Impulsivo Capítulo XXXIX Confrontación, Éxito Y Accidente 🔪

Lista de capítulos

Capítulo 1 ¡Adiós Y Hasta NUNCA, Hogwarts! Capítulo 2 Universidad De Londres 🤔 Capítulo 3 Profesor Tobias Prince 📜 Capítulo 4 Srta. Jean Puckle 🕒🔊😨 Capítulo 5 ¿La Conozco, Srta? 🤔🧐 Capítulo 6 ¿En Qué Lo Puedo Ayudar? 📕👂😱 Capítulo 7 Suspicacias De Un Slytherin 🐍 Capítulo 8 Reunión De Subterráneo ✒️📋📷 Capítulo 9 Cuando Quiera, Granger 🔎 Capítulo 10 Coincidencia Nocturna 🌃 Capítulo 11 No es malo 🌅🌧️ Capítulo 12 Verla Un Instante ❤️🦁 Capítulo 13 Querido Profesor… 👄 Capítulo 14 Querido Profesor Part 2 👄🔞 Capítulo 15 La Madre De La Joven – 1🍋🔉 Capítulo 16 La Madre De La Joven – 2 🧐😕 Capítulo 17 Impulsivo Part 1 🏰 🐍 Capítulo 18 Impulsivo Part 2 🚂🏰👄 Capítulo 19 La Anciana Y El Chocolate👗🔥🛤 Capítulo 20 La Caja De Cristal 🔓🧧 Capítulo 21 Piedras Y Cielo Nocturno ◾🔥🌃 Capítulo 22 LA BENDITA RADIO 📻 ⌚ Capítulo 23 EL BENDITO TELÉFONO – ☎️📞 Capítulo 24 ¡SUMERGIR LOS CELOS! Capítulo 25 CASA DE CAMPO Capítulo 26 El POCIONISTA SABE LO QUE HACE 🔥 Capítulo 27 ABUELO ESTIRADO 🤨 Capítulo 28 PARTE DE LA SORPRESA 🦁 Capítulo 29 MALFOYLONG 🧐🖋️📜🔥 Capítulo 30 Narcissa Está Embarazada 🤨🌋⚡� Capítulo 31 Te Voy A Degollar 🧠� Capítulo 32 Alex, Hermione, Scamander, Y Severus 🔥 🔥 💼 Capítulo 33 ¿Dónde Estás, Malfoy? 🤫🤺 Capítulo 34 Narcissa Black – Snape En Taxi 🚖� Capítulo 35 Super Mercado Muggle 🦁🐾💊 Capítulo 36 Flashes Del Pasado 😬 📸 Capítulo 37 Scamander Y Baile Del Torneo 🏰 Capítulo 38 La Familia Es Valiosa 🏰 � Capítulo 39 Confrontación, Éxito Y Accidente 🔪� Capítulo 40 Doble Problema Y Segunda Oportunidad 📖 🧠 Capítulo 41 Te Quiero 🟩🔺� Capítulo 42 Consultorio de terror 🔎 🐍 👶

La chica se quedó viendo a pesar de que Snape la sostenía del brazo.

-Déjame ir, Severus -pronunció lento, triste. La estudiante no imaginaba una noche así.

-No, no vale la pena, Hermione -el mayor intentó usar una voz calma aunque la realidad fuese que estaba más alterado que ella.

-Te prometo que no haré lío, sólo quiero verlo a los ojos y felicitarlo —su ceño joven estaba herido.

El pocionista se puso alerta sabía que ella estaba destrozada, era demasiado.

Giró para buscar a Alex quien estaba detrás de ellos también atento a lo que sucedía, Snape quería decirle al chico “síguela no le permitas tener un duelo”.

Alex tenía conocimiento de los problemas personales de Hermione.

El adulto movió la muñeca atrayendo la atención del joven Alex, lo miró intenso con el ceño fruncido y el chico obedeció sin pensar más de una vez.

¿Desde cuándo Snape le ordenaba? Pues el mayor mandaba a todos en la facultad de Dacao en la universidad de Londres ya que no tenía una autoridad sobre él más que el Rector de toda la universidad.

Alex se quedó a la derecha de ella como a dos metros y el pocionista se acercó desde el lado izquierdo, había sacado su varita no para cubrir a Hermione sino para hacer todo lo contrario, impedir que ella haga con su magia alguna barbaridad.

Por otro lado, ella se acercó paso a paso a espaldas de su progenitor, quien por culpa de toda esa gente no pudo distinguirla hasta que ella le tocó el hombro derecho y de inmediato este giró media vuelta para verla y encontrarse con una joven hermosa que conocía bien.

Snape lanzó un hechizo para devolver la memoria al papá de la chica por si la otra mujer se la había quitado por completo. Esa magia era casi imperceptible entre tanta gente al rededor, el hilo transparente tocó el pecho del hombre y este abrió los ojos como si fuera la primera vez después de un año, un enorme vacío de tristeza se plantó en su corazón, fuerte angustia, certeza de estar lejos porque el mago no sólo había hecho que recuerde su vida pasada sino también la que había llevado con esa mujer que ahora no sabía si conocía bien.

