Snape al llegar al castillo comunicó todo lo que había ocurrido a Hermione acerca de la suplantación de su persona y la forma en que este joven Wesley había ido a solicitar información de ella a las mazmorras, incluso le dijo aquello patético de sus sollozos desvergonzados.
Granger aturdida por enterarse de mala forma que Ron aún buscaba saber de ella después de que este acabó con su relación, se apuró a buscar a su ex mejor amigo para enfrentarlo hasta gastar miles de sus más oscuros maleficios en su cuello y cabeza. Buscó a Harry por no contarle nada pero él estaba ocupado.
En un principio era rabia su impresión rápida, cólera, porque Wesley había colmado su paciencia y se había atrevido a suplantar la identidad del profesor con tal de interrogarla ¿Qué pasaba si ese tonto lo lograba? No sólo se hubiera enterado de su vida sino que hubiera sabido exacto por qué olvidó todo rápido.
¿Por qué sentir culpa por vivir algo desconocido e inexplicablemente extraordinario? si todo había sucedido tan rápido.
Inevitable, Snape era algo que no se esperaba y que nunca se hubiera imaginado.
Ron por otro lado había sido su lección más grande en la vida de que merecía a alguien mejor, pero sus ojos estaban vendados en querer aceptación como si valiera poco, Ron la hacía sentir insuficiente en cambio Snape desde la primera vez bordeó sus palabras para admirarla.
Estaba tan enojada con Ron y no dejaría que él se inmiscuyera en sus asuntos jamás, ya no había motivos o razones para permitírselo.
Por otro lado el pocionista con sabiduría y conveniencia le invitó a retirarse del castillo, primero por cuestiones personales ya que no quería que ella esté cerca de Dumbledore y después porque no quería que falte un día más al compromiso que ella tenía con Karkarov respecto a sus estudios, la chica aceptó primero porque creía en la sabiduría de Snape y segundo porque él tenía razón, un compromiso era un compromiso y tenía que cumplir.
*
Hermione convenció a Severus de que usen traslador hasta el recinto frente al mar cerca de Durmstrang y después que la lleve hasta el puerto donde podían ingresar nuevamente sólo por los muelles flotantes al pasar el espacio hundido.
La chica besó al mago, se acercó con sutileza como siempre y este respondió en esa despedida que ella quería fuera larga, Severus tomó sus manos y sólo la contempló un instante sin expresión aunque con la mirada profunda y luego desapareció.
Era impensable para él decir que no podía esperar por verla hasta el siguiente domingo, que su carácter le hacían ruido, tenía que esperar mucho, no el domingo siguiente sino catorce días más.
***
Al día siguiente en Durmstrang,
Un joven que trabajaba con un nuevo sistema para estudiantes en recopilar información y entregar tareas, descargó de forma remota el contenido de todas las computadores portátiles de cada estudiante local e incluso de los que venían como invitados en el intercambio anual.
Cada bóveda física junto a su escritorio, del tamaño de libros de quince por veinte centímetros con tapa negra, se cerraba y se aseguraba con un candado 🔒 porque nadie más tenía permiso de manipular los escritos y tareas además también las grabaciones de audio y video que los jóvenes hacían a manera de usar su herramienta muggle como una bitácora.
Por un motivo el jovencito contratado por la escuela podía o creían que tenía permiso de entrar a las cosas privadas de los estudiantes, porque la escuela a la que ahora servía como trabajador habían solventado la mitad del costo de los aparatos.
¡Estaba equivocado! Cualquier violación de privacidad a excepción de las cosas escolares era recibir una recta llamada de atención.
Aunque este también sabía que se le permitía por única vez gracias a las pérdidas de información que había tenido la semana anterior.
*
En otro rincón de Durmstrang, Hermione se acostaba boca arriba en su cama observando el techo con cuidado y recordando en sus imágenes mentales esa perfecta presión de los dedos de Snape con los suyos por culpa de ella ya que el mago aún se sentía un poco tenso en el contacto.
Mientras tanto que estaba perdida en su cabeza y sus sentimientos, en una esquina se iba copiando la clase del día que su compañera de Hogwarts le hizo el favor de recolectar en su ausencia.
