Impulsivo Capítulo XXI Piedras Y Cielo Nocturno ◾🔥🌃

Lista de capítulos

Capítulo 1 ¡Adiós Y Hasta NUNCA, Hogwarts! Capítulo 2 Universidad De Londres 🤔 Capítulo 3 Profesor Tobias Prince 📜 Capítulo 4 Srta. Jean Puckle 🕒🔊😨 Capítulo 5 ¿La Conozco, Srta? 🤔🧐 Capítulo 6 ¿En Qué Lo Puedo Ayudar? 📕👂😱 Capítulo 7 Suspicacias De Un Slytherin 🐍 Capítulo 8 Reunión De Subterráneo ✒️📋📷 Capítulo 9 Cuando Quiera, Granger 🔎 Capítulo 10 Coincidencia Nocturna 🌃 Capítulo 11 No es malo 🌅🌧️ Capítulo 12 Verla Un Instante ❤️🦁 Capítulo 13 Querido Profesor… 👄 Capítulo 14 Querido Profesor Part 2 👄🔞 Capítulo 15 La Madre De La Joven – 1🍋🔉 Capítulo 16 La Madre De La Joven – 2 🧐😕 Capítulo 17 Impulsivo Part 1 🏰 🐍 Capítulo 18 Impulsivo Part 2 🚂🏰👄 Capítulo 19 La Anciana Y El Chocolate👗🔥🛤 Capítulo 20 La Caja De Cristal 🔓🧧 Capítulo 21 Piedras Y Cielo Nocturno ◾🔥🌃 Capítulo 22 LA BENDITA RADIO 📻 ⌚ Capítulo 23 EL BENDITO TELÉFONO – ☎️📞 Capítulo 24 ¡SUMERGIR LOS CELOS! Capítulo 25 CASA DE CAMPO Capítulo 26 El POCIONISTA SABE LO QUE HACE 🔥 Capítulo 27 ABUELO ESTIRADO 🤨 Capítulo 28 PARTE DE LA SORPRESA 🦁 Capítulo 29 MALFOYLONG 🧐🖋️📜🔥 Capítulo 30 Narcissa Está Embarazada 🤨🌋⚡� Capítulo 31 Te Voy A Degollar 🧠� Capítulo 32 Alex, Hermione, Scamander, Y Severus 🔥 🔥 💼 Capítulo 33 ¿Dónde Estás, Malfoy? 🤫🤺 Capítulo 34 Narcissa Black – Snape En Taxi 🚖� Capítulo 35 Super Mercado Muggle 🦁🐾💊 Capítulo 36 Flashes Del Pasado 😬 📸 Capítulo 37 Scamander Y Baile Del Torneo 🏰 Capítulo 38 La Familia Es Valiosa 🏰 � Capítulo 39 Confrontación, Éxito Y Accidente 🔪� Capítulo 40 Doble Problema Y Segunda Oportunidad 📖 🧠 Capítulo 41 Te Quiero 🟩🔺� Capítulo 42 Consultorio de terror 🔎 🐍 👶

Llegó hasta la casa y tocó la puerta con sutileza pero no porque quería que la mamá se entere sino porque a veces olvidaba que la joven le había dado acceso a su habitación.

Esperó un par de minutos que fueron desagradables por la prisa de verla, nadie salió a abrir, tocó una vez más y luego desapareció.

La madre de Hermione estaba en la cocina concentrada en una receta de postre frío, escuchó un sonido continuo con un poco de prisa, eran toques en la madera que al concentrar su atención se hizo nítido. Había confirmado que era la puerta, no tenía duda.

Se extrañó porque casi nadie llegaba tan tarde en la noche a visitarlas.

Esperó un poco porque no quería equivocarse, le pasaba a veces que tanto pensar en su esposo le hacía imaginar que este trabajaba en el sótano en pasatiempos manuales o arreglando algo que era urgente para la casa.

Al esperar no volvió a escuchar nada durante unos tres o cuatro minutos hasta que volvieron a llamar con golpecitos.

Salió por el corredor de la cocina junto al comedor, atravesó la sala y tomó la perilla de la puerta, la abrió y jaló hacia ella con expectativas altas de a ver a alguien allí.

