Impulsivo Capítulo XVII Impulsivo Part 1 🏰 🐍

Lista de capítulos

Capítulo 1 ¡Adiós Y Hasta NUNCA, Hogwarts! Capítulo 2 Universidad De Londres 🤔 Capítulo 3 Profesor Tobias Prince 📜 Capítulo 4 Srta. Jean Puckle 🕒🔊😨 Capítulo 5 ¿La Conozco, Srta? 🤔🧐 Capítulo 6 ¿En Qué Lo Puedo Ayudar? 📕👂😱 Capítulo 7 Suspicacias De Un Slytherin 🐍 Capítulo 8 Reunión De Subterráneo ✒️📋📷 Capítulo 9 Cuando Quiera, Granger 🔎 Capítulo 10 Coincidencia Nocturna 🌃 Capítulo 11 No es malo 🌅🌧️ Capítulo 12 Verla Un Instante ❤️🦁 Capítulo 13 Querido Profesor… 👄 Capítulo 14 Querido Profesor Part 2 👄🔞 Capítulo 15 La Madre De La Joven – 1🍋🔉 Capítulo 16 La Madre De La Joven – 2 🧐😕 Capítulo 17 Impulsivo Part 1 🏰 🐍 Capítulo 18 Impulsivo Part 2 🚂🏰👄 Capítulo 19 La Anciana Y El Chocolate👗🔥🛤 Capítulo 20 La Caja De Cristal 🔓🧧 Capítulo 21 Piedras Y Cielo Nocturno ◾🔥🌃 Capítulo 22 LA BENDITA RADIO 📻 ⌚ Capítulo 23 EL BENDITO TELÉFONO – ☎️📞 Capítulo 24 ¡SUMERGIR LOS CELOS! Capítulo 25 CASA DE CAMPO Capítulo 26 El POCIONISTA SABE LO QUE HACE 🔥 Capítulo 27 ABUELO ESTIRADO 🤨 Capítulo 28 PARTE DE LA SORPRESA 🦁 Capítulo 29 MALFOYLONG 🧐🖋️📜🔥 Capítulo 30 Narcissa Está Embarazada 🤨🌋⚡� Capítulo 31 Te Voy A Degollar 🧠� Capítulo 32 Alex, Hermione, Scamander, Y Severus 🔥 🔥 💼 Capítulo 33 ¿Dónde Estás, Malfoy? 🤫🤺 Capítulo 34 Narcissa Black – Snape En Taxi 🚖� Capítulo 35 Super Mercado Muggle 🦁🐾💊 Capítulo 36 Flashes Del Pasado 😬 📸 Capítulo 37 Scamander Y Baile Del Torneo 🏰 Capítulo 38 La Familia Es Valiosa 🏰 � Capítulo 39 Confrontación, Éxito Y Accidente 🔪� Capítulo 40 Doble Problema Y Segunda Oportunidad 📖 🧠 Capítulo 41 Te Quiero 🟩🔺� Capítulo 42 Consultorio de terror 🔎 🐍 👶

De regreso a Hogwarts 1

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-Santori, ¿Ya vienes a molestar?- Snape dejó caer su portafolio mágico el que antes de tocar la superficie del suelo empezó a flotar detrás de él.

-¿Así que besas a una jovencita en el comedor?- La cara de pervertido de este albino incomodó al pocionista.

-¿De qué estás hablando?- Snape se paró en seco y cruzó sus brazos en síntoma notorio de rechazo.

Por su puesto el pocionista sabía de lo que hablaba el señor ojos de sangre pero no tenía por qué decir nada y menos a ese cara de vampiro.

Sinclair el de ojos rojos acusó a Severus con la mirada entre cerrada y una sonrisa de lado tan sucia y maliciosa que le provocó asco.

-Te vieron en el comedor besando a la estudiante de ingreso, Jean Puckle, esa estudiante que dijiste conocer desde que era tan sólo una niña a la cual me prohibiste acercarme.- Se expresó con las manos de forma exagerada.

Snape miró con altivez directo a las cejas casi transparentes de su compañero, no mostró alguna aflicción o culpa y menos se animó a afirmar alguna cosa que tenga que ver con un beso.

