Severus, me duele la cabeza.
-Ve y quédate en casa yo tengo que ir a ver unas cosas de la universidad -estaba preocupado, pensativo e intentaba mantener el ceño de la responsabilidad, Lucius Malfoy iría a verlo al campus.
-Gracias, no quisiera arruinar tu día productivo con quejas, no quiero causar molestias -la joven realmente quería que él se quede, pero su tono fue neutral, sabía que el hombre no podía faltar a sus clases del medio día, lo que sucedía era una simple tontería.
Snape se dio la vuelta después de asentir a lo que ella dijo, y mientras se alejaba de la cama para salir, pensó que quizá ese despacho veloz de Hermione tenía algo escondido en el mensaje.
-Mh, ¿Necesitas algo, Hermione?
-No, sólo pensaba en Lucius Malfoy y Luna, no me creo que la haya tratado tan bien delante de nosotros o peor, al abandonar la mansión, dudo que el hombre se haya convertido en “Mejor persona”.
-Tampoco creo eso pero algo de cierto debe haber. Y cambiando de tema, hoy es la segunda prueba de la poción en la universidad, Alex irá temprano, completaremos otro procedimiento.
-Lo sé, intentaré estar ahí.
-Si no te sientes bien puedo adelantarme con él, tú quédate todo el tiempo que necesites en casa.
-Esta vez tomaré tu palabra al pie de la letra, Severus -esa joven no mentía, tenía dolor de cabeza como esos días en años pasados, cuando los malos presentimientos o eventos fuera de contexto, la recorrían para gritarle que algo cercano estaba mal.
Severus se fue pero antes de salir de la habitación tomó la pluma y escribió sobre un papel blanco.
No olvides que me gustas, señorita, te lo he dicho, como también te he dicho que me encanta cuando te sonrojas o sonríes viendo hacia tu izquierda.
No te estoy diciendo que debes cambiar ese estado anímico a un nuevo presente sino que cuando te pones pensativa o cuando estás triste… Tú, Hermione Granger, también me gustas y mucho.
Dobló el papel, salió de la habitación, tocó dos veces y lo deslizó con cuidado debajo de la puerta. Unos segundos después desapareció y apareció en la universidad, el lugar que no estaba muy lejos de ahí, para continuar con sus responsabilidades.
Esa biblioteca grande en la habitación de la joven sí que tenía buenos libros e ideas nuevas para conquistar a una jovencita de rizos castaños.
***
-No puedo creer lo que me cuentas, Ginny -Hermione intentaba mantener la compostura, al pronunciar esas palabras tapó su boca en las sílabas del nombre de su mejor amiga.
-Espera a que sepas lo demás, Harry me terminó al comenzar el día ¿Puedes creerlo? Yo me quedé en silencio y esperé porque sabía que era un berrinche de niño. Al llegar la noche solito vino a disculparse y a decir que le había dolido escuchar que su amigo era desaprobado por mí. Luego puntualizó que el haberte defendido en varios puntos le molestó muchísimo, tanto que se comportó como guardia leal defendiendo a su rey. No comprende que soy su hermana, lo conozco, conozco a Ron Wesley y sus deficiencias.
-Ron es buen chico, Ginny, sólo que no se da cuenta de muchas cosas, mi persona por ejemplo, era una de esas cosas que no podía estar al principio de sus pensamientos, por eso no pude quedarme a su lado. De verdad deseo que encuentre a una buena chica, que no venga a molestar a Severus porque bueno, ya sabemos lo que va a pasar.
Hace poco, un compañero se hizo mi mejor amigo y él, Severus, se imaginaba que nosotros estábamos teniendo una relación clandestina a sus espaldas cuando en realidad éramos como uña y mugre, este compañero se llama Alex, es un chico especial e inteligente y gusta de chicos igual que nosotras. Cuando Severus se enteró, debes imaginar qué significó eso, aunque no de la mejor manera, el hombre pegó el grito al cielo y dio gracias a Merlín que no lo había matado antes de una terrible mala experiencia. En serio, Ginny, casi lo hace según lo que me contó, Alex, casi lo crucia o maldice.