-Buenas no…- Se quedó sorprendida al no ver a nadie.

🔻

Por otro lado Snape se había aparecido en la habitación de la joven para asegurarse que estuviera bien pero ella no estaba ahí, se tocó el estómago preocupado y luego pasó su mano derecha por el cuello de su levita para liberar dos botones por la tensión acumulada en su nuca.

Sintió  angustia profunda pero se le ocurrió entonces ir al sótano. Al intentar aparecer ahí no se le permitió y algo afuera de él le regresó al cuerpo.

“Debe estar en el sótano por eso está protegido. Tocaré la puerta de nuevo.”  Le habló su mente en esa necesidad de darse calma.

Apareció otra vez frente a la puerta principal de la casa, ahora más inquieto. Se anunció con cinco golpecitos seguidos, tomó una pausa y nuevamente llamó con otros golpes sutiles.

Puso las manos en su espalda y con ansiosa ganas de meterse a la fuerza, esperó.

🔻

Para la señora Granger escuchar la puerta la confundió así que quiso asegurarse de nuevo si no era su imaginación.
Hizo que el hombre toque no sólo una vez más sino dos o hasta tres.

Snape estaba extrañado, frunció el ceño viendo atento a la madera oscura que le impedía el paso pero nadie le abría o daba razón.

Volvió nuevamente a la habitación de la joven, se sentó en la cama, desencajó la mandíbula y ahí mandó un patronus con un mensaje importante para ella.

“Hermione, estoy en tu habitación, tenemos que hablar.”

🔻

La señora Granger fue hacia la sala para abrir la puerta porque ahora sí estaba segura que habían tocado la madera. Giró la perilla y entusiasmada saludó.

-Buenas nochhh…- No terminó de hablar. -¿Hay alguien ahí?- Se asomó hasta el camino debajo de sus escaleras de entrada.

Los grillos hacían ruidos de tranquilidad y vacía noche como respuesta a sus cuestiones.

“¡Qué locura ¿por qué no hay nadie?!”

Se preocupó de que tenía que empezar a tomar esas pequeñas sesiones de psicología conductual cognitiva recomendado por su doctor por los fuertes episodios de ansiadas que a veces no le dejaban dormir.

No tener al esposo recientemente le estaba afectando.

🔻

El Patronus de Snape salió corriendo por las paredes, llegó hasta el principio de las escaleras y bajó ágil dando pequeños saltitos como si nadara, el animalito iba definitivamente al sótano.

Pero,

Al atravesar la sala asustó a la señora Granger quien no se esperaba un acto de magia de tal grado.

-¡Por Dios, hija, me asustas!- Ella reconoció el hechizo como un patronus que quizá la joven demostraba.

No sabía que en realidad Snape lo había conjurado para enviar un mensaje porque no le abrían la puerta.

El patronus atravesó la pared del sótano, bajó las escaleras de madera y nadó hasta caer en las piernas de Hermione.

-¡Ey qué haces aquí!- Sonrió antes de escuchar el mensaje que prácticamente le susurró con la voz de Snape . -Ahh, estás en mi habitación…

La joven no lo pensó mucho, de inmediato apareció en su habitación pero Snape no estaba ahí, estaba tocando la puerta de nuevo porque era un hombre impaciente y preocupado.

Con suerte al primer toque ella lo escuchó y apareció en la entrada atrás de él para sorprenderlo.

-Holaaaa.- Se emocionó de verlo.

-Hermosa…- Parecía que sostenía el aire. -Me pone más tranquilo verte.- Su voz se hizo grave, suave y lenta. Se acercó a ella para tocarla y llevársela.

🔻

Mientras tanto una madre volvía a salir hasta la sala para abrir la puerta, esta vez no esperó sino que estaba preparada.
En su mano derecha sostenía una taza de té y en su mano izquierda un panecillo dulce.
Atravesó la entrada y se sentó en las gradas frente a la puerta pensando que la persona que tocó varias veces volvería a llamar.