Se sentía avergonzado porque la venda se caía delante de sus ojos, eso era justo, todo tenía que suceder así.
Las lágrimas casi lo cegaron acumuladas y apunto de salir, Hermione se lanzó a sus brazos tempestivamente y lo calmó.

Nadie más que ellos podían ver lo que veían, ella en distintas etapas de su vida corriendo a él una y otra vez, sentimientos familiares, emociones y felicidad.

Alex abrió la boca sin creerlo porque no era una situación esperada, creía que se conmosionaría por ella pero se aguantó.

Snape vio todo con atención, asombrado, hasta terminó de cortar distancia con la chica y la tocó. Tocó a Hermione por el codo para tomarla a propósito y separarla del otro mayor.

La mujer se dio cuenta a tres metros y habló, en voz normal. El Slytherin leyó sus labios, dejó a su novia y fue hasta la otra como si fuera un escudo, logró tocar un poco del vestido de la Black para así alejarla cuanto antes.

-¿Qué has hecho? -la bruja repitió, miró sus ojos negros con enojo. El mago los había trasladado afuera del salón, al parecer en una taberna de Hogsmeade.

-Es hora de devolver un padre a su hija -ordenó Severus.

-Pe… Pero mi hija nació -tembló ella, sintiendo que todo estaba perdido.

-No voy a repetir lo que dije, señora Black, a menos que quiera la exponga delante de todo el castillo, lo que has hecho está mal y sabías que esto iba a pasar -movió su muñeca derecha como para ordenar una indicación.

Su patronus llegó al ministerio indicando el paradero de la bruja que había sometido al muggle bajo hechizos de sumisión, y por su puesto el nombre de ella “Mrs. Black” antes “Malfoy”.

Todo ocurrió en segundos, aunque el mayor personalmente ya había dado cierta información el día que la siguió hasta su casa, el lugar donde escondía al padre de Hermione.
Snape debía esperar que la mujer y la niña estén a salvo para poder hacer que la justicia actúe, y ese fue definitivamente el momento exacto o como pensaba el mayor “el colmo de todas sus interrupciones”. ¿Qué más podía hacer?

-¡Por favor, Severus! -sus ojos oscuros, empezaron a llorar.

Aparecieron dos aurores del Ministerio que resguardaban el castillo, ese pocionista casi arrepentido al fin había cumplido, que la madre de Draco antes de que Hermione se entere del nacimiento, sería entregada en manos del Ministerio por cargos de; Manipulación, magia oscura, daños y perjuicios a una familia muggle.

-Mujer, lo sabías… Esto tenía que acabar y lo trajiste delante de ella ¿Qué esperabas?.. Lo siento -a Snape le dolía, por alguna extraña razón le dolía ya que la niña nacida sería arrebatada de su madre y entregada a su padre quien ahora estaría sobre una odisea.

Snape regresó al castillo y encontró al padre de Hermione intentando explicar a la joven, desesperado, sin embargo ella no le reclamó una sóla cosa pues era consciente que de todo tenía culpa la bendita magia.

Erguido y seguro, Severus llegó hasta ellos para moverlos hasta una de las aulas vacías y ahí a puertas cerradas, aquel pocionista preocupado, se presentó e intentó arreglar las cosas con sinceridad e información.

-Buenas tardes, soy Severus Snape —se dirigió al otro mayor esperando dar un buena impresión. Bueno la realidad es que no, no esperaba que el hombre le pusiera atención.

-¿El profesor de mi hija, cierto? —claro que recordaba el “nombrecito ese”

-Así es, lo fui en la escuela y ahora en la universidad. Sin embargo mi presencia aquí no es como docente, Estoy aquí porque ella y yo… -la cara del hombre cambió, la voz del mago se hizo más gruesa y su postura más altiva-, estamos comprometidos. No puedo explicarle hoy pero prometo que conversaremos en un futuro no muy lejano, ahora hay cosas más urgentes que atender.

El padre frunció el ceño incrédulo ¿Cómo podría ser que ese hombre tan alto y de señas en el rostro maduras como él, fuera el novio de su hija?

-¿Cuándo sucedió? Espero que no en la escuela cuando mi hija era menor de edad —fue lo primero que se le ocurrió decir al señor Granger.

Snape no respondió, sólo hizo una sonrisa forzada, una venia y se llevó a la chica a su baile el cual por su puesto ya no disfrutó tanto aunque él intentó que sea diferente.

Tenía preparado una sorpresa, algunas cartas que escribió cuando empezaba a fijarse en ella las primeras veces que se encontraron ahí en la universidad y un regalo adelantado, un acceso entero y pagado de por vida a una sección de libros de investigación en la biblioteca Nacional de China.

El mago estaba nervioso por todo lo ocurrido aunque también emocionado por lo que diría.

—Eres única para mí, estoy rendidamente enamorado y ya no es un fastidio confesarlo, Granger —sus ojos se emocionaron pero se contuvo—, quería que esta noche sea distinta, lo juro y parece que muchas cosas al alrededor nos estorban siempre —bajó la cabeza y se acercó a ella para abrazarla muy fuerte—, has cambiado mi vida y ya no sé cómo decirlo, ahora mis palabras quedan cortas para hacerte saber lo que me haces sentir por estar conmigo. Gracias Hermione —susurró con cuidado.

