La Asistente Capítulo VI Cita Cita Y Besos

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El hombre la recibió afuera del auto, como todo un caballero esperó que suba para cerrar la puerta y después rodear todo el auto para subir por la otra y acomodarse a su lado en los asientos detrás del chofer.

Se sentía un poco nervioso aunque era definitivo el estado sobrio y manejable de su carácter en ese instante, era más importante estar atento que distraído.

-Espero que te agrade a donde iremos.- Dijo al acomodarse en el asiento, su voz era la de siempre sostenía ese tono neutro, formal y varonil, más que agradable a los que estaban a su alrededor.

-Estoy segura que sí.- Estaba muy abrigada, veía a su lado derecho a través del cristal que el auto empezaban a alejarse del campus. -¿Es muy lejos?- Ella sí estaba nerviosa, su pregunta no fue por curiosidad, sus nervios eran tanto que ya no sabía si evitar hacerlo notorio o dejar que sea expuesto, no quería cometer una locura de silencio, eso era lo que pasaba al sentirse muy nerviosa, preferir quedarse callada.

-No, pero regresaremos temprano si deseas.- Se sintió preocupado e intentó buscar la mirada de la joven pero no la halló.

Dijo eso pensando que la estaba comprometiendo a salir con él y además decidiría el tiempo.

-Pues deseo que sea a la hora que ambos quisiéramos regresar, no tengo prisa por regresar.- Dijo amable con una sonrisa nerviosa viendo aún por la ventana.

-Me parece perfecto.- Axel respondió más tranquilo.

En el mundo de las citas lo que uno menos quiere es desagradar al otro, mi recomendación es que no muestren ser alguien que no son, sean frescos, estén tranquilos, no digan cosas que sean referencias al físico del otro. Hombres no digan algo como “Eres sexy” y mujeres no digan algo como “Eres alto”, ambas cosas se podrían hablar después de la primera cita sin embargo si se menciona en la primera te descubre como un simplón superficial, tú no estás para apreciar eso además eso luego no importa, mejor concéntrate en conocer bien a la persona, en conocer bien el corazón.

Brise le preguntó algunas cosas del trabajo y qué hizo él después en la oficina cuando ella se había marchado.

-¿Cuánto llevas en esa oficina?

-Muchos años de trabajo.- Esa respuesta era la verdad pero por alguna razón no quería entrar en detalles, Axel quería hablar de otra cosa.

Brise pensó “Vaya eso fue tan práctico” responder así tan cortante no era a propósito era que quizá él no tenía ganas de hablar del trabajo. (Excelente la joven entendió el mensaje a la perfección) Bien, el mensaje había sido recibido pero necesitaba un poco más de él ¿Por qué? Por lo que ella veía que podía pasar entre ellos, necesitaba estar segura de algunas cosas.

-Pues yo llevo exacto un mes y unos días, me gusta lo que hago y además me encanta ser tu ayuda.- Dijo ella como abriendo un camino.

Pero él volvió a ser cortante.

-Qué bueno que te agrade.- Dijo seguro aunque empezaba a soltarse.

-Cuando llegué muchos me contaron que otros pasantes no se habían quedado más de tres meses. ¿Así de exigente eres?- Decirle exigente a alguien en ciudad de México es un insulto de resentimiento pero de donde ella venía era un halago. Y Axel la entendía, entendía la forma de hablar de ella porque él ni si quiera parecía chilango (Persona de Ciudad de México.)

La forma de ser del hombre era muy encantador para ella a pesar de su seriedad.

-No me considero así.- En ese instante era cortante, todavía más.

-Si lo fueras no me molestaría.- Dijo ella viendo hacia dónde él estaba. -Ser exigente es que te importa el trabajo que haces, un buen líder debe ser exigente.

-Eso es lo bueno, a ti te gusta trabajar.-Sus miradas se encontraron y sonrieron.

Hubo un silencio de unos minutos. Ella intentó romper el hielo con una pregunta atrevida.

Y vaya que fue atrevida…

-¿Por qué no te has casado?

-¿Por qué es importante hablar de eso?- Axel respondió tan rápido como si golpeara una bola de ping pong.

-No, lo siento no quería molestar es solo que se me hace extraño que alguien como tú esté soltero a menos que así lo hubieras decidido para siempre. Y viendo con detenimiento esta situación pues si tuvieras una novia o esposa estaría enojada de que salieras con alguien como yo.

