Al salir a otros ambientes lo vio dormido en el sofá, no quiso molestarlo así que fue a la cocina a intentar servir algo de tomar sin hacer ruido.
Preparó un poco de té para ella y café negro para él, al tenerlo listo lo llevó para entregarlo pero cuando salió hasta donde estaba el sofá no había nadie, retrocedió a la habitación y nada, no estaba.
-¿Brise? Pensé que te habías ido, lo siento fui a lavar mis manos.
-Yo pensé que me habías dejado sola, me asusté un poco al despertar y no recordar nada.- Se acercó a él para darle su taza de café. -¿Qué sucedió anoche?
-Anoche… Ven, sentémonos.- Hizo un ademán para invitarla a sentarse a su lado en el sofá. -Anoche te dejé unos minutos para lavar mis manos en el sanitario de hombres, al regresar te dije que nos fuéramos a comer algo pero manifestaste que te sentías mal, te pregunté qué había pasado si alguien se había acercado a ti y tocado tu bebida y dijiste que no pero que sí se habían acercado George y Oscar. Después de esa corta conversación que tuvimos empezaste a marearte más fuerte y confirmé que estabas drogada por lo que fui a reclamar a los hombres que estaban ahí y eran de la empresa, el idiota de Oscar reveló que había sido él y yo lo golpeé, también lo amenacé y le dije que no quería que vuelva a asomar su cara en la empresa que tú lo ibas a denunciar, después te llevé a una clínica, al salir me pareció buena idea que descanses en mi cama, por eso te traje aquí, no quería que tu compañero de cuarto le diga algo a tu familia y estos se preocuparan.
-Wow fue toda una aventura…- Se quedó sorprendida. -Gracias por no decirle nada a mi familia y traerme aquí. No voy a denunciar a Oscar a menos que lo vea nuevamente con ganas de molestar a cualquiera de los dos.- Cambió su cara por una molesta y puso su taza en un mueble cercano. Pero en un instante la molestia desapareció, bajó la cabeza avergonzada de cómo se veía. -Gracias por ayudarme, debo verme fatal en este instante.
-No, tú eres hermosa como sea.
-Gracias, eres muy lindo.- No subió la mirada. -Si no te molesta y aún está en pie lo de la salida me gustaría que fuéramos a ese parque enorme que me mostraste en fotografías.
-Mírame no te sientas avergonzada, de verdad eres una mujer muy hermosa incluso después de estar drogada varias horas.- Quizo hacerla reír un poco y entonces ella se irguió y quitándole la taza de las manos lo abrazó muy fuerte.
El silencio se hizo un momento y él añadió:
-Vamos, quisiera que vayamos, te mostraré todos los lugares que se pueda hasta que acabe el día.
-Pero quisiera primero ir a casa a bañarme.
-Puedes bañarte aquí si quieres.- Dijo él animado.
-Es una grandiosa idea pero tengo que cambiarme de ropa.
-Está bien, te propongo algo. Te mando a la universidad en Uber mientras que yo también me doy un baño y me cambio de ropa.
-Suena muy bien, lindo.- Y lo abrazó más fuerte rodeándolo por el cuello hasta que entonces se soltó lentamente. -Ok, me voy entonces.- Se puso de pie y él también.
-Llamaré al Uber.- Dijo Axel tomando el celular.
Ambos tomaron una ducha y se cambiaron de ropa como dijeron, al terminar Axel llamó a Brise para decirle que la esperaba en la puerta del campus.
-Sí ya casi salgo.
-Está bien, primor, te espero.
***
Brise salió y apenas lo vio lo besó en la mejilla y lo abrazó.
-Oh sí ya quiero ir a Chapultepec, estuve escuchando un vídeo en YouTube mientras me bañaba acerca de ese parque y se ve súper hiper divertido.
-Sí es bastante interesante ya lo verás.- Le abrió la puerta del auto viendo la emoción de ella en su rostro.
Al subir la atrajo contra su cuerpo para abrazarla y ella se acercó para acomodarse en su hombro como ya lo había hecho antes en la salida anterior.