-Yo dije eso así es, la conozco desde que tan sólo era una niña.

-Y ¿Ahora te diviertes con ella en la cama, verdad? Le das sus nalgadas de niña mala y la sientas en tus piernas con ímpetu.- El hombre sacó la lengua y el mago negro se escandalizó.

Snape transformó su rostro sorprendido por la imagen que este le hizo ver en la mente.
Movió la varita y el objeto lanzó una cuerda al hombre albino que le apretó el cuello y lo amarró manos y pies postrandolo delante de él.

-Si vuelves a decir algo así la siguiente vez perderás la lengua y además la capacidad de guardar recuerdos en tu mente. Ya te he dado demasiada confianza pero ¡Basta ya, no tengo más ganas!- Apretó las palabras entre dientes. -Con tu permiso tengo clases que dar.- Lo dejó ahí arrodillado en el suelo mientras su querido colega luchaba por soltarse.

“Magia sucia, luego me voy a desquitar contigo, Severito.” Santori rió divertido sin abrir la boca.

***

Snape llegó a sala de junta cerca de las cinco de la tarde, se reuniría con Hermione y los otros estudiantes miembros del grupo de investigación.

Se sentía bien saber que la vería, que vería esa timidez y sonrojo tierno, su cabello hacer contraste con su rostro y labios, su forma de pensar y expresarse. Cada detalle de ella le gustaba más, cada detalle en ella era una cosa más que le atraía.

Apareció dentro del aula en el extremo de la sala frente a la mesa, tomó su silla y se sentó sin ver a nadie sólo veía los papeles que tenía guardados en el portafolio, quería hallar las mismas tesis que envió a la joven dos noches anteriores y sí, no la había visto casi cuarenta y ocho horas enteras, moría por abrazarla, susurrar en su oído, tomarla por la cintura.

-Buenos días, profesor.- Dijo Mallou mientras tomaba asiento antes que los demás.

Hermione y Sinclair lo siguieron.

-Buenos días, profesor Tobias.- Sinclair dejó salir el respectivo saludo.

-Buenos días, Señor.- La voz de la joven, propia como siempre, lo dañó en el estómago por eso no subió la mirada sino siguió en sus pergaminos.

-Gracias por la puntualidad, ejemplares alumnos.- Su tono era preocupado, con mucha importancia. -Les reenviaron tres tesis de investigación incompletas que espero hayan leído. Ahora me van a decir cuál les pareció más interesante.

-Señor, sugiero que la número tres, el veneno para sumergir objetos malditos.- Dijo Mallou.

-También pensé que sería interesante el mismo.- Contestó la joven.

Ninguno de ellos sabía que Snape había estado trabajando en eso desde que Dumbledore se infectó con el anillo que hechizó Voldemort sin embargo no pudo terminar de ayudar al director por falta de tiempo.

-Apruebo aquél veneno y sugiero la poción revitalizante aérea que cura toda una ciudad de un imperius.- Sinclair quiso verse exigente.

-Entonces por mayoría se escogerá el veneno para sumergir objetos malditos. ¿Qué nombre proponen?- Subió la mirada.

Lo dijo también para que el niño no se sienta tan importante.

-¡Fórmica! Como el ácido fórmico muggle, viene del latín hormiga. Como si una hormiga hicieron su pequeño trabajo junto a las otras, un trabajo de limpieza. ¿Qué les parece?- Mallou empezó a competir con Sinclair, quería impresionar.

-Para ese caso, propongo “TRUDO”.- Dijo Sinclair para no quedarse atrás.

-Es latín.- Intervino Hermione con habilidad. -Sinónimo de Impulsar “Impeler =Impulsar” Porque impulsa la efectividad del veneno y aún más si encontramos el hechizo correcto en defensa contra la arte oscura.

-¿Entonces qué tal quedaría “Impulso”?- Dijo Sinclair.