-Pues así lo hice, decidí que no quería casarme ni tener hijos, sin embargo no fue de gratis, estuve a punto de casarme alguna vez. Te había comentado que no tenía novia, si fuera así ahora estaría con ella.

-Ah entiendo, lo siento, no tienes que decir más. ¿Y has salido con muchas chicas?

Brise ya se había equivocado dos veces, no tenía que preguntar tanto pero le daba curiosidad, no concebía salir con alguien que ya estaba comprometido.

-No.- Fue serio y cortante no dio más explicaciones.

-La verdad, bueno… Es que esta es la primera vez que acepto salir con un hombre, no había salido antes con alguien.- Ella lo decía en el sentido “Cita” porque con amigos había salido antes y también en grupo.

Él asintió, no supo qué decir.

-¿Por qué estás en México?- Preguntó Axel en tono interesado cambiando de tema un poco.

-Estoy cursando dos ciclos en intercambio de la carrera de literatura, después de eso regresaré a casa.

-¿No has pensado quedarte? Me refiero aquí en la ciudad y continuar tu carrera… Aquí.

La joven guardó silencio y sonrió, después lo miró a los ojos para volver a sonreír.

-¿Qué tiene de malo pensar en quedarse aquí?- El hombre la cuestionó con la mirada.

Ella volvió a sonreír y dijo:

-Simplemente no es una pregunta que pueda responder ahora.

***

Después de casi cuarenta y cinco minutos más se estacionaron en lo que parecía un largo parque donde frente a ellos se podía distinguir como a cincuenta metros un lago y el viento soplar ligero por algunos árboles pequeños.

A unos setenta o ochenta metros paralelo al lago se veían algunos locales comerciales, estos parecían lugares para cenar o pasar el rato, todos tenían excelente vista e iluminación.

-Vaya es hermoso.- Dijo la joven admirando el lugar al bajar del automóvil, le encantaba ver el reflejo de la luz sobre la superficie del agua, eso le traía recuerdos no muy lejanos de ver el mar en la noche algunas veces cerca de la orilla cuando paseaba en la costa.

-Sabía que te gustaría. Es el lago de Xochimilco, ya cerraron el paseo en trajinera pero admirarlo es realmente hermoso. Prometo que otro día venimos más temprano y damos un paseo.

-Me encantaría, debe ser fenomenal.- No dejaba de admirar el agua.

La joven caminó hasta estar muy cerca a la orilla, sobre el camino junto a borde donde terminaba el pavimento y empezaba la humedad del agua mezclada con hierva y pasto.

Ambos se sentaron como siguiendo un plan ejecutado a la perfección a un banco amplio color negro, ella se sentó de lado derecho sin dejar de apreciar el brillo en la superficie del agua,metió sus manos dentro del abrigo. Veía el reflejo de las luces, el cielo oscuro con la luna incompleta y algunas diminutas estrellas que adornaban el intenso azul nocturno, estas le hacían pensar que era un momento único que ni ensayado hubiera estado tan hermoso, también se podía ver las espesas nubes color opaco, sentía la humedad del lago, el aire espeso y seco por la altura de la ciudad.

-Brise…- Dijo para tener su atención en algo más que una confesión pero se detuvo.

Ella volteó a verlo a los ojos a su izquierda y él se giró más para estar casi frente a ella sentado con más confianza, su rodilla casi podía tocar la de ella.

-¿Hablaremos de la clasificación de esta salida?- Brise intentó hacer una broma al decir eso y él no dejó de ver sus ojos y labios.

-Es una cita, tenía la intención de que lo fuera.- Fue directo, guardó toda compostura en la verdad de sus palabras.

-Eso me alegra.- Dijo la joven con rapidez, bajó la mirada por la timidez repentina de su seguridad.

-Y a mí que hayas aceptado salir conmigo en una cita.- Aún no era el momento, dejó que ella diga algo primero. Presentía que lo haría, que se pondría a coquetear con él.

-No podía negarme de alguien como tú, ya te he dicho que me pareces un buen hombre, eres agradable además de ser muy atractivo, estricto e inteligente, estar junto a ti me hace sentir segura, es interesante… Como digo muy agradable.- El tono de su voz cambió un poco en las últimas palabras haciéndose más íntimas, serias, en secreto de confesión.

