La Asistente Capítulo VII Marcar Territorio

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-¿Qué te parece el lugar? ¿Puedes adivinar cuál de las dos esquinas de esta estancia es mía?

Axel observó ambos y su mirada se quedó en el lugar del estante con libros ordenados, un escritorio de lectura y una lámpara minimalista.

-Es fácil.- Se acercó al escritorio con la lámpara elegante mientras se quitó el saco y lo puso sobre la cama, justo en  aquella al lado del ordenado lugar. -Esta es tu esquina, la otra parece que es de un chico que juega con barbies.

-Jajaja qué inteligente eres. Vale fue fácil de deducir.- Ella cruzó los brazos apoyada en la pared viendo a Axel interesado por sus cosas.

-¿Qué hablaremos aquí?- El hombre se acercó hasta ella poniendo esa voz más gruesa e interesante, Brise se puso nerviosa de inmediato, el corazón empezaba a latirle rápido dentro del pecho y entonces tuvo esos flashes rápidos de ella y él enredados en las sábanas completamente desnudo luchando a expresar amor con sus cuerpos.

“Oh no, creo que no debí hacer que estemos a solas aquí.” Pensó temerosa, eso era algo precipitado.

-Bueno… Yo creo… Deberíamos conocernos un poco más…- El pequeño temblor de sus labios hizo que él comprendiera la situación pero aún así quiso conocer el límite de ella.

Axel la abrazó de forma muy apretada  y le habló al oído con un susurro.

-Ambos somos adultos y somos libres de comunicar lo que queremos hacer. Preciosa…- Se alejó de su oído y la vio a los ojos. -Es hora… De que descanses y que yo vaya a casa.

Brise se sintió confundida y aliviada.

-Tienes razón, nos vemos, hasta el lunes.

-Te llamaré antes.- La besó mientras la rodeaba con sus brazos por la cintura y la apretaba contra él con sutileza.

Y en eso un humo negro espeso la cegó de pronto congelando todos sus sentidos.

/////

-Nacho ¿Qué pasó?- Abrió los ojos.

-No lo sé, estabas soñando algo, decías que el agua se veía hermosa, una laguna.

-Sí, tuve un sueño premonitorio, bastante realista.

-Se te hará tarde para tu cita.- El joven que leía sobre su cama señaló el reloj desinteresado.

-Es cierto es hoy.

La joven había visto lo que pasaría entre ambos y todo pasó… Cosa por cosa se fue cumpliendo hasta llegar a esa laguna larga y el camino, la orilla, la luna, el lugar comercial a la distancia donde cenarían.

Muy dentro de ella algo le advirtió de que estaban yendo muy rápido, debía ser más prudente, debía esperar que la otra persona se exprese primero ya que él la besó porque ella dijo que le era atractivo, lo había dicho antes es cierto pero ahora en un momento como ese era más como una confesión de que no sólo quería tomarle la mano, eso no es suficiente para empezar una relación. Sí el hombre le encantaba y hasta entonces le parecía perfecto para ella.

Mejor era ser más sutil.

Y sí, al no decir nada y sólo contemplar el lago no tuvieron esa conversación de que se gustaban así que todo fue tranquilo, íntimo, se estaban conociendo más, el hombre era muy detallista y bastante romántico. Le mencionó sus escritores favoritos, las cosas que escribía en sus tiempos libres y las lecturas profundas con olas fuertes de psicología, sí confirmaba su intelecto y rectitud, la forma en que apreciaba las cosas en que miraba el mundo que le rodeaba.

Ahí en ese escuchar atenta y comunicar también sus gustos de literatura exageradamente romántica intentó hacer un cumplido con ganas.

-Puedo ver que eres un poco estricto, bastante atento a los detalles, no te preocupes por eso, tranquilo, no es malo decir eso a alguien es un halago de donde vengo, que alguien sea estricto significa que es buen líder porque le preocupa entregar cosas bien hechas. Y tú eres así me alegro por ti.

-Piensas de una manera muy interesante. Gracias por lo que dices de mí. Tú eres buena trabajadora.

-De nada, Axel, me encanta trabajar contigo para mí es más que un placer, es un privilegio.- Puso su mirada de nuevo en el agua. -El lugar está hermoso me trae recuerdos de la niñez y la adolescencia cuando tomaba mi bici y manejaba toda la costa hasta llegar frente al mar, a la orilla exacta, después de eso empezaba a escribir poemas pensando en un silencio ruidoso que estaba acompañado del viento, la brisa, el golpear de las olas. Es maravilloso, este lugar es mágico.