—Severus, me pasa igual y cada vez más seguido, soy tan feliz contigo. Y… Mi amor, no tienes que decir “Gracias” hasta que me case contigo —dijo eso con intensión de hacerlo sonreír—, Sí quiero ser tu esposa, recuerda que ya había dicho que sí.

Snape ladeó una sonrisa.

—Todavía no estoy preparado para casarme —dijo exageradamente serio y explicativo y la chica soltó una pequeña risotada tímida acompañado de un manotazo en el alto pecho de ese hombre.

—¡Te odio, Brujo!

Snape cambió su semblante y se quedó prendido en sus ojos claros, su nariz, su boca, ese par de carmine que tanto gustaba rozar, tocar, aplastar, acariciar, saborear y sentir en todo su cuerpo.

Se acercó y le arrancó un beso suave, sus pieles se juntaron incrementando la tibieza y humedad con el pasar del movimiento, se hizo intenso, deseoso y posesivo hasta bordear lo pasional que se acompañó de las grandes manos del pocionista en el cuerpo de ella.

—¿Quiere ir al armario de ingredientes, señorita estudiante? —A Snape le ardía el cuerpo y quería apagar el fuego pronto. Se sintió en esa voz provocadora y sensual.

—¿Qué sucede con la fiesta? —la chica abrió la boca sonrojada hasta las orejas.

—Usted debe seguirme ahora, señorita, sin chistar —insistió el hombre con fingida autoridad y unas incómodas ganas de liberación en la pelvis de ese ajustado traje hermoso.

—Lo que usted diga —sonrió la chica.

Ambos salieron por un largo pasillo, el mago la jalaba de la mano sin ser brusco, sólo la guiaba hasta las escaleras por donde luego bajaron al pasillo inferior, Snape vio rápido el famoso almacén de sus completas horas pasadas viendo al rededor con seriedad y discreción.
La hizo pasar con elegancia que antes le sobraba, sacó su varita y con dos hechizos la encerró con él en un espacio de una sola tea en lo alto prendida con llama roja, a su alrededor repisas del suelo hasta sobrepasar unos metros casi tocar el techo, la tea no precisamente iluminaba mucho, no tanto como la pequeña claraboya con salida al exterior del castillo.

El corazón de ambos latía veloz, el mago ahí en ese espacio y ella vestida de forma elegante, su postura erguida descansó apoyado hacia su hombro izquierdo observando a esa mujer con peinado de princesa.

La chica observó al rededor recordando pocas veces ese lugar, no podía quitarse lo agitada y para colmo esos ojos negros, su mirada profunda de autoridad la jaló hacia él con deseo. Ella se movió primero, se acercó a tocarle el pecho y él bajó su rostro para no perderse nada. Aquellas tiernas manos le tocaron el torso, sus clavículas, subieron hasta sus hombros y le empujaron el saco largo de gala hasta los antebrazos para deshacerse de este. Sus pequeños, largos y elegantes dedos le desabotonaron el chaleco, la camisa y su boca le besó el centro de su cuerpo.

Snape no aguantaba más.
Se adelantó para apretarla entre sus brazos, la cintura, acariciar la piel de su cuello con sus besos húmedos y pegarse más a ella. Con prisa le arrimó la tela, la jaló y rompió hasta desnudarle el pecho y tomar por encima de esa tela delgada que sostenía sus curvas superiores, esos pequeños botones de carne color rosa, con sus grandes manos las rompió por la mitad y su boca se abrió por completo para meter dentro uno de esos dos montes firmes casi hasta la mitad.

Hermione cerraba los ojos con placer mientras pensaba en él, en esa situación donde el peligro de que los encuentren les preocupaba pero también acrecentaba sus soñadas formas de tomarse dentro de ese castillo.

Snape succionaba con fervor mientras sus manos amasaban con cuidado y luego la atrapaban por la cintura para juntar más sus pelvis, bajó su mano derecha desesperado por seguir quitando más tela clara de sus propósitos, para deleitarse de ella en todo su esplendor y natural ser.

—¡Ah te quiero morder! —el mago rugió con gravedad y susurro provocando en ella un desvarío caliente de dolor y placer.

—¡Mor… Ga… Na! —soltó ella lento y casi sin ser clara.

Sus pequeñas manos le abrieron rápido el cinturón al mago y luego el broche de metal del pantalón oscuro, tocó la erección de Snape como suya metiendo por completo su mano dentro de esa apretada y caliente ropa interior.

Snape soltó aire con violencia en su cuello y luego atrapó su boca para besarla feroz y desesperado.

La chica correspondió con la misma intensidad bajando con ambas manos el bóxer del mago, y sintiendo su caliente y latente erección apretada en su vientre desde su pubis hasta sobrepasar la mitad de su joven ombligo. Sus manos y brazos se alzaron adivinando lo que Snape haría, lo rodeó por el cuello para besarlo, poniéndose de puntitas ya que él era de mucha mayor altura.

La cargó por ambos muslos después de que el vestido cayó hacia atrás de su cuerpo, deshecho. Ella estaba completamente desnuda para él tan excitada que él imaginaba podría lograrlo si era constante e intenso mientras la besaba.