Pobre, ya nadie volvió a tocar. 🤦🏻‍♀️

***

Snape hizo que la joven aparezca acostada en su cama boca arriba, no sabía perder el tiempo porque ya estaba sobre ella.

-Pensé que no andabas en casa, quise aparecer en el sótano pero no tuve éxito.- Reclamó con su suavidad y seria característica Severusniana.

-Ah es que cambié la protección del sótano con un hechizo nuevo que aprendí en la universidad.- Se relajó viendo los ojos de Snape. Le gustaba cuando él la tenía así acorralada. -¿Por qué tu patronus se parece al mío sólo que es más pequeño?

-Te respondo primero lo del Patronus.- Aclaró la garganta. -Cuando  tenía la labor de cuidarlos a veces los seguía, a Dumbledore le emocionaba que avanzaran con sus hechizos de defensa los cuales estaban siendo impartidas por el sorprendente Sr. Potter. Muchas noches los vi practicar y entonces ese algo me pareció una maravilla, ese recuerdo se quedó conmigo hasta antes de morir. Era el rostro de una jovencita consiguiendo controlar un patronus de cuerpo entero, un éxito rotundo que se alzaba en contra del mal que me había destrozado, un pequeño e inocente soldado que disponía su vida gratuitamente en pro del mundo mágico. Entenderás que en esos duros momentos fue algo satisfactorio, la situación era complicada y la necesidad porque estuvieran bien era alta. La tercera vez que lo lograste estabas sola y fue antes de la fiesta de graduación, soltaste el patronus sobre el campo izquierdo cerca de las colinas intentando no ensuciar tu vestido.- Su voz le hacía ver a la joven transparencia y sinceridad, le trajo el recuerdo de esa misma noche. -Esa noche tuve un mayor recuerdo feliz después de haberme recuperado de una cicatriz enorme en mi cuello, la misma visión dos veces, mi patronus es similar al tuyo pero el animal es más pequeño porque me gustó lo vi, sentí la misma emoción que tú por ver la libertad de ese patronus como símbolo de que todo había quedado atrás.

-Es sorprendente porque pensaba que cada mago tenía uno distinto a otro.- La Joven puso dos de sus dedos en la ceja izquierda del mago para acariciarlo. -Y bueno como te decía el lugar estaba protegido, me refiero al sótano.

A Hermione le encantaba verlo hablar, sus gestos, sus pausas, lo exagerado de su pronunciación para puntualizar le era llamativo e irresistible. Y cerca era un acto eterno.

El hombre se recostó en la cama relajado con su mano izquierda debajo de su nuca y su mano derecha entrelazada de la mano de Hermione mientras ella acercaba sus dedos para jugar con sus facciones rectas o darle pequeños besos.

Olía tan bien, madera húmeda, lavanda, caoba y una hierva que la joven aún no identificaba bien aunque no estaba segura que fuera un ingrediente más. Tenía que aprender, era necesario para la carrera

El hombre siempre quería estar cerca a ella, lo suficiente para tocar se entre sí, la abrazaba por la cintura para atraerla como para abarcar el espacio de ella.
Cuando estaban junto a una construcción, una pared, una columna, no sabía cómo pero él se acercaba tanto que terminaba apretada o arrinconada sin escapatoria.

¡Snape a veces era muuuy intenso!
Y eso le gustaba a la pequeña mujer.

-Me di cuenta que estabas ahí sólo que al tocar nadie salió. El sótano de la casa es buen lugar para esconderse.- Suspiró. -Sobre todo si eres niño y necesitas escapar de algunos gritos o peleas.- Esto último lo dijo tan bajo que ella no logró escuchar.

-Qué raro mi madre debe estar en la cocina.

-Pues quizá toqué muy despacio.
Se acercó a besarla. -Lo siento casi olvido para qué vine.- El mayor siguió con ella.

La joven se sonrojó, no sólo por el beso sino porque tenía el rostro de Snape muy cerca, sentía tantos nervios en el estómago y otras veces no podía creer que ese mago fuera su novio.

¡Novio!

-¿Qué pasó en la escuela, Señor guapo?

-Ah sí era acerca de la escuela…- Fingió recordar en ese instante sin perder elegancia o seriedad. -El profesor Sandler me amenazó, primero con algo de su hijo el cual ya se retiró del grupo pero después se hizo personal y sugirió que iba a hacerte daño o peor que me robaría el proyecto.

-¿Por qué no fuiste a dirección?

-El rector ya está enterado de Sandler, desde que entré a la universidad y le quitaron el puesto de decano para dármelo a mí, me tiene muchos celos y no se quita de mi camino.

-Sabes que las personas son malas y era obvio que no se iba a quedar tranquilo, por eso ahora te quiere provocar para que cometas una falta.

-¡Las ganas me sobran, quiero hacerlo pedazos! Pero le prometí al ministerio que no volvería a matar a menos que sea en defensa propia.- Se sentó al sentir coraje, la joven se dio cuenta que estaba tenso, no parecía bromear, ahí veía el carácter real de Snape.

-Tranquilo por favor… Has un reporte y entrégales tus recuerdos para que vean lo que te dijo.

-Ya lo tengo.- Asintió. -Lo enviaré en un par de horas.

Hermione vio cómo estaba vestido, siempre era tan formal, no abandonaba así nomás sus eternos levitas. Lo que sí había dejado era la capa negra la cual sólo se lo había visto puesto en Hogwarts.
Mientras ella tenía ropa de casa, una playera larga de mangas cero y un short al estilo jovencita de ciudad costera, descalza y con el cabello levemente húmedo.

-¿Qué es eso que está en tu cuello?- Preguntó el hombre curioso.

-Es un collar de cuerda con un dije de plumas que cuelga hasta mi pecho. Mira…- Jaló un poco la tela de su playera y expuso su ropa interior negra superior, bueno, sólo un poquito por el escote.

Snape no perdió detalle de lo que ella voluntariamente mostró, se sentía curioso y entrometido como sólo él podía ser.

-¿Quién te lo dió?- Su tono fue recto, serio y mandón.

Hermione se puso nerviosa.

-¿Por qué? Es mío.

-Es una pregunta simple por favor, responde…- No estaba molesto sino curioso aunque con esa seriedad que daba miedo la joven no podía evitar preocuparse, la intimidaba más de lo que alguna vez había logrado su padre.

-Es mío lo tengo desde la escuela.

-No pregunté eso.- Le alzó una ceja.

-Severus, es que me pones muy nerviosa…- Se tapó el rostro.

-Bien, no importa si no me quieres decir.- Se alejó un poco de ella.

-Lo tengo desde la escuela, me lo dio Seamus.- Respondió sonrojada, rápido.

-Ahhh, el Señor Finnigan…- Miró hacia otro lado. -No sé… ¿Por qué conservar algo tanto tiempo? A menos que sea importante para ti.

Hermione descubrió lo que pasaba.

-¡Por Merlín estás celoso!

-No tengo por qué.- Dijo rápido en defensa.

-Severus eres tan posesivo a veces, es sólo un objeto que me gusta no tiene otro significado para mí.

-¿Y si yo te doy algo te lo pondrías en vez de eso?

-Claro depende de la ocasión.

-Yo quiero que tires eso.- La miró de nuevo, inexpresivo.

-Ohh ¿Por qué?- Fue suave y cuidadosa.

-Porque no te lo di yo.

Hermione no sabía qué decir, el semblante del mago no le decía nada, estaba siendo franco pero la confundía.

No podía dejarse en esa circunstancia particular sintió una necesidad fuerte por imponer lo que creía aunque eso le molestara al complicado pocionista.

-No lo voy a tirar porque es mío.- Dijo con cuidado. -Si tuviera que tirar todo lo que no me has dado entonces eso me dejaría sin nada; Sin ropa, sin casa y sin una madre.

-No es lo mismo, ese objeto te lo dio claramente un jovencito que gustaba de ti y quería llamar tu atención.

-¿Seamus gustaba de mí?- La hizo dar un viaje a mil kilómetros por hora. -No, no voy a dejar que me confundas, no voy a tirarlo, me lo voy a quitar hoy pero no lo voy a tirar.- Se lo quitó. Estaba un poco triste, su mirada estaba en sus manos.