Se encontraba como una boba, suspirando hasta quedarse sin aliento al recordar los besos y los detalles de Snape, viajaba lejos del presente y sentía que podía volverse loca por él.
Iba del pasado al futuro con facilidad por primera vez soñaba despierta, se sentía todo el tiempo nerviosa y no se dio cuenta que era increíble todo lo que acontecía.
***
En un castillo de Escocia
El profesor Severus tenía una charla seria con el profesor de vuelo llamado Amaru, este intentaba ser agradable con el pocionista, le llevó algunos libros de tips para el cuidado de ingredientes acuáticos. Antes de eso había preguntado a Hagrid qué podía obsequiar al mago y este le mencionó que lo mejor para ese hombre negro de las mazmorras, era un buen libro relacionado con pociones o artes oscuras.
Snape estaba impresionado aunque sospechaba por qué el hombrecito extranjero estaba frente a él.
-No puedo aceptarlo -contestó Snape con energía del otro lado del aula, al final de la larga plataforma de duelo.
Amaru insistió.
-Por favor, tómelo con mi ánimo sincero de guardarle respeto y admiración, y también como disculpas por el accidente que ocasioné con mi torpeza y nervios de los primeros días aquí en el castillo.
-Acabas de disculparte y justificarte al mismo tiempo, jovencita -dijo pausado y con una voz grave, Snape giró a verlo a los ojos en directa presión para saber si este se daba cuenta de su error.
-Ay no, lo siento no fue mi intención -Amaru de verdad quería disculparse o si tenía suerte, ganar el respeto de Snape, así como los otros profesores, aunque los otros lo respetaban a él por miedo a ser golpeados ya sea con su magia o sus grandes manos.
-Cállese y deje eso ahí -Severus ordenó y él obedeció. El Slytherin le imprimía mucha autoridad, el hombre de levita negro le recordaba a su padre-, pero tenga en cuenta que no le debo nada -Snape no estaba loco como para rechazar un obsequio así, con lo que costaban esos libros. El chico era un niño rico.
Tomó sus cosas y las guardó con magia. Finalmente tomó algo del cajón de sus plumas, una especie de caja de madera y le habló:
-El día de mañana entregue ese informe, hoy estaré… -pensó en una joven bruja-, ocupado -le alcanzó al chico una carpeta para correo, y luego apretó lo que sacó de esa pequeña caja con en el interior de su mano hasta que hizo puño con fuerza y se retiró.
Snape iba a escribir una carta a Hermione.
Amaru, quien siempre veía los detalles porque al igual que Snape le gustaba leer a las personas, notó que el mago tenía algo entre sus dedos de la mano izquierda, sobre todo por la forma en que presionaba la punta de sus yemas contra su palma. El joven brujo se imaginaba que era una moneda o algo similar, quizá un ingrediente importante que debía llevar a otro lugar.
*
Al llegar a la cena el pocionista escogió un plato de sopa y uno de ensalada con queso, cambió la dieta por ese día y dijo: Hay que probar, disgustado porque prefería comer aquello en otro lugar que no sea Hogwarts.
Usualmente este hombre comía carne y ensalada pero queso y ensalada prefería hacerlo en Londres.
***
Un profesor sudamericano fuerte como guerrero no se quedó quieto y volvió a observar a Snape sólo porque el gusanillo de la curiosidad le llevaba a averiguar el caracter de este y esa pregunta que aparecía ¿Por qué otros decían que era complicado hablar con el hombre negro de las mazmorras, acaso era un extraterrestre o vampiro, o un ser inmortal?
Ni Amaru sabía que estaba próximo a enterarse de un pequeño secreto que podía llevarle a otro más grande.
Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz, así dice el dicho sabio.
Snape llevaba consigo una pequeña cinta de terciopelo perfecta para calzar en la muñeca de una estudiante o mejor dicho, que este objeto había calzado perfecto en su estudiante hasta que se lo robó de su habitación.
El misterioso mayor pensó que como Hermione se había robado tantas cosas valiosas de él, ella no se enojaría si conservaba sin permiso algo insignificante, ese algo era una pulcera de cinta de terciopelo con un pequeño dije de acero quirúrgico dorado, una tontería con la inicial de su nombre.
