Impulsivo Capítulo XXV CASA DE CAMPO

Lista de capítulos

Capítulo 1 ¡Adiós Y Hasta NUNCA, Hogwarts! Capítulo 2 Universidad De Londres 🤔 Capítulo 3 Profesor Tobias Prince 📜 Capítulo 4 Srta. Jean Puckle 🕒🔊😨 Capítulo 5 ¿La Conozco, Srta? 🤔🧐 Capítulo 6 ¿En Qué Lo Puedo Ayudar? 📕👂😱 Capítulo 7 Suspicacias De Un Slytherin 🐍 Capítulo 8 Reunión De Subterráneo ✒️📋📷 Capítulo 9 Cuando Quiera, Granger 🔎 Capítulo 10 Coincidencia Nocturna 🌃 Capítulo 11 No es malo 🌅🌧️ Capítulo 12 Verla Un Instante ❤️🦁 Capítulo 13 Querido Profesor… 👄 Capítulo 14 Querido Profesor Part 2 👄🔞 Capítulo 15 La Madre De La Joven – 1🍋🔉 Capítulo 16 La Madre De La Joven – 2 🧐😕 Capítulo 17 Impulsivo Part 1 🏰 🐍 Capítulo 18 Impulsivo Part 2 🚂🏰👄 Capítulo 19 La Anciana Y El Chocolate👗🔥🛤 Capítulo 20 La Caja De Cristal 🔓🧧 Capítulo 21 Piedras Y Cielo Nocturno ◾🔥🌃 Capítulo 22 LA BENDITA RADIO 📻 ⌚ Capítulo 23 EL BENDITO TELÉFONO – ☎️📞 Capítulo 24 ¡SUMERGIR LOS CELOS! Capítulo 25 CASA DE CAMPO Capítulo 26 El POCIONISTA SABE LO QUE HACE 🔥 Capítulo 27 ABUELO ESTIRADO 🤨 Capítulo 28 PARTE DE LA SORPRESA 🦁 Capítulo 29 MALFOYLONG 🧐🖋️📜🔥 Capítulo 30 Narcissa Está Embarazada 🤨🌋⚡� Capítulo 31 Te Voy A Degollar 🧠� Capítulo 32 Alex, Hermione, Scamander, Y Severus 🔥 🔥 💼 Capítulo 33 ¿Dónde Estás, Malfoy? 🤫🤺 Capítulo 34 Narcissa Black – Snape En Taxi 🚖� Capítulo 35 Super Mercado Muggle 🦁🐾💊 Capítulo 36 Flashes Del Pasado 😬 📸 Capítulo 37 Scamander Y Baile Del Torneo 🏰 Capítulo 38 La Familia Es Valiosa 🏰 � Capítulo 39 Confrontación, Éxito Y Accidente 🔪� Capítulo 40 Doble Problema Y Segunda Oportunidad 📖 🧠 Capítulo 41 Te Quiero 🟩🔺� Capítulo 42 Consultorio de terror 🔎 🐍 👶

El joven no dejó los libros que le prestaron en la biblioteca, lo único que pudo hacer fue desaparecer y tomar como sea el teléfono de su casa para llamar a Hermione.

La conexión tardó unos segundos y entonces respondió.

-Hola ¿Con quién hablo?

-Soy Alex -estaba nervioso -¡Besé a Snape!

-¿Qué?

Hermione pensó que era una broma tonta.

-¿Está contigo? -preguntó alterado.

-¿Qué? No, no está conmigo pero seguro no tarda.

-¡Debiste decir algo, pensé que le contaste mis sentimientos! -el joven mago estaba abochornado, no se pensaba capaz de besar a su prefesor de universidad.

-Entonces lo de besarlo es verdad… ¡Ay no, debe estar enfurecido! -Hermione cayó a la alfombra de su sala débil por enterarse que su mejor amigo besó a su novio.

Snape empezó a tocar la puerta de su casa un poco exaltado porque no podía entrar a la habitación donde se quedaba con ella y menos al interior de la sala.

-Snape está golpeando la puerta -dijo la chica asustada bajando la voz para que no la escuche y piense que no había nadie en casa.

-Fue a aclarar algunas cosas, lo más seguro es que quiere contarte lo que pasó, ahora me van a expulsar de la escuela ¡No sé qué voy a hacer, Hermione! -Alex estaba preocupado, ni si quiera sabía lo que había pasado entre esos dos.

-No, Snape viene a disculparse porque me trató muy mal -los ruidos de golpes en su puerta principal fueron más fuertes pero después desaparecieron.

Snape había conseguido entrar quién sabe cómo y lo primero que hizo fue subir a la habitación de la joven.