Pero aún no lo hizo porque una melodía conocida se alzaba lentamente al rededor de ellos, una muy conocida, de conocimiento y esfuerzo que se alzó y alzó inyectando momentos que recorrieron sus venas, recuerdos de quiénes eran y quiénes dirigían sus melodías. Justo en el año donde cantaban los himnos del colegio.

Snape la besó con intensidad unos largos segundos hasta dejarla sin aliento dejando correr la melodía que se alzaba cada vez más. En un astuto movimiento certero se introdujo en ella para ser abrazado y rodeado con hambriento anhelo, suspiros cómplices, comentarios sin letras, clandestino encuentro en su lugar perfecto oscuro y de pociones.

Seguía un largo popurrí de canciones en las bocas de quienes pertenecían al coro escolar.

La siguiente, “Doble problema”

Y ellos ya no escuchaban palabras a pesar que conocían la letra.

Tres o cuatro canciones de fondo mientras el vaivén y energía de Severus provocaban otros coros.

Susdorosos y agitados, con los ojos cerrados disfrutaban del otro mientras se besaban hasta el cansancio.

Con cada intromisión ella perdía el aliento, la voz, lo necesitaba, su fuerza e increíble sensación donde parece que ya no tienes cuerpo y se acumula la sangre caliente en el estómago, los ojos se nublan, la tensión y el contacto desaparecen para subir hasta el cerebro una furiosa corriente.

—Ah, sí, Hermione… —Snape la animaba porque podía sentirlo, podía sentir cómo ella se enloquecía cada que él aumentaba la velocidad y la energía, constante. Sabía que se derretía entre sus brazos, que a ella le gustaba en demasía, así justo en ese instante certero —¡Ah, mi amor, sí, sí! —la besaba aguantando lo más que podía.

La chica perdió fuerza por unos instantes sin embargo al recuperarse rápido se sujetó por las caderas del mayor con más fuerza y dejó que él se goce en ella a su antojo, sus brazos lo sujetaban por el cuello y su mirada a veces bajaba para intentar ver su increíble tortura pero él volvía a pedirle los labios una y otra vez.

La voz de Snape se agravó, apretada entre sus dientes.

—¡Merlín! ¡Te adoro! ¡Ah!

Siguió y siguió errático sin poder hablar aguantando la respiración para sentir más.

Hasta que se quedó quieto abrazando su grácil cuerpo por la cintura y así empezar a respirar lento en el oído de ella cada que toda su energía se liberaba adentro.

—Sí, mi amor —soltó ella lento y con empático descontrol.

Para ambos sería imposible calmarse así que él la soltó y la abrazó, después de unos pequeños segundos, la besó.

Ella empujaba su lengua dentro de la boca de él quien débil intentaba emparejarse con su ritmo pero no, no lo logró. Necesitaba aire porque su corazón se salía de su pecho.

Su rostro rojo y varonil la miró, el mago atrapó sus labios despacio con mordible beso y la apretó.

—¿Quieres ir a bailar? —Snape alzó una ceja mientras su hablar aún lo mostraba cansado.

—Sólo si me arreglas el vestido, señor mortífago.

***

Esa noche, el padre se quedó en el castillo, Snape había pedido a Minerva que lo instalen en su ex habitación ya que el espacio en las Mazmorras era grande, sin embargo la directora no creyó conveniente un espacio tan frío para un bebé recién nacido.

Dos elfos juntos al pocionista reinstalaron al muggle y a la recién nacida en el tercer piso de lado sur por las escaleras libres que conectan el gran comedor y la salida rápida a las afueras del castillo donde el reemplazo de Hagrid sería el ayudador hasta que se encuentren signos mágicos en la pequeña. Sí, Minerva quería dar su cuidado a esa pequeña.

*

¿Qué pasaría con la madre de Hermione?

Aún estaba pendiente arreglar ese asunto, después de que Hermione y Severus decidieron al final no esconder del todo lo sucedido, pensando que la mujer era madura y comprensiva para darse cuenta que nunca fue mala intensión del señor Granger sino simplemente un accidente.

***

Dos semanas después de ese desafortunado evento, la chica iba a visitar a su padre al castillo cada que podía así fuera por media hora ese día.

Draco y Luna incluso tuvieron sentimientos por la bebé la cual no tenía la culpa de todo lo que había ocurrido, además que le recordaba a ambos que también serían padres que la vida frágil de un ser necesitaba amor.

*

El profesor Snape casi listo por la última prueba de la poción “Impulsivo” se vio rodeado de Alex, Draco y Hermione en un exitoso final aunque otra vez terriblemente accidentado.

El chico Alex, distraído, cayó dentro del enorme caldero blanco junto al cuchillo con el que había cortado bastones de jicama para comer a escondidas con una botella de polvos picantes mágicos, los cuales estaban en sus amplios bolsillos. El obscurial ya había sido separado y destruido del niño, felizmente el castaño no lo aplastó.

Gracias a Merlín ninguno estuvo en peligro y su caída fue justo después que el hechizo había terminado.

