Snape acompañó a Hermione a su habitación, para eso la siguió pasos atrás por la escalera del primer piso y después la del segundo nivel la cual era una pequeña escalera mágica que ella había acondicionado hacía la buhardilla.
Al entrar, el mago se quedó boquiabierto, de todo lo que apreció, el orden y las paredes eran lo mejor.
—Esta es la colección más grande de libros que tiene una estudiante —dijo la chica de cabellos castaños, orgullosa, señalando exactamente eso porque las paredes eran libreros altos que llegaban hasta el techo, al frente una de las paredes exactamente donde estaba la ventana tenía un color blanco claro y brilloso el cual sostenía un póster de Nicolas Flamel y a Sans Pepar maestro de pociones a nivel mundial de una generación antes que Minerva salido por su puesto de Hogwarts.
Al frente vio un ropero mágico, alfombra debajo de sus pies un poco colorido como para gustos de un Slytherin, una mesita de estudio frente a la ventana con cajones para guardar utensilios muggle y esa salida al exterior que llevaba al tejado de la casa.
—Es admirable, el lugar es ordenado e intelectual, de verdad me esperaba algo similar pero la realidad lo supera —el mago tocaba las superficies de los lomos mientras caminaba junto a los libros.
Al dar tres pasos cerca de ella sin querer despertó al libro que mordía el cuál fue atrapado por el mismo hombre que lo cerró a la fuerza como si nada.
—Gracias, he intentado tener un espacio cómodo para hacer tareas.
Snape señaló la pared y el póster del hombre delgado y alto, con rostro ceñudo y cabellos castaños.
—Sans Pepar, un hombre magnífico, murió el año pasado, fue uno de los mejores alumnos egresados de Hogwarts —Snape se quedó en la pared, y descubrió que la admiración de Hermione por el pocionista era exagerado porque en una gran pizarra o periódico mural habían muchísimos recortes de diarios.
Hermione se angustió de inmediato al escuchar esa noticia que soltó el mago.
—¿Cómo que se murió, por qué no lo comunicó el ministerio? —sus cejas bajaron en tristeza.
—Él era un aliado de Voldemort y pude verlo dos veces en la mansión Malfoy, tomó decisiones equivocadas por eso ya no tuvo el reconocimiento que merecía a pesar que prácticamente fue obligado.
—Es terrible, no lo sabía —Granger tocó su pecho aún más angustiada pero sobre todo decepcionada.
—Llevaba tres años enfermo, antes de la guerra —dijo en tono informativo—, De hecho nadie absolutamente lo sabía. Es más, eres con la única persona que he hablado de él en toda mi vida. Lamentablemente ha fallecido —vio por la ventana hacia afuera quedándose levemente quieto, descubrió que desde ahí se podía marcar una línea recta hacia la universidad y no se quedó callado —Tienes una vista entretenida, el lugar es propio para la inspiración.
—Me halaga escucharte decir que es de tu agrado —Hermione observaba la curiosidad del mayor por explorar.
—No tienes la colección más grande de un estudiante, la colección más grande de un estudiante lo…
Hermione interrumpió.
—Lo sé, lo tienes tú Sr. Presumido… Por eso dije que la de una estudiante osea de género femenino.
—Ah… Eso sí —giró nuevamente para ver por la ventana.
Snape no podía evitar ser orgulloso en esos aspectos.
Granger se animó a ver por la ventana y recordó que Ginny la había invitado a ir a casa de los Wesley dos semanas antes de ingresar a la universidad, la Gry de rizos le dijo que iría cuando hallara el tiempo, se le ocurrió que visitarlos sería una estupenda sorpresa.
—¿Qué te parece si visitamos a los Wesley, Severus?
Snape giró sobre sus talones y vio a la joven de forma intensa, segundos después dejó un dibujo distorsionado de sus labios con una media sonrisa.
Era hora de almorzar y Molly tenía buena reputación respecto a su cocina.
—¡Sería tan inesperado y escandaloso mostrarnos frente a ellos! —Su voz sonó preocupada—, me sugieres que no me pierda la oportunidad de ver al pecoso heterodoxo llorar.
