Impulsivo Capítulo XXXVII Scamander Y Baile Del Torneo 🏰

Lista de capítulos

Capítulo 1 ¡Adiós Y Hasta NUNCA, Hogwarts! Capítulo 2 Universidad De Londres 🤔 Capítulo 3 Profesor Tobias Prince 📜 Capítulo 4 Srta. Jean Puckle 🕒🔊😨 Capítulo 5 ¿La Conozco, Srta? 🤔🧐 Capítulo 6 ¿En Qué Lo Puedo Ayudar? 📕👂😱 Capítulo 7 Suspicacias De Un Slytherin 🐍 Capítulo 8 Reunión De Subterráneo ✒️📋📷 Capítulo 9 Cuando Quiera, Granger 🔎 Capítulo 10 Coincidencia Nocturna 🌃 Capítulo 11 No es malo 🌅🌧️ Capítulo 12 Verla Un Instante ❤️🦁 Capítulo 13 Querido Profesor… 👄 Capítulo 14 Querido Profesor Part 2 👄🔞 Capítulo 15 La Madre De La Joven – 1🍋🔉 Capítulo 16 La Madre De La Joven – 2 🧐😕 Capítulo 17 Impulsivo Part 1 🏰 🐍 Capítulo 18 Impulsivo Part 2 🚂🏰👄 Capítulo 19 La Anciana Y El Chocolate👗🔥🛤 Capítulo 20 La Caja De Cristal 🔓🧧 Capítulo 21 Piedras Y Cielo Nocturno ◾🔥🌃 Capítulo 22 LA BENDITA RADIO 📻 ⌚ Capítulo 23 EL BENDITO TELÉFONO – ☎️📞 Capítulo 24 ¡SUMERGIR LOS CELOS! Capítulo 25 CASA DE CAMPO Capítulo 26 El POCIONISTA SABE LO QUE HACE 🔥 Capítulo 27 ABUELO ESTIRADO 🤨 Capítulo 28 PARTE DE LA SORPRESA 🦁 Capítulo 29 MALFOYLONG 🧐🖋️📜🔥 Capítulo 30 Narcissa Está Embarazada 🤨🌋⚡� Capítulo 31 Te Voy A Degollar 🧠� Capítulo 32 Alex, Hermione, Scamander, Y Severus 🔥 🔥 💼 Capítulo 33 ¿Dónde Estás, Malfoy? 🤫🤺 Capítulo 34 Narcissa Black – Snape En Taxi 🚖� Capítulo 35 Super Mercado Muggle 🦁🐾💊 Capítulo 36 Flashes Del Pasado 😬 📸 Capítulo 37 Scamander Y Baile Del Torneo 🏰 Capítulo 38 La Familia Es Valiosa 🏰 � Capítulo 39 Confrontación, Éxito Y Accidente 🔪� Capítulo 40 Doble Problema Y Segunda Oportunidad 📖 🧠 Capítulo 41 Te Quiero 🟩🔺� Capítulo 42 Consultorio de terror 🔎 🐍 👶

El traslador les hizo un torbellino bajo sus pies, habían llegado al fin a Egipto, el hotel, el mismo donde estaba hospedado Malfoy Junior, Alex y el señor Newt Scamander desde un par de días antes.

-Wow, esto es moderno y antiguo a la vez, es extraordinario y maravilloso ¡No puedo creerlo! Me esperaba cualquier cosa menos esto -dijo Hermione en al aparecer junto a Snape, intentó guardar la emoción, su voz alterada se aguantó después de las primeras letras para no gritar y mas bien hablar bajito.

-Definitivamente no es el caldero chorreante -el sarcasmo de Snape era impecable.

-Pues yo sólo he sido una estudiante por muchos años, si hubiera trabajado aunque sea un año, me hubiera podido hospedar en otro lugar similar a este ¿Acaso no te has quedado a dormir en el caldero?

-A tu edad posiblemente un par de veces -Snape era muy presumido aunque Hermione pensó que con una casa cerca de Londres no tenía por qué hospedarse en otro lugar -Mi casa era Hogwarts- soltó eso como si le hubiera podido leer la mente a Hermione, al menos ella creyó eso.

De verdad, Hogwarts había sido por muchos muchos años, la casa de Snape y le dolía mucho cuando no podía quedarse en el castillo en las vacaciones de verano.