Él no dijo nada, se quedó viendo cada palabra que salió de esos labios delicados, carnosos y rojizos.

Y entonces se lanzó a darle un beso en los labios que ella no esquivó o rechazó sino todo lo contrario, le correspondió.

-Me gustas, Brise. ¿Te lo había dicho?

-No, creo que no. No me queda nada claro aún.- Sonrió delante de él, estando a tan sólo unos centímetros de tocar de nuevo aquellos suaves y delgados labios de Axel.

El perfume de él la envolvía, era delicioso aspirar y sentirlo codificado en su cerebro. Esta vez ella se acercó a besarlo más lento, de inmediato cerró los ojos y se dejó llevar en ese camino angosto entre el experimentar las sensaciones del tacto por la piel sensible y disfrutar de un intenso e íntimo acto revelador.

Lo tocó con delicadeza, pegó sus llenos, suaves, tibios y rojizos labios en los de él, con cuidado apretó, soltó, avanzó y volvió a apretar en un beso de sensaciones universales, estelares. Él compartió el beso, lo hizo más continuo e intenso.

El beso la hizo temblar en cada rincón de sus nervios, todo su cuerpo se sacudió, poseída por un sentimiento desconocido y profundo que la sorprendió por agradable el hombre logró tocarla muy profundo, la estremeció.

Ambos disfrutaron, el beso no sólo fue mejor de lo que habían imaginado, algo pasó que los hizo sentir a ambos diez veces más cercano al otro.

-Ya quería hacerlo.- Dijo ella estando un paso adelante.

Axel se puso de pie tomándola de la mano para que ella estuviera también de pie frente a él dando la espalda al lago. La atrajo a él de la cintura metiendo las grandes manos por dentro del abrigo de la joven y volvió a besarla rodeándola por completo en un abrazo apretado. El siguiente beso fue más intenso tanto que los dejó sin aliento, más a ella de eso.

La temperatura de sus cuerpos estaba en el límite de donde si seguían no había razón opuesta a un beso que los haga retroceder y olvidar sino conocer e intimar aún más.

-Hace más de dos semanas no pensé que existiera una mujer como tú, Brise.- La respiración del hombre estaba alterada al igual que ella.

-Me lees el pensamiento, iba a decir lo mismo de ti.- La joven habló teniendo los labios de él tan cerca que rozó estos al hablar.

-¿Te he dicho que me gustas, Brise?

-No.- Dijo ella a propósito, él se lo acababa de decir.

-Pues me gustas y mucho.

-Y ¿Yo te he dicho que me gustas?

Empezaron otro beso, uno que involucraba más caricias, más confesiones silenciosas, un nudo en la garganta y una fuerte explosión en el pecho.

-No pero lo interpreto bien de otra forma, sé que te gustó…- Sonrió y deseó más contacto con ella, la rodeaba de la cintura con ambos brazos acariciando cada vez más y de forma sutil la delicada joven espalda de ella.

El hombre mordió el labio inferior de esa joven mujer al finalizar el beso, despacio, como señal de hambre de comerle la boca sutilmente en más mientras la apretaba contra su propio cuerpo cada vez más quemante.

-Sí me gustas, desde que supe quién eras.- La voz de Brise se hizo más íntima, se dejó exponer alterada sintiendo mil revoluciones en el estómago.

-Tú no sabes quién soy todavía.- El hombre no bromeaba.

-¿Y tú sí sabes quién soy?- Intentó igualar la situación.

-No pero me encantaría saberlo.- La forma de hablar de ambos viéndose a los ojos de forma intensa era una provocación.

-Tienes razón aún no sabemos quién es el otro. Pero con lo poco que sé de ti siento que eres alguien muy valioso, tengo el privilegio de tener tu tiempo ahora en este instante, es lo único que sé.- Dijo ella en susurro viendo a los ojos a Axel.

-Yo sólo sé que no quiero ser tu amigo.- La abrazó para acercarla más, la besó en la mejilla, se quedó ahí en su oído. -Dime qué quieres. Quiero saber qué piensas de mí.- Su voz suave y gruesa robó un suspiro de ella.

-Pienso que eres un hombre admirable, un hombre único, no sé qué quiero o quizá sí… Quiero conocerte, es lo que quiero.