-No…- Hermione además de recordar lo que había leído también recordó algunas circunstancias e imágenes que atacaban su mente en ese instante, imágenes y sentimientos que sacudieron su cuerpo hasta lo más profundo. Cerró los ojos imaginando al autor de la idea, su investigación, viendo además su forma de estudio, preocupado, las noches largas de lectura prohibida sin parar. -Impulsivo… Impulsivo quedará mejor.

-Impulsivo me agrada.- Dijo Mallou -Es un impulsivo para un hechizo contra artes oscuras.

Hermione Sonrió.

-Sí, ¿Puede ser, impulsivo, Señor?- Vio al mago a los ojos, se lo dijo en doble sentido.

Snape quien veía directo a los ojos café, desconectó un rato y bajó hasta los labios de ella imaginando que podía atreverse en ese instante a besarla.

-Me parece un definición correcta, Srta. Puckle.- Su pronunciación al decir ese nombre era tan pausada, como su disfrutara deletrear con la lengua cada pequeña letra.

Hermione estaba volando en alguna galaxia lejana cuando escuchó eso, sintiendo los besos del hombre cada vez que él intensificó la mirada sobre ella.

El profesor miraba a los alumnos disimulando y pensando en no esconder nada a la primera oportunidad.

Sí, se expondría para que de una vez se alejen de ella.

-Los puntos de investigación e ingredientes para probar están en la página treinta y seis en adelante, la extensión de la tesis la traje desde mi oficina.- Abrió su portafolio cuando lo posó frente a él en la mesa. Con cuidado metió ambas manos como quien recoge un gran bloque de cemento del interior del portafolio y así sacó tres grandes libros gruesos escrito a pluma los cuales eran copias de la extensión de la tesis o su propio estudio. Mallou y Sinclair se sorprendieron, era demasiado para leer. -Tienen dos semanas para terminar de leer mis propuestas y escribir ideas sacadas de sus propias mentes.

-Es muy poco dos semanas, profesor…- Sinclair estaba preocupado por otras responsabilidades pendientes en la universidad.

Snape lo vio preocupado y dijo.

-Entonces será en una semana y media.- Apenas estaban conociendo el carácter del hombre quien según él había dado una solución en vez de perjudicarlos.

Sinclair iba a protestar pero Mallou lo calló con la mirada y un movimiento sutil de su rostro de lado a lado en negativa.

-Que así sea, Señor.- Dijo Mallou.

Sinclair se mordió la lengua.

***

La reunión acabó y estos jovencitos guardaron sus cosas con cuidado sin poder guardar el último libro de pergamino el cuál era una bestialidad de contenido, tan grande que de verdad podía intimidar a cualquier lector.

Además estaba tan pesado que tuvieron que ponerlo sobre sus cabezas.

-Usen magia, jóvenes, no sean tan exagerados.- Snape les recordó que podían usar sus varitas.

Mollou se dio cuenta que tenía razón, casi no usaban magia, por poco se habían olvidado de hacer hechizos.

Acomodaron sus sillas al levantarse y salieron hasta la puerta, la joven estaba a punto de hacer lo mismo pero Snape habló exponiendo lo que tenían.

-Tú te quedas conmigo, Srta.- Su mirar serio y los ojos al asecho fueron contemplados por los otros alumnos los cuales abrieron la boca al mismo tiempo

Hermione se puso roja.

-No me iba a ir.- Sonrió tímida.

Snape estiró su brazo y mano para que ella se acerque y lo tome.

Hermione con el rostro sonrojado se acercó y le tomó la mano.

-Ustedes ya puedes irse.- Dijo el mago despidiéndose de los otros y marcando el territorio de forma cuidadosa (Según él) -Más les vale terminar de leer el libro y hacer lo que les he pedido.

Snape cerró la puerta con magia después de que ellos salieron.

Mollou rió de lado y se burló de Sinclair.

-Tu chica ya tiene dueño de corazón.- Le guiñó el ojo. -Ya no puedo ayudarte para que se fije en ti, mi más sentido pésame porque no tienes competencia alguna con el profesor.- Fingió tristeza en el rostro, hasta su voz se hizo como de abuelita engreidora.

Sinclair suspiró rendido viendo hacia la puerta que permanecía cerrada, tenía las manos en la cintura imaginándose que el hombre a quien decía “profesor” la estaba besando, a ella, a esa hermosa joven a quien vio sentada en el parque los primeros días de clase.

-¿Cómo es posible?- Sinclair mostraba cara espantada. -Esta es una escuela de niños genios y tenía que poner los ojos en un aburrido profesor de pociones.

-El hombre es un crack, no podrías contra él, incluso casi te dobla el tamaño.

Sinclair abrió los ojos sin saber a lo que se refería.

-¿Tamaño de qué?- Habló como si se estuviera ahogando.

-De altura pues ¿Qué estás pensando, cochambroso?

El estudiante con el corazón roto acomodó sus elegantes ropas y peinó su cabello.

-Aún se dará cuenta que soy mejor que él.

-¡Deja de ser terco por el amor a Pepar! Ni modo, tendrá que ser una de séptimo ciclo.- Se burló el asiático en su triste cara.

-¡Bendito, profesor! Con lo caro que me salió pagarte para que me calumnies y para que entres al grupo.

-Me gusta estar en el grupo, déjalo así, ya no será necesario que me pagues lo que falta.

El rostro del joven se hizo tan rojo que sintió de pronto muchas náuseas.

-Vámonos, te pagaré la soda esta vez.- El asiático le dio unas palmaditas aguantando la risa.

***

En un castillo lejos de la universidad.

-Snape vendrá esta noche acompañado de la alumna Granger, Sr. Subdirector.

Ambos daban pasos al lado del otro dirigiéndose al salón de dirección

Ambos daban pasos al lado del otro dirigiéndose al salón de dirección.

-También me llegó la carta, Minerva. Es una sorpresa, intenté contactar con él casi un año entero para invitarlo a venir a que de muestras de algunas clases pero se negó.

-Ahora no viene a quedarse, sólo viene a recoger algunos de sus libros. Tiene razón, también intenté invitarlo pero la mayoría de veces sólo recibí un saludo como contestación.

-No me ha dicho a qué viene, espero que podamos conversar un poco con él en la cena, igual será una sorpresa tan sólo poder saludarlo.- Dijo el elegante subdirector.

-Llegará en una hora.
He avisado a cocina que hagan una cena especial.

-Debe haber sido difícil escoger su alimento favorito, Severus siempre fue tan disticoso y antipático.

-Verá que le va a fascinar lo he observado desde que era un niño de once años. Si los alimentos contienen carne a término medio, se chupará los dedos.

***

En una aula de escuela universitaria.

-Por eso he mandado la carta hace un par de días, le dije a Minerva que vendrás conmigo.

-¿Le contaste a la profesora que estudio aquí?

-No, sólo le dije que vendrás conmigo.- Snape quién arreglaba las cosas de la mesa caminó hasta ella y la miró a los ojos, serio, cambiando de iris a iris color café brillante. -Te llevaré a casa para avisarle a tu señora madre.

-No hay problema, yo le enviaré una carta.

-No, prometí que le diría cuando tuviéramos que salir.

-Severus, no, soy completamente independiente, mi madre sólo quería asegurarse que seas confiable pero no necesito permiso de ella y si tú vas con ella vas a darle autoridad sobre mí cuando yo me he cuidado sola casi toda mi vida.

El hombre se quedó pensando con el ceño fruncido.

-Bien, no queda en mí, será lo que tú quieras.

Hermione al final fue a casa en vez de escribir la carta porque imaginó que si salía a Hogwarts no era para estar un par de horas. Mejor le avisaría a su progenitora que se iba unos días fuera de Londres.

Y así fue a decirle a la madre la cual asintió sin ningún problema, tan sólo con el consejo que no se separe de la figura alta y tenebrosa de su novio.

La mamá lo llamaba así “Tu novio.”

Regresó con el mago quien había tenido una reunión de última hora con otros profesores de Defensa Contra las artes Oscuras, estos habían sido invitados a algunas conferencias a realizarse en universidades de Italia, específicamente un poblado pequeño el cual estaba hechizado y sus habitantes eran magos, brujas y familiares muggles de los mismos.