Snape no dijo nada, también cambió su atención y se enderezó, luego se puso de pie como pensando qué decir o hacer.

El fruncir del ceño de la joven era tristeza claramente y él lo había provocado.

Se acercó frente a ella y se agachó hasta tener a la joven casi a la altura de él, apoyó lentamente cada rodilla en la alfombra para decir unas cosas.

-Perdóname no quise hacer que sientas tristeza.- Era su forma de disculparse, serio, con poca sutileza.

Hermione bajó la cabeza más y pasó su mano por su ojo derecho antes que una lágrima recorra su mejilla.

-No te preocupes…- Quería decir más pero se sentía comprometida a guardarlo para agradarle al hombre. Su voz era rendida y cuidadosa.

-No, de verdad perdóname a veces no sé cómo controlar e imponer mi forma de ser. Entiendo que como no eres yo harás las cosas distintas a como este servidor las haría. ¡Por favor, perdona!

-Es más simple que eso.- Contestó veloz. -Yo creo que tú piensas que no abarcas mucho en mi vida ahora cuando la realidad es que abarcas todo, no hay secretos que anteceden este sentimiento por ti, que estamos en una relación parecida un poco con otra… No… No existe nada antes de ti y las cosas que conservas de las personas sólo son recuerdos de convivencia y amistad. En mi caso, es un recuerdo de un amigo pero más importante es que me agradó mucho las plumas blancas, no tienen ningún significado.

Snape la miró atento.

-Sí, dudo a veces de la importancia que tengo en tu vida, tengo miedo de los malos recuerdos que aparecen del pasado y que tienen mi rostro. No quiero que te arrepientas de… De esto que pasa entre los dos.- Acarició la mejilla de la jovencita. -Porque es muy importante para mí que también sea importante para ti.

-Créeme que es importante no pienses lo contrario. Y yo sé qué no me presionas sino que eres así. Te amo, Severus y quiero quedarme contigo de verdad, créelo de verdad.- Le sonrió.

Al mago le encantaba escuchar eso y si era a cada instante era mucho mejor.

-Me hace feliz saberlo.- Pasó saliva evitando el dejar que sus emociones lo conmuevan.

La joven ya se lo había dicho muchas veces pero él parecía necesitarlo más que ella, esas palabras dulces y sinceras que lo hacen sentir parte importante de algo.

Hermione se acercó a abrazarlo pero después cambió de parecer.

-¿Vas a quedarte a dormir esta noche?- Fue suave e íntima, puso sus manos en el pecho de Snape.

-Yo quisiera que decidamos si vengo para acá un tiempo o tú vienes a vivir conmigo. No quiero obligarte a nada pero tengo miedo de que Sandler te toque tan sólo un cabello o peor que mande a su hijo a molestar. Quiero que estemos juntos por un tiempo.

-Yo encantada de que vengamos a dormir aquí o que me quede en la universidad.

-Prefiero que sea aquí porque quiero estar lejos del edificio de la universidad. Estoy planeando algo más serio pero es una sorpresa que te daré al final del semestre.

-Bien, a mí me encanta y esperaré por eso que dices a pesar que soy impaciente y estaré sobre ti muchos días.- Se acercó a besarle una mejilla con suavidad. -Con un poco de magia el lugar puede hacerse más cómodo para ti, me refiero a mi habitación.

El hombre cerró los ojos apreciando la muestra de cariño también con su interior.

Suspiró profundamente como controlando algo dentro de él y la besó en la boca.

-¿De verdad no te molesta que me quede?- Le dijo en el oído con tono grave e interesante. -Porque a veces parece que huyes de mí.

-¿Te parece que huyo? No me pongas nerviosa…- Se tapó el rostro. -Ahora sí dime por qué dices eso.- Abrió la boca sorprendida, era como si se confesaran un secreto.

-Tú dime por qué huyes…- El mago quería que lo mire a los ojos a la fuerza pero la joven no podía, lo intentaba pero era una de las cosas más difíciles que podía lograr.

Snape se sentó, la tomó de la cintura y sin hacer mucho esfuerzo la posó en su rodilla derecha, sentada. Colocó su mano izquierda en la rodilla derecha de la joven y luego avanzó hasta su muslo tocando su piel con la extensión de sus dedos hasta que chocó el borde del short, la caricia fue sutil y cuidadosa.

Snape a veces la sacaba de quicio porque su rostro era inexpresivo aunque fuerte cuando quería decir algo. Su forma de mirarla como estudiando todos sus movimientos era lo que la hacía sentir inquieta.

-Es que yo… Yo sólo puedo negar una acusación como esa porque no huyo de ti.- Afirmó. Su voz con atisbos exaltados y temblorosos pudieron entregar el mensaje.

El hombre le miraba los labios.

-Sí, huyes.- Acusó. -No me sostienes la mirada y…- No quiso decir más.

-Pero es porque… En realidad no es así. Lo dices con tanta seguridad.- Puso su mano derecha en el rostro del mago, cuando hacía esto casi siempre cerraba los ojos disfrutando el contacto. -Pero creo que te refieres a una cosa en particular…- Su voz no fue tan segura ahora.

Snape subió lentamente su mano en el estómago de Hermione.

-Nooo no me hagas cosquillas.- Se quejó queriendo reír tomando la grande mano del mago para evitar que hunda sus dedos en sus costillas. -No lo hagas, sino tendré que luchar para que me sueltes.

-Yo no hice nada.- Negó rotundo inmutable. -¡No me amenace, Srta.!

La joven se acercó a su oído.

-No huyo de ti.- Susurró provocativa.

-Mmmh ¿Nooo?- Preguntó e hizo exactamente lo que ella no quería. Hundió sus largos dedos de ambas manos al rededor de su cintura por debajo de sus costillas.

-No, por favor.- Empezaba a ponerse roja de risa. -No jajaja para por favor.

Luchaba por arrancarse las manotas largas y pálidas del mago.

Pero Snape cambiando el ambiente rápido se puso serio. (Aún más 😱)

-Bueno, vamos a cenar.- Dijo en tono de interés alto.

-Pero mi madre ha cocinado.- Dijo imaginando que la llevaría a otro lado.

-Por eso, espero que haya hecho lo que comimos la cena anterior.

-Ella me va a llamar, le diré que has llegado. Y sí tienes suerte, yo se lo pedí sin querer en la tarde.

-Excelente.- Pronunció exagerado y lento.

🔻

Al pasar cerca de media hora en que el mago le explicó a detalle lo que pasó con el otro profesor la joven bajó directo a la cocina pero no encontró a su mamá, bajó al sótano y luego fue a la sala pero no la halló.

Fue a la habitación del segundo piso para ver si se había acostado o había ido a darse un baño, e incluso visitó el nuevo almacén que antes tenía su cama y cosas.

Regresó hasta la sala y se dio cuenta que su mamá esperaba afuera de la casa.

Verla así le dio un poquito de angustia pensando que quizá su madre necesitaba un momento de reflexión a solas.

-Mamá, ¿Qué haces ahí? Hace frío, deberías entrar.

-Estaba esperando que toquen la puerta nuevamente pero creo que otra vez fue mi idea.

-Oh no, sí tocaron la puerta, Severus llegó hace unos minutos dijo que llamó pero nadie le abrió.

-Vaya, después de todo no me imagino cosas.- Se puso de pie. -Me tardé un poco en abrir porque los primeros toques fueron un tantito débiles.

-No importa Má, Severus apareció en la habitación después de intentar aparecer en el sótano pero al no tener acceso me envió un patronus para avisar que había llegado.- No quería que su mamá se sienta mal.

-Ahh, eso…- La mamá hizo una sonrisa ladeada. -Me asustó con ese animalito.

-Perdón.- Se disculpó por Snape.

-Vengan a cenar, es buena hora.

Severus bajó las escaleras cuando la jovencita le avisó, hizo una pequeña reverencia de cuello cuando estuvo frente a la señora.

-Buenas noches, me alegra verla.- Usó ese tono modoso que empezada a usar en la universidad con los colegas.

-¿Cómo estás, jovencito? Espero que tengas hambre.