Hermione mordió sus labios también curiosa de saber, el hombre la estaba juzgando de ser mala o en realidad se divertía de imaginar el hecho.
La joven se puso un suéter diferente adelantándose a la decisión del hombre.
Snape desabrochó su levita hasta el pecho.
—Así me veré más informal y provocará más exaltación —Sugirió el mago al verse en el espejo del ropero rosa claro. Esa fue la confirmación de que no le parecía mala idea ir. Además moría de hambre.
Había superado cualquier temor a los prejuicios o críticas de su nueva vida, aún si eso era exponer que salía con su ex alumna de Hogwarts.
Hermione lo vio divertida y rodó los ojos con una sonrisa acusadora.
Snape la tomó de la mano y desaparecieron en un dos por tres para llegar al campo abierto frente a la madriguera.
—Será mejor que me vean primero y luego les diré que vienes conmigo —ideó la chica.
Snape asintió siguiéndole la corriente.
—¿En qué momento les dirás que estamos juntos? —quiso saber Snape, no quería decir algo que los incomode a ambos, aunque le era interesante ver el horror en esos ingenuos ojos pelirrojos.
—A la primera oportunidad que ellos quieran sugerir, hace mucho que no convivo con ellos, hay que abstenernos de soltar nuestro asunto sin motivo porque se verá malintencionado.
Severus sonrió de lado al ver a esa mujercita un poco maquiavélica.
—Quizá puedes acercarte y tomarme de la mano como si no estuviera pasando nada y si se quedan desconcertados puedes besarme o darme una caricia —ella bromeaba.
—Sutil… —dijo en sarcasmo—… Puedo sugerir una pregunta y palabras amorosas.
La chica sonrió casi con ganas de reír y se tapó la boca, Snape tenía que estar de broma.
Ambos estaban relajados por circunstancias recientes, no pensaban en otra cosa que no fuera pasar un poco de tiempo juntos. Deseaban compartir lo que sea e incluso perder el tiempo de esa manera.
Ya a unos pasos de la puerta,
Hermione se adelantó un metro para tocar, dio tres pequeños golpecitos en la madera clara y adornada con relieves de flores.
Snape se hizo a un lado y entonces sonó cuando alguien jala de la palanca para destrabar la puerta
Justo salió la persona que siempre atendía primero.
-¡Hermione! linda ¿Cómo estás? ¡Qué sorpresa! —la intensa Molly como siempre con su calurosa bienvenida la apretujó con sus fuertes y robustos brazos.
—Muy bien, Señora, veníamos a visitar a los amigos.
—Oh hija, sabes que puedes venir todas las veces que quieras, Ronald se sentirá feliz de verte… Justo hace dos semanas no dejaba de hablar de ti y preguntarse cómo estaba su dulce Hermione —Molly hizo rostro curioso al sentir un carraspeo grave—, ¿Con quién has venido?
—Severus Snape me acompaña —contestó la joven a quien en ese instante, el pocionista observaba radiante como una rosa roja en época de florecimiento.
—¡Es increíble, profesor Snape, qué gusto! —Salió la madre del niño pecoso para tomarlo del brazo y a hacerlo ingresar. Su entusiasmo fue tan grande que el mago se sorprendió por esa repentina amabilidad—. Todos son bienvenidos a casa de los Wesley la cual es pequeña pero grande de corazón.
Snape se dejó llevar,
Molly lo sentó frente a la mesa en una silla caoba.
—Han llegado justo a tiempo, aquí es hora de almorzar.
—Lo lamento, no quisiéramos molestar… —mencionó Snape quién pensó que fue imprudente presentarse sin avisar.
—No es molestia, profesor, mas bien es un milagro tenerlo con nosotros en la mesa.
Hermione quiso reír divertida.
—Hija, ven aquí, siéntate aquí —pidió Molly señalando el lugar donde siempre se sentaba.
—Prefiero por esta vez sentarme junto a Severus —la joven no se limitó a tratar al mago con excesiva confianza, aunque fuera motivo de sorpresa en la madre de su exnovio porque su boca se abrió con incredulidad.