Después de ir a Hogwarts Snape le propondría a Hermione que lo acompañe a esos eventos de estudios pero aún faltaba unos días para el fin de semana.

Snape la vio en el patio principal el cual se encuentra cerca de la entrada de Dirección General, veía cómo la estudiante se había vestido.
Tenía puesto la capa de la escuela, debajo de ella una camisa de mangas cortas color negro, un pantalón de mezclilla color azul claro y unos tenis igualmente azules, se hizo un peinado de una cola alta ordenada y algunos mechones que caían en su rostro, Snape también como los últimos meses tenía el mismo peinado de las clases y por primera vez haciendo que ella lo note, un levita negro intenso.

Avanzó hasta ella y sin avisar la besó en los labios.

-Eres hermosa, me gustas tanto.

-Y tú eres tan hermoso pero sobre todo encantador.- Sus mejillas se hicieron rojas por pena.

Salieron de la universidad hasta el jardín posterior y ahí desaparecieron y aparecieron en el frente de la entrada hacia el castillo Hogwarts.

-No te separes de mí, jovencita, hay más aurores que antes, queremos evitar que te confundan con alguna estudiante.

-Está bien. Me pregunto… ¿Por qué no entramos por el puente, por donde llegan los invitados?- Ella veía a todos lados intentando recordar qué lugar era por donde andaban.

-Porque no quiero que mi casa arme un escándalo al verme.- Dijo el mago pensando en lo que sería si lo vieran los alumnos de Slytherin.

-Comprendo de todas maneras van a enterarse que llegaste porque estaremos en la cena.

-Pero en la cena no podrán hacer un escándalo.

-Bueno, tú sabes lo que haces.- Dijo la joven despacio expresando la opinión con cuidado.

Caminaron recto hasta llegar a la entrada del vestíbulo principal donde Minerva McGonagall los estaba esperando junto al subdirector.

-Buenas noches, profesora, buenas noches profesor.- Dijo Hermione con una gran sonrisa en el rostro al ver a su antiguo profesor.

-Srta. Hermione cómo estás.- El hombre se refirió a ella por primera vez con formalidad. -Disculpa si me pongo un poco nervioso pero estoy en personaje.

Hermione frunció el ceño levemente y después lo miró raro.

-¿Por qué?..- No terminó de decir nada cuando Hagrid la interrumpió con un pequeño susurro.

- No terminó de decir nada cuando Hagrid la interrumpió con un pequeño susurro

-Ahora soy el subdirector.- el semi gigante soltó temeroso e inseguro.

Hermione abrió la boca y respondió también en secreto.

-¡Woww serás el mejor, lo sé!- Le guiñó el ojo al melenudo.

-Buenas noches, Minerva, buenas noches Hagrid, me alegra verles.

Minerva se sacó de onda.

-¡La disciplina en Londres te ha cambiado! ¿Así que te alegra vernos, muchacho? Explícame más de eso en la cena.

Minerva tomó al mago del brazo para entrelazarse con este y él sólo accedió.

-Algunas personas cambian levemente.- Dijo Snape quién se adelantó con ella unos pasos. No perdió seriedad en ningún momento.

-Veo que sí.- alzó las cejas sorprendida. La directora esperaba al mismo amargado de siempre.

-Te expliqué en la carta que sólo vendría a recoger un material que olvidé, no puedo quedarme.

-Tranquilo, ya habrá tiempo para eso. Precisamente ustedes dos son de quienes no hemos sabido absolutamente nada, el señor Potter nos dijo que Hermione se había aislado en el mundo Muggle y que había perdido contacto con ella casi un año ¿Cómo la encontraste?

-Nos encontramos precisamente en la universidad.

-Es una genial coincidencia ya que si a la joven nos fue difícil encontrar a ti hubiéramos tenido que remover cada rincón de polvo en todo Inglaterra y conociéndote, de toda Europa.

-No me conoces tanto, Minerva.- Le dio a la bruja una sonrisa seria. (Sí señores, Snape era el único capaz de hacer esas sonrisas, nadie más.)

Él pensaba que la bruja nunca podía imaginar que salía con la señorita Granger, se imaginó lo que iba a decir la bruja y acertó.