-He de confesar que tengo mucha hambre.- El pocionista no era tímido, cuando tenía que ser franco lo era y eso era completamente cierto, no había almorzado por unas reuniones que se cruzaron con su correcto horario de comida.

-¡Muy bien!- Sonrió la señora alegre de verlos juntos otra noche delante de ella, después de tono hacían una bonita pareja.

La personalidad del mago no se comparaba nada con el pequeño Ronald el cual era un poco inmaduro y quizá aniñado. Ese que estaba junto a su hija definitivamente era un hombre realizado, responsable y ejemplar además de los demás atributos físicos y humanos.

La madre era buena anfitriona pero le tendió una trampa, adivinó que el mago se quedaría por eso le hizo comer tres veces más.

-Ya estoy satisfecho, estuvo delicioso.- Se limpió el borde de la boca con la servilleta de ceda blanca que la madre de Hermione había bordado.

-Vamos, hijo, come un poco más, que no te de pena.

-Mamá lo harás engordar.- Sonrió tímida viendo a Snape que no podía ni moverse.

-Ya saben lo que dicen; barriga llena corazón contento.- Fue enérgica y graciosa.

-Le agradezco.- Dijo Snape con respeto y una media sonrisa. Pero ya le había leído la mente a esa mujer astuta.

La madre se reía por dentro, ella lo escuchaba en su cabeza de forma escandalosa.

Herms terminaba los últimos bocados de su primer plato porque la conversación con su mamá había estado entretenida.

La señora decidió empezar a recoger lo de ella y lo de Snape por lo que dejó un instante a la pareja.

El mago tomó su varita rápido por debajo de la mesa sin que Hermione se diera cuenta, movió la muñeca para hacer un simple hechizo de movilización.
De las muchas piedras que constituían un adorno de una pecera sin agua en el centro de la mesa, se levantaron algunas sobre el cristal para ponerse un poco oscuras y formar letras que la joven mujer leyó sin perder atención.

◾Te ves…
Hermosa…

El mensaje sonrojó a Jean.

◾Ven conmigo…
A ver…
Las…
Estrellas…

La magia era encantadora cuando se utilizaba en esos detalles.

◾Tú y yo…
Una nube…
En el cielo…

◾Tú y yo…
Disfrutando…
Del…
Otro…

La joven casi pudo escuchar su voz en ese último mensaje.

Las piedras hicieron un círculo sobre la mesa y en un paso elegante regresaron ordenadas a su lugar como en un desfile de clavados.

Hermione asintió suavemente y dijo en voz alta:

-Gracias má, iremos a la habitación.

-Adelante.- la madre dio un paso justo para ingresar donde ellos estaban.

Snape se adelantó a subir a la buhardilla para hacer algunos hechizos mientras la joven recogía sus cosas del sótano y las ponía en su mochila que colgó después sobre su hombro derecho, fue con su madre para entregarle algo que encontró en las cajas altas y escondidas del sótano que le pertenecían a su padre por la impresión que tuvo antes  de su progenitora al verla sola pensativa, después subió escaleras arriba para reunirse con el pocionista.

Uno de esos hechizos que hizo Snape fue hacer que no se sienta tan pesado por la comida.

En el mismo instante que la joven puso un pie sobre su habitación se encontró con dos cosas resaltantes.

No había luz, aquí vio el segundo hechizo que el mago hizo para que su techo se luzca con magia similar al que utilizaban en Hogwarts para hacer ver el techo del comedor con el cielo nocturno.

Y el tercer hechizo (lo segundo resaltante) que salió de la varita de pino mostró a Snape que estaba sentado en la orilla de su cama completamente desnudo.

🍋

¿Cómo no impresionarse de eso?

La joven se acercó a él y este la tumbó en la cama quitándole toda la ropa de forma afanada.

Sin previos el mago se unió a ella dejando salir aire de exaltación con un hechizo silencioso en su mente que  hizo compartir recuerdos con ella, eran todas las veces anteriores que habían estado juntos, verlo y escucharlo la estaba matando de placer. No conocía eso, no sabía que se podía hacer, mostrar tres a cuatro imágenes al mismo tiempo entrelazadas entre sí y él imparable enérgico y a la vez sutil dentro de ella.