-Me dejas callado y sin palabras. ¿De esa manera me ves? Yo también quiero…

-Sí así te veo… ¿Tú qué quieres, Axel?- Dijo la joven en el mismo tono de suavidad acariciante.

-¿Quién eres, Brise?

-Tú dime ¿Quién eres tú?, yo soy sólo una chica que no le ha pasado esto antes, alguien que no suele aceptar invitaciones a salir, alguien que no celebra el cumpleaños de alguien en un bar, es distinta a las demás, que ve los detalles más pequeños aquellos que otros no se detienen a ver, soy alguien muy sensible y sentimental, cursi hasta los huesos, alguien que puede enamorarse sólo una vez, quizá alguien aburrida.

-Eres preciosa… Me gustaría… Quisiera… Quiero tantas cosas… Quisiera que seas mía.

-Eres osado, decirlo así de pronto.- Sintió que el corazón se le salía. -Casi no nos conocemos pero quiero decir que sí.- Brise añadió tajante y él se quedó sorprendido.

-¿Quieres ser mi novia?

-Me encantaría.- Mordió su labio frente a él junto a una sonrisa coqueta y nerviosa.

-Ahora no sabes en lo que te metes.- La miró con rostro interesante jugando con su mente a propósito.

-Jajaja.- Brise rió por el gesto que él hizo y por las manos de él apretándola contra él.

El hombre la abrazó y besó, tenía un sentimiento feliz. Aún faltaba conocerla pero la joven había dicho que sí y eso por alguna razón lo hizo sentir feliz.

-Oscar va a estar muy enojado.- Dijo él tomando a la joven de la mano como guiándola a una caminata.

-Entonces pienso que querrás decirle.- Ella aceptó la invitación y caminó de lado derecho agarrada de la mano de él. Lo dijo con curiosidad, ella no pensaba que sería prudente que los demás lo sepan en la oficina.

-Lo torturaré con eso así es.- Hizo una sonrisa maliciosa, Axel sentía complacencia al imaginar la cara del joven, estaba seguro que no sería necesario decirle pero si molestaba de nuevo a Brise se lo diría para herirlo. -Me tiene harto, es un flojo además de que está atrás de ti.

-¿Quieres que los demás lo sepan? ¿Estaría bien que se enteren, sobre todo Luis?

-Pues… Hasta cierto punto no deberían saberlo pero podemos hacer algo. Algo que pienso va ser así a pesar de ponernos de acuerdo. Cuando estemos en la oficina seamos como siempre hemos sido pero cuando cerremos la puerta o salgamos fuera de ella tú eres mi novia. ¿Eso te parece bien?

-Sí, me parece bien.

-Ven, vamos a comer algo.- Empezaron a caminar hasta llegar al lugar comercial donde subieron a un pequeño restaurante en el segundo piso.

***

Horas después cerca de la una y media de la mañana, en el Uber que los llevaba a casa, estaban tomados de la mano y de rato en rato seguían besándose. Ninguno quería dejar al otro, lo habían pasado fenomenal.

-Me encantó estar contigo, conocer un poco la ciudad y comer juntos.- Dijo ella apoyada levemente sobre el pecho del hombre el cual la rodeaba por encima del hombro derecho y de vez en cuando le besaba el cuello.

-A mi me encantas tú.- Le habló girando su cabeza hacia el oído de la chica. Gracias por este momento me hubiera gustado que sea más tiempo pero este se ha ido muy rápido.

-Sí es lo molesto de disfrutar el tiempo, que en algún momento se termina. Pero podemos seguir hablando si deseas. Acompáñame a mi habitación y hablemos un poco.

Axel asintió primero preguntándose ¿Cómo le dejarían entrar? Pero después pensó que era una excelente idea aunque con alguien que los observara no sería tan cómodo.

-¿Y tu compañero de habitación?

-Él se ha ido a Veracruz, regresa el lunes así que podremos hablar de lo que queramos.

-Estaría bien, señorita.

-Uff hace un poco de frío afuera.

-Te daré mi abrigo cuando bajemos del auto.

-No, está bien, no quiero que tú tengas frío además que ya tengo un abrigo.

***

Largo tiempo después el cuál no midieron, Brise abría la habitación con su llave acompañada de Axel.

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