-Claro que sí, jovencito, claaaaro que sí.

No tienes ni idea quién soy. Dijo el mago en su mente.

Hermione disfrutó el poder hablar un buen rato con Hagrid en lo que siguió la cena pero no fue hasta que una bruja se atoró con su bebida que se quedó callada el resto de la noche.

-Por eso digo que deberían quedarse, Severus, sólo esta noche.

-No es necesario, tendré que mover algunas actividades importantes, aunque no llevo clase en la mañana sería impropio que me quede aquí sin haber avisado que lo haría.

-No necesitas avisar, Severus, esta es tu casa.

-Pero la joven, no avisó a su madre.- Soltó Snape para librarse.

-Estoy segura que podrá hacerlo con una carta o de forma personal.

Snape pensó unos segundos.

-Si ella está de acuerdo nos quedaremos pero si no entonces mejor lo dejamos para después.

Minerva le guiñó un ojo.

-Jovencita, le sugería al profesor Severus que se queden esta noche y mañana después del almuerzo vayan a sus respectivas actividades de la universidad.- Le dijo Minerva con sutileza máxima.

-Por mí no hay ningún problema, Directora.- No quiso decir más la estudiante.

-Entonces se quedan en el castillo.- Sonrió triunfal la bruja. -Severus, hijo,  puedes quedarte en tu habitación de las mazmorras y la estudiante puede ir a las habitaciones de invitados en la casa de Gryffindor.

Hermione no escuchó, prefirió atender a Hagrid.

-No, prefiero que se quede conmigo.- Soltó Snape sin esconder nada.

Minerva alzó su taza de té y le dio un pequeño sorbo, después de hacer que el líquido caiga por su garganta volvió a hablar.

-No entiendo ¿No te incomodaría que se quede en las mazmorras contigo?

-No voy a ir a las mazmorras, directora. Hermione y yo podremos quedarnos en una de las habitaciones de invitados, pero del Castillo.

Minerva lo cuestionó con la mirada y luego sonrió.

-Pero Severus, hay suficientes habitaciones como para que dejes dormir a la la joven en la cama y tú duermas en la alfombra de todos modos ya no hay peligro, no tienes que cuidarla.

-No, Hermione y yo venimos juntos.- Snape empezaba a desesperar, de tocó los botones del levita de la parte de la cintura por la presión.

Minerva pensó que eso era obvio y no se le ocurría nada más. Pero cayó en cuenta que la tuteaba. Le dio otro sorbo a su té.

-Sigo sin entender, jovencito.- Empinó delicada la taza viendo a los ojos negros del pocionista intentando descifrar lo que quiso decir.

Snape no se quedó callado, quiso ser directo y conciso.

-Es fácil, Minerva. La señorita Granger y yo tenemos una relación amorosa.- Explicó despacio con los labios delgados y pálidos, un pausado mover de su mandíbula 

Y era de esperarse, la mujer se atoró con el té bruscamente,
después empezó a toser y llamó la atención de Hagrid y Hermione.

Vector quien estaba cerca logró escuchar atentamente dirigiendo la mirada hacia la joven estudiante, sorprendida.

La estudiante como estaba más lejos sólo imaginó lo que había pasado al ver el rostro de la bruja.

-¿Qué le pasa a la directora? Preguntó Hagrid.

-Severus ya debe haberle dicho que él y yo estamos en una relación romántica.

Hagrid quiso explotar también sólo que este en vez de atorarse con el agua se atoró con el pan salado.

-¿Hermione Granger y Severus Snape? Debe ser una broma, jovencita… Jajaja casi sonó gracioso —El Semigigante absorbió un poco de agua para aclarar la garganta.

Pero la estudiante se puso seria.

-Me temo que no lo es, no es una broma.

-¿Debe ser una broma, verdad?- Preguntó el hombre melenudo con cara de espantado al escuchar la insistencia de ella.

-No.- Respondió la joven de melena castaña rojiza.

-Lo que uno se entera al pasar el tiempo.

Al terminar la cena Minerva los acompañó a su habitación, no quiso preguntar más acerca de la relación que mantenía el pocionista con la joven ex alumna, simplemente era imprudente saber o preguntar.