—Claro, niña, como quieras, en un instante llamaré a Ron, se sentirá feliz de verte.
—Sí claro, también llame a Ginny —Hermione dijo así para que la señora no se emocione, Ron era el pasado que quería olvidar pronto y ella nunca había pisado la madriguera por su hijo, en realidad.
—Estás de suerte, Harry y Ginny llegan en unos minutos, los invitamos a almorzar.
El gemelo viene también con su novia y Arthur se está dando un baño caliente, así que en un momento los acompañamos.
—Aquí los esperaramos —sonrió Hermione al usar un amable tono agradecido.
Snape miró a la joven y habló en susurro.
—¡Es una locura, aún podemos irnos! —estaba arrepentido y pronto estaría atacado de muchos amigos de la chica.
—Tranquilo —Calmó a Snape al posar su pequeña mano en la mejilla del mayor el cual al ver y sentir el gesto de caricia cerró los ojos dejándose hacer.
—¡Buenas tardes, Severus, cómo estás Hermione qué sorpresa! —Entró el señor Wesley y los acompañó en la mesa larga al otro extremo y justo al frente de donde estaba Snape. Este no se percató del cariño de esa pareja SlyGry (Como estaba en la mente de Hermione)
—Cómo estás, Arthur, yo vengo de acompañante y guardaespaldas.
El pelirrojo soltó una pequeña risa pero Snape permaneció neutral, levantó una ceja para verse más inmutable sin embargo segundos después sus ojos demostraron empatía.
—Siempre me acuerdo de ustedes, Sr. Wesley, son como mi familia al igual que Harry —intervino Hermione.
—Y tú jovencita, sabes que te consideramos como una hija, puedes venir las veces que quieras, también tú, Severus, ven cuando quieras.
—Papá, Herm, Profesor… Me da tanto gusto verlos —George se inclinó exagerado en una venia profunda—, Ella es mi novia, Samantha.
Samy, él es mi padre que trabaja en el ministerio de Magia. Ella es una amiga íntima de la familia que estudia en la universidad de Londres y él es mi ex profesor de Pociones, ex director, es Héroe de guerra y actual profesor en la misma universidad que mi amiga asiste —Le guiñó el ojo al pocionista el cual se quedó congelado.
—Es un placer conocerlos al fin —El rostro risueño de la jovencita mostró leve timidez.
Hermione la saludó de mano igual que Snape quien se puso de pie hasta que ella se sentó.
Y ahí entre tanto saludo y la llegada de cada persona para sentarse en esa mesa, apareció Ron, Harry y Ginny.
De inmediato la pareja se puso de pie.
—Cómo estás, Ginny —mencionó Hermione en modo emocionado.
—Muy bien tú qué puedes contarme —Ginny le respondió abriendo sus brazos para apretarla con cariño.
—Profesor, qué gusto verlo por aquí —Harry estaba emocionado de ver a Snape ahí.
—Señor Potter, Sr. y Srta. Wesley, después de tiempo puedo saludarlos —Snape hizo una venia de cabeza, sutil y respetuosa sin perder seriedad en el rostro. Nunca se separó de Hermione, ni un segundo.
—¡Hermione qué alegría verte! —soltó Harry con los ojos brillosos.
—Hola —Dijo Ron apretando la mano del mayor y también la de Hermione, no cambió su rostro a sorpresa o alegría, sólo permaneció callado, serio, y como en una expresión molesta.

Hermione tomó un poco de tiempo para preguntar y responder a sus amigos de años los cuales eran como hermanos y hermanas.
Por otro lado Severus Snape era interrogado por Arthur Wesley en cosas respecto a su juicio, el pocionista no se calló nada sobre todo aquello que había sido exonerado de todo cargo culposo.
Todos se sentaron en la mesa y el señor Wesley dio inicio al almuerzo.
Después de la guerra lo habían ascendido, definitivamente le iba mejor a él y a su esposa económicamente
porque sus hijos ya no vivían con ellos.
Harry vivía con Ginny, y George con su novia, Ron sin embargo llegaba de visita de vez en cuando desde Rumania.
