-Él es Hanno Mallou, estudiante de intercambio desde China, ha aprobado proyectos con profesores de Inglaterra desde que estaba en quinto año, es un genio, tiene un promedio de tercio superior, además es muy bueno en pociones, Señor.
La joven le mostró la ficha del estudiante el cual solicitaba que lo consideren participante en el grupo de investigación.
-Sí, acepte su ingreso.- Snape quién caminaba al lado de la joven unos pasos más adelante, analizaba lo que ella le decía sin mirarla.
-Este es Marcos Sinclaer, es latino, más específicamente natural de México, los últimos dos años trabajó para la escuela de magia y hechicería de Vancouver Canadá. Es tercio superior en todas las materias, su único defecto es que le gusta mucho molestar a las compañeras por lo que su conducta es la única calificación baja que tiene.
-¿Cómo se porta mal? No he terminado de comprender…
-Le gusta coquetear y por lo que veo dos veces acusado de acoso por compañeras de escuela.
-Mmm no lo sé.- Pensó con un gesto fruncido de sus cejas. -¿Quién más está participando en la convocatoria, Srta Jean?
Hermione hizo la boca a un lado en preocupación.
-Eso es lo malo, señor. Nadie más quiere participar…- Bajó la voz y se acercó a él para hablar en secreto. -Dicen que los alumnos tienen miedo de tenerlo de jefe de investigación.
-¡Tan débiles…!- Negó con la cabeza bajando un poco para que ella pueda seguir en secreto. -Sin embargo comuníqueles que trabajarán solos, yo sólo voy a supervisar.
-Se los dije, profesor, pero tienen temor quizá debamos invitar a los alumnos con una carta adjuntando su firma como si los estuviera solicitando usted.
-No, no, tres serán suficiente. Acepte al tal Sinclair. Es mejor tener a los que quieren participar, el resto no me sirve.
-Vale, les mandaré una carta con su aceptación y los citaré esta noche a la sala de juntas.
-Dígales que vayan al teatro a las siete de la noche, la sala tres, nos reuniremos ahí porque quiero que expongan sus habilidades.
-Lo haré, profesor.
-Un favor más, alumna.
-Dígame.- Soltó servicial, el temor de estar frente a él casi se había esfumado (Hasta que lo viera de mal humor.)
-A las cinco de hoy estaré ahí mismo, tengo reunión con personal del ministerio y una pequeña rueda de prensa privada, algunas personas estarán ahí y necesito que entregue las carpetas del año de trabajo a dirección pero para eso tiene que entrar a mi departamento asignado hasta el estudio, sobre la mesa debajo de un folder de piel negra gruesa y azul con calificaciones, ahí está la caja de madera con sello de la universidad emitido por mí.
-Sí señor, no es molestia, necesitaré acceso…
-Ya se lo di.- Interrumpió Snape respondiendo rápido. -Puede aparecer en la sala las veces que quiera, se lo había dicho no lo olvide.- Se giró para irse porque eran cerca de las cuatro de la tarde y tenía que prepararse.
-Espere, profesor.- Aceleró los pasos recordando algo importante.
Él frenó y miró con altivez esperando una pregunta importante.
-Yo… Sólo quería agradecer el obsequio que envió, le debo uno a usted…
El mayor negó dos veces y dijo:
-No es nada, si tuviera que deberme algo eso seria que en dos meses tenga el tercio superior.- Habló serio y después se fue sin más.
-Gracias.- Susurró despacio mientras vio a la figura alta desaparecer unos metros delante de ella. “Eso no será difícil.” Se dijo la joven.
La estudiante hizo como le pidió, fue a su departamento asignado por la universidad, entró al estudio, buscó los papeles dentro de la caja, lo levantó con todo y lo llevó a dirección General.
Después de ello mandó las cartas a los jóvenes alumnos para la cita que sería en unas horas por lo que fue a verificar que el gran salón estuviera programado, creía que sí que eso no podría escaparse al profesor sin embargo no pudo evitar confirmar.
Al llegar al subterráneo vio la entrada de muchas personas con vestimenta formal, periodistas de El profeta, la Voz de Londres, Oído de bruja y revistas de magia contemporánea.
Además de personas adultas como un grupo grande de mujeres bien vestidas de quienes pensó eran asistentes de imagen y edición.
Pero no, se dio una gran sorpresa cuando todos se habían acomodado y dejando pasar al profesor al frente sentado en su mesa con el abogado del ministerio dio comienzo a la conferencia y ellas sólo se sentaron frente a todo con los ojos brillosos y la cara emocionada.
Las mujeres ahí literal eran brujas fan del profesor, esto le causó asombro a la estudiante la que se quedó en la conferencia para chismosear.
El hombre en toda la conferencia habló de la guerra (El único tema que la joven hubiera preferido no recordar) cosas personales que hizo para Dumbledore y Voldemort y además algunas aclaraciones a favor de algunos magos.
Al terminar muchas de las mujeres se acercaron con fotografías y folders en sus manos intentando conseguir un autógrafo del pocionista el cual accedió comprometido.
-¡Usted es increíble y más guapo en persona!- Soltó una de las mujeres entregando la fotografía del mago en manos del pocionista donde él imprimió a pluma y tinta su nombre. -Para Susan por favor.
El hombre sólo asentía.
-A mí por favor, es una fotografía de la batalla en el bosque prohibido ilustrado por uno de mis investigadores.
-Esto es tan fantacioso como el cabello verde de Voldemort.- Dijo con una mueca de sarcasmo y juego. Firmó y pasó a la siguiente.