-El profesor no ha cambiado nada, puede tener esas actitudes diferentes contigo por querer impresionarte pero sigue siendo el mismo viejo soberbio, amargado y controlalotodo.
-Sí, bueno, quizá, pero estoy enamorada de Snape y estamos juntos por eso, de verdad creo que tener una relación seria con él es lo mejor que me ha pasado en la vida, a veces se contiene de gritar o soltar expresiones como antes, me doy cuenta, Gin, yo lo noto, sin embargo vivir después de ese accidente lo ha cambiado ligeramente, lo afectó, y lo afectó más ser libre al fin de Hogwarts, de Dumbledore y del señor oscuro.
-La única persona que puede dar fe de la nueva personalidad en Snape, eres tú. Así que ten cuidado, si Ronald se aparece por tu casa no vayas a ser duro con él y si Snape está ahí intenta salvarle la vida a mi hermano. Ron es testarudo y de verdad se le ha metido a la cabeza intentarlo, intentar ser tu amigo y algo más. No sé por qué mamá apoya esas estupideces.
-Yo no voy a negarle mi amistad, le deseo lo mejor, pero él y yo, fue y será un error por donde lo miremos, madres, hermanos y amigos deben tenerlo claro. Seré amiga de Ron Wesley y nada más.
-Fue lo que le dije a Harry, osea, Harry es sincero y cree que estás mejor con el profesor pero sigue pensando que Ron es superior sólo por ser su mejor amigo.
-Qué estúpido es Harry, lo siento.
-Tranquila, acepto que aún es inmaduro, Merlín tendrá misericordia de su alma.
-Y ya crecerá. Te dejo un instante, Gin, Severus me dejó una carta y quiero agradecerle de una forma especial.
-Ey, no te había escuchado ese tono ¿Qué tramas?
-Le daré un buen día, te lo cuento luego, amiga.
***
Hermione se apresuró a ir a la escuela, de todas formas tenía clases y por nada de la vida se lo iba a perder aún con dolor de cabeza o presentimientos malos podía alcanzar a colarse en todas, dejar grabando con un aparato muggle y regresar para transcribirlo en sus cuadernos.
Se saltó la segunda clase donde le tocaba con Snape, de todas formas ya sabía de qué hablaría porque le había ayudado a revisar la clase y tarea que dejaría.
Vio que el mago almorzaba solo y le compró un bombón de chocolate relleno con crema de licor de whisky, el mayor se lo había sugerido una noche, que aquél postre le encantaba por eso le pareció buena idea enviárselo sin que él lo deseara.
Para que tuviera el postre frente a él, la chica se lo mandó con la señorita del mostrador y le dijo que era parte del menú. Hermione sabía que eso era casi imposible, que el rector no gastaba más de lo que era necesario en la cocina de la universidad pero quiso arriesgarse a que Snape se olvide de ser minucioso por una vez en la vida.
Al llegar las tres de la tarde, Hermione había estado en el departamento de Snape, dentro del campus, corrigiendo con afán treinta ensayos acerca de hechizos nuevos que podían ser utilizados en defensa propia, una tarea de tercer ciclo para la especialidad.
Eso debía dejarlo sin nada que hacer para todo el día que restaba.
Cuando llegó las cinco de la tarde vio a Severus junto a Lucius en la estancia de la universidad, estos dos hablaban muy fluidamente de algo que parecía importante. No le sorprendía a la joven porque, si bien es cierto, Malfoy no era del agrado de Snape, pero habían sido compañeros por muchos años, entonces había posibilidad de que ambos conversen de muchas cosas “importantes” y ahora más que Draco sería papá.
No era primordial intentar saber de qué hablaba ese par, sino darle una sorpresa al pocionista después de haber leído aquello en la mañana.
El mensaje que le había dejado Snape había sido significativo y valioso para ella.
Esa tarde que su persona favorita se dedicaba a avanzar el proyecto de investigación con Alex, ella también tenía que estar, porque era importante sin embargo el mayor dejó que descanse y además la animó de una manera que nunca hubiera tenido de nadie.
Se merecía lo mejor de ella, un detalle, una muestra, no sabía cómo impresionarlo pero lo intentaría.