—¿Y cómo se encontraron? Debe haber sido difícil convencer al profesor que te acompañe —Arthur quiso escucharse gracioso delante de sus hijos preguntando así a la joven universitaria.
Hermione vio a Snape y sonrojó su rostro a más no poder.
—Creo que el profesor vino por propia voluntad.
—¡Severus, has cambiado definitivamente, qué bueno! —Dijo Arthur sorprendido imaginando que en alguna conversación de profesor-alumna estos quedaron en ir juntos a ver a la familia Wesley.
—Escuché que estás enseñando en Londres, Severus, en la universidad, supongo que ahí se han visto —Preguntó Arthur con curiosidad. Miró a la pareja en cuestionamiento porque tenía que enterarse el cómo la joven Granger convenció a Snape de ser su guardaespaldas.
—Así es, vi a Hermione en la universidad, platicamos unos días y aquí estamos… Juntos —Algunos miraron al mago, no sabían qué quiso decir.
Ron apretó la mandíbula confirmando un rumor que había llegado hasta él para decir que habían visto a Hermione con Snape en la universidad de Londres en actitudes cariñosas. Eso había sido esa misma mañana.
Y sí, Snape nunca llamaría a alguien por su nombre, menos a un ex alumno, estaba dicho.
“Estos dos están juntos.“
Ron intentó no reflejar los celos con el rostro pero era inevitable, estaba casi tan rojo como sus cabellos.
(¡Así de rápido son los chismes en el mundo mágico, señores!)
—Como dice, Severus, nos reconocimos a la segunda o tercera clase en su curso —Lo miró unos segundos y siguió—, Por las notas me volví presidenta del grupo de investigación en la universidad y así empezamos a tener más contacto. Él se ha convertido en Decano de la escuela profesional… —la chica sintió orgullo de decirlo.
—En hora buena, profesor —Ginny y Harry dijeron a la vez y Molly empezó a aplaudir, no fingió sino que fue de cariño y admiración real.
—No es necesario, por favor, gracias —Snape se sintió avergonzado, no le gustaba esa forma de felicitación.
—Es que Severus Snape tiene mucho conocimiento y reconocimientos en sus respectivas áreas de trabajo —Molly añadió orgullosa como si lo conociera años o fueran cercanos.
—Gracias —Snape hizo una venia mientras seguía elegante con sus alimentos. Cortando cada cubito de carne en guiso asado el cual le pareció delicioso—, ¡Esto es exquisito! —De inmediato miró a Molly—, Tengo ganas de venir más seguido con esta maravilla —fue grave y sincero.
—Y eso que la receta es de Hermione Granger —espetó Molly viendo a la joven, orgullosa, pensando que un día ella sería su nuera.
La madre no podía sacar ese pensamiento de su roja cabeza.
—Aún no he tenido el placer de probar algo así de tus hermosas manos, pequeña —Snape sonó aún más grave aunque esta vez coqueto, Sonrió sutil viendo a los ojos café de esa preciosa mujer.
Granger sólo se sonrojó.
—Ya podré invitarte algo, te lo debo —No pudo sostener su mirada fuerte sobre ella.
Para sorpresa de todos el mago movió su mano derecha y la situó encima de la mano de ella.
Hermione no creyó tal atrevimiento.
Ginny quien no se perdió de aquel pase con los ojos bien abiertos, pensó.
“¡Qué demonios acaba de suceder!”
Harry no pudo evitar quedarse callado.
—¡Ey Ey, aquí sucede algo extraño! —Su sonrisa se hizo grande mientras todos estaban con la expectativa brotando hasta de sus orejas—, Ustedes dos tienen más confianza de lo que nosotros imaginamos ¿Se han hecho amigos, cierto? —La imaginación de Ginny o sospecha no daba para algo más.
Snape negó y dijo con todo el placer del mundo después de ver que mientras Harry preguntó, Ron soltó sus cubiertos enojado e hizo la silla hacia atrás.
—Señores, soy el que cuida el corazón de esta hermosa joven —Habló tan lento que pudo ver la reacción en los ojos de cada uno de los presentes.
—¿Te ha adoptado como mentor? —Harry casi lo gritó.