Snape se despidió y tomó a la joven de la cintura para acercarla con sutileza, hizo que corte aún más la distancia a él para hablarle bajito.

-¿Te gustaría dar un paseo conmigo antes de dormir?- Snape había pensado que ellos no tenían prohibido caminar por el castillo a la luz de la luna cuarto menguante.

Pero la chica no escuchó bien porque estaba distraída, aún no se creía que estaba ahí en el castillo donde creció y pasó de ser una niña a ser una joven mujer.

—No sabes todo lo que sucedió aquí, profesor, hay cosas que no sabes y otras cosas posiblemente sepas y yo no. Mira, es una hora distinta, una época lejana al miedo y la preocupación. No sabes los terrores y las pesadillas que tuve aquí, profesor —miraba la pared de piedra fría y los adornos en esa estancia a la cual habían llegado junto a la directora, ella ya no estaba con ellos—, mira la noche a través de la ventana, te vi algunas veces con temor pero en la universidad has sido otro… —quizo preguntar a Snape el por qué ahora era distinto con ella.

—Granger… —suspiró y vio también la noche a través de la ventana alta, las estrellas tiritando afuera y un resplandor que apenas se asomaba tímido y blanco gracias a la luna cuarto menguante—, Antes era el mismo silencio, no había con quién hablar porque nadie confiaba en mí y yo no confiaba en nadie… —volvió a suspirar profundamente en los recuerdos y los sentimientos de tristeza que casi ahogaban su cuerpo al mismo tiempo que sentía el dolor de los azotes y las torturas maléficas—, Sólo esperaba las órdenes, sólo había miedo y resignación, te lo he dicho alguna vez en nuestros momentos a solas en la universidad, señorita.

—Antes de esa noche especial, brujo, pensaba en ti de este castillo, en cuán imposible hubiera sido.

—No se me pasa por la cabeza perder el tiempo en imaginar si se hubiera podido, sin embargo sí se me ocurre cómo hubiera sido coquetear contigo —sonó interesante, lento y grave.

Hermione volteó y caminó hasta una mesa que contenía dos botellas de vidrio con agua cristalina, se veía precioso el brillo de las antorchas y la noche sobre sus esquinas.

Severus se sentó detrás de un escritorio pequeño y encendió un candelabro que estaba sobre este, cruzó los brazos para pensar un poco antes del ordenar a la chica lo que quería que haga para él.

—Entregar una tarea a destiempo ¿Alguna vez lo hizo una alumna? Ir a tu despacho a solas contigo, muerta de miedo.

—Algunas sí, sobre todo de Slytherin… —Snape se hizo hacia delante en la mesa miraba fijamente a la chica hasta que se le ocurrió apoyar sus codos en la lisa caoba oscura y sostener su mandíbula con ambas manos en una pose exigente y la mirada casi entre cerrada, casi como si la estuviera juzgando—, Señorita ¿Para qué viene a mi despacho? —soltó con intención de que ella lo siga en el juego.

Hermione sí entendió y sonrió aún sin verlo a los ojos, ya sabía o se imaginaba lo que iba a encontrar si chocaba su mirada tímida con él.
Y no estaba nada equivocada, el rostro del mago era recto, acusador y sus ojos le miraban con intensa atención.

—Usted me pidió que venga, señor, me ha castigado —hizo la voz natural.

—Supongo que es así… Por eso tome ese pergamino y escriba con claridad una sola palabra que describa su defecto mayor. Si usted me convence con eso podrás irse, pero si no acierta a uno de los calificativos que tengo en mi mente, entonces tendré que ponerla en mis muslos y darle una corrección de cuatro palmadas. ¿Qué espera, por qué me mira así? ¡Empiece ahora!

Hermione de sentó frente al profesor y tomó el tintero y la pluma para empezar a escribir, acabó casi después de cinco segundos.

Snape esperó que ella se pare delante de él y decida entregar el pergamino, por eso cuando ella hizo esto él extendió su mano para recibir el objeto y además de fue hasta su muñeca para sujetarla y no soltarla.