Y así frente a él todas esas mujeres desfilaron mientras Snape no quería ni mirarlas.
Hasta que una jovencita quien se había metido entre todo el tumulto de gente consiguió una fotografía comprándola muy cara a una señora mayor, caminó hasta él quien aún estaba rodeado y habló con timidez.
-Señor, esta es de la vez que salió de San Mungo, se celebró en toda la escuela la recuperación de su valentía, sería un honor tener su nombre conmigo.- Su sincera voz hizo que Snape alce la mirada recibiendo el objeto cuadrado y grueso como cartón en sus manos. Hermione mantenía una sonrisa juguetona pero luego la hizo seria porque no estaba jugando.
Snape se adelantó hasta ella y escribió.
Para la estudiante más valiente de Gryffindor y mi mejor alumna hasta hoy.
Severus Snape Prince
Le entregó una leve sonrisa a la joven junto a una mirada admirada e interesante y todas las mujeres se le abalanzaron al pobre maestro, se adelantaron tanto a él que de forma automática desplazaron hacia atrás a Hermione.
Ella contemplaba la foto una y otra vez, después la guardó en la carpeta.
***
Sé sentó en lo más atrás del lugar y cerca de las seis y media cuando el ruido casi había desaparecido Snape la sorprendió con su voz.
-¿Se atreve a jugar conmigo haciendo que le firme una tonta imagen alterada?
La joven lo miró y sonrió por el tono de acusación que él usaba.
-No, de verdad voy a conservar la foto, Señor.- Habló suave y tranquila. -Debe estar cansado, la conferencia fue larga y no se ve alterada la foto, creo que esta la sacaron del recuerdo de la madre de Ron.
-Esta es la última conferencia que el ministerio me obliga a hacer, los abogados estuvieron presentes también los pergaminos y plumas mágicas que tomaron el discurso como mi declaración para las autoridades.
-Bien por usted, se libra de algo al menos.
-Así es.- Se inclinó en leve venía y añadió. -Vamos, entremos al adjunto tres para la reunión, los jóvenes no tardan en llegar.
-Sí, no creo que tarden.
Al entrar a la sala y sentarse en la gran mesa la joven se atrevió a situarse al lado del pocionista a su derecha para ser específica mientras él leía unos papeles.
-Venga un segundo.- Dijo el profesor aumentando el grave de su voz.
-¿Con qué lo ayudó, señor?
-No entiendo la letra de este alumno.- Señaló con su dedo y la joven dejó sus cosas para acercarse a él. -Es un enviado de Santori, el profesor me dijo que el alumno un año mayor en la escuela quiere estar en el grupo pero que vendrá dentro de un mes porque está en Suiza, voy a aceptarlo pero antes debemos entrevistarlo.
-Estaría bien… A ver aquí dice: “Aritmancia avanzada, transformaciones y pociones para el ministerio como ayudante en San Mungo.”
-Oh muchas gracias, olvidé mis lentes.- Ni la miró sin embargo pudo notar el perfume de la jovencita, suave y amaderado. Un aroma agradable y familiar.
La joven sonrió cuando este la vió unos segundos.
-No se preocupe.- Se acomodó en su silla.
***
Una hora después de que los jóvenes se presentaran la joven no podía sacarse al joven latino de encima, este empezaba a molestarla pero Snape le puso un alto.
-Sinclair, venga aquí.
-Sí, Señor en qué puedo ayudar…
Snape lo llevó unos metros como para despedirlo por la puerta.
-Leí el informe de sus calificaciones y conducta, no quiero jueguitos e incomodidad a integrantes del grupo y menos con la líder de investigación, ella sale conmigo, jovencito. Si te acercas de nuevo a inquietarla serás expulsado.
El joven asintió y se fue.
Hanno Mallou Estudiante de China se despidió de Jean y Snape con respeto y desapareció.
Snape quien se vio solo con la estudiante empezó a caminar hacia el exterior para salir hacia el campo tras el pabellón de estadía, llamó la atención de Jean y habló despacio aunque con un tono grave.
-La llevaré a casa, Srta.- Dijo con caballerosidad.
-Gracias.- Contestó ella situándose frente a él y estirando su mano como en un saludo, el hombre la tomó con cuidado y desaparecieron juntos para aparecer fuera de su casa.
-La veo después, Srta. PUCKLE.
-Hasta mañana, Señor.
El hombre hizo una venia y la joven camino unos metros hasta que abrió la puerta de su casa con un hechizo silencioso.
Tomó la foto entre sus manos sacándola de sus cosas y la colocó a la derecha de la lámpara eléctrica la cual siempre estaba apagada porque le pertenecía a su padre y estaba descompuesta.
Por otro lado el hombre al terminar todos los pendientes y llegar la hora de descanso entró al estudio, se posó delante del escritorio puso su varita sobre la superficie lisa y caoba y colocó ambas manos en el borde. Ahí se quedó pensando mientras absorbía midiendo el espesor del aire combinado con un perfume sutil juvenil amaderado, este le hizo cerrar los ojos y sentir frío en el cuello hasta la mitad de la espalda.
Sé atrevió a hacer un hechizo silencioso para atrapar el aroma en sus recuerdos, después de esto abrió los ojos, caminó hasta la ventana y observó afuera en el campo lo vacío y solo que esto estaba, que invitaba a dar un paseo nocturno sin preocuparse por vigilar a niños pequeños y sobre todo, le invitaba a hallar una forma de ser que le permita flexibilidad, a poner sus ojos en una joven estudiante que podría ser su hija.
“¿Cómo llamar su atención?” Se preguntó en el silencio de la noche.
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