Miss Wesley le tiró un codazo en la costilla.
—¡Por Merlín, son novios! —Gritó Ginny y Harry casi se puso morado por la carne que se le fue por otro lado, este alimento empezó a ahogarlo.
—Digamos que sí, se podría decir que lo somos —Confirmó Hermione.
—¡Oh esto sí que es una bomba! —Soltó Harry desatorando su garganta como pudo en un sonido raro que salió de su boca.
Una madre vio cómo le rompieron el corazón a su hijo.
—Pues que tengas una relación Bendecida —Dijo Molly que se puso de pie y se fue hacia la cocina.
Pero nadie notó aquél reaccionar, los invitados sólo ignoraron que desapareció.
*
El interrogatorio se hizo por el resto de la cena donde la madre de Ron y Ron dejaron de estar de forma inesperada. Aquel fue un acontecimiento que los otros no tomaron en cuenta porque realmente estaban contentos por la joven castaña que conocían desde tantos años atrás.
Hermione merecía alguien así como Severus Snape, una persona que últimamente todos admiraban, responsable, pero sobre todo inteligente, alguien que me ayude a crecer, que la cuide, no un lastre inmaduro y con temor a ser hombre como Ron.
***
Al terminar la cena la pareja se despidió y al salir de la casa se tomaron la mano para desaparecer.
Una vez en la habitación de Hermione una expresión tenebrosa sacó de onda a la estudiante.
—!Por Salazar Slytherin! no puedo olvidar la cara de Wesley, al fin alguien le dio lo que se merece Aplaudió unas tres veces, lento y burlón.
—Ron no aceptó que di fin a nuestra relación, durante buen tiempo me escribía cartas y fui amable en responder y aclarar las cosas, pero no entendió hasta hoy. Me he abstenido de visitar a Ginny por él.
—No creo que ahora tenga ganas de escribir ¿Cuándo fue la última vez que lo hizo?
—Hace un mes.
Ahí ella se dejó caer sobre la cama hacia atrás para terminar boca arriba.
Snape la observó, decidió acompañar su delicado cuerpo y relajarse aún más.
—Traviesa, sabías bien lo que pasaría, la señora Wesley se quedó muy enojada.
—Respeto a Molly, sin embargo tuve que escribirle de forma personal para decirle que ya había terminado con Ronald hace como un mes, ella me insistía que sólo era una época difícil pero que regresaríamos. No quiero soportar más una carta así, es molesto.
Ahora lo tiene claro, y bueno, mira a los demás, todos se han alegrado por nosotros.
—Eso ha Sido inédito, así es.
Se hizo sobre ella para besar sus labios despacio y lento.
La estudiante sabía lo que venía y estaba sorprendida.
—Me alegra que ellos se sientan bien al vernos juntos. Y no pensé que fueras capaz de hacer ese comentario, eres definitivamente una caja de Pandora, Sr. Guapo.
—Soy literal, una caja de pandora —Mordió el hombro de ella despacio y tomó su varita para sellar la habitación con magia y que de esta no salga ni un sólo ruido.
—¿Qué planea hacer, señor profesor?
—Lo que usted me dejes hacer, alumna —Soltó Snape acomodándose mejor sobre ella.
—¡Por Morgana!… —Dijo Hermione con los ojos abiertos al ver a Snape sobre ella rodeando su cuerpo por su cintura, desabrochando poco a poco su larga fila de botones en el levita.
—Este es el lugar donde duermo prof… —Snape la cayó con un beso y añadió.
—Silencio…
Su disfrutar juvenil en observación fue apagado por la boca y labios del mago, el cual estaba muy hambriento de ella, ella lo supo por ese sentimiento extraño interno en su pelvis o las mariposas revoloteando en sus entrañas.
Sus labios pálidos rozaban aquellos delicados y suaves de color carmín y otra vez la besaba en cada espacio de piel en su cuerpo, concentrado más en aquél lugar que él provocaba que esté muy húmedo.