Sin embargo, aún si saber si era algo bueno o malo, sólo uno de todos pudo notar que hubo un cambio en la actitud del muchacho, de Alex. Esa persona que lo notó fue Snape quien lo veía más apagado y serio cuando la chica se acercaba a él.

—Señor Alex —Snape lo llamó al final de la clase después de esperar que el susto le pase, por lo menos unos seis días más.

El chico no encendió las mejillas como usualmente lo hacía, ahora se mantenía más centrado y concentrado en sus apuntes universitarios.

Snape tuvo que caminar hasta el final del aula, el lugar que ahora era el refugio del castaño, raro, antes sólo quería hasta estar de la mano con su linda y joven novia sin dejar de charlar cada que podían.

—Señor Alex ¿Puedo saber cómo se encuentra? —Severus no quiso usar legeremancia pero el chico parecía que le animaba. El silencio en su ceño fruncido lo impacientó.

Y más porque el niño bonito ni si quiera lo miró.

Hizo el hechizo silencioso para navegar en esa tibia mente y entonces encontrar un conflicto extraño, al chico le preocupaba su hermano menor y tenía a Hermione en su cabeza, pero, algo más, el mago se dio cuenta que ya no como siempre sino como tanto tiempo se temía, un interés diferente y detallista.

—¿Usted está sordo? —exigió el mago mayor.

—No señor —seguía guardando sus cosas y al cerrar su maleta de piel negra, lo miró. Lo miró de una manera que se expuso como gran decepción —¿En qué puedo ser útil, profesor?

Snape se extrañó, incluso su voz no era la misma de antes. Esa odiosa energía coqueta se había esfumado.

Debió haber algún problema en esa poción, en el accidente o con la chica se había peleado.

***

Tres horas después justo a la salida, la chica se despedía alegre de dos de sus amigas, el mago bien vestido la esperaba impaciente por preguntar.

—Hola.

—Hola Severus, ya voy —una de las chicas le dio su cuaderno al regresar con ella y se despidió de un beso en su mejilla.

El mago se quedaba siempre unos segundos demás contemplando esa manera en que la emoción se hacía en sus ojos juveniles por verlo. Eso lo alimentaba de vida y no se comparaba con nada que hubiera sentido antes.

—Hola, me hace sentir pleno verte otra noche, primor —era la primera vez que decía algo como eso, esperaba tener una buena reacción.

—Mi amor —se sonrojó de inmediato pero luego se concentró en el apuro del mayor—… Leí tu nota e intenté salir antes pero no pude… Y bueno ¿Qué crees? —cambió de tema rápido para no olvidarse de la información.

—¿Qué sucede? ¿Es acerca de tu padre y su odio hacia mí?

—Naa, no es eso, es que le conté a Alex que nos vamos a casar pronto —dijo emocionada.

Snape empezó a atar cabos rápidamente.

—Ah, justo de él quería hablarte ¿A qué hora se lo has dicho?

—Hace varios días por la mañana, se lo dije antes de que regresaras a clases después del proyecto y estaba muy feliz por los dos.

El mago se dejó tomar de la mano y la acompañó hasta donde ella se dirigió, unos metros hacia el norte en el campo abierto a espaldas del edificio principal.

—Pues yo no lo vi feliz esta tarde. Por unos minutos después de leer su mente pensé que debía hechizarlo, que había sido alguna consecuencia del accidente así que hice algunos finites y otros hechizos de liberación y a pesar de todo su actitud no cambió. Se ve diferente.

—Pues claro que está triste, nos casaremos y él está enamorado de ti.

—Mh, al leer su mente no me vi, te vi a ti en muchas escenas.

—No Severus, no empieces de nuevo, no le gusto yo. Quizá me ama pero porque soy su mejor amiga.

—Mh, no tengo buena espina de todo esto y te lo digo porque nunca me equivoco.

—Si te hace sentir tranquilo, nunca se acerca a mí con malicia o ha intentado besarme, Severus.

Snape se pudo en alerta.

—No dije eso, en su mente él veía detalles de ti que sólo un hombre como yo notaría, aunque nunca he tenido una amistad como la que él tiene contigo por lo que hay una constante sin responder que no me deja tener la razón, ahora estoy seguro que no fue un efecto de la poción porque he eliminado todo rastro que pudo haber quedado, de lo que no estoy seguro es de haber visto una mente enamorada de mí. El chico parece admirarte a ti ahora.

—Severus, eres tan egocéntrico que quizá no puedes notarlo, hoy mismo me dijo en la mañana que te veías bien en tu levita azul Oxford nuevo. Y que tus labios son antojables —la chica se ruborizó al igual que cuando lo escuchó ya que Alex estaba hablando de su novio “Su novio”.

—¿Lo dijo él primero o tú sugeriste el tema? —el lago a veces de verdad analizaba pero a ella le causaba risa.

—Ahora que lo recuerdo yo lo sugerí. Pero cree en mí, tú le gustas y mucho.

—Aún siento que hay mucho misterio al rededor de su vida, sus padres están muertos, su hermano es muggle y los papeles dicen que estudió en Durmstrang sin embargo en tantos años y salido de ahí no tiene acento búlgaro, sueco o noruego. Dice que ha trabajado para el ministerio internacional sin embargo en todos mis años representando a Hogwarts no lo he visto en las reuniones ni una sola vez.