—Profesor ¿Qué sucede? —ella pintó sus mejillas de rojo encendido porque la mirada del mago, tan seria, grave y seductora la sacaba de sus casillas.

Él no dijo nada por eso continuó la chica.

—Déjeme ir, querrá ver si he acertado —Hermione sintió repentinas ganas de besarle.

Snape sin soltar a la chica tomó el pergamino y leyó rápido, luego volvió a mirar a la chica.

—No puedo dejarla ir porque se ha equivocado, no pienso eso que está ahí sino todo lo contrario —Snape suavizó el agarre—, usted es una joven inteligente, la cual muchas personas le admiran… Y ahora también lo hago yo —sin soltar su mano rodeó el escritorio y se plantó delante de ella para lanzar algunas palabras más en su rostro—, La he observado por un tiempo y me he preguntado si podría imaginar un usted y yo todas esas veces que me desafía y me hace hervir la sangre de rabia.

Hermione estaba impresionada, sentía como si Severus le estaba haciendo una confesión, sus ojos y cuerpo entero emocionado empezaron un terrible temblor.

—¿Mi persona hace que le hierva la sangre? ¿Por enojo o qué, qué es lo quiere decir, señor?

—Quiero que sepa que la observo de cerca desde que la vi otra vez, usted me es admirable, llamativa, una interesante mujer, y pienso que pelea conmigo cada bendita clase porque también mi joven alumna gusta de mí.

—Es soberbia su idea, la cual no es segura… —Hermione empezaba a tartamudear.

—Soy el hombre más seguro que ha conocido jamás, soy un hombre señorita, por si no lo ha notado.

Hermione abrió la boca y tropezó en lo que iba a decir.

—Ah… Yo… No hay duda de que es un hombre, profesor, su voz es insuperablemente grave como para ser una mujer.

—Ahora que le queda claro la voy a convencer de algo más, Granger…

—Ah sí… ¿De qué? —contestó con insolencia.

—De que me desafía a cada instante porque sueña con el profesor Snape. Sueña que me inclino ante su hermosura, que me vuelvo un esclavo de sus peticiones y que cumplo sus deseos más oscuros y secretos, porque quiere que estemos solos y agitados aunque sea una sola vez. Bien, haré esta noche lo que su señoría me pida.

El mago se inclinó y colocó una rodilla sobre la alfombra café oscuro, soltó la mano de la chica para poder estar más cómodo y recto.

—¿Cómo sabe que no se equivoca? —miraba sus ojos negros alternando en ellos, estaba nerviosa.

—Y aunque me equivoque nunca escuchará de otra persona lo que declararé frente usted —se irguió sobre sus pies y acercó su rostro a ellapara hablar como en susurro—, Usted no sabe qué es que un hombre sueñe con tenerla, que desee crecer junto a usted, que quiera admirar su persona por siempre y sentir orgullo sincero al verla conseguir lo que se proponga como meta, ayudarle a conquistar el mundo unas dos o tres, todas las veces que anhela—Miró aún con más intensidad sus ojos cafés, sus palabras parecían ataques o puñales que se clavaban en su joven corazón—, Usted no sabe qué es sentir a través de un simple toque la escencia de otro ser, yo puedo verla completa no sólo con mis ojos, Granger. Puedo verla y tenerla.

—Ah… —suspiró, el corazón le latía rápido—, ¿Y qué ve?

—Que todo lo que digo usted lo quiere también, quiere a alguien que sea capaz de todo eso y más, de hacerla sentir lo que no ha sentido hasta este instante.

Hermione retrocedió y chocó contra el respaldar de una de las sillas de madera.

—Yo estoy segura de lo que quiero ahora…

—Dígalo, dígalo ya —se acercó tanto a los labios de la estudiante que tocó su piel pálida con ella.

—Lo quiero a usted

Snape la besó veloz y no la dejó respirar por un largo instante, apretó su cuerpo a él y sintió que todo ese cuerpo frágil temblaba por él.

—¿Te gustaría dar un paseo conmigo antes de dormir?

Hermione se esforzó para conseguir aire y asintió.

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