*
Al pasar tiempo juntos, desnudos sobre la cama de la estudiante en movimientos naturales de complicidad íntima, él estaba en silencio y le encantaba escuchar a esa chica respirar o agitarse por sus caricias, estas cambiaban cada vez más, se hacían más transparentes, naturales, íntimas, sobre todo crecía la confianza.
***
Dos horas después
—Primor… —Snape la llamó para intentar despertar a la joven quien se había quedado dormida en su pecho.
Ambos rendidos de cansancio habían olvidado que iban a cenar con la madre de la joven.
—Mh, dime —removió su tierno cuerpo junto a él pero volvió a acomodarse y abrazarlo.
—¿A qué hora llega la señora Granger?
—Mi madre debe estar por llegar en cuarenta y cinco minutos así que tienes tiempo de bañarte —Hermione avisó en susurro para que el pocionista dejara de besarle el cuello.
—Es cierto y aún tienes que cocinar —Dijo Snape en sugerencia poniéndose de pie delante de ella, pisando la alfombra color pastel de la estudiante universitaria.
Hermione vio cada detalle de él a toda luz de la tarde con ayuda de cálidos rayos naranjas.
—¡Merlín! —susurró la chica.
Snape no cambió el semblante serio y descansado.
—¿Dijiste algo?
—Lo lamento, es que me impresiona verte así.
—Este es mi estado natural, la ropa negra y camisas blancas son simples prendas.
—¡Ay! —Hermione vio con claridad cómo el cuerpo del hombre reaccionaba al observar su cuerpo en la cama.
—¿Vas a cocinar algo especial para mí, Granger?
—Hoy ya no pero si vienes otro día podría servir tu platillo favorito.
—Vendré todos los días que me permitas —irguió aún más su cuerpo y caminó hacia el cuarto de baño, completamente desnudo.
Hermione se levantó apretando la sábana contra ella, la dejó caer y acompañó al hombre en la bañera.
Al vestirse nuevamente y bajar a la cocina hablaron del tema de trabajo en el grupo de estudios, Snape le comentó acerca de una poción que no era digerible para personas donde podías sumergir únicamente objetos con maldiciones de artes oscuras.
Hermione al escuchar al mago de inmediato pensó que podían utilizar uno de los objetos expuestos en el Subterráneo y el hombre le dio la razón.
Esperaron a la mamá de Hermione, la joven arregló la mesa y Snape se sentó como niño bueno en el sofá de la sala.
La señora llegó, dejó su bolso en el armario de la entrada, saludó al profesor y subió al segundo piso para darse una ducha.
Al bajar,
Hermione estaba junto a él viéndola a los ojos mientras hablaban al lado del otro con susurros e intimidad.
Ese par se veía bien, juntos.
La madre no sabía ¿Por qué?
—Mamá ¿Cómo te fue en el trabajo? —Preguntó la chica.
—Me ha ido muy bien, apenas es que empieza la temporada alta. ¿Y ustedes cómo están?
—Bien, fuimos a visitar a los Wesley y luego estuvimos en mi habitación revisando unas cosas.
—Eso me parece bien. Pasemos a la mesa por favor.
Snape hizo una venia para hacer que ellas entren primero al comedor y se sienten con ayuda de él.
La madre sirvió a todos y en una silenciosa expectativa empezaron.
Snape tenía leve temor de recibir preguntas personales pero al final se preparó mentalmente para lo que sea.
E inesperadamente la señora no le preguntó absolutamente nada personal.
—¿Qué tal la universidad, jovencita?
—Es bastante diferente, no hay tantas reglas como en la escuela.
—Te he dicho, Hermione que en la escuela las reglas los ayudaba a no hacer cosas imprudentes. Toda disciplina es buena, sobre todo la prudencia y recato.
Snape recibió la primera pedrada y la sintió.
—Estoy de acuerdo con usted completamente, Sra. Granger. Si me permite opinar, claro está —Snape se introdujo en la conversación—, La disciplina te ayuda a tener éxito.
Hermione y su madre asintieron.
—Entonces iré al grano, profesor. Sale con mi hija porque ahora puede ¿Antes había llamado su atención?
—No tuve tiempo ni de vivir, Señora, el pasado era diferente, menos tuve tiempo para ver a una alumna interesante e inteligente como la señorita Granger.
