ohh, qué mal, pero todo sea por el trabajo… (Dijo la joven sin usar extremas expresiones)
-Te voy a extrañar mucho, pequeña hermosa. (Dijo viéndola a los ojos y de vez en cuando viendo las luces de la ciudad) Quería decirte que tu amistad es valiosa para mí, que te esfuerces en tus estudios, que sigas siendo como eres, porque eres una buena chica. Y que prometo llamar para preguntar cómo estás, todas las noches que pueda.
-Llama cuando puedas, Alan. (Sonrió la joven con nerviosismo) También te voy a extrañar, he aprendido muchas cosas de ti y quiero seguir aprendiendo si me dejas. Espero que la fama no te haga olvidarme porque a mí la fama no me hará olvidarte Sr. Rickman. (Dijo la joven para intentar hacerlo reír)
-Déjame abrazarte, por favor. Lamento ser tan sentimental. Esta no es una despedida, pero pasará mucho hasta que pueda abrazarte de nuevo (Dijo él hablando serio y extendiendo sus brazos a la joven)
La joven subió los hombros en señal de “Claro que sí” y fue hacia él para abrazarlo.
Con timidez sólo se acercó, metió sus manos en ambos lados de su saco y él la rodeó por encima, la abrazó muy fuerte y volvió a decirle pero en el oído…
-Te voy a extrañar tanto… Sé que no hemos pasado mucho tiempo conociéndonos y que hemos hablado poco pero siento que ya nos conocemos lo suficiente para sentir mucha estima por ti. Eres frágil, eres buena chica, no cambies, no dejes de ser responsable y respetuosa con los demás. (Se lo decía al oído, evitaba no sonar exagerado)
Fue para ella inevitable sentir que su corazón latía más rápido por la tristeza.
-Va a conseguir que llore Sr. Rickman. Su abrazo es gratificante, se siente bien pero volverá yo sé que sí.
Él la apartó con sutileza para verla a los ojos y quedarse ahí con una sonrisa transparente de que todo lo que decía era verdad, la tomó de la barbilla con cariño.
Luego hizo astutamente que se voltee para abrazarla desde la espalda por la cintura y que ella dejara caer su peso en su pecho.
Esto lo hizo para poder aferrarse de ella con más fuerza pero su otra intensión era… Que él sí recordaba esa noche del incidente con su ex novia, recordaba cada palabra que le dijo a Verónica, la chica le gustaba pero no quería asustarla con tonterías simples. No sólo era eso, él sentía algo más por esa joven que aceptó su abrazo en ese instante y tenía que decírselo de alguna manera intentando controlarse, intentando no ser un tonto.
-¿Te incomoda que te abrace así?
-No. (Dijo ella intentando estar tranquila)
Él la apretó más hacia él mientras este dejaba que su cuerpo reposará en el muro del balcón.
La joven sólo estaba en silencio, no sabía qué decir. Estaba percibiendo todas esas sensaciones de él. Su respiración en su delicado cuello, el calor de su pecho contra su espalda, se temía que él intentará besarle porque esto la iba a desarmar.
Lo deseaba, deseaba sentir ese simple y tierno acto que hace que la circulación empiece a trabajar el triple y que expulsa la sangre a todas partes del cuerpo. Algo en su olor tan varonil se lo decía sutilmente con insistencia.
Su mente peleaba contra ella misma, su cuerpo estaba tenso, tenía que relajarse. Quería que pase, tenía deseo de besarlo.
-¿Nunca has venido solas a contemplar este paisaje?- Habló curioso y quizá sonando más íntimo, quizá con más cariño.
-Desde que me mudé no lo había hecho porque me da miedo las alturas. (Dijo ella disimulando, la joven tomó una de las manos del actor al sentir que él estaba buscando la de ella.)
-Deberías venir más seguido aquí. Hay una vista indescriptible.
La apretó más, se resistía así mismo a no besarle el cuello y seducirla, tenía muchas ganas desesperadas de sentir su delicada piel con sus labios, con sus manos, con todo el cuerpo.
“Tranquilo Alan que ella podrá notar si te emocionas” Se decía en la mente.
Entonces besó su mollera.
-Te quiero, pequeña. (Atinó a decir eso con temor)
Ella no pudo evitar cerrar los ojos al escucharlo. Y tampoco pudo evitar dejar salir un suspiro de inercia. Él se dio cuenta de eso y la besó una vez más en el rostro. Por el lado derecho.
Verónica se dio cuenta que la respiración de él empezaba a ser distinta como si estuviera aspirando el olor del perfume de ella, su perfume favorito “Royal“
La respiración de él era más profunda, sus manos rodeando la cintura de la joven hicieron que ella termine de acercar su cuerpo a él por completo, las caderas de Verónica reposaban en su pelvis y esto hizo que su respiración sea más rápida aunque aún quería disimular.
-¿Te agrada que te abrace así? Porque a mí me gusta abrazarte así. (Dijo él intentando ser seguro con sus palabras pero se escuchaba alterado, la voz ronca que daba desesperadas bocanadas de aire como cuando tu corazón está acelerado y quieres respirar tranquilo)
-Sí (La joven mordió sus labios al sentir cuando él la acercó más a su pelvis, ya no había nada de espacio, se relajó completamente y ya no le importaba que él escuchara su respiración) También me agrada… (Dijo tímida)
Él comprobaba lentamente que ella no lo rechazaba, que todo lo contrario al contacto con él hacía que su cuerpo temblara, que la respiración de la joven se agitara. Eso empezó a excitarlo sin querer y este empezó a mover sus brazos y manos en el abdomen de ella, lo hacía tan lento que no era notorio para la joven pero esto le dio chance para acercar su rostro al cuello de la joven, respirar ahí absorbiendo más ese perfume que empezaba a volverlo loco.
No pudo evitar imaginarse con ella y cerrar los ojos, no pudo aguantar más contenerse. Empezaba a ser notoria su erección y pronto la joven también lo iba a sentir.
Entonces acercó sus labios a la piel de la joven en su cuello, sin besarlo, sólo respiraba agitado. Y ella empezó a sentir muy caliente, un cambio de temperatura radical, lo sentía en sus delicados glúteos, en la pelvis de él, también empezó a sentir la erección de él rozando con descaro.
“En cualquier momento voy a voltear a besarlo” decía ella en su mente. “¿Qué esperas de esto, Verónica?” Siguió pensando…
Él con temor empezó a besarle muy despacio el cuello, y no pudo evitar pegarla más a su pelvis para que lo sintiera más.
Ya no podía contenerse estaba muy excitado y escuchar que ella dio un suspiro profundo…
-Verónica… (Susurró él en su cuello después de aspirar fuerte)
Pero el intercomunicador del edificio interrumpió abruptamente con el sonido clásico del timbre, timbre que tocaba el repartidor con insistencia.
A él no le quedó de otra que soltarla y decir.
-Voy yo.
Se acomodó el saco mientras entraba al ascensor, los repartidores no podían subir por políticas del edificio con la seguridad.
Cuando se cerró las puertas y empezó a bajar…
-Diablos!!! (Dijo enojado) ¡Debí de pedir más tarde!
Con su mano derecha intentó estirar la tela del pantalón, estaba ajustado por obvias razones y necesitaba acomodar la zona para sentirse mejor.
La joven permanecía en el balcón, callada sin saber qué pensar o qué hacer.
Fue a la cocina para sacar los platos. Su cuerpo aún temblaba así que fue al cuarto de baño para intentar relajarse mojando sus manos. En ella estaba el olor de él, la había impregnado mientras estaban abrazados.
“Verónica, te estás equivocando” Pensó la joven.
Él al recibir la comida y pagar volvió a subir. “No puedes jugar con ella, ella no ha vivido lo que tú, ella sólo se estaba dejando llevar, ni si quiera le agradas realmente, sólo quiere quedar bien contigo” “Qué peligroso es estar aquí, ahora” Se decía… “Peligroso para ella”
La joven había ordenado la mesa, mantenía la boca cerrada, no sabía qué hacer o decir, era claro que se dijeron muchas cosas minutos antes por un peligroso abrazo por la espalda.
Él se apresuró a dejar todo sobre la mesa, vio cómo la joven sólo escondía la mirada ante su presencia.
Parecía que traía las cosas una a una de la cocina para tener la escusa de irse y volver cada momento.
El actor sólo la veía hasta que se atrevió a interrumpir su paso poniéndose frente a ella. Seguía sin verlo a la cara, escondida en sus cabellos lacios y castaños.
Sabía que estaba incómoda porque él lo estaba… Así que la agarró desprevenida y la abrazó muy fuerte de frente aguantando el no poner los ojos rojos al no poder decirle nada o prometerle nada.
-¡También te voy a extrañar! (Dijo ella con la voz quebrada)
-¡Y yo! (Dijo él sin soltarla)
Después de unos minutos se calmaron y como esforzándose se sentaron a comer juntos, reír un poco de algunas ocurrencias y bromas, despedirse de nuevo mientras él veía cerrarse la puerta del ascensor frente a sus ojos, frente a la sonrisa tierna y sincera de su pequeña hermosa amiga.
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“Siempre es un alivio recibir un guión que trata sobre el mundo en el que vivimos” – Alan Rickman
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