¿Se enojaría con él, podía ser eso tan importante?
Al menos para él era importante, tanto que al desearlo lo hurtó.
¡Ay profesor! resulta que aquello lo había mandado a hacer Hermione, hizo dos iguales aunque de distinto color, el otro lo tenía Ginny como símbolo de su amistad de tantos años, una pequeña celebración antes de ir a estudiar con los suecos.
Amaru miraba a Snape constantemente durante los siguientes días.
Le observó en el desayuno, en el almuerzo y en la cena, era un chismoso de primera porque su forma cultural generalmente era así, pero no debemos pensar mal, su averiguar era sólo para buscar justicia y que no surgieran problemas.
Al principio fue difícil de notar o no hizo caso mucho del objeto que Snape cargaba y apretaba con su puño en pequeños instantes, hasta que el mago de las mazmorras al irse de una cena, dejó un pedazo de este objeto colgando desde su capa en un bolsillo amplio, objeto que observó con cuidado para intentar adivinar por qué sentía que lo había visto antes en la mano de una joven estudiante.
El profesor de vuelo de grados mayores y entrenador para la casa de Gryffindor tenía una pista, podía enterarse al fin quién era Snape, qué pasaba en la cabeza de ese mago tan ermético y misterioso. Si hacía maldades solo por gusto como sospechaba ahora porque creía que esa cinta rosa oscuro era un premio, un trofeo de salirse con su gusto, una confiscación satisfactoria y victoriosa de que no le gustaba perder.
Amaru quería averiguar por qué sostenía aquello con tanto afán así que después de otros dos días más, empezó a buscar como loco en sus recuerdos, los cuales sacaba uno a uno frente al pensadero con la punta de una de sus varitas y revisaba con detalle cada momento de esos casi sesenta dias en los que caminó por el castillo escocés. Se encontró con grupos pequeños de niños o niñas en conversaciones de su vida fuera del recinto educador.
*
Minerva al principio se había mantenido reacia a aceptar darle acceso al pensadero, pero el joven la convenció con amabilidad y respeto, por su puesto sin que ella sepa el para qué.
Y este joven profesor al encontrar el momento donde vio ese objeto se dio con la sorpresa que no sólo una joven lo usó. Además de la alumna Granger de la casa de Griffyndor también lo tenía la señorita Wesley, a ambas les vio el objeto cuando le había tocado revisar el listado de alumnado que había regresado de Hogsmeade.
Pensó
¿Qué es eso? Los ingleses son tan raros, ¿Para qué querrían ponerse una pulcera en la mano si no están en guerra? y ¿Sería un objeto que podía conseguir cualquiera en una tienda?
La imprudencia lo llevó a citar a Wesley en su oficina porque había un poco de confianza con ella, esa alumna era la segunda capitana de su equipo, tenía un carácter centrado y era respetuosa frente él. Esta chica acudió a su llamado y entre tanto que conversaban de los próximos juegos la menor dejó notar un objeto similar en su muñeca debajo de su manga larga y suéter de su casa.
No pudo evitarlo, debía preguntar.
-¿Qué es eso debajo de su suéter, alumna?
-¿Qué, qué cosa, profesor? -se asustó porque pensó era un bicho o un sucio manchón.
La chica venía de entrenar.
-Aquella cinta color rosa -indicó el profesor.
-Ah, lo siento sí… Es una pulcera de amistad, me lo regaló mi mejor amiga, ella misma lo mandó a hacer.
-Mh, curioso ¿Entonces el profesor Snape ya se lo ha devuelto? -él creyó que era el mismo que me había visto a Snape.
-Nunca me ha confiscado este objeto y no creo que lo haga ya que me mantengo a mil kilómetros lejos de él. El profesor Snape me da miedo.
-Mh, comprendo… Y ¿Quién es su mejor amiga? ¿Es acaso la señorita Granger?
-Así es -sonrió animada al recordar el momento en que Hermione le entregó el obsequio.
-Pues creo que se lo han confiscado a ella, el mismo objeto he visto en las manos de Snape.
Ginny entre cerró los ojos confundida, era imposible que lo tenga el profesor de pociones porque Hermione estaba lejos y porque el mago oscuro no tendría o podría confiscar el objeto a su amiga ya que ella había culminado todos sus estudios escolares ahí, sólo continuaba con especialidades y ya no estaba en la jurisdicción de su profesor Snape.
-Es imposible -ella negó incrédula.
-Pues… -Amaru intentó aparentar desinterés con los gestos de su rostro-, me pareció verlo a tu profeso -rápido se arrepintió de soltar aquello.
-No lo creo -volvió a negar Wesley.
-En fin, mañana tenemos entrenamiento en el campo secundario, el nuevo campo, no lo olvide -le extendió la mano a la chica.
-Lo sé, señor, ahí estará todo el equipo, muchas gracias por comunicarme el informe del siguiente mes sobre los juegos.
-De nada señorita, es hora cenar.
Amaru había despertado la curiosidad de su alumna Wesley aunque en un principio parecía que no.
***
Horas después de una cena.
Snape había tenido días muy ocupados y de vigilancia en la madrugada razón por lo que no había estado hablando con ella. Se encontraba en la torre de astronomía, de noche, viendo hacia el patio cuadrado.
Debajo de él en el lugar de los grande engranes del reloj, un piano viejo y afinado con magia tocaba una melodía dramática y lenta como para relajar los nervios. Era una lenta y suave música que se combinaba con el sonido del viento que golpeaba todas las esquinas, los bordes y los espacios del ambiente, su cabello también ondeaba en el fresco. Sostenía la cinta en su mano, y la parte posterior de su dedo pulgar descansaba en su frente mientras tenía los ojos cerrados.
Pensaba en una joven mujer de trato suave y carácter centrado, a veces era bello pero otras veces su debilidad y pesimismo le quería molestar y susurrar que era imposible retener a una mujer tan noble, sin embargo luego volvía a los recuerdos reales donde sus tibios y suaves labios le besaban el cuello, sus delicadas manos se aferraban a su espalda para sostenerse mientras se acariciaban, tan dulce y sutil contacto entre ellos, suave, completo y hermoso.
¿Debía estar convencido que había hecho algunas cosas bien en el pasado para merecer una coincidencia tan grande como esa estudiante?
Su mejor escondite y conciencia en su ser le ilustraba palabras de ella mientras estaban al lado del otro en la cama tan juntos como uno solo. Parecía que todo lo que venía sería bueno, la explicación que se daba era que se habían encontrado sin querer en el momento exacto y que por eso no podía dejar de luchar por agradarle con respeto
¿Cómo podía arriesgarse? Y es que ella le daba fuerzas para enfrentarse a lo que sea. La tenía, no lo creía pero no iba a soltarla porque otros pudieran criticarle que era impropio estar con Hermione.
Lo atacaba su carácter recto, su estudiosa y estructurada forma de repetir de memoria las reglas de la escuela y su condición como maestro en Hogwarts, siempre, siempre habían condiciones delante que le ocasionaba o podía ocasionar problemas, también estaba la familia de ella, el entorno completo de su media muggle vida.
No era tan difícil tratar a gente indeseable, ya lo había hecho antes.
Ella dijo “Me gusta cómo eres, tal cual eres, no tienes que cambiar en tu forma de ser”
*
El estado pensativo y erguido del mago con las manos atrás de su espalda y la mirada perdida en el paisaje exterior fue interrumpido por una joven estudiante de la casa de Gryffindor.
Ella notó algo, había estado contemplado al mago por unos dos pares de minutos, primero desde una torre cercana y luego desde debajo de las escaleras que le dirigían a donde se erguía él. Su exagerada valentía y curiosidad juvenil iba a comprobar que el mago tenía la cinta de terciopelo de Hermione, no, no. También descubrir que él cargaba con el objeto.
Ginny quería preguntar de frente y sin pelos en la lengua pero no fue necesario ya que este lo sostenía en una de sus manos.
-Buenas noches, profesor -su voz suave y respetuosa no sorprendió al mago quien ya había notado que lo vigilaba desde lejos,
Snape había ignorado a propósito eso.
-¿En qué puedo ayudarle, señorita Wesley? -no dejó de ver por la ventana pero su boca hizo un gesto de lado, un poco enojado y aburrido.
La música cambió de golpe a una más terrorífica y los vellos de los brazos de la alumna lo sintieron.
-Señor, eso que tiene en la mano ¿Es de Hermione? -se arriesgaba, era definitivamente muy valiente.
-Usted dígame -giró sobre sus tobillos y cruzó sus brazos, el objeto flotó delante de ambos, justo en medio de ellos.
Ginny al darse cuenta que el mago se adelantó un poco a ella, pasó saliva pero se irguió también con cuidado de no faltar en algún movimiento.
-Eso es de Hermione, mire -le enseñó su muñeca derecha-, ella tiene la letra H grabada en la medalla redonda y diminuta, yo tengo la letra G. Me la dio antes de que se fuera a Durmstrang como símbolo de nuestra amistad duradera.
Snape se adelantó a ella, tomó su muñeca con seriedad y comprobó lo de las letras.
-Mh, es cierto, entonces sí es de ella… -hizo una pausa dramática justo cuando la chica se atrevió a subir la mirada y este hombre la atravesó con su autoridad y profundidad.
Le aterraba Snape en gran manera sin embargo por algún motivo también le hacía sentir segura.
-Ah, bueno, supongo que sí -para relajarse e intentar no ser tan metiche, escapó del lado de Snape y de ese olor fuerte de sus perfumes varoniles, sobre todo de su altura y porte que tanto le ofendía -, ¿Ella se lo dió, profesor?
-¿Qué cosa? -El hombre desviaba la pregunta.
-Me refiero a la pulcera ¿Ella se lo dió?
-Pregúntele usted… -Snape era tan odioso-, y por ahí piense bien esto ¿Sigue siendo su mejor amiga?
Severus iba a retirarse pero pensó en descubrir por qué lo seguía.
-¿Desde cuando me observa, señorita Wesley, su hermano la envió? ¿Van a seguir faltando el respeto de mi persona?
Este hombre era el más exagerado que podía existir.
-No, no, señor, no, un profesor lo vio y él me preguntó si usted le había quitado el objeto a Hermione como castigo o falta.
Snape se alteró un poco pero guardó la compostura.
-¿Quién? -fue tajante y mandón.
Ginny para vengarse de su soberbia, le respondió.
-Usted pregunte -le sonrió e hizo una reverencia-, con permiso.
-Espere -la detuvo con la voz y ella giró para verlo de nuevo-, le ordeno que me diga quién.
-Un profesor ya se lo dije.
-Insolente… -dijo entre dientes, Snape no tenía mucha paciencia.
-No, profesor, simplemente no quiero que el otro profesor me castigue, menos en estos tiempos porque me falta poco para acabar la escuela.
-Mh, y como a usted le preocupa tanto la escuela… -soltó con sarcasmo.
Ginny se acercó a él porque sospechaba que había algo muy raro en todo, primero en que Snape tenía un objeto personal de Hermione y lo sostenía con mucho celo. Segundo, este hombre quería saber, con preocupación, como si fuera algo malo, quién le dijo a ella de la cinta.
El profesor Amaru quizá tenía razón, el profesor se lo había confiscado o peor, robado.
-Profesor ¿Por qué está tan exaltado? -desafió con la mirada y se le acercó mucho al mago-, ¿Usted ha hecho algo malo?
Snape no se amedrentó y también acercó el rostro, con una inclinación pequeña a ella, alzó una ceja en desafío y habló.
-Todo lo que hago lo hago bien y consigo todo lo que me propongo -su nariz tocó la punta de la nariz de ella.
Ginny pasó saliva ya que esto le hizo temblar las piernas de miedo, la música ahora se escuchaba más fuerte, una música demasiado terrorífica. Ella creyó que había confirmado lo que dijo el profesor Amaru, Snape se lo había quitado a su amiga así que debía de ir rápido a escribir una carta y contarle.
-No quiero discutir aquello, señor -pasó saliva trabada incluso en las palabras de su mente-, Bu.. Buenas, noches-, salió corriendo de ahí.
Snape en cambio se encolerizó y prometió a Salazar Slytherin que el chismoso pagaría con sangre por meterse en sus asuntos.
***
Mientras tanto en Durmstrang un joven trabajador veía y veía en rápida repetición de un video, cómo un hombre y una estudiante se besaban, se acariciaban en un íntimo encuentro de dos.
El joven sostenía su mandíbula atento a esas imágenes, no la parte inmirable sino apenas el comienzo.
La verdad era que no estaba escandalizado ni nada, le parecía normal pero se preguntaba si debía acudir o informar a las autoridades ya que como ex estudiante sabía las reglas y entre ellas había una exacta, esa que indicaba que por ningún motivo se aceptaba abiertamente una relación de pareja entre empleados o entre empleados y alumnos. Sabía que la joven era de Hogwarts, peor aún.
En Hogwarts las reglas eran aún más estrictas.
El profesor no era de Durmstrang por eso aún le faltaba decisión para pedir ayuda, estaba lleno de dudas.
***
Snape hizo de lado todas sus actividades para intentar comunicarse con Hermione y así avisarle que él tenía el objeto porque resulta que todos querían la devolución justa y pronta de este a su dueño.
Hermione al ver el mensaje, casi un segundo después de que le llegó, se puso nerviosa, se amarró rápido el cabello y marcó con una notificación. Snape no esperó que el aparato frente a él funcione sino que su intención era averiguar que ella esté en su habitación.
Tomó el objeto que le servía como traslador y apareció en menos de dos segundos en la mitad del recibidor de la chica.
-Buenas noches -saludó con respeto.
-Hola Severus, me siento… -no pudo acabar de decir cuando él se acercó para abrazarla por la cintura apretando así su cuerpo contra el escritorio pequeño de estudios. Tomó de ella en un beso ágil y apasionado, todo lo que tenía que decir cada día que no hablaron-, tan feliz de … Verte… -el aire que le quedó a la chica sonó más como un suspiro.
-Es el mismo sentir en mí -habló seguro, pausado, grave y bajo. La cargó para sentarla en el escritorio, tomar sus manos delicadas y colocarlas por su cuello mientras la abrazaba y descansaba su mandíbula en el hombro de la joven mujer. Se sentía avergonzado, tenía sentimientos encontrados.
El mago estaba enojado consigo mismo por estar distraído y a la vez por intentar actuar como un joven estudiante y pensar que nadie iba a darse cuenta.
-Ey -soltó la chica con asombro-, te extrañé tanto, creo que deberíamos pasar más tiempo sin hablar para que tengas más ganas de abrazarme así.
Snape no hizo nada, sólo la abrazaba con fuerte y tierna presión a su cuerpo.
-Lo siento -Snape dijo en inercia por culpa de sus pensamientos.
-¿Por qué? ¿Qué, mi amor? -Hermione debía enterarse. Al decir esa última palabra, con mucho cuidado, esperaba tener una respuesta más precisa.
-Estoy atrapado -suspiró en ronca voz.
-¿Qué hiciste, pocionista? -preguntó con amor.
-Te robé y ahora debes de escribirles a tus amigos, confesar que te sientes interesada en el profesor Snape.
Hermione no pudo creer lo que escuchaba.
-¿Cómo? ¿Por qué? Ja, ja, ja. No es necesario decirles ¿O sí?
Snape hizo levitar con su magia el objeto delante de los ojos de la chica.
-¡Ey, entonces no me extrañabas, es culpa lo que hace que me dejes sin aliento! -acusó divertida, le encantaba estar rodeada por los brazos y cuerpo perfecto de Severus.
-Ten misericordia de mí… -dijo serio y grave, no con temor sino pero quizá sí con fingimiento que provocó más asombro en la chica.
-Ah, ¿Lo tenías puesto en la muñeca? No me digas ¿Ginny te vio?
La soltó rápido y le dió la espalda.
-No pensé que fuera a tener tan mala suerte -hizo un gesto con su mano-, ¿Cómo iba a saber que el objeto era tan importante? -Snape apretó las palabras entre dientes.
-Pues era importante así es, sobre todo para Ginny, pero tranquilo, ella no sabe que me lo quitaste o si te lo di.
-Te preguntará cuanto antes, por eso mi apresurada aparición ante ti -Se sentó en la cama de la chica observando todo al rededor por si acaso, así era él de cuidadoso.
-Debes decirle que lo tengo por error o que es un obsequio de una nueva amistad -Snape sonaba mandón para variar.
-No puedo decirle lo último, se sentirá mal por lo que significa para ella -por más que quisiera ella no podía darle el objeto al mago.
Snape se puso de pie otra vez.
-¿En qué estaba pensando? ¡Merlín! -se enojó otra vez, se sintió en su voz ronca y pausada-, todo por culpa de un chismoso, no sé quién pero es un profesor, la señorita Wesley me lo dijo.
-Haré esa carta cuanto antes, no te preocupes, de todas maneras ellos saben que trato contigo, con Malfoy, que ahora son parte de mi entorno. Ellos saben todo menos que pues… Pues ya sabes…
-Pues debes decirles algo porque si Minerva se entera estaré en problemas o peor, tu reputación no verá bien.
-Entiendo, tranquilo -se acercó para calmarlo y acariciar su rostro, se arrodilló frente a él sobre la alfombra. Cambió su carácter a uno más libre y coqueto -¿Puedes quedarte esta noche, hombre solitario de las mazmorras?
Snape acercó su rostro a ella para exhibir con sus ojos mucho deseo.
-Quiero quedarme, Granger… -respiró con fuerza-, te necesito más que al alimento -su gravedad hizo que la joven tiemble-, pero no puedo.
Hermione lo tiró hacia atrás desde los hombros y se acostó a su lado.
-Está bien, ve al castillo, yo mandaré esa carta cuanto antes.
*
La joven escribió.
📜 Desde Durmstrang les saludo, chicas, espero que estén bien.
Voy a contarles un secreto, bueno, no todo lo es pero me hace sentir emocionada.
He estado recibiendo auditoría y asistencia del profesor Snape, me he reunido algunas veces con él, y en ese poco tiempo puedo confirmar de su persona cosas buenas e impresionantes que me han dejado desconcertada.
¡Morgana! No pensé que podía descubrir cosas tan importantes en él.
Y siento, sin temor a equivocarme que muchos prejuicios sobre él estaban tan errados. Porque es tan… ¿Cómo lo digo? Caballero, sigue siendo serio pero muy caballero, tan buen camarada y siempre comprometido, meticuloso cuando debe cumplir algo después.
A mí me ha ayudado tanto que pienso que hasta lo disfruta y no es gran problema en su día.
Me he dado cuenta que Severus al ser mayor que los chicos de la escuela, me llama mucho… Hace que preste mucho atención en cosas imposibles con él ¿Me estaré equivocando?
No sé si me entiendan.
¿Ustedes me entienden? ¡Qué pena que estoy lejos de él y que lo veo sólo cada domingo.
Me gusta tanto su forma de ser a pesar que se sigue mostrando aún como antes, una personalidad dura y casi impenetrable, difícil ser social, es un misterio real ese hombre.
Su rectitud, el leve mal carácter y soberbia, todo eso que lo hace tan él… Todo es tan único.
La inteligencia es su mejor atributo, sus responsabilidades cumplidas a cabalidad, sin flojera, aquello sobrepasa y tapa todo lo que no podíamos ver en él.
Aún más, mis ojos ya no ven que sea desagradable tampoco en lo físico.
¡Es un hombre impresionante! Poco conversador es cierto y poco expresivo pero es ¡Lo juro!.. Impresionante.
Creo que ahora somos amigos y tengo mucha confianza con él.
Sin más que decir espero saber pronto de ustedes para leer qué opinan de lo que les he confesado.
Firma: Hermione Granger.
📜
***
En una torre de lechuzas 🦉
Un hombre ex director de la escuela en Hogwarts leía con precisión el correo recién llegado e interceptado para luego amarrar el mensaje a la pata de la misma ave y dejar que este llegue a su destino.
Sonreía divertido por enterarse que su pequeña amiga Granger de verdad estaba interesada en Snape.
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“Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme rey de un espacio infinito” – Shakespeare
Pequeño fragmento de Hamlet. En ocasiones, la libertad es producto de nuestra psique.
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En edición.
*Siguiente Cap – “Las chicas quieren un Snape 🤭😂”
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