—Entiendo…
—No, usted no entiende cómo eran las cosas en Hogwarts y dudo que su hermosa hija se lo haya contado. Si me deja… —paró de comer—, Desde que Hermione y sus amigos entraron a Hogwarts todas las personas ahí empezamos un mal común que era luchar contra Voldemort y eso se convirtió en apoyarse de forma secreta entre todos para que un niño tonto que ni si quiera sabía qué era una varita, permanezca vivo ¿Por qué? Porque este sería quien mate al hombre que tomó muchas vidas hasta su muerte. ¿Cómo podría haber puesto mis ojos en una mujer hermosa como su hija si en esas épocas yo los cuidé como si fueran mis hijos?.. Ella era sólo una niña, no había tiempo, no era el momento. Ya no lo es al igual que las épocas, no son las mismas.
Hermione sintió que iba a vomitar por tanta presión.
La señora pensó bien lo que escuchaba.
—Usted mismo lo ha dicho.
—Y ahora le diré más —El plato del hombre que casi estaba vacío fue arrimado levemente con sus manos—, Fui a Londres para intentar sacar provecho de esta segunda oportunidad molesta de vida y digo molesta porque antes quería ya no tenerla, así de duro era para mí enseñar y estar en Hogwarts. Al llegar a la universidad todas las cosas que pasaron fueron oportunidades, ser maestro, ser decano, encontrarme con alguien que consideré compañera de guerra… En lo más profundo de mí no esperaba a Hermione para probar una empatia que apenas estrenaba, simplemente la vi y sentí gusto de que la alumna intelectual haya superado el pasado y ahora continuaba también su vida a pesar de los traumas. La jovencita a la cual vi muchas veces como una hija ya no era la misma de antes, su rostro mostraba orgullo, humildad, esa pasión por aprender, madurez, belleza humana. Me acerqué como profesor y después como una especie de amigo en el cual podía apoyarse, pero por caprichos de la vida terminó siendo mi líder en el grupo de investigación, eso hizo que conversemos un poco más y ahora sea mi mano derecha. Le confesé mi orgullo y admiración viéndola a los ojos y después me di cuenta, ahí me di cuenta, que era una mujer.
Y quiso añadir: “y me había enamorado de ella” pero no se atrevió.
La madre escuchó atenta y vio a su hija que quería meterse entre los granos de arroz en su plato. Sonrió maravillada por aquellas palabras que Snape decía.
—Severus, eso era todo lo que quería escuchar —la señora Granger no quiso juzgar más.
Hermione alzó la vista atenta a todo lo que sucedía, vio los ojos del mago los cuales estaban rojos por la emoción sin embargo su semblante permanecía sobrio y recto.
—Estoy enamorada, mamá, desde que lo vi sólo pude encontrar una persona con la cual compaginé de una manera increíble, tenemos tanto en común pero sobre todo compartimos la misma admiración por el otro. También me di cuenta hace poco que era un hombre… —El mayor volteó a verla y acercó su mano—, Es Hermoso, me siento segura con él y además valorada. Algo que no he tenido con nadie antes, me hace sentir su igual, una persona importante.
La madre asintió al entender a su hija.
—Yo no tengo más que decir, profesor, que de verdad sólo le pido que eso que ella siente sea cumplido. Cuide a mi hija, ojalá sea capaz de cuidarla mejor que yo.
Snape hizo una leve venia de cuello y añadió.
—Prometo que haré lo posible por cuidar del corazón y la integridad de su hija.
Hermione apretó más al mago.
La mamá sonrió.
—Tengo algo que añadir.
—Dígalo —Soltó Snape con seriedad.
—Usted se ha puesto bastante atractivo.
Hermione tapó su boca y él salió de su lugar, se acercó a la mujer hasta que ella se puso de pie e hizo una venia profunda con ambas manos juntas como en rezo.
—Le agradezco a sus ojos ese halago —ahí se acercó más a la madre y la abrazó.
Sorprendiendo a Hermione en gran manera.
¿Te gustó el capítulo?
Tu calificación: