Impulsivo Capítulo III Profesor Tobias Prince 📜

Lista de capítulos

Capítulo 1 ¡Adiós Y Hasta NUNCA, Hogwarts! Capítulo 2 Universidad De Londres 🤔 Capítulo 3 Profesor Tobias Prince 📜 Capítulo 4 Srta. Jean Puckle 🕒🔊😨 Capítulo 5 ¿La Conozco, Srta? 🤔🧐 Capítulo 6 ¿En Qué Lo Puedo Ayudar? 📕👂😱 Capítulo 7 Suspicacias De Un Slytherin 🐍 Capítulo 8 Reunión De Subterráneo ✒️📋📷 Capítulo 9 Cuando Quiera, Granger 🔎 Capítulo 10 Coincidencia Nocturna 🌃 Capítulo 11 No es malo 🌅🌧️ Capítulo 12 Verla Un Instante ❤️🦁 Capítulo 13 Querido Profesor… 👄 Capítulo 14 Querido Profesor Part 2 👄🔞 Capítulo 15 La Madre De La Joven – 1🍋🔉 Capítulo 16 La Madre De La Joven – 2 🧐😕 Capítulo 17 Impulsivo Part 1 🏰 🐍 Capítulo 18 Impulsivo Part 2 🚂🏰👄 Capítulo 19 La Anciana Y El Chocolate👗🔥🛤 Capítulo 20 La Caja De Cristal 🔓🧧 Capítulo 21 Piedras Y Cielo Nocturno ◾🔥🌃 Capítulo 22 LA BENDITA RADIO 📻 ⌚ Capítulo 23 EL BENDITO TELÉFONO – ☎️📞 Capítulo 24 ¡SUMERGIR LOS CELOS! Capítulo 25 CASA DE CAMPO Capítulo 26 El POCIONISTA SABE LO QUE HACE 🔥 Capítulo 27 ABUELO ESTIRADO 🤨 Capítulo 28 PARTE DE LA SORPRESA 🦁 Capítulo 29 MALFOYLONG 🧐🖋️📜🔥 Capítulo 30 Narcissa Está Embarazada 🤨🌋⚡� Capítulo 31 Te Voy A Degollar 🧠� Capítulo 32 Alex, Hermione, Scamander, Y Severus 🔥 🔥 💼 Capítulo 33 ¿Dónde Estás, Malfoy? 🤫🤺 Capítulo 34 Narcissa Black – Snape En Taxi 🚖� Capítulo 35 Super Mercado Muggle 🦁🐾💊 Capítulo 36 Flashes Del Pasado 😬 📸 Capítulo 37 Scamander Y Baile Del Torneo 🏰 Capítulo 38 La Familia Es Valiosa 🏰 � Capítulo 39 Confrontación, Éxito Y Accidente 🔪� Capítulo 40 Doble Problema Y Segunda Oportunidad 📖 🧠 Capítulo 41 Te Quiero 🟩🔺� Capítulo 42 Consultorio de terror 🔎 🐍 👶

No tuvo clase el día que siguió pero cuando llegó otro día de la semana donde tomaría otro curso se topó con que el profesor Tobias era también maestro de Pociones en esa universidad, se le había olvidado porque el mago lo dijo en voz alta delante de toda la afluencia de jóvenes.

“¡Debo haber estado muy nerviosa como para no tomar atención!”  Acomodó todo sobre su pequeña mesa.

Esta vez no hizo nada extraño, escribió su nombre y firma en la lista de asistencia al entrar y después en la lista que se lleva el profesor, escuchó la introducción atenta, la explicación del mago para hacer grupos, resumir unas biografías y exponer ahí delante de todos.

***

Era la hora de la presentación, el grupo tenía que salir al frente en el atrio, todos se veía seguros menos una joven que había pintado su cabello recientemente color castaño rojizo, esa jovencita tenía miedo de que el pocionista al fin la descubra, sí, había vuelto el temor a pesar de haberlo pensado, analizado, no le importaba pero tuvo miedo de que se ensañe con ella sin embargo eso no pasó. Todo transcurrió muy tranquilo, aquél evento la sorprendió.

Sin comentarios agrios, sin demostrar soberbia, sin discriminaciones. Porque al fin y al cabo ya no estaban en la escuela.

Después de la presentación de todos los grupos casi al salir del aula antes de atravesar el marco de la puerta la voz gruesa del profesor la detuvo.

Ella sintió que la cuerda invisible del temor la atrapó del cuello y la ató al escritorio del mago, sus pies se clavaron al suelo no supo qué hacer más que prestar atención sin mirar.

-Felicidades Srta. Puckle, su grupo ha tenido la mayor calificación.- Su voz formal viendo sus anotaciones sobre el escritorio hizo que la chica voltee de inmediato. -Hasta el jueves.- Añadió el mago desinteresado.

Apenas tenía una semana, cuatro clases y ya estaba exponiendo para el curso de pociones por exigencia del profesor.

-Hasta el jueves, Profesor, muchas gracias.- Dijo rápido y se fue porque casi le da un derrame.

Jean Puckle más conocida como Hermione quien había adoptado el nombre de su madre cuando era soltera, tenía la bendición de recibir mes a mes una recompensa por las cosas que hizo frente a Hogwarts durante el desastre llamado Voldemort. Muchas personas fueron beneficiadas pero los que estuvieron en frente con algo aún más especial; les dieron tal recompensa que no tendrían que preocuparse por dinero durante unos cinco a seis años, vales de compras en alimentos, ropa y artículos para estudio, y eso, aquello era su sustento principal actual.

Subió al ómnibus porque no podía quedarse en la escuela ya que tenía que acompañar a su mamá aunque desde hace unos días ya no la veía, la joven señora había empezado a trabajar por ese sentimiento interno de ejercer y no cargar a su hija con responsabilidad y gastos de la casa para que la estudiante pueda ahorrar una buena cantidad que le sirva en el futuro.

Pero como ya era cerca de las siete de la noche, su madre la esperaba. Su padre estaba en el consultorio del primer piso en una fotografía que ella misma había colocado, por su puesto esta era mágica, así que subió las escaleras después de abrir la puerta, dejó sus cosas sobre la cama y se acostó viendo el techo.

-No hay más nada que hacer, ya debe saber que soy yo.- Apretó los labios resignada.

Sé levantó de su lugar y fue hasta la cocina donde saludó a su madre con un beso en la mejilla y un leve abrazo.

Acomodó los cubiertos que estaban sobre un pañuelo blanco de tela, esperó la compañía y empezó despacio.

Su varita se quedó en el centro de la mesa, la punta del objeto de madera apuntaba a la puerta con un hechizo de protección que parecía muy exagerado en ese instante sin embargo ella era precavida porque no podía arriesgar a su progenitora y sin tener magos cerca el asunto la ponía  vulnerable.

Sonrió a su mamá y esta atacó.

-¿Cómo te fue en la escuela, jovencita?- Dijo la señora haciéndola sentir como si fuera una niña.

Alzó las cejas y dobló la boca para un lado.

-Muy bien, sólo que no me esperaba ver a alguien de Hogwarts.

-Oh qué bien, ¿A quién has visto?- La voz de la madre animó a la joven para que siga contando lo que ocurrió.

-Al…- Dio una probada de espagueti. -…Profesor de pociones…- Después de decirlo con cuidado enseñó los dientes apretando la mandíbula con nervios.

-¿A la sombra amargada del que tanto me hablaste? Pero al final no era tan malo recuerda que hablaron de él en la anterior cena de navidad. Harry se vio muy feliz diciendo que era un gran hombre.

-Sí, a ese buen hombre y profesor, esta vez no estoy siendo sarcástica. Exactamente a él vi dirigiendo la clase  de hoy ya te imaginarás mi sorpresa.

-¡Vaya, y ¿Sabe que vas a su clase?!- Pensó la mamá. -Habla con él quizá te de alguna ventaja tenerlo como profesor en la universidad ¿O no?

-No sólo es profesor de la materia sino que es Decano de la escuela profesional… No sé si ya sabe
que estoy en clase. ¡Pfff es una sorpresa!  sin embargo créeme que no es tan mala noticia, en algún buen sentido es la mejor alternativa que pude haber escogido si me enteraba desde antes, acepto que sería mi elección.- Suspiró
-Es mejor por mucho.

-Claro hija el hombre fue muy valiente, dale una oportunidad apuesto que tendrá una mejor actitud ahora que prácticamente regreso de la muerte, las personas cambian. Verás que tendrá un mejor trato hacia tu persona. (Hermione dudó eso)

-La verdad no lo sé ni lo espero, un mejor trato no pero sí que me considere y me califique igual que a otros. El hombre tiene un carácter difícil comprensible por todo lo que vivió en la niñez pero prefiero estar mejor por ahora ser sólo una alumna regular.

-Tienes suerte, hija, valora todo lo que tienes hora.

-Valoro no sólo eso, mamá. El hombre es admirable, muy inteligente y espero también un excelente maestro de universidad.

-¿Cuántos años tiene, pequeña, más o menos mi edad?- La señora frunció el ceño en pregunta.

-Creo que es dos años menor que tú.

-Oh entonces no es tan pequeño.

-Tampoco de altura, es muy alto.

La joven se sirvió un poco más de espagueti y su madre sirvió los vasos de jugo de calabaza.

-Perdón, es que leer me da hambre sobre todo cuando salgo a montar bicicleta en las mañanas.- Se disculpó la jovencita con una sonrisa traviesa.

-¿Y qué tal se ve, se ha recuperado de sus heridas?- La madre quería enterarse de todo.

La joven soltó aire fuerte con los labios juntos, tocó con la punta de su varita su propia frente y luego la llevó sobre la superficie de una hoja en blanco que estaba sobre la mesa, esta media aproximadamente quince por quince centímetros. Hizo un hechizo mental y de la punta de la madera café salió humo negro espeso que dibujó rápidamente en grises y negros la silueta y figura del mago tan perfecto como en una fotografía sólo que de blanco y negro la cual desapareció después de unos treinta segundos.

La madre tomó la hoja rápido y lo observó con detenimiento por su puesto antes de que desapareciera y se quedó admirada, el hombre parecía otro, se veía incluso más joven de cuando ella trajo una fotografía de la promoción y los maestros estaban ahí.

-¿Se ve ligeramente diferente, cierto?- La madre tenía ganas de enterarse.

No critiquen a la madre de Hermione, así son todas las progenitoras del mundo cuando empiezas a contarle tu día a día de la universidad. Bueno, toda tu vida, quieren saber absolutamente todo.

-Sí un poco. Hasta siento que tiene más color en el rostro.- Explicó la pequeña.

-Yo diría que bastante cambiado.- Dijo la madre que no lo creía, la persona que vio en esa imagen estaba segura era una persona diferente aunque estuviera muy equivocada porque definitivamente era él.

-Pues físicamente el cambio ha sido leve porque como persona sigue siendo el mismo soberbio y recto profesor.

-Que sea recto no lo hace malo, hija.- La madre dejó el papel y empezó a comer mientras veía que la joven también lo hacía.

-Mmm está delicioso, madre. Me encanta la receta de la abuela.

-¡Qué barbaridad, no hables con la boca llena!- Exigió la señora.

-Lu suntuu.- Dijo sin parar de comer y le dio a su madre una sonrisa traviesa.

***

Antes de dormir la joven decidió dar un pequeño paseo por el barrio, sacó su varita y como siempre estaba siendo perseguida por un pequeño gato, aunque este no era el mismo que la acompañó en Hogwarts sino uno negro con ojos verdes porque el anterior murió lamentablemente unos meses después de que comenzó séptimo.

Pensaba que si se aventuraba podía llegar caminando a la escuela al fin y al cabo tenía acceso durante todo el día para estudiar o estar en los espacios permitidos.

Pero no fue, regresó a casa, subió a la  buhardilla, salió por la ventana rectangular y como pudo se trepó al techo angulado para reposar ahí. Su casa de casi tres pisos le dejaba ver las puntas de las construcciones más altas de la universidad y su imaginación le dejaba ver lo que sería estudiar ahí en esa escuela.

-Quizá sea bueno tener a alguien que me conoce dentro de la universidad, a veces los maestros puedes ser muy rudos, no es lo mismo que la escuela.- Susurró. -Si el profesor es diferente podría dejarme trabajar con él en su equipo de investigación, quizá no tenga que esforzarme mucho o proponerle a presidir su grupo, tan sólo con mantener altas notas será suficiente, me escogerá entre los mejores de la clase y luego seré seleccionada. Ya sabe cómo trabajo, no creo que sea tan cruel de ignorarme como todas esas veces.

“¡Merlín, ayúdame!”

Entró a la habitación, se acostó en la cama, apoyó su cabeza en la almohada y se quedó dormida sintiéndose más tranquila. Definitivamente hablar con su mamá le había hecho bien.

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