Hermione se extrañó rápido ya que el mago tenía razón.

—Pues los papeles los tienes tú ¿No lo has investigado? —frunció el ceño con rostro confundido y luego recordó—, creo que sí tenía acento en el principio pero de eso ha pasado tanto, como no me fijo no sé cuándo desapareció.

—No, no me tomé el trabajo de revisar profundamente su historial porque venía recomendado, sin embargo quizá sea necesario verificarlo ya que en esos tiempos otras cosas me mantenían ocupado  —recordó que en esas épocas estaba dispuesto a conquistar a la joven y el chico llegó tarde incluso en la elección del equipo de trabajo.

—Hagamos las averiguaciones, tienes acceso a su pasado, eres el Decano de la escuela profesional. ¡Vamos, Severus! —animó al mayor—, hoy tendré que estudiar así que podemos encontrarnos en casa antes de dormir.

—Son las siete, vamos a casa y saldré por sus sus documentos mientras cenas algo con los elfos y terminas tus asuntos, primor —Snape estaba inquieto, tenía muchas ganas de resolverlo.

—Gracias, amor.

***

El mago ya no estaba tan intranquilo después de conversar con Hermione quien era la primera persona que no le mentiría acerca del chico, ella no había notado nada y quizá él sí exageraba en sus presentimientos exagerados por los celos.

Tomó los documentos del chico leyó de donde venía y sí, el chico venía de trabajar en el Ministerio de Magia, no sólo el internacional sino el que tanto Snape como Hermione conocían bien por fuera y por dentro, además también era egresado de Durmstrang pero justo ahí se acabó toda la sinceridad que el chico había expuesto, el chico sólo había estudiado ahí su último año de escuela mas uno de repetición pedido por el mismo Karkarov.

Dos años de artes oscuras, esto es interesante. Se dijo Snape quién no lo juzgaba por eso sino porque él no podía ser así como era con esa enseñanza, el chico al llegar y volverse amigo de la chica se comportaba exageradamente extrovertido y alegre cuando Severus conocía bien qué clase de carácter formaban ahí en Durmstrang.

¿Dónde estudió los años anteriores? Snape quería saber más de él y no lo había visto antes porque uno al contratar a alguien o hacerlo parte de un grupo de investigación no le revisas la secundaria o el instituto escolar de magia sino la experiencia final y laboral.

Al bajar con su puntiagudo dedo pocionista tocando apenas el papel, pudo leer con grandes letras que el chico venía de la escuela Hogwarts ¿El chico se lo habría dicho a Hermione? Quizá sí pero ella posiblemente lo había olvidado.

Snape estaba seguro que era mucho mayor que ella sin embargo no sabía con exactitud. Se sumergió en los documentos y lo comprobó, él era mayor que ella por cinco años aunque cuando estuvo en Hogwarts quizá ya había chocado con la Gryffindor porque el chico estaba retrasado dos años.

¿Por qué?

Tres años arriba significaba que en el tercer año de ella, él ya la había conocido lo suficiente hasta cursar sexto año y en el séptimo desaparecer.

¿Qué sucede con este chico? ¿Habría sido uno de esos niños que descubrió su magia tarde? ¿Por qué escondió que estuvo en Hogwarts, puede haber sido por huir de la guerra con Voldemort?

El mago pensó en ir de inmediato al castillo ahí debían tener más información.

Pero antes de dejar a la chica e irse más lejos, un recuerdo atacó su mente, veloz, la llamada de Alex a su novia en el principio, aquél día cuando estaban en casa de su madre, recordó que él dudaba de Alex porque había sido enviado por Santori, y otra vez se le olvidó, no revisó cosas de las escuela sino sólo reconocimientos y diplomas recientes, recordó más, recordó que el chico sí tenía acento pero después mágicamente desapareció ¿Habría fingido? ¿Pudo besarlo para disimular que gustaba de ella desde el principio que la vio o se estaba inventando cosas? ¿La poción lo había afectado de laguna manera?

Era fácil averiguarlo, nada más un viaje por red flu, una ex oficina de Dumbledore y su pensadero. Así que cuando estuvo listo hundió su cabeza y vio sus propios recuerdos guardados en frascos que él tenía por costumbre cuando algo le parecía amenazante y una situación en particular le parecía meses antes, demasiado peligrosa.

——–Flashback———-

-Vendrá a Londres en unos días ¿Por qué no hablas con él?

-No puse mucha atención cuando hablaste de él, no me interesa Viktor, y por tercera vez te digo, tengo novio. No fuimos amigos tampoco como para que halla algún tipo de estima.

Snape sintió alivio al escucharla decir eso.

-Entiendo, qué raro lo que dices, Viktor me comentó mucho de una joven de Hogwarts -se rió de forma escandalosa -jajaja parecía estar enamorado, te hablo en serio.

-Pues debe ser alguna otra chica, cuando fui su pareja de baile era muy joven, después de él no tuve un interés real hacia un hombre hasta hace poco.