-No se vale leerme, yo no lo estoy haciendo, brujo.

-No sé de qué me hablas, señorita -negó rotundo e hizo un ademán con su mano izquierda.

El mago sostuvo la mano de la chica admirado y estudiando todo en torno de ellos, cada luz excesiva, cada línea blanca, dorada y de color natural en el marfil o lo que sea el material de lo que estaba hecho el suelo, el piso y las paredes.

Hizo pasos hasta el final del pasillo del inmenso vestíbulo, por unas escalerillas, sin verse perdido seguía de memoria las instrucciones de Newt, el cual no le había dejado de escribir vía lechuza los días que estuvo con ese par loco de chicos.

Al voltear a la derecha, entraron en la primera gran puerta café de arreglos un tanto coloridos y de alto relieve, incluso tenía pequeñas piedras incrustadas que formaban el rostro de un faraón. Atravesaron esa puerta sin tocarla, esta sólo se abrió.

Snape cerró la puerta una vez estuvieron seguros en el interior, agitó su varita y del gran bolsillo derecho en su levita, sobre el muslo, sacó dos pequeñas maletas que crecieron de forma rápida y empezaron a flotar detrás de ellos.

-Te he dicho que no vale la pena recordar el pasado, sin embargo no tiene que hacer más daño el día de hoy -habló pausado, Hermione se retiraba un suéter delgado, lo alzó sobre su cabeza exponiendo delante del mago una playera corta de mangas cero que también era corta hacia abajo, dejó ver su delgada cintura que gritaba en mis bocadillos ganan los vegetales, y además ese ombligo bonito y no completamente perfecto pero que él adoraba. La miró extasiado en cada movimiento, incluso cuando ella logró liberar el borde del cuello sobre sus rizos que cayeron y rebotaron por inercia sobre sus hombros y espalda -Ah, recuerdo… -no dijo más, esperaba que ella deje de moverse, además quería ver directo a esos ojos café que por la intensa luz en esa estancia enorme, tenían un brillo de paisaje mañanero soleado y además, aquella fuente de energía potente y cálida en todas las lámparas los hacía ver más claros, como la miel derramada en waffles pálidos.

Ah, Merlín ¡Qué belleza! Se dijo Snape.

-¿Qué sucede? -preguntó ella curiosa, dio unos pasos y al ver la primera superficie blanda a su izquierda se sentó. Sin darse cuenta había caminado cerca de seis metros en el interior de su suite.

Snape respiró profundamente, tragó saliva y la acompañó a su lado izquierdo, se desabotonó la parte superior de su levita gris oscuro, uno tan similar al que usaba cuando estaba en Hogwarts, apoyó su mano derecha en la cama para sostenerse mejor y cruzó la pierna derecha sobre la otra, relajado por completo.

Lo que había dejado de usar era su gran y larga capa negra porque no era necesario ya no hacía tanto frío ni en la universidad ni en cualquier otro ambiente que visitara en Londres aunque en ese instante estaban en unos de los lugares más calientes del mundo.

-Sólo esperaba que pudiéramos descansar un instante -pestañeó volviendo a ese aire importante, serio y atento-. Bien, te decía me hiciste recordar cuando Albus, Minerva y este servidor corrimos a la enfermería al enterarnos que el señor Wesley había sido envenenado, el profesor Horace los llevó y luego comentó delante de nosotros que la botella de hidromiel sería para Albus.

-Lo recuerdo ¿Qué pasa con ese momento? -ella aún no aterrizaba.

Snape entre cerró los ojos, extrañado de que ella no recordara las muestras de cariño al niño Ronald Wesley.

-Ese instante, fue el que me hizo preguntarte el primer día que hablamos en la universidad, acerca del Señor Wesley, porque todos quedamos sorprendidos de verte al pie de la cama y al borde del llanto en excesiva preocupación junto a su hermana, cuando tantos meses o un año atrás de ese evento, todos creíamos que tú y el señor Potter estaban juntos, que usredes sostenían una relación sentimental.

Hermione abrió los ojos y abrió la boca, negó enérgica después.

-¡Santo Merlín! Soy una boba, es cierto, tú estabas ahí ese día, y los profesores Minerva y Albus, Ron dijo mi nombre y Brawn se fue corriendo decepcionada -dijo eso rápido tan rápido como las imágenes chocaron detrás de sus ojos.

-Primor ¿Sabías que Albus le preguntó al señor Potter si ustedes dos estaban juntos?

-¡No, santo Merlín, Harry nunca me lo dijo! -la chica estaba alterada viendo hacia él con atención.

-Sí se lo preguntó, ahora lo recuerdo porque casi me lo dijo unos meses antes de morir, por eso fue una sorpresa verte junto al joven Wesley aquél día. Y desde entonces se me quedó esa impresión en la cabeza. Que ustedes dos habían terminado juntos después de todo, después de la escuela.

-Vaya pues Harry es como mi hermano, nunca pudo haber pasado nada con él… Y Ron, vaya, fue un error… Y bueno, él no quiso acabar la escuela -se quedó pensando- creo que me pasa lo mismo con él, ya sabes de que lo veía equivocadamente, te lo dije antes de que… Aquél día, ese día en el departamento de la universidad, cuando tú y yo -se sonrojó-perdimos la cabeza por el otro -lo soltó como en secreto.

Snape asintió, también tenía las imágenes ahí, frescas, admirado de retroceder en el tiempo unos meses y muchos días atrás y luego sentir que había ocurrido ayer.

Hermione sonrió, con un gesto de añoranza, de amor y curiosidad. Se le ocurrió decir algo rápido.

-Severus ¿Y te pusiste celoso desde entonces? -lo miró a los ojos-, ese día debí haberme visto como una niña ilusionada que no sabe nada del amor.

El mayor negó.

-Imposible, Hermione, ahí sólo eras una alumna insufrible para mí y además una carga sobre mis hombros impuesta por Albus Dumbledore.

-Ay, qué feo sonó eso, Severus -sonrió y bajó la cabeza.

Snape hizo una sonrisa de lado, no tenía nada que esconder, tenía que ser cien por ciento sincero, no tendría problemas con serlo.

-Ustedes tres me hacían explotar el cerebro, aunque tú has sido una niña buena, atractiva e inteligente, con un corazón inmenso y una preocupación auténtica por el bienestar de los demás, desde siempre -se acercó un poco a su rostro para besarla-, una de las mejores cualidades de tu única persona, hermosa. Y ahora eres una mujer excepcional.

Ella interrumpió el beso, en un instante, cerró los ojos triste, apretó los párpados y bajó la cabeza con una idea en su tonta cabeza.

-Yo, Severus…

-¿Qué Sucede, Primor? -susurró.

Ella tenía que decirlo, eso sentía, una necesidad grande comprobarlo aún si fuera estúpidamente imprudente.

-¿No te gusto porque me parezco a ella, cierto? Bueno, no me refiero a físicamente sino a… -el mago retrocedió preocupado, vio el gesto en esos ojos, su boca, su estado cambiar en menos de dos segundos a tristeza y decepción cuando Hermione no tenía que estar así. La joven siguió, insegura, se atrevió a comparar-, ella era de padres muggles, Gryffindor, ella era una de las brujas más inteligentes en su tiempo, una joven que se juntaba con chicos que buscaban problemas y te detestaban sólo por ser Slytherin, ella tenía buen corazón, el profesor Horace habló de ella muchas veces, era una chica noble y de buen corazón y creo que debo haberte recordado más porque su hijo era idéntico a su padre y él era mi mejor amigo.

Snape escuchó todo atento, enfureció, porque no aceptaría esa comparación jamás.

-¡No es justo! -alzó la voz de forma considerable-, no, no es justo y no voy a permitir que te compares con ella… Tú -apretó los puños-, tú eres diferente, para mí tú eres única y nunca se me ha pasado por la cabeza lo que dices ¡No! ¡No hay comparación!

Hermione se puso de pie, él estaba realmente enojado. Y el pocionista después de descargar ese nerviosismo se dio cuenta que la había asustado porque lo veía en fruncir de ese juvenil ceño viéndolo intensa a los ojos.

-No existe punto de comparación, son diferentes -intentó modular la voz aunque seguía nervioso-, sí es una pregunta tonta, señorita y no voy a permitirlo nuevamente.

-¿Aún la amas, cierto? -Hermione estaba jugando con fuego, sus ojos enrojecieron.
Y es que ella no sabía que el tema era delicado, sólo se dio cuenta hasta que observó al brujo en descomposición anímica.

Snape apretó los puños y sus cejas se encorvaron con tristeza, una tristeza profunda. Sin saber qué hacer. Tomó de los hombros a la joven y la empujó con ligera fuerza hasta que ella chocó con la madera de un adorno incrustado en la pared. El mago apretó los labios y de forma inesperada sus ojos se tornaron rojos y conmovidos, ella lo vio todo de cerca, arrepentida de haber provocado eso en él.

Aquél débil cuerpo alto estaba agitado, su respiración era desesperada porque quizá desde lo más profundo en su ser, peleaba, peleaba para que su carácter no se asome y destruya todo lo que tenía con ella hasta entonces, y al aguantar toda esa rabia e incomprensión su corazón se quebró y este le derrumbó el cuerpo entero.

Quiso hablar, movió los labios intentando algo, su rostro transformado y descompuesto sólo la miraron.

-Yo te amo ti, a ti -sus palabras fueron sinceras, apretadas entre sus dientes, como enojado y a la vez débiles, cargadas de tanta conmoción que en el ruido y conflicto de su cabeza no se escucharon- no es justo -negó con la cabeza, lento-, no es justo… Niña, no es justo que me hagas esa pregunta, Hermione ¿Acaso es difícil darte cuenta de quién soy contigo? hace unos horas te lo dije y me desespera que no me hayas entendido.

Sólo pudo repetir aquello.

Arrugó la playera de ella desde los hombros, la estudiante estaba asustada porque no sabía si él explotaría en cualquier momento y ahora quería encontrar la forma de remediar esa metida de pata, por eso no dijo nada y dejó que él siga con más.

-Sí, Hermione -los labios del mayor temblaron mientras asentía -, la amo -tragó saliva-, pero no como te amo a ti, la amo como tú amas a Potter y como ama a Wesley, ellos fueron parte de tu vida, tus manos, tu crecer en otro hogar, ellos te conocen como quizá a mi me falta conocerte, eran tu compañía y quizá más -miró el cabello de ella, sus labios, sus ojos como afirmando sus palabras- y a ti te amo diferente, te amo como un hombre completo -soltó lento y cada vez más débil.

Hermione sintió tristeza de verlo así, su voz no era gruesa por primera vez, era como si él llorara y se contuviera.

El mago la soltó y se dejó caer en la cama, su cuerpo hacía delante, sus cabellos lacios a los lados de sus mejillas, sus codos en sus rodilla y sus manos cubriendo su rostro.

La chica no podía creerlo, el hombre estaba llorando, sí lloraba, aquél hombre, ex profesor de pociones en Hogwarts un hombre que siempre fue muy rudo y duro y además tan frío tantos años, sin perder carácter y fortaleza. Ahora se cubría los ojos, sus hombros estaban derrotados, lloraba con dolor porque no podía sacarse de los recuerdos el día en que le dijo a Lily Evans “Sangre sucia”, además el día en que la amistad que tenía con ella, la cual había nacido cuando sólo eran unos niños, se acabó, y a la vez el día en que entre sus brazos su cuerpo estaba inerte y sin vida mientras la abrazaba. Nunca había sentido tanto miedo y dolor, tanto arrepentimiento.

Hermione sintió que su corazón se apretó en su pecho, le dolió, le asustó verlo así, aquello era como si se hubiera provocado dolor así misma, estaba sorprendida y a la vez no podía moverse, sólo verlo e intentar entender al mayor.

-La promesa de Albus era cuidarla y aquello se le escapó de las manos a ese anciano, ella murió porque decidí confiar su vida en un hombre en vez de hacerlo por mi cuenta, en vez de acercarme y disculparme… -decía todo a Hermione como si esa jovencita, su novia, le entendiera- Debí acercarme y alegrarme por ella, debí entender cada decisión que tomaba mientras crecía, incluso la decisión de alejarse de mí por mis malos pasos, pero nunca dejar de protegerla.

En esas últimas palabras ella comprendió algo, el resto no lo captaba por completo. Tenía que hacer algo.

-¿Me dices fue culpa tuya que muriera? ¡No fue culpa tuya, Severus! -Hermione se arrodilló frente a él, su voz salió suave y colocó sus manos sobre las de él, con sutileza, luego al ver que él no cedería en mostrarle su rostro lloroso, colocó sus manos sobre la tela de su levita a la altura de su pecho -Los padres de Harry estaban en la orden del fénix y ellos peleaban contra Voldemort, sabían a lo que se enfrentaban, y entre todo lo que ocurría en esas épocas, sabían que arriesgaban la vida.

Snape intentó calmarse para hablar.

-Si yo me hubiera quedado como su cercano después de que peleamos, ella aún seguiría con vida y Harry no hubiera crecido en esa situación tan paupérrima.

-No, todo sucedió con una razón, nosotros, los demás no lo sabemos, Harry vivió en medio de todo ese ambiente peligroso en el que Voldemort estaba ganando. Ahora sabemos que Harry vivió porque Voldemort quiso no fue sólo por su madre o su padre o porque tú no protegiste a tu amiga -Severus, perdóname, no quería tocar este tema nunca, sólo pensé que teníamos la suficiente confianza para mencionarlo sin que doliera. Lo lamento de verdad y así como tú no puedes aceptar que me compare con ella, yo tampoco voy a aceptar que te eches la culpa de su muerte, porque no tienes la culpa -dejó todo su corazón en esas palabras.

Snape empezó a calmarse y no por escuchar algo que sonaba incluso para él, razonable, sino por escuchar esa voz, otra voz que no fuese la suya sacando otras conclusiones en vez de señalarle como culpable.

-Lo lamento, Severus, ahora entiendo que te duele, prometo que respetaré aquello y no volveré a mencionarlo.

-Espera -el mago se detuvo radicalmente en el agitar de su angustia, la vio a los ojos- Todo está bien, mi amor, sólo es una herida que empieza a cerrar, lo prometo, y sí podremos hablarlo después, es sólo que… -sus labios temblaron de nuevo y su tristeza volvió con fuerza- No sé si podré olvidar su rostro y su cuerpo sin vida en mis brazos y a Harry a un lado en su cuna llorando, el cuerpo de James intentando alcanzar a ambos, a su familia -empezó a llorar de nuevo y esta vez la joven lo acompañó.

Ella no supo qué más hacer que sólo abrazarlo el tiempo que sea necesario.

***

En otra habitación del mismo hotel, a unos veinte metros sobre el mismo pasillo, estaba un hombre de cabellos canos y rizos sentado sobre un mueble diván viendo a la cama donde un joven de cabellos castaños llamado Alex jugaba cartas con un Rubio platinado.

-Bien, este tipo de juego lo aprendí en mi viaje a Nueva York el año pasado donde me encontré con la que es ahora, mi esposa y le pedí que sea mi novia.

-Se llama “canasta”, lo sé, me refiero al juego. Tengo tíos ahí que son unos apostadores empedernidos -Alex estaba animado, ya había ganado en Póker y en veintiuno.

-¿Qué juego no sabes, ladrón de galeones? -Malfoy lo desafiaba con la mirada.

-Sé muchos ¿Entonces estás casado? -Preguntó Alex, súper curioso ya que el jovencito le parecía atractivo.

-Niños -habló el anciano mientras metía a un roedor dentro de su levita, este pequeño mamífero era como un jerbo pigmeo aunque con la cabeza más grande, la cola muy larga y los ojos más bonitos -El profesor Snape ya debe haber llegado, uno de los dos vaya a buscarlo -sugirió amable.

-Yo no iré, si le interrumpo mientras da cariños a su novia, me matará así que, que vaya Alex.

Alex lo vio a abrió los ojos en susto.

-No, yo no iré, casi ha intentado ahorcarme dos veces y ha sido suficiente -Se negó asustado, le caigo mal.

-Entonces iré yo -dijo Scamander.

-Espere, señor, compruebe que la pareja haya llegado al hotel, y si llegaron, compruebe que no están pegados como goma muggle derramada sobre papel blanco -Draco se había convertido en un chico con falta de delicadeza a pesar que antes ya era imprudente.

Scamander sonrió de lado y Alex se tapó la boca.

-Discúlpelo señor, ha, ha,ha me disculpo por él -Alex quiso disculparse por Draco.

-Yo no necesito que alguien me defienda, además es verdad, ese par está muy melosamente enamorados -siguió Draco.

-Ambos tienen el ser tan fuerte y puro como para estarlo del otro -la voz del mayor, grave y gruesa se dejó sentir con autoridad en esa enorme estancia-. No conozco a ninguno en persona, pero de ambos, el mundo mágico habla maravillas.

-Granger impura no es la gran cosa -el rubio soltó rápido.

Y Alex se enojó por su tono despectivo, se puso de pie al mismo tiempo que Draco lo hizo al cansarse del juego de las cartas y además al atreverse a hablar así de su mejor amiga.

Una sonrisa y rostro rojo se mostró delante del rubio.

-Vuelve a decir eso de ella y te rompo la cara -advirtió el castaño.

Draco sonrió y movió los labios para hacerlo pero fue interrumpido por el Señor Scamander quien salió de inmediato por Hermione Granger.

-Los buenos magos y brujas ya no se definen por si tienen padres magos o si son de sangre pura, y lo que digo se ajusta con el ejemplo que han dado otros magos que teniendo nombres prestigiosos y además apellidos de sangre pura, presumían alta alcurnia o excelencia y en realidad han sido una vergüenza para nuestra sociedad.

Draco no dijo nada, ya que entre esos magos estaba el ex presidiario Lucius Malfoy, su padre.

-Además, Draco -Alex no conocía al mago de cabellos rubios-, Tú no conoces a Hermione Granger, ella es una persona maravillosa, inteligente y tan hermosa -el tono y emoción que usó hizo que tanto Scamander como Malfoy abrieran los ojos sorprendidos.

-No me digas que te gusta Granger -Draco soltó sorprendido.

-Por su puesto que sí ¿A qué mago no le gusta?.. Es excitante estar cerca a ella, además es mi mejor amiga.

-Ahora entiendo por qué Snape quiso ahorcarte -dijo como cualquier cosa y miró al anciano, aburrido -¿Entonces irá usted a buscarlos?

-No jovencito, ahora irás tú como castigo… -no terminó de decir cuando se escuchó golpes en la puerta de su estancia.

-Apuesto que son ellos -soltó Alex, emocionado. Prácticamente corrió hacia la puerta, tomó la manija y la giró para abrir.

El mago pocionista ingresó sin saludarlo y se dirigió frente a Scamander para hablar con energía y firmeza.

-Un gusto verte a salvo, Newt, después de estos dos días con un par de vagos -se refería a los mocosos, los miró y desencajó la mandíbula, el genio le había regresado de inmediato después de esa catarsis con Hermione.

Scamander quiso reír al escucharlo.

Hermione en cambio saludó a todos con un “Cómo están, qué gusto verlos”

Vio a Alex y este fue hasta ella para abrazarla enérgicamente como si no la hubiera visto en semanas, algo que por su puesto molestó muchísimo a Snape porque ese par tenía una relación muy fuerte e intensamente amorosa que le provocaba ganas de vomitar y de acabar con un niño de sonrisa coqueta.

-Oh, te extrañé mucho, pequeña -soltó Alex en su oído mientras que con sus brazos la apretaba a él intensamente y además cerraba los ojos, con placer.

Hermione hacía lo mismo, estaba alegre de verlo.

-Sí Alex, sí, ella también te extrañó, así que ya deja de impregnarla de tu asqueroso olor -Le gritó con energía a su alumno.

Scamander se aguantaba la risa.

-Severus, tengo lo que me encargaste, lo que significa que ya no es necesario que nos quedemos, sólo la cita el día de la prueba.

Snape entre cerró los ojos.

-Es magnífico, Muchas Gracias, no pensé que él te lo diera tan fácilmente.

-Bastó decir que veníamos de parte de la universidad de Londres además de mencionar tu apellido, De verdad te digo, Severus, te tienen mucho respeto por estos lares, Jovencito.

-Yo no sé por qué, si yo los detesto a todos -Snape no estaba de muy buen humor que digamos.

-Bien, no tenemos nada que hacer aquí, el paquete te llega en la mañana a tu casa.

-¿Cuál casa, Newt? -Snape soltó veloz.

-Me refiero a la casa donde vives ahora con tu joven novia.

-Ah, pensé que aún sabías la antigua dirección, aquél lugar ya no existe.

-Comprendo. Entonces nos vamos, enviarán también al niño a tu universidad, él irá acompañado de su familia -se refería a otro niño poseído.

Snape asintió y se acercó al hombre mayor para decir algo en secreto, dando unos pasos hacia la puerta.

-De verdad agradezco que hayas conseguido lo que necesitaba porque te iba a pedir que me cubras. Verás, me han pedido que vaya a Hogwarts a hacer un par de diligencias.

-Está bien, no tienes que estar apresurado -le dijo Scamander, tranquilo y paternal, le tocó el codo con ese saludo masón común en él.

***

Era la tercera vez que Snape le había lanzado el hechizo “Reverte” a su compañía porque no podía evitar besarla, quitarle todo el pintalabios muggle y un poco del maquillaje de sus pestañas, al sostenerla con energía por el rostro con ganas de más. Los labios de ella le eran tan incitantes cuando se veían así de rojos, además de su suavidad y ese sabor que te invitaba a morderlos, jugar, danzar en ellos con su lengua como solía hacer desde que estaban juntos. No era de extrañarse que los besos subían demasiado de tono por parte de él, además que ella no lo frenaba sino que lo seguía a la misma intensidad, ella había aprendido eso con él, a dar lo que recibía sin saber a dónde eso podría llevarlos, sin embargo la prudencia regresaba a ella.

Ahí estaban, recién llegados, pisando el camino por donde las carrozas llevaban a los estudiantes desde la estación de tren al al castillo, aún a cuarenta metros lejos. Hermione lo veía a los ojos vistiendo el uniforme de egresada para la casa de Gryfindor, un traje elegante similar al de la escuela pero con un color completamente uniforme de gris claro y rojo y él le hacía caminar prácticamente de espaldas al castillo cuando se le ocurría ir a ella y besarla.

(montaje mío)

-Profesor, ya casi llegamos -advirtió con pudor separándose de él unos pasos, recuperaba el aire.

-Ellos saben que estamos juntos… -el mayor dijo como si nada, arreglando sus ropas y tomando postura recta, también intentaba tranquilizar su respiración.

-Sí pero no tenemos que presumirlo delante de los alumnos, ellos no deben saberlo, los confundiría, además muchos nos han visto en época de Guerra, eran pequeños.

-Mh, sabía que me dirías eso así que guardé el profeta del sábado pasado hasta hoy para dártelo -le entregó en sus jóvenes manos después de que lo sacó de su bolsillo y dio unos pasos para adelantarse, sin mirar atrás.

Hermione hizo un lumus mientras abría las hojas del diario para abrir la boca de sorpresa al leer en un título pequeño “El Héroe de guerra Severus Snape se besa con su ex alumna…”

-¿Quién te avisó del artículo, Severus? -dijo alterada.

-¿No has visto la portada? -volteó y habló con un ceja alzada.

Hermione no lo había visto, porque si hubiera puesto el ojo ahí primero hubiera notado la fotografía tamaño página completa donde Severus Snape la besaba en el pasillo del segundo piso en la universidad de Londres.

-¡Merlín! Severus te dije…

-No es culpa de nuestro cuidado, fue Rita Skeeter, esa mujer me ama aunque disfrutaría mucho verme hundido, cree que eso me puede dar mala reputación señalando que quizá tú eres menor de edad.

-Tengo diecinueve años de edad, bueno, a punto de cumplir los veinte… ¡Ay Severus, todos los chicos deben haberlo leído el martes! -Se tomó las sienes, se sentía levemente avergonzada y no sabía por qué.

-A ella no le interesa, primor, ella escribió que tienes diecisiete. Y sí, todos los jóvenes saben o al menos los que leen el profeta -Dijo importante.

-Mira, es Filch -Señaló Hermione a Severus.

El guarda llaves del castillo venía desde el mismo camino que ellos.

-Buenas noches -Snape le habló al hombre no precisamente con mucho gusto y amabilidad.

En ese instante, el mayor les saludó y les hizo caminar detrás de él para ingresar. Dio unos pasos y tomó una maleta regular que Snape había llevado como equipaje de ambos, está flotaba detrás de los invitados.

-No es necesario, hombre -Snape no quería que toque sus cosas.

Hermione se olvidó y por un momento quiso tomar de la mano al mago para decirle de forma delicada que se portará mejor, obvio no lo hizo, sólo lo miró con acusación y Severus le sonrió.


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(Cap en edición)

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