Eran un par de enamorados y hasta entonces no se daban cuenta.
***
Lo primero que hicieron al llegar fue comer, después de ingresar por la entrada principal, en el camino que indica la ruta, a la mano derecha, ahí hay una fila grande de restaurantes donde probaron algunas cosas.
Después de comer siguieron el camino hasta la entrada del castillo, es una subida larga una vez ingresas al área de la fortaleza. En la caminata Axel explicaba algunos conocimientos que tenía de la historia de su país, eso le fascinaba a Brise quien escuchaba atenta viendo al hombre explicar con gestos de su rostro y manos, la seriedad que denotaba importancia y a veces con énfasis lo hacía ver aún más atractivo delante de sus ojos.
Al ingresar al fin ella notó lo grande que era, el acceso que tenían a los grandes ambientes eran maravillosos, cuadros, pinturas, esculturas, armaduras, vestimentas antiguas en domos cuadrados de vidrio, historia y más historia de épocas que habían quedado en un expectacular pasado.
Después del castillo fueron al zoológico y después del zoológico a una pequeña feria donde habían juegos mecánicos, juegos donde ella no quiso subir por su temor a las alturas pero caminaron y pasearon entre los puestos, al lado del otro reían, hablaban de ellos, bromeaba, Brise se quedaba boquiabierta por todo los dulces y cosas que había para comer, más aún después de ver esa bola enorme de algodón de azúcar con un palito pequeño, esta casi media la mitad de su cuerpo.
“¡Oh por Deus quién se mete toda esa cantidad de azúcar!” Se decía viendo la preparación de estos.
Cualquiera que los viera pensaría que estaban juntos, y no como amigos sino como una pareja.
Brise no se distraía ni dejaba de verlo con atención en cada conversación.
-… Entonces bajamos con cuidado por las escaleras, la alarma había sonado muy tarde. Después de unas horas se vio la magnitud real del insidente, lo que había causado el terremoto fue simplemente un desastre, muchas personas atrapadas, ayuda del extranjero para sacarlos a tiempo, voluntarios y voluntarios para recoger todos los escombros. Me da un poco de pena recordar lo que fue ese momento, la ayuda se extendió tanto que se recibió alimentos, carpas, ropa de todo México y muchos países que ayudaron sin pensar dos veces. Es emotivo todo lo que la gente desconocida hacía sin parar, desesperados como si ellos mismos tuvieran a alguien atrapado, día, noche y madrugada hasta que se sacó a todos los muertos. Era emotivo ver que terminaran los objetivos y más aún que los cuerpos ya no tenían vida pero al menos tendrían una buena sepultura.
-Es muy triste, debe haber sido un golpe muy fuerte me refiero a emocionalmente y también a nivel nacional de forma material, un desastre de tal magnitud… Vaya…- Su semblante cayó un poco. -Tan fuerte como para tirar edificios y atrapar a muchos bajo escombros. No puedo imaginarlo pero seguro aún está en la mente de muchos como una pesadilla, ojalá un día se quede como un mal recuerdo nada más.
-Sí exactamente así, una pesadilla donde muchas familias no tuvieron a sus hijos, padres, hermanos de regreso esa misma noche. Muchos quedaron desaparecidos, carteles y carteles en las estaciones de autobús y metro intentando recuperar a sus seres queridos…
Brise vio cómo los ojos del hombre se enrojecían por revivir de nuevo el momento, las noticias, lo que la gente lloraba aún después de muchos meses.
-Vamos, lindo, cambiemos de tema y vayamos a tu casa, dijiste que podíamos ir a ver una película.- Lo dijo como si fuera una magnífica idea. -Pero primero estaría genial que pudiéramos conseguir un poco de pop corn o como le llaman ustedes “palomitas” quizá también algo de tomar…
-Es una excelente idea. Pediré el taxi.
-Primero vayamos a una tienda a comprar las cosas.- Miró hacia todos lados como buscando el lugar para encontrar lo que necesitaban.
-Tienes razón, al frente de la salida del parque hay un oxxo podemos ir ahí.
-Perfecto.- Dijo ella con una gesto y sonrisa coqueta.
“No tengo que decirle nada, ella lo sabe, sabe que me gusta, esta jovencita ya es mía.” Se dijo Axel con una sonrisa de gusto mientras veía a ella muy emocionada por estar a solas una vez más con él.
***
Al llegar a casa de Axel Brise se quitó la chamarra (En español Limeño significa “Casaca o abrigo”) Dejó las cosas en la mesa, unas palomitas que explotan dentro de una bolsa de papel, una botella de agua simple, una botella de jugo de naranja y una botella de refresco de limón.
-Bien, ¿Qué película veremos?- Dijo emocionada pero él veía sus labios, tenía tantas ganas de besarla.
-Vamos a la habitación ahí está la tele, podemos ver una en Netflix.
Eso que dijo Axel parecía atrevido, quería llevarla a la habitación, de todos los lugares dentro de una casa el supremo e íntimo confesionario de secretos.
-¿Tienes cuenta de Netflix?- Siguió la joven arreglando todo en su cabeza.
-No pero la podemos comprar ahora.- Axel le hablaba de forma interesante, coqueteaba con ella aunque muy muy sutil.
-No es necesario, lindo, yo tengo cuenta. Sólo necesitaré poner mi correo y contraseña.
Y en eso Axel no se aguantó más.
-Brise, ¿No te molesta estar conmigo, solos en mi casa?- Dio un paso hacia ella.
-Bueno, no tiene por qué molestarme a menos que quieras aprovecharte de mí.- Ella se acercó para verlo más fijamente a los ojos sin borrar esa sonrisa cómplice.
Axel sonrió de lado viendo de distinta manera a Brise, moría por besarla, ahora era claro que la joven coqueteaba con él y él con ella.
-Pues sí quiero aprovecharme…- Ya no le importaba nada, lo dijo así con todos los sentidos en que se puede desviar o entender un mensaje.
-Jajaja, no te pases…- No le creyó al hombre de barba arreglada con una sonrisa maliciosa.
Se acercó y lo abrazó por el cuello, él le correspondió con todas las ganas del mundo, ¿Cómo no disfrutarlo cómo no darse el lujo de sentir que sus brazos la rodean por esa hermosa cintura? ¿Cómo no acercar su rostro para apoyarlo sobre el hombro de ella y meter sus labios para alcanzar besar su cuello, apretarla contra él mientras cierra los ojos, mientras se imagina muchas cosas con ella?
Ambos lo sintieron, esa conexión fuerte, esa sensación en el estómago inconfundible que da paso a enamorarse, sí suena muy rápido pero eso les estaba pasando.
-Hueles tan delicioso.- Dijo él en un suspiro.
-Oh y tú hueles muy bien.
-Vamos, pongamos esa película tú escoge. El control de la tele está en el aparador yo iré a preparar las palomitas.
-OK entonces nos vemos en unos minutos.
La hermosa pareja se separó cada quién para su tarea, al estar en lo suyo no podían dejar de sonreír y repasar sus propias palabras.
***
Casi media hora después ella estaba en el filo de la cama frente al televisor, tenía en la mano derecha el control de la tele, lo apretaba para dar inicio a la película que había encontrado.
-Aaaxeeeel ¿Vas a tardar?- Elevó un poco la voz pero no de forma exagerada más bien de una manera para alcanzarlo en juego.
-No, aquí estoy, tengo todo.- En ese preciso instante entraba por la puerta y dejaba todo en una mesa de noche cercana.
-¡¡Genial!!- Dijo ella viendo las palomitas sobre una charola honda y una botella de salsa roja que no sabía cómo se llamaba pero suponía que era algo de picante, a muchos Mex le encantaba esas cosas.
El agua, el jugo y el refresco estaban sobre la mesa de noche junto a dos vasos.
-¿Nos metemos en la cama?- Dijo ella traviesa ansiosa por acostarse y ver la película cómodamente.
-Suena bien.- Se puso de pie y se retiró el saco, después aflojó su corbata, se quitó los zapatos, se metió debajo de las sábanas y frazadas junto a ella quien sólo se había quitado los zapatos.
Él contemplaba el cabello de ella, sedoso y brilloso en la penumbra y luz que dejaba ver el brillo de la pantalla, su cabello le invitaba a tocarlo, el cual además de hermoso olía bien.
Axel trajo consigo sobre la cama la charola de palomitas y lo puso delante de ellos en lo que comenzó la película.
-¿Cómo se llama la película?
-Es una antigua, se llama sintonía de amor. Sé que quizá pueda ser un poco aburrida pero es el tipo de película que me gusta, cómico romántica. No apto para gente cero cursi.
-Mmm no tiene nada de malo pero la siguiente que veamos será una de terror ¿Va?.- Dijo eso para probar a la joven o ver qué decía.
-OK, no tendré miedo lo prometo.
-Y si lo tuvieras yo voy a estar aquí.- Una vez más coquetear con ella.
Toda la película de principio a fin fue más que entretenida, rieron algunas veces, otras se quedaron en silencio sobre todo los momentos más dramáticos, sentimentales o de confesión.
Cuando la película corría los últimos minutos y los personajes estaban juntos Axel vio la mano de ella sobre su pierna con ayuda de la tenue luz que reflejaba la pantalla, vio su delicado hombro tocando casi la mitad de su pecho, su cabello entre lacio y ondeado cerca a su barbilla, Brise apoyaba su cuerpo casi por completo sobre él que ponía todo su peso en el respaldar de la cama. Decidió hacer un movimiento justo, estiró su mano derecha para tomar la de ella y enlazarla, ella no se negó sino que la apretó.
Al empezar los créditos Brise se hizo hacia delante quedando sentada, subió la mano junto al control pero recordó que él escogería la siguiente película así que volteó por su derecha y se lo entregó.
-La siguiente es tuya.- Le dijo la chica.
-No importa, tú vuelve a escoger.
-Insisto.
-No primor escoge tú.
“Esta chica es mía, ya es mía.”
-Bueno, lindo, lo que tú digas pero no me acostumbres sino será culpa tuya.- Ella no dejaba ese tono de juego a un lado. Brise cambió y cambió hasta que escogió otra antigua, una animada.
-Esta es buena, Madagascar.
-Excelente elección soy fan de los pingüinos.
-Jajaja.- Rió ella pensando que era broma, la verdad es que quería molestarlo.
Brise volvió a acomodarse sobre él con toda la confianza que sólo una pareja tendría, Axel la dejó hacer lo que quería.
No vieron cómo acabó porque ambos empezaron a tener mucho sueño hasta que se quedaron completamente dormidos cuando los animales del zoológico fueron encontrados por los lemures.
Después de esas horas en que te pierdes, cuando la conciencia se olvida de lo exterior, cerca de las siete de la mañana Axel despertó. Tenía abrazada a Brise por la cintura, sus cuerpos tan juntos que podía sentirla, sentía su calor, el calor de sus glúteos apretada por él, al darse cuenta de la situación el instinto le hizo retroceder la pelvis, bueno, el instinto y la erección nocturna.
“Oh aún está aquí. Dormiré un poco más.”
No pasaron muchos minutos cuando empezó a amanecer y Brise se dio cuenta que estaba acostada junto a él y en su cama.
“Domingo al fin, otro día que podemos aprovechar para salir.”
Al pasar como dos horas Axel despertó y con eso sus ganas de tocar y acariciar a Brise, justo lo que hizo al decidirse al fin.
Se hizo de lado para admirar a la chica quien dormía profundamente, estiró su mano derecha y empezó a acariciar su rostro y cabello de forma delicada hasta que ella somnolienta despertó con un:
-Hola, buen día.- Dijo sin abrir los ojos.
-Buenos días, primor.- La admiraba de cerca.
-¿Vamos a salir hoy?- Siguió con su voz lenta sin ganas de despertar.
-No, quisiera que nos quedemos en casa.- Axel hablaba en serio, él quería que se queden un rato más y si se podía ahí en la cama.
-Es domingo, es día para salir e ir a la iglesia.- Brise abrió los ojos al decir eso con una sonrisa en los labios, estaba bromeando.
-Más tarde…- Dijo Axel sin terminar por ser interrumpido.
-Está bien… Quisiera darme un baño.
-Ve, te espero aquí. ¿Te irás a la universidad?
-No, en mi bolsa traje un legins, una blusa delgada y dos prendas más.
-Con lo delgada que eres me imagino que no debe ocupar mucho espacio.
-Exacto jajaja. ¿Sí me prestas tu baño?
-Úsalo todas las veces que quieras pero no te lo lleves.
-Gracias jajaja, qué guapo y gracioso…- Dijo Brise en tono coqueto.
La joven entró, se dio un baño caliente encontrando sin querer la forma de conseguir relajarse, se secó todo el cuerpo con una pequeña toalla que llevó y finalmente se puso la ropa.
Cuando ponía crema de peinar en su cabello después de secar todo lo que pudo, salió y vio a Axel sobre la cama con el control en la mano derecha apuntando la tele buscando algo para ver pero cuando ella se acercó a la cama él apagó la pantalla y la observó con detenimiento.
-¿Qué, qué pasa?- Preguntó la joven viéndolo a los ojos, siendo invadida por un repentino nerviosismo.
-Nada, sólo veo lo hermosa que estás.
-Vaya, muchas gracias.- Se sonrojó toda con una sonrisa en el rostro, nerviosa y halagada.
-Ven, sube a la cama.- La invitó.
-Sí, estaba por hacer eso.
Cuando ella subió a la cama y se acomodó a su lado él no dejaba de verla, veía su perfil, veía sus labios. Vio que ella quiso acomodarse semi acostada sobre la cama, al igual que ayer así que Axel aprovechó ese instante.
Se hizo de lado y luego atrapándola entre sus brazos cuando sus manos tocaron la cama a cada lado de los hombros de la joven, su rostro cerca al de ella y sus alientos rozando en algún punto del espacio, Brise se sorprendió de aquello pero no le quitó la vista de los ojos ni volteó la cara a pesar que presentía, podía adivinar que quería besarla, eso no la molestaba sino que le daba curiosidad.
-¿Qué sucede?- Dijo con curiosidad deseando que la bese.
-Te veo de cerca, eso hago.- La voz del hombre se hizo un susurro.
“Vamos, hazlo, bésame, pregúntame si quiero ser tu novia.”
-Mmmm ok.- Dijo ante lo que él expresó “Te veo de cerca, eso hago.”
-Me gustas mucho, me encantas…- Antes de seguir diciendo algo más se acercó mucho al rostro de ella.
-Y tú también me gustas… Y yo…
Axel acercó sus labios para tocarla con ellos sobre esos llamativos y suaves carmín de ella, no la dejó decir más.
Rozar, sentir la tibieza de ambos, sus respiraciones, sentirse así mismo cómo su corazón empezaba a latir más rápido.
Cuando al fin se tocaron empezó un beso lento, uno de reconocerse, uno de permiso. Brise suspiró al sentir que él se iba sobre ella y de alguna manera que no se explicaba él terminaba cada vez más entre sus piernas, aquello la hizo sentir más nerviosa.
El beso ahora se ponía húmedo, ambos disfrutaban el momento, eso que invade sus cuellos y recorre su espalda hasta alcanzar a tocar el ser que es abstracto, el alma, al lado de su corazón que aprieta como en el mejor acierto de la vida, no podía haber un momento más perfecto para Axel, la tenía en la cama, la tenía en su casa, la tenía con él.
-Ahh.- Suspiró la joven al sentir que él la apretó desde la pelvis contra la cama.
No era que Axel lo hacía a propósito sino que de forma inerte y por instinto se movía.
El beso empezó a ser acompañado por caricias de él en el rostro, de ella en el cabello hasta que se dieron permiso para tocarse el cuerpo con sus manos, Axel se la estaba comiendo a besos casi no la dejaba respirar y eso a Brise le encantaba.