-Ahhh.- La boca de la joven se abrió viendo brillar pequeñas luces en el techo mientras lo sentía, algunas caían y otras se hacían grandes.

“Astros, estrellas, qué más veré…” Se dijo rendida de placer.

Esas caricias únicas de íntimo amor eran incomparables a otras, te quitaban el aliento, te hacían sentir completo.

Snape la escuchaba gemir en el placer de ambos cuerpos y se dejaba llevar también con los sonidos que escapaban violentos desde su pecho.

La joven veía con los ojos abiertos, no sólo las estrellas que estaban en su techo sino todo lo que él quería que apreciara. La forma y la idea era tan interesante y él invadiendo su espacio era magnífico.

Ella pudo verlo, veía su cuerpo blanco sobre ella como si le hubiera robado los recuerdos, veía las pieles juntarse, resbalarse, besarse al mismo tiempo.

Escuchaba en los momentos vividos tan nítido y atrevido.

-Ahh mi amor.- Fue poseída por largo tiempo en la mente de Snape y cuando al fin el mago la soltó se concentró en vivir todo a detalle.

Snape se detuvo cuando sintió que ella quería cambiar.

Se besaron por un instante agitados por la pasión que los hacía quemarse entre sí.
Hermione bajó de la cama e hizo que el mayor se siente en el borde, este la tomó del rostro para enmarcar su sonrojo el cual le excitaba y ella buscó nuevamente la unión sentándose sobre él a horcajadas.

-Ohh.- Gimió el pocionista al sentirla nuevamente, su voz se igualó a la de ella que también hizo un pequeño sonido encantador.

Snape la abrazo por la cintura para pegarla más a él, la apretó e instintivamente se hizo un poquito hacia atrás cada que ella empezó a deslizarse en su largo y vigoroso sexo.

Ese tacto sobre lo tenso de su piel caliente que la quemaba era enloquecedor, la chica le buscaba la boca para besarlo pero la realidad era que no podían hacerlo por el acelerar de su hermosa amante de arriba a abajo.

-Ahhh no, mi amor, espera.- Dijo agitado entre dientes a punto de explotar. -Tienes que llegar primero.- Susurró.

-Yo… Estoy… Llegando… Ahora… Mhhhhh sí Ahhhhh.- Su agitar casi no le dejó hablar junto a la exaltación que hizo su voz muy aguda, fue sorprendida por un largo y fabuloso osgasmo.

-Ahh hermosa…- Dijo Snape enloquecido sintiendo cómo se mojaba más y más, cómo lo apretaba para matarlo.

De un momento a otro cuando le había sujetado los labios de forma mordible para darle besos torpes al aire, ella empezaba a hacerlo más lento y rítmico, tomó sus glúteos y hundiendo sus dedos en cada uno la fue apretando más hacia su pelvis más ágil sobre él para que no pare en lo  que se dejaba ir sin prisas.

Su gesto cambió, su ceño se hizo grave entre cerrando los ojos, rozando los labios de su novia, su respiración se hizo desesperada, ronca y apretada como si fuera a morir ahogado.

En dos noches sin ella ya tenía mucho para dar y no porque fuera increíble sino porque sus hormonas estaban a tope, ella le antojaba tanto.

Su energía se dejó ver escurriendo debajo de ella con dirección a sus dos ingles. El movimiento no cesó, la joven no paró a pesar que la sensibilidad en la cúspide casi se hacía inaguantable.

La joven lo besó con ganas, él le respondió igual, se amaban y tenían que inventar más formas de demostrarlo.

Por eso Snape la puso a un lado con cuidado, la limpió y así mismo con un hechizo silencioso.
Volvió a ponerse sobre ella para comenzar con caricias de sus manos el segundo encuentro.

-Te amo, Granger…- Estaba agitado. -Ahhh puedo morir hoy mismo.- La besó intenso sobre la cama.

Snape había hecho muchos hechizos esa noche pero se había olvidado uno muy importante y discreto el cual no dejaría que alguien los escuche cómo se mimaban entre sí.

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