Hermione estaba en el suelo, junto a un mueble café alto que cubría la mitad de su cuerpo en la penumbra de la sala.

-¿Qué pasó entre ustedes? Él mencionó algo de que tú eras suya -Alex quería saber.

-Él y yo salimos, estamos en una relación amorosa, lamento no habértelo dicho pero cuando me dijiste aquello de estar cerca a él y de que te agrada mucho… Me fui hacia atrás de contártelo, preferí guardarlo.

-¿Qué creías, que iba a dejarte para estar conmigo? -El mago tenía razón, el hombre era heterosexual y anticuado.

-No, simplemente no quería que lo sepas y estés decepcionado.

-Olvídalo, jovencita, sé que Snape no es de los tipos que salen conmigo, que gustan de mí.

-No lo sé, lo siento, siento no habértelo dicho. Snape, después de dejarte solo en la universidad me reclamó por qué estaba contigo, él creyó que tú y yo estábamos viéndole la cara, que salíamos a escondidas. No sé cómo fue capaz de pensar eso si yo lo amo -levantó la voz entristecida en las últimas palabras.

-Dale espacio ahora, va a estar un poco incómodo por haberse equivocado.

-Me dijo muchas cosas que me hirieron, no le dije nada de lo que hablamos, de tus sentimientos hacia él pero tampoco le dije por qué me quedaba contigo y nos llevábamos bien, él es celoso, muy celoso y posesivo, quiere siempre tener todo en orden.

-¿Te controla mucho? -Alex se sentía curioso.

-No, supongamos que es la persona de la relación que dirige con responsabilidad a ambos.

De pronto se oyó la madera crujir, era Snape quien cerró los ojos por el inoportuno accidente al querer escapar por donde entró después de haber escuchado a la chica.

Hermione bajó la voz.

-Creo que está aquí, te llamo después.

La bruja se puso de pie y él estaba sentado en el sofá cercano a la puerta.

-¿Severus? -Dijo temerosa.

Él se puso de pie también, estaba muy nervioso.

-Quiero que por favor hablemos -sus palabras tenían un tono prudente y de súplica.

-No quiero hacerlo ahora, no me siento bien -Hermione podía decidir si hablar o no, a él no le habían hecho sentir que se podía acabar la relación sólo por callar algunas cosas, no se trata así a la persona que dices amar, a la que prometes entre caricias y secretos íntimos, que cuidarás.

-Por favor -dio pasos hacia ella, lentos.

-No, ahora no… Ahora entiendo por qué no quisiste venir a dormir conmigo, pero en vez de preguntar tú sólo armaste suposiciones equivocadas en tu mente, sí, ya lo sé, ya sé que fuiste con Alex, debes estar feliz por lo que provocaste.

-No, jovencita, no vas a darme toda la culpa a mí, tú también te has quedado callada.

-No es así, Severus, sabes que las cosas de otras personas no son cosas que yo tenga derecho a contar.

-Sí, por eso quiero disculparme -Dio más pasos hacia ella, quedando tan cerca como para tocarla con una de sus manos, tentar a sujetarla del hombro o de la mejilla como cuando le pedía acostarse y leer juntos.

La voz del hombre era como un susurro sin embargo el grave de su voz ganaba en fuerza.

-Yo te pido por favor que sea en otra oportunidad.

Snape entristeció sin embargo no se le notó, porque en el rostro estaba la indignación de haber sido besado por alguien que no le agradaba, alguien que pensó le estaba quitando a su novia.

-Está bien, te dejaré sola.

-Gracias -Hermione se mantendría firme aunque quería escuchar lo que le diría ese pocionista.

-¿Tu madre no está? -No iba a dejar de insistir.

-No, se fue unos días, sabe que te quedas conmigo en casa. Bueno, era lo que ella pensaba.

-Entonces no me iré, ella me dijo que te cuide.

-¿Desde cuándo haces las cosas porque alguien te lo pide? Yo te pedí que confíes en mí y no lo hiciste, y no, no quiero que te quedes aquí -Su voz era suave, herida, sin estar alterada.

La silueta de Snape dejó notar a la chica una venia, después de eso el mago salió por la puerta.

Cuando llegó a la universidad reventó lo primero que se le atravesó en frente, un librero del corredor cercano a su departamento, lo hizo apuntando con la punta de su varita de pino hacia el objeto, estaba rabioso.

El objeto entero junto a los libros se reconstruyó en el mismo orden para quedar intacto, a esto le llamaban Rebot, los jóvenes estudiantes, porque si el orden de los libros era alterado, el hechizo sobre el librero hacía que todo quede como antes.

Snape estaba molesto con él mismo, no sabía qué pasaba, no sabía si la joven lo había terminado al no dejarle quedarse en casa, al no dejarlo pasar a su habitación, al no querer hablar, la angustia le hacía doler el estómago, sus manos temblaban al igual que sus hombros, estar enamorado no era tan simple como le había pasado antes, esto era más intenso, esto era distinto, la necesitaba, le lastimaba la situación, estar enamorado era peligroso, se sentía enfermo porque creía que la había perdido.

***

-Señorita Carla, buenos días.

-Profesor Tobias, ¿Cómo se encuentra?

-Necesito que me haga un favor, si es posible hacerlo, por favor.

-Sí señor, me encantaría ayudarlo, dígame qué es.

-Entrégale esto a Hermione.

-¿Hermione? -Le recibió un sobre cerrado y sellado con cera y sello S.S. Color verde.

Snape metió la pata cuando se dio cuenta de la confusión en los ojos de su estudiante.

-Quise decir a… Jean Puckle.

-¿Jean se llama, Hermione, como Hermione Jean Granger, la héroe de guerra?

-No, ella se llama Jean, es sólo que a veces suelo confundir los nombres de mis estudiantes.

-Yo se lo entregaré, no se preocupe -la joven no dejaba de ver el sobre -yo lo haré.

-Gracias.

-¿Qué es, señor?

-Si lo abres morirás.

La joven subió su mirada a los ojos negros que le advertían y sintió temor.

Snape añadió:

-No es broma, es que de casualidad puse el pergamino dentro de un sobre con destinatario, son de los sobres que usa Dirección General, no sabía que estaban hechizadas para evitar que alguien más se haga con documentos importantes. La advertencia la vi después -no era broma, el mago sí estaba preocupado en provocar un accidente mortal -si abre el sobre alguien que no es ella, esa persona curiosa morirá. Yo no tenía esa intensión en cuanto a la seguridad, quería que le llegue mi recado a Jean Puckle, dándome igual si se enteran de lo que está escrito ahí -hizo una venia -Gracias de nuevo, señorita, me notifica cuando ella lo tenga.

-Lo enviaré ahora mismo -tomó el sobre con dos de sus dedos, espantada.

El hombre desapareció y fue al salón de profesores.

Tocaba su frente con sus dedos, medio, índice y pulgar en un gesto perturbado, daba a notar que no se encontraba bien.

-Profesor Tobias.

Snape alzó la mirada desde su lugar, era el director general de la universidad. El hombre bonachón y un poco gordito lo veía con extrañeza.
Se puso de pie para darle la mano en saludo.

Ambos se estrecharon con energía.

-Señor Director, ¿Qué lo trae por aquí?

-Sólo pasaba y lo vi con esa incómoda postura, la connotación de su mensaje físico me advirtió que son días malos para usted.

Snape movió la mandíbula aguantando el dolor de cabeza al recuperarse de una noche con vino tinto a solas.

-Son días malos así es.

-No salgas con tu alumna, las jóvenes son a veces un poco complicadas, cuando era profesor en esta misma universidad hace unos quince años atrás, me cambiaron por un compañero de clase dos años mayor que ella.

El director sabía qué alumna estaba con él, Jean Puckle era una joven brillante, no era como cualquier otra alumna que él conociera.

-No tiene nada de razón, en este caso el que se equivocó fui yo, la joven detiene todas mis habilidades de espía, todas mis formas de percepción, me pone como un tonto -Snape lo soltó, aún estaba un poco alcoholizado, levemente pero la cabeza le explotaba y le daba igual entablar conversación con alguien tan respetable como su jefe directo porque en casa, y en su departamento lo esperaba la soledad absoluta -Ella es dulce, delicada, prudente, intenta siempre conversar, y acepto que apenas estoy aprendiendo a qué es eso, a qué es estar con ella.

El director se sentó y lo invitó a que haga lo mismo.

-Estoy de acuerdo con que puedes haber metido la pata, acepto que no sé nada, pero ese aspecto no está nada bien aquí, sabes a qué me refiero -El hombre había ido ordenado y pulcro todos los días de trabajo desde que comenzó en la universidad, pero no sé veía así en ese instante, se veía desordenado y no a propósito -Si ella es más prudente deberías ser también prudente -El hombre movió su varita frente a Snape, le cerró la camisa, el levita y le arregló las mangas que estaban recogidas como nunca había visto antes en alguien.

-Gracias -Le dijo al hombre robusto de cabello cano y corto.

-De nada, no pierdas la elegancia y arriba esa cabeza, eres el ejemplo para varios ineptos aquí -Fingió una sonrisa delante de Snape.

Al mago no le importaba Snape solo aparentar que estaba rodeado de gente excelente.

Qué molesto, a veces se portaba muy molesto y al pocionista le caía mal por primera vez que a un director no le importara que estuviera bien o mal anímicamente sino que “no se viera bien de aspecto” delante de su selecto profesorado, porque simplemente era mal ejemplo.

Un pergamino cayó sobre su mesa, traída por un cernícalo mensajero, las letras escritas de forma apresurada, decían:

Ya entregué su encargo, saludos Profesor.

-Mh, es una hermosa ave, quiero una igual -Snape le habló al ave y esta emprendió el vuelo de regreso a su dueño.

No bromeaba, desde que salió de Hogwarts utilizaba el correo Muggle y a veces era fastidioso, elegante pero fastidioso.

Hermione había recibido el sobre en su casa, la joven Carla no la había encontrado en la universidad y era que quizá no había buscado bien, su compañera estaba en el campo sombrío de siempre, apoyada sobre una banca de piedra en compañía de su reciente amigo.

Pero no hablaban, ella estaba triste y no tenía ganas.

Los dos se dirigieron horas después al comedor de la universidad, un comedor bastante llamativo similar a un restaurante de avenida pero con un servicio estilo buffet.

Al entrar al ambiente Snape la vio y se puso de pie sin importar quién lo acompañaba, una profesora mayor de unos sesenta años y dos colegas con cabello café y ojos claros.

Su corazón latía rápido, sus pies parecían clavados al suelo, su estremecer al verla le confirmaba una y otra vez que estaba perdido por ella, no era tan malo, era maravilloso aunque doliera esforzarse por no perderla simplemente por ser desconocido.

Era desconocido para él una relación seria, dar el corazón así de entero, dejarse robar el aliento por una suave y frágil jovencita que él pensaba conocía.

-Con permiso -Se disculpó para retirarse.

-Siga -Respondió el hombre a su derecha y los demás lo acompañaron al mismo tiempo.

Hermione vio que veía hacia ella así que se despidió de su amigo y se dio la vuelta para salir por donde vino, no escapaba, sino que él era capaz de hacer un espectáculo delante de todos.

Al llegar al jardín Snape la llamó.

-¿Recibiste mi recado?

La joven no paró, pero negó para que él vea que no, que no había recibido nada.

-Me equivoqué, lo acepto… Yo, no quiero perderte -Estaba nervioso, desesperado creyendo lo peor en el silencio de su noche y día.

La joven paró y giró, se acercó a él lo suficiente para que la escuche hablar de frente viéndolo a los ojos. Cerró su mente, todo acceso a él.

El corazón pocionista de Tobias se salía de su pecho, era intenso, era desesperante no saber qué había en la cabeza de la joven.

-¿Por qué dices que no quieres perderme? -Su voz fue suave y tímida, sus ojos lo veían fijamente. Hermione quería saber también.

El ceño de Snape estaba levemente fruncido, sus manos estaban calientes, separó sus labios, su postura era distinta a otras veces.

Pensó unos segundos para no arruinarlo.

-Yo no quiero irme de ti.

-Yo no te he pedido que te vayas, lindo, sólo te dije que no quería hablar -Hermione estaba siendo dulce y sincera, así le daba seguridad.

-Las pausas me vuelven loco, estar sin ti me lastima, la indiferencia también me duele, lo siento de verdad te lo digo con el corazón en la mano, lo siento, me equivoqué.

-Lo sé, no tienes que seguir, no pasa nada, sólo estaba un poco enojada -Ella susurró más cerca a él, no quería hacer que ese momento se vuelva incómodo, veía a Snape diferente y no quería alimentar su desconcierto.

-¿Puedo abrazarte? -El pocionista no dejaba de insistir.

-Claro que sí -la suavidad y respeto con que pronunciaba sus palabras delante de él, le mostraba al mago que era una mujer maravillosa, cualquier otra lo trataría mal, intentaría vengarse o pagarle de la misma forma pero ella no era así, a ella no le gustaba pelear, ella le tenía paciencia.

Se la llevó, ambos desaparecieron. Hermione no había comido nada pero se imaginaba velozmente dónde terminarían.

Pero se equivocó.

Snape la llevó a un campo abierto en algún lugar de Inglaterra, se acercó a ella y la abrazó con mucha fuerza, como para no perderla.

Ella podía ver el paisaje como podía, estaba de perfil al espectáculo, se emocionó por lo que entraba a su memoria. Esa extensión verde, bosque a la izquierda y algunos montes eran algo que transmitía tranquilidad, emoción y detalle.

-Iba a pedirte hace una semana que vengas a vivir conmigo a una casa que mandé construir desde que llegué a la universidad pero no quiero comprometerte a quedarte conmigo -Su voz era gruesa y segura -Esa casa que ves a la derecha es mi casa pero s...

-Iba a pedirte hace una semana que vengas a vivir conmigo a una casa que mandé construir desde que llegué a la universidad pero no quiero comprometerte a quedarte conmigo -Su voz era gruesa y segura -Esa casa que ves a la derecha es mi casa pero será tuya cuando quiera aceptarme, no pienses que te compro con cosas materiales sino que es necesario también que veas eso de mí. No soy alguien que vive dentro de universidades, soy un hombre responsable que puede cuidarte no sólo como tu novio sino como un esposo -Silabeo en las últimas dos palabras.

-Oh, Severus, me encantaría vivir contigo pero creo que aún no es el momento de casarnos, sin embargo no quiero irme tampoco, yo no quiero que te vayas. Confieso que quiero quedarme contigo incluso en esos pensamientos tuyos de ser marido y mujer, pero… Ahora no es el momento.

Estaba temblando no sólo de nervios, hacía frío.

-Lamento preguntar pero quiero saber por qué… ¿Por qué no es el momento, primor, dime por qué?

-Tú estás apresurado en esta relación porque piensas que vas a arruinarlo en algún momento y que yo si estuviera casada contigo tendría que aguantar esos malos tratos que de pronto aparecen en ti, por tu naturaleza. Pero ahora te digo, si yo sintiera y me convenciera de que no eres para mí, aún estando casados eso no me va a detener de dejarte.

Primero cuidaría mi corazón.

Snape frunció el ceño.

-Yo no quiero hacerte daño pero no sé lo que pase en un futuro y juro por mi vida que no quiero arruinarlo, te has convertido en mi amor, en mi vida y no quiero vivir sin ti. Ya no quiero estar en ese vacío y soledad que me persiguieron tantos años,
Hermione… Aún no puedo creer que esté vivo, que salgamos, me refiero a que tú, tú fuiste mi estudiante en Hogwarts y de pronto apareces delante de mí como una segunda oportunidad de ser impulsado a avanzar, como una mujer maravillosa, una mujer para mí. Acepto que eres joven y que tienes que estudiar pero de verdad me importa que esto funcione.

Hermione le sonrió en esa preocupación sincera de sus ojos negros, se adelantó a él con una sonrisa de lado.

-Tampoco puedo creerlo, profesor Snape jajaja, de verdad se me hace extraño, adorable pero extraño que… -mordió su labio maravillada de verlo tan atractivo y distinto a ciclos pasados, a años pasados. Puso sus manos en el pecho del hombre y luego lo rodeó por el cuello -Extraño que usted me mire con ganas de mandarme a dirección, es extraño que me haya incitado tanto antes y que mi cabeza haya jugado a sentir un abrazo suyo sólo por el morbo -Cerró los ojos para recordar eventos recientes -Es hermoso recordar que nos hemos tocado más allá de la convivencia estudiantil. Es extraño pero te amo de verdad.

Snape sonrió más relajado al regresar a su postura altiva de siempre.

-Sí, te hice el amor, te he hecho el amor tantas veces, señorita Granger, eres mía, has sido mía en mi escritorio, en mi oficina, en mi sala, en mi habitación, Mhh en la tuya -No pudo evitar apretar las palabras alborotarse, rugir -Te hice mía en la biblioteca de la prestigiosa universitaria de Londres y en un aula del subterráneo… Juro, que no vas a dejar de ser mía.

La besó ferozmente después de esa exposición creída, esa soberbia en los tonos, ese deseo de posesión, de ganar, de ser él. Snape expuso su voz como antes y también su gusto por ella.

-Quiero vivir contigo, Severus, después podemos casarnos.

-Para mí es suficiente que seas mi chica -Se acercó a su oído suspirando aire mezclado con exaltación -Te deseo ahora, te deseo, hermosa -susurró.

Ella mordió sus labios y luego asintió, intentaba sostener un ceño cuerdo y centrado pero le dolía esa forma de pedir del mago, sus besos, su forma de tocarla, le enloquecía su voz, le fascinaba esa situación que ella quería sentir como prohibida pero no, no lo era, ambos eran libres, libres para amarse.

Se desnudaron ahí al aire libre sobre el pasto, lo único que sostuvo sus cuerpos era la capa de Snape la que llevaba desde la mañana colgada como super héroe sobre su levita pero el frío los obligó a conocer el lugar, esa hermosa casa de campo antes de tiempo.

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