-Comprendo, siempre es así, pero algunas personas cuando vemos que alguien es realmente especial o puede ser una persona importante en tu vida, ya no la perdemos de vista hasta estar seguros de que no va ser para uno. Por ejemplo, supongamos que tú me pareces una chica linda, yo podría acercarme e intentarlo, tienes novio sí, lo cual no significa que estás fuera del alcance de otros, porque eso pasará cuando te cases, que ya no estés disponible, mientras sigas de novia muchos otros chicos pueden intentar acercarse o incluso intentar ser mejor que tu novio demostrando sus verdaderas intenciones.
Yo te aconsejo, siempre intenta cuidar tu corazón ante hombres que se creen unos expertos o que son orgullosos o tienen problemas del pasado, aléjate de los que exageran caballerosidad, los que parecen perfectos y quédate con el más franco. Si tu novio es celoso por ejemplo, ahí, date cuenta, eso te traerá problemas, sé lo que te digo.

-Mh ya veo. No entiendo por qué me dices todo esto pero gracias, es la primera vez que escucho a un hombre decir algo así de otros hombres.

-Los verdaderos hombres se equivocan, créeme, son defectuosos, piden disculpas, se esfuerzan por ser mejor, valoran a sus hermanas y madres pero sobre todo respetan a sus padres, los que no valen nada te dicen “Esto es lo que soy, lo tomas o lo dejas” “Yo no tuve papá, no sé qué es cariño”, si escuchas algo como eso, créeme, no vale la pena.

-Vaya, qué fuerte lo que me dices, te lo agradezco, no tengo experiencia en esto del noviazgo, de hecho con quien salgo, es la primera persona que conozco, estoy enamorada de él y estoy segura que él de mí.

-Nunca estés completamente segura de algo.

————-fin de flashback—————

¿Quién es este jovencito?

Se preguntó el pocionista antes de ir a la documentación de ex alumnos y entonces darse cuenta que él no había estado ahí.

No existía ningún “Alex” de la casa de Slytherin por lo menos en los últimos veinte años.

Pero el mago no se quedaría tranquilo hasta tener las respuestas él mismo aunque fuera por la fuerza y frente al chico.

Visitó a Alex en su estancia donde lamentablemente no lo halló a pesar de ser altas horas de la noche, así que siguió su búsqueda y esta circunstancia incómoda lo llevó a la biblioteca de la universidad donde tampoco lo encontró.

Cada rincón que conocía uno por uno descartó hasta que llegó a la amplia piscina del campus, el cual no sabía que existía, donde algunos jovencito practicaban ese aburrido deporte Muggle.

—Al fin lo encuentro señor Worrington —Snape le habló serio y con autoridad, estaba sobre el suelo húmedo de azulejos grandes y blancos al borde de la enorme piscina olímpica, en un espacio cercano de donde estaban las oficinas y el teatro, bajo el subterráneo.

Alex le daba la espalda viendo hacia lo largo de este espacio lleno de agua calma y temperada, se sobresaltó un poco pero no con susto sino que se había dado cuenta que lo habían descubierto al fin, al fin después de tanto esforzarse para que eso no pase.

—No sabía que me buscaba, señor, de haberlo sabido lo hubiera recibido con un mejor traje —pestañeó lento, se giró y saltó para salir del agua que le llegaba hasta los bordes de los hombros.

El agua recorrió cada uno de sus músculos juveniles para caer y esos enormes formados hombros. El joven era alto, su cabello semiondulado saltó al arrancarse el gorrito de plástico elástico color rojo, ya no se veía tan castaño cuando goteaba, tenía puesto un bañador de trusa bastante apretado, como nadador, un paisaje azul por la iluminación en lo profundo de agua, incomodaba más al mago. Hizo una venia profunda y luego se inclinó para hacer una reverencia de respeto sin embargo al sentirse desnudo cruzó sus brazos y apretó sus biceps bajo sus dedos.

—Digamos que hace unos minutos intento hallarlo porque lo he visto distraído todo el día. Y como no tengo ganas de estar frente a usted mucho tiempo, iré al grano. ¿Quién es usted y por qué no aparece en los registros de Hogwarts, o por qué no aparece algún familiar suyo?

—Alex Worrington no ha estudiado en Hogwarts, señor —dijo como si nada, rápido—, por eso no me encuentra. Soy de Durmstrang. Y no encontrará algún familiar mío en Hogwarts porque mis padres y sus antepasados son Muggles hasta sus raíces, posiblemente soy adoptado pero nunca pude averiguarlo ya que mis cuidadores fallecieron cuando era aún un niño. Si me pregunta si estuve en Hogwarts pues tengo que decirle que sí, en la casa de Slytherin y por obvias razones nunca comenté los secretos de mis orígenes.

—No hay ningún registro con su nombre, yo mismo he verificado y usted es un fantasma o peor, ha falsificado documentos durante toda su vida.

Alex ladeó una sonrisa y siguió lo más franco que pudo.

—Los documentos puede que estén alterados más no falsificados, los documentos son reales y me pertenecen, profesor Snape. Sabe… —soltó sus manos y se acercó al pocionista desafiante, erguido y sin temor—, no aceptan muchas mujeres en Durmstrang al igual que usted no aceptaba tutorías de pociones a alumnas de su propia casa.

—Sé que ha sido alumno de Karkarov, esa no fue la pregunta.

Alex bajó la mirada y siguió descarado en confesión.

—Uff, y no sólo su alumno, señor. El director de Durmstrang es difícil de convencer —a Snape le desagradó un poco porque no le interesaba la vida de los demás. El chico se acercó más para volver a sonreír, estaba a sólo cincuenta centímetros de él —, Creo que no me está prestando atención, profesor.

Snape alzó una ceja y frunció el ceño, el chico caminó hasta un gran escalón cercano y tomó una bolsa de donde sacó una toalla mediana y se secó el cabello, el cuello y los brazos, después de eso lanzó el objeto sobre el gorrito de látex en el suelo. Por el calor en el ambiente y la humedad de su cabello, seguía mojado.

—No me haga perder el tiempo, señor Alex —Snape se irguió para verse amenazante.

—¿Todavía no tiene una pista suficiente para su respuesta? —no era desafiante, el chico era más explicativo y cuidadoso.

—Dígame usted, como le dije no quiero ni voy a aguantar mas tiempo delante suyo —el pocionista de verdad detestaba al joven, no por cómo pensaba sino porque no le gustaba que rondara como “amigo” a Hermione, estaba tan concentrado en ello que no se fijaba en la actitud del joven—, Usted fue traído a esta universidad por Santori y en un principio desconfié sin embargo sus excelentes referencias me cegaron y no presté la suficiente atención. ¿Tengo que preocuparme de lo que escondió? Nada más me interesa eso ahora. ¡Le ordeno que me diga!

Alex se alejó un poco.

—No escondí nada, no tengo nada que ver con el profesor Santori, le vuelvo a decir que los papeles son reales, un poco alterados pero reales —Sus ojos castaños miraban al mayor con admiración aunque empezaban a desviarse en deseo, el chico deseaba besar al profesor. Snape se había dado cuenta desde que el chico salió del agua—, y no tiene de qué preocuparse. Pero sí le confesaré algo —hizo una pausa insegura cambiando su semblante a triste—, mi persona fue instruida por usted, y pertenecí a la casa de Slytherin por algunos años, años que por su puesto lo admiré y más que eso. Quizá ya no lo recuerda, pero yo estuve un año antes que un niño debía estar dentro de ese castillo y como a los quince le confesé lo que sentía pero por su puesto usted me rechazó.

—No recuerdo en toda mi vida que un jovencito se haya acercado a mí con esas intencio… —Snape se quedó cayado porque apenas comprendió y además adivinó lo que venía así que cerró los ojos justo cuando Alex movió su brazo derecho para dejar de cruzar sus brazos para exponer sus pezones sobre ya no un torso de varón. Hizo largo su cabello al deshacer un hechizo de autoestética revelando quién era. Una jovencita esbelta.

Sí, era una mujer, una joven de cabellos castaños tan castaños como Hermione aunque más claros y lisos, sus ojos igualmente acaramelados, su piel blanca más blanca y el resto no tuvo que verlo ni quiso, porque con su magia ya la había tapado.

—Alexandra Grintoworn, usted sólo ha cambiado la posición de sus sílabas en su apellido “Worrington” y recuerdo que… —Abrió los ojos después de quitarse el abrigo con magia y envolverla con eso de inmediato sin tocarla—, Que usted sí es adoptada… —Snape hizo como si no le importara—, En fin no voy a perder más el tiempo porque me esperan en casa.

Snape le dio la espalda para irse, pero no se fue sino que se quedó para tener más de esa jovencita.

—Sí me recuerda entonces, qué alegría. Por cierto, le felicito por su noviazgo, ella es mejor que yo por mucho sobre todo porque es Gryffindor —Dijo con alegría fingida y con voz gruesa de nuevo.

Snape escuchó atento y giró para verle el rostro, la chica era hombre de nuevo.

—Pues me alegro de haber rechazado su antipática atención hacia mí cuando tan sólo era una niña —el mago pensó rápido en lo que ella dijo de haber convencido a Karkarov—, y también me alegro de haberle aconsejado bien en esas épocas donde usted fue mi alumna. Tiene razón acerca de ella, de Hermione, no tiene nada que ver con su casa, la joven es excelente en todo aspecto. Y usted aprendió bien esto “Que debe luchar por lo que quiere siempre” pero cuando esto no perjudique a otros —lo decía quien había dado su vida por otros varias veces—, Usted se equivocó señor Alex, porque quiso perjudicar a Hermione Granger, a mí … Me refiero a eso que le dijo a mí novia, por teléfono; “Nunca estés completamente segura de algo”. Usted pensó que ella sucumbiría a los encantos de un joven simple y atractivo ¡Qué tontería! No debe preocuparse, le perdono la vida y le perdono su exagerada admiración, también le perdono el que usted se aleje de ella de un momento a otro en los próximos días.

Snape dijo eso como un ultimátum y luego se fue dejando a Alex vestido con su levita, el pecho desnudo, mojado, su cabello alborotado y su bañador de natación.

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Este cap está en edición.

Siguiente: Cap Final “Doble problema y segunda oportunidad”

——–Todos los derechos reservados para J.K. Rowling, creadora del mundo de Harry Potter————-

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