-Me alegra que tengas esa impresión de la salida, quería que sea agradable, quería que nos conozcamos más.

-Gracias, eres muy lindo.- El hombre se había sentado a su lado en una banca color negro que parecía de metal, después de eso ella se recargó en su hombro dejándose caer a su izquierda mostrando lo cómoda que estaba al lago de él.

Él tomó esa actitud como vino, sólo la dejó hacer, la dejó reposar en su hombro mientras se quedaron en silencio, ambos contemplaban ahora las luces que brillaban a orillas de la laguna.

-¿Dejaste un novio allá de donde vienes? Preguntó curioso.

-No, no he tenido novio, no creo que eso sea algo que viene de la noche a la mañana siempre hay alguien especial aguardando por ti, estoy segura de eso.- Dijo lo último casi en susurro.

-También creo eso.- Axel tomó la mano de la joven y ella lo aceptó, aquella era suave, grande, se sentía segura. -Y a veces está tan cerca que lo sientes, muy en el fondo se siente a esa persona que es diferente a otras.

Ese sutil toque de sus manos le dio un movimiento emocional en el estómago, un presentimiento hueco, vacío pero al mismo tiempo lleno de más diminutas muestras de abstractas notas musicales que no precisamente componían una canción sino una desesperante revelación sentimental, como la conexión de dos almas similares.

No era un secreto que se gustaban sólo que el otro no lo había escuchado o al revés.

Brise sonrió aún apoyada en el hombro de Axel.

-Tengo frío, quisiera un poco de té.

-Ven conmigo, te invito a cenar.

-Me encantaría, Sr. Estricto.

-No me digas así.

-Jajaja, no es para molestar lo juro pero si no te gusta dejaré de decirlo.- La joven se levantó de su lugar, se puso de pie separando por caminar pronto a un lugar más cálido.

Caminaron juntos hasta el lado comercial donde entraron a un restaurante, el mismo lugar que ella había soñado.

Después de comer algo ligero para ella  y coquetear ambos con la mirada. Más ella porque así era Brise, lo miraba de forma intensa a los ojos viendo ese brillo de tono café muy claro, ese pestañear seguro, su rostro maduro y expresión seria. Ok también pasaba que le miraba los labios, quería sentirlos, de verdad sentirlos. Un sueño no era suficiente, quería tenerlo cerca.

Al subir al Uber rumbo a sus respectivas casas ella se sentía cansada, él igual pero decidieron expresar lo que habían vivido de la salida.

-Espero te haya gustado esta salida tanto como a mí.

-Sí me gustó mucho, me encantaría que no fuera la última.- Dijo ella en un parpadear lento viéndose así misma en los ojos de Axel.

-Te prometo que esto es el principio.

Al pasar tiempo bastante considerable conversando de las cosas de la oficina llegaron hasta las puertas del campus.

-Hemos llegado.- Dijo Axel sin ganas.

-¡Ah qué mal! Pero nos vemos el lunes y llámame por favor cuando quieras.

-Gracias, también tú llámame cuando quieras.

***

Día lunes por la mañana.

Brise entró a la empresa y caminó hasta su lugar, encendió su computadora, caminó y entró al archivero para poner algunas carpetas que dejó sobre su escritorio, retiró algunas otras las cuales necesitaba, tomó un corrector, dos fasters y dos folders color beige, al regreso se encontró con Axel en ese pequeño camino angosto, él sostenía unas copias se dirigía a la impresora por unos textos a color.

-Buenos días.- Dijo Brise animada.

-Hola Brise.- No podía ni quería extender su mano para apretar la de ella así que se acercó por un saludo de beso que ella entregó con respeto.

-¿Sacará muchas copias, señor?- Preguntó curiosa con ganas de ayudar.

-No son muchas, pero mandaré un texto grande a imprimir, cuando termine…

La joven no lo dejó culminar.

-Yo se lo llevo no se preocupe.

-Gracias.- Hizo un gesto con una sonrisa y una pequeña e imperceptible venia de cabeza.

La impresora hacía un concierto que ocupaba todo el ambiente, la última hoja se dejó sentir después de casi treinta minutos.

Brise fue de nuevo hacía la papelería para conseguir un sujeta papeles negro a la medida, lo colocó dentro de un protector grande y se acercó hasta la puerta de la oficina de su jefe, ahí tocó sutilmente la superficie de madera y esperó. Axel subió la mirada, al verla sonrió y aprobó que entre con su mano derecha. Ella entró, colocó los papeles en el borde del escritorio y habló.

-Aquí está, espero que esté completo.

-Ojalá que sí.

Ella estaba a punto de darse la vuelta para regresar a su lugar pero él la detuvo con su voz.

-¿Has desayunado?- Se puso de pie dejándole ver a la joven que era más alto que ella y además se veía tan hermoso como siempre. Bueno él no se veía de esa manera o quizá sí pero en ese instante era un “Me veo propio y ordenado, eso es suficiente.”

Para ella sin embargo verlo de pie era poder contemplar lo atractivo y varonil que se veía.

-Iba a ir por un café descafeinado o un té ¿Quieres que te traiga uno?

-No.- Se acomodó el saco con manía. -Vamos juntos.- Hizo una seña con el brazo para que salga primero, él iría detrás.

Los dos caminaron por el área contigua hasta salir al corredor que los llevaba a la cocina.

-¿Cómo estuvo tu fin de semana?

-Muy bien, el domingo salí un rato a caminar cerca de casa, leía un libro, una historia inglesa muy interesante, aún no la he terminado. Después hice tarea y me puse a estudiar un poco cosas de la universidad.

-Muy bien.- Sonrió. -Yo pues… Tenía algo de trabajo así que no salí, incluso me di el lujo de dormir un poco.- Hizo un gesto con las cejas que ella apreció, un gesto que la hizo sentir que empezaban realmente a tener más confianza aunque en ese rostro imprimía seriedad.

Ella se detuvo en la puerta sin avisarle a Axel, él para no tropezar adelantó la mano tomándola de la cintura.

-Ey jajaja, avísame cuando te detengas, vengo bien entrado en llegar a la cocina.- El rostro del hombre se iluminó con ese sutil reír.

-Ayy lo siento lo siento es que a veces tengo la manía de buscar bajo mis pies el tapete de la entrada en otro ambiente para limpiar mis pies, es un trauma que se ha quedado conmigo por mi mamá desde la niñez, ella suele ser muy recta con la limpieza.

Pasaron en el ambiente, el hombre se quedó a lado de la cafetera y ella se acercó a servir, servirle a ambos. Pero él le quitó con cuidado y maña la taza de las manos, tocándola y coqueteando con ella.

-Yo puedo hacerlo. ¿Cuánto quieres de azúcar?

-Gracias qué lindo… Quiero sólo una cucharada de azúcar, una de café descafeinado y una de crema.

-Lo que usted diga.- Le sonreía viendo cómo la joven se ponía roja.

-Muchas gracias, caballero.

-Ven, sentémonos.- Axel la llamó a su lado, le sostuvo la silla ayudándole a sentarse. Había puesto las dos tazas de ambos frente a ellos, la joven puso su celular frente a ella pero a su derecha sobre la mesa para no estar tentada de tocarlo o faltar la buena comunicación tocándolo para revisar algo en él.

Él sacó el suyo y lo desbloqueó.

-¿Vas a mostrarme algo en tu celular?- Dijo interesada pegándose más a él a pesar que ambas sillas ya estaban muy muy juntas.

-Sí, quería mostrarte unas fotografías del lugar al que podríamos ir en la siguiente salida, es un castillo, el castillo de chapultepec, así se llama y junto a este dentro del mismo parque podemos ir al zoológico. Pero esta salida debe ser desde temprano para alcanzar a ver todo. Todo el día… ¿Qué te parece? En la noche podemos ver una película en… Mi casa.- Dijo lo último con cuidado.

-Claro me parece bien, una salida muy entretenida.- Contestó animada sin dejar de ver el celular de Axel el cual lo sostenía con la mano izquierda apoyada en la mesa.

Él de forma astuta pasó su brazo por el respaldar del asiento de ella acercándose más al rostro, cabellos, cuello, oreja de Brise.

Desde ahí empezó a hablar.

Ella pudo sentir su aliento tibio reposar en momentos metiéndose entre sus cabellos para llegar a su cuello, su oreja empezaba a ponerse caliente.

Axel se había dado cuenta que a ella no le molestaba su presencia, ni que esté cerca o que tuvieran contacto entre ambos cuerpos, si no le molestaba pues se permitía el toque de forma poco consciente.

*Consejo para chavas (Jóvenes) que tienen un pretendiente y gustan de él. Si no tienes problemas con que se te acerque y toque un poco ya sea tus manos o tus hombros o incluso de forma más confianzuda tu cintura, entonces déjame decirte que si a la siguiente vez que salgan él lo hace sin importar lo que tú pienses significa que tú se lo permitiste en algún momento o fuiste tú la que te acercaste y tocar primero, sus manos, sus brazos, sus hombros, muchos abrazos o muestras de cariño como tocar mentón o mejillas…* En este caso claro Brise está coqueteando, es cierto que se ha detenido un poco pero ella empezó todo eso de la confianza cuando tomó el celular del hombre, cuando se recostó en él, etc etc.

-Este es el camino para entrar, este es un monumento de bienvenida a la entrada del parque…- Pasaba las fotos con su dedo pulgar. Su voz se hacía más susurrante, tranquila, masculina grave.

La mano izquierda de Brise alcanzó su taza de café, la llevó pegada a su mentón para absorber un trago, luego la pasó a su mano derecha. Al tener la mano izquierda libre, esta la acercó al celular de Axel para que de forma entrometida empezara a ser ella quien moviera las fotos.

-El lugar es simplemente hermoso, esta laguna es enorme… ¿Hay paseo de botes?- Dijo animada.

-Sí, no lo he hecho nunca pero sí, estaría excelente que pudiéramos subir y dar un paseo… Juntos.

La joven volteó a ver al hombre a los ojos, esa última forma de pronunciar las palabras la puso nerviosa sin embargo al tenerlo tan cerca empezó a coquetear, sus narices y labios casi podían tocarse.

-¿Tú crees que sería divertido?- Brise usaba el tono deseoso por primera vez viéndole las pupilas a Axel.

Él no se quedó atrás.

-Muuuuy divertido.

-Mmmm ya veo…

Se acercaron más de forma interesante y peligrosa hasta que escucharon a dos personas venir por el corredor.

Ella se alejó un poco de él para tomar café más cómoda, Axel tomó su taza y la acercó para absorber un poco de ese líquido mezclado que aún quemaba, no tanto como él (Su cuerpo) pero quemaba.

Quienes venían eran claramente Jaz y George, se podía decir que los más parlanchines de la empresa. (También los más chismosos)

La conversación entretenida de ambos subía de volumen. Brise y Axel empezaron a escucharlos atentos.

-El chavo nuevo es de Tabasco, tiene treinta años y es guapísimo, después de bastante tiempo al fin ponen a alguien interesante para mirar en esta empresa, ya era tiempo.

-Tú estás casada, Jaz, deja de ver hombres.- George usaba ese tono pesado siempre acusando a otros.

-Tengo derecho a mirar, eso no tiene nada de malo, además no estoy interesada, el joven habla muy similar a Brise, quizá se pueda llevar bien con ella, son casi de la edad.

-¿Brise la jovencita guapa y callada de Axel?

-¿Por qué dices que es de Axel?

-Pues trabaja con él ¿Qué no?

-Ahh pensé que te referías a otra cosa.

Y entonces entraron…
Tanto Axel como Brise se quedaron viendo a la puerta encontrándose de forma intempestiva con la cara avergonzada de Jaz y George, estaban hablando nada más y nada menos que de ellos,
se quemaron bien feo.

Axel se puso de pie, la joven lo acompañó, dieron unos pasos hasta la puerta y salieron.

-Te llamo cuando salga de mi turno.- La voz gruesa de Axel le dijo con sutileza a su compañera.

-Sí está bien.- Dijo Brise seria de camino a su lugar.

Axel entró como enojado, más que serio y un poco incómodo a su oficina porque cerró la puerta después de que sus pies ingresaron al ambiente.

Mientras tanto George y Jaz en la cocina se tapaban la boca con una mano, la cara se les caía de vergüenza por habladores.

-¡No tenía idea de que estaban aquí!

-Menos yo, Jaz, casi no entro al comedor, la última vez fue hace dos meses y ya vez que es porque no traigo almuerzo sino tortas.

-¿Y qué andaban haciendo aquí metidos y juntos esos dos?- Hizo ese tono de siempre, ese que juzga.

-Pues coordinando algo del trabajo, Jaz. ¡No pienses mal, ya ves cómo te quemas!

-¡Tú cállate, hablador! Igual le presentaré el Tabasco a Brise, está bien buenote y mamey. (Osea que el joven estaba agradable de cara y musculoso según ella)

-Todo lleno de bolas, Jaz. No sé cómo te pueden gustar ese tipo de hombres.

-Pues sí, uno puede darse un buen taco de ojos de vez en cuando.

-No creo que a esa chavita le gusten así hinchados y sin cerebro.- Dijo George al pensar de forma rápida en las pocas veces que había visto sus formas de comportamiento de la joven Brise, no era como las demás de inquieta.

-Pues conociéndola un poco quizá no le guste pero vale la pena intentarlo.

***

Horas después cerca de las dos de la tarde.

-Hola Brise cómo estás…

-Hola Jaz.- La joven no alzó la mirada sino que siguió guardando sus cosas dentro de su bolsa y luego extendió su mano para apretar la de su compañera.

-Hola te presento a Jorge, es de tabasco y es nuevo. Este viernes haremos una salida de bienvenida…

-Hola Jorge mucho gusto.- Brise extendió la mano con una leve sonrisa empatica para saludar al muchacho que parecía que su camisa le iba a explotar.

-Te decía que saldremos este viernes para darle la bienvenida a Jorge ¿Quieres que vayamos por ti al campus?

Brise se le quedó viendo a ambos a los ojos.

-Pues me encantaría acompañarlos pero este viernes tengo un compromiso.

-Ahh pues trailo con nosotros y así somos más.

-No, no es con nadie. Tengo que estudiar para el sábado.

-Oh Brise no seas aguafiestas.

-Lo siento, no estoy siendo aguafiestas sólo que de verdad de verdad tengo cosas que hacer.

-Vale está bien, nena pero si cambias de opinión el viernes te estaremos esperando en la oficina como la otra vez.

-OK.

Brise se levantó y salió de la empresa, tenía prisa por hacer tarea.

***

Horas después cerca de las nueve de la noche.

La jovencita descansaba sobre su cama recostada en el respaldar sobre unas almohadas gorditas. Tenía ambas rodillas apuntando hacia arriba y en el medio de ellas un libro de J. K. ROWLING, el cual le habían mandado a leer en clase de literatura contemporánea.

A su lado había un paquete de galletas “marías” con sabor a vainilla, sólo había tomado un par.

En eso suena su teléfono y era nada más que el guapo de Axel.

Sí, así le dijo…

-Hola guapo ¿Cómo estás?

-Pues de guapos tú sales ganando. ¿Te interrumpo de algo?

-No, sólo leía un libro de Rowling para una tarea pero no es para esta semana así que tranquilo.

-Bien, yo estaba a punto de ir a dormir pero quería hablarte.

-Pues aquí estamos.- Dijo ella soltando aire en un suspiro. -Dame un segundo voy a acostarme en la cama.

-Sí está bien, yo de igual manera descanso en la cama.

-¿La salida será este fin de semana? Preguntó con curiosidad la joven. -¿Qué te parece el sábado?

-Será este fin así es, y sí puede ser este  sábado.

-Pensé que trabajabas los sábados.- Recordó la joven. -Pero yo pensaba que sería ideal ya que el día que sigue es día de descanso

-Este sábado no trabajo. Me quedaré en la ciudad. Algunas veces me voy a mi casa pero esta vez me quedaré en el departamento.

-Oh muy bien… Quería comentar… ¿Sí supiste lo de la salida de la gente de la oficina este viernes, te han invitado?

-Sí lo han hecho, es por el joven nuevo.

-Así es, dice Jaz que es para darle la bienvenida.

-Mmm estaba pensando, Brise ¿Qué te parece ir juntos?- Mencionó rápido a la jovencita intentando apartarla para él solito, además de que conocía a la gente de la oficina y le iban a insistir a la joven toda la semana hasta convencerla.

El hombre estaba marcando bien su territorio, ¡Oh claro que sí!

-¿Te refieres a como una salida de los dos?

-Sí ¿Por qué no?.. Digo, si no nos gusta podemos ir a otro lugar o te llevo a tu hospedaje.

-Me parece excelente pero… ¿Pero eso no será motivo para que sospechen de los dos y comenten?

-Ahhh entonces… ¿Te molesta que piensen algo de los dos?- Preguntó Axel, curioso e interesado en la respuesta.

-No me molesta que piensen algo, al fin y al cabo nunca se cansan de hablar de otros. Yo encantada de salir contigo, no me importa que me vean contigo al contrario es algo para presumir.

-Muy bien jovencita, pues este viernes pediré permiso para salir antes e ir por ti a la universidad.

-Vale, trato hecho.

-Cuídate, preciosa.

-Igual tú, guapo… Intenta descansar temprano.

-Lo intentaré pero no te prometo nada porque estoy escribiendo.

-Bueno si es por la escritura te lo perdono.

-Ooooralee gracias.- Dijo el hombre como diciendo. “Ahh qué bonita, ahora me da permiso de desvelarme”
-Nos vemos mañana.

-Descansa Axel, besos.

-Besos.- Dijo el jefe y luego colgó. Tenía una sonrisa en el rostro viendo hacia el techo pero no se había dado cuenta.

Brsie por otro lado mordía sus labios constantemente pensando que ellos terminarías juntos ese fin de semana.
Al menos ella lo deseaba, quizá una pequeña declaración o un detalle hermoso de parte de él.

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