“Mi amor eres… eres tan apasionado.” Le decía con la mente a pesar que sabía que él no le iba a escuchar.
Hasta que retrocedió un poco sin dejar de besarla para tocarle la tela de la blusa con ambas manos y averiguar cómo abrirla lentamente una vez que su boca se desvió de sus labios hinchados al cuello de ella.
“Vamos, pregúntame, pregúntame si quiero ser tu novia.” Ese pensamiento no se fue de la cabeza de Brise a pesar de las ganas que le tenía.
El hombre estaba excitado no era difícil de saber, siguió en su faena de besos sobre el tierno cuello, bajó hasta el pecho de Brise en un camino imaginario por el medio de su ropa interior superior, la blusa de mangas cero estaba abierta y él siguió hasta llegar al vientre de ella y tocar el inicio de su pelvis con ambas manos.
¡PUM! Los temblores de ella eran cada vez más fuertes, sentía que se unían a pesar de que no lo hacían físicamente.
Axel posó sus manos sobre el borde del leggins teniendo esos ojos ensombrecidos por hacerla suya, perdido en una vía de un sólo sentido con profundo desborde al mismo significado del deseo incontenible, ella no dejaba de verlo a pesar de la poca luz porque la ventana estaba un poco abierta, tenía ganas de él, muchas más de las que hubiera podido imaginar que podía sentir pero una sensación la detenía, una en su cabeza la cual le ordenaba que parara.
-Ohh Axel, espera.- Respiraba agitada, respiraba con esa voz deseosa.
Axel no se detuvo, empezó a bajar el legins por sus caderas.
-No, esperaaa.- Brise se sentó sobre la cama retrocediendo de él. -Espera…- Lo tomó del rostro para que la viera a los ojos.
-¿Qué sucede?- Dijo con la voz igualmente agitada.
-Quiero hacerlo pero… Pero…- Bajó la cabeza empezando a abrochar su blusa. -Lo siento… Tengo que irme.
Axel vio que su rostro se desencajó como si se pusiera triste.
-No, no, no, espera perdóname ¿Qué hice mal?- Su voz se hizo gruesa, del tono normal a un poco sorprendida. La joven no subió la mirada sino que terminó de abrochar su blusa y subir su legins hasta bajar de la cama descalza. -Por favor no te vayas, por favor, lo siento sólo me dejé llevar.
-Está bien, yo también me dejé llevar.- Brise sonrió un poco tímida, subió la mirada para encontrarse con la de Axel para intentar que se quede tranquilo. -Tengo que irme de verdad, no has hecho nada, no te preocupes.
-No, Brise no te vayas, perdóname.
-Tengo que irme lo siento.- Bajó la mirada de nuevo al encontrar sus zapatos.
-No, no quiero que te vayas, por favor.- Esa gruesa voz la detuvo y la hizo verlo a los ojos. El hombre estaba angustiado.
-Axel sólo me iré a la universidad, el lunes nos veremos nuevamente.- Se acercó a él y lo jaló con delicadeza del brazo para acercarlo y besarlo. Lo besó y besó con ganas, con pasión, disfrutando el momento, lo besó con twernura y lo más importante, con amor. Estaba enamorada de él y mucho.
-Nos vemos el lunes, guapo.
Axel con los ojos cerrados abrazándola por la cintura como si no quisiera que se fuera la soltó y respondió.
-Está bien.
Y entonces ella lo dejó ahí de pie sin saber lo que había pasado.
La joven en el camino hacia la universidad metió la mano muchas veces dentro de su bolso para ver si hallaba su llave, empezó a llorar y no es que estaba triste sino que eran todas esas emociones, sensaciones, sentimientos encontrados, al fin lo había besado, aquello había sido espectacular, un sueño, era un deseoso regalo cumplido. Su peso, su cuerpo sobre ella, su olor varonil, sus caricias habían sido perfectas pero algo la había detenido, algo que ni si quiera ella sabía qué.
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