Por su puesto que era complicado, desde un inicio lo vio, cuando habló con él el día que le preguntó si la conocía, o él día que coqueteaba en la noche sobre el pasto, detrás del edificio central.
No era tan difícil hacer un obsequio a alguien que prefería los libros de “Artes Oscuras y Pociones” antes que “Pociones y Artes oscuras” já, le daba risa, no tenía ni idea qué darle así que fue al pasado, los recuerdos, en cómo pensaba o se imaginaba cuando era una estudiante pequeña de Hogwarts.
“¿Qué podría regalarle a un hombre así? Le he dado una bolsa de caramelos muggle al profesor Dumbledore y se ha quedado fascinado” eso se dijo hace cuatro años atrás “Al profesor Snape no le he dado nada a menos que, una colección de botellas para poción, una colección de pequeñas piezas de cristal con adornos de plata y acero quirúrgico dorado, eso sería un gran detalle, sobre todo si estas botellas colocaran en alto relieve y de forma automática, el nombre de la poción y el pocionista con sólo vaciar el líquido en su interior.”
“Eso, eso sería acertado” se dijo la joven y desapareció.
***
Ahí estaba viendo cómo los hombres aún hablaban después de una hora.
Los objetos serían de su agrado y si no se los quedaría ella.
Tomó su caja larga y pesada y caminó hacia el mayor desde el pasillo de las oficinas, quien al darse cuenta de su presencia se puso de pie nervioso y le alzó una ceja.
Malfoy miró a la joven que para él era una niña y también los acompañó cuando esta terminó su paso a un metro y medio de ellos.
-Señorita Granger, es un placer verla, y más si es así de magnífica como hoy.
-Señor Malfoy, cómo está -hizo una reverencia sutil.
-Muy bien, ahora que la veo me siento mejor.
Snape saltó con un poco de coraje, pero poco, un poquito.
-Dime, Malfoy, creo que le debes bajar a la confianza, estoy aquí, no tengo que escuchar que la señorita Granger es, simplemente… -se contuvo-, Puedo ver muchas cosas de ella desde hace mucho y no tienes que gritarlo…
Snape hizo un gesto de respeto a su joven novia y le tomó la mano para ayudarle a sentarse en el sofá, a su derecha, en la gran estancia amplia del edificio central.
-Profesor, Señor Malfoy me alegra saludarlos -dijo a cada uno con respeto acompañada de esa mirada segura y amistosa.
-¿Aún le dices “profesor”, Granger?
-En la escuela es mi profesor, señor Malfoy ¿Qué novedad lo trae por aquí? -tenía curiosidad. Específicamente quería saber si volvería ver a ese hombre de ex melena plateada, ahí.
-Vengo a visitar a mi viejo compañero y a su hermosa novia.
-Gracias por eso último, señor -se sonrojó. Snape demostraba que la admiraba al decirle cosas sutiles cuando estaban a solas, pero cuando otro hombre le decía a voz en cuello que era hermosa, le causaba timidez repentina.
-De nada, guapa.
-Basta, Lucius, sabes que puedes hacer que me enoje si sigues así -Snape era de pocas pulgas.
-El hombre es celoso, ya te vas a acostumbrar -Lucius le hizo un gesto a Hermione con los ojos y luego señaló al hombre de negro de forma divertida.
Hermione sonrió y añadió.
-Debería enseñar clases de runas aquí, señor Lucius.
Snape se sorprendió al escuchar eso.
-¿Cómo sabe que es mi especialidad de la escuela? -Lucius se sintió interesado de pronto.
-Lo leí una vez en el profeta y lo investigamos junto a mis compañeros de la orden.
-No crea todo lo que escribe el profeta aunque en eso acertaron, sí soy especialmente afín a las Runas antiguas.
-Qué bueno, debería pedir cupo aquí, entonces.
-Seré profesor aquí si usted se convierte en mi alumna -le coqueteaba a propósito, la razón sólo él lo sabía.
Hermione alzó una ceja, tan similar como su novio amargado solía levantarla.
Snape la miró y miró al hombre de cabellos plateados.
Largos segundos después, el pocionista apuntaba en el cuello del mayor con su varita.
-Oblígame, Lucius. Suelta algo más delante de mí.
El mayor de cabellos cortos y plateados alzó ambas manos.
-Me rindo, ya entendí -le guiñó un ojo la joven estudiante.
-Mh, Severus, te traje un obsequio -Los ojos de la joven estaban brillosos, su cuerpo temblaba por los nervios y porque no sabía si le iba a agradar los objetos.
-¿Por qué has cargado ese peso interesante hasta aquí? Podías dármelo en casa, Hermione.
-Estaba ansiosa por que lo recibieras.
Snape asintió y lo sostuvo.
-Malfoy, te dejo, avísame si necesitas otra cita con el rector.
Lucius asintió y desapareció.
-Ey, entonces ¿Sí se meterá de profesor?
Severus asintió.
-Voy a llevarte a cenar, mujer. Y te contaré más, todos los detalles de ese loco hombre abandonado.
-Me encantaría. Pero primero abre el obsequio.
-Tengo curiosidad de ver qué es, tienes razón, pero puede esperar, quisiera que vayamos a cenar -Severus cargaba el objeto con ambas manos, estaba pesado.
-Vamos un momento a tu departamento -sugirió ella.
-¿Has estado ahí, cierto? Encontré pergaminos revisados que no he tocado -la estudiante no podía engañar a un ex espía.
Hermione asintió con rostro dulce y luego le desvió la vista tocando sus dedos por detrás de su espalda.
Llegaron en pocos minutos, el mago colocó el largo objeto sobre la pequeña mesa de centro de la estancia, se sentó, acarició la superficie como pidiéndole permiso, tocó el lazo y Hermione estaba perdiendo la paciencia.
-Apure, señor, cuánta ceremonia para una caja de madera.
Snape le alzó una ceja y cruzó los brazos.
-Si tanta prisa tienes, hazlo tú, anda, yo te veré -el hombre perdía la paciencia muy rápido.
-Recuerde que tiene magia, profesor.
Snape separó los labios para quejarse pero ella se acercó a besarlo en un segundo.
La estudiante sacó su varita y pronunció el hechizo que se utiliza para desenvolver papel de regalo o en este caso, papel craft.
A primera vista era una caja de madera larga de al menos sesenta centímetros de largo y quince de ancho, las manos delicadas de Hermione alzaron la tapa como quien abre una puerta con bisagras y ahí, en ese pequeño espacio de unos segundos, Snape negó al descubrir lo que ella había comprado.
-No, no puedo aceptarlo, Hermione, esto es muy caro.
-Por favor, recíbelo, es un gusto que me haría muy feliz, tú también me has obsequiado algo costoso.
-No sabes que golpeas mi orgullo con esto, reuniría este mes y el que sigue para comprarte exactamente lo mismo a ti, era un incentivo a tus estudios de pociones -explicó con seriedad -simplemente no puedo aceptarlo, el costo es muy elevado.
Hermione puso puchero.
-Mi amor, por favor, quédatelo, me agrada también, son objetos magníficos, si deseas me obsequias la mitad ¡Por favor, por favor, por favor, guapo, te lo suplico!
-No, no, no supliques, de verdad no puedo -Snape se estaba haciendo el difícil.
-Vamos, mi amor, por favor, sé bueno conmigo, apuesto que te gustará aún más cuando descubras qué hay dentro de uno de ellos.
Snape se giró después de haberse puesto de pie para darle la espalda.
-¿Qué hay dentro de una de las botellas? -el mayor entre cerró los ojos y se acercó a los pomos pequeños de vidrio.
-No lo sé, tiene que descubrirlo, señor serio.
-Dímelo.
-No quiero, no lo haré.
-Hermione, hablo en serio, no estoy jugando -ya no funcionaba esa forma autoritaria con ella, bueno al menos, en ese momento era complicado.
-Descúbrelo tú pero sólo si me aceptas el obsequio.
Snape bufó con energía soltando el aire contenido en sus pulmones. Tenía que aceptar el obsequio sino, no sabría qué había escondido en él.
-Eres terrible y hermosa, a veces quisiera odiarte -dijo apretando los dientes-, vale, acepto el obsequio si lo compartimos.
La joven asintió viendo ese rostro que tanto amaba, ese ceño fruncido de mayor y pocionista que de verdad quería odiarla, no bromeaba, Severus era así.
Snape se sentó en el sofá frente a la mesa de centro y la llamó a su lado con unas palmadas suaves a su derecha.
Miró con deteniendo las tapas tipo corcho de cada una intentando averiguar lo que pasaba.
-Vaya, sí que eres muy minucioso, de hecho siempre lo has sido por eso hemos considerado muchas veces que aprender contigo era un privilegio.
-¿Quiénes pensaban eso? -dijo Snape sin dejar de ver con cuidado, las tapas, ella había hablado en plural y quería descubrir por qué o si era parte del juego.
-En el último año que enseñaste pociones y DCAO. Alumnas de Gryffindor y Ravenclaw.
Snape asintió y descubrió la tapa que estaba ligeramente diferente a las otras.
-Bingo, es este -susurró y destapó el objeto con agilidad.
La boca de la pequeña botellita fue hasta su ojo con ayuda del apretón de su mano derecha que alzó el objeto.
Separó más los párpados de su ojo izquierdo cuando descubrió lo que era.
-¿Qué es esto?
-Pues míralo de cerca.
Hermione tomó la botellita con cuidado sintiendo mil cosas en el estómago y se arrodilló en la alfombra con cuidado.
Intentó ver los ojos del hombre que estaba sentado frente a la mesa de centro en el sofá, su reacción, sus labios.
-Yo, Hermione Granger, más conocida en este lugar como Jean Puckle, quisiera que me acepte como su esposa. Pero no quiero saberlo ahora. Con este anillo quisiera decir ¿Le gustaría ser mi novio, profesor? -se mordió el labio inferior nerviosa, sin dejar de verlo a los ojos y ese ceño levemente fruncido, volteó la botellita en su mano y de esta cayó un anillo de plata con diamantes negros.
Snape sonrió, no pudo evitarlo, hizo una mueca nerviosa y ladeada que ella por su puesto, no detectó, cruzó los brazos para ponerla nerviosa sin decir absolutamente nada.
Hermione quería que dijera algo pero él sólo guardó silencio.
-¿Se quedó mudo, señor serio?
-No, estoy disfrutando de esto, lo guardo en mis recuerdos y a la vez veo cuánto tiempo puedes permanecer de rodillas frente a mí.
Hermione arrugó la boca y se dispuso a ponerse de pie lentamente pero él no le dejó tomándola de uno de sus hombros.
-Quédate ahí -ordenó maravillado -eres tan comestible cuando intentas hacer estas cosas cursis.
Hermione entre cerró los ojos acusándolo de malo, negando lento al mismo tiempo.
-¿Quieres ser mi novio oficialmente o no?
-Efectivamente sí -la tomó de la mano para levantarla del suelo y abrazarla por la cintura muy pegada a él -Acepto Granger, acepto, al fin se le hace realidad su sueño después de tantos años suplicando y suplicando gustos por mí, mirándome insistentemente, haciendo que pierda la paciencia en la biblioteca, coqueteando con la mirada para que note lo atractiva que es, sí Granger sí, sí quiero ser tu novio.
Hermione lo golpeó en el pecho con su mano derecha porque se estaba burlando de ella e inventando todas esas cosas.
-Ya no seas así jajaja, yo no he hecho nada de lo que dices hasta hace unos meses y posiblemente hace un par de años dos veces quizá pero no, no seas gracioso.
Snape la abrazo y abrió su mano delante del rostro de la joven en un movimiento raro, sin dejar de abrazarla con el otro brazo.
-¿Qué, qué te pasó en la mano? -preguntó curiosa.
-Nada, estoy esperando que coloques el anillo, mujer.
-¡Ayy yaa! -quiso soltarse del agarre del mayor-, Jajaja, está bien, Severus.
Snape no dejaba de cerrar la manota delante de ella hasta que esos dedos finos, suaves y hermoso lo tocaron para ponerle el anillo de compromiso.
-Perfecto, tienes buen gusto después de todo -El hombre era molesto con ganas, no lo decía por el anillo sino por él.
-Ahh, yo sí te odio ¿Lo sabías? -vio a los ojos del mago, esa mirada negra que se puso interesante, ese ceño entre cerrado se relajó, esa mandíbula recta se desencajó, la mirada de él se perdió observando su rostro sonrojado.
Snape negó ante la pregunta y la apretó más entre sus brazos.
-No, tú no me odias, Hermione, tú no me has odiado, nunca -ese susurro profundo y grave le sacó el aire en un suave y sutil gemido a la estudiante.
Snape acercó su rostro despacio.
-No te odio, te amo -soltó tímida.
Snape le arrancó un beso apretado y no pudo resistir más tiempo mantener la capacidad de resistencia y tranquilidad en su ropa interior.
Estaba exaltado, con ganas de caricias eternas y besos que dicen más que palabras.
-Mh, eres una tentación insoportable -los susurros del hombre fueron graves al igual que las ganas de ella por nublarle la vista con insinuación.
Acercó su rostro de nuevo y sin ser sutil volvió a atrapar la boca de la joven mujer en un beso apretado y subido de temperatura.
Cuando hacía eso, Hermione sabía lo que sucedía después; él apretándola más contra su alto cuerpo, específicamente a su pelvis, guiada por los pequeños pasos de seguridad e ímpetu con precisas caricias en su espalda, terminar en una superficie fría o blanda, su varita de pino negro activa, que le quite la ropa con magia y fundido en ella como se funde la arena a fuego arrebatado.
Y entonces varias imágenes atacaron el cerebro del hombre, era la voz de Malfoy diciéndole que ya había encontrado el paradero exacto del padre de su novia, eso no lo dejaba tranquilo.
-¿Si dejamos esto para después, primor? -estaba agitado, contenido en un saco de incertidumbre y preocupación.
Hermione abrió los ojos y asintió.
-Entonces dame un par de minutos, mientras traigo dos de mis capas y las guardo junto con tu obsequio, aquí.
Señaló una maleta cuadrada con un sólo broche en el centro de la palma de su mano pálida.
Hermione volvió a asentir tímida y dio unos pasos hacia la mesa en el pequeño comedor dentro del departamento de Snape, cuando este la soltó.
Se quedó en silencio distraída en los cuadros que apenas veía, la alfombra y unos papeles que estaban sobre una mesa alta en la esquina, parecían unos sobres de carta abiertos con sello de la casa de Slytherin.
Algo extraño de ver ahí.
La curiosidad la llevó lentamente hasta los pergaminos elegantes y tomó uno de ellos para leerlo
Saludos desde el mundo de la maldad.
Era para avisar que llego esta tarde a verte, mi solicitud de entrevista fue aplazada para el día martes de la siguiente semana. Ya tengo noticias del padre de la joven, me refiero a la dirección exacta.
No temas, no te estoy pidiendo que me acompañes a verlo o a reprochar algo a mi esposa por haberse metido con un hombre muggle, sólo quiero que lo sepas por si es necesario.
Tu amiguita estará feliz de verte, y en cuanto a mí seré una tumba, Hermione Granger no debe saber nada de esto.
Firma: Malfoylong
Hermione se extrañó ¿Qué era lo que no debía saber?
Los papeles se ordenaron en el aire e ingresaron dentro de los sobres que estaban sobre la mesa alta, Snape con su varita lo puso en su lugar.
-¿Así que espías mi correo? -guardó la varita y cruzó los brazos intentando hacer como si estuviera sorprendido.
-No, yo sólo estaba por aquí y vi el sello de Slytherin, me extrañé y quise saber de qué se trataba… Y como vi mi nombre en la carta ahora me he llenado de más curiosidad.
-Claramente es de Malfoy.
-¿Y qué es lo que no debo de saber? Lucius me menciona hasta el final.
-Que trabajará como profesor en la universidad, hoy hace unos instantes te has enterado, esta carta fue antes de verlo.
Hermione abrió la boca porque no quedaba claro aún.
-Mh, cierto, cierto.
Snape tenía que hacer algo cuanto antes sino ella lo descubriría.
-Vamos a cenar.
-Bien, y al final la sorpresa ¿Vale?
-¿Cuál sorpresa, Hermione?
-Mh no lo sé aún -miró intensamente a los